Capítulo 24 - Sospechas
Capítulo dedicado a @21TCM96 <3
"Entiendo los motivos que la orillaron a tener esa personalidad tan "liberal", el consejo que le dio Daniel es totalmente correcto, por su paz mental debe alejarse de Javier, al menos mientras aún mantenga una relación con Tiffany, no está bien ser la segunda opción de alguien pero tampoco podemos ayudar a alguien que no quiere ayuda. Sarahí es una buena chica, algo extrovertida pero vuelvo a lo mismo, es solo su escudo para protegerse de que le vuelvan a hacer daño."
Tiffany.
— ¿Te gustó? —es lo primero que pregunta Sarah y suspiro sin saber cómo encontrar las palabras. Fue raro.
Lo primero que sentí cuando lo hice fue la necesidad de decírselo a Sarah. ¿La razón? Es simple. La primera amiga que tuve fue Sarah y fue con ella con quien hablé por primera vez sobre mi virginidad. Le pedí consejos, le conté sobre mis dudas y ella me ayudó y aclaró absolutamente todo. Ella estuvo siempre para mí y ahora que estuve con otro chico que no es su hermano, me veo en la penosa obligación de hablarle sobre ello. Miley, Dania y Sarah son las personas en las que más confío en este momento.
—Fue lindo, él... Fue muy tierno —paso una mano por mi cuello recordando sus besos y suspiro cerrando los ojos.
Sinceramente no estaba en mis planes hacerlo. Acababa de ducharme cuando Javier tocó a mi puerta invitándome a almorzar. Yo estaba cubierta por una toalla y le pedí que se sentara en la cama para no hacerlo esperar y así hizo, solo que cuando me estaba vistiendo él se levantó, me hizo girar y me besó y seguimos y... Bueno, lo hicimos.
Fue extremadamente tierno, atento y delicado, lo que hizo que tuviera muchas dudas pero que también me sintiera segura. Fue lindo. Raro y lindo.
— ¿Lo querías hacer? —Miley me observa con seriedad ya que anteriormente le había contado sobre la segunda cita de las "películas". Ella está clara de mi indecisión y estoy segura que debe estar planeando un intento de asesinato por si Javier me forzó a hacer algo.
—Sí, todo fue recíproco —asiento y ella me imita un poco más calmada.
Me siento como una cría y es muy raro. Cuando inicié mi vida sexual la única persona que se enteró fue Sarah. Aunque hacía muecas de desagrado al escuchar los detalles, (lo que es obvio ya que era su hermano el protagonista), me hizo sentir más segura y aliviada con sus palabras.
—Oigan, no mi miren así. Se supone que esto es un paso más, ¿no? Es una buena señal de que las cosas se están dando... —dudo. ¿Es eso, no?
No he dejado de repetirme a mí misma lo orgullosa que estoy de mi avance, de que por fin dejé de pensar en Simón y me dejé llevar por mis sentimientos hacia Javier. Lo hice porque quise, porque me sentía preparada y porque necesitaba desesperadamente demostrarme que ya lo había superado. Claro que... No lo sé, ¿es normal comparar lo que me hacía Simón con lo de Javier? Simón es lindo, tierno y muy delicado, pero en la cama era un completo ¿cómo decirlo? Sí, es un salvaje. En cambio la personalidad de Javier es tosca y en el sexo es muy cariñoso.
¿Qué es esto? ¿Por qué todo lo que hago con mi novio lo comparo con lo que hacía con mi ex?
—Siento que no te gustó —Dania frunce el ceño y yo niego sin intenciones de que ella crea eso —. Tiff, mi primo te quiere, ¿vale? Es un tonto y la mayoría del tiempo me cae mal, pero me importa. Me preocupa que estés dudando porque así no quieras hacerlo, lo lastimarás.
Su mirada me hace saber que está hablando muy en serio y me quedo en silencio sin saber qué responder. No sé qué sentir y me siento increíblemente culpable por algo que no entiendo. Siento que le fallé a Simón y no sé explicar por qué me siento de esa manera. No le fui infiel a nadie solo... Tal vez fui un poco infiel conmigo misma, con mis sentimientos.
