Capítulo Dieciséis

Capítulo dieciséis.

Naomi.



15 de agosto, 2014.

Jeremy me observa por encima de su copa de vino, no puedo despegar la vista de él y lo sabe.

Creo que ante esta locura de raptarlo, yo estoy más impresionada que él. Pero es que no sé; no sé qué hacer con todo los sentimientos que despiertan en mí con respecto a él.

Se supone que cuando Jeremy dejó de insistir, yo debía estar feliz y aliviada, pero no fue así cómo me sentí; todo lo que quería hacer era correr hacia él.

Yo creí que volar a Brasil con Jeremy había sido mi decisión más loca y espontánea, pero entonces me encontré gastando parte del dinero de Ronald, que ahora es mío, en costosos boletos para algún país desconocido para ambos.

Y henos aquí. Cenando en Dinamarca en nuestro primer día ¿Qué debemos esperar de toda esta locura? ¿Qué es lo que realmente quiero?

—Pareces muy pensativa, bonita—sonríe dejando la copa sobre la mesa. Un camarero retira nuestros platos ya vacíos. La comida estuvo deliciosa— ¿Arrepintiéndote ya de raptar al rubio?

—No me ves quejándome.

—Buen punto—recuesta su espalda de la silla y noto en sus ojos ese brillo de diversión que seguramente sacará a mi costa—. Entonces ¿Doug organizó la reserva de habitación que terminamos dirigidos a dormir en la misma cama?

Si mi piel fuera mucho más clara seguramente estaría totalmente sonrojada, en su lugar, siento mi corazón latir furiosamente rápido cuando me entran los nervios ante su bromita.

—Era más económico.

—Es una habitación costosa, con el precio de una podrías pagar dos bastante sencillas.

—Bueno, ya está. Podemos ir a recepción y cambiarlo—no puedo evitar cruzarme de brazos, él ensancha su sonrisa.

—No tienes que molestarte, yo soy feliz de que te acurruques cada noche conmigo, solo digo que si lo que quieres es dormir conmigo, tú solo debes decirlo.

—Te traje hasta aquí ¿No es eso suficiente?

—Creo que en algunas cosas soy un poco ambicioso, a veces yo solo quiero más de lo que me dan, Naomi. Y este es uno de esos casos ¿Es ese un problema para ti?

Golpeo mis uñas contra la mesa mientras lo observo tomar la cuenta que nos entregan, luego él da una de sus tarjetas y vuelve su atención a mí.

—Pregúntame al final del viaje—respondo. Finge suspirar.

—No te esfuerces tanto en encantarme, que ya me tienes para lo que sea y lo que quieras. Estoy a tu disposición completamente.

Veo hacia un lado antes de volver mi vista a él. Jeremy es demasiado encantador para su propio bien.

— ¿Por qué lo haces sonar tan provocador?

—Porque me gusta incentivar a las personas a que se dejen llevar ¿Está funcionando?

—Un poco.

—Un poco...Entonces tendré que hacerlo mejor.

No puedo evitar sonreírle, él de inmediato me devuelve la sonrisa. Le regresan su tarjeta una vez la cena está paga y nos retiramos del restaurante. Caminamos por la acera, la verdad es que hay muchas personas disfrutando de la vida nocturna de Copenhague. No sé muy bien qué hacer con mi mano y cuando se roza contra la de Jeremy, él toma decisión de tomarla y entrelazar nuestros dedos. Hace mucho tiempo no hacía eso, tomarme de las manos con alguien al caminar, y hace mucho tiempo que no sentía esas cosquillas ante el tacto de algún hombre.

—Leí que agosto es el mejor mes para viajar a Copenhague por el clima, aunque a veces puede tomarte por sorpresa. Lo dice uno de los tantos folletos—rompe el silencio.

— ¿Qué más leíste?

La verdad es que la noche está fresca y un tanto húmeda haciendo que se sienta un poco de calor, pero nada que me incomode demasiado.

—Que las playas son muy buenas, las excursiones y la vida nocturna en general—se detiene abruptamente—. Podríamos ir a bailar, tú eres muy buena en eso.

