Capítulo 15 - Arrepentimiento

Dedicado a todos los que algunas vez hicieron el mal pensando que era el camino correcto.

Anthony.


Termino de ponerme la chaqueta y camino por todos los rincones asegurándome de que todo esté en orden. El restaurante tiene seguridad y eso, pero soy muy perfeccionista y si no me aseguro de las cosas personalmente, no me quedaré tranquilo.

Cierro con seguro la puerta de la cocina y me despido de las personas de seguridad observando con fastidio mi teléfono. Son casi la una de la mañana, hoy cerramos más tarde de lo normal porque había muchos clientes y yo me quedé trabajando más de la cuenta.

Camino silenciosamente hasta mi camioneta y ladeo la cabeza cuando una melena femenina interrumpe mi vista. Una cabellera plateada que pertenece a mi muy tímida empleada que debió haberse ido hace mucho tiempo.

— ¿Babi? —frunzo el ceño extrañado. Está sentada en la acera como esperando a alguien y parece estar durmiéndose. Se le nota cansada y no la culpo, yo también estoy agotado.

Ella alza la mirada aún adormilada y abre mucho los ojos levantándose enseguida.

— ¡No estaba dormida! —sus mejillas se ponen rojitas y yo sonrío porque se nota que se está muriendo de la vergüenza —. L-lo siento, señor, yo estaba... —suspiro y me acerco a ella acostumbrado a su comportamiento. Dejó de decirme Anthony desde que rechacé su invitación, supongo que pensó que no la recordaba o no le tenía el mismo aprecio de antes.

— ¿Qué haces aquí? —observo hacia los lados. Estamos en el estacionamiento y sinceramente no creo que un taxi se detenga a menos que ella contacte a uno.

—Me iban a venir a buscar pero... No vinieron —suspira y hago lo mismo asintiendo repetidas veces. Ya qué, me toca hacer mi buena acción de la semana.

—Ven conmigo, yo te llevo.

Comienzo a caminar sin esperar respuesta y segundos después ella me sigue aún impresionada con mi propuesta.

Durante esta semana me he intentado comportar más amable con todos. Dania me hizo disculparme personalmente con los empleados que despedí y aunque uno de ellos no quiso regresar, los otros dos no perdieron la oportunidad de comenzar el mismo día.

Y hablando del pasado, después de la salida familiar quedé muy claro de una cosa: no importa cuánto tiempo pase, siempre sentiré deseos de demostrarle mi odio a Sarah. Me molestó que me chocara, pero me molestó aún más cuando se fue con su "amigo" después de salir del baño. Ella sinceramente no tiene vergüenza porque no se atrevió siquiera a ocultar su relación con su amiguito, lo trató como si fuera lo mejor del mundo y no se le soltó en ningún momento.

¿Será que tiene con él la misma relación que tenía conmigo? Bueno, no exactamente. Lo de nosotros era un chat, con su amiguito se ve diariamente.

Es una descarada, ya ni siquiera sé por qué pierdo el tiempo pensando en ella.

Ladeo la cabeza y me giro hacia Babi notando lo tensa y callada que está sobre mi asiento. Sinceramente no sé qué decirle y creo que ella no tiene el valor para comenzar una conversación.

— ¿Por qué estás trabajando en el restaurante? —decido terminar con el silencio y ella se remueve nerviosa antes de aclarar su garganta.

—Necesitaba un trabajo y pues... Pagan bien ahí —balbucea y juega con sus dedos sin fuerzas para verme a la cara.

— ¿Por qué no ejerces lo que estudiaste? Fue medicina, ¿no? —ella alza su mirada impresionada y yo sonrío cuando se sonroja consciente de la situación.

— ¿Cómo lo sabes?

—Tengo mis contactos —me encojo de hombros. "Mis contactos" en realidad es o era su mejor amiga. Ella fue a la primera persona que contacté después de leer la carta que Babi me dejó.

Pensándolo bien todas las chicas dejan una carta cuando se alejan de mí. No es romántico, ni gracioso ni nada de eso. Es estúpido y molesto porque yo odio esa mierda. Odio que no me digan las cosas de frente. Odio que huyan de mí.

