Capítulo 10 - Perspectivas

Capítulo dedicado a @Maria_Isa_0907 <3

AVISO IMPORTANTE AL FINAL DEL CAPÍTULO.

Anthony.


Hoy ha sido un día caótico y eso se refleja en los rostros de todos los empleados del restaurante. Todos están mental y físicamente agotados y los entiendo. El último día del año es desastroso.

Obviamente siempre pago un bono extra a los que se quedan a trabajar en días festivos. Son bonos muy generosos que sé que muchos toman porque al fin y al cabo, se paga bien y de eso viven.

Suspiro con alivio cuando me libero de los últimos invitados especiales y subo a mi oficina con el único aviso de Meghan, (mi asistente), que Dania y Abel se encuentran allá.

No me extraña porque en ocasiones como estas ellos siempre se quedan esperándome para irnos juntos.

— ¿A ti qué te pasó? —pregunto sentándome detrás del escritorio. Suspiro con alivio y reviso mi teléfono esperando su respuesta que llega por boca de alguien más.

—Su novia le terminó en navidad —Dania me mira mal y yo alzo mis cejas observando a mi mejor amigo. Con razón ha estado tan desanimado estos días.

He estado alejado de ellos pero no por una discusión si no por falta de tiempo. Diciembre es un mes muy ajetreado y durante navidad solo tuve tiempo para pasar la noche con Sarah porque al día siguiente y el resto de la semana me puse a trabajar con mi papá.

Lo que no entiendo es cómo no pude notar el por qué del desánimo de mi mejor amigo. He estado tan ocupado en mis asuntos que no le había preguntado cómo estaba o por qué tenía esas ojeras tan horribles. Ahora lo sé.

Muchas veces he visto a su hermosa novia en este lugar. A diferencia de Abel, ella es una chica de clase alta a la que no le falta absolutamente nada. Es rubia, despampanante, ocurrente y escandalosa. En pocas palabras, la versión 2.0 de Barbie.

Estoy confundido porque estuve con ellos muchas veces y se notó que el amor era recíproco. Al parecer me equivoqué.

— ¿Por qué terminaron? —me cruzo de brazos y él alza la mirada sorbiendo por su nariz.

Estoy impresionado porque nunca lo había tan deprimido, pero supongo que era el momento de que el más reservado del grupo se dejara ver vulnerable.

—Me dijo que no podía ponerme a mí por encima de su familia, que... Que ella tenía que seguir el plan de su madre, ella... —calla durante largos segundos y cubre su cara cuando las ganas de llorar lo dominan —se va a casar con alguien más.

Me quedo en completo silencio y le lanzo una mirada interrogante a Dania. Ella me da una igual y palmea la espalda del despechado borracho sin saber qué decir.

Qué fuerte, no me lo esperaba. Él en serio estaba enamorado de esa chica.

—Mira, tenemos dos opciones —me levanto y me siento a su lado dejándolo en el medio —. La primera, puedes quedarte llorando en este lugar y cerrar cuando te sientas más calmado. La segunda, llora todo lo que quieras y cuando te sientas listo vienes conmigo a celebrar año nuevo. No te diré que vendrá algo mejor o que las cosas pasan por algo, solo quiero que sepas que estaré aquí para lo que necesites. Eres fuerte y sé que no te suicidarás, pero creo entender lo que se siente tener el corazón roto —pongo una mano en su hombro y él asiente limpiando su cara con las mangas de su suéter.

—No quiero cerrar, mejor vámonos —murmura y los tres reímos saliendo de la oficina.

Observo mi teléfono durante largos minutos y lo guardo en mi bolsillo sin intenciones de tentar a mis ansias.

Sarah no responde. Lleva dos días sin responderme los mensajes y estoy sumamente preocupado y confundido. No la entiendo. No peleamos ni nada de eso. Estábamos hablando normal y de un momento a otro ella dejó de responder mis mensajes. Ni siquiera los lee, ella parece desconectada del mundo.

— ¿Vamos a tu casa o a la mía? —Abel se pone la chaqueta y enciende un cigarrillo botando las cenizas por la ventana.

— ¿Quieres que tu familia te vea así? —frunzo el ceño. Está borracho, parece un drogadicto y luce como todo un vagabundo. Me sorprende todo lo que un corazón roto puede causar.

—Tienes razón, vamos a la tuya —ambos observamos a Dania cuando sale del restaurante con paso rápido. Su esposo no la vino a buscar a petición de ella y ahora tenemos que dejarla frente a su edificio.

—Está haciendo frío —jadea entrando a la parte de atrás y yo asiento prestándole mi chaqueta —. Gracias, feo.

Ella se la pone con rapidez y yo enciendo el auto en dirección a su edificio. Tengo que dejarla allí para que se pueda alistar y vaya a la casa de su cuñado. Toda su familia se reunirá y obviamente iré con ellos después de las doce.

—Los amo, nos vemos más tarde —Dania deja un beso en la mejilla de ambos y entra al edificio trotando suavemente. Se llevó mi chaqueta.

—Ladrona —murmuro y retomo el camino conversando sobre cosas tontas con Abel.

Su mirada está perdida y su semblante denota tristeza. Me siento como un muy mal amigo por no haber estado antes para él, pero en serio he estado muy ocupado poniendo al día a mi padre con todo lo del restaurante.

—Tony y Chris se unen, dicen que Dania los invitó a celebrar con su familia —asiento y termino de peinarme observando el resultado en el espejo.

Lo que pasa con mi cabello es que no importa cuántas veces lo peine, siempre vuelve a despeinarse de la misma manera. No tengo el cabello corto, pero tampoco largo. Es un punto intermedio y realmente es desastroso porque algunos mechones caen libremente y no ayuda que sea tan sedoso.