— ¿Una discoteca? ¿Bailar? Hace mucho no sé lo qué es eso—sonrío porque esa parte de mi vida se siente tan lejana, incluso durante nuestra relación, a Ronald le gustó muy poco bailar o ir de fiesta.

—Entonces, quizá es hora que saquemos tus pasos de baile del armario—sin soltar mi mano comienza a caminar frente a mí, de espalada a la calle.

—Mis pasos no están en un armario. Voy a clases de baile, por si no lo recuerdas.

—Oh, bonita, créeme, lo recuerdo muy bien. Eso junto a tus clases de yoga.

Dejo de caminar por primera vez genuinamente curiosa para escuchar completamente la explicación insinuante de tal declaración.

— ¿Qué clase de pensamientos vienen acompañados con esas palabras?

Ríe y tira de mi mano instándome a continuar caminando, choca con alguna persona, pero tras una disculpa continúa caminando de espalda hacia ellos para enfrentarme.

— ¿Quieres saberlo o no lo adivinas? Porque soy un caballero, pero a veces me desvío un poco hacia el camino del mal. Entonces ¿Vamos a bailar?

—Hoy no, creo que prefiero algo más tranquilo, quizá mañana o pasado.

—Está bien, en algún momento del viaje saldremos a bailar—asiento distraídamente con la cabeza porque trato de entender el idioma que me rodea—. No creo que hables danés.

—Intento saber si puedo atrapar algunas palabras e identificarlas, pero creo que por ahora me rendiré—le doy toda mi atención una vez más mientras me hace detenerme a su lado para que crucemos la calle, cada vez más cerca del hotel— ¿Qué otra cosa leíste en el folleto?

—Uhmm....Ah, sí—puedo vislumbrar ya el hotel—, podemos casarnos.

— ¡¿Qué?! —me detengo abruptamente y como su mano aun sostiene la mía, también se detiene.

Por un momento su expresión es seria, pero luego comienza a reír y tras unos segundos de alarmas en los que sentí que había paredes a mí alrededor cerrándose, entiendo el chiste y comienzo a reír también. Por un momento creí que me desmayaría del susto.

—Debiste ver tu cara, estaba bromeando. Es solo que aquí es muy estilo Las Vegas, si quisiéramos pudiéramos hacerlo—se detiene frente a una tienda de tatuajes a solo una cuadra del hotel—. También podríamos tatuarnos algo cursi y comprometedor.

— ¿Sigues bromeando, verdad?

—Absolutamente, puedes estar tranquila, bonita. No planeo llevarte por esos caminos.

—No te dejaría. No me tatuaría en ningún momento y mucho menos algo comprometedor; y la broma del matrimonio, simplemente olvidémoslo. Nunca más estaré casándome.

—Solo bromeaba—se encoge de hombros y continuamos caminando.

Llegamos al hotel entre una conversación sobre cosas banales y sencillas, en poco tiempo estamos en nuestra habitación. Y mientras tomo una rápida ducha no puedo evitar pensar en aquel viaje a Río cuando Jeremy por error me vio desnuda y cuando de forma muy consciente él me mostró más que su abdomen. También pienso en el recuerdo de nuestra última madrugada, cuando lo dejé tocarme de manera pura y quizá no tan comprometedora mientras me besaba y se mantenía sobre mí, quizá no fue nada muy grande, pero para mí se sintió como dar un paso gigante cuando toda mi vida solo había conocido el toque de un hombre.

Salgo del baño llevando un camisón bastante decente que no trasluce nada y encuentro a Jeremy, quien se duchó antes que yo, con su celular escribiendo rápidamente. Alza la vista de su celular, me ve de pies a cabeza, traga y luego se concentra de nuevo en su celular. Raro.

Luego suspira, suspira de nuevo y suspira otra vez. Alza la vista de su celular una vez más, me observa de pies a cabeza de nuevo, traga y vuelve la vista al celular.

Suspira, suspira una vez más. Suspira otra vez.

Ahora esto sí que es súper extraño, enarco ambas cejas y aclaro mi garganta. Me observa y está por hacer una vez más todo el raro proceso anterior.

— ¿Qué te sucede y dónde está tu camisa?