Tal vez me forcé a querer a alguien que me hiciera olvidar lo vivido. Me obligué a querer a Javier y aunque no me desagradó en nada estar con él, (no me desagrada en ningún aspecto), acepto que inicié la relación para demostrarme a mí misma y a todos que ya di un paso adelante, que ya superé a Simón.
¿Realmente lo hice? ¿Superé a Simón? No lo sé. Estoy confundida y sumamente angustiada por todo lo que se avecina. Javier lo sabe y yo lo sé: esto fue un paso más allá de lo esperado en nuestra relación. De ahora en adelante, ya no andaremos como noviecitos de primaria, esto se volvió algo serio.
—Yo... Te prometo que... —balbuceo y agacho la mirada pensando mis palabras —... No le haré daño, Dania. No lo haré sufrir y tampoco le fallaré a nuestra relación —sé el peso que tiene mi promesa pero no estoy dispuesta a perder a mi amiga. Aprecio muchísimo a Dania, (aunque no se lo diga a menudo), y aprecio muchísimo el hombre que Javier me ha dejado ver. Él se merece todo lo bueno y yo me esforzaré por dárselo.
—Bien, ¿qué tal si hablamos después de que me dé un baño? Es que estaba a punto de ducharme y ustedes me interrumpieron —Sarah ríe nerviosa y por alguna razón le lanza varias miradas a la puerta del baño antes de observarnos a nosotras con normalidad.
— ¿Estás bien? —alzo una ceja y ella asiente repetidas veces antes de agachar la mirada. Por alguna razón su cara enrojece al mil y eso solo me provoca más sospechas sobre lo que está sucediendo —. ¿Por qué estás tan nerviosa?
— ¡No estoy nerviosa! —chilla y observa a su bebé preocupada —... Es solo que estoy cansada y quiero ducharme antes de que nos vayamos...
—Ay, ajá —Dania entrecierra sus ojos y sonríe de una forma extraña.
—Bien, después seguimos hablando sobre esto —Miley se levanta y me tiende su mano ayudándome a levantar —. Vamos, Joli —ayuda a Dania y todas caminamos hasta la puerta aún sospechando sobre el comportamiento de la melliza.
—Usa condón —Sarah abre mucho los ojos y yo sonrío terminando de cerrar la puerta.
Me despido momentáneamente de las chicas y camino hacia la habitación del padre de mi hijo. Simón está cuidando a nuestro bebé pero quiero asegurarme de que todo esté en orden antes de marcharnos.
Toco la puerta un poco tensa y por alguna razón mis manos comienzan a sudar cuando los pasos se escuchan cada vez más cerca. ¿Es normal sentir calma y a la misma vez de todo con una persona? Porque aunque su presencia me provoca una paz absoluta, mi mente parece un terremoto de lo mucho que tiembla. Él me vuelve loca.
— ¿Y Sean? —aclaro mi garganta y él señala hacia la cama en donde se encuentra sentado mi bebé. Está concentrado en la comiquita de la televisión y su falta de ropa (solo tiene un pañal), me hace saber que le acaban de dar un baño —. Hola, mi amor —me acuesto a su lado y dejo varios besos por su hermosa carita ganándome una sonrisita de su parte.
Sean tiene la cara y la personalidad de su padre. Tiene unos hermosos ojos marrones, un cabello negro, unos labios en forma de arco y una naricita respingada idéntica a la mía, (lo único que sacó de mí). De resto es Simón, todo Simón.
—Tú eres lo más hermoso, ¿verdad? —me pongo boca arriba y lo alzo con mucha facilidad riendo por sus chillidos —. Te amo —sus ojos marrones se encuentran con los míos y sonrío detallando su expresión. Tiene un pequeño hoyuelo en su mejilla derecha, pero por sus grandes mejillas casi no se nota. Su cabello oscuro cae en puntas por toda su cara y sinceramente siento que tendré que lidiar en un futuro con mis celos de madre sobre protectora porque estoy segura de que tendrá muchas pretendientes, (o muchos pretendientes, estoy abierta a todas las posibilidades), y ya estoy entrando en crisis por ello.
