Capítulo 19 - Miedo
Capítulo dedicado a @_Wollner_<3
"Odio a Babi, desde que apareció Babi sabía que era toda una mosquita muerta, ella no es de las que rompe un plato, ella rompe toda la vajilla. Amo a Taylor es el mejor y gracias a él por fin se va a saber la verdad. A Anthony quiero darle un golpe haber si se le cuadra el cerebro y reacciona, fue un total imbécil tanto con sus palabras como por sus acciones, lo entiendo y se que el se estaba guardando mucho de lo que le quería decir a Sarah, peor ese no era ni el momento ni el lugar. A Sarah por un lado la entiendo, ella como todo ser humano comete errores y ahora entiende que no puede arreglar las cosas pero a lo menos quiere que Anthony sepa la verdad, pero por otro lado lo de esperar el momento para decirle la verdad no estoy de acuerdo, el momento correcto nunca va a llegar, cada uno crea ese momento.
Me encantó el capitulo, como siempre haciéndonos sentir cada emoción y sentimiento de los personajes, desde ese "resentimiento" que siente Babi por Sarah, hasta esa tensión que hay entre Simon y Tiffany, a pesar de que no interactuaron casi en el capítulo❤️❤️❤️"
Sarah.
— ¿Saben lo que ustedes necesitan? —Sarahí se gira y nos observa con una expresión indescifrable a Simón y a mí —Sexo. Ustedes necesitan sexo.
Hago una mueca y suspiro acostumbrada a sus cosas. No me resulta incómodo, de hecho, si no hiciera ese tipo de comentarios me extrañaría. Es Sarahí, para ella hablar sobre sexo y sexualidad, es como hablar sobre el clima.
Pongo varios ganchos entre mis labios y me levanto adornando con luces navideñas todo el marco de la sala. Sí, estamos adornando de navidad toda la casa y aunque sinceramente no estoy de ánimos para festejar nada, una parte de mí se siente feliz porque es la primera navidad que pasaré con mi bebé. Su primera navidad y mi primera navidad como madre.
—Miley, tú me apoyas, ¿verdad? —mi prima insiste al ver que ninguno de los dos responderá y la rubia alza la mirada sin saber qué decir para salir del problema.
—Eh... No creo que sea necesario el sexo para salir de la tristeza —suspira y deja de adornar el árbol sacudiendo su pantalón con las palmas de sus manos —. Digo, claro que ayuda, pero aplicar eso como un escape no sería algo muy sano, se podría convertir en un estilo de vida para nada recomendable. Solo digo.
Simón asiente de acuerdo y alza sus manos al techo como pensando "por fin alguien dice algo sensato". Yo solo me quedo en silencio asimilando las palabras. ¿Hay personas que usan el sexo como consuelo? ¿Yo lo he hecho? Tal vez sí, después de mi primera ruptura me acosté con muchos chicos asiáticos pensando que con ellos sacaría de mi mente a mi ex. Yo lo hice... Ahora solo estoy pidiendo ser la única.
—Sarah, busca en la cochera las últimas cajas —suspiro y me levanto de mi pequeño descanso caminando con flojera hacia la puerta.
¿Dónde estará Taylor? Estoy preocupada porque salió minutos después de que nos contamos todo. Él a mí y yo a él... Y en parte me gustaría nunca haber escuchado nada.
Me dijo todo lo que pasó durante su ausencia y realmente me siento extremadamente deprimida por todo. Por Miley, por Dania, por mi mejor amigo... Pasaron muchísimas cosas y yo no estuve para apoyarlos. No estuve para Taylor y su recuperación. No estuve para las chicas y esos horribles momentos.
Me siento muy mal y a la vez confundida. ¿Por esa razón Anthony me guardaba (o guarda) tanto rencor? ¿Por esa razón me gritó que era una egoísta? ¿Por esa razón me recriminó mi larga ausencia? Entiendo que desde su ignorante punto de vista soy una insensible, pero juro que no sabía nada de lo que estaba pasando. Ni Taylor, ni Simón y mucho menos mi mamá me dijeron nada y me duele. Ellos fueron extremadamente cuidadosos de no preocuparme más y las consecuencias de sus buenas intenciones me crearon una sensación inexplicable de culpa. Me siento muy culpable porque estuve creyendo que todos estaban mejor sin mí y la realidad es que todos estaban sufriendo aún más que yo.