—Ahora voy por mi camisa, me distraje respondiendo unos correos urgentes ¿Y qué me sucede? Estoy teniendo grandes e importantes dilemas.

— ¿Cuáles?

—Soy un perfecto caballero que puede solo mantener sus manos quietas, pero tengo una voz maligna en mi cabeza diciendo « toca a esa chica, no te guardes tus manos y saborea ese delicioso chocolate». Entonces estoy considerando si es bueno seguir siendo un chico bueno o escuchar de vez en cuando a mi interna voz maligna.

» ¿Tú qué me recomiendas, Naomi?

Tomo una profunda respiración mientras veo hacia el techo. Mi corazón late muy rápido. No he tenido un contacto abiertamente sexual en mucho tiempo y los últimos recuerdos de ello, sacando la última noche con Jeremy, fue forzado. Tengo miedo, me aterra, pero mi cuerpo arde por intentarlo, por no doblegarme ante el miedo y ser valiente.

¿Qué tan malo puede ser dar unos pocos pasos más? No estamos adquiriendo un compromiso, no estoy pensando en retomar citas en un futuro, pero si quiero volver a sentir y a experimentar este tipo de contacto, solo puedo pensar en Jeremy haciéndome arder.

— ¡Oye! No quise espantarte ni molestarte, tómalo como una broma.

—No quiero que sea una broma, Jeremy.

— ¿Qué?

Camino y me siento a su lado, luego me acuesto boca arriba y dejo las manos sobre mi estómago. Aclaro mi garganta antes de llevar mis ojos a los suyos. Parece confundido, curioso y hay una chispa de emoción en esa dulce mirada verdosa.

—Me gusta la idea de que me hagas arder—susurro, pero sé que alcanza a escucharme cuando toma una profunda respiración —. Estoy asustada, pero quiero...Quiero sentir.

—Esas son palabras comprometedoras—dice tras un silencio, luego su rostro está por sobre el mío y su mano en mi rodilla—. Si me das cuerda, entonces yo no querré soltarla. No soy tan bueno.

—Límites. Los límites son buenos.

—Está bien. Dime los límites de esta noche.

—No tendremos...Eso.

—Sexo—se ríe—. No es difícil de decir, dilo conmigo, sexo.

—Sexo. Puedo decir perfectamente la palabra.

—Siguiente límite—su mano sube un poco más arriba de mi rodilla y me estremezco.

—No puedo pensar con tu mano tocando mi pierna—su mano llega a mi muslo, debajo del dobladillo del camisón de algodón que llevo.

— ¿Es un límite el mantener la ropa puesta?

—No lo sé.

—Entonces lo averiguaremos, bonita.

Dicho eso, sus labios bajan hasta los míos. Me da un beso suave que de inmediato me tiene cerrando mis ojos. Sus labios son persistentes sobre los míos, los mueve lentamente, como si tuviera todo el tiempo del mundo y luego introduce su lengua. Su mano en mi muslo va arrastrando un poco el camisón y mis propias manos tantean su espalda sintiendo la disimulada musculatura que posee.

Sus labios abandonan los míos dejando un rastro desde mi mejilla que acaba en mi cuello, el camisón se reúne alrededor de mis caderas mientras sus dedos juegan con la tira de mis bragas. Está presente ese miedo de seguir y luego las ganas inmensas de querer más. Mi corazón se siente como si quisiera escapar de mi pecho mientras cada lugar de mi cuerpo ansía su toque. Todo se siente tan aterradoramente irresistible.

—Veo tus bragas—susurra contra mi garganta. Ríe—. Y no sé si lo sabes, pero tienes en ellas corazones verdes.

—Oh, Dios mío—lo empujo un poco y me incorporo sobre mis codos para ver hacia abajo, no me miente. Cubro mi rostro con mis manos mientras me dejo caer sobre la cama—. Maldita sea ¿Cómo no recordé eso?

—Creo que son bonitas.

—Porque ahora eres este experto en juzgar lencería.

—Bueno, no lo soy, pero tengo cierto problema que no baja. Que de hecho crece cada segundo más.

