-033-
Al día siguiente, apenas faltaban dos horas para irnos a la playa, pero me encontraba en medio de una crisis: ¡no había traído mi bikini! No se trataba de un olvido en casa o en la de Shawn; literalmente lo había dejado atrás. Aaliyah salió del baño y me observó con confusión, notando que aún no había preparado mi bolso para la playa. Traté de mantener la compostura, pero mi frustración era evidente al admitir mi falta. Aaliyah, comprensiva como siempre, se ofreció a prestarme uno de sus bikinis, pero lamentablemente solo había traído uno consigo. Ante esta situación, decidí resignarme a no meterme al agua y optar por algo simple con un short. Sin embargo, Aaliyah se negó rotundamente, insistiendo en que tenía que unirme a ella en el mar para evitar la compañía empalagosa de su hermano y Camila. Con determinación, propuso una solución: ir de compras. Aunque inicialmente me resistí a la idea, finalmente cedí y nos dispusimos a arreglarnos. Mientras yo tomaba mi bolso y billetera, Aaliyah se peinaba y preparaba sus cosas. Juntas salimos de la habitación y nos dirigimos hacia el ascensor, momento en el que nos encontramos con Camila saliendo de su habitación.
— ¿A dónde van? — preguntó ella.
— Martina no tiene bikini. Vamos de compras antes de ir a la playa — explicó Aaliyah con rapidez.
— Ah, entiendo — dijo Camila— ¿Puedo ir con ustedes? — agregó.
— ¿Y Shawn? — inquirí.
— Se me cayó del bolsillo — respondió Camila, mientras Aaliyah ahogaba una risita— No es un niño chiquito, puede cuidarse solo — aseguró.
— Solo pregunté dónde estaba — la observé y luego miré a Aaliyah.
— ¡Ah! Está en el gimnasio — señaló hacia ninguna parte.
— Bueno, si quiere venir, apuremos el paso, el tiempo vale oro. Y tenemos una hora — dijo Aaliyah.
— Oh, entendido. Iré por mi bolso — dijo Camila, corriendo hacia su habitación.
— ¡Te esperamos abajo! — exclamé.
Subimos al ascensor y nos dirigimos al lobby del hotel.
Unos cinco minutos más tarde, Camila bajó con su bolso. Salimos del hotel y nos dirigimos a un centro comercial en Vancouver. La única que conocía un poco era Aaliyah.
Estuvimos veinte minutos recorriendo el centro comercial hasta que nos adentramos en una tienda.
Empezamos a revisar los percheros en busca de algo que me gustara o que fuera lindo y discreto. Quería algo que me cubriera; no quería enseñar demasiado frente a Shawn, sería incómodo. Además, no estaba segura de qué se pondrían Aaliyah y Camila, no quería parecer provocativa ni nada por el estilo.
— Necesito su ayuda — expresé.
Ellas asintieron y comenzaron a buscar bikinis para mí.
— ¿Qué te parece esta? — Aaliyah me mostró un bikini muy diminuto, tanto que podría considerarse bastante revelador.
— Es bonito — comenté— pero ¿no crees que es demasiado provocativo? — sugerí.
— Mar — intervino Camila— ¡Es la playa! Aquí puedes mostrar lo que quieras — afirmó sin más.
— Da igual — hice una mueca.
— ¿Y qué te parece este? — dijo Camila, mostrándome una bikini tipo malla, que más bien parecía un body dorado llamativo con detalles de cadenas.
— ¿Voy a la playa o a una sesión de fotos? — bromeé confundida. Ellas rieron.
Exploré los percheros y encontré un traje de baño que cubría bastante. Tenía tiras finas cruzando la espalda y una frase en la parte delantera, no tan provocativo y de color negro. ¿Qué más podía pedir?
Fui a uno de los probadores y me probé la malla.
— ¿Y? — pregunté al salir del probador. — ¿Qué les parece? — indagué.