—Estudié ocho semestres, pero se acabó el dinero y tuve que dejarla —su mirada se torna triste y asiento entendiendo la situación.

— ¿Por qué no la retomas? ¿Estás muy ocupada? —giro cuando me indica que cerca de ahí está su casa y frunzo el ceño observándola con detenimiento.

El lugar no es muy bonito que digamos y sinceramente no veo esto como un vecindario sano. Las calles están muy sucias y algunos borrachos están durmiendo por todos lados. No puedo creer que viva aquí, cuando se fue de Los Ángeles ella vivía en un lugar más presentable.

—Pienso retomarla cuando encuentre estabilidad, ya sabes... Es difícil ser tu propio sustento —me sonríe incómoda y asiento deteniéndome frente a su bastante descuidado edificio.

No recuerdo mucho mi vida antes de conocer a mis padres, pero agradezco tener todo lo que tengo gracias a ellos. Crecí en un lugar en donde nunca me faltó nada, en donde siempre tuve bienes materiales y mejor aún: en donde siempre me dieron herramientas que me ayudaron a crecer.

No me veo viviendo en un lugar como este y aunque suene un tanto absurdo no quiero que Babi lo siga haciendo. No es una damisela en peligro, pero este ambiente no es sano ni seguro para ninguna persona con buena mentalidad.

—Cuídate, ¿vale? —ella asiente y una idea macabra domina mi mente cuando se remueve incómoda sin saber cómo despedirse —. Escríbeme cuando llegues.

Me acerco aún más acorralándola entre la puerta y me estiro lo suficiente dejando un pequeño beso en su mejilla.

—Y-yo... Adiós —por su cara parece que va a explotar de lo roja que está y eso solo hace que mis ganas de reír incrementen. Es muy tierna.

Sonrío apenas sale del auto y me quedo en silencio esperando que entre sana y salva. No me fío de esta calle. Me da una muy mala espina.

Conduzco algo intranquilo hasta que su mensaje llega y dejo de pensar en nuestra escena volviendo a imaginar un cabello castaño y unos ojos marrones. Dos chicas completamente diferentes en todos los aspectos.

¿Qué estará haciendo la desalmada? Odio pensar en ella pero son dudas existenciales que siempre me embargan. ¿Cómo se debe sentir ahora que es madre? ¿Está feliz con su mocoso? ¿Cómo se enteró de que estaba embarazada? No me importa nada de esto, que se joda, pero igual hay cosas que siempre me provocarán dudas.

¿Estará con su amiguito? Un malestar nada placentero me invade y mis manos alrededor del volante aprietan este con fuerza. No sería raro, ella nunca suele estar sola.

"Si es por eso, tú tampoco". La voz de mi conciencia llamada Dania invade mi mente y ruedo los ojos fastidiado con los sermones. Lo peor de que mi mejor amiga sea mamá es que a veces aplica ese papel conmigo. Me regaña como a un hijo.

Detengo el auto frente a mi casa y me bajo poniéndole el seguro. Ya deben ser como la una y estoy muerto de sueño y cansancio. ¿Será que mis papás están despiertos? Mi mamá se suele dormir más tarde casi siempre.

Abro la puerta silenciosamente y frunzo el ceño cuando el balbuceo de un bebé acompañado de una pequeña risita invade el lugar. ¿Quién está en mi casa y por qué hay un mocoso?

Camino lo más rápido posible hacia la cocina y abro mucho los ojos cuando me encuentro con la sorprendente escena de mi mamá con el chino de Sarah.

El bebé está riendo y Sarah se encuentra sentada en uno de los bancos observando la escena con detenimiento. No tiene expresión, noto por su falta de emociones que algo le pasa, pero eso no evita que la rabia me invada al segundo.

— ¿Qué mierda haces tú aquí?

Mi mamá se gira como un rayo y abraza al bebé que parece completamente enamorado de ella. Todo queda en silencio. Sarah se levanta de inmediato y mi mamá aprieta sus labios como en desacuerdo con mi comportamiento.

Es mi mamá y la amo y la respeto, pero en este momento no quiero entender sus excusas.

—Vete de mi casa ya —me dirijo hacia Sarah sin una pizca de lástima y ella asiente intentando tomar con rapidez a su bebé.