No sé qué me lleva a destapar mi rostro y fijar mi mirada en su pantalón de algodón donde un bulto sobresale, vuelvo mi vista a él, pero entonces una vez más está besándome mientras sube sobre mí y se ubica entre mis piernas. Lo siento totalmente contra mí y jadeo contra su boca para gemir cuando sus dedos se deslizan por mi estómago y mi costado hasta llegar a uno de mis pechos desnudos y acunarlo. Sus caricias son lentas y tortuosas mientras de nuevo besa mi cuello, está vez añadiendo pequeños mordiscos.

Su mano juega con la liga de mi ropa interior antes de colarse por el lado delantero. Primero me tenso, contengo la respiración y luego la dejo salir.

— ¿límite? —susurra contra mi barbilla. Trago y respiro hondo.

—No.

Entonces me besa una vez más mientras su mano, sus dedos, me acarician robándome suspiros y gemidos. Me retuerzo bajo su cuerpo mientras sus labios se burlan de los míos y sus caricias, bajo mi ropa interior, me derriten. De nuevo llueve sobre mí un rocío de besos que está vez baja un poco más, y luego su nariz está entre mis pechos mientras arqueo mis espalda cuando sus dedos son un poco más indagadores y van más allá, hundiéndose en mí.

Su boca se cierra, por sobre el algodón, sobre la cima fruncida de uno de mis pechos y me estremezco. Cierro mis ojos y mi cuerpo tiembla mientras un largo sonido escapa de mí. La sensación se siente nueva, casi desconocida ante todo el tiempo que tenía sin experimentarla. Las caricias de Jeremy disminuyen hasta solo detenerlas mientras vuelvo de la cima de placer a la que me llevó.

Cuando abro mis ojos lo encuentro sonriéndome y luego dejando suaves besos sobre mi boca.

—Eres tan hermosa, pero justo ahora eres increíble—susurra, como si me contara algún secreto.

Viéndolo fijamente arrastro mi mano por su abdomen y luego voy más allá, adentrando mi mano a su pantalón holgado, hace un ruido desde su garganta mientras sus parpados caen un poco cuando lo toco. Me siento atrevida, curiosa y con deseos de hacerlo sentir al menos la mitad de lo que él me ha hecho sentir a mí.

No es fácil, no soy una experta y mis recuerdos son tan vagos que su mano va junto a la mía y me muestra cómo hacerlo, cómo arrancarle suspiros, jadeos y gemidos. Y cuando parece que puedo llevar el control, entonces deja ir mi mano de la suya y lo toco. Lo conozco de esta manera tan íntima que me deja maravillada ante el modo en el que sus pómulos se sonrojan, sus labios se entreabren para tomar irregulares respiraciones y sus ojos son pequeñas rendijas. Es hermoso y me encuentro deseando volver a ver esta expresión de pasión y placer en su rostro muchas veces más.

En algún punto se estremece y mi mano tiene la prueba de ello, me sonríe y me da un suave beso. Luego se incorpora y va al baño, cuando vuelve limpia mi mano y todo lo que hago es observarlo.

—Eres diferente, Jeremy.

— ¿Eso es bueno? —Solo lo observo—Podemos descubrirlo.

Me arrastro en la cama hasta llegar a ubicar mi cabeza sobre la almohada, me cubro con las sabanas y él hace lo mismo. Ríe y se gira para observarme.

— ¿Qué es lo divertido? —susurro.

—Que creo que he desarrollado un nuevo enamoramiento por los corazones de tus bragas.

—No seas molesto.

—Solo creo que declararé mi amor eterno hacia ellas ¡Qué vivan esas bragas!

Río mientras le ordeno dormir, apagamos las lámparas y realmente no tardo mucho en dormirme, pero eso sí, duermo con el pensamiento de no creerme lo que acaba de suceder.

Lo que acabo de sentir. Me siento tan viva.

***

17 de agosto, 2014.

La bebida es dulce, no se siente mucho el licor por lo que es fácil beberla como si se tratase de un jugo o gaseosa. El hecho de estar en una discoteca se siente como nuevo. Todo es ruidoso, hace calor y en la pista de baile da la impresión de que muchas parejas están haciéndolo y que otras son tan buenas que parecen salidos de una competencia de baile. Incluso para mí, que veo clase de bailes, algunos pasos me parecen demasiado practicados.

