Capítulo 30 - Reencuentros
Sarah y Anthony en multimedia.
Capítulo dedicado a @NatCabn <3
"Javier debería decirle a Tiff sobre el beso porque ella lo que quiere en sus relaciones es confianza y comunicación cosa que no tuvo con nuestro Simón pero si el le oculta esto cometería los mismo errores que simón y eso a Tiff no le va a gustar y va a conseguir que lo dejé. Y no me parece justo que Sarahí siga ahí con una persona que está pero a la vez no, ni ella ni nadie se merece eso, o estás bien o te vas, nada a medias."
Tiffany.
— ¡Control, Simón! Te aseguro que Sean tiene más control que tú.
Él gruñe golpeando con fuerza la pera y yo me cruzo de brazos observando su cuerpo. La camisa gris se pega a cada músculo de su cuerpo volviéndose transparente. El sudor también baja por su frente pegando mechones de cabello a su piel y su cara está increíblemente roja por el ejercicio.
Muerdo mi labio inferior repasando cada espacio de su cuerpo y aparto la mirada de golpe cuando él se gira asegurándose de que estoy viendo su progreso. Mi cara arde casi de inmediato y quiero creer que soy la única que lo nota cuando él ladea la cabeza analizando mi reacción.
— ¿Qué tal lo hice? —pregunta esperando que suelte mi comentario despectivo y yo me encojo de hombros caminando hasta el banco en donde está mi bolso. Necesito tomar agua.
—Me avergüenza que te vean entrenando conmigo, pero al menos lo hiciste mejor que Josh —señalo al niño de doce años que comenzó a entrenar conmigo la semana pasada. Simón solo rueda los ojos.
Wesley se acerca a mí con una actitud alegre y yo le sonrío cuando alza su dedo pidiendo un minuto de mi atención. Wesley fue mi entrenador de pequeña, él me enseñó todo lo que sé y por él me volví una de las boxeadoras más disciplinadas de su gimnasio. Es como otro padre para mí y sé que él me considera como su hija. Es de las pocas personas que tienen mi cariño asegurado.
—Saldré temprano hoy, ¿cierras? —me pide entregándome las llaves y suspiro asintiendo levemente. No es nada del otro mundo, cuando estaba muy ocupada solía entrenar a mis chicos en la noche y yo misma cerraba el gimnasio sin ayuda de nadie. Wesley me tiene muchísima confianza y sé que sabe que jamás dejaría que algo le pasara a su gimnasio.
—Dejaré las llaves en donde siempre —sonrío y él se despide de Simón y otros chicos caminando y tarareando una canción.
Me giro hacia Simón y frunzo el ceño cuando una chica se le acerca sonriéndole y hablándole con coquetería.
Abro la boca para darles una buena reprimenda a ambos pero me quedo en silencio al notar que eso no es asunto mío. No puedo involucrarme como entrenadora porque yo no la entreno a ella y él ya terminó su clase. No es asunto mío lo que hagan y tampoco puedo molestarme porque hablen como dos adultos normales.
Igual eso no hace que la molestia disminuya en ningún momento. Mi pecho se contrae y unas profundas ganas de golpear algo me invaden al instante. Los observo hablar y reír y mis ojos se nublan un segundo cuando ella acerca su mano tocando con atrevimiento su cabello. Simón se aparta y se cruza de brazos creando distancia, no parece muy cómodo. La chica toca su brazo y él se aparta disimuladamente fingiendo que le pica el brazo opuesto. Hablan un poco más y después de varios minutos ella asiente, sonríe forzada y se aleja con la cara más sonrojada de lo normal.
Quién sabe qué fue lo que pasó.
Camino hasta los vestidores sin intenciones de verle la cara y guardo algunas cosas en mi casillero escuchando las conversaciones poco interesantes del resto de mis compañeras. Todas callan cuando alguien entra a los vestidores y yo observo disimuladamente al grupito cuando enfrentan a la chica que le estaba coqueteando a mi ex. No luce muy contenta.
—Ese imbécil me rechazó —se quita la camisa con rabia y aparta de mala gana a una de sus amigas que parece una boba siguiéndola por donde va —. No sabe con quién se metió, lo haré arrepentirse de esto.
Todas hacen silencio observándola con respeto.
La chica se llama Luna, es una morena de ojos mieles que siempre está rodeada de chicos del gimnasio. Es preciosa, sí. También es muy buena boxeadora y eso la ha hecho ganarse cierta fama y admiración por parte de todos, me incluyo. Antes la admiraba por su técnica rápida para acabar a sus oponentes, ahora me asquea. Ahora quiero estampar su cara contra el suelo y ahora quiero que escupa sangre.
