-078-
El ruido del despertador me sobresaltó. No estoy acostumbrada a despertarme con la alarma.
Eran las ocho y media de la mañana. Dentro de dos horas, teníamos que ir a la sesión de fotos con Shawn. Suspiré y me di una ducha.
Al salir, ya renovada, me sequé y planché el pelo, y elegí un outfit bastante casual. Cuando estuve lista para bajar a desayunar, noté que ya me habían traído el desayuno.
Sobre una mesa, había una bandeja con una tetera y una taza. Pero lo que llamó más mi atención fue aquel enorme ramo de rosas blancas. Asombrada, me acerqué a la mesa para inspeccionarlo mejor.
Sobre las rosas, había una tarjeta. Con delicadeza, la tomé y la leí.
feliz san Valentín
mí queridísima, tina.
shawn <3
Mi corazón latía demasiado rápido, mis manos empezaron a sudar y mis mejillas se sonrojaron. Tragué saliva y traté de calmarme. Suspiré y sonreí como una estúpida.
Nadie en mi vida me había regalado flores antes.
En un costado había una caja que reconocí perfectamente.
Eran donuts.
Entonces, la puerta sonó y sentí que mi corazón iba a salir de mi pecho en cualquier momento.
Emocionada, me acerqué a la puerta para abrirla y agradecerle a Shawn.
Pero no, no fue así. En cambio, allí estaba otra persona.
—¡Hey! —dijo muy alegre. Escondí la tarjeta en el bolsillo trasero de mi jean.
—Cami, ¡oh por Dios! —la abracé— Te he extrañado mucho —dije apenas rompimos el abrazo—. Ven, pasa —la invité a entrar a mi habitación.
—Llegué hace unos momentos y ya quería verte —confesó ella—. ¿Cómo has estado? —preguntó.
Sonreí. —Yo bien. ¿Y tú? —me senté a su lado— ¿Qué tal la película? —pregunté emocionada.
—Pues, ya terminamos de grabarla. ¡Solo faltan unos meses y estará lista! —chilló.
—¡Me muero de ganas de verla! —nos volvimos a abrazar.
—Oye, Shawn me habló sobre la campaña —dijo ella, y la observé.
—Sobre eso —colocando un mechón detrás de mi oreja—, quería saber si estabas de acuerdo en que Shawn y yo lo hagamos —mordí mi labio nerviosa.
—¡Claro que sí, tonta! —se rió—. Es parte de tu trabajo, te dedicas a modelar —hizo un gesto chistoso—. No te preocupes, sé que los rumores falsos te están incomodando, pero no les tienes que dar importancia —me sonrió.
—Lo sé, y tienes razón.
—Me encantaría acompañarlos, pero me muero de sueño —arrugó su nariz.
—Sí, me imagino —sonreí—. Seguro nos veremos para el almuerzo —ella asintió.
Nos levantamos de donde estábamos sentadas, y la acompañé hasta la puerta.
—Entonces, nos veremos para el almuerzo —dijo ella, a lo que yo asentí.
—Me alegra mucho que nos hayamos visto —sonreí—. Duerme un poco.
Nos despedimos, y cerré la puerta soltando una bocanada de aire.
Desayuné tranquilamente y luego recibí un mensaje de Shawn diciéndome que me esperaba abajo.
Así que tomé mis cosas y salí de la habitación. Caminé por los pasillos y bajé en el ascensor. En el lobby, Shawn estaba hablando animadamente con su guardaespaldas Jake y mi seguridad, Christian.
Jake me dio los buenos días y con prisa, nos dirigió hasta la camioneta que nos esperaba afuera.
Cuando Shawn y yo nos adentramos en la camioneta, él me observó.
—¿Cómo estás? —preguntó él.
—Bien, ¿y tú?
—Bien —asentí—. Llegó Mila —dijo.
—Sí, la he visto —sonreí—. En verdad la echaba mucho de menos —admití—. Por cierto, gracias por las flores, son muy bonitas —él sonrió.
—Las flores no se comparan contigo —sonrió.
Hice como si no entendiera y miré por la ventanilla.
Al llegar, bajamos de la camioneta y nos adentramos en el edificio.
Después de cuarenta y cinco minutos de conversación con Calvin y sus socios, nos pusimos en marcha para hacer la sesión de fotos.
Shawn ya estaba siendo fotografiado, mientras yo me preparaba. Me sentía muy avergonzada al estar en ropa interior frente a él, especialmente sabiendo que tendríamos que modelar juntos.
—¡Martina! Ven por favor —me llamó el fotógrafo. Suspiré y me acerqué—. Ponte al lado de Shawn, y tú, Shawn, agárrala de la cintura y mírense seductoramente —dijo.
La verdad es que no podía hacer eso, ni siquiera podía mirarle a la cara. Me sentía avergonzada, y cuando él tocó mi cintura, me congelé.
—Tina, tranquila. Te prometo que serán solo algunas fotos, y luego nos marcharemos —me susurró Shawn, pero yo no podía reaccionar. Estaba tensa como una estatua.
Él colocó su mano en mi mentón y me obligó a mirarlo. —Después de esto, vamos por un helado, ¿sí? —asentí—. Bien, ahora quiero que modelos conmigo y muestres tu talento frente a la cámara.
—¡Muy bien, así me gusta! —decía el fotógrafo.
—Eres hermosa, joder —dijo él, haciendo que me ruborizara.
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