Vuelvo mí vista a Jeremy que parece creer que el licor es un poco como agua o que ha decidido simplemente dejar ir su cautela cuando bebe de su quinto vaso de ron. Sus pómulos están sonrojados y debido a la humedad que se siente en el ambiente su cabello se pega a su frente ocasionado por una pequeña capa de sudor.

Observo sus dedos sostener el vaso, lo cierto es que ayer volvimos a hacer de nuevo la cosa de tocarnos y arrancarnos suspiros. Jeremy volvió a tocarme y yo lo toqué a él al mismo tiempo, y se sintió incluso más intenso que la primera vez, lo cual es mucho para decir. Creo que su presencia tiene un efecto alterador en mi cuerpo, justo ahora solo puedo pensar en cosas relacionadas con recuerdos de placer y contacto.

Honestamente me gusta estar experimentando esto de salir a la discoteca, pero sería igual o más feliz solo cenando y conversando con Jeremy. Creo que me asusta un poco admitir que el factor clave para simplemente pasarla bien en cualquier parte del país es éste rubio. Vivir las experiencias con él.

Termino mí bebida al mismo tiempo que él termina la suya, nos pide otra ronda y de nuevo nuestras manos no están vacías. Jeremy da pasos hacia mí y su mano va al centro de mi espalda desnuda, porque finalmente estoy estrenando una camisa que Hilary me regaló hace un tiempo, una de cuello alter con la espalda desnuda. Es raro no llevar sujetador, trato de no ver a mis pechos para no mortificarme si mis pezones son muy notables.

Dejo de divagar cuando el aliento de Jeremy golpea contra mi oreja y su mano se presiona aún más contra mi piel desnuda.

— ¿Del 1 al 10 qué tanto te gustaría verme desnudo? —susurra, medio grita, debido al fuerte sonido de la música. Trago con esa pregunta que me ha tomado totalmente por sorpresa y que me da un indicio de en dónde se encuentra el licor que Jeremy ha ingerido y el hecho de que esté dispuesta a responder solo solidifica el hecho de que el barco de la cordura está zarpando dejándome junto a la locura inducida por el alcohol.

—9.9—grito para que me escuché, él ríe y deja un beso en mi mejilla.

— ¿Qué pasa con la décima restante?

—Trato de mantenerte con los pies sobre la tierra—es lo que respondo. Su mano presiona aún más y me pega contra su cuerpo— ¿Del 1 al 10 qué tanto te gustaría verme desnuda?

—Infinito y si lo prefieres, incluso multiplica infinito por infinito...Aunque no sé si eso es posible, tendría que preguntarle a Dexter.

— ¿Entonces?

—Entonces si tenemos altos puntajes para vernos desnudos ¿Por qué aun usamos ropa? —susurra una vez más deslizando sus dedos por mi espalda.

Si pretende seducirme, lo está logrando perfectamente. Es como despertar de un largo sueño con un gran apetito sexual. Por un momento todo lo que puedo pensar es en hacerlo con Jeremy. Desgarrar su ropa y exigirle que acabe con el fuego que deja en mí.

—Podemos...—mi voz suena muy diferente—Quitarnos la ropa...Hoy.

—Podemos—hace su cabeza hacia atrás para observarme. Sus parpados están un poco caídos producto del licor, supongo. Sonríe— ¡Podemos!

Reímos como dos tontos, no entiendo mucho de qué reímos, pero luego él me da un pequeño beso que me hace sentir un montón de emociones.

—Bailemos.

Pide otra ronda de tragos cuando terminamos la que tenemos, la bebemos y me lleva a la muy llena pista de baile. Me sorprende lo buen bailarín que es. Incluso me sorprende encontrar en él todos estos movimientos de pegarse e insinuar.

Me sorprende y me enloquece...Un poco.



18 de agosto, 2014.