Anthony tenía razón... Y lo que más me duele es que seguramente ahora me debe odiar por todo lo que hice. Bueno, más.
¿Estará con ella? Un gran suspiro sale de mí al saber que sí. No soy tonta, sé que debe estar con ella y aunque amaría que por un minuto se pusiera en mis zapatos y me pidiera una explicación, no culpo que no me quiera siquiera ver a la cara. A los ojos de todos soy la mala de la historia, la egoísta, la desalmada. A los ojos de todos soy la chica que huyó por cobarde y a los ojos de él... La chica que le rompió el corazón.
Ladeo la cabeza intentando espantar esos pensamientos de auto-odio y me agacho frente a las cajas tomándolas con algo de fuerza. No pesan mucho, pero me duele todo el cuerpo porque inicié con mis clases de yoga y tengo todos los músculos tensos.
Salgo de la cochera y camino con pasos torpes por todo el jardín con miedo a caerme y romper las cosas de vidrio. Tarareo una canción mientras abro la puerta con el pie y dejo caer las cajas al suelo cuando sus ojos se encuentran con los míos.
— ¿Papá?
—Hola, Sisy —su sonrisa produce miles de sensaciones en mí y no dudo en lanzarme a sus brazos sintiendo sus brazos rodearme enseguida.
Está aquí. Oh, carajos, él enserio está aquí. Mi papá está en Los Ángeles, en mi casa, conmigo. Él vino.
—Papá... —me separo y toco su cara intentando eliminar las ideas de que es un sueño. Él en serio está aquí, conmigo —Viniste... Tú en serio viniste —su sonrisa produce que las lágrimas se acumulen en mis ojos y no dudo en romper en llanto volviendo a abrazarlo como tanto tiempo deseé.
Soy una niña de papi, lo admito. Me hizo muchísima falta su compañía y el hecho de que estuvo siendo mi apoyo por tantos meses incrementó la sensación de necesidad. Sé que no lo necesito, que puedo vivir sin él y toda esa mierda, pero lo tengo. Lo quiero disfrutar al máximo porque lo tengo ahora y no quiero pender más tiempo para seguir siendo su hija. Él está aquí y es todo lo que está bien.
—Papá...—sigo llorando como una niña y es cuestión de segundos para que todos salgan de la casa con una expresión preocupada.
Primero Sarahí, quien sonríe impresionada y saluda a mi papá con la sorpresa reflejada en su cara. Luego Miley, quien observa la escena completamente callada y por último Simón, quien observa a mi padre con una expresión indescifrable como casi nunca lo hace.
—Hola, hijo —mi papá camina con duda hacia Simón y abre mucho los ojos cuando mi hermano rompe en llanto abrazándolo con una fuerza que duplica la suya. Yo le conté todo.
Sonrío sin poder evitarlo y recojo las cajas del suelo notando que un jarrón se rompió en pedacitos y una caja no contiene adornos navideños.
Alejo mi mano pero al segundo la vuelvo a acercar sacando la pequeña caja negra. ¿Sigue aquí? ¿Cómo es que...?
Tomo la caja y la alzo caminando con rapidez hacia mi habitación. Sé que Simón tiene mucho de qué hablar con mi padre así que lo mejor será dejarlos solos. Por el momento, yo solo quiero saber por qué nadie quemó esta maldita caja como se los pedí.
Le lanzo una mirada de reojo a mi bebé y me tranquilizo al notar que está profundamente dormido. Todos los bebés los están. Las bestias se encuentran dormidas en la habitación de Taylor y Sean se encuentra dormido en la habitación del cara de mono.
Observo con temor la libreta de dibujos y una sensación extraña me invade cuando el nombre de Jasper aparece en mi vista. ¿Cuántos años tiene esta cosa? Se puede sentir el polvo y todo.
