14. Los Fiore

Baje del auto y me dirigí a la casa. Al entrar Eris corrió a verme.

—Te llegó un paquete.—dijo y giré a la mesita que señalaba.

Era una caja blanca bastante grande camine y al abrirla había un vestido rojo, hice una mueca, pero entonces mi celular sonó.

—¿Estás en casa?—dijo Elián.

—¿Fuiste tú?—dije y en ese momento entro Eros.

—Si, es un pequeño presente para mí futura esposa.

Mañana puedes tomar el día libre para arreglarte. Paso por ti a la 9:00 PM.—dicho eso colgó el celular.

—¿Y bien quien lo envío?—pregunto Eris con bastante curiosidad y sonreí mientras tomaba la caja.

—No te emociones mucho, es por parte de mi jefe. —Eris camino hasta donde estaba.

—Elián Rizzo ¿Te envío un obsequio?—Eros volteó a verme unos minutos, pero después continuo con su camino.

—No es como tal un obsequio. En la mañana me pidió ir con el a la gala y acepte. Aunque no me agradan ese tipo de eventos. —Eris negó con la cabeza y me tomo del brazo.

—Este evento es algo increíble. Además de subastar cosas se subastan citas.

—¿Cómo?—pregunte bastante curiosa jamás había ido a un evento como ese.

—Si, al entrar le dan un boleto rojo a las muchachas solteras, entonces si tú pones tus datos y lo entregas de nuevo. Entras a la subasta.

El dinero obtenido es para el centro artístico Bella que ayuda a niños y niñas que han sufrido maltrato.

—¿Cualquiera puede participar?—pregunte y ella asintió.

—¿Y es una simple cita?

—¡Claro! El director del evento pone el lugar y las parejas acuerda fecha y hora.

—¿No es algo muy estúpido? —dije y Eris sonrió.

—Lo es, pero así conocí a mi esposo. —en la casa todos hablan del esposo de Eris Basil, pero llevaba un mes y no lo había visto.

Según la familia se encontraba en Rusia cerrando unos negocios muy importantes y no sabían cuando iba a regresar.

Cosa que se me hacía bastante rara.

—¿Entonces a qué hora sales mañana del trabajo? —dijo cambiando el tema a lo que negué con la cabeza.

—No tengo que trabajar. Mi jefe me dio el día libre.—al decir eso Eris sonrió y dió algunos aplausos.

—Es perfecto. Tendremos un día de chicas.—suspire pesado.

—No tengo tanto dinero.

—No te preocupes. Yo invito y cuando te paguen tu me invitas.—dijo y asentí.

Eris se dio la vuelta y camino al despacho de la abuela yo tome mi caja y seguí para mí habitación.

Al llegar a la habitación puse la caja en la mesa y saqué el vestido.

Sonreí al verlo. Para lo que los demás era un hermoso de talle para mí era la manera de cerrar un trato que destruiría a una familia.

Camine al tocador y mi celular comenzó a sonar.

Al ver la llamada no pude evitar sonreír.

—¡Hola!—dije y Luca suspiró.

—Amore mio.— respondió de inmediato.

—¿Iras a la subasta?—pregunto y suspiré.

—¿Porqué es tan importante?—dije y lo pude escuchar sonreír.

—Por que va pura gente de Élite es una buena oportunidad para crear vínculos y cerrar negocios, además la subasta de chicas es donde sale más dinero.

—Ohh si, algo así me dijeron. ¿Y porqué se subasta gente?—pregunte mientras caminaba a mi cama.

—Porqué mi madre pensó que era una mejor manera de conseguir pareja.

—Espera. ¡Tú madre organiza todo! —dije un poco sorprendida ya que nunca me habían invitado.

—Naturalmente.— fruncí el ceño.

—¿Y porqué nunca me invitaron?—Luca río.

—No te gustan esas cosas mi mamá dijo que te sentirás obligada.

—Aveces creo que es la única que me conoce.

—Y acepta tus lucuras.—dijo y asentí.

La madre de Luca era mi salvadora, era la persona a la que más confianza le tenía ya que ella había sido una verdadera familia para mí.

Me había crecido al mismo tiempo que lo hacía con Luca ya que mi familia siempre estaba de viaje así que estar separada de ella no se sentía muy bien que digamos.

—Mañana voy a ir con Elián. —dije en casi un susurro.

—¿Me contarás de que se trata?—pregunte y asentí apesar de que no me estaba viendo.

—Si, aunque quizás ya lo pesas, todos se enteran primero de las porquerías de mi familia antes que yo. —Luca no dijo nada, pero podía sentir lo irregular de su respiración.

—Hasta mañana. —dije y él suspiro.

—Prima di domani.— respondió y  colgó el teléfono.

Me acomode en la cama y mire al techo. Si Beatrice la madre de Luca me viera se sentiría muy orgullosa de mi ya que lo que siempre me había dicho finalmente lo entraba haciendo.

Estaba luchando por mi libertad. Por finalmente romper los lazos familiares. Por demostrar a esa familia que era mejor de lo que pensaban, que podía ser mucho más que cerrar un buen negocio.

