Capítulo 32
Ya casi estaba listo. Termina de atarse los cordones y se levanta de esa cama que hace semanas comparte con él, con Gabriel.
Agarra la última prenda que le falta de arriba de una de las sillas "acumula ropa", que había instalado en el cuarto. Luego, se acerca a paso lento hacia el enorme espejo que también se atrevió a colocar. Ya frente a el mismo, sonríe satisfecho por como se ve.
Elegir el disfraz perfecto se le había hecho un poquito difícil. Pero luego de pensar y pensar, y pedirle opinión a a Gabriel obvio, llegó a la opción correcta. Y estaba muy contento con su eleccion.
Gira la gran capa por detras de su espalda y se la ata a través del cuello. Da una última revisada a su total look y nota que algo muy importante faltaba. Su outfit correspondia a una camisa blanca, jeans negros ajustados, zapatillas negras, maquillaje blanco, pelo tirado para atras con gel y ahora su gran capa, para completar. Pero algo faltaba, algo caracteristico y esencial para un vampiro.
Corre apresuradamente a buscarlos. Sin eso su disfraz no tiene sentido, claramente.
-La puta madre. ¿Dónde carajos estan? - putea al aire, levantando ambas almohadas por si lo que esta buscando puede ser que se encuentre ahi.
Ser tan despelotado era una de sus más grandes desventajas, podia llegar a ser muy colgado y perder las cosas facilmente. Mas ahora que estaba instalado en lo de Gabriel y todo era nuevo para el, todo era distinto.
La puerta del cuarto se abre y Gabriel no puede creer lo que ve.
-Aaaaah bueeno. Que pinturita estamos eh - dice al verlo pero al instante frunce la cara al darse cuenta de lo que Renato estaba haciendo. -¿Qué buscas Tato?
-¡Amor! - levanta la vista - ¿Viste el coso? - le pregunta haciendo seña incomprensible para volver a la accion de abrir y cerrar cajones una y otra vez.
Gabriel se acerca a el, mas confundido que antes.
-¿Qué coso Renato? Mira que si no sos más específico en lo que decis, la denominación "coso" puede ser muy amplia eh.
-Dale, no me boludees porfa.- pide - Mirame bien. ¿No crees que me falta algo? - se incorpora para que pueda verlo bien.
-A ver - le agarra la mano y lo hace dar una vueltita - -Yo te veo bastante bien la verdad. - responde con picardia.
-Dale tonto. ¿No te das cuenta que me falta lo más importante? - sonrie mostrando bien sus dientes, como si fuera obvio.
Gabriel cruza sus brazos y frunce los labios, desentendiendo completamente lo que su novio le dice.
-¡Los dientes Gabriel! Un vampiro sin sus colmillos no es nada. - grita exasperado.
-Aaaaah eso.
-Si eso. Los necesito. ¿No viste donde los dejé?
-¿Tan importantes son? ¿Pensas clavarle los colmillos a mucha gente hoy? - pregunta con ironia.
-Gabriel Alejandro Gallicchio. ¿Acaso me crees capaz de morderle el cuello, o para entrar en personaje chuparle la sangre, a alguien más que a vos? - se cruza de brazos tambien el, fingiendo ofenderse.
-Y no sé. Capaz encontrás a un humano lindo al cual chuparle la sangre. - los ojos de Renato ruedan.
-No me jodas y decime donde están. - vuelve a girar hacia el mueble para seguir buscando.
-Mueble de la tele, arriba.
Renato sale corriendo de la habitación en busca de su objetivo. Gabriel se ríe y se sienta en la cama a esperarlo.
-¡Acá están! - escucha y lo siente correr de vuelta a la habitacion.
-¿Te gussssta? - indaga ya con todo su disfraz completo y con dificultad para hablar por los colmillos.
-Y la verdad que el disfraz nada mal, pero quien lo modela uff.
-Sos un chamuyero vos. - intenta decir pero el aparato lo hace escupir al hablar.
Da media vuelta y vuelve a dirigirse al espejo. Se observa detenidamente, haciendo un par de muecas para verificar que los colmillos le quedan bien.
- ¿Estoy bien entonces? - pregunta sacando los colmillos de su boca, pero sin dejar de mirarse.
Un sonido de satisfaccion se escapa al sentir dos brazos rodearle la cintura, seguido de un dulce beso en el cuello.
-Sos el vampiro más hermoso que hay. Ni Robert Pattinson esta a tu altura. - murmura en su cuello y Renato suelta una risita.
-¿Estas seguro que no querés ir mi amor? - gira el rostro para mirarlo a los ojos -Puedo conseguirte un disfraz y hacerte entrar igual.
Gabriel une sus frentes, y Renato no puede evitar cerrar los ojos ante ese contacto.
-No te preocupes bebu - dice al mismo tiempo que roza su nariz con la del menor -Es tu momento, disfruta con tus amigos.
Renato abre los ojos, encontrandose con la imagen de Gabriel a escasos centimetros suyo, tambien con los ojos cerrados, apoyado en el.