—Tienes suerte de que te quede mi ropa, te veías horrible —le lanzo una de mis camisas y Abel la ataja secando su cabello húmedo con una toalla.

—Extrañé a Carlos, parece mentira, pero lo extrañé —sonrío y niego porque todos dicen lo mismo.

Mi papá es rudo como jefe. Es exigente, disciplinado, rotundo e implacable, pero es un buen jefe al fin y al cabo. Los tuvo a todos caminando sobre fuego pero los hizo más fuerte. Todos aprendieron a ser mejores gracias al mejor.

—Le caíste bien a mi mamá, casi se puso a llorar cuando le conté sobre tu ruptura —Abel agacha la mirada y yo pongo una mano en su hombro metiéndome una cachetada mental —... Está pensando en regalarte un perrito, no le digas que te dije.

— ¿En serio? —sonríe y yo asiento concentrado en mi teléfono.

Mi mamá posee una tienda de mascotas. Es veterinaria y ama a los animales con locura. Eso deja claro que es muy sensible, ¿no? Es de las personas capaz de llorar por las desgracias de un extraño y es imposible que vea a un animal en la calle y no le de refugio. Casi siempre los da en adopción, no tiene nada más que animales domésticos porque odia con locura a las aves enjauladas. Dania me recuerda mucho a ella, ambas son lloronas y emocionales.

—Cuídate mucho, cariño —deja un beso en mi mejilla y yo le sonrío dejando un beso en su frente.

—Adiós, intenta volver sobrio que mañana tenemos mucho que hacer —mi papá continúa leyendo su periódico y yo asiento tomando las botellas de whisky antes de que se dé cuenta.

—Adiós señora, un gusto conocerla —Abel se despide de mi mamá y ella le da un gran abrazo murmurando algunas palabras que no logro escuchar —... Eso espero —mi amigo se acerca a mi papá algo tímido, temeroso y vacilante —. A-adiós, chef... Digo, adiós, señor... —mi papá despega su mirada del periódico y le da una larga mirada a él antes de asentir en su dirección.

—Adiós. Le mandan saludos a la llorona.

La llorona es Dania.

Salimos después de un rato y ponemos en marcha el auto en dirección a la casa de David. David es el hermano mayor de Taylor, (mejor amigo de Sarah, cuñado de Dania) y obviamente están celebrando año nuevo allá porque él tiene la casa más grande de la familia.

— ¿Cuál compraste? —le pregunto a Tony cuando nos encontramos en la entrada de la mansión. Él me enseña dos botellas de vino y yo asiento caminando hasta los portones de seguridad.

El jardín principal es precioso y es innegable porque hasta tienen un estanque. Hemos venido aquí antes, pero me sigue impactando igual que la primera vez. Los peces son mis animales favoritos, me transmiten mucha paz y en ese estanque hay muchos.

— ¡BUENAAAS! —Tony y Chris gritan apenas entran y todos ríen dándonos el feliz año.

Es inevitable, apenas termino de abrazarlos a todos busco a una personita con la mirada y frunzo el ceño cuando la encuentro sentada al lado de su hermano. No ríe, no habla. Solo está viendo al infinito y se ve bastante... Seria. Esa es la palabra.

¿Qué le pasa? Ella y yo estábamos hablando increíblemente bien. Podría jurar incluso que me estaba tratando con más confianza y me atrevo a decir que hasta más cariñosa. No lo entiendo, ¿hice algo mal? ¿Le dio miedo? ¿Le pasó algo?

— ¡Los primeros participantes! —Lauren grita y varias personas arrastran a Miley y a Taylor al centro de la sala.

No entiendo de qué va pero de un momento a otro una canción comienza a sonar y ambos se ponen a cantar con un fluido y perfecto español. Karaoke.

¿A quién le mientes en tu soledad? Quieres verme otra vez —Miley sonríe cuando su novio canta bastante confiado y pega el micrófono a sus labios siguiendo las letras de la pantalla.

Por ti respondo lo que tú me das, lo que nadie sabe —ambos cantan sin despegar su mirada del otro y yo me cruzo de brazos bastante entretenido con la escena.

Miley está un poco sonrojada y Taylor parece estar disfrutando de ello porque no deja de sonreír escuchándola cantar tímidamente frente a todos. Ella no es para nada tímida, pero sí muy seria y fría y mostrar esta faceta supongo que la incomoda.

Varias personas pasan después de ellos y no puedo evitar caminar hacia Simón cuando él deja de llorar concentrado en su copa.

— ¿Te puedo preguntar algo aparte de esto? —él alza la mirada y me observa durante largos segundos antes de asentir sin dudarlo.

— ¿Es sobre Sarah? —hago una mueca y asiento observando a la melliza a lo lejos. Está cantando I got you de Bebe Rexha y sinceramente (aunque se ve muy sexy) no parece estar bien.

—No ha respondido mis mensajes, me ignora y... Yo no hice nada, Simón, en serio. No creo haber hecho algo que la lastimara o molestara, ¿qué le pasó? —trago saliva intentando aparentar tranquilidad aunque mi expresión no lo demuestre.

Se nota. Sé que él lo nota y todos notan que estoy enamorado de Sarah. Parezco un idiota detrás de ella y sinceramente no me avergüenza en lo más mínimo porque sé que ella también siente algo por mí. No sé si igual de intenso, pero estoy dispuesto a descubrirlo cueste lo que cueste.

—Está muy mal, Anthony —Simón hace una mueca y yo frunzo el ceño observando a su hermana —. No sé muy bien qué fue lo que pasó, pero está extremadamente mal y solo la notas relajada porque creo que bebió, aunque... No lo sé, no está borracha ni nada —entrecierra sus ojos y yo me acerco al centro sin despegar mi mirada de la melliza.

