Capítulo Once
Capítulo once.
Naomi.
Hoy solo se trató de ir a tiendas, comer y conocer un poco sobre las calles de Río de Janeiro. No hemos ido al mar, aun cuando está justo al frente de nuestra habitación.
Nuestra habitación. Dios mío.
Estoy sentada a su lado, en la cama, llevando mi pijama y atando mi cabello en una cola mientras él ríe sobre un programa de comedia de audio portugués con subtítulos en inglés. No me resulta gracioso, pero me hace sonreír que él ría tanto mientras parece totalmente despreocupado de lo que a mí me está enloqueciendo: dormir juntos.
Hace unos instantes revisé mi correo en busca de alguna respuesta de Claudia a mi aviso, informe y exposición de cómo estoy haciendo uso de las vacaciones que nunca me dio. Sé que estaré metida en problemas.
— ¿Realmente eso te causa risa?
—Lo hace, aunque seguro mis chistes son mejores.
—No es eso lo que dijo Hilary—indico y voltea a verme con ojos entrecerrados—. Y honestamente eres encantador y divertido, pero no por contar chistes.
—Al menos admites que soy encantador.
—No es algo que alguien vaya a negar si te conoce.
— ¿Fue lo que pensaste cuando me conociste?
Se acuesta de lado sosteniendo su cabeza de una mano mientras me observa a mí, que me encuentro sentada, junto a él. Decido ser sincera.
—Me pareciste atractivo, muy atractivo—sonríe— y eso me asustó.
— ¿Por qué?
—Porque desde hace mucho tiempo dejé de reaccionar a los hombres. Podía notar si ellos eran atractivos o no, pero no interesarme por ellos o sentirme cómoda.
—Eso quiere decir que te intereso y te sientes cómoda conmigo. Que te gusto y eso está bien, porque tú me gustas y muchísimo.
Su mano toma la mía y veo sus dedos jugar con los míos, es un poco estresante no saber qué hacer con esto, pero también hay algo emocionante y bonito en el hecho de que esto se siente tan nuevo.
—No quiero menospreciarme...
— ¿Pero?
—Pero podría gustarte cualquier otra mujer menos complicada.
— ¿Por qué tengo que ir por lo fácil cuando puedo ir por lo complicado que sé que me hará feliz?
— ¿Sabes siempre qué decir, verdad?
— ¿Eso crees?
—Al menos pareces siempre saber qué decirme.
—Entonces ¿Ya no estás nerviosa?
Voy a responderle pero me detengo dándome cuenta que de hecho hablar con él me ha hecho bajar la guardia. Veo nuestras manos, su pulgar acaricia mis nudillos, vuelvo mi vista a él.
—Creo que no.
—Qué bueno, porque yo nunca te haría daño o algo que tú no quisieras.
Levanto las sabanas y me acuesto de costado para poder observarlo, me cubre con las mantas y eso es un gesto tan tierno que sonrío.
—No dormía con un hombre desde hace mucho tiempo, solo he dormido con mi mamá, desde...Lo que sucedió, cuando he estado acompañada.
— ¿Y eso te asusta?
—No por la manera en la que seguro crees. Puedo saber que no vas a hacerme daño, pero hay cosas sucediendo entre nosotros, y eso asusta.
Lleva mi mano a sus labios y deja un beso, me guiña un ojo antes de liberarla, inclinarse hacia la lámpara y apagarla. Aún queda un poco de claridad para ver su silueta en la oscuridad.
—Descansa Naomi, buenas noches.
—Dulces sueños, Jeremy.
—Los tendré...Por cierto.
— ¿Qué?
—Puede que quizá me guste acurrucarme.
— ¿Qué?
—Solo es una teoría que tendremos que averiguar.
***
8 de junio, 2014.
Jeremy no se acurruca.
En cambio, yo me acurruco. Mucho. Demasiado.