—No, ella se queda y tú te vienes conmigo —mi mamá habla completamente seria y le entrega el mocoso a su madre caminando sin esperar respuesta.

Me quedo varios segundos en silencio. Nuestras miradas se encuentra pero ninguno de los dos dice nada. No tenemos nada que decirnos; yo no quiero escuchar nada que tenga que ver con ella.

Suelto un gran suspiro y camino detrás de mi madre apretando mis puños con fuerza. ¿Qué carajos hace Sarah aquí? ¿Por qué la trajo? ¿Sarah vino sola o ella la invitó? No entiendo una mierda y realmente solo quiero una explicación. Quiero que ella se vaya de mi casa pero también quiero saber qué hace aquí.

— ¿Por qué lo hiciste? Sé que no sabes nada de lo que pasó entre ella y yo pero...

—La encontré en shock en medio de la calle —mi madre me corta y frunzo el ceño sin entender lo que quiere decir —. Ella estaba congelada en medio de la calle y su bebé fue lo único que logró tomar.

— ¿Y por eso tenías que traerla a nuestra casa?

— ¡La apuntaron con un arma! —chilla furiosa con mi actitud y una punzada de sorpresa y angustia se apodera de mí —. La amenazaron con matar a su bebé y se llevaron todo lo que traía en manos. No le dejaron ni el coche, ella estaba... Paralizada.

Me quedo en silencio y asimilo con lentitud la información. Es raro... Conociendo a Sarah hubiera explotado en llanto sin importar nada. Ella no ha reaccionado, no tiene los ojos rojos y tampoco está siendo cien por ciento ella. ¿Sigue en shock? No lo dudo. Debe estar completamente aterrada.

— ¿Le hicieron algo? —parpadeo intentando no recrear esas imágenes en mi mente pero no lo logro. Estoy completamente preocupado y aterrado porque todo pudo haber terminado peor.

—No... Bueno, ella no me ha dicho mucho. La que me contó fue la empleada de una tienda que vio todo —mi mamá suspira y trago saliva entendiendo por qué estaba cargando al bebé. Supongo que Sarah no está en condiciones de atenderlo y ahora que lo pienso seguramente debe estar sufriendo por estar a solas con él en la cocina. Peor aún, ¿cómo hago para mirarla a la cara después de haberla tratado como basura? Me siento como un idiota. Seguramente fue una experiencia traumática y yo me comporté como un reverendo imbécil.

— ¿El mocoso está bien? —mi mamá frunce el ceño confundida pero al segundo me golpea para nada contenta con el apodo del niño.

—Se llama como tú y es una ternura —refunfuña y se cruza de brazos —. Y no sé cómo le harás, jovencito, pero quiero que vayas a esa cocina y trates a esa chica como toda una reina. No puedo creer que te hayas comportado de esa manera, no pareces un hombre criado por mí.

Aprieto mi mandíbula y respiro repetidas veces sin saber qué hacer o qué decir. Me siento como un idiota y ahora como un inconsciente. Ni siquiera quiero imaginar todo lo que debe estar sintiendo Sarah. Carajos, hasta se me pasó el odio que le tenía.

Planeo un par de palabras en mi mente y me paseo por el lugar antes de entrar a la cocina sin mucha valentía de por medio.

Mi mente queda en blanco cuando me encuentro con su imagen. Está cargando a su bebé pero no está sonriendo ni nada de eso, se ve inexpresiva y bastante tensa.

—Yo... Lo siento —aclaro mi garganta cuando las palabras salen de mí con mucha dificultad. Creo que no escucha porque no levanta la mirada ni nada de eso, solo se queda en silencio observando a su bebé con detenimiento —. Dije que lo siento —repito y me cruzo de brazos bastante fastidiado con su falta de atención —... ¿Sarah?

Me acerco a ella e ignorando todas las negativas de mi mente pongo mis dos manos en sus mejillas levantando su cara. Su piel está sumamente fría y sus ojos parecen desconectados. Está terroríficamente tranquila y ni siquiera pestañea cuando me acerco poco a poco.

—Y-yo ya llamé a Álvaro, él... —balbucea pero parece fuera de sí misma.