— ¿Qué harás con él? —pregunta una de sus amigas y Luna sonríe agregándose con lentitud lápiz labial rojo.
—Lo haré mío —se encoje de hombros y le sonríe a su imagen en el espejo. Es preciosa de pies a cabeza y lo sabe. Es muy segura de sí misma —... Luego tal vez lo humille frente a todos. Se lo merece por idiota.
Suficiente.
Cierro el casillero con fuerza y absolutamente todos los ojos caen sobre mí. Incluida Luna. Ella alza una ceja en mi dirección y me observa fijamente cuando me acerco a paso lento en su dirección. Estoy ardiendo de la rabia y toda su cara grita que quiere un buen golpe de mi parte. Quiero satisfacer ese deseo.
—No hables con tanta confianza —mi voz sale calmada, incluso me sorprende lo relajada que me escucho —. Simón no es un chico fácil y tampoco es un objeto como para que hables de él como si lo fueses a desechar.
—Disculpa, ¿quién está hablando contigo? —Luna observa a sus compañeras en busca de una respuesta inexistente y yo desencajo mi mandíbula sin paciencia para aguantarme niñerías.
—Estás hablando para todo el gimnasio, creo —sonrío un poco —. Te prometo que no te conviene seguir con tu tonto jueguito, Luna. Aléjate de él —siseo las últimas palabras y ella se acerca un par de pasos cruzándose de brazos.
— ¿O si no qué? —sonríe confiada y las chicas a nuestro alrededor murmuran sintiendo la tensión incrementar.
—Me voy a encargar de que esa bonita cara que tienes quede irreconocible —mi cara se vuelve increíblemente amenazante y me preparo para soltarle el primer golpe cuando ella ríe sin demostrar una pizca de nervios.
—Que yo sepa ustedes ya terminaron, ¿no? ¿A ti qué carajos te importa lo que él haga con su vida? ¿Aún te lo quieres follar o qué?
Todas sueltan un grito ahogado cuando la agarro por los lados de los brazos y la estampo contra los casilleros. Ella no se muestra nerviosa, ni miedosa ni nada, solo me observa fijamente esperando que le de el primer golpe para iniciar la verdadera pelea que sé que quiere que tengamos.
—Aléjate de él, Luna, no lo volveré a repetir —aprieto el agarre cuando intenta soltarse y clavo mi codo en su cuello obstruyéndole el aire —. Si te vuelvo a ver cerca de él, te haré mierda.
...
Sarah.
—Anthony, te juro que esta idea no me gusta para nada —doy pasos torpes cuando él me guía con seguridad y chillo cuando sin querer caigo al suelo por torpe.
Escucho su risa mal disimulada con una tos y manoteo el aire con intenciones de soltarle un buen golpe. Él no sabe cómo dar un trato romántico.
—Te odio.
—Me amas —siento sus labios sobre los míos y al instante olvido mi molestia dejándome llevar.
Tengo una venda sobre los ojos porque él tuvo la maravillosa idea de darme una sorpresa. Está siendo muy lindo y extraño todo. Me siento nerviosa de caer en una alcantarilla debido a mi torpeza. No sé caminar bien con los ojos vendados.
—Llegamos —su voz se torna seria y parpadeo repetidas veces cuando la luz exterior invade mi vista. Mis ojos tardan en acostumbrarse a la luz pero cuando lo hacen, recorren el extraño lugar con un aire de fascinación contenida.
Es una estructura de madera negra con piso de madera marrón y estantes de vidrios repletos de piercings y dibujos extraños. Luces cuelgan del techo dando un resplandor amarillo y personas caminan de aquí para allá hablando, llorando e incluso riendo por los toques que hacen sobre sus pieles. No tardo mucho en reconocer este lugar, es obvio. Una tienda de tatuajes.
—Sabes que una vez te conté que tuve un amigo que me hizo tatuajes gratis, ¿no? —asiento cuando habla y lo sigo cuando entrelaza nuestros dedos sin dejar de caminar —. Bueno, mi amigo inició un curso de tatuajes y comenzó a viajar por toda Inglaterra en busca de aprendices —observo hacia mis lados detallando a los diferentes tatuadores. No pasan de cuarenta y no bajan de diecisiete, pero todos parecen tener la misma experiencia —. Su proyecto le fue tan bien que decidió ampliar sus sedes y viajar a América para enseñar un par de meses por acá —señala una puerta al final de la inmensa sala repleta de fotógrafos, acompañantes, clientes y tatuadores y suspiro deslizando mi mirada por la pared de ladrillos —... Y me tomé la libertad de contactarlo para que pudieras conocerlo.