Un flash sobre nosotros me hace salir de mi momento de ensoñación y observo a Simón cuando sonríe aleteando la nueva fotografía. Está haciendo un álbum completo y siempre que puede nos toma fotos con su cámara instantánea para guardarlas y no perderse de buenos recuerdos.
— ¿Salí bonita? —acuesto a Sean en mi pecho y estiro mi mano hacia Simón intentando tomar la foto.
—No —él niega y frunzo el ceño cuando se queda durante largos minutos viendo la foto sin decir nada.
—A ver —insisto y él niega guardándola en el bolsillo de su bolso.
Decido no discutir por eso y me echo hacia un lado cuando él se acuesta en la cama sonriéndole a nuestro encantado bebé. Lo he notado, Sean ama estos momentos en los que puede jugar con Simón y conmigo acostados en la cama. Supongo que se siente el total centro de atención y lo es: él es la luz de nuestros ojos.
—Mamá —su balbuceo me hace abrir los ojos de par en par y observo a Simón esperando que me diga que no es un sueño. ¡Mi bebé dijo mamá!
Río y me lanzo a los brazos de Simón quedando cara a cara con él. Pensé que Sean diría papá de primero ya que Simón se la pasaba día y noche repitiendo la palabra para que a nuestro bebé se le quedara grabada. Estábamos haciendo apuestas y una de ellas era que si Sean decía mamá primero, Simón no se inscribiría en un gimnasio de boxeo.
Creo que estoy más feliz por eso porque no quiero por nada del mundo que él practique ese deporte: me moriría si le pasa algo.
—Bueno, lamento decirte que esto pasó hace dos horas —él saca su teléfono y me enseña un vídeo que deshace mi felicidad en tres segundos. Sean dijo papá hace dos horas. Dijo papá antes de decir mamá... Eso quiere decir que...
Chillo cuando Simón se da la vuelta colocándose sobre mí. Observo por el rabillo del ojo a mi sonriente bebé y trago grueso encontrándome con la mirada penetrante de mi ex. Él tiene sus intenciones muy claras y sé que por nada del mundo perderá su oportunidad.
—Entonces, Tiff... —abro mucho los ojos cuando su voz gutural suena cada vez más cerca y me hundo todo lo que puedo en la cama cuando la punta de su nariz roza la mía sin intenciones de detenerse —... Deberías darme mi beso ya, ¿no crees?
...
Sarah.
Cierro el maletero con fuerza y rodeo el auto asegurando el portabebés. Anthony ya se encuentra llorando, (la razón es muy obvia) y yo estoy al borde de la locura porque el estrés me tiene como un demonio.
—Amor, es necesario para tu seguridad, ¿entiendes? —dejo un beso en su mejilla y me aparto con dificultad cuando toma un mechón de cabello y me jala en medio de su rabieta. No quiere que me aleje de él y tampoco se quiere quedar ahí.
Apoyo mi frente en el volante una vez que estoy dentro del auto y trago saliva recordando todos los problemas que me rodean. Dae-Hyun y sus llamadas, Anthony y sus dudas, Anthony y sus besos...
Toco mis labios recordando las sensaciones. Me robó un tremendo beso antes de salir de la habitación y si no fuera porque estoy dolida, molesta y despechada se lo hubiera devuelto sin dudarlo. Él sabe el efecto que tiene sobre mí y eso me irrita muchísimo porque es capaz de hacerme perder la cordura con tres simples palabras. Lo odio.
Piso el acelerador sin esperar a nadie y creo escuchar un montón de cláxones cuando freno en el último segundo en el semáforo. Sonrío de lado y respiro hondo procesando la adrenalina. No iba a mucha velocidad, (todavía soy una mamá consciente), pero la sensación es la misma que la de siempre. Jasper fue el que me enseñó a conducir así. Jasper me enseñó muchas cosas y ahora mismo no tengo deseos de pensar en ellas.
