13. Venganza

Suspire hondo y entre a la oficina, después de darle muchas vueltas al asunto descubrí que lo mejor era decir la verdad, había una probabilidad en ser despedida, pero al menos lo había intentado.

—¡Buen día señor! —dije al mismo tiempo que dejaba la taza de café en el escritorio. Elián levantó la cabeza y sonrió.

—¡Gracias!

—Disculpe.—dije cuando Elián regresaba su vista a los papeles que leía.—al ver qué no me iba cerro el folder y volteo a verme.

—Dime. —suspire pesado.

—Yo, quería decirle que estoy viviendo en casa de los Fiore. — Elián asintió.

—Lo sé y también sé quién eres de verdad. —me quedé congelada al escucharlo Elián sonrió y se recargo en la silla.

—Cuando entraron a la base de datos lo supimos,  apesar de que lo hicieron de la manera más cuidadosa.

Cómo sabrás mi empresa es una de las mejores de este lado del mundo, no podemos tomar las cosas a la ligera así que tenemos un gran sistema de seguridad.

Además solo una persona inteligente intentaría entrar a nuestra base de datos, por ello es que le permitimos hacerlo  necesitábamos ver cuáles eran sus intenciones.

Por un instante creímos que era obra de los Fiore, que ellos buscaban algo, pero al ver tu nombre se nos hizo muy extraño, así que te mandamos a investigar  y nada.

Tu nombre no aparecía en ningún registro, sin embargo dimos con Amelie Lennox.

La información que había era  normal, hasta que encontramos ésto.— al decir eso saco un sobre amarillo y me lo dio.

—No creo que sepas el contenido de ese sobre. De saberlo no estarías aquí.— abrí el sobre y era una especie de contrato.

—Puedes ir a la página 8. —fui a dónde él me dijo y al comenzar a leer tuve que sostenerme de una silla para no caer.

"Clausula 8"

La única manera en que los acuerdos de exportación y expansión puedan ser posibles es si ambas familias quedan unidas por medio de un matrimonio legitimo.

De esta manera podrán disponer del territorio ya mencionado y de los ingresos adquerosos.—gire a verlo.

—No entiendo.—Elián asintió.

—Tu abuelo y el abuelo Fiore hicieron un contrato de compra venta el cuál caduca pronto y para que en ambas familias no tengan perdidas deben casarse un miembro de la familia Lennox con uno de la familia Fiore de esa manera recuperarán los terrenos y el dinero.

De no hacerlo a final de año todo quedará disponible para una venta fuera de ambas familias.

—¿Por eso les urgía casarnos?.—dije y él asintió.

—Mira las firmas.—una era de mi abuela y la otra era de la de Angelo.

También estaban las de los abuelos.

Trague saliva y apreté el sobre, no era más que un negocio para ellos.

—Ellos no son de fiar Amelie, son personas que únicamente piensan en su propio beneficio. No tienen moral.

Siéntate porfavor.—dijo señalando la silla a lo que hice caso.

—Me gustaría que escucharás mi historia. —asentí con la cabeza. En este momento me sentía estúpida y  entendía porque la abuela era tan buena conmigo, no era que le agradará, lo hacía para que aceptara el compromiso y así ellos tuvieran más dinero.

Trague saliva y Elián comenzó hablar.

— Hace unos años cuando salí de la universidad Angelo y yo éramos amigos, pero él se enamoró de mi hermana, a su familia no le gusto nada la idea ya que Elena y yo no teníamos el suficiente dinero, así que hicieron todo para separarlos, no funcionó, porqué según él la amaba.

Aunque cuando se enteró de que estaba embarazada la dejo con su hijo. A mi hermana le dió depresión una tan grande que terminó por quitarse la vida, tanto a ella como a su bebé murieron.

Desde entonces mi vida no fue la misma y Angelo cambio adoptado la misma postura que su familia.

No asistió al funeral y jamás la menciono.

Para mí familia fue un golpe muy grande y para ellos una ganancia más.

Desde entonces quise luchar por superarme, por demostrar que el dinero no compra la bondad o a las personas.

Quise ser mejor que ellos. Te lo digo no porqué tengas compasión por mi, te lo digo porque no quiero que sufras lo mismo que Elena o que yo. —sus ojos se encontraban rojos, estaba apunto de soltar lágrimas cuando me levanté de la silla.