Deslizo mis dedos por todos los detalles que me envió en algún momento de mi vida y abro la pequeña caja sintiendo mi corazón acelerarse como la primera vez. No es una sorpresa para mis conocidos saber que estuve "comprometida". No sé si se pueda decir así. Fue un anillo de promesa. Ambos nos prometimos estar para siempre junto al otro y ese "para siempre" duró cinco años. En serio pensé que sería el padre de mis hijos, pero él me terminó de un día para otro y luego de eso nada volvió a ser igual. Nos prometíamos cosas, volvíamos, terminábamos, nos buscábamos, nos pedíamos perdón y prometíamos no lastimarnos más, terminábamos, nos alejábamos, nos enviábamos cosas... Hasta que me cansé y lo bloqueé de todos lados. Me arrepentí, lloré, estuve meses e incluso años vuelta mierda, pero poco a poco logré continuar con mi vida (en lo que cabe) y me prometí nunca más pasar por algo similar.
Irónico, ¿no? Dae-Hyun me hizo un daño mucho peor, pero al menos a él tengo algo que agradecerle.
Observo a mi bebé profundamente dormido y suspiro guardando todo de nuevo.
No sé qué fue de la vida de Jasper, pero espero que esté siendo muy feliz. No importa que todo haya terminado de una manera tan deprimente, realmente fue la primera persona que me enseñó lo que era el amor y la primera persona que me hizo entregarme en cuerpo y alma. Fue una larga relación a distancia que duró cinco años... Solo nos vimos tres veces y todo eso bastó para entregarnos completamente.
Seco las lágrimas rebeldes con rapidez y respiro hondo cerrándole la puerta a esos no tan preciados recuerdos. No le deseo el mal, jamás lo haría, pero sinceramente hasta su nombre me produce un dolor que no sé si en algún momento podré superar.
—Ma —un balbuceo seguido de un llanto me saca de mis pensamientos y me levanto con rapidez cargando con una pequeña sonrisa a mi adorado coreano.
— ¿Ya dormiste mucho? —me muevo de lado a lado y dejo un pequeño beso en su mejilla apoyando su cara en mi hombro —. ¿Quieres comer? —observo su pañal notando que está sucio y que alimentarlo no será mi primera tarea de la noche.
Lo acuesto en la cama y busco las toallas y el nuevo pañal haciendo todo el conocido proceso. Estoy segura de que a mi papá le encantará volver a verlo y estoy más segura de que a Anthony también. Se llevaron muy bien desde un inicio y fue gracias a mi padre que no me volví loca los tres primeros meses... Digamos que la paciencia nunca ha sido lo mío.
— ¿No tienes sueño? —suspiro y todo su nariz dejando que coma todo el tiempo que desee.
Obviamente él no me responde, (tampoco es como si lo pudiera hacer), solo entrecierra sus ojitos y toca mi pecho indicándome que quiere cariñitos en el cabello.
Deslizo mis uñas por sus mechones y sonrío cuando poco a poco se duerme entrecerrando sus labios sin nada de fuerzas para seguir comiendo.
Un llanto de bebé me hace saber que Sean se despertó y palmeo la espalda de Anthony saliendo con paso flojo de la habitación.
Pero todo rastro de tranquilidad pasa a un lado cuando me encuentro con la cara de Anthony. El mayor, no mi bebé. Anthony está en la sala y a su lado se encuentra Taylor abrazando a mi padre.
¿Qué hace Anthony aquí? ¿Vino a recordarme cuánto me odia? ¿Qué más quiere? No quiero que haga otro escándalo frente a mi padre y mucho menos frente a mi hijo. Ya no podría, es demasiado.
—Hey, ¿estás bien? —Sarahí pone una mano en mi espalda y yo niego sintiendo mi piel palidecer. ¿Me va a gritar de nuevo? No quiero, tengo miedo —. Sisy, ¿qué pasa?
Todos giran la cabeza cuando Sarahí alza la voz preocupada y yo retrocedo cuando la mirada de Anthony se encuentra con la mía. ¿Me va a decir que me odia? ¿Qué quiere esta vez? Ya es mucho. Quiero que se vaya con su Babi y me deje quieta. No quiero que me siga recordando la mierda de persona que soy.
—Hija, ¿pasa algo? —pregunta mi papá. Alguien grita cuando caigo al suelo y jadeo sin fuerzas para protestar cuando Sarahí me quita a mi bebé de mis brazos.
Todo se vuelve confuso y lejano, pero no puedo evitar soltar un quejido aterrado cuando la última imagen que veo al desmayarme es el rostro borroso de Anthony Soublette.