Me quedo en silencio sin decir nada y oculto mi sonrisa cuando Anthony me observa fijamente esperando mi respuesta. Está nervioso, lo sé. Él nunca ha sido de dar sorpresas y estar en esta situación le crea la inseguridad de las expectativas. Teme que no me haya gustado y eso lo disfruto bastante porque estoy cobrando mi venganza por caída de aquel día en su restaurante. Se lo merece.
—Sarah... ¿No te gustó?
Levanto la mirada poco a poco y sin poder ocultarme más, lo beso con fuerza y ganas agradecida por todo lo que planeó para mí. ¡Lo amo! En serio amo a este chico y amo la forma en la que se ha estado esforzando por no perder ni un segundo de nuestra casi relación. Hemos estado hablando por teléfono, saliendo, incluyéndonos en nuestros planes y socializando con nuestros amigos de una forma sana y madura.
Aunque los celos con Álvaro siguen, ellos se han portado maduros y tranquilos a mi alrededor. Se respetan, me respetan y respetan nuestras relaciones. Por suerte Álvaro se tomó todo con calma y decidió actuar simplemente como un amigo. Nada de besos, nada de miradas y nada de toques. Eso me tiene feliz.
—Gracias, me encanta —me separo por fin y dejo otro beso más corto antes de tocar la puerta mencionada antes. Abren.
Dejo de sonreír y mi acompañante me observa con confusión por el repentino cambio de actitud. Mierda.
Mierda.
Mierda.
Mierda.
Mierda...
— ¿Sarah? —escucho la voz de Anthony y aprieto su mano con fuerza sin saber cómo decirle quién es nuestro compañero.
Mierda.
—Eh... Tiempo sin verte, hermano —él habla intentando sonreír pero no despega la mirada de mí. Ambos estamos congelados y sé que ambos estamos pensando lo mismo.
—Sarah, ¿te sientes bien? —Anthony insiste y yo respiro hondo volviendo con todas mis fuerzas a la realidad. Esto me tomó por sorpresa.
—Sí... Yo... —respiro hondo y toco mi cara sintiendo esta arder por todas las emociones que saltan dentro de mí. Sorpresa, nervios, alegría —. Hola, Jasper.
—Hola —él sonríe conectando nuestras miradas y por un minuto siento nuestro alrededor desvanecerse.
— ¿Se conocen? —Anthony frunce el ceño confundido y yo respiro hondo intentando controlar mi voz. Estoy temblando.
—Sí, nosotros... —Jasper se pasa una mano por su cabello castaño y se cruza de brazos creando distancia —... Fuimos novios.
— ¿Qué?
—Fue hace mucho, no es nada —tomo la mano de Anthony. No quiero dañar la sorpresa ni mucho menos que se sienta inseguro o desilusionado. Nada ha cambiado, sigue encantándome el lugar pero para mí es muy sorprendente haberme encontrado con el chico que me prometió un futuro juntos.
Todos nos quedamos en un extraño silencio y después de varios minutos entramos entablando una conversación súper incómoda.
Anthony intenta ocultar sus celos pero no los disimula muy bien. Mis miradas con Jasper son muy obvias y más cuando nerviosamente nos ponemos al día con nuestras familias y conocidos.
Es increíble. El mundo es extremadamente pequeño y la vida es una hija de perra.
Anthony y Jasper se conocieron en la universidad de Inglaterra. Anthony fue un estudiante de intercambio y conoció a Jasper en una fiesta universitaria. Se agradaron, se hicieron muy amigos y fue mi ex el que practicó con mi casi novio la profesión que hoy ejerce. Son muy amigos y lo peor de todo es que ninguno jamás sospechó que yo los conocería a ambos. Jasper y yo aún estábamos juntos para ese entonces y Anthony y yo no nos conocíamos todavía. Todo encajó a la perfección y lo que es más aterrador aún: ninguno se imaginó nunca que terminaríamos en esta complicada situación.
— ¿Simón sigue siendo el llorón de siempre? —río y asiento recordando las veces que él y mi hermano bromeaban entre ellos por eso mismo —. ¿Cómo está Taylor?
—Tiene novia y dos hijas—me encojo de hombros disfrutando su expresión de asombro. Él me hace un par de preguntas más sobre mi madre y yo se las respondo sin dejar de detallar su rostro y cuerpo.