— Muy simple — opinó Aaliyah, y Camila estuvo de acuerdo.
Rodé los ojos y volví al probador.
— Da igual, me lo llevaré.
Salí del probador con la malla en la mano y fui a pagarla.
— Martí, dale una oportunidad a este bikini — me instó Aaliyah.
— Claro que no — rechacé.
— ¡Oh, vamos! Y lo usas mañana — insistió.
— ¿Lleva algo más? — preguntó la chica de la caja. Negué.
— Sí, lleva este bikini — intervino Camila, poniendo el traje de baño que había elegido Aaliyah.
— No lo voy a llevar — afirmé. La chica de la caja nos miraba confundida.
— Llévala, y lo usamos mañana — propuso Aaliyah.
— ¡Sí! Mañana sin falta vamos las tres a la playa, como una salida de chicas — añadió Camila.
— ¿Me lo prometen? — ellas asintieron— Está bien — cedí— también me llevo este — le dije a la chica.
Después de pagar, esperé a que Cami y Aaliy pagaran también sus trajes de baño nuevos.
Salimos y mientras caminábamos, decidimos parar en una cafetería.
Desde lejos, noté que nos estaban fotografiando. Suspiré y esperé a que nos trajeran el café.
Íbamos hablando de cosas sin sentido. Estas chicas se habían vuelto muy importantes en mi vida desde el primer día que me brindaron su amistad y confianza, con su simpatía y cariño.
— Vamos, tomémonos una selfie — propuse, sacando mi móvil. Las tres posamos y tomamos la foto.
Cuando iba a bloquear el móvil, noté tres llamadas perdidas de Shawn. Maldición.
— Tengo tres llamadas perdidas de Shawn — informé, y me miraron— ¿Alguna trajo su móvil?
— No, yo lo dejé en el hotel — dijo Aaliyah.
Camila revisó su bolso y sacó su móvil.
— Sí, yo lo traje — justo empezó a sonar— Es Shawn — dijo, contestando.
Con Aaliyah nos alejamos un poco para darle privacidad. No dijimos nada, solo esperamos a que Camila terminara la llamada.
Camila ya se encontraba a nuestro lado.
— Shawn estaba preocupado — dijo— ¿Ninguna le avisó que no íbamos a estar? — negamos— Bueno, nos está esperando para ir a la playa — añadió Cami.
Tomamos un taxi para llegar más rápido. Al llegar, Aaliyah pagó el taxi, bajamos y entramos al hotel.
Fuimos hasta el ascensor y presionamos el botón hasta nuestro piso. Al llegar, Shawn estaba parado frente al ascensor.
— ¿Hace cuánto tiempo estás ahí parado? — pregunté.
— Me tenían preocupado — dijo, ignorando mi pregunta. Mordí mi labio inferior.
— Fuimos de compras — dijo Aaliyah.
— Sí, no tenía traje de baño — añadí.
— Bueno, vayan a prepararse — indicó. Aaliyah y yo fuimos a nuestra habitación.
Ella se cambió en el baño y yo en la habitación. Todo lo hicimos en silencio. En mi bolso de playa, coloqué dos toallas, bronceador y protector solar. Fui hasta mi maleta y busqué mi pollera de playa, colocándola en mi bolso.
Me puse un vestido y Aaliyah salió del baño.
— ¿Crees que Shawn se enojó? — pregunté. Ella me observó.
— No, solo está actuando como el adulto responsable — rodó los ojos.
— Se preocupa — comenté.
— Sí, y a veces lo odio por eso — dijo, agarrando su bolso— ¿Vamos? — preguntó, y asentí.
Salimos de la habitación y fuimos al lobby. Camz y Shawn estaban allí.
Sin decir nada, nos dirigimos a la calle donde esperaba el chófer. Shawn colocó las cosas en el baúl y nos subimos al vehículo.
El viaje fue silencioso, casi incómodo.