...
Anthony.
Sí, estoy bien. Repito por décima vez cansado de que todos se me acerquen como si fuera un niño perdido.
Odio que me vean así y lo que más odio es no poder ser sincero con nadie. Claro que no estoy bien. ¿Cómo puedo estar bien cuando lo último que hizo Sarah antes de desmayarse fue verme con terror? Por supuesto que no estoy bien. Me siento como una mierda y odio que ella tenga todas las razones para verme así. ¿Tanto me teme? Odio saber la respuesta porque ahora lo que menos quiero es que su tranquilidad esté alejada de mi persona. No quiero que sienta la necesidad de mantenerme lejos ahora que sé que tuvo razones de alejarse antes.
Me paso una mano por el cabello y observo la sala de espera completamente aterrado. No estoy bien. En realidad, creo que nadie lo está. Todos estamos preocupados porque la melliza Bazan tuvo una crisis nerviosa y la tuvimos que traer con urgencia al hospital.
Simón ha vomitado dos veces y si poder disimular sus sentimientos, Tiffany no se ha despegado ni un momento de él. Sarahí está intentando dormir sin éxito al mocoso y Samantha se encuentra al otro lado del pasillo alejada del que apenas conozco, es el papá de Sarah. Por alguna extraña razón no se hablan, no se miran y no parecen querer llevarse bien. Al menos ella, porque desde que llegó él no ha dejado de seguirla con la mirada "disimuladamente" como si fuera un imán.
—Esto es mi culpa —Taylor se sienta a mi lado y yo lo observo confundido por sus palabras —. Si no le hubiera dicho nada, ella estaría bien y...
—Taylor, yo fui el que insistió en ir —humedezco mis labios recordando mi desesperación —. Es mi culpa porque yo fui el causante de su crisis. Ella se puso mal cuando me vio, ella... No lo sé, tal vez nunca debí siquiera pisar esa casa —me paso la mano por el cabello fastidiado por el llanto del mocoso. Según Simón, el bebé le tiene mucho cariño a Sarahí, pero en este momento parece odiarla porque no deja de llorar y removerse en sus brazos.
—Familiares de Sarah Bazan —un doctor se detiene con una pequeña lista y todos nos levantamos con una expresión ansiosa —. Oh, vaya, sí que tiene familia —sonríe y acomoda sus lentes leyendo por encima lo que dice la hoja.
Suspiro aliviado al ver que todo está bien con ella pero una punzada de arrepentimiento me invade cuando el doctor anuncia que no es recomendable que Sarah vea a su bebé en ese estado. ¿Estado? Él solo la necesita a ella. Sé lo que quiere decir pero con todo lo que he visto, solo un tonto no se daría cuenta de lo unidos que son ellos dos. Hasta que no la vea, Anthony no se quedará tranquilo y hasta que ella no lo vea a él, no podrá relajarse sin ayuda de los ansiolíticos.
—Pasa tú, yo lo cargo —me acerco a Sarahí y respiro hondo siendo consciente de dos cosas. La primera: nunca había llamado al mocoso por su nombre. La segunda: es la primera vez que lo tendré más cerca de unos cuantos centímetros y sinceramente se siente bastante extraño. No sabía que se le podía tener miedo a un bebé.
La prima de Sarah me observa como si tuviera tres ojos pero completamente rendida me entrega al bebé con algo de duda.
Lo primero que quiero decir es que no pesa nada. Es muy chiquito y puedo cubrir su pequeño torso con una mano. Lo segundo, que se ve mucho más bonito de cerca y su expresión llorona se parece a la de su mamá. Y por último, tiene los ojos más bonitos que he visto en mi puta vida. Es perfecto.
—Si no dejas de llorar te regalo a un loco —le susurro mientras palmeo con fingido entusiasmo su espalda.
Ignoro la mirada extrañada de todos y aclaro mi garganta sin creer lo que estoy haciendo. Yo, Anthony Soublette, cargando a un mocoso. Yo, Anthony Soublette, cargando al hijo de Sarah. Yo, Anthony Soublette, cargando a Seung Anthony.