Mi cuerpo está pegado al ras del suyo, con mis pechos presionándose contra su espalda, una de mis piernas sobre la suya, mi frente presionada contra el cálido centro de su espalda, mi cintura presionada contra su trasero y mi brazo debajo del suyo con mi mano sobre su abdomen duro.
Por un momento tomo profundas respiraciones asimilando todo esto, luego enloquezco un poco de manera silenciosa, finalmente decido terminar con esto antes de que él se dé cuenta. Primero alejo mis caderas al igual que mi frente, lo siguiente es bajar la pierna con mucho cuidado y lo más difícil es recuperar mi mano. Poco a poco la voy desplazando hasta dejar de tocarlo. Cuando recupero mi cuerpo, suspiro. Me muevo lentamente hasta alejarme y bajo de la cama.
Él se mueve y me paralizo, pero solo gira, suspira y continúa durmiendo. Estoy de pie y lo observo, trato de no cautivarme demasiado con lo atractivo que me parece. Me doy la vuelta y voy directo al baño.
Me encargo de vaciar mi vejiga, lavar mi rostro y cepillar mis dientes, sin embargo sigo teniendo el rostro de desastre despertando: ojos hinchados, marca de la sabana contra la mejilla y el típico caso de cabello hecho un desastre.
Del cabello me hago cargo peinándolo con mis dedos, el resto, supongo que tendré que lidiar con ello hasta que los efectos de estar despertando desaparezcan.
Veo hacia la bañera que parece gritar mi nombre y cedo. Preparo el baño y salgo de el en busca de mi traje de baño así como la ropa que usaré sobre el una vez esté bañada. Jeremy sigue durmiendo. Tomo lo que necesito y vuelvo al baño. Dejo el traje de baño y ropa en un lado donde no corran peligro de mojarse. Me desvisto y entro en la bañera con espuma. Recuesto mi cabeza del borde y suspiro. Es relajante.
En este momento soy Naomi, una mujer de vacaciones con un hombre atractivo que le gusta y que finalmente se está relajando. No está Claudia dándome órdenes y siendo una perra, no estoy sintiéndome perseguida ni angustiada de un día ser atrapada, no estoy preocupada sobre tener sentimientos por mi abogado y no estoy triste sobre la vida estar llevándome sin ningún rumbo o falta de retorno para una oportunidad de ser feliz.
Solo disfruto y me siento ligera, sin ningún peso, ninguna presión. Sin miedos.
Cierro mis ojos dejando mi mente relajarse ¿Por qué nunca intenté esto? ¿Por qué no luché más fuerte por mis vacaciones? Esto es exactamente lo que necesitaba. Suspiro.
No sé cuánto tiempo pasa, pero acabo por dormitar y cuando mi mente vuelve me siento adormilada y me doy cuenta de que llevo mucho tiempo en la tina, tengo frío y el agua ya no es cálida. Me incorporo y sacudo mis brazos.
Abro los ojos y me congelo. Jeremy está ahí con sus ojos muy fijos en mí y paralizado.
Nos mantenemos en silencio. Sus ojos lucen intensos mientras tiene toda la pinta de estar despertando. Abro mi boca en busca de un grito, pero todo lo que consigo es comenzar a hundirme poco a poco en el agua en busca de tapar lo que ya se vio y el que las burbujas comiencen a desaparecer no ayuda.
No enloquezcas, Naomi. Actúa con naturalidad.
—Yo...—comienza—Lo siento...Solo...Entré y no pude...
— ¿Cuánto tiempo? —pregunto fingiendo calma.
—Yo... ¡Dios! —pasa las manos por su rostro— ¿Dos minutos? Pensé que estaba soñando. Lo siento mucho.
Baja la vista a mis pechos, las burbujas no hacen el mejor trabajo, aclaro mi garganta y se gira rápidamente dándome la espalda.
»Naomi...Lo siento, disculpa, yo te vi y pensé...Que eras un sueño, solo me paralicé.