Jasper siempre me pareció increíblemente guapo y no negaré que por esa razón llamó mi atención desde el primer momento. Su cabello es castaño cordado en puntas y sus ojos son mieles creando una combinación perfecta. Tiene un lunar sobre su labio superior y muchos tatuajes adornan sus brazos y cuello dándole un aire misterioso y amenazante. Antes no los tenía, así que verlo con ellos crea un gran impacto en mí porque en mi mente aún sigue siendo ese chico que soñaba con hacérselos y hacérmelos a mí.
—Estás más preciosa que antes —su acento británico suena increíble con sus palabras y no puedo evitar sonrojarme porque ¡vamos! ¡¿Quién no se sonroja frente al que fue el amor de su vida?!
—Tú estás mucho más guapo —sonrío y entrelazo mis dedos con los de Anthony al encontrarme con su mirada amenazante —... Me dijeron que está enseñando a tatuar, ¿desde hace cuánto?
—Hace dos años, me va muy bien —él me recorre con la mirada y por un momento me tenso al sentirla sobre mis senos —. No tienes ningún tatuaje, ¿ya no quieres hacértelos?
—Por eso vinimos —observo a Anthony con una sonrisa y sin poder evitarlo dejo un gran beso en su mejilla que lo hace sonreír un poco—. Anthony me dijo que pagaría mi gran sueño, supongo que tú eres el mejor en eso.
Mi ex nos observa detalladamente a ambos y traga grueso apartando de golpe la mirada. No demuestra sus sentimientos, pero lo conozco y sé que se siente incómodo por toda esta información inesperada.
—Sería un honor, ¿qué quieres que te haga? —se apoya en la pared cruzado de brazos y yo observo a Anthony esperando que me recuerde las ideas que hablamos hace días en su auto. Son tantas que ya se me olvidaron y por suerte él tiene una memoria privilegiada que elegirá las mejores.
—El pez koi, las iníciales y el punto y coma —me recuerda y doy palmaditas asintiendo emocionada.
Mi bebé está comenzando a comer sólidos. Además, ya se acostumbró a la leche de fórmula y esto me deja en completa libertad de poder hacer lo que tanto deseo. Son tres tatuajes no muy grandes y estoy increíblemente feliz porque sé que serán los primeros de muchos. Conociéndome, una vez que inicie no podré acabar con mi deseo.
—Vale, dime detalladamente lo que quieres y juntos vamos dibujándolo, ¿aún dibujas? —asiento y busco rápidamente mi teléfono enseñándole las fotos que le tomé a mi blog. Ya yo me encargué de dibujar todas mis ideas para tatuarme y no me sorprende cuando Jasper las hace en minutos incluso mejor que yo. Ambos estudiamos diseño gráfico —. ¿Ya sabes en qué lugar vas a querer cada cosa?
Señalo cada lugar. El punto y coma lo haré en la parte trasera de mi muñeca. Me encanta este tatuaje por su hermoso significado y lo mucho que me siento conectada con este. El pez koi negro estará en la parte delantera de mi brazo, será de cuatro centímetros, (más grande que el de Anthony), y por suerte no estará tan cerca del hueso. Por último, las iníciales que estarán a un lado de mi cuerpo un poco más arriba de mi trasero. S A S, representando las iníciales de mi pequeña familia.
— ¿Lista? —Jasper me observa con una sonrisa y yo cubro mi boca cuando el sonido de la máquina invade el espacio.
¡Me voy a tatuar!
—Cuéntame, ¿tienes novio? —pregunta como si no supiera que entre su amigo y yo pasa algo y levanto la mirada hacia Anthony sin saber qué decir. ¿Lo somos o no lo somos? Ninguno de los dos se lo ha pedido al otro.
—Casi —me limito a responder y hago una mueca porque aunque parezca mentira, el maldito tatuaje de punto y coma duele. Está en la muñeca muy cerca del hueso —. ¿Y tú?
—Esposa —sonríe y parpadeo estupefacta porque eso no me lo esperaba para nada. Absolutamente para nada —. También tengo una hija.
— ¿En serio? —jadeo y sonrío genuinamente feliz. No estoy actuando, me alegra muchísimo.
Nos hicimos mucho daño en el pasado pero me alegra que haya continuado con su vida al igual que yo con la mía. Él nunca fue una mala persona y sé que en el fondo su único miedo era que la distancia nos hiciera fallarnos.
—Sí, llevo con ella dos años, se llama Leah —sonríe mientras habla de ella y por alguna extraña calla sin dejar de mover la máquina. Parece no querer seguir hablando del tema.
— ¿Qué edad tiene tu hija?
—Un año —no se ve muy cómodo.
— ¿Cómo se llama? —silencio.