Tiene un vestido ajustado, tacones de tirantes con plataformas y luce completamente normal. Pero lo noto, algo en su expresión me indican que está mal, que algo le pasa.

¿Por qué se alejó de mí?

— ¡Te amo! —Lauren la abraza y felicita por su presentación y ella ríe bajando de la mesita. Estaba bailando y cantando sobre una mesita.

Me acerco sin dudarlo y sé que la tomo por sorpresa porque cuando choca con mi pecho, sus ojos se abren bastante con una clara expresión de perplejidad.

—Tenemos que hablar —tomo su mano y camino con rapidez ignorando la mirada curiosa de todos los presentes.

— ¡Anthony, suéltame! —Sarah se aleja y da varios pasos hacia atrás cuando yo me detengo frente a la piscina aprovechando que el lugar está solo.

— ¿Qué te pasa? ¿Por qué dejaste de hablarme, Sarah? ¿A qué juegas? Me merezco al menos una explicación porque sabes que me molesta que no me digan las cosas de frente. No soy adivino. Dime qué hice mal o dime en qué puedo ayudarte, pero no me alejes sin una explicación, no lo tolero —hablo rápido y completamente serio, lo que la angustia el doble porque tiene que hacer un esfuerzo sobrehumano para no correr lejos de mí.

El silencio es abrumador y a la vez esperanzador. Tengo expectativas no muy altas sobre lo que puede suceder pero aún quiero creer que ella no me dirá nada malo —. Lo siento, Anthony —y todas las esperanzas terminan cuando comienza a hablar —, me di cuenta de que no estoy lista para tener una relación, yo... Quiero estar sola —sus ojos se llenan de lágrimas pero ella agacha la mirada antes de que pueda comentar algo al respecto.

Asiento lentamente, entiendo varias cosas. No está borracha, la conozco y sé que no lo está porque no tiene el brillo divertido en sus ojos. Está completamente sobria y finge haber bebido una botella para no darle explicaciones a nadie sobre su comportamiento.

No está dispuesta a evaluar otras opciones. Se le nota segura de su decisión y aunque duele y quema no puedo hacer nada contra eso, solo aceptarlo.

— ¿Por qué no me lo dijiste antes? Podrías haberte evitado más de veinte mensajes, yo... —me paso una mano por el cabello completamente confundido —. Lo mejor será dejarlo así, gracias por todo.

Intento sonreírle y me giro sintiendo un apretón nada placentero en el pecho. ¿Es normal sentirme tan impactado? Nunca había sentido algo como esto y duele como la mierda. No me esperaba que esto terminara tan rápido y de esta manera. Carajos, ni siquiera me esperaba que terminara.

—Anthony, espera —su voz me hace parar de golpe y me giro lentamente esperando que prosiga —. Yo...

Parpadeo sorprendido cuando da tres pasos en mi dirección y me besa callando cualquier tipo de palabras dispuestas a salir de mis labios.

Le sigo el beso lentamente y tomo su cara entre mis manos alzándola para poder tomar el control del beso. Ella jadea y toma mis manos dando pasos torpes en mi dirección.

Sarah no es enana. Es alta, al menos un metro setenta y cinco o algo más. Simón mide casi lo mismo que yo, creo que un metro ochenta. Son casi del mismo tamaño, pero obviamente él es más grande. Cosa de mellizos.

—Anthony... Yo... —sus murmuros me hacen detenerme y la hago chocar con la pared poniendo mis manos a los lados de su cabeza.

— ¿Qué tienes, Sarah? —la observo preocupado y la abrazo cuando comienza a llorar escondiendo su cara en mi pecho.

—Lo cagué todo... Yo tenía todo planeado y es mi culpa, Anthony —no entiendo lo que dice pero eso no evita que deslice mis manos por su cabello en un intento de consuelo —. Lo siento mucho...

— ¿Qué sientes? —intento descifrar sus palabras pero no lo logro.

—Tú no mereces vivir mi mierda —sus ojos transmiten tristeza y sinceridad absoluta, por lo cual no puedo negar que me afecta porque es obvio que se está despidiendo —. Ojalá te hubiera conocido antes.

—Tenemos mucho tiempo, ¿por qué dices eso? —ella me abraza con fuerza y deja otro beso en mis labios antes de separarse con una sonrisa falsa.

—Te amo muchísimo, Anthony Soublette —la observo completamente sorprendido cuando caricia mi mejilla como grabando mi rostro en su mente. Luego de eso, se va sin ver atrás.

...

Tiffany.


Estoy embarazada.

Veo por largos minutos las dos rayitas que comprueban mi desgraciada mala suerte y tomo mi cara entre mis manos sin saber qué mas hacer.

La hice por miedo. Tengo un examen de sangre y al menos quince pruebas que confirman mi estado. Estoy embarazada de mi estúpido ex novio. Me siento como Dania.

Me apoyo en el volante y observo fijamente la casa frente a mí. Vine a decírselo. Estuve mucho tiempo procesando toda la información pero creo que es hora de que él lo sepa. Tengo tres meses de embarazo y aún me siento estúpida por no haberlo notado desde las primeras semanas. No me hice pruebas de sangre, estuve teniendo peleas de entrenamiento que no requerían una y me confié. No soy regular y no me había alarmado hasta que llegaron los síntomas.

Simón se va a desmayar.

Mi labio inferior tiembla pero reuniendo todo mi valor camino hasta la puerta y toco suavemente con ganas de correr.

No soy tímida. No me dejo intimidar por nadie, no le tengo miedo a nadie, pero él no es nadie. La única persona capaz de ponerme nerviosa y emocional es él y odio eso. Odio que cause eso en mí. Lo odio a él.