—Está bien, solo olvidémoslo.
Me pongo de pie rápidamente y alcanzo una toalla cubriéndome con ella. Estoy volviendo el suelo un desastre. Tomo mi ropa y mi traje de baño.
—El baño es todo tuyo.
Salgo rápidamente y cierro la puerta detrás de mí. Respiro hondo varias veces ordenándome no enfocarme en lo que acaba de suceder, en no pensar si le gustó mi cuerpo, en no estar avergonzada de haber sido vista. En no enloquecer.
Me visto para evitar que se repita la situación y cuando Jeremy sale del baño trae una toalla alrededor de su caderas, no puedo evitar observarlo en silencio mientras va a su maleta en busca de ropa. No puedo despegarle la mirada. Es imposible.
—Sé que estás viéndome, supongo que estamos a mano.
—Tendrías que quitarte la toalla, para que estemos 100% a mano—declaro sin pensarlo.
Mis palabras nos toman a ambos por sorpresa, de hecho estoy segura que luzco muy incrédula.
— ¿Perdón?
—Es...Es lo justo—tartamudeo pero intento mantenerme relajada ¿Qué sucede conmigo?
Fácil, hay una parte curiosa en mí que quiere ver a Jeremy desnudo. Qué el cielo me perdone por esto.
— ¿Hablas en serio o es una broma?
— ¿Te da miedo?
— ¿Perdón?
— ¿Qué si te da...?
No termino de hablar cuando alzando su barbilla y con una sonrisa ladeada Jeremy se quita la toalla.
Oh, Dios mío.
He visto un montón de hombres desnudos en obras de artes, ya sean esculturas, cuadros o fotografías. Pene real vi la primera vez que masturbé a mi segundo novio y luego el de Ronald. Y hace mucho tiempo que no veo en primera fila un pene, sin contar que este hombre es rubio, sí, justo de una manera discreta y recortada, muy rubio.
Estoy segura de que mi boca cuelga abierta y que solo son pocos segundos en el que veo a un pene muy despierto, porque luego de nuevo la toalla lo cubre, y por un momento me pregunto si solo lo imaginé.
Parpadeo continuamente antes de volver mi vista a los ojos de Jeremy, tiene sus labios apretados y una de sus cejas enarcadas. Yo siento calor y estoy impresionada.
¿Realmente Jeremy acaba de mostrarme su paquete?
—Estamos a mano.
—Jesús—susurro con las palabras casi atoradas en mi garganta. Él ríe y camina dentro del baño llevando su ropa consigo.
Me dejo caer sobre la cama ¿Qué ha sido todo eso? Toco mi rostro con mis manos y lamo mis labios. Esto se está escapando de mis manos y ahora la imagen de Jeremy desnudo permanece en mi cabeza.
***
— ¿Le tienes miedo al mar? —pregunto sonriendo viendo a Jeremy observa el agua tocar nuestros pies, pero luciendo inseguro.
—Miedo no, respeto.
— ¿Lo odias?
—No puedo odiarlo si me da la oportunidad de observarte llevar ese traje de baño.
Bajo la vista a mi traje de baño de dos piezas, no es diminuto, pero seguro que hace el mismo trabajo que un conjunto de bragas y sujetador. Me costó un montón y mucho aliento de Jeremy lograr quitarme la ropa para exponerme, de hecho me costó un montón moverme luego de quedar expuesta de este modo. Pero luego Jeremy sonrío y se quitó su propia ropa quedando en bañador y me distraje. Y ahora estamos aquí, en la orilla del mar.
Sonrío sintiendo la frialdad del agua en mis pies y de nuevo observo mi cuerpo cubierto por dos piezas de tela. Es amarillo y al menos cubre lo suficiente sin que parezca preparada para salir en alguna pose sexy en una revista. La vendedora dijo que el color iría bien con mi tono de piel achocolatado y le creí porque, bueno, ella parecía muy convencida. De igual forma no fue el único que compré. Ahora volteo y observo a Jeremy, bajo la vista por su pecho pasando por su abdomen no muy marcado, pero si tenso y no blando, sigo hasta llegar a la cinturilla de su bañador negro y trato de no detenerme en lo que guarda la tela, porque trato de ignorar que más temprano vi su pene.
