-101-
—¿Mila? —dijo Shawn, aún desconcertado. Ambos estábamos en shock.
Ella se acercó a él y lo abrazó.
Ambos se abrazaron. Shawn me miró y hice una mueca. Esto era incómodo.
El almuerzo ya estaba listo y todos nos sentamos en la mesa. Yo estaba al lado de Aaliyah y frente a ellos dos. Camz tomó la mano de Shawn y apoyó su cabeza en su hombro, cerrando los ojos y permaneciendo así durante un buen rato, hasta que Manu trajo la barbacoa y ella cambió de postura.
Luego, contó que finalmente lanzarían la película dentro de dos semanas y preguntó si Shawn y yo queríamos acompañarlos. Mordí mi labio inferior, indecisa sobre si debería ir después de lo que había pasado entre él y yo.
Ayudé a la madre de Shawn a lavar los trastes y, mientras los secaba, los observé sentados en el jardín, jugueteando con sus manos y hablando.
No puedo hacerle esto a Camz, la aprecio demasiado. No se merece esto.
Pero él... él lo arruinó todo, sacando esos sentimientos de mí y poniéndolo todo patas arriba.
—Cariño, ¿me escuchaste? —me miró Karen y ella se rió.
—Lo siento —dije apenada—, estaba pensando.
—Ay, cabecita de novia —negó con la cabeza—. Siempre quise que uno de mis dos hijos se casara. Aunque aún son jóvenes y tienen toda una vida por delante, espero que algún día lo hagan —sonrió—. Pero estoy feliz de que te cases tú. Eres parte de la familia y te apreciamos mucho —sus palabras me calaron hondo—. Estoy muy emocionada de que te cases —me abrazó—. Espero que me invites a tu boda —entrecerró los ojos. Sonreí.
—Por supuesto, te quiero en primera fila —respondí, viendo cómo sus ojos se llenaban de lágrimas.
Sin más, la abracé.
—Espero que Nathen te haga muy feliz —dijo al separarse—. O lo que le espera de Shawn —ambas reímos.
La pareja entró a la cocina tomados de la mano.
—Mar —me llamó Camz—. Me tienes que contar cómo te pidió matrimonio Nathen —dijo ella.
Si tan solo supiera que fue mientras discutíamos por Shawn.
Sonreí. —Es una historia larga— mentí.
—Cariño, mañana iré a la casa de Nathen para hablar sobre la boda con tu suegra —habló Karen. Asentí.
—¡Ay! ¿Puedo ir yo? —dijo Camz, y observé a Shawn.
—Yo quería pasar tiempo contigo —dijo Shawn.
—Ay, babe, pero es la boda de Mar —respondió ella—. Yo quiero ser la dama de honor —hizo un puchero.
—De eso, no hay duda —afirmé.
—La están agobiando —intervino Shawn—. Ya, dejémosla en paz.
—Shawn tiene razón —habló Camila—, pero es la emoción —chilló.
Shawn sabía perfectamente que no quería casarme. Él me sugirió hablar con Nathen y decirle que no quiero casarme, pero no puedo hacerlo. No sé cómo reaccionaría Nathen y, además, no quiero desilusionar a su familia.
Tocaron el timbre y Karen fue a abrir.
Camz seguía hablando, proponiendo acompañarme en todo momento, desde probar el vestido hasta los preparativos y demás cosas.
-¡Miren quién ha llegado! -exclamó Karen emocionada al entrar en la cocina. Todos volteamos para ver de quién se trataba.
"No puede ser", suspiré.
Shawn me miró con la mandíbula tensa.
Nathen acababa de llegar.
—Nathen, ¡felicidades! —dijo Camz mientras se acercaba para abrazarlo.
—¿Seré padre? —preguntó él, sorprendido. Abrí los ojos horrorizada.
Camz y Karen estallaron en risas.
—No —dijo Karen aún riéndose—. Felicidades por la futura boda. —Él sonrió.
—Gracias, Camí, soy muy afortunado —respondió Nathen. Shawn chasqueó la lengua.