Siento una mirada intensa sobre mí y giro la cabeza encontrándome con los ojos fijos de Anthony Soublette. Él está en su auto y a su lado está el babuino que no deja de acariciar su cabello como si fuera un muñeco. Él parece darse cuenta porque la aparta enseguida, pero para ese momento ya yo no le devuelvo la mirada, solo aprieto el acelerador alejándome lo más posible de la estúpida relación que están formando.
Supongo que al final su amiguita lo convenció.
...
Anthony.
—Hola, papá —sonrío cuando rueda los ojos fastidiado.
Me tengo que actualizar sobre todo lo ocurrido estos días en el restaurante. Por suerte mi papá estuvo al mando con Sofía como ayudante de chef.
Agradezco haber tenido este viaje como también siento que fue un error. Fue desestresante pero también me causó muchos conflictos con Sarah y Babi. Fue un gran error haber llevado a Babi y eso jamás me lo perdonaré. La cagué hasta el fondo y sé que tendré que esforzarme mucho por recuperar a Sarah; ella debe estar detestándome.
— ¿Y mi mamá? —pregunto terminando de anotar los últimos detalles de la inauguración. El restaurante tendrá una nueva imagen en la que también está incluida Sarah porque fue ella la que hizo el logo. Bueno, ella lo comenzó y Simón lo terminó, como sea.
—En la tienda, se encontró a un pulgoso moribundo y está intentando salvarlo —río y asiento. No es extraño, hace una semana logró desparasitar a un pobre gato que estaba más del otro lado que de este, nadie le tenía fe pero ella logró curarlo y ponerlo en un estado "presentable".
Decido que con eso es suficiente y salgo de la oficina caminando por las tan conocidas instalaciones. Estoy en el restaurante pero siendo sincero no vine a actualizarme de nada referente a él, vine a buscar algo que estoy seguro debe estar grabado en la habitación de seguridad.
Me cruzo con Babi en el pasillo y por alguna extraña razón ella se mueve con nerviosismo antes de caminar (correr), hacia mí abrazándome con fuerza.
— ¿A dónde vas? —frunzo el ceño cuando me sonríe como niña de cinco años e intento alejarla observando la reacción de los demás empleados y clientes. Todos deben estar pensando que entre ella y yo hay algo y no quiero por nada del mundo que piensen eso. No tuvimos, ni tenemos, ni tendremos nada más allá de lo que hubo.
—Tengo que verificar una cosa —intento alejarla pero ella se aferra aún más cruzando sus dedos detrás de mi espalda —. Babi, ¿qué carajos...?
— ¡Dania te estaba llamando! Ella estuvo por aquí hace algunos minutos buscándote, tienes que ir... —me suelto de su agarre y doy varios pasos hacia atrás aturdido con su comportamiento. ¿Qué bicho le picó?
—Vale, gracias por decirme —sonrío y me alejo de prisa caminando hacia la cocina. Es mejor no hacer esperar a Dora porque después se pone de mal humor y me amenaza con clavar un cuchillo en mi ojo.
Saludo a los empleados que no había visto y suspiro fastidiado porque ese gesto de Babi seguramente iniciará el rumor del siglo. Si todos estaban intensos con Dania y conmigo, ahora con Babi será mucho peor. No lo quiero ni pensar.
Me consigo a mi mejor amiga de espaldas. Está regañando a dos empleados y luce bastante tensa porque ambos tienen la mirada gacha y una expresión de culpabilidad. No entiendo nada, hasta que veo varios platos rotos sobre el suelo y a uno de los empleados con el mentón lleno de sangre. Hubo una pelea.
— ¿Qué fue lo que pasó? —pregunto con seriedad. Aunque ya lo sé, necesito una explicación de ellos. Una explicación que se me olvidó pedirle a Sarah porque solo escuché la versión de Babi.