— ¿Qué fue lo que pasó? —una voz femenina se escucha a la distancia y todos nos giramos cuando Lauren corre hasta nosotros lo que parece ser una eternidad para ella. David viene detrás y junto a él están entrando Dania y Daniel. La familia completa.
Taylor les explica rápidamente todo lo que pasó y ellos se relajan poco a poco observándome de la misma forma que antes. Excepto Dania, Dania está sonriendo como una loca.
— ¿Qué? —le pregunto de mala gana y un pequeño cuerpecito se remueve en mis brazos observando con curiosidad a mi mejor amiga. Ya dejó de llorar y desde hace rato tiene su puñito metido en la boca.
—Que no sé, nunca te había visto así —me sonríe aún más y yo ruedo los ojos acostumbrado a sus cosas.
—Ya he cargado a Dael, ¿cuál es la novedad? —en realidad quiero saber la respuesta. No encuentro lo extraordinario, yo he cargado a más bebés. Cargué a los mocosos de Venus, a los mocosos de David, a las mocosas de Taylor, a los mocosos de Sofía... En fin, he cargado a los hijos de todos mis amigos, no hay nada de nuevo en esto.
—Que es la primera vez que cargas a un bebé que podría ser más que tu sobrino —abro mucho los ojos y, cuando voy a responder, ella se aleja sentándose en las piernas de su distraído esposo.
Separo a Anthony y lo observo fijamente al igual que él a mí. Me sorprende que un bebé tan chiquito pueda mantener tan fija la mirada, pero por alguna razón no me asusta. Me gusta, de hecho. Así es más fácil admirar sus lindas pestañas iguales a las de su mamá y es más fácil detallar su desordenado cabello igual de negro que el de Sarah.
—Ma... —su puchero me hace saber lo mucho que la extraña y paso mis dedos por su cabello provocando que se remueva algo incómodo.
— ¿No te gusta que te toquen el cabello? —le pregunto como si me pudiera entender y él deja de removerse observándome con atención —. No lo haré más, lo siento.
Camino por todo el pasillo intentando calmar mis ansias de ver a Sarah y solo soy consciente del bebé dormido sobre mi hombro cuando un delicado aliento roza la piel de mi cuello. Me quedo paralizado y lo aparto un poco observándolo por el rabillo del ojo. ¿Se durmió? ¿Lo dormí?
—Vale, Sarah sale mañana... Es decir, hoy en la tarde —Taylor llega hasta nosotros y yo frunzo el ceño cuando todos hacen planes para quedarse a cuidarla pero no incluyen al bebé.
— ¿Qué pasa con él? —Lo señalo bastante preocupado por la poca atención que le están dando y niego cuando me dicen como si fuera obvio "Sarahí lo cuidará" —. Ella no sabe cuidarlo por más de tres horas, se va a deshidratar si lo dejan tanto tiempo con ella —lo aprieto contra mí porque aunque no es que me importe mucho ni nada, tampoco quiero que Sarah se muera al ver a su hijo tan eufórico.
—Anthony, créeme que Sarahí es capaz de cuidarlo perfectamente. Además, Tiffany ayudará ya que Simón se quedará con Samantha cuidando a Sarah —separo al mocoso de mí observándolo con mucho detenimiento.
—O yo lo puedo cuidar, en la casa hay todo lo necesario —Dania asiente y yo niego pensando que Anthony tal vez podría ser alérgico a los gatos y Dania tiene un endemoniado gato.
—O me lo llevo yo, eso es lo que estaba en mis planes antes de que Sarahí dijera que ella lo cuidaría —Taylor se acerca y yo retrocedo acomodando al dormido bebé sobre mi hombro.
¿Qué me está pasando? No lo sé, pero no confío en nadie. Todos ellos tienen hijos, muchísimas más experiencia y todos tienen más vínculos con él que yo, pero aún así no confío en ninguno. No es que sienta que ellos le harán algo malo, pero el bebé podría no sé... Tal vez quedarse conmigo durante estas horas para descansar y eso. Mi mamá estaría encantada y en la casa aún están todas las cosas que le compró. Una cuna, pañales, biberones, todo. Él conmigo estará bien, no con ellos. Conmigo.
—Yo me lo llevo —digo firme y todos se observan entre sí antes de negar completamente confundidos.