No es fácil dejar de recordarlo.
— ¿Qué traes en tu mano, bonita?
Observo mi mano hecha puño, la alzo y la abro hacia él. Luce sorprendido.
—No tuve anillo de compromiso, solo fuimos a un registro civil con pocas personas. Te dije que una de las cosas que haría sería deshacerme de mi anillo de bodas, no había tenido el valor, pero ahora estoy aquí contigo, parece el lugar y momento idóneo para hacerlo.
Sus dedos van a mi mejilla derecha y la acaricia con dulzura, es el tipo de caricia que olvidé cómo se sentía. Olvidé lo que era que alguien se interesara en mí, lo que es que alguien te acaricie con dulzura y respeto. Olvidé lo que es que alguien te miré con interés sin lastimarte. Olvidé que puedo recibir caricias de un hombre y no solo golpes.
Pero Jeremy me ayuda a recordarlo. Con sus gestos, palabras, miradas. Con todo.
—Me haces sentir especial.
—Tú no necesitas que alguien te haga sentir especial, Jeremy. Creo que todo el que te conoce sabe que lo eres.
—En este momento solo quiero ser especial para ti, bonita.
Veo hacia mi mano en donde descansa mi anillo de bodas, luego levanto mi vista hacia Jeremy, aun acaricia mi mejilla. Le sonrío.
— ¿Crees que deba pedir un deseo?
—Eso es bastante creativo, Naomi. Adelante.
Río entusiasmada con la idea, no esperaba que deshacerme de esta cosa fuera hacerme sentir tan bien. Alzo mi mano convertida en puño para arrojar el anillo.
— ¡Eh! ¡Alto! Espera—frunzo el ceño hacia Jeremy por detenerme—. Primero, entremos más al agua.
Me extiende la mano y la observo por largos segundos antes de tomarla. Cuando entrelaza sus dedos con los míos, siento emociones que no puedo explicar, estoy asustadas de ellas pero emocionada de sentirlas.
Me sonríe y comenzamos a adentrarnos al agua, se queja de la frialdad y eso me hace reír, porque Jeremy de alguna manera a veces parece un niño sensible. Cuando el agua llega un poco más arriba de mis caderas, nos hace detenernos. Una ola no muy alta choca contra nosotros y río porque me gusta la sensación de que nos eleve y nos haga bajar, siempre y cuando no me arrastren estaré en paz con las olas.
—Ahora, yo te doy dos besos de buena suerte para tu deseo—toma mi mano y deja un beso en mis dedos cerrados sobre mi palma, luego su rostro se acerca al mío y besa mi comisura izquierda—. Adelante, bonita. Pide tu deseo y arrójalo.
Cierro mis ojos, no lo pienso mucho, las palabras solo pasan por mi mente: ser plena y completamente feliz.
Arrojo el anillo y abro mis ojos, sé que todo está en mi mente, pero no tenerlo me hace sentir más ligera. Comienzo a reír y de seguro luzco como una loca porque comienzo a derramar lágrimas, pero esto significa tanto para mí.
Sin pensarlo me doy la vuelta y enredo mis brazos alrededor del cuello de Jeremy abrazándolo. Él ni siquiera tarda en envolver sus brazos alrededor de mi cintura para devolverme el abrazo. El contacto de nuestras pieles me hace estremecer un poco.
—Debes pensar que estoy loca.
—Entonces me gusta tu locura.
Me hago un poco hacia atrás para observarlo, me sonríe. Una ola nos golpea mojándonos totalmente y reímos, sin embargo no liberamos nuestro agarre. Paso mis dedos por su cabello.