—No es nada, fue un accidente —Dania habla al ver que los otros dos son unos cobardes. Son jóvenes, deben tener al menos dieciocho o veinte, pero tienen talento y por eso están aquí.
—Estaba jugando, señor —el que creo se llama Alec da un paso al frente —. Pero en medio del juego posicioné mal el pie e hice que cinco platos cayeran al suelo —noto como agacha la mirada y asiento al entender que se está echando toda la culpa. Bueno, al menos tiene valor.
— ¿Y tú? —señalo al que tiene el mentón manchado de sangre. Él la limpia torpemente, (aunque en realidad se la riega más) y aclara su garganta balbuceando con temor sus palabras.
—Se resbaló —Dania interviene porque sinceramente no se le entiende nada. Los chicos me observan atentamente esperando el despido rotundo y yo flexiono mis dedos sobre el marco de la puerta sin saber qué decir.
Un error lo comete cualquiera, además, esos chicos sí o sí tendrán que pagar esos platos y qué mejor que dejarles el trabajo para que consigan el dinero más rápido. Bueno, uno de ellos, él decidió echarse toda la culpa y por ende deberá pagar él solo. Tiene valor, el otro es un cobarde, pero supongo que son amigos así que les daré una oportunidad para que aprendan a comportarse como dos adultos que son.
—Tú pagarás eso —señalo a Alec y él asiente apretando con fuerza sus labios —. Y tú... Limpiarás la cocina por una semana —señalo al que creo es Joseph. Ninguno de los dos pone objeción, (la cual me esperaba de parte del último), y eso me hace sentir satisfecho con mi decisión.
Tomo la mano de Dania y la hago camina conmigo por el pasillo en el que Sarah y Babi tuvieron la pelea. Mejor dicho, en el pasillo en el que Sarah volvió mierda a Babi.
— ¿Para qué me llamabas? —pregunto por fin y ladeo la cabeza cuando Dania frunce el ceño confundida.
—Yo no te estaba llamando —imito su gesto y retrocedo pensando las palabras de Babi. ¿Entonces por qué...?
—Babi me dijo... —proceso una y otra vez sus palabras. ¿Escuché mal? ¿Ella se confundió?
—Sospechoso —Dora entrecierra sus ojos y yo asiento dejándolo estar. Babi a veces hace cosas que no son normales pero puedo vivir con ello, cualquiera se confunde.
—Ya vuelvo —dejo un beso en su mejilla y camino con rapidez por todo el lugar.
El restaurante está lleno pero por suerte todo está en calma. Las personas ríen con elegancia y las voces se escuchan como susurros por lo bajas que están. Esto es relajante, a veces solo quiero ponerme algodones en los oídos para no escuchar el caos.
Observo mi reloj verificando la hora y sonrío imaginando a Sarah conduciendo hacia su casa. A esta hora sale de su clase de yoga y sé que parezco un rarito por saberlo, pero es un dato importante si quiero tener otro encuentro con ella antes de que su odio aumente el triple.
¿Y si no me perdona? Es que no lo quiero ni imaginar. Necesito que hablemos, necesito disculparme y necesito que sepa que lo de la playa fue una confusión, que no es que no le creyera sino que estaba procesando la información.
Es muy confuso cuando alguien nos traiciona. Es como cantar una canción que nos sabemos de memoria y que en el último minuto nos equivoquemos en una palabra. No es lo esperado, no es lo acostumbrado, es doloroso y dudamos hasta de nosotros mismos.
Conocí a Babi cuando era un adolescente. Me ilusioné con su personalidad inocente y tierna y me aseguré de no meterme con ella por miedo a hacerle daño. Ella fue la que me pidió ser su primera vez, yo acepté y fue la única vez y noche que estuvimos juntos hasta ahora. La volví a ver, sigue siendo tierna, tímida pero ¿es igual de inocente? No me ha demostrado lo contrario pero sí me ha enseñado otra faceta desconocida. ¿En quién se convirtió la pequeña chica de mi clase? ¿En qué se convirtió la adolescente que murmuraba en vez de hablar? ¿En qué se convirtió la chica que se sonrojaba apenas me veía entrar al salón? No lo sé, pero estoy dispuesto a descubrirlo.