—Yo tomo al bebé, tú cuídala a ella —mi mamá le quita al bebé de las manos y yo la alzo en brazos caminando con rapidez hacia la sala.

—Sarah, mírame —la siento sobre el sofá y me pongo de cuclillas sin dejar de observarla —. ¿Sí me escuchas? No te desmayes.

—Estoy bien —balbucea y la abrazo con fuerza imaginando que todo pudo haber terminado en algo peor —. ¿Dónde está Anthony? —sus ojos se llenan de lágrimas y durante varios segundos me quedo en silencio sin entender por qué está preguntando por mí.

—Lo tiene mi mamá —reacciono y ella asiente intentando levantarse sin éxito alguno —. ¿Estás mejor? ¿Qué te pasó?

—Estoy bien —responde en automático, como si no estuviera acostumbrada a hablar de sus cosas.

—Sarah, mírame —repito y pongo mis manos en sus mejillas buscando su absoluta atención —. Tu bebé ya no está aquí, puedes reaccionar —paso mis manos por sus brazos y la abrazo con fuerza cuando sus ojos se terminan de llenar por completo de lágrimas.

Todo queda en silencio por varios minutos y le hago una señal a mi mamá cuando me sonríe completamente emocionada por haber dormido ella solita al bebé. Ella ama a los niños y a todo ser vivo inocente.

— ¡Sarah! —una voz masculina suena desde afuera y frunzo el ceño cuando comienzan a tocar la puerta con una actitud desesperada.

—Yo voy —mi mamá deja al niño en su improvisada cuna (un sofá) y camina algo dudosa hasta la puerta principal —. Disculpe, ¿qué...?

Un chico entra con una expresión de absoluta preocupación y un sentimiento llamado celos me domina al notar que es el amiguito de Sarah que parece un chicle imposible de despegar.

—Sarah, ¿estás bien? ¿Qué pasó? —el chico prácticamente la separa de mí y la abraza con fuerza tomando su cara entre sus manos.

—Oye, no la puedes mover tan brusco, ¿qué no ves que...? —dejo de hablar cuando Sarah rompe en llanto.

Y no, no es un sentimiento para nada agradable porque aunque desde un principio quería que saliera del shock, me duele que haya sido con él. Estuve todo el tiempo abrazándola pero ella solo lloró cuando él la tocó.

¿No me tiene confianza? ¿No soy alguien tan importante para ella? ¿No le produzco paz o esa mierda? No lo sé, pero igual duele. ¿Mi comportamiento la hizo alejarse mentalmente de mí?

—Tranquila, ya estoy aquí —él murmura y deja varios besos en su cabeza abrazándola y meciéndola a la misma vez.

—Y-yo no quería llorar porque Anthony... Yo... Yo no quiero que él me vea así —ella llora descontroladamente contra su pecho y él asiente repetidas veces como entendiendo el por qué de la situación. Yo no lo entiendo. ¿Por qué no quiere llorar delante de su hijo? Entiendo que no quiere que él la vea en mal estado pero sería completamente comprensible que quiera liberarse de toda la mierda que sintió en ese momento.

—Él está dormido, no te verá así —intervengo y me levanto lentamente quedando cara a cara con el intruso. Amparo o como se llame me da una mirada analítica antes de buscar al bebé dormido con la mirada. ¿Acaso también tiene una relación estrecha con el mocoso? No lo dudo. Se nota que siente algo más que deseo por Sarah y la forma más rápida de enamorar a una madre es conquistando a sus crías.

Bueno, para su información el niño tiene mí nombre, no el suyo. Seguramente pensaron en mí al ponérselo, en él no. Yo soy el Anthony original, él no tiene nada que ver en esto.

— ¿Nos vamos? —Amparo pregunta después de varios minutos y yo pongo una mano en el hombro de Sarah para nada de acuerdo con su propuesta.

—Deja que duerma aquí, ¿no ves cómo están? —la señalo a ella y señalo al bebé dormido.

—Pues no creo que lo mejor para ellos sea quedarse contigo —doy un paso al frente cuando habla como si tuviera algún problema conmigo y solo me detengo cuando mi mamá toma mi brazo intentando calmarme.