El lugar queda en silencio y observo a Anthony sin saber qué hice o dije para ponerlo incómodo. Estábamos hablando muy bien y ahora se ve muy serio y tenso. ¿Qué mierda dije para meter la pata?
—Este ya está listo —lo venda cuidadosamente y yo sonrío encantada enseñándoselo a Anthony —. Vamos por el otro.
Me acuesto en la camilla subiendo mi vestido. Por suerte tengo short y no se me verá gran parte de la piel. Jasper es un profesional y sé que jamás me tocaría o me vería de una forma más que profesional, está acostumbrado a esto.
—Yo tengo un hijo —corto con el silencio y él alza la mirada con rapidez bastante sorprendido —, tiene seis meses, cumplirá siete dentro de poco —sonrío nostálgica. Mi bebé crece sin parar y eso me emociona y aterra de la misma manera.
—Wow, yo... Felicidades —Jasper sonríe y se aclara la garganta volviendo a lo suyo —. ¿Cómo se llama?
—Seung. Seung Anthony —el lugar queda en silencio y miro mal a Anthony cuando tose intentando disimular una risa inundada de arrogancia.
...
No miento, duele.
Jasper desliza el pañuelo por mis nuevas adquisiciones y yo río sin disimular mi emoción y nervios.
No lo puedo creer, ¡lo hice!
—Gracias, feo —abrazo a Anthony y dejo un gran beso en sus labios disfrutando su sabor mentolado.
—Recuerda aplicarte la crema que te recomendé. Ya sabes, cero sol, la alimentación también cuenta —asiento y respiro hondo conteniendo los nervios que surgen de repente.
—Jasper, yo... —observo a Anthony y suspiro cuando él asiente alentándome a continuar —... Me preguntaba si tú querías enseñarme a tatuar... —Termino balbuceando complemente temerosa de su rechazo.
Quiero hacer esto. Quiero dejar el diseño de logos y todo eso a un lado y comenzar en este mundo. Me encanta todo lo que tiene que ver con este arte y sería una tonta si no aprovecho esta increíble oportunidad. Jasper tiene mucha experiencia y mucho conocimiento. Yo aprendo muy rápido y él explica increíblemente bien. Deseo hacer esto, creo que es el camino que he estado esperando desde hace mucho.
— ¡Claro, Sarah! Sería un placer —él me abraza y yo suspiro aliviada por su no rechazo. ¡Aprenderé a tatuar! —. Tienes que inscribirte, te daré todos los datos necesarios para que inicies lo más pronto posible. El curso ya había comenzado pero supongo que puedo hacer una excepción contigo.
—No sabes lo mucho que me alegra, yo... —suspiro y lo abrazo sorprendiéndolo y sorprendiéndome —... Te agradezco todo. Te debo mucho más de lo que crees —nuestras miradas se encuentran pero no es lujuria ni deseo lo que hay en ellas, es aprecio. Nos queremos mucho, pero ya ambos encontramos el amor en otras personas. Un amor sano que le deseo a todos lo que alguna vez se sintieron como nosotros.
—Y yo a ti —él me sonríe y levanta el borde de su camisa dejándome apreciar su abdomen repleto de pequeños y grandes tatuajes, uno en especial llama mi atención —. Mi hija se llama Sarah, supongo que esa fue mi manera de superarte —sonríe mucho más y yo frunzo el ceño sin entender su comentario —. No podía pronunciar tu nombre sin recordarte, así que le dije a mi esposa que Sarah era mi nombre favorito y ella aceptó de inmediato. Cada vez que decía Sarah pensaba en mi hija y no en ti, eso me hizo olvidar lo último que sentía por ti —rueda los ojos y yo asiento bastante aturdida por la información.
— ¿Y sí es un nombre favorito? —él ríe y asiente señalando un tatuaje con una hermosa tipografía en su abdomen.
—Se volvió mi favorito desde que vi a esa criatura de ojos verdes llevarlo registrado —por su expresión sé que está más que enamorado de su hija y eso me llena. Valió la pena todo lo que pasamos para estar donde estamos. No más dolor, no más rencores. Estoy llena de paz.
—Me siento orgullosa de ti —admito y entrelazo mis dedos con los de Anthony apoyando mi cara en su hombro.
—Y yo de ti, preciosa —él se despide de mi casi novio y un peso se libera de mis hombros sorprendiéndome al instante.
Años con miedo a amar por la relación que tuve con él y ahora me doy cuenta de que me dejé llevar por unos sentimientos negativos que ya no existen. No me reprocho, sufrí demasiado y esa fue mi manera de sanar lentamente de un corazón roto, pero me perdí de muchas oportunidades de encontrar de nuevo el amor porque en mi mente la loca idea de que todo se repetiría me carcomía por dentro.