—Lo bueno del mar es que se lleva las lágrimas con su propia sal—digo captando su atención—, pero se acaba de llevar lágrimas de liberación. Me siento libre.
—Lo eres. Eres dueña de ti, de tus decisiones y tu vida.
Y por primera vez yo doy el primer paso. Por primera vez yo soy quien besa a Jeremy. Sus labios están salados al igual que los míos. En un principio son solo suaves roces que lo toman por sorpresa, pero luego con timidez muevo mis labios sobre los suyos, atrapando y succionando su labio inferior. Me deja mantener el control mientras lo beso lentamente y con timidez. Nuestras lenguas apenas comparten unas suaves caricias y mis manos acarician su cuello.
Es un beso inocente y dulce, pero para mí se siente increíble porque ha sido mi decisión. He sido yo quien lo ha iniciado y para mí significa dar un gran paso.
Abandono sus labios y mis dedos acarician todo su rostro mientras lo observo intentando capturar cada cosa de su rostro. Estoy fascinada por Jeremy, es hora de admitir que me está conquistando.
***
11 de junio, 2014.
—Uhm, es delicioso. Es la mejor hamburguesa de langosta que comeré alguna vez en mi vida.
—Exagerada. No puedo creer que vinimos a este restaurante genial y distintivo, y pediste una hamburguesa.
—De langosta.
—De langosta, hace la distinción—se ríe antes de llevar un trozo de chuleta de cerdo a su boca.
Lo observo mientras comemos. La verdad que estos días han sido increíbles. Hemos conocido varios lugares, he reído mucho y me he sentido muy viva. Cada día Jeremy me ha atrapado más, no ha habido más que un par de besos luego de esa tarde en la playa en donde arroje mi anillo, o bueno, el que era mi anillo. Jeremy me ha respetado siempre.
No me ha encontrado más en la tina y yo no lo he visto más sin toalla. Sin embargo, en mi mente mantengo la imagen y estoy segura de que él hace lo mismo porque a veces lo atrapo viéndome con intensidad como si mi ropa no estuviera.
Mañana volvemos a la realidad y me desilusiona un poco dejar esto atrás. Pero no puedo quedarme aquí para siempre ignorando mi vida en Londres.
— ¿Tu jefa sigue sin responder tus correos?
—Sí, pero tranquilo.
He decido no enloquecer por lo que intuyo sucederá: Claudia va a despedirme. Tengo una cantidad de dinero aceptable ahorrado, pero sé que debo buscar un nuevo trabajo. El silencio de Claudia es un mensaje claro y directo. Sé que hice mal en venir en un viaje repentino avisando a última hora, pero ella también hizo mal en siempre negarme mis días libres y siendo honesta, no puedo arrepentirme de haber venido. Este viaje ha hecho cosas buenas por mi alma y ha fortalecido mi corazón. Me siento fuerte, determinada y lista para tomar las riendas de mi vida.
— ¿Tú no tienes trabajo acumulado?
—Siempre que puedo los puntos más importantes lo hago desde mi celular, tengo a mi asistente jurídico y Amanda se está encargando de un par de cosas...
—Amanda, bonita tu amiga.
Deja de masticar mientras me observa, luego continúa masticando y cuando traga sonríe.
—Supongo que lo es, pero no lo sé, no recuerdo nada de eso si solo pienso en ti.
—Adulador.
—Hablo en serio, aprende a aceptar cumplidos, al menos los míos.
—Entonces, Amanda ¿Qué hay con ella?
—Que pregunta tan absolutamente casual ¿Verdad? —Se burla— Es mi amiga y colega, y siempre ha sido solo eso.
»Hubo un desliz en nuestra graduación, pero solo eso. Una noche, algo que quedó atrás y olvidado.
— ¿Seguro?
—Puedo darte mi corazón para ti sola si eso es lo que quieres.
—Deja de bromar conmigo y burlarte de mí.