—Creo que mi hijo tiene razón, pero se hará lo que Sarah quiera, ella tiene voz propia —todos observamos a Sarah esperando que conteste y ella poco a poco se separa de Amparo pasando sus manos por sus brazos.

—Yo me quiero ir —mi poca confianza se derrumba y la rabia me invade cuando el imbécil sonríe lanzándome una mirada victoriosa a mí —... Pero lo mejor será pasar la noche aquí. No quiero que Anthony reciba frío nocturno —su mirada inmediatamente viaja hacia su hijo —. Siento mucho haberte hecho venir a esta hora, Álvaro, en serio sé que...

—Tú sabes que no eres una molestia para mí —él le sonríe y deja un beso en su mejilla haciendo que mi molestia suba a mil. Tí sibis qii ni iris ini milistii piri mí. Imbécil.

Ay, mierda, me está afectando pasar tanto tiempo con Dania.

Pasan largos minutos en los que ambos se despiden con un extremadamente largo abrazo y después de varios minutos más Sarah se gira encontrándose por fin con mi cara.

Sus ojos están rojos y luce bastante deprimida, pero sinceramente prefiero que esté así y no pálida e inexpresiva como antes. En serio me asustó su comportamiento.

—Ven, cariño, pueden dormir en la habitación de invitados —mi mamá toma su mano y la guía por la casa que ella conoce perfectamente bien. Obviamente no comentaré nada, pero Sarah y yo sabemos que ella conoce esta casa de pies a cabeza.

Las sigo después de varios segundos intentando no observar al pequeño bulto de trapos que se encuentra entre los brazos de su madre. Lo primero que quiero decir es que me sorprende lo blanco que es. Sarah también es blanca, pero él le gana por mucho. Sus mejillas parecen ser rojas por naturaleza y su boca parece un corazón por lo pequeña y bien formadita que es. Otra cosa, tiene mucho cabello al igual que su mamá y sus ojos definen por completo los rasgos de su progenitor. No quiero decirlo, en serio no quiero decirlo pero no lo voy a negar: el mocoso es lindo.

Supongo que tener como madre a Sarah le suma puntos. Ella es una chica preciosa y definitivamente sus genes también jugaron buenas cartas en el asunto.

—Ojalá pudiéramos ofrecerte algo mejor pero es que no tenemos cunas y a esta hora... —mi mamá comienza a emanar la dulzura que la caracteriza y Sarah niega rápido abriendo los ojos con sorpresa.

—Oh, no, no, no. Está perfecto lo que están haciendo. Es perfecto para mi bebé y para mí —sonríe nerviosa sin siquiera verme. Es mi culpa, lo sé, pero igual me afecta que ya no quiera siquiera mirarme a la cara.

—No dudes en llamarnos si te hace falta algo, ¿vale? —mi mamá deja un beso en su mejilla y se da la vuelta lanzándome una mirada que interpreto como "si no le dices algo amable te mato".

Meto las manos en mis bolsillos y observo el pasillo silencioso preguntándome dónde está mi padre.

Sarah se queda en silencio sin saber qué hacer y decido dejar de luchar contra mi orgullo alzando la mirada hacia su cara.

—Buenas noches —asiento hacia ella y me giro de inmediato sin intenciones de alargar el incómodo momento.

—Igual —contesta en voz muy baja y cierra la puerta antes de que pueda girarme para lanzarle una última mirada.

¿Ahora qué hago? ¿Cómo nos trataremos? ¿Qué relación se supone que tendremos? No lo sé... Pero sinceramente ya no quiero seguir actuando como un imbécil ridículo sin corazón.

...

Simón.


—Tienes que mover tus piecitos así si quieres correr rápido —Sean ríe cuando lo ayudo a hacer los ejercicios musculares y yo sonrío porque una cosa que sin duda no sacó de su madre fue el sentido del humor. Él ríe por todo.

Pongo mis manos en su pequeña espalda ayudándolo a sentarse en mis piernas y junto mi nariz con la suya observando sus lindos ojos color ámbar. Físicamente es mi copia, pero sus ojos son idénticos a los de su madre y eso me encanta. Es perfecto.

No tiene el tamaño normal de un bebé de siete meses pero está muchísimo más sano y fuerte que antes. Lo admito, cuando nació viví semanas de depresión porque tenía pocas probabilidades de sobrevivir pero poco a poco él logró estabilizarse y a los meses su estado mejoró.