¿Valió la pena? No. Recuerdo que gracias a esa vida conocí a Dae-Hyun y por ende a mi bebé, pero lo descarto. Sufrí demasiado por esa experiencia y no es algo que me gustaría repetir, solo lo contemplo.
La vida es increíblemente impredecible y corta como para perder el tiempo evitando sentimientos naturales como el amor. Es normal amar y es aún más normal tener miedo. Es válida cualquier forma en la que intentemos proteger a nuestro corazón, pero una cosa es proteger y otra muy distinta es privar de todo lo bueno que se puede llegar a experimentar.
—Te amo —beso a Anthony sin dudarlo y él me besa aún con más pasión tomando mi cara entre sus manos.
No pienso privarme nunca más de esto.
...
Cara de mono, 19:58 pm.
Acompañaré a Tiff, hoy le toca cerrar el gimnasio.
Recuerda darle el biberón a Sean, intentaremos no llegar muy tarde.
Suspiro y le enseño el mensaje a Lauren ganándome una mirada de "¿qué diablos tienen esos dos?". Nadie lo sabe realmente.
No sé a qué juegan Tiff y Simón, pero si siguen así su estabilidad emocional caerá en picada. Ellos se aman muchísimo y no ayuda el que no se separen ni un minuto el uno del otro. Pasan más tiempo juntos que con sus parejas, (en el caso de Tiff), y sé que si siguen así el deseo los traicionará y los dejará llevarse.
Me da lástima Javier porque él se está esforzando mucho por Tiff y ella solo lo tiene en un "sí, quiero pero de lejitos". No se decide, parece encadenada a Jones pero su dirección es opuesta, ella siempre parece estar viendo a mi hermano.
¿Es feliz? ¿Qué es lo que pasa por su mente? ¿Por qué simplemente no admite que no ha superado ni superará a mi mellizo? Maldito orgullo que hace estragos en la vida de los seres humanos.
—Esto me huele a sexo descontrolado —Lauren murmura antes de perderse en la cocina y yo suspiro rascando con fastidio mi ceja. A mí me huele problemas y decepciones.
Camino hasta la sala y me acuesto en el sofá como si fuera dueña de la casa. Bueno, todo lo de Lau es mío, ella me lo dijo.
Unas risas femeninas retumban en el segundo piso y es cuestión de segundos para ver a dos melenas bajar como un rayo las escaleras. Son Maya y Mili, están en trajes de baño y están compitiendo para ver quién llega primero a la piscina.
— ¿Son amigas o de nuevo hay tijeras escondidas? —le pregunto a Lauren cuando se sienta a mi lado y ella ríe tendiéndome un vaso de jugo.
—Son amigas, pero desde que enseñaste a Maya a coquetear no hace más que flirtear con todas las chicas que se le atraviesan —rueda los ojos y yo sonrío al notar sus obvios celos de hermana mayor. Lau es muy sobre protectora con su hermanita y no es para menos, ellas siempre se han cuidado mutuamente.
— ¿Y crees que ya ha tenido...? —hago referencia a lo tan conocido y Lauren suspira asintiendo repetidas veces.
—Es obvio, pero me relaja saber que no saldrá embarazada —ríe y yo la sigo intentando no pensar en eso. Río para no llorar porque eso fue lo que me pasó a mí —. Ya me estoy acostumbrando a tener a esa gritona, David mandó a crear un estudio de diseño y todo, se la pasa más aquí que en su casa —observo a Mili a la distancia y río cuando Maya la jala de una pierna para que no pueda huir de la pelea dentro del agua.
—Es muy talentosa, me deprime —hago un puchero. La nueva mejor amiga de Maya es diseñadora de modas y con apenas dieciséis, (casi diecisiete años), creó su propia fortuna independiente a la de sus padres. Trabaja con los Crild desde el año pasado y sus diseños no han dejado de salir en las pasarelas más destacadas de la ciudad.
—Yo la amo, le hizo varios atuendos a mis bebés y le quedaron hermosísimos —ella me enseña varias fotos en su teléfono y yo me dejo entrar en un colapso de ternura dejando salir a flote mi lado materno.
Después de una hora hablando, riendo y poniéndonos al día, decido irme con dos bebés llorones por el sueño interrumpido.
Sean y Anthony no dejan de lloriquear en el asiento trasero por falta de atención y como buena madre y tía tengo que aguantarme las ganas de llorar junto a ellos porque la paciencia nunca ha sido lo mío. Los hubiera dejado en casa de David, sé que él no se hubiera molestado.