—No es lo que hago—se encoge de hombros— ¿Qué sucede contigo y Danny de las clases de yoga? Ese tipo está loquito por ti, él me odia porque siempre arruino su oportunidad de invitarte al famoso café y eso me hace feliz.
— ¡Jeremy! —No puedo evitar reír—No me gusta Danny, es entretenido hablar con él antes de la clase, pero solo eso. Ni siquiera puedo considerarlo amigo, y honestamente, agradezco que me salves siempre, estaba siendo agotador rechazarlo.
—No lo culpo, después de todo te ha visto durante meses hacer yoga y verte hacer yoga es...Bastante estimulador.
— ¿Qué quieres decir? —creo que sé muy bien a lo que se refiere porque sus mejillas se sonrojan.
—Que...Cautivas.
—No creo que sea eso, pero te creeré.
Continuamos conversando mientras comemos y la verdad es que así se han vuelto nuestras comidas, he conocido mucho de Jeremy he llegado a tal punto de que muy pocas cosas parecen cohibirme con él. Me siento en confianza y segura.
***
12 de junio, 2014.
Esta es la última noche en Brasil, o quizá madrugada puesto que mi celular hace unos minutos me indicó que son las dos de la madrugada. Veo fijamente el techo. No puedo dormir, y es la primera vez, porque admito que después de mis nervios de la primera noche, luego conseguí dormir en la misma cama que Jeremy. Algunas mañanas amanecí acurrucada y otra súper mantenerme de mi lado pero robándole las sabanas. Nunca se quejó o comentó algo al respecto.
Me giro de costado encontrándome con la espalda de Jeremy cubierta por su camisa. Estiro mi mano para tocarlo y luego vuelvo a bajarla. Vuelvo a ponerme boca arriba y suspiro. Sueño ven a mí, por favor.
Me giro de costado pero viendo hacia la pared y entonces una vez más me acuesto boca arriba no sin antes acomodar mi almohada. Una vez más giro de costado encontrando está vez el rostro de Jeremy porque se ha volteado. Sus ojos están cerrados, duerme. Estiro mi mano de nuevo y está vez no la detengo cuando acaricia su barbilla libre de barba porque se ha rasurado antes de dormir. Es espeluznante verlo dormir, pero no puedo evitarlo y luego sus ojos se abren, contengo la respiración.
Lentamente sonríe y no luce como alguien que ha sido interrumpido en un sueño. Entiendo entonces que Jeremy ha estado todo este tiempo despierto y me siento culpable si el causante de ello es mi inquietud.
—Me preguntaba cuántas vueltas más ibas a dar ¿Qué sucede?
No respondo continúo acariciando su rostro siguiendo el movimiento de mis dedos. Se mantiene en silencio y tranquilo bajo mis caricias. Llevo mis ojos a los suyos y todo es tan diferente a cuando vinimos hace apenas unos días. Suspiro.
—Bésame—susurro.
Toma una profunda respiración y entonces se acerca un poco más a mí, su mano descansa en la curva de mi cintura y luego sus labios cubren los míos. Me besa sin rodeos, me da un beso profundo y tan lento que parece perezoso, pero que nos hace disfrutar cada segundo de ello. Detrás de mis parpados cerrados es como ver fuegos artificiales estallar y sentir una estampida de elefantes correr en mi estómago, porque no son las típicas mariposas.
Mi mano se presiona de su abdomen sobre la camisa, mientras nos besamos, y luego debajo de ella. Mis dedos tocan su torso desnudo, sintiendo su piel caliente, él se estremece y aprieta su mano en mi cintura. Mis dedos exploran su torso y él libera mis labios dejándome respirar mientras me da besos cortos antes de besarme de nuevo con profundidad.
Su mano duda pero va de mi cintura a mi trasero, acercándome mucho más a su cuerpo.
— ¿Eso está bien? —susurra. Sonrío porque Jeremy es tan gentil, siempre esperando no darme más de lo que puedo manejar.