El vehículo se detuvo. Bajamos y nos encontramos frente a la playa.
— Voy a buscar un lugar — anunció Aaliyah.
— Está bien, yo ayudo a Shawn — dije.
— Te acompaño — dijo Camz a Aaliyah.
Vi cómo se alejaban.
— ¿Estás enojado? — le pregunté a Shawn. Él me extendió un bolso. — ¿Shawn?
— ¿Eh? No, no lo estoy — respondió él.
— Te pido disculpas si te molestó que no te hayamos avisado — dije.
Genial, lo que me faltaba. Que Shawn se enojara y pasara todo el viaje molesto, y para colmo, me estaba quedando en su hogar. Lo último que quería era que me echara a patadas.
— No te preocupes — me dijo él— Solo tuve una mala mañana, eso es todo — dijo.
— Oh — respondí.
Él cerró el baúl y caminamos hacia la playa.
— No estoy enojado, ni con mi hermana, ni con Mila, y mucho menos contigo — al menos eso me tranquilizó— Se están diciendo muchas cosas en las redes sociales y bueno, eso me molestó — me dio curiosidad qué habría visto, pero era mejor no preguntarle y no entrometerme demasiado— Ustedes tienen derecho a salir y divertirse. Solo me asusté, eso es todo — dijo, observándome— No dejes que esas tonterías te afecten — me sonrió.
— Sabes que no debes prestarle atención a lo que dicen, Shawn — dije— No te hace bien. A nadie le hace bien — me relamí los labios— Es mejor que lo olvidemos. Vamos a divertirnos — sonreí.
Fuimos donde estaban las chicas y nos acomodamos.
Me daba mucha vergüenza quitarme la ropa frente a tanta gente y frente a ellos.
— Llevamos media hora aquí, ¿nadie tiene pensado meterse al agua? — preguntó Aaliyah, y reímos.
— ¿Vamos, Shawn? — Camz miró a su novio. Él asintió. Ella se quitó su vestido, revelando un traje de baño enterizo blanco con un gran escote y tirantes. Shawn se ruborizó al verla y desvió la mirada, con las mejillas encendidas.
— Después vamos nosotras — propuso Aaliyah.
Shawn rió, se puso de pie y se quitó la camiseta blanca. Lo tenía justo enfrente de mí. Rogué que no saliera la fanática de Mendes que llevaba dentro de mí.
Ambos se fueron tomados de la mano hacia la costa.
— ¿Y tú te vas a meter vestida así? — me preguntó Aaliyah.
— Es que... — ella me interrumpió.
— Oh, vamos, Mar, ¡enseña tu hermoso y sabroso cuerpo! — exclamó, quitándose la ropa y dejando al descubierto su bikini negro. Tenía un cuerpo hermoso.
Suspiré y miré a ambos lados. Conté hasta tres y me deshice de mi ropa.
— ¡Ves! No muestras nada — me guiñó un ojo— ¡Ahora, corre! — y comenzó a correr hacia la orilla del mar.
Sin pensarlo dos veces, la seguí, recibiendo algunos insultos de la gente por tirarles arena al correr, y nos adentramos en el agua.
Shawn y Camila estaban a unos metros de nosotros, abrazados y nadando juntos.
El agua era bastante cristalina y un poco fría.
— ¡Está helada! — exclamó Aaliyah, tiritando de frío. Shawn rió al oír a su hermana.
Creo que estuvimos en el agua unos quince minutos antes de salir.
Al regresar a nuestro lugar, nos secamos. Yo me puse la pollera que había traído.
— Iré por unos tragos, ¿les traigo cualquier cosa? — propuso Shawn. Asentimos. — Tina, ¿me acompañas?
— Está bien — acepté, poniéndome de pie.
Comenzamos a caminar por la playa hasta llegar a un bar que se encontraba en medio de la arena.
