- Señor Son - Le entrega unos papeles - El informe de la empresa.

- Vegeta En el trabajó dime Goku. Soy tu esposo, no? - Sonríe y el pequeño igual.

- Hahha...Tenes razón. Disculpa.

- Igual me gusta qué me trates de usted - Se acerca sigilosamente y lo toma de su cintura - Me hace sentir superior y dominante.

- Basta...- Saca su mano la cuál estaba dentro de su camisa. Ni el sintió cuándo estaba entrando allí. Su esposo era de hábiles manos - Estamos en tu oficina, Mira si entra alguien y nos...

- ¿Si entran y nos descubren cojiendo?, Eso no tiene nada de malo Vegeta - Sonríe - No sería la primera vez.

- ¿Insinúas qué hubo otros? O talves ¿Otras?.
Amaba verlo así de celoso por el. Con sus manos apoyadas en su cintura y su ceño más fruncido de lo normal.
Le parecía adorable y más cuándo no lo quiere admitir.

- Nose, lo dejó a tu criterio. Te parece amor?

- Qué imbécil.

- Sólo tuyo Vegeta - Su sonrisa se agrando al verlo darse la vuelta, sabía qué era para ocultar su sonrojo - Me estás dando una vista fantástica.

- Me voy a traer un café, ¿Queres uno?

- No Gracias. Sigo lleno con tu desayuno.

- Ahora vuelvo - Gira un poco su cabeza para verlo - Pervertido.

Siempre le sacaba una sonrisa.
Vegeta notó esto. Durante ésas semanas Goku había caido en depresión y cuándo quería saber del tema el lo evadia.
Después con los días se le fue pasando y sonrió más cada vez, juntó a sus niños...Pasaba más tiempo con ellos y éso le alegraba bastante al peli flama.
Ya no debía dudar. Notó qué no habia motivos para qué su esposo le sea infiel ya qué Goku llegaba a la casa normal, cansado y respetaba los horarios.de ves en cuándo llegaba tardé por según el, unos papeleos o por culpa de su hermano. Era complicado para qué ambos se pongan de acuerdo en algo.

- Goku...- Suspiró con el café cortado en sus manos.

- Emm...Disculpe - Esa voz tan suave irrumpió su receso.

- Si Dígame...Oh, Hola Kyabe - Le sonrió.

- Vegeta....¿Trabajas aquí?.

- Claro, Juntó a Goku - le tomó el hombro al ver cómo su rostro palidecio.

- Go...Ku...

- Sii...¿Queres qué te llevé con el?

- No.

Su cambió de actitud era rápido.  Sabía qué era actor, Pero se sentía de una manera extraña, Rara.

-Mejor me voy - Le extiende un sobre - Le podrías dar esto a Raditz?

- Claro - Al tomarlos, Vio al hombre de cabello largo pasar cerca de la cafetería - Kyabe.

- ¿No..podes? - Dijo angustiado.

- No, Es sólo qué por allá va Raditz y sería mejor qué se lo entregaras vos. Aparte no me cae bien ese Rapunzel.

- Jeje Gracias Vegeta - Se despidió y salió tras ese tipo.
Me recuerda a Tarble. Su sonrisa hasta su estatura es algo similar.parece buena persona, Pero desconfío de el. Goku no me quiere hablar sobre su persona. Habra sido tan malo para qué halla ocasionado ese cambió en Goku?, ¿O pasó algo?.
¡¡Mierda!! Sólo me estoy haciendo la cabeza. La única forma de saber es hablando con mi esposo porqué a Raditz no le creó nada.

- Ejem...¿Raditz? - Dio dos golpeteos a la puerta de roble en la qué vio entrar al muchacho.
Escuchaba voces dentro de está, Pensaba retirarse pero se abre dejando ver a dicho hombre con una sonrisa de oreja a oreja.

- ¡Qué Sorpresa! - Se hace a un lado - Pasa, No seas timido.

- Gra..Gracias.. - Al entrar desconfiado, sólo miraba al suelo. Había hablado en ciertas ocasiones con el en el pasado, tenían buena relación. Pero el había cambiado bastante, Era alto, Musculoso, con un tono de voz muy grave.
Le intimidaba ahora en cierta forma.

- Quería Entregarte...

- ¿Qué Hace el acá? - Su corazón comenzaba acelerarse, cómo olvidar esa voz qué lo estuvo atormentando toda su vida.

- Más modales Goku. Parece qué ya se conocieron.

- ¿Qué haces deambulando en mi empresa? - Se puso frente a el y tuvo qué levantar la mirada encontrándose con esos ojos qué antes lo veían con amor, Pues ahora era todo lo contrario. Ya no encontraba ese brillo de vida en ellos.

- Bueno Yo...- Las palabras simplemente no salían.

- Vino a verme. ¿No Kyabe? - Dijo su hermano.

- S..Si.

- Está empresa no es para parejas.

- ¿Te molesta? - Espetó el pequeño, le estaba hartado esa actitud.

- No debería importarte - Se diola vuelta - Raditz sacalo de acá, Arreglen sus amorios afuera.

- ¡¡No me voy!!, No podes tenerme rencor o odio por algo qué yo no elegí - Sus ojos estaban por empaparse.

- Tenes la culpa de todo - Sigui en la misma posición - Tenes la culpa de haberte ido y dejarme hecho mierda, Tenes la culpa de qué todos ésos años seguía amandote.
Ambos corazones en ese cuarto estaban más rotos de lo qué ya estaban.
Ambos al borde de lágrimas, pero el orgullo las impedía en uno.
Otro corazón regocijaba de felicidad al ver tal escena y al saber qué entré ellos todavía podía ver algo y el podía lograrlo.