6. Familia

Suspire pesado y me levanté de la cama. Hoy era oficialmente mi primer día de trabajo, mi tarea principal era despertar  niñas, darles de desayunar y ayudarlas hacer sus tareas.

Era relativamente fácil, aquí el único problema era que no simpatizaba mucho con los niños, no me desagradaban, pero tampoco era fan de ellos. Camine a mi armario en búsqueda de mi ropa cuando la puerta se abrió de golpe.

Al girar Eros estaba parado frente a mi.

—No lo acepto.—dijo y se pasó las manos por el cabello.

—No puedo aceptar que me dejes si aún no iniciamos, no puedo aceptar que te rindas a la primera. —quería hablar, pero cada que lo intentaba me cerraba la boca.

—Sé que en un inicio dije que solo sería un fin de semana, pero ¿Sabes que tortura será estar contigo compartiendo el mismo techo, pero no la cama? —suspiro pesado y retrocedió un poco.

—No  suelo hacer estas cosas, rogarle a alguien se me hace la cosa más patética que puede llegar a existir, sin embargo aquí me tienes suplicando por algo que aún no ha iniciado. — negué con la cabeza.

—No lo hagas, no me hagas esto más difícil, necesito el empleo más que nada en el mundo.

Y si hubiera sabido tu apellido, jamás hubiera aceptado .— se quedó serio, con el ceño fruncido, como queriendo procesar mis palabras y al no ver una respuesta continúe.

—Fuiste honesto y lo agradezco, ya que no todas las personas son así, por ello también estoy siendo honesta.

Si sigues insistiendo tendré que irme y encontrar otro trabajo será muy difícil, además decepcionaré a mi familia y también a la tuya. 

Ahora puedes salir de mi habitación. Debo vestirme para ir a trabajar.—Eros no dijo nada simplemente salió y su silencio dolió más que si hubiera dicho algo.

Sabía que era estúpido tener sentimientos por una persona que acababa de conocer, sabía que lo de anoche no debía haber pasado, él sería mi cuñado, así que no podía seguir aceptando lo, no podía seguir siendo débil, ya que si lo hacía uno de los dos saldría lastimado.

Di la vuelta y saque mi uniforme, sonreí al verlo, ya que llevaba demasiado tiempo sin usar uno y lo más curioso era que se me hacía muy bonito.

El uniforme costaba de tres prendas, falda vino, camisa blanca y suéter azul. Una combinación nada usual, pero bastante elegante.

Mire mi reloj y faltaban 30 minutos para ir por las niñas así que decidí salir y conocer un poco más el jardín.

Él lugar era enorme y la idea de salir a tomar té o un descanso era simplemente maravillosa.

Comencé a caminar por el pequeño sendero de piedras cuando alguien me llamo,al girar ví que sé trataba de un joven alto de ajos azules.

—¿Y tú eres?—dijo sin apartar su vista de la mía.

—Diona. La nueva niñera. —él rubio sonrió.

—Pensé que llegarías la siguiente semana, pero me da gusto verte, soy Hades y si llevo el mismo nombre que el dios del Inframundo. — sonreí ante la comparación y tome su mando.

—Solo sólo había escuchado el nombre en relatos griegos, jamás en una persona. —Hades rodó los ojos.

—De hecho la historia es muy divertida. —iba a empezar hablar cuando un auto sé estaciono frente a nosotros.

De aquel auto bajo una rubia de cabello ondulado llevaba puesto un vestido rojo y tacones a juego.

—¡Hola Ad! ¿Está tu hermano?— dijo la chica y Hades la ignoro.

—Te diré Di me gusta más. Ya es hora de despertar a las medusas. —la rubia se había parado frente a nosotros.

—¿Quien eres? —dijo con el ceño fruncido.—Hades finalmente le prestó atención.

—Creo que voy a despedir a seguridad, les había dicho que las arpías venenosas no podían entrar a la casa. — la rubia bajo la mirada.

—Yo solo.—Hades la interrumpió.

—Gracias a ti no está. Viaja mucho y tenemos suerte si lo vemos una vez al mes. —la rubia parecía bastante nerviosa.

—Ahora vete.—dicho eso me tomo del brazo.

—Vamos por las niñas.—dijo y asentí con la cabeza. Una vez dentro sonrió nuevamente.

—Si alguna vez la llegas a ver dentro correla tienes la autorización de la familia, esa es peor que cancerbero.— tenía ganas de preguntarle quién era, pero tampoco quería verme como una chismosa.