Pero lo prometí y aquí estoy... Debo hacer esto por el bien de nuestro bebé. Me guste o no él debe saber que tenemos un hijo y así tenga que perseguirlo y noquearlo se hará cargo. No lo hice sola y mucho menos lo criaré sola. Es nuestro hijo o hija y él responderá quiera o no.

Aprieto mis puños cuando el que abre la puerta es Taylor. Él y su típica sonrisa de estúpido que me cae mal. Pero ya qué, es como un hermano para mi novio. Digo, mi ex novio.

—Hola, Taylor —aclaro mi garganta porque no sé qué más decir. No suelo tratarlo con amabilidad pero me toca hacerlo esta vez.

—Hola... ¿Cómo estás? —su expresión es de pánico y eso me hace fruncir el ceño. ¿Me tiene miedo? Yo sé que lo intimido pero no es para tanto.

—Bien, ¿está Simón? —vuelvo a aclarar mi garganta porque una cosa es pensar y otra cosa es pronunciar su nombre.

Lo sigo cuando me abre por completo la puerta y entro a la casa detallando el lugar. Luce como siempre, la única diferencia es que ya no lo considero otro hogar para mí. Ya ni siquiera quiero estar aquí, me duele.

—Eh... Él... —Taylor se pasa las manos por el cabello sin mirarme a la cara y yo me cruzo de brazos intentando descifrar su comportamiento —... Está en su habitación —termina y asiento sacando los papeles de mi bolso.

No sé si entregárselos y salir corriendo o entregárselos y explicarle lo que significan. Es tan tonto que obviamente quedará muy confundido si hago lo primero. Tengo que explicarle, pero estoy muy nerviosa por su reacción.

¿Y si lo noqueo y cuando despierte le digo todo? Es una buena opción, pero Taylor no me dejaría secuestrarlo en paz. Si noqueo a Taylor de primero tal vez...

—Y dime, ¿qué haces por aquí? —interrumpe mis pensamientos y yo alzo la mirada ocultando todas mis expresiones.

¿Qué le digo? ¿Qué su mejor amigo será papá?

—Quiero hablar con... —mi mente queda en blanco cuando Simón sale de su habitación con una expresión molesta. Tiene la camisa desarreglada y el cabello revuelto.

— ¡Espera! ¡¿Por qué te pones así?! —una voz femenina hace que todos mis pensamientos colapsen y aprieto mi mandíbula cuando la mirada de él se encuentra con la mía.

Lo hizo de nuevo...

—Tiffany...

—Simón —intento que mis ojos no se llenen de lágrimas pero no lo logro. Estoy muy sensible y ahora mismo solo quiero llorar como una bebé. ¿Por qué mierda tuve que embarazarme de él?

—Taylor —el idiota sonríe intentando aligerar la tensión y yo le lanzo una mirada asesina antes de contemplar a la chica que está detrás de Simón.

Enana, ojona y con labios de Kardashian. Si no se hubiera revolcado con mi ex diría que es linda, pero obviamente no aceptaré eso. Ahora mismo la quiero matar junto al idiota padre de mi hijo.

—Vaya, vaya... —la chica sonríe abrazándolo por la cintura y noto como Simón se suelta de ella dando un paso hacia mí.

Y yo que venía a escucharlo. Me siento estúpida.

—Tú... Viniste —intenta acercarse a mí pero yo me alejo notando como Taylor arrastra a la otra chica a la salida. Para este momento no escucho nada de lo que dicen, solo estoy concentrada en la cara de Simón.

—Sí, tarde o temprano tendría que suceder —muerdo mi labio inferior conteniendo todo tipo de insultos que quieren salir de mí.

¿Cómo pude creer por un minuto en su inocencia? Dios... Yo estaba a punto de caer. Estaba a punto de pedirle una explicación y volver a caer. Estaba a punto de perdonarle una infidelidad.

—Ella y yo no estábamos... Ya sabes, eso no es lo que parece —intenta explicarse pero yo niego poniendo una mano al frente.

No quiero seguir en este lugar, quiero irme y no volver a verlo jamás en mi vida. ¿Qué mierda? Me siento como una estúpida. Mis padres tenían razón, soy mucha mujer para este imbécil.

—No te estoy pidiendo explicaciones —trago el nudo en mi garganta sin intensiones de que me vea vulnerable.

—Pues yo te las quiero dar. Sherry llegó y me pidió ver las fotos de la fiesta. Las fotos falsas que tenemos que analizar juntos para que veas que no estoy mintiendo —su seriedad me sorprende pero me mentalizo para no creer sus estúpidas excusas.

—Yo solo vine a buscar mi teléfono —me encojo de hombros fingiendo indiferencia.

Él intenta acercarse pero yo retrocedo porque su presencia escuece. Me abruma tenerlo frente a mí porque sigo sintiendo todo con la misma intensidad. Él me hace sentir pequeña e indefensa.

—Tienes que escucharme...

—No hay nada que escuchar, devuélveme mi teléfono ya —aprieto mis puños porque su mirada demuestra lo afectado que está con esto.

No voy a mentir. Sé que me quiere, pero alguien que te quiere no te lastima y él ya me hizo mucho daño con su infidelidad. No soy una persona que da segundas oportunidades pero lo hice con él y me falló. No puedo perdonarlo porque eso sería fallarme a mí misma y no lo haré. No me arrastraré por un niño en cuerpo de hombre.

—Si no me escuchas no lo haré —él aprieta su mandíbula con la misma seriedad y yo le paso por un lado dispuesta a irme sin ver atrás. Que se joda. No nos merece ni a mí ni a nuestro bebé.

—Entonces me voy —no puedo continuar mi camino porque sus manos pasan por mi cintura y me pegan a su cuerpo con esa seguridad que siempre demuestra.