—No, yo lo cuido —Simón aparece con una expresión cansada y todos lo miramos sin entender ya que él es el que se quedará con Sarah durante la noche —. Intercambié con Sarahí, creo que es lo mejor para todos —con "todos" se refiere a los bebés.
—Vale, está bien —me separo a regañadientes del mocoso y lo observo por última vez cuando el mellizo lo toma en sus brazos meciéndolo lentamente.
—Tenemos que irnos, no creo que Miley aguante tanto tiempo con todos los bebés —Tiffany se acerca señalando su teléfono y todos (Taylor, Simón, el papá de Simón y ella), ríen alejándose con paso lento hacia la salida.
...
Simón.
— ¿Estás bien? —escucho la voz de Tiff afuera del baño y escupo la espuma de la pasta dentífrica terminando por fin de cepillarme los dientes.
—Sí, ¿ya se durmió el bebé? —salgo del baño y suspiro aliviado cuando ella asiente sentándose en la cama.
Son las cuatro de la mañana y estoy muerto mental y físicamente. Mi papá se quedó a dormir en la habitación de Sarah y Miley, Taylor, las bestias, Anthony y Sarahí en sus habitaciones. Todos estamos extremadamente cansados y preocupados, pero sabemos que lo peor pasó.
No fue la mejor bienvenida para mi papá, eso lo sé... Y lo que más me preocupa es la estabilidad mental de mamá. Sé que le afectó verlo de nuevo y tan repentinamente después de tantos años. Sé que ambos tienen que solucionar sus problemas y este incidente no fue el mejor inicio de todos y sé que tal vez mi mamá no quiera hablarle ni aunque muera, pero deseo en serio que tengan una conversación. Se la deben, nos las deben y la necesitan.
—Sé lo mucho que te afectó ver de nuevo a tu padre —Me apoyo en la pared cuando Tiffany extiende su mano hacia mí —... Y sé que todo se volvió aún peor con la crisis de Sarah, así que quiero estar contigo para apoyarte. Eso hacemos los padres, ¿no? —sonrío y me siento a su lado observando sin ganas de nada al suelo.
— ¿Crees que alguna vez podamos estar en paz? Digo, no solo nosotros, todos. ¿Crees que alguna vez las personas dejen de tener tantos problemas? —hago una mueca y alzo la mirada encontrándome con su cara a centímetros de la mía.
—No lo sé, realmente eso sería muy deprimente —frunzo el ceño y ella abre la boca como procesando mejor sus palabras —. Digo, imagínate un mundo en el que solo exista paz y armonía. Vale, es genial por un rato, pero las personas necesitan pasar por dificultades para mejorar y reconstruirse cada día —sonríe nerviosa y yo asiento entendiendo mejor su punto.
Me acuesto cubriéndome con la sábana y doy palmaditas a mi lado indicándole que es bienvenida a unirse a la siesta. Ella lo duda varios segundos, pero luego gatea hasta mi lado y se acuesta escondiéndose debajo de las sábanas con una expresión incómoda.
— ¿Cómo te va con Javier? —pongo un mechón de cabello rojo detrás de su oreja y ella respira hondo antes de acomodarse mejor en el colchón.
—Bien, él es muy atento —asiente y respiro hondo asintiendo repetidas veces.
Me siento muy hipócrita cuando le pregunto por su relación porque sé que en el fondo, muy, muy en el fondo, me gustaría que dijera, "no lo sé, él ya me está aburriendo" y luego de eso me besara. Sí, eso estaría genial. Pero eso solo pasará en mis pensamientos.
—Te pasa algo, ¿verdad? —pregunta tocando mi mejilla y yo asiento disfrutando como un condenado su caricia.
—No es nada, solo... ¿Por qué siento que todos están viviendo mientras yo estoy desperdiciando mi vida? —me quedo en silencio sabiendo que mi pregunta es realmente estúpida y abro mucho los ojos cuando ella se acerca aún más rozando su nariz con la mía.