— ¿Le hiciste los ejercicios? —Tiffany sale de mi habitación y yo asiento detallando el atuendo que lleva puesto. Un vestido negro ceñido al cuerpo, una cola alta que deja caer dos mechones pelirrojos a los lados de su cara y un maquillaje que parece hecho por la mismísima Rebecca Jones.

—Sí, acabo de terminar —sonrío y ella asiente acercándose por completo a nuestro bebé.

—Eres el niño más hermoso de este mundo, lo sabes, ¿no? —deja varios besos por su carita y este ríe encantado con los mimos de su madre —. Te amo muchísimo.

Su mirada es completamente genuina y contengo mis ganas de besarla con fuerza porque sé que ella me mataría y me dejaría de hablar por una semana.

La amo demasiado pero tengo que respetar su decisión a toda costa. Nosotros ya no tenemos nada romántico, solo mantenemos nuestra relación por el bien de nuestro hijo.

— ¿A dónde vas? —pregunto cuando se termina de poner los botines de tacón del mismo color de su vestido. Se ve como una jodida diosa y aunque sinceramente solo tengo ganas de recordarle cómo es que hicimos a Sean, me contengo. Ella y yo ya no tenemos nada. Ella y yo solo somos amigos.

—Tendré una cita con Javier —murmura algo incómoda y asiento asimilando la información.

Javier es el primo de Dania. Él y Tiff se conocieron en la boda de Rebecca y aunque no trataron mucho ese día, él estuvo enviándole mensajes hasta que ella le respondió y comenzaron a hablar.

¿Estoy celoso? La pregunta es estúpida. Obviamente estoy muriendo de los celos y solo quiero matarlo a él por meterse con la mujer de mi vida, pero no puedo hacer nada. Tiffany merece ser feliz, así sea conmigo o con alguien más.

En este momento no me importa mi felicidad, me importa ella y su bienestar.

—Te cuidas, ¿vale? —deslizo mis dedos por su mejilla y sonrío cuando su cuerpo se tensa y al segundo se relaja por mi lenta caricia.

—Vale —sonríe y ambos nos quedamos varios segundos viéndonos fijamente.

Me gustaría decirle muchísimas cosas pero sé que ella no querrá escucharlas. Me encantaría decirle que muero por ella, que el anillo de compromiso aún sigue en mi chaqueta, que si en algún momento cambia de parecer siempre estaré dispuesto a volver, pero no lo hago. Obviamente no lo hago porque ella está a punto de tener una cita y merece toda la estabilidad mental para que le vaya bien y pueda ser feliz.

—Ya llegó —se levanta cuando el timbre suena y yo asiento deteniéndola con mi mano en su antebrazo.

—Tiff, quiero boxear —mi comentario la hace mirarme extrañada pero después de varios segundos asiente entendiendo.

—Inscríbete en algún gimnasio, aunque no estoy muy segura porque... —comienza a sermonearme y ruedo los ojos acostumbrado a su sobreprotección.

Desde que conocí a Tiffany me interesé en el boxeo. Me aterrorizaba y a la vez encantaba verla pelear porque era angustiante cuando le daban un golpe pero emocionante cuando ganaba. Ella siempre ha tenido esa aura de fortaleza y eso siempre me hizo sentir protegido de cierto modo. Ahora que no está quiero ver por qué es que tanto le apasiona ese deporte. Quiero experimentar lo que ella ha vivido y quiero acercarme más a los intereses de mi ex.

—Cuídate —dejo un beso en la comisura de sus labios y sonrío cuando sus mejillas adquieren un color rojizo por mi repentino gesto.

—Ya me lo habías dicho —rueda los ojos y sale de la casa despidiéndose a regañadientes de nuestro bebé.

Me siento celoso, sí, pero internamente deseo que le vaya bien.

Como ex y como padre de su hijo la conozco románticamente mejor que ningún otro hombre y sé que si Javier le logró sacar una segunda cita es porque vale la pena. Tiffany es extremadamente selectiva con las personas que trata. Ella es el tipo de chicas que difícilmente puedes lograr hacer sonreír y aunque eso se convirtió en mi pasatiempo favorito desde siempre, admito que al principio no fue nada fácil tratarla.