—Eso está bien.
Sonríe antes de besarme de nuevo. Tomo el dobladillo de su camisa y lo alzo, deja de besarme brevemente para sacar la camisa y entonces está besándome de nuevo. Mi mano toca ahora toda esa piel desnuda, pasando por sus hombros, su pecho y regresando a su abdomen. Su mano aprieta mi trasero y luego su peso va cayendo sobre mí, haciéndome estar de espaldas. Sube sobre mí y libera mis labios una vez más.
— ¿Bien?
—Eso está bien—respondo acariciando con una mano su cabello y con la otra su hombro. Deja caer el peso de sus caderas contra las mías y lo siento.
— ¿Y eso?
—Bien...Y se siente bien.
Besa mi cuello ascendiendo de nuevo hacia mis labios; mientras me besa una de sus manos va debajo de mi camisa, acariciando mi estómago, y su otra mano juega con mi cabello. Su mano acaricia mi abdomen y mis costillas del modo en el que yo acaricio su espalda y sus hombros. Solo libera mis labios para tomar cortos respiros y luego vuelve a besarme. Los minutos van pasando y su mano cada tanto explora un poco más. Luego siento las puntas de sus dedos contra la parte baja de mi pecho desnudo, porque dormir con sujetador es lo peor de la vida.
— ¿Esto es demasiado o está bien?
—Puedo manejarlo...Y puedo manejar un poco más—susurro contra su boca.
Sonríe y su mano asciende acariciando levemente con sus dedos la punta de mi pecho derecho, contengo la respiración y luego la dejo escapar lentamente contra sus labios. No había sido tocada de ese modo en mucho tiempo ya sea a mi voluntad o en contra de ella. Mi cuerpo se estremece, pero aún estoy con Jeremy, sé que estoy con él. Su mano acaricia con lentitud mi pecho mientras una vez más me besa, sus caricias me despiertan y despiertan cosas en mí. Despierta un deseo que entra en conflicto con el miedo de ser lastimada de nuevo.
Su mano masajea mi pecho y suspiro mientras mis manos se enredan en su cabello. Mi boca seguramente está inflamada, llevamos minutos en esto y se siente tan bien. Su mano libre baja por mi abdomen hacia abajo, y la detengo.
—Esto...Esto es todo lo que puedo dar en este momento, es mi límite—y detesto eso, detesto asustarme ante el hecho de seguir.
Detesto asociar el sexo con dolor y no con placer o buenos sentimientos.
Jeremy no se molesta. Jeremy no me presiona. Él solo sonríe y mordisquea mi labio inferior. La mano que bajaba juega de nuevo con mi cabello mientras la otra se muda a mi otro pecho dándole las mismas lentas caricias que le dio al otro.
—Lamento que esto sea todo...
—No lo hagas, esto para mí ya lo hace perfecto, Naomi. Es perfecto.
Tengo que parpadear varias veces para no llorar. Esto es mucho. Con mis manos en su cabello lo hago bajar su rostro.
— ¿Estás conquistándome, Jeremy?
—Eso espero, bonita.
Río antes de que me bese de nuevo. Y así continuamos, con sus caricias en los límites que puse, con mis manos en su piel y con sus labios besándome una y otra vez, hasta que pasa el tiempo y me siento papilla. No me cuesta dormirme y cuando lo hago estoy muy acurrucada, él no se queja, solo me sonríe y tal como él lo dijo: este momento es perfecto.
Holaaaa, aquí otro capítulo de esta parejita. La verdad es que no esperaba un capítulo tan largo, pero traté de mostrar los puntos claves de esta primera escapada.
Honestamente el capítulo me ha encantado, no sé, se me hacen tan dulces y puros de cierta manera. Quedé muy complacida con los resultados, incluso no me di cuenta que estaba largo hasta que lo terminé hace unos minutos.
Espero les guste.
Un beso.
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