—Vengan —invitó la madre de Shawn—, les prepararé un café. Nathen se acercó a mí, me dio un beso en los labios y me tomó de la mano. —Tina, a ti te haré un té —sonreí agradeciéndole.
—Nathen, ¿cómo es que Tina aceptó casarse contigo? —me estremecí, sabía a qué venía esa pregunta.
—No estoy seguro de entender —dijo Nathen, mirándome confundido. Yo sonreí, haciéndome la desentendida.
—Dime una cosa que le guste demasiado a Tina —desafió él, mirándome fijamente.
- Peter. -dije.
—No lo sé, es lo de menos —se rió Nathen.
—¿Lo de menos? —alcé una ceja—. No sabes cuánto le gustan las donuts y que siempre toma té con ellas.
Nathen rió—. Bueno, tú eres su mejor amigo, es obvio que sepas más que yo, que soy su novio y futuro esposo —su voz sonó arrogante.
—Siendo novio de Camila, sé todo sobre ella, desde lo que ama hasta lo que más detesta —respondí.
—Shawn —lo fulminé con la mirada—. Ya te he dicho mil veces que dejes de comparar a todos los hombres. ¡No todos son como tú! —me tapé la boca al darme cuenta de lo que dije.
Nathen me miró con el ceño fruncido.
—En fin, puede ser porque tú eras su mejor amigo antes de que ambos fueran pareja. ¿O no fue así como la enamoraste? —insinuó Nathen. Me tensé.
—¿Qué insinúas? —frunció el ceño Shawn. Camila se mordía la uña incómoda.
—Chicos, basta —intervino Karen.
—Nada, estoy muy feliz por ti —alzó los hombros—. Siempre conquistas a tus mejores amigas —me miró desconcertado—. ¿O Hailey Baldwin no lo era?
—Primero, no opines sobre mi vida privada porque no sabes nada —Shawn lo señaló con el dedo—. Y no, no éramos nada. No llegamos a hacer nada.
—Shawn, nos conocemos desde muy pequeños, te conozco, y esas fotos dicen lo contrario.
—¡Fue todo jodidamente marketing! —exclamó Shawn frustrado.
—Y lo de Camila y...
—Cállate —advertí a Nathen—, o dejo todo a la mierda.
Nathen no dijo nada.
—Solo espero que no conquistes a todas tus mejores amigas, Shawn —dijo mientras él se tensaba.
—Yo sé algo que tú no sabes, querido amigo —continuó —, y déjame decirte que no vas a dormir tranquilo por las noches —le supliqué con la mirada a Shawn que no dijera nada.
Nathen me miró, visiblemente molesto.
—Martina, ¿qué sucede? —me observó.
—Nada —mentí.
—Martina, dime de una vez qué sucede, ¿por qué siempre se hacen los misteriosos ustedes dos? —alzó la voz.
—¡Nathen! —regañó Karen.
—Hey, no le levantes la voz a Tina —intervino Shawn—. Estás en mi propiedad, no le faltes el respeto.
Ya no podía soportarlo más. Sin decir nada más, caminé hacia la puerta de salida. Necesitaba irme de allí.
-¡Tina! -oí la voz de Shawn. Caminé sin mirar atrás, mientras las lágrimas corrían por mis mejillas. -Hey -dijo cuando me alcanzó-. Lo lamento muchísimo -añadió.
-La estás cagando, Shawn -dije entre sollozos, sintiendo cómo me ahogaba en mis propias lágrimas-. Vas a hacer que se den cuenta.
-Lo lamento, es que... estoy molesto, ¿sabes? -se relamió los labios-. Te mereces a alguien mucho mejor que él. No deberías casarte ahora. Apenas estás experimentando. Sé que vendrá alguien mucho mejor que él y te hará feliz. Y lo siento, Tina, no quería hacerte sentir mal.
Negué con la cabeza.
-Está bien, solo estoy un poco abrumada -me abrazó.
-Esta noche, duermes en mi casa -negué.
-No, no puedo hacerle eso a Nathen.
-Nathen se puede ir a la mierda. Hoy pasas la noche en mi casa, punto.
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