— ¿Estás celosa? —su pregunta me desconcierta pero él deja de sonreír cuando lo empujo con fuerza provocando que de unos cuantos pasos hacia atrás.

— ¿Celosa por esa... chica? Nunca —intento seguir mi camino pero él me vuelve a girar estampando mis labios con los suyos.

Me permito disfrutar solo dos segundos en los que mi cuerpo tiembla y se paraliza al mismo tiempo. Mi corazón retumba como loco y mi garganta se seca al punto de hacerme saber que lo único que podría salvarme sería llorar. Llorar por él y por todo, porque aunque no lo quiero aceptar, es innegable decir que estoy profundamente enamorada de él. Solamente de él.

—Solo te amo a ti —sus palabras me hacen gritar internamente pero lo empujo cuando logro recobrar la compostura y la dignidad.

—Y yo solo quiero mi teléfono —ladeo la cabeza aturdida por su cercanía. ¿Qué me pasa? Yo soy más fuerte que esto.

— ¿En serio le creerás a una desconocida antes que a mí? —sus ojos se llenan de lágrimas pero no me permito sentir lástima.

—La desconocida no salió sola en las fotos, se ve claramente tu cara, no creo que tengas un doble.

— ¡Ella se aprovechó de mí! Estaba borracho y dormido, Tiffany, ¿por qué te engañaría así? Tú sabes que yo no...

—No, yo no sé nada, ¡vine a hablar contigo y lo primero que me encuentro es a ti saliendo de la habitación con esa estúpida! —exploto sin contener mis palabras.

Odio insultar a la mujeres porque siempre he dicho que la culpa es del infiel y no del tercero, pero igual estoy malditamente celosa y odio saber que una chica lo besó y tocó en la misma cama en la que tantas veces hicimos el amor él y yo. Me da asco de solo pensarlo.

— ¡¿Y eso qué tiene que ver?! —jadeo cuando pregunta como si no fuera nada.

— ¡TODO! ¡TIENE QUE VER TODO! ¡Me demostraste que no fallé al dudar de ti, apenas terminamos y ya estás metiendo a otras chicas a tu habitación! —lo golpeo con el bolso sin saber qué más hacer para que se sienta culpable.

— ¿Viste que sí estás celosa? —sonríe tiernamente y no puedo evitar volverme loca de la rabia.

— ¡NO ESTOY CELOSA, ESTOY MOLESTA! ¡Eres un maldito idiota! Primero me engañas con una y luego te acuestas con otra. ¡¿Cómo quieres que me sienta?! —mi voz se rompe y comienzo a llorar sin saber qué más hacer.

— ¡No me acosté con ninguna!

— ¡VETE A LA MIERDA! —lo empujo y recojo mi bolso que para este momento ya está en el suelo.

Camino decidida hasta la salida pero detengo mi paso cuando a él se le ocurre decir la estupidez más grande del universo.

— ¡Ahora huyes!

Mi cuerpo tiembla y mi mirada se nubla al instante. Aprieto los papeles en mis manos y me giro lanzándoselos con toda mis fuerzas en el pecho.

Él me observa sorprendido y estupefacto, pero para este momento lo estoy viendo en rojo y con miles de cuchillos clavados en el cuerpo.

— ¡¿HUIR?! ¡Eres un maldito descarado, Simón Bazan! ¡Primero me engañas y te acuestas con otras y ahora yo huyo! ¡¿Tienes el cerebro en el culo o qué?! ¡Vete a la mierda! ¡Vine a decirte que estoy embarazada! ¡¿Eso es huir?! ¡NO! ¡ESTOY CAGADA DEL MIEDO Y TÚ SOLO BUSCAS A OTRAS!

Toco mi pecho intentando calmar el dolor y la rabia porque quema. Solté todo y no me arrepiento, pero sé que las emociones negativas pueden ser perjudiciales para mi bebé. Debo calmarme, esto no es nada bueno para mi bebé.

— ¿Embarazada? —su pregunta interrumpe el silencio. Mis puños tiemblan de lo mucho que los estoy apretando y mi garganta arde por todo el llanto que estoy conteniendo.

—Sí, ya sabes, las consecuencias de no protegerse en un acto sexual —me abrazo a mí misma intentando calmarme, no puedo seguir así, esto es malo —. Dame mi teléfono, por favor.

— ¿Es mío? —su murmuro me deja estupefacta y no dudo en darle un buen golpe con el bolso antes de caminar en grandes zancadas a su habitación.

— ¡No, imbécil! ¡Es del vecino! —me giro y lo vuelvo a golpear ignorando la mirada de Taylor. Por supuesto que él estuvo escuchando todo como el chismoso que es.

Entro a la habitación y busco con la mirada los posibles lugares en donde podría estar mi teléfono. Seguramente tiene la pantalla rota, con lo fuerte que lo lancé no me sorprendería que esté inservible, pero al menos le quiero dar una despedida, lo compré hace apenas cinco meses.

Las manos de Simón se detienen en mi espalda y me giro como si quemara enfrentando su expresión. Está pálido, eso quiere decir que en serio le impactó mucho la noticia.

— ¿Tendremos un bebé? —me observa fijamente y yo parpadeo para espantar las estúpidas lágrimas que quieren salir de mí.

—Sí, por desgracia tú eres el padre —intento esquivarlo pero él me detiene apoyando su frente en la mía.

—Tendremos un bebé... —antes de poder decirle algo hiriente él me besa y yo pongo mis manos en su pecho sin fuerzas para apartarlo.

Su cuerpo me empuja hacia la cama y caigo con fuerza siendo alertada por todas mis defensas sobre un intruso infiel y poco hombre.

