-081-
Estábamos en un centro comercial dando un paseo con Nathen. Bueno, hace dos horas era solo un paseo, pero Nathen quiso ver tiendas de ropa, haciéndome probar la mayoría de lo que había allí. Y si había algo que me gustaba, me lo compraba.
-Cariño, yo tengo dinero para pagármelo -le dije a Nathen, y él negó con la cabeza.
-No, cielo, soy tu novio, y debo obsequiártelo.
-Cariño...
-Shhh -me interrumpió, callándome-. Ahora lleva eso. -Rodeé los ojos divertida y lo llevé a la caja, donde una chica nos miraba con ternura.
Luego de salir de esa tienda, fuimos por un helado. Nathen cargaba las bolsas de las compras en una mano, y en la otra teníamos entrelazadas nuestras manos.
Fuimos por nuestros helados y nos sentamos en un banco.
-El primer cumpleaños que pasaré contigo -soltó de la nada.
-Pienso lo mismo -le respondí, y me besó.
El cumpleaños de Nathen es dos semanas antes que el mío, y ya le estoy planeando una fiesta sorpresa.
-Creo que a tu padre le caí bien.
-Le caíste de maravilla -sonreí.
-Mi familia también te adora.
(**)
Resumiendo, los días que compartí con Nathen fueron mágicos; su compañía fue lo más hermoso. Realizamos actividades típicas de parejas, como ver películas, pasear, hacer mascarillas faciales, jugar y disfrutar de comidas juntos. Pero lo más especial fue dormir abrazados y despertarme con su angelical rostro. Adoré estos momentos íntimos que nos permitieron conocernos aún más. Sin embargo, llegó el momento de volver a nuestras rutinas: Nathen regresaba a Canadá para practicar, reunirse con su club y ver a su familia. Por mi parte, recibí una llamada de Camila, invitándome a pasar una semana en Miami, algo que habíamos planeado hace mucho tiempo. Acompañaría a Camila en su gira promocional de su álbum. En este momento, ambos estábamos en el aeropuerto, partiendo hacia destinos diferentes.
-Entonces, cada quince días, uno de nosotros pasa una semana con él -dijo él.
-Así es. Dentro de quince días, voy a Canadá a verte -sonreí.
-Está bien. Luego, otros quince días, iré yo -asentí. -Ah, y si uno de nosotros tiene un compromiso en cualquier parte del mundo...
-El otro lo acompaña -terminé la oración.
Nos abrazamos y nos besamos. No lo veré hasta dentro de quince días.
Sin más, ambos tomamos rumbos diferentes en el gran aeropuerto: él con destino a Canadá y yo a Miami.
(**)
Ocho horas más tarde, finalmente llegué al aeropuerto de Miami. Después de recoger mis maletas y pasar por migración entre una multitud, divisé a Camila acompañada de su padre y su adorable hermanita más pequeña.
Al verme, Camila chilló de emoción y se lanzó sobre mí.
-¡Te extrañé! -dije.
-Y yo a ti -respondió mientras nos soltábamos. -Bien, papá, te presento a Martina, mi mejor amiga, y ella es mi adorable hermanita Sofía -dijo señalándolos.
-¿Qué tal, Martina? Soy Alejandro, un gusto -dijo él estrechando mi mano con la suya.
-Un placer -respondí yo.
-Hola, Martina, soy Sofía, aunque mi hermana ya te lo ha dicho -rió nerviosa.
-¿Qué tal, Sofi? Un gusto -respondí amablemente.
Alejandro, el padre de Camila, me ayudó con mis maletas y marchamos hacia el auto que nos esperaba en la entrada.
-Mar, gracias por aceptar venir y quedarte unos días conmigo -dijo Cami, una vez que estábamos en el auto.
-Gracias a ti por la invitación -la abracé.
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