—¿Le gustaría casarse conmigo?—Elián estaba confundido, pero yo tenía un plan.

—Si nos casamos ellos no obtendrán lo que quieren. Sería una venganza muy dulce.

Elián se quedó callado por un momento, pero después asintió.

—Seria un arreglo muy conveniente para ambos. —sonreí y asentí.

—Elián tomo el teléfono y marcó. —Rita que venga Marco a mi oficina.—dicho eso colgó la llamada.

—No será un matrimonio normal, será un convenio.—dijo y asentí.

Esta dispuesta a cualquier cosa con tal de no dejarlos ganar ya que  ellos solo me veían como un negocio.

—Necesitamos tener los puntos claros de nuestro matrimonio, de esta manera no nos afectará a la hora de divorciarnos por ello es importante que el abogado esté aquí.—al decir eso entro Marco con una computadora a la mano.

—¿Me mandaste a llamar?—Elián asintió.

—Necesitamos que hagas un contrato prenupcial.

—¿Un que?—dijo y volteo a verme.

—Nos vamos a casar dentro ¿Un mes?—pregunto y asentí.

—No podemos hacerlo luego porqué sospecharan. —asintió con la cabeza.

Marco seguía un poco confundido, pero al ser el mejor amigo de mi jefe y ahora futuro esposo estaba segura de que él mas adelante le cobraría todo.

Después de un rato de estar hablando en la oficina finalmente llegamos a un acuerdo.

La idea básica era que teníamos un mes para interactuar y hacer que todos pensara que nos habíamos enamorado.

Teníamos que ser convincentes y nuestro primer acto sería en la subasta.

Mire el reloj y al percatarme de la hora me levanté de mi asiento. Tome mis cosas y cuando iba a salir Elián me detuvo.

—¿Ya te vas?—asentí

—Iba a ir a despedirme.

—Te voy a dejar. —hice una mucha y el sonrió.

—Es parte del plan.

—Okey— dije y ambos caminamos al elevador.

—¿Tienes ropa para mañana? —me dijo y negué con la cabeza.

—Me lo imaginé.

El viaje en el elevador fue bastante agradable. A diferencia de Eros o Angelo con Elián me sentía bastante cómoda, era fácil hablar con él y parecía que realmente apreciaba la compañía.

Con Eros la mayo parte del tiempo me sentía intimidada, tenía miedo de sus acciones, era bastante claro que me afectaba demasiado y con Angelo era insoportable tener una conversación.

Salimos del edificio y al llegar al estacionamiento fruncí el ceño.

—¿Nos vamos?—dijo Eros y yo negué.

—Aun tengo cosas que hacer.—al ver qué Elián seguía a mi lado hizo una mueca.

—Eris me dijo.—Elián volteó a verme.

—Puedes irte, pero antes de hacerlo espera. —al decir eso un auto negro se estacionó frente a nosotros. Bajo Marco y le dio una bolsa blanca.

—¡Gracias! —dijo y me la dio.

—Es para que mañana estés preparada para la subasta.—sonreí y acepte el regalo, después de eso se marchó.

—¿Que mierda fue eso?—dijo Eros y me arrebato la bolsa. Le regrese el gesto.

—Es mía. Al comenzar a caminar me tomo de la mano. Sentí una pequeña descarga eléctrica recorrer mi cuerpo así que de inmediato me solté.

—No me toques. —al decir eso se quedó parado de tras mío.

—¿Y eso?—suspire y comencé a caminar.

—¿Que te pasa?

—Pasa, que no puedes invadir mi espacio personal, tu y yo no somos pareja y estamos lejos de ser amigos así que no me presiones.— Eros se me quedó viendo, por un momento no dijo nada, pero después reaccionó.

—¿Así que son un juguete? ¿Solo sirvo para satisfacer tus necesidades?—pregunto y voltee a verlo.

—Si quieres darte ese título. —negó con la cabeza.

—Creí que eras diferente.—aquellas palabras me dolieron, fue como si me hubieran dado una cachetada.

Pero tenía que mantenerlo lejos, entre más me odiara, mejor sería para ambos.

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