—No... Yo no... —sus labios bajan por todo mi cuello pero antes de seguir disfrutando sus caricias lo empujo levantándome enseguida.

Doy varios pasos hacia la puerta y tomo mi teléfono cuando lo visualizo en su escritorio de trabajo. Está como nuevo, seguramente lo mandó a arreglar.

—Tiff... —él intenta detenerme pero yo niego saliendo al paso veloz de su habitación.

Me arreglo el cabello e ignoro la despedida de Taylor cerrando la puerta de la entrada con fuerza.

Mi trabajo está hecho, ahora me toca vivir con ello.


(...)

Una semana después.

Abel.


Soy el tipo de personas que siempre aceptan las cosas.

A lo que me refiero con eso, es que soy el tipo de personas que no insisten, no se arrepienten, no se victimizan. Yo acepto todo y sigo adelante.

Me desmorono, recojo mis pedazos y me reinvento. Así es mi vida, un sinfín de desgracias y muchas resignaciones.

Observo la carta de invitación a la boda de mi ex novia y trago el nudo en mi garganta sin intenciones de llorar más. Me duele, tengo ganas de morirme, pero no puedo hacer nada contra eso. Ella ya tomó su decisión y la respeto.

Me quito la camisa y me pongo la filipina aún procesando el asunto.

Phoenix se va a casar. Mi ex novia se va a casar. Ella se casa hoy...

— ¿Todo bien? —Tony frunce el ceño preocupado y yo asiento apartando la mirada. No me gusta que me vean así, yo suelo ser el que consuela, no al contrario.

—Mi mamá quiere que cenemos con ella hoy —Chris cambia de tema al notar que yo me siento incómodo y Tony le responde casi de inmediato entusiasmado con la idea.

Es increíble todo lo que ha pasado con ellos durante este tiempo. Son novios y ya lo aceptan abiertamente. No les incomoda que nadie lo sepa y tampoco se ocultan. Les costó mucho pero aprendieron a aceptarse y son muy felices. Eso me consuela de cierto modo.

— ¿Dónde está Abel? —la voz de Anthony se escucha afuera de la habitación privada y salgo de inmediato sin intenciones de llevarme un regaño.

Hoy me toca asumir el puesto como chef ya que Dania fue invitada a la boda de Phoenix. Miley (la novia del cuñado de Dania) es su hermana, así que obviamente fue invitada toda la familia porque son muy cercanos y mi ex necesitará mucho apoyo en su día.

—Aquí estoy, ¿pasa algo? —él me observa fijamente y frunce el ceño confundido.

— ¿Qué mierda haces aquí? —su pregunta me confunde a mí y observo hacia los lados sin saber qué decir.

— ¿De qué hablas? — ¿qué digo? ¿Es una prueba? Anthony suele hacer ese tipo de pruebas con sus empleados y no pienso caer.

— ¿Cómo que de qué hablo? Maldición, Abel, no puedo creer que vayas a dejar que Phoenix se case —me quedo en blanco porque estoy bastante impactado por sus palabras.

—Ella tomó una decisión... —balbuceo sin saber qué más decir.

— ¡Sí! Tomó una decisión por miedo y tú la aceptaste sin más. ¿Qué diablos te pasa? Es tu novia, ella te ama a ti y te dijo que tomó esa decisión por su familia. ¿La dejarás ir sin más?

—Ella no quiere casarse —la voz de un hombre interrumpe el silencio creado por la tensión y yo me giro encontrándome con el papá de Phoenix.

Lo he visto en fotos, en la televisión, en revistas... Pero nunca en persona. Phoenix me habló mucho de él durante nuestra relación. Me dijo que era un buen hombre. Que era dulce, amable, generoso y no se dejaba llevar por las diferencias sociales. Solo una vez lo vi pero no fue de cerca, él... Ahora está frente a mí.

—Mi hija está haciendo esto por su madre y es mi culpa porque no pude detener esta locura a tiempo —su ceño se frunce, como si estuviera disgustado consigo mismo —. He sido un mal padre, no he estado presente en las decisiones de mi esposa y me temo que eso nos llevó a este final catastrófico. Mi hija no quiere casarse, ella está enamorada de ti y yo lo sé porque he notado el cambio desde su ruptura —trago saliva sin saber qué decir. No me esperaba esto.

—Pero ella lo eligió a él, ella... Terminó con todo porque dijo que era lo mejor —él niega masajeando su sien con sus dedos.

—No, ella no eligió nada; Phoebe eligió por ella pensando que estaba tomando una buena decisión —Phoebe es la mamá de Phoenix. Según ella, todo lo opuesto a su padre en personalidad.

— ¿Y qué hago? Ya es muy tarde, seguramente ella debe estar diciendo sus votos o algo así... —me paso una mano por el cabello conteniendo mis ganas de llorar.

—Nunca es tarde, la boda empieza en veinte minutos y te aseguro que llegarás a tiempo porque Phoenix... Ella no está en condiciones de salir todavía —trago el nudo en mi garganta y observo a todo el personal que está escuchando la conversación.

¿Qué hago? ¿La busco? ¿Qué puedo hacer para detenerla?

Me van a echar si me voy así...

—No me pongas como excusa, Sofía se puede encargar de la cocina —Anthony se cruza de brazos como si estuviera leyendo mis pensamientos y Sofía abre la boca impresionada con la propuesta.

— ¿En serio? —su expresión demuestra su emoción y Anthony asiente rodando los ojos.

— ¿Lo harás o no? —todos me miran esperando mi respuesta y aprieto mis puños sin saber qué decir.

— ¡Búscala, idiota!

— ¡Tienes que hacerlo!

— ¡Esto es tan romántico! —una de las meseras se echa aire con la mano y yo respiro hondo asintiendo hacia su padre.