Suspire y me levanté de la cama necesitaba cambiarme para finalmente poder dormir.

Cuando terminaba de colocarme la pijama tocaron mi puerta. Por un momento lo ignore ya que tenía miedo de que fueran Eros o Angelo. Pero entonces escuché a la abuela.

—Cariño. ¿Ya duermes?—dijo y corrí abrir.

—No. —ella sonrió y entro a la habitación.

—¿Podemos hablar?—asentí cuando cerró la puerta. Una vez dentro camino a mi cama.

—Yo sé que no es fácil vivir aquí y mucho menos lo es cuando te obligan a casarte con alguien que no conoces. Pero también sé que depende de ti tener una buena vida o tener una vida llena de miserias.

Mi matrimonio también fue arreglado. —dijo y suspiro.

—Al inicio me negaba en hacerlo, me negaba en casarme con Leandro porque no teníamos nada en común.

Creía que era lo peor que me podían hacer, con el tiempo lo conocí y descubrí muchas cualidades que tenía. Así que termine enamorada de mi esposo.

Sé que no era una buena persona completamente, pero también sé que hizo lo posible con tal de proteger a su familia.

Así que dale una oportunidad a Angelo cariño y dale una distancia prudente a Eros o alguno de los dos saldrá lastimado.

Dicho eso sonrió y salió de mi habitación. Entonces una lágrima rodó por mi mejilla.

Con eso me daba a entender el hecho de que jamás me dejarían estar con Eros, de que no existía ni la minima posibilidad de poder tener algo estable.

Pero en el fondo tenía razón. Alguno de nosotros saldría lastimado si seguía jugando con fuego.

Necesitaba ordenar mis prioridades y alejarme lo más rápido que pudiera de ambos.

Mientras pensaba en aquella situación me fui quedando dormida.

****

Un golpe en la puerta me hizo despertar. Me levanté y mire mi reloj eran las 9:00 am hora del desayuno.

Me estire y camine al baño. No tenía ganas de sentarme en una mesa rodeada de gente a la que no le importaba nada más que mi status. Pero tenía que hacerlo. No me podía ver tan obvia al ignorar a todos.

Una vez que tenía la cara limpia y los dientes no me moleste en cambiar el pijama, no trabajaba así que no era necesario vestirme formal.

Salí de mi habitación y corrí a la parte de abajo, en el comedor ya se encontraban todos sentados. Al verlos me arrepentí un poco por mi vestimenta.

—¿Y que harán hoy?—dijo la abuela.

—Trabajar.—contesto Angelo y ella negó.

— Hoy la subasta, así  que necesitan prepararse para el evento.— Angelo negó con la cabeza.

—Nunca ha sido un impedimento para él trabajo.

—Pero hoy es diferente. —dijo y el frunció el ceño. ¿Por?

—Porque estamos en casa. —Al decir eso entraron Daniella y Carlo Fiore. Hades se levantó de la mesa y corrió abrazar a su madre Eris hizo lo mismo Angelo y Eros se voltearon a ver.

—¿El retiro los trajo a casa?— Daniella negó con la cabeza.

—Es un evento importante nos lo perderíamos por nada. Después de saludar a sus hijos volteó a verme. Y luego a la abuela.

—Tenemos invitada. Y una muy.—la abuela de levantó.

—Ella es Di. —dijo y Daniella asintió. Ya veo.

Mucho gusto corazón, que bueno tenerte en casa.— Carlo hizo una mueca, pero no dijo nada, tenía la misma cara que Angelo ahora entendía de dónde había sacado ese carácter de mierda.

—Eris miraba a la puerta con mucho entusiasmo, pero nada así que al ver la cara de su hija Carlo le sonrió.

En ese momento entro un chico alto, cabello rizado y piel blanca ella corrió y lo abrazo Basil correspondió a su saludo.

Por un momento tuve un poco de envidia realmente se veían enamorados.

—¡Papi! —dijeron las niñas y corriendo abrazarlo. Toda la familia estaba mirando con ternura la escena. La abuela sonrió.

—Bien gente ya que estamos todos ahora debemos hablar del evento. Aún no sabemos que subastar.

—El auto de Angelo. —dijo Basil mientras se acomodaba con su esposa y Angelo le dedicaba una mirada de odio.

—Mejor el tuyo. — respondió b la abuela negó.

—Es enserio.

—¿El yate?—dijo Carlo y la abuela lo pensó por un momento.

—Buena idea, nadie lo usa y pagamos mucho por él. Sería una buena donación. Todos aceptaron la idea.

—Hoy nadie trabaja, Eris, Di y  Daniella deberán ir a la cita que ya agende en el Spa.

—Los chicos tendrán que esperar al sastre.

—Yo también quiero ir al Spa.—dijo Hades y la abuela negó.

—Tu eres peligroso en ese lugar.

El ambiente en la casa había cambiado ahora todos estaban felices, hablando de cosas son importancia y poniendo atención a las exigencias de la abuela.

Se sentía raro estar en un ambiente de ese estilo.

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