La verdad es que no las pasamos muy bien, creo que de hecho nunca me he divertido tanto yendo a una discoteca. Alternamos entre ir por tragos y bailar, algunas veces personas se interponen entre nosotros para bailar, pero suelen ser turistas agradables que acaban bailando con nosotros y hablando ingles...Algunos algún otro idioma. A veces solo volvemos a bailar entre nosotros y entonces hay besos. Muchos besos. Las manos de Jeremy parecen tener una estrecha relación con mi espalda desnuda, puesto que muy poco sus manos abandonan mi piel.

En algún punto sé que he excedido mi cuota de licor, pero me siento feliz mientras canto con Jeremy y cuando él hace algún extraño y cuestionable poema sobre mi espalda, que sé que seguramente no recordaré, entiendo que Jeremy hace mucho rato abandonó el tren de la sobriedad.

Mis labios se sienten inflamados de sus besos. Mi espalda está recargada de alguna superficie mientras su mano se cuela bajo mi camisa. Siguen sonando las canciones y el trago en mi mano se derrama cuando alguien nos tropieza. Reímos y doy otro sorbo a mi bebida aprovechando que mis labios se encuentran libres de los suyos. Se acerca a mi oído y susurra algo.

Creo que pregunta si quiero que cenemos, ya comí, pero la comida nunca está demás.

— ¡Sí! Eso están bien...Eso...Me gustaría—arrastrar las palabras me causa diversión.

—Puedo también escribir Naomi—grita—. Después...

—Sé escribir Jeremy.

— ¡¿Qué?!

— ¡Que puedo escribir Jeremy! —grito.

— ¿Ahora?

— ¡Cuando quieras!

Asiente con la cabeza y ríe contra mis labios mientras me besa. Luego toma lo que resta de mi trago y toma mi mano.

—Nos vamos ¿Vienen? —pregunta a cinco personas que creo hemos conocido durante nuestro baile.

—Vamos a comer—anunció.

Una de las mujeres aplaude, está más allá de ebria, creo que todo el grupo lo está y me abraza gritando que hará lo mejor. Mientras nos alejamos una de esas personas compra alguna botella de licor y ayudo a una de las chicas a levantarse cuando se cae al salir del club. Casi caigo con ella, pero Jeremy me ayuda a estabilizarme.

—Te tengo.

—Y la tendrás por siempre...Ahora—se ríe la otra chica.

La verdad es que se siente genial caminar y cantar por la calle, reír y escuchar historias qué no sé de qué van ni me importan. Jeremy canta y habla sobre abogados en el cielo y otros en el infierno, no es que entienda su lógica. No es que pueda entender mucho ahora.

Estoy comiendo helado y luego estoy quejándome porque hay dolor en mi hombro y algún imbécil está diciendo que el licor hace que no sé qué se corra. Escucho a Jeremy reír y luego maldecir.

—Oye, consigue más helado—le pido a un tipo que se ve un poco como doble—. Creo que tengo una espina en mi hombro, voy a levantarme.

—No, no. Si te mueves lo arruinas más.

—No seas grosero—volteo mi vista hacia atrás encontrando a un hombre barbudo— ¿Quién eres...Y qué haces?

Para mí todo suena claro, pero parece que el tipo no entiende mi inglés o estoy arrastrando las palabras porque me mira confundido y no responde, me encojo de hombros y maldice, siento dolor de nuevo, pero como mi helado.

Luego todo parece un poco borroso mientras uno de los chicos vomita y otra llora. No sé a dónde llegamos, pero Jeremy se pierde de mi vista borrosa y alguien está tocando mi cabello. Me regalan flores, pero cuando intento olerlas descubro que son artificiales. Me muevo y siento dolor, creo que el barbudo me hizo daño. O quizá fue Ron...No, no pensaré en él. Solo Jeremy.

Jeremy que es tan atractivo, genial y rubio. Tan caliente. Podríamos desvestirnos.

—Toma esto—alguien me grita y arrugo mi rostro cuando se siente como beber algún perfume, pero tengo sed así que lo bebo.