—Claro que lo haré.

Corro afuera de la cocina y busco las llaves de mi motocicleta poniéndome el casco con toda la rapidez posible.

Paso semáforos, autos y personas como si estuviera en un apocalipsis zombi, pero no me importa, debo parar esa maldita boda y ningún policía entrometido lo impedirá.

Estaciono la motocicleta en una mala posición y me quito el casco corriendo hacia el hotel en donde será la ceremonia. Qué asco, todo luce tan perfecto que tengo ganas de vomitar.

— ¿Tiene invitación? —Un hombre me observa de arriba abajo y yo maldigo al recordar que dejé la invitación en el casillero. Mierda, qué imbécil.

—Soy el chef, invitado especial para la boda —el hombre frunce el ceño y observa la lista como buscando algo que lo verifique.

— ¿Me puede indicar su nombre? —respiro hondo y aprieto mis puños dispuesto a meterle un golpe si no me deja entrar de una buena vez.

—Abel Miller.

El hombre observa la larga lista y yo me cruzo de brazos sin poder disimular mis nervios. Maldición, ¿por qué tarda tanto?

—Mmh, pase —me sonríe con amabilidad y yo corro hacia recepción cuando noto que ya no está viéndome con sospecha.

Subo al ascensor apenas la recepcionista pronuncia el piso en donde está la novia, (digamos que una sonrisa la convenció por completo), y salgo esquivando a varias personas que parecen estar murmurando algo sobre una pelea.

Abro la boca cuando Miley pasa por mi lado corriendo y camino hacia ella encontrándome con la mirada curiosa y asombrada de Daniel Crild, (esposo de mi mejor amiga).

—Bueno, no hace falta eso —dice cuando me detengo a unos cuantos pasos de mi cuñada y me sorprendo cuando esta se gira observándome con absoluto alivio y desesperación.

—Ella no está bien, la tienes que sacar de aquí —habla sin trabas y yo frunzo el ceño sin entender —. Sé que piensas que está siendo egoísta, pero no es así, Abel, ella te ama. Ella te necesita y yo también. Si quieres deja de escucharme y camina para que la veas, está muy mal y la adoro tanto que estoy dispuesta a arruinar los planes de mi madre antes de ver como mi hermana arruina su vida...

—Miley, yo venía a eso mismo —la corto y no me da tiempo de seguir explicándome cuando ella toma mi brazo y me arrastra por todo el pasillo esquivando el montón de gente que no deja de mirarnos como si estuviéramos locos.

—Tengo una cuenta anónima en la que transferiré todo su dinero para que se puedan mantener. El prometido de ella intentará rastrearla por todos los medios, así que quiero que tengan precaución. Tenemos una casa de playa en Miami, pueden ir allí si quieren, creo que será lo mejor por ahora y por favor... —se detiene frente a una puerta y se da la vuelta observándome con anhelo —. Cuídala y hazla feliz, te lo pido.

—Cuenta con eso —sonrío y correspondo su abrazo separándome al instante porque entiendo que ella no sea mucho de dar contacto físico. Es todo lo contrario a su hermana.

Entro a la habitación y busco con la mirada a mi chica. Todo está patas arriba, parece como si un torbellino hubiera pasado por aquí y solo es cuestión de agachar la mirada para saber el nombre de ese torbellino.

—Phoenix... —me agacho a su lado y tomo su cara entre mis manos observando su maquillaje corrido por sus mejillas — ¿Qué te pasó? ¿Qué tienes?

Ella no responde, solo me mira fijamente pensando que soy parte de alguna alucinación. Busco con la mirada una manta que me ayude a cubrirla y cuando lo hago me detengo al observar unos golpes de correa sobre la piel de su espalda. Unos putos golpes de correa.

— ¿Qué carajos? —ella gime cuando toco suavemente y separo mis dedos observándola con perplejidad —. ¿Fue ese mal nacido? ¿Él te hizo esto? —mi sangre hierve al instante y me levanto de inmediato caminando hasta la puerta.

Si se atrevió a hacerle daño aún sin estar casados no me atrevo a imaginar lo que pudo haberle hecho como esposo. Lo voy a matar. Le voy a cortar las bolas. Le voy a hacer desear no haber nacido.

—No, no, Abel —Phoenix parece reaccionar porque corre detrás de mí haciendo muecas de dolor —. Estoy bien, ya pasó...

— ¿En serio? Porque aún pareces estar dolida por eso —señalo los golpes sintiendo mis manos temblar de la rabia.

Lo voy a matar.

—Estoy bien, no hagas nada tonto, por favor —pone sus manos en mi cuello y me observa con temor y angustia y eso hace que la rabia incremente. Le tiene miedo a ese malnacido.

—Te vienes conmigo, no me importa lo que digas, no dejaré que arriesgues tu vida por un capricho de tu mamá —Me quito la filipina quedando en camiseta y ella observa mis movimientos completamente confundida.

—No puedo... Es muy tarde... —niego y le comienzo a poner la camisa con cuidado para no lastimarla más.

—Tarde es cuando uno de sus golpes te quite la vida, nunca es tarde para salir de una relación violenta —decirlo me sorprende hasta a mí mismo porque después de la muerte de mi tía nunca hablé tan abiertamente de la violencia intrafamiliar. Ese tema se volvió un trauma para mí y para toda mi familia.

—Mi mamá... Ella no me perdonará esto... —Phoenix niega cuando intento caminar hacia la salida y yo maldigo callando todo tipo de excusas con un beso.

Su cuerpo se tensa pero luego se relaja cuando mis labios se comienzan a mover con suavidad sobre los suyos. Es increíble lo mucho que extrañé hacer esto. En serio extrañé esto.