Estoy dispuesto a descifrar el enigma llamado Babi White.
Choco con alguien por andar perdido en mis pensamientos y agacho la mirada encontrándome con los ojos grises tan conocidos. Hablando de la reina de Roma, que luce sonrojada y tiene varios mechones pegados a la frente por el sudor, ¿Estaba corriendo? ¿Por qué parece tan agitada?
— ¿Te pasa algo? —pregunto preocupado y ella niega apartándose enseguida. Su comportamiento hace un contraste increíble con el que demostró antes y eso me provoca muchas dudas y preguntas.
—N-no... Tengo que ir al baño —tartamudea y camina (corre), antes de que le pueda decir otra cosa.
Me paso una mano por el cabello y camino hasta el cuarto de seguridad tocando dos veces para que me abran. El encargado es un hombre dos años menor que yo que luce mayor por sus profundas ojeras y su poco cuidado personal. Al menos hace bien su trabajo al vigilar las cámaras, pero de resto parece un fantasma que solo cobra y come en la no tan pequeña habitación.
—Trevor, ¿dónde está lo que te pedí? —termino con el silencio y entrecierro mis ojos cuando él se levanta de un salto observándome con terror.
Su cara está roja y el sudor hace que su cabello grasiento se pegue como chicle a su cara. ¿Estaba viendo porno? No hay otra explicación para que luzca tan nervioso.
—A-aquí est-tá, señor —tartamudea y camina hacia la mesa tomando el pendrive encargado.
Observo el pendrive bajo la atenta mirada del vigilante y alzo un dedo en su dirección sin saber muy bien cómo eliminar el tan incómodo silencio. Hay mucha tensión y el ambiente es tan pesado que no se puede ni respirar bien.
—Adiós —decido dejarlo como está y camino con rapidez hacia la oficina con ganas de ver lo que está entre mis dedos.
No sé si estoy listo para conocer la verdadera cara de Babi pero lo quiero hacer. Le creo a Sarah sin necesidad de ver esta grabación, pero todavía necesito esta evidencia para quitarme de una vez la venda que tengo en los ojos.
Mi papá me observa raro cuando me siento a toda velocidad en el escritorio pero yo lo ignoro colocándome los audífonos y pasando el vídeo a mi laptop. Espero impaciente a que los archivos terminen de cargar y una vez listos le doy clic al primer vídeo encontrándome con lo que menos esperaba ver: error al cargar.
Frunzo el ceño y presiono los otros dos vídeos encontrándome con lo mismo. Elimino los archivos y los vuelvo a cargar obteniendo el mismo resultado. ¿Qué carajos...?
Bajo enseguida al cuarto de seguridad y aparto a Trevor de la silla para poder verlos desde su computador. Tampoco. Los vídeos no quieren cargar y es una maldición del destino porque los otros parecen estar en perfectas e intactas condiciones.
Las únicas grabaciones que están fallando son las del pasillo. Justo el cuatro de diciembre, justo el día de la pelea entre Sarah y Babi.
— ¿Qué pasa con esto? —me giro hacia Trevor y él traga saliva antes de negar como un niño arrepentido.
—No lo sé, señor, no... —gruño y salgo de la habitación trancando con fuerza la puerta. No lo puedo creer, ¿es cosa del destino o qué mierda?
¿Qué carajos es lo que está pasando en este lugar?
...
Hola, chicas, ¿cómo están? Yo no me he sentido muy bien (mentalmente) y siento que el capítulo lo reflejó. No sé si son cosas mías, pero ya no me siento buena para esto. En fin, espero que a ustedes sí les haya gustado, las quiero mucho.
#Sany
#Alvah
#Anthabi
#Siffany
#Javiny
#Jarahí
Con mucho amor y un beso en la boca.
—Nepasavoir.
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