-Dios. - Gabriel se sobresalta y levanta la vista, Renato aprovecha y toma sus mejillas para dejarle un sonoro beso en los labios - Sos el mejor novio del mundo ¿sabías?
-No. Porque ese puesto lo tenes ganado vos.
Una sonrisa de de bobo enamorado adorna su rostro y contagia a Gabriel. Sus bocas se hunden en un intenso beso lleno del inmenso amor que se tienen.
~
La musica no paraba de retumbar en sus oidos, aunque el se sentia completamente ajeno a todo su alrededor. No sabia que hora era, no sabia por que número de trago ya iba, ni tampoco ubicaba a su amigos. Renato se había pasado las últimas horas bebiendo en esa barra, completamente solo.
-¡Tateeeem! - ve a Fausto tirarse en la banqueta al lado de el. - ¿Y Gabi?¿No vino?
Renato cierra sus labios en un gesto de decepcion al mismo tiempo que niega con la cabeza. Esa era el motivo por el cual estaba pasando su supuesta fiesta de egresados sentado en la barra, ahogando las penas en el alcohol.
-Me dijo que no, que tenia que disfrutar con ustedes y que ademas no tenia disfraz. - explica mientras le da vuelta a su vaso con la bombillita. - Aunque para mi fue todo chamuyo, y la verdad es que no quiere mostrarse conmigo. - finaliza soltando la bombilla para taparse la cara con las manos.
Siente unas inmensas ganas de llorar, y se permite hacerlo aunque sabe que esta rodeado de desconocidos. El efecto del alcohol logra que se le dificulte ocultar sus inseguridades.
-Hey, hey. ¿Que decis? - siente las manos de su amigo tirar de el. - Mirame - Renato levanta apenas la vista, con los ojos chinos y humedos - Vos mismo me dijiste que ese chabon te dijo que te ama.
-Si, ya se que me ama, y yo a el. Pero tambien se el miedo que tenia que alguien de la escuela se enterara que es gay y se burlara. Imaginate como seria si eso pasa y mas si es con un alumno.
-Para mi que estas exagerando y esto - dice sacandole el vaso del cual Renato estaba por volver a tomar - tiene mucho que ver.
- ¡Hey! - se queja y estira su brazo para recuperar el vaso.
Fausto rie, su mejor amigo era todo un niño cuando queria.
-Tato deja de llorar y vamos a festejar dale - lo invita tirandole del brazo, pero el mas alto se resiste. - Renato la puta padre. dale. - tira de el con ambos brazos, pero Renato era mas fuerte.
-No quiero Fausto, no estoy de humor.
Fausto se resigna y lo suelta.
-¿Sos joda? ¿Te vas a pasar tu fiesta de agresados tomando y llorando por un pibe, que encima es tu novio? Nunca antes visto Tatito, dejame decirte.
- No voy a llorar bobo, solo que no estoy de humor para bailar. - explica haciendole fondo blanco a su vaso.
-Bueno me importa un carajo tu humor, venís y bailas conmigo - para desgracia de Renato, ahora su amigo habia sido mas rapido que el y para cuando quiso resistirse de nuevo, ya estaba en el medio de la pista, rodeado de personas con el doble de humor que manejaba el.
-Ponele onda Tato. - le pide fausto haciendo unos pasos de bailes lamentables, atrayendo la atencion de las personas.
-Basta Fausto, no quiero estar acá. - le dice intentando volver a la barra.
Apenas se gira, siente una mano agarrar su brazo y hacerlo voltear.
-¡FAUS...- amaga a gritar, pero antes de que pudiera imaginarlo, su boca es sellada por unos labios que lo besan con desenfreno, y el no logra impedirlo.
Tarda segundos en asimilar lo que esta pasando, en entender realmente lo que esta haciendo. Estaba besando alguien mas, alguien mas lo estaba besando. Y esa persona no era su pareja, no era Gabriel.
-¡¿QUE HACES IMBECIL?! - grita alejandose - Tengo novio, tarado. - escupe y se limpia la boca con la manga de su camisa.
Levanta la vista y su corazón y respiración se detienen. Le parecia imposible creer que era real, seguro era una alucinación.
-¿Gabi?
E igual que en las películas, la persona frente a el, se saca la gorra y anteojos en camara lenta, o al menos ante los ojos de Renato. Su boca se abre al ver el rostro del mayor por completo, confirmando al cien por ciento de que se trataba de el y no de una imaginacion.
-Viniste. - sonríe emocionado.
-Asi es. - contesta sonriente asintiendo.
-Pe... Pero. - comienza el menor a tartamudear - ¿Qué haces acá? ¿Por qué no me dijiste? Pensé que no quería
-Te dije que no iba a joderte.
-¿Entonces?
-Entonces pasó que tu mejor amigo es un capo, - interviene Fausto abrazandolo de los hombros - y tuve que llamarlo para que dejes de llorar por los rincones del boliche. - un quejido sale de su boca por el codazo que Renato le da en el estómago.