—Si tu mamá no entiende tus razones, no vale la pena tenerla en tu vida —me separo y dejo otro beso en sus labios observando su preciosa cara toda manchada de negro.

—No lo entiendes, Abel... Mi mamá...

—Mira, Phoenix... Mi tía solo tenía veintidós años cuando su esposo la mató. Nadie dijo nada, nadie hizo nada y nadie escuchó nada. Nadie se metió porque dijeron que eran "asuntos de pareja" y todos lloraron en el funeral como si se les hubiera acabado el mundo. Mi papá intentó ayudarla pero no pudo, mi abuela le exigió que no se metiera porque eso no era de su incumbencia. Mi tía murió joven, embarazada y todo comenzó por un maldito empujón. Yo no dejaré que te pase lo mismo a ti. Así tengas que perder a tu familia entera, tu vida vale más que tu reputación —sé que mis ojos transmiten temor y que mi voz denota seriedad, pero dejo de sentir todo eso cuando sus labios se juntan con los míos en un beso lento y bastante profundo.

—No me habías contado eso —sus manos acarician mi mejilla y asiento porque realmente no se lo había contado a nadie —. Siento que tu familia haya tenido que pasar por eso, no me imagino lo que se sentiría perder a una persona querida de esa manera... —niego y tomo sus manos invitándola a caminar después de lanzar dos miradas al pasillo vacío.

Supongo que la ceremonia ya empezó.

—Entonces no hagas que las personas que te quieren pasen por lo mismo —me señalo a mí mismo y ella me lanza una mirada de preocupación.

— ¿Cómo vamos a salir? Todos se darán cuenta... —ella camina torpemente y yo niego abriendo la puerta que llevan a las escaleras.

—Tu papá nos está esperando abajo, no preguntes por qué, tú solo corre.

Bajamos las escaleras lo más rápido posible y nos metemos en la cocina intentando buscar la salida de emergencia.

—Con cuidado —tomo el brazo de Phoenix y la jalo antes de que se queme. Estoy acostumbrado a este ambiente, la única diferencia es que esta no es mi cocina y que estos no son mis compañeros.

Suspiro aliviado cuando logramos salir del lugar y le lanzo una mirada agradecida al papá de Phoenix cuando este nos hace una señal para que nos apresuremos a entrar al auto.

—Al aeropuerto, tendremos que viajar a Miami —informo y paso mi mano por el cabello de Phoenix cuando esta me abraza acurrucándose en mi pecho. Está asustada y la entiendo, pero de los dos soy el que tiene que aparentar calma para que no entre en pánico —. Te amo, todo estará bien —tomo su cara entre mis manos y sonrío dejando un pequeño beso en sus labios

—Te amo más —ella observa por el retrovisor y le sonríe a su padre completamente sonrojada.

Tomo mi teléfono y le envío un mensaje a Miley para agradecerle e informarle que todo está bien. Le debo mucho a ella porque confió en mí para poner a su hermana a salvo.


Anthony, 13:44 pm.

¿Todo en orden?


Abel, 13:44 pm.

Todo en orden.

...

Anthony.


Me quedé sin ayudante de chef.

Me paso una mano por el cabello y suspiro viendo hacia el infinito. Mi papá me va a matar pero ya qué, fue por una buena causa.

Saco las manos de mis bolsillos y toco repetidas veces la puerta sin intenciones de seguir esperando. Sarah me llamó anoche y colgó antes de que pudiera decirle hola. No sé qué fue lo que pasó pero estoy bastante preocupado y solo quiero verla. No me importa lo que diga, me quedaré con ella hasta que se le pase lo que sea que tenga.

— ¿Anthony? —Miley me observa impresionada y yo frunzo el ceño cuando noto a las tres personas sentadas en la sala. Simón, Tiffany y Taylor.

Simón está llorando a mares y Tiffany se encuentra a su lado palmeando delicadamente su espalda.

— ¿Dónde está Sarah? —pregunto de inmediato y todos se quedan en silencio observándome con pena. Odio esa mierda.

—Anthony, ella... —Miley suspira y aclara su garganta bastante incómoda —... se fue de Los Ángeles. Sarah desapareció.

Me quedo en silencio esperando que digan que es broma. Espero que me digan que está durmiendo o que está en el bar de su mamá, pero no dicen nada, solo agachan la mirada como intentando creerse las mismas palabras.

¿Sarah se fue?

¿A dónde se fue?

¿Por qué carajos se fue?

— ¿Saben algo? ¿Ella les dijo algo? No puede ser, ella..

—Anthony —Taylor me corta y se pasa una mano por el cabello intentando calmarse —, encontramos algo en su laptop. Un vuelo reservado con destino a Corea, ella siguió a Dae-Hyun.

Las palabras caen como un balde de agua fría sobre mí y trago saliva intentando no caer en el cliché del llanto.

"Lo cagué todo"

"Tú no mereces vivir mi mierda"

"Ojalá te hubiera conocido antes"

"Te amo muchísimo, Anthony Soublette"

—Ella te dejó esto —Simón me entrega una carta y yo observo esta sin ningún tipo de esperanzas.

No vale la pena, ya todo está hecho.

Sarah se fue... Sarah definitivamente terminó con todo lo que había entre nosotros.

...

¡Tenemos grupo en facebook! No llamamos "Team Areté" y espero pronto estar más activa en el área. Únanse, les aseguro que no se arrepentirán <3

BOOOOOOOOOOM

Tuvo 7200 palabras, este es el capítulo más largo que he escrito. 

¿Cuál fue su parte favorita?

¿Por qué creen que Sarah huyó?

¿Cómo se siente al leer la misma escenas desde diferentes perspectivas? 

Con mucho amor y un beso en la boca.

—Nepasavoir.





















Puto el que lo lea. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top