Estaciono frente a mi casa y le sonrío a los bebés cuando me tienden sus bracitos con mucha desesperación. Tomo a Sean de primero ya que es el más pesado y sigo con mi bebé que frunce el ceño por el poco protagonismo. Mamitis activada.
— ¿Te ayudo? —Sarahí se levanta con rapidez del sofá y yo entrecierro mis ojos al notar sus lágrimas mal secadas. Estaba llorando y aunque sus ojos no están de un color rojo intenso, se puede apreciar un poco de ese color dejando claro que lloró bastante —. Los extrañé mucho.
Se gira dejando varios besos en la carita de Sean y se acuesta en el sofá con él acomodando su cuerpecito sobre su pecho. Ella ama ser tía.
— ¿Por qué estabas llorando? —inquiero intentando sonar serena.
—Vi una película de romance que terminó en tragedia —señala el televisor y yo muerdo mi lengua tragándome miles de palabrotas nada apropiadas para los bebés. Me molesta que me mientan tan descaradamente.
—Ya veo —murmuro y observo a mi bebé detallando las marquitas sobre su cara. Las sábanas le dejaron marcada la piel pero por suerte no es nada grave ni del otro mundo —. ¿Le puedes dar el biberón a Sean? Está en el bolso —me quito el bolso para que ella pueda alcanzarlo y suspiro alejándome unos cuantos pasos en dirección a mi habitación —. ¿Dónde está mi papá?
—Salió al supermercado, dijo que la despensa está vacía pero no me dejó acompañarlo —se encoje de hombros y aprieto mi mandíbula al notar que enserio no me dirá nada.
— ¿Estás llorando por Javier? —No me puedo resistir.
Ella abre sus ojos impresionada y sigue dándole el biberón a Sean como si su vida dependiese de ello. Parece afectada y nerviosa porque desde que me contó todo no hemos mencionado en ningún momento el tema.
— ¿Se nota mucho? —hace una mueca y yo asiento acercándome lentamente —. Vino hoy pensando que Tiff estaba aquí y... Fue muy raro, ¿sabes? Cuando nos vemos siento que tiene ganas de decirme miles de cosas pero al final no me dice nada, solo se va —exhala pesadamente intentando descifrar el enigma de su amor platónico.
—Sarahí, no viniste de Florida a complicarte la vida acá, viniste a despejarte de tus problemas pasados —apoyo la cabeza de mi bebé en mi hombro y la observo intentando transmitirle todo lo que le quiero decir —. Sé que tal vez ahora lo sientes todo perdido pero no es así, solo tienes que buscarle una nueva perspectiva a las cosas.
— ¿Y si todo se ve igual por donde lo mire? —hace una mueca y observa a Sean como si fuera lo más bonito del planeta —. Me veo envuelta en un triángulo amoroso en el que ni siquiera tengo derecho a opinar porque se supone que no debería estar involucrada. Me siento atrapada entre el querer y el deber y sé que él se siente igual. Yo lo deseo y él lo sabe, pero su amor por Tiff es más grande...
— ¿Amor? —bufo. Él no siente amor por mi ex cuñada. Tal vez admiración, deseo y cariño, pero no amor.
—No tienes derecho de medir los sentimientos de los demás, Sisy —Sarahí me regaña y yo suspiro apoyándome en la pared —. En fin, tal vez lo mejor sea buscar a alguien que me haga sentir...
—No, eso no es lo tuyo y lo sabes. No quiero que tengas ese estilo de vida porque esa no eres tú —le advierto extremadamente preocupada. No quiero que se convierta en algo que la lastime mucho más a futuro. Sarahí es más que eso y ambas lo sabemos, para ella el sexo es más importante de lo que demuestra.
—Tal vez sea hora de iniciar una nueva faceta —suspira y yo niego antes de caminar hacia mi habitación con pasos largos.
No puedo obligarla a no hacerlo pero me duele que se esté rindiendo tan fácil a la posibilidad de enamorarse de alguien más. No hablo de Javier, hablo de alguien más. Un chico que la llene en el ámbito romántico y sexual, lo que ella necesita y busca. Sarahí no es una chica solo para el sexo como ha querido demostrar. Ella no da sexo, ella hace el amor y nadie ha sabido valorar sus sentimientos.
—Ma —Anthony pone sus manitos en mi cara cuando lo acuesto a mi lado en la cama y sonrío dejando varios besitos en su carita. Lo amo tanto que me da miedo.
—Chino —él ríe por su apodo y yo dejo varios besos en su cuellito disfrutando su hermosa y contagiosa risa —. ¿Tienes hambre?