Hay una caminata y un hombre mal vestido frente a mí, pero cuando volteo los ojos a medio cerrar de Jeremy me observan y sonríe. Luego ríe cuando le regalo mis falsas flores y me pide que le preste mi mano, podría regalársela también si lo pide. Algo brilla en mi dedo y por un momento uno de los chicos acusa al tipo gracioso de querer robarme cuando pide que le presté lo que me regaló Jeremy.

Al ser un regalo de Jeremy ni loca se lo doy, así que escondo mi mano. Luego doy mi autógrafo aunque no soy famosa. Y Jeremy me besa, me besa mucho.

Pasan algunas cosas que no me importan y cuando conseguimos llegar al hotel, en la habitación, Jeremy me besa. Jeremy me toca. Él baja mi short y lo dejo bajar mis bragas. Luego se siente tan bien, creo que me besa las piernas y luego sus besos se sienten en otro lugar.

Siento que me derrito, que caigo en un túnel de placer. Ardo. Ardo. Me quema de una buena manera. Mis dedos sienten su cabello mientras él dice algo sobre disfrutar saborear. Luego regresa a besarme y tiene un sabor extraño, pero no me importa. Se mueve contra mí y le digo que se quite la ropa. Pero entonces ríe diciendo que debe ir a hacer pis y lo escucho maldecir sobre que apuntó mal.

Río y cierro mis ojos, no los vuelvo a abrir. Me quedo dormida.

***

Me quejo cuando al mover mi cuerpo mi muñeca duele porque parece que me dormí sobre ella. Hay un dolor terrible en mi cabeza y mi garganta se siente seca. Abro lentamente mis ojos que parecen estar pegados. Me muevo otro poco y me quejo.

Me siento terrible, como si un camión me hubiese pasado por encima y luego regresado para volverme a aplastar.

Hay un brazo pesado sobre mi cintura, por un momento me asusto, pero luego analizo que solo puede tratarse de Jeremy. Necesito ir al baño a orinar, así que salgo de su agarre y él ni siquiera se da cuenta.

Tropiezo en mi camino hacia el baño, siento dolor en mi hombro. Orino y camino luego hasta el lavamos. Salpico agua en mi rostro y siento que voy a morirme. Identifico esto como la resaca de mi vida.

Mi hombro arde mucho, frunzo el ceño viéndome en el espejo. Tengo maquillaje regado, chupetones en el cuello y abro mis ojos con sorpresa cuando noto que solo llevo mi camisa de espalda descubierta, hacia abajo estoy totalmente desnuda.

— ¡¿Qué carajos?! —mascullo. Me hago hacia atrás y mi hombro arde. Me doy la vuelta frente al espejo y noto una venda en la parte de atrás de mi hombro—Pero ¿Qué rayos?

¿Me corté? ¿Me hice daño y no lo recuerdo? ¿Qué rayos me pasó? ¿En dónde están mis malditos recuerdos?

Estoy comenzando a entrar en pánico cuando cierro mis ojos y mis recuerdos son turbios, y ocasionan que me duela mucho más la cabeza. Veo la venda asustada sobre qué daño pude hacerme ¿Y dónde están mis bragas? ¿Qué hice?

—No entres en pánico, no entres en pánico—me repito cuando mi corazón comienza a latir de prisa y mi garganta se cierra como si me ordenara dejar de hacer funcionar mis pulmones.

Estiro mi brazo y con mucho esfuerzo logro llegar a la venda, a medida que la voy retirando voy sintiendo dolor en el área. Mi pobre hombro derecho. Cierro mis ojos mientras termino de arrancar la venda.

—Vamos, Naomi, abre los ojos. No pudo ser tan malo si aún sigues viva—susurro.

Debo alentarme un poco más antes de abrir mis ojos. Por un momento no logro entender porque todo se lee al revés y hay al menos cuatro corazones alrededor de la letra cursiva que parece borrosa, porque la tinta luce un poco corrida, incluso luce un poco chueco.

— ¿Qué...Es esto? —susurro aun cuando mi subconsciente me grita fuerte y claro que esto es un tatuaje— ¿Esa es una «J»?

Me inclino un poco más para leer mejor y siento que pierdo mi color cuando logro leer que dice alrededor de los corazones.