Shawn pidió unos tragos y sentí una mirada penetrante a mi lado. Sin disimulo, me giré y vi a un hombre observándome de arriba abajo. Me dio tanto asco que me moví hacia el otro lado de Shawn, quien me miró confundido.
— ¿Qué pasa? — me preguntó.
— Nada — le dije, sintiendo vergüenza de decirlo.
— Vamos, Tina, dime — insistió.
— Nada — suspiré— Solo que ese hombre allí me está intimidando. Shawn se volteó y miró a su alrededor.
— ¿Cuál es? — preguntó. Vi cómo el hombre se hacía el tonto, mirando hacia otro lado como si estuviera distraído.
Suspiré avergonzada— Ya está — dije.
Mientras esperábamos nuestras bebidas, noté que el hombre se acercaba detrás de mí y me puse muy nerviosa.
— Oye tú — escuché la voz de Shawn — Eres un maldito degenerado — lo enfrentó. Estaba entrando en pánico.
— ¿Qué hice? — respondió el hombre— Estoy aquí atrás en la fila — dijo inocentemente.
— Te pillé observándola, eres un patán. Espero que no tengas hijas — continuó Shawn enfrentándolo— ¿Por qué no te pones en el lugar de una mujer?
— No me conoces — se defendió el extraño— Mejor cállate, mocoso.
Estábamos llamando la atención de todos.
— Eres un pervertido — continuó Shawn — ¿No ves que la pones incómoda? — pude notar el enojo en su voz.
Gente curiosa se acercaba.
— Shawn, basta — intenté tranquilizarlo.
— ¿Qué culpa tengo yo? Si ella viene provocativa — noté cómo Shawn se tensaba y cerraba los puños.
El hombre se rió irónicamente— Eres un acosador, eres un maldito degenerado — dijo Shawn — Espero que no tengas hijas. Y que el día de mañana no te acusen de acosador.
"Pero si es Shawn Mendes", pude escuchar entre murmullos.
— Shawn, ya para — intervine, agarrándolo del brazo— Vámonos — insistí.
— Vete estrellita, vete a gastar tus dólares — Shawn volvió a reír irónicamente.
— Tú no me conoces — respondió él.
— ¡Y tú tampoco! — replicó el hombre.
— ¡No me interesa quién eres! Solo estoy diciendo que no seas un degenerado y que tengas respeto por las mujeres — Shawn se encontraba alterado— Estabas intimidándola.
— ¡Yo no hice nada! — se defendió el hombre.
— ¡Mentira! Te vi — dijo Shawn señalándolo con el dedo— Júralo por Dios que no la estabas mirando.
— ¿Qué? — el hombre se rió— Por favor. Eres patético.
— Pervertido, eres un maldito pervertido, degenerado. Espero que tomes conciencia — dijo Shawn.
— Bueno, pido disculpas por "mirar" — hizo comillas sarcásticamente— a tu amiga — Shawn lo interrumpió.
— No es mi novia — aclaró.
— ¿Y quién es entonces? — preguntó el hombre.
— No te importa. Pídele disculpas.
— Shawn, vámonos — intenté jalarlo, pero él ni se movió.
— Vete a la mierda — dijo el hombre.
Las personas que estaban allí empezaron a abuchear al extraño, insultándolo y diciéndole otras mil cosas más hasta que se fue.
— ¿Estás bien? — me preguntó Shawn. Había mucho ruido.
— ¿Nos podemos ir? — pedí. Él asintió, agarró las bebidas al igual que yo, y nos dirigimos hacia donde estaban las chicas.
— ¿Qué pasó? — preguntó Aaliyah.
— Nada — dije y me senté en la arena.
— Acosaron a Tina — dijo Shawn.
— ¡¿Qué?! — exclamaron al unísono Aaliyah y Camz.
Shawn les contó lo sucedido y luego nos tuvimos que ir de la playa porque gente y paparazzis vinieron a interrumpirnos, y el ambiente no estaba muy agradable que digamos.
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