algo más.

—O-Oh, Gon... —. Apenas pudo pronunciar —Ya sonó el timbre, ¿por qué...? —. Quiso actuar normal, pero se estaba muriendo de nervios, apenas estaba asimilando lo que Kurapika le había dicho y ya tenía que enfrentar a Gon. Aún así, la cara de preocupación y arrepentimiento que el chico mantenía en su rostro le desconcertaba un poco.

—Lo sé, pero... Bueno, no quería esperar más para hablar contigo —. Respondió, el moreno además parecía estar nervioso, lo que confundía aún más a Killua. Esperaba que cuando Gon le enfrentara, éste estaría molesto y le reclamaría, pero parecía todo lo contrario —¡Lo siento mucho! —. La cara de Killua fue de asombro total, sin terminar de entender. Se sentía peor ahora ¿por qué se estaba disculpando Gon? —Sé que seguro me evitas por lo que hice el sábado, así que lo siento mucho ¡no volverá a pasar! Incluso entiendo si no quieres volver a hablarme de nuevo! —. Y Gon continuó hablando, pero Killua había dejado de escuchar por un momento.

"¿Lo que hizo el sábado...?" no terminaba de entender, hasta que vino el recuerdo a su mente de Gon dejando un beso en sus mejillas, lo que hizo que el calor subiera a su rostro. En parte, por la vergüenza del recuerdo, y en parte porque ahora sabía que había sido totalmente un tonto por evitar al contrario, enserio quería golpear su cabeza contra la pared.

—...Y sé que tal vez no te gustó y sólo quería que supieras que lo lamento —. Quiso salir del aula pero el cerebro de Killua por fin volvió a la realidad y lo detuvo antes de que se alejara mucho.

—¡No, sí me gustó! —. Atinó a decir apresuradamente, Gon parpadeó un par de veces, sin entender.

—¿Si te gustó? —. Su brillante sonrisa volvió a su rostro y Killua se dio cuenta de lo que había dicho, nuevamente avergonzado.

—B-Bueno, ya sabes, quiero decir... No me molestó, yo... —. El contrario soltó una risa y se sintió más avergonzado aún, quiso negar más pero ver la sonrisa de Gon después de haberlo evitado una semana que se sintió eterna le había devuelto la vida y no pudo evitar sonreír un poco.

—¿Entonces? —. De repente volvió a preguntar Gon, el albino comprendió que aún le debía una explicación y Gon parecía determinado a obtener una. Se sintió nervioso una vez más mientras buscaba una excusa, pero pensó en las palabras de Kurapika y luego miró a Gon, quien lo miraba expectante con esos grandes y expresivos ojos y el coraje volvió a él, ¡Kurapika tenía razón! No tenía por qué alejarse de Gon.

—Fue por mi familia, ellos no querían... que siguiera siendo tu amigo —. Gon abrió sus ojos con sorpresa, y luego incluso pareció molesta, Killua iba a decirle que no iba a alejarse más, pero antes de eso Gon le tomó de los hombros y lo sacudió un poco.

—¡No! —. El albino se sorprendió un poco "¿No?" respondió confundido en voz bajita —¡No! Diles que no —. Más que molesto, parecía que en cualquier momento podría ponerse a hacer a hacer un berrinche, lo que hizo que soltara una risa y Gon lo miró aún más molesto —¿Por qué te ríes? ¡Es enserio! —. Killua tapó su boca con una mano en un intento de dejar de reír, pero no podía evitarlo, era demasiado tierno. Finalmente dejó de reír cuando Gon lo volvió a sacudir.

—¡Está bien, está bien! Lo siento, pero estaba a punto de decirte que cambié de opinión y no pienso evitarte más —. Esa pareció ser justo la respuesta que Gon estaba esperando porque su cara se iluminó con una gran sonrisa. 

—¡Que bueno, porque no quería alejarme! —. celebró y el albino se vio contagiado por su gran sonrisa, feliz de saber que el moreno tampoco quería alejarse de él —De todos modos... Si te vuelven a decir algo entonces sólo dejemos de ser amigos —. Aquello descolocó a Killua y su sonrisa se borró, sin entender a qué se refería —En ese caso, sólo tenemos que ser más que amigos —. Dijo tan natural, como si aquello no hiciera que el corazón de Killua diera un vuelco.

—¿Qué? —. Preguntó, no muy seguro de qué era a lo que Gon se refería con eso. En ese momento sonó el timbre que indicaba el inicio de la segunda hora y el albino no pudo decir nada más.

—¡Oh! No podemos perder otra clase más, ¡nos vemos en el salón! —. Y sin decir nada más, dejó ahí a Killua, quien incluso juraba que a aquel inocente niño le gustaba jugar con él, ya era la segunda vez que huía dejándolo riendo tontamente.

De cualquier modo, ya se encargaría de ese asunto.

 









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