Nos conocimos porque un día acompañé a Taylor a una sesión de fotos y ella era una de las modelos principales. Era igual de odiosa que ahora, por eso Taylor ni siquiera intentó acercarse más que para las fotos y esas cosas. Yo sí lo hice; la busqué, le hablé, (ella me observó con odio) y al ver que no huía de su barrera anti-extraños, dejó de luchar contra sus emociones y me siguió la conversación.

La invité a salir tres veces en una semana; las rechazó todas. La invité a salir una cuarta vez y también me rechazó. La invité una quinta para mi fiesta de cumpleaños y aunque sinceramente no esperaba que apareciera ni nada, ella sí lo hizo sorprendiéndome y sorprendiendo a todos. Me regaló una tablet a mí y a Sarah un estuche con lápices de dibujo. Desde ahí se volvió el amor de mi vida.

Observo a Sean acostado en el sofá. Tiene un chupón en la boca y sus ojos están casi que cerrados porque es extremadamente dormilón y perezoso.

—Esperemos que todo salga bien con mami —lo cargo y mezo para que se termine de dormir. Seguramente está cansado porque hoy hicimos muchos ejercicios musculares que le darán fortaleza para caminar más rápido. Ya se sienta, gatea y voltea solo, pero aún le cuesta ponerse de pie.

Lo acuesto boca abajo y palmeo repetidas veces su espalda acostándome a su lado en mi cama. Dormiré un rato junto a él para evitar pensar en los celos y la tristeza que me están consumiendo.

En serio le deseo todo el bien del mundo a Tiff pero eso no evita que mi mundo se esté derrumbando. Eso no evita que me duela. Eso no evita que deje de pensar en un mundo en donde ella y yo estemos juntos.

Desearía con todas mis fuerzas creer que está haciendo mal pero sé que no. Tiffany se ha aguantado demasiadas mierdas y merece todo lo bueno que le pueda ofrecer el amor.

Nunca la he engañado, pero comencé a fallar en el momento en el que le seguí el beso a una chica para no hacerla sentir mal. Tiffany lo vio todo por un vídeo y me perdonó mi cagada. Ella lloró y se derrumbó pero me dio una segunda oportunidad y yo no supe aprovecharla. No supe qué hacer cuando comenzó a celarme más de lo normal y mucho menos supe qué hacer cuando sus celos pararon en el siguiente nivel llamado desconfianza. Nunca la paré, nunca intenté arreglarlo. Yo me divertí y también comencé a celarla como si fuera un juego. Como si ella no estuviera sufriendo porque pensaba que la engañaba con cualquier chica que se cruzaba en mi camino.

Me siento como un idiota porque por mucho tiempo romanticé los celos, la desconfianza, la toxicidad, el sexo después de una ruptura. Volvimos, terminamos, volvimos, terminamos. Se volvió una monotonía que solo supimos mantener hasta que un verdadero mal entendido se nos presentó y no lo supimos resolver. Estábamos tan acostumbrados a las discusiones tontas que no supimos cómo enfrentar una verdadera.

Amaría con todo mí ser que esta historia fuera diferente porque la amo y sé que ella también me ama a mí, pero por eso mismo le deseo todo el bien porque no quiero que ella vuelva a sufrir como lo estaba haciendo conmigo.

Por mí, por ella y por nuestro bebé; si tenemos que estar separados para ser completamente felices, tendremos que aprender a vivir como buenos padres amigos.

...

Buenaaaaaaaaaaaas. 

¿Qué opinan sobre nuestros protagonistas? (Anthony, Sarah, Tiffany y Simón).

Sinceramente amo con todo mi ser a Simón. Él es un chico hermoso que cometió millones de errores y está buscando la forma de enmendarlos. No de la forma correcta, (no es sano mantener la felicidad de los demás a costa de la tuya), pero lo hace con buenas intenciones y con toda la transparencia del mundo.

Y Anthony... Bueno, opinar sobre el comportamiento de este hombre se lo dejo a ustedes, a ver:

Con mucho amor y un beso en la boca. 

—Nepasavoir. 





















Puto el que lo lea. 

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