Desde ayer te noto algo triste, no me sonreíste esta mañana. También estas algo distante, te sentaste en tu puesto y no volteaste a verme en toda la clase.

Me siento frustrado.

Pero no derrotado,
porque hoy tengo otro plan.

He visto a mi madre así como tú, y mi padre siempre le trae lo mismo.

Chocolates.

Parecía una táctica infalible, siempre la veía luego volver a irradiar felicidad (cosa que duraba poco porque tiene un genio de los cojones)

-Oye Deku- te llamo y a los pocos segundos volteas.

Tu mirada es normal, no pareces ni feliz ni triste.

-Dime kacchan.

Estamos en el receso y no te levantaste de tu silla, por suerte la vieja del negocio me vendió los chocolates a pesar de que hice escándalo por lo caros.

-¿Te gusta el chocolate?- pregunto con éste temblando entre mis manos.

Asientes y entonces pienso en como entregarlo sin verme...

Sin verme como un bobalicon enamorado, necesito conservar mi apariencia.

-Mira hay uno en el piso- apunto el suelo donde dejé el chocolate que patee por debajo de la mesa. Lo miras y pareces quererlo tomar.

-Oye hermano se te cayó tu chocolate.

El inoportuno de kirishima arruina mi plan de pasar desapercibdo.

Estos pendejos hijos de su conchuda.....
¿¡QUE MIERDA TIENEN CON ARRUINAR TODO!?

-Gracias inútil- digo recogiéndolo para luego recordar que aún sigues aquí y acabo de quedar como un pendejo.

-¿Es para mí? - preguntas nervioso y con un suave sonrojo en tus mejillas.

-Tómalo si lo quieres...- te lo entrego y saco un cuaderno fingiendo que tengo algo que hacer. Mi rostro arde mientras miro cualquier página de éste.

-Gracias...

Vuelves a sonreír.

Tus trucos papá si funcionan, aunque dan mucha vergüenza.

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