—Así que también eres un Fiore. — dije y él asintió.

—Él más guapo de todos.

—Él más presumido, diría yo.— dijo una rubia cuando bajaba el último escalón él la ignoro.

—Ella es. — sonreí.

—No me digas. ¿Afrodita? —la chica asintió.

—Nuestra familia es muy rara y a todos nos pusieron nombres de dioses griegos. No nos molestan, pero tampoco es una bendición.

Sonreí nuevamente y mire la hora.

—Voy a despertar a las niñas. Hasta luego. —dije y di la vuelta para comenzar a subir las escaleras. Hasta dónde iba entendiendo eran Angelo, los mellizos, Hades y Afrodita. Era demasiada gente viviendo bajo el mismo techo aunque no me sorprendía del todo la casa era gigantesca.

Una vez que llegue a la habitación toque la puerta y en seguida escuche una vocecita.

—Adelante. — abrí la puerta y las niñas ya estaban vestidas poniéndose los zapatos ambas rieron.

—Se te hizo tarde, a la burla mole gustará.—me lleve una mano a la cabeza y ellas rieron nuevamente.

—Tranquila no le diremos.—sonreí mientras les ayudaba a terminar de alistarse.

—¿Que haremos hoy?—Atenea corrió a dónde estaba una cajonera y saco un sobre blanco.

—Nuestro itinerario.—fruncí el ceño.

—Todos los días nos levantamos a las 7:00 AM para bañarnos, después bajamos a desayunar, nos subimos a lavar los dientes tomamos nuestras cosas y vamos a la escuela. Ella—señalo a su hermanita.

—Tiene clases de Ballet y yo de piano. En las tardes llega la señorita Buen Día a nuestras clases de etiqueta.—suspire pesado.

—¿Y cuando juegan?—ambas me miraron un poco extrañadas.

—No lo hacemos, no tenemos tiempo. — su voz sonaba un poco triste y yo me arrepentido de haber hecho esa pregunta.

—Pues a desayunar. —Ate me dió otra hoja.

—Son nuestras alegrías.—comencé a leer dicho papel y me quedé un poco sorprendida.

—¿Son alérgicas al chocolate?—ambas asintieron. Suspire pesado, la lista estaba bastante larga había al menos unas veinte alergias, entre ellas; al polen, polvo, chocolate, humedad, sol.

—Andando entonces. —dije y ambas me tomaron de las mano.

Al llegar a la parte de abajo en el hobby estaba la familia sentada. La abuela sonrió al vernos.

Todos los días nos esperamos para desayunar y comer, es el único momento que podemos disfrutar en familia. —sonreí al escucharla y asentí.

Todos con excepción de Afrodita vestían de manera elegante, podría asegurar que después del desayuno se marchaban a trabajar. Al llegar al comedor tomaron asiento y yo quedé parada junto a ellos, la abuela me hizo señas.

—La niñera también desayuna en familia.— los ojos azules y grises se me quedaron observando incluso Eros, suspire y entonces me di cuenta de que  había dos lugares vacíos y ambos estaban a los lados de Eros así que hice una pequeña reverencia.

—No quiero hacer sentir mal a nadie y ser irrespetuosa,pero preferiría comer con las gente de servicio, me sentiría más cómoda. Al decir eso di la vuelta y camine a la cocina.

En mi casa no acostumbramos a comer en familia cada quien se servía a la hora que quisiera y los únicos días que estábamos todos juntos era en días festivos, así que comer en familia sería bastante extraño para mí.

Al llegar a la cocina todos se me quedaron viendo. Pero el chef fue el primero en hablarme.

—Eres muy valiente, nadie nunca le había dicho no a la señora.

—O muy muy estúpida. ¡Hola soy Aria! La mucama personal del señor Angelo. —dijo y medio la mano.

—Yo soy Alessandro y como te habrás dado cuenta soy el chef.

—Alexa. —dijo una chica de cabello largo.

—La mucama personal del joven Eros.

—Así que cada miembro de la familia tiene un empleado personal.—todos negaron.

—Solo Angelo y Eros porqué viajan mucho y la mayor parte del tiempo nos llevan con ellos, esta vez no fui solicitada, pero por lo regular no me verás en casa. —dijo Aria a lo cual asentí.

—Bienvenida a esta casa de locos. —dijeron todos y yo sonreí.

Quizás la familia de Angelo no era tan mala, quizás podía salir algo divertido de esta nueva experiencia.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top