21. Secretos
Luca corrió y me abrazó, al sentir sus brazos rodear mi cuerpo solté una lágrima.
—Tranquila, cara mía, estoy aquí. Perdón por haber tardado, pero cierto idiota no podía estacionarse. —Angelo negó con la cabeza.
—A mi no me veas no soy el idiota. — al terminar de hablar Angelo Elián entró por la puerta bastante agitado, como si hubiera corrido un maratón.
—Mejor digan que me odian.—dijo mientras trataba de controlar su respiración.
—¿Elian? —dijo Elena mientras se levantaba del suelo al voltear a verlo estaba en estado de stock ya que no se movía.
Todos incluyendo a Eros se mantuvieron en silencio absoluto.
Elena al ver que Elián no contestaba avanzo a él, pero Elián retrocedió.
Al ver aquella acción Elena se detuvo y Eros soltó una carcajada.
—¿Qué esperabas cariño? ¿Que te recibiera un beso y un abrazo al enterarse de que estás viva y le has mentido durante tanto tiempo?
—Cierra la maldita boca o te haré otro bonito agujero en la otra mano.— dijo Luca y Eros trago saliva e intento pararse, pero le apunte con el amar.
—Tranquila fiera. —dijo mientras se sentaba en el suelo y levantaba la mano, la cuál estaba sangrando un poco.
Elena y Elián seguían en silencio.
—Yo— dijo Elena, pero Elián se giró.
—¿Cuál es el plan?—Luca bajo el arma y camino a una silla.
Una vez que la tomó la jalo y la puso frente a Eros.
Se sentó frente a el y cargó nuevamente la pistola.
—Tienes dos opciones. Cooperar y ayudarnos a descubrir que es lo que busca tu padre o morir en este momento. Tu eliges. —subió su mano y a punto en su cabeza.
Eros trago saliva.
—¿Crees que tengo miedo?
Durante toda mi vida me han preparado para este momento y no pienso traicionar a mi padre así como lo hizo él. —señalo a Angelo y el sonrió.
—Prefiero ser un traidor y tener la conciencia limpia a ser alguien cómo tú y como él.
—Bien, entonces. —Luca iba a disparar, pero Elena lo empujó y se arrojó a sus brazos.
—No lo hagas. Yo te diré lo que quieras. —dijo con lágrimas en los ojos, pero Eros la empujó.
—Elena no seas idiota. —dije tomándola del brazo. —¿Acaso te crees tan poca cosa como para estar arrastrándote por él? —Elena bajo la mirada.
—Tú no entiendes lo que es enamorarte de alguien tanto que prefieres perder tu vida a perderlo a él. —iba a decir algo, pero entonces me quedé callada.
Luca al ver mi reacción suspiro pesado.
—¡Esta mierda me está cansando! No me obliguen a hacer algo que no quiero. —negué con la cabeza.
—¡Basta! —dije finalmente. Todos en la recámara voltearon a verme. Saqué mi celular y marqué el número de mi abuela.
—¿Novedades?—dejo y asentí aunque sabía que no podía verme.
—Lo tenemos. Y firme los papeles.
—Perfecto. ¿Me pasas a Angelo? —al decir aquello le pase el celular.
—Buenas tardes abuela. —dijo Angelo y asintió.
—De acuerdo. —colgó la llamada.
—¿Me pueden decir qué carajo está pasando aquí? —preguntó Elián a lo que asentí a Angelo.
¿Has escuchado de los grandiosos 7? —dijo y Elián asintió.
—Es una pequeña mafia que se dedica a extorsionar a familias poderosas para seguir ganando más prestigio.—Angelo asintió.
—Mi padre es uno de los líderes. No lo sabíamos hasta hace poco así que la abuela ideó un plan para terminar con toda esa mierda.
Él. —dijo mientras señalaba a Luca. —fue enviado por la AAC para poder encontrar las pruebas que necesitábamos para detenerlo, pero al mismo tiempo necesitábamos una distracción.
Así que. —camino a mi lado y me tomó de la mano. Yo sonreí.
—Amelie se prestó para esto. Qué mejor que la mina de su familia para ser una gran distracción.
Ella ha sido mi novia por un largo rato, lo mantuvimos en secreto porqué temíamos que Elena jodiera las cosas.
Necesitábamos que todos pensaran que había algo raro para distraerlos y lo logramos.
Ese idiota de ahí.—dijo y señaló a Eros.
—Casi jode todo, pero tuvimos suerte. —al decir eso escuchamos un disparo y Luca cayó al suelo. —Voltee y vi a Elena con el arma la aventó al suelo e intentó correr, pero Elián lo detuvo.
Yo estaba en estado de shock, las fuerzas de las piernas desaparecieron y sentí un gran dolor en el pecho.
Me aventé al suelo y Luca estaba sangrando.
—Luca.—logre decir y él me dedicó una sonrisa.
—Siempre has sido tú. Cara mía. Después cerró los ojos.
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