Busco su biberón y se lo doy sin chistar. Durmió una hora en casa de Lau pero sé que dormirá en un par de minutos porque sus ojos se cierran repetidas veces y su carita me demuestra que sigue cansado por el intenso día lleno de juegos.
Anthony S, 21:46 pm.
Mañana tú y yo saldremos en la noche, busca niñera.
O niñero, como sea.
Sarah, 21:26 pm.
Oye, Sarah, ¿estás libre mañana? Me gustaría invitarte a una cita.
Se escucha más bonito, ¿no crees?
Anthony, 21:28 pm.
Paso por ti a las diez:)
Ruedo los ojos y observo al bebé dormido a un lado de mi cuerpo. Su biberón está vacío a un lado y su boca está entreabierta dándole una mueca extremadamente linda y tierna.
Le tomo una foto y la subo a mi historia de instagram ganándome reacciones y mensajes de mis seguidores y amigos elogiando a mi bebé. Ya lo sé, es precioso.
Anthony Soublette ha reaccionado a tu historia.
Anthony Soublette ha respondido... [...)
A: Duerme igual a ti, ambos babean las almohadas.
S: me caes mal.
A: me amas.
S: lo que digas.
Discutimos por mucho tiempo y solo dejo de reír cuando una llamada interrumpe el mensaje que estoy escribiendo.
La rechazo intentando seguir con mi animada conversación pero de nuevo me interrumpe haciendo que me levante con cuidado para no despertar a mi bebé. Contesto con una expresión asesina y solo es cuestión de escuchar su voz para sentir mi piel palidecer de inmediato.
—Sarah, sé que debes odiarme pero necesito hablar contigo, yo... Estoy afuera de la casa...
—Pues vete.
—Sarah, por favor...
— ¡Déjame en paz!
—Es mi hijo...
— ¡Y una mierda! ¡No pensaste así cuando me abandonaste embarazada!
El piso me tiembla a medida que camino y creo escuchar la voz de Sarahí cuando torpemente abro la puerta encontrándome con la última persona que deseé tener enfrente.
Vestido con ropa deportiva negra, luciendo como si se enfrentara a su peor adversario y pareciendo más la víctima que el victimario, frente a mí está el papá biológico de mi bebé.
—Tengo muchas cosas que decirte, yo... —mi mano no tiembla cuando impacta con fuerza en su mejilla pero sí pica una vez que la alejo. Me arde y duele pero sé que a él mucho más porque en su piel se marcan a la perfección mis dedos —. Lo siento, Sarah, yo... —le doy otra bofetada pero esta vez con el teléfono.
Lo golpeo y siento mis ojos nublarse por todo el rencor, odio, decepción y dolor que causó en mí, en mi vida. Él me destruyó y no tuvo la decencia de quedarse a recoger mis pedazos. Él me dejó embarazada y no tuvo los pantalones para responder por su hijo. Él me abandonó y no tuvo la cara para buscarme en los meses en los que más lo necesité.
— ¡Sisy! —Sarahí me toma por los brazos y yo lloro pateando con rabia el cuerpo de Dae-Hyun. Lo odio, quiero que desaparezca, no soporto su presencia y me duele que después de todo lo que pasé el no tenga los huevos para dejarme seguir con mi vida.
— ¡ÉL NO ES TU HIJO, DESGRACIADO! ¡ÉL NO TIENE NADA QUE VER CONTIGO! —chillo intentando liberarme de los brazos de Sarahí y lanzo patadas al aire en un intento de que las reciba su asqueroso cuerpo.
—Sarah, por favor escúchame, yo...
— ¡MUÉRETE!
— ¡ESCÚCHAME, MALDICIÓN! —grita y durante un breve segundo me encojo intimidada por su reacción. Él nunca me había gritado —. Tienes que escucharme para entender el por qué lo hice. Es mi hijo y no sabes lo mucho que me duele haberlos abandonado, yo... Lo siento mucho, yo... —me observa directamente a los ojos y respira hondo pensando el resto de sus palabras —... Yo nunca quise desaparecer de la vida de ustedes.
...
¡Buenaaas! 03:23 am. Algunas cosas nunca cambian.
¡RESPONDAN LAS PREGUNTAS! :( En serio me gusta mucho leer sus opiniones con respecto a los personajes y a la historia.
¿Qué les pareció el capítulo?
¿Qué opinan de Jasper y Sarah?
¿Qué opinan de Dae-Hyun?
***
✨Sarah Bazan✨
Con mucho amor y un beso en la boca.
—Nepasavoir.
Puto el que lo lea.
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