— ¿Cómo podrías desperdiciar algo que hace feliz a otros? —su dedo pulgar se desliza lentamente por mis labios y su mirada sube y baja por mi cara deteniéndose al final sobre mis ojos —. Es gracias a ti que muchos nos mantenemos en pie, Simón. Así no lo veas, tienes pequeños detalles, gestos, acciones o palabras que nos impulsan a dar un paso más, a dar otro suspiro. No eres un desperdicio cuando ayudas desinteresadamente y constantemente, es parte de ti hacer felices a otros y por eso es que muchos te amamos, yo... Por eso te amo, por eso amo a nuestro hijo —mi mirada viaja a sus labios y sin poder evitarlo pongo una mano en su cintura sintiendo la tela de seda que posee su bata de dormir.
¿Cómo me puede decir eso y esperar que no me enamore más? ¿Cómo puede mirarme así y esperar que no me vuelva loco? ¿Cómo puede existir y esperar que no la ame con cada latido de mi corazón? No está bien, no es lo correcto y mucho menos algo que deberíamos estar haciendo, pero joder... ¿Por qué después de tanto tiempo y en estas circunstancias me siento tan completo? Por ella, por mí, por nosotros. Por este pequeño momento que tal vez no dure ni una hora pero que existe. Me siento tan completo que estoy seguro de que ni en un millón de años, ni con un millón de mujeres, ni en un millón de circunstancias podría volver a sentirme así. Solo con ella me siento así y sé que esto jamás se repetirá. Tal vez por eso valoro tanto cada mili-segundo.
—Yo también te amo —dejo un beso en su mejilla esperando que me aparte pero ella no lo hace. Se queda muy quieta y eso solo me impulsa a continuar con mi beso bajando lentamente hasta su contorneada mandíbula.
Mi mano en su cintura sube y baja con lentitud y dejo de besarla cuando mis labios tocan con temor los lugares que tanto disfruté alguna vez.
—Esto no está bien, ¿verdad? —alzo la mirada y me alejo enseguida al ver que está llorando silenciosamente —. ¿Tiff? ¿Estás bien?
—Es que me pasa todo lo contrario que a ti —seco sus lágrimas y ella respira hondo tocando con nerviosismo el lugar en donde dejé besos —. Yo estoy viviendo, pero no sé si estoy haciéndolo correctamente.
Nos quedamos en silencio. Uno al lado del otro viendo fijamente el techo blanco. Mi habitación es grande y tiene un gran armario que posee más ropa de Tiffany que mía. Ella tiene mucha ropa y ella se ha apoderado de cada espacio de mi vida. ¿Me quejo? Para nada. Me gustaría que invadiera cada centímetro de él.
Me giro por completo y pongo mi mano en su mejilla inclinando su cara en mi dirección. Sus ojos están oscuros, empañados y bastante distantes, lo que quiere decir que en serio está triste por algo que no logro entender.
—Cuando vives correctamente no te arrepientes de nada —me acerco por completo y dejo un beso en su otra mejilla alejándome al instante —. ¿Te arrepientes de algo?
—No estoy lista para responder.
Nuestros ojos se conectan y su mano toma la mía entrelazando nuestros dedos que encajan a la perfección, como siempre.
Celos, desconfianza, toxicidad, ruptura, dolor, ira... No creo que ella se arrepienta de haberme dejado. No creo que alguien se pueda arrepentir de haber dejado una relación tan tóxica atrás. No me gustaría que ella se arrepintiera porque indudablemente volveríamos e indudablemente ella sufriría. Yo no quiero que sufra, yo quiero que ella sea feliz conmigo o con otro. Más con otro, con Javier... Sé que él no la lastimará tanto como yo.
¿Y yo? Creo que seré feliz por ella y por nuestro hijo. ¿Me duele? Por supuesto que sí, desearía que juntos buscáramos ayuda para salir de esa situación, pero no más. Tiff merece ser feliz ya, ahora, con él. Ella merece alejarse de toda esta mierda y yo... Yo haré todo lo posible para reconstruirme a mí mismo.
...
Por favor respondan las preguntas. Aunque no lo crean, sus respuestas me motivan e inspiran a escribir mejor y más rápido.
¡BUEEEENAAAAS!
¿Qué les pareció el capítulo?
¿Qué le dirían a los personajes si los tuvieran enfrente?
¿Qué opinan sobre la relación de los Anthony? Son una ternuraaaa:3
Con mucho amor y un beso en la boca.
—Nepasavoir.
Puto el que lo lea.
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