«Jeremy, mi amor»

—Oh, Dios mío. Estoy durmiendo. Esto es una pesadilla, no es real—intento verlo desde todos los ángulos posibles y sigue diciendo lo mismo con los estúpidos corazones alrededor que parecen un poco torcidos y borrosos, como si la tinta se hubiese corrido— ¿Pero qué mierda es esta?

Siento que las paredes se están cerrando a mí alrededor y me ordeno respirar. Paso las manos por mi rostro para aclararme un poco y entonces noto algo extraño en mi mano izquierda. Un peso sospechoso. Cierro mis ojos de inmediato.

—No más locuras, no más locuras. Abre tus ojos, no puede ser tan malo.

Abro mis ojos y observo mi mano. No es malo.

...Es horrible y traumático.

Alzo mi mano temblorosa frente a la luz y el espejo. Observo mis dedos, mi maldito dedo anular. No está desnudo, lleva un anillo en banda que luce de oro con una piedra en forma de corazón, que se ve sospechosamente como un pequeño diamante. Mi mano tiembla, parpadeo continuamente intentando razonar esto y solo puedo hacer una cosa.

Grito. Suelto un grito agudo mientras comienzo a caminar hacia atrás negando con mi cabeza.

— ¡Naomi! ¿Qué sucede? —mi espalda da contra algo, volteo y se trata de Jeremy que luce desorientado.

Observo con horror como el cuello, pecho y abdomen de Jeremy fue atacado con chupetones enormes; y noto con horror su sorpresa cuando ve hacia abajo y me nota desnuda. Me cubro con mis manos y comienzo a retroceder para alejarme.

—Oh, mierda. Aléjate—Grito sintiendo que voy a desmayarme.

— ¿Qué sucede?

— ¡Tengo tu nombre! Tu nombre chueco y con corazones horribles—grito mientras lágrimas comienza a caer.

— ¿Qué?

Bajo la vista y noto entonces una venda justo encima de sus oblicuos, sigue mi mirada y frunce el ceño.

» ¿Qué carajos es esto? —Baja más su bóxer y arranca la venda— ¿Pero...Qué mierda?

Al menos el suyo no está chueco. Pero es un corazón de chocolate mordido en una esquina y debajo de él se lee: mi amor sabe a chocolate y tiene nombre: Naomi.

Es horrible. Todo es horrible y grito de nuevo sobresaltando a Jeremy.

—Hay que calmarnos ¡Mierda! Me duele horrible la cabeza—lleva las manos a su cabello y frunce el ceño estirando su mano frente a sus ojos— ¿Qué mierda es esto?

Estira su mano y casi me desmayo realmente cuando noto un anillo de banda plateada en su dedo anular de la mano izquierda. Él observa su mano y luego me observa a mí. Abre la boca como si fuera a preguntarme algo, pero alzo mi propia mano mostrando mi anillo. Retrocede y casi cae.

—Oh, carajo ¿Qué hicimos? —susurra llevando una mano a su boca con los ojos muy abiertos.

—Dime que no me hiciste tu esposa ¡Dímelo!

Abre y cierra la boca sin saber qué decir. Grito de nuevo y pasa las manos por su cabello.

—Calma. Calma y...Cúbrete. No puedo concentrarme cuando estás desnuda.

Tomo lo primero que encuentro que es una toalla y noto un charco de orina junto a la tina. Solo puede venir a mi mente la voz de Jeremy diciendo que no podía apuntar. Más lágrimas caen mientras solo nos observamos.

» ¿Eres mi esposa? —abro mi boca y levanta la mano—No grites, bonita, no grites. Que estoy a cinco segundos de enloquecer ¿Qué hicimos?

Este es el capítulo más largo que le he escrito a esta historia, pero no podía parar.
Amé, pero amé escribir este capítulo. Reí, suspiré y volví a reír, mientras lo escribía desde el punto de vista de Naomi podía también verlo desde Jeremy. No crean que esa conversación de gritos se dijo lo que Naomi escuchaba que si leen bien, no tiene sentido que se gritaran todas esas cosas, supongo que quizá luego, alguna vez, se sabrá.

Espero y les guste tanto como a mí.

Un beso.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top