-Que exagerado sos Fausto. No estaba llorando, ¿que decis? - se defiende nervioso.
Fausto suelta una carcajada.
-Mejor me voy, antes de provocar que tu nariz crezca mas que la de Pinocho . - suelta muerto de risa para luego desaparecer entre la multitud.
Solos otra vez.
-Fausto es un tarado, yo no estaba llorando. - miente descaradamente para romper con el incomodo silencio que se habia formado entre ellos. Pero la atenta mirada de Gabriel lo debilitaba - Bueno, si. Pero era porque creía que no querias venir, porque no queres que nadie sepa que estamos juntos. Y si es asi lo entiendo, no te preocupes. - habla rápido - Dios, soy un tarado, que vergüenza - termina de hablar tapándose la cara con las manos.
Siente las suaves manos de su manos apartando las suyas de su rostro, para que asi pueda verlo.
-Tranquilo, mi amor. Aca estoy. -Renato se pierde en ese verde en sus ojos, tan transparentes, cero capaces de mentirles. - Me chupa un huevo lo que digan los demás, por eso vine. ¿Si?
-¿Estas seguro? - necesita reafirmar su respuesta.
-¿Te pensas que si no lo estuviese, haría esto? - pregunta acortando la distancia y volviendo a unir sus labios.
Un calido beso, en los cuales apenas sus labios se tocan, pero que genera cientos de escalofríos en Renato. Abre apenas los ojos, para verificar que lo que esta sucediendo es real. Y asi es, Gabriel lo esta besando rodeado de desconocidos, sin importarle nada.
-Para, para. - corta Renato el beso de inmediato.
-¿Qué?
-Nada, que estas muy lindo. - comenta timido y encogiendose de hombros.
- Vos sos lindo - responde el mayor, causando que las mejillas de Renato se tornen rojas, aunque poco visible por el maquillaje blanco - ¿En serio te gusta? - indaga pegandole la timidez ahora a el.
-¿Me estas jodiendo? Te queda pintado. Además - rodea el cuello del otro con sus brazos - debo confesar que tengo un morbo muy fuerte con los policías.
-Ah... Entonces debes estar atras de muchos. - bromea.
-No, Gabriel Alejandro Gallicchio. Vos sos el único.
Gabriel no puede contener las ganas de sonreir. Una felicidad absoluta se genera en todo su ser con escuchar a Renato decirle esas palabras.
Sus ojos no pierden el contacto con el otro. Como dos imanes que no pueden separarse aunque los alejen. Ese tipo de atracción inexorable, ocurría con Renato y Gabriel desde que sus ojos se cruzaron por primera vez.
-¿Vamos al baño? - lo invita Gabriel al baño, recordando el ambiente donde se encuentran.
Renato asiente sin dudarlo, extendiendo su mano que termina entrelazada con la de Gabriel, como ya estaban acostumbrados.
~
Ni bien se habían escabullido entre la gente, su único destino fue el baño. Gabriel no había no aguantado ni dos segundos de entrar, que ya habia acorralado a Renato contra la puerta. El menor no había puesto minima resistencia a esto, al contrario fue quien dio el siguiente paso de iniciar un apasionado beso entre los dos. Un beso cargado de ganas y amor, grandes caracteristicas de su relacion.
Sin romper el beso Renato comienza a caminar hacia adelante, y por ende gabriel hacia atras, conduciendose ciegamente hasta uno de los cubiculos, para tener mayor privacidad y evitar que algun desconocido o conocido los viera.
Ya dentro del angosto espacio, Renato se separa de Gabriel para empezar hablar.
-¿Puedo probar algo? - pregunta con ojos suplicantes, cosa a la que Gabriel jamás podría resistirse.
Gabriel asiente sin tenes idea de que intenciones tenía Renato, pero aún asi se permitia confiar en él.
Renato rebusca en el bolsillo de sus pantalones, buscando lo que necesitaba. Se coloca los colmillos en su boca, causando que Gabriel comenzara a respirar pesadamente por la anticipación.
Renato dirige su boca hacia el cuello de Gabriel, dejando un tierno por toda la piel expuesta.
Un gemido sale por la boca de Gabriel al sentir el objeto punteagudo clavandose en su cuello. Renato pasa la punta de su lengua por la marca para suavizar el dolor. Repite la acción varias veces más, variando en la fuerza y en la profundidad de las mordidas, disfrutando de los sonidos placenteros que se le escapan a su novio.
Al finalizar, se toma unos segundos en mirarlo, en disfrutar de un Gabriel todo sudoroso y excitado producto de lo que le hace. Y eso lo vuelve loco.
-¿Sabés que me gustaria chuparte y morderte además del cuello? - pregunta con tono seductor sacandose los colmillos de la boca.
-No, - contesta Gabriel apenas, todavía tratando de regularizar su respiración - pero me encantaria averiguarlo.
Renato le da una ultima mirada y besa sus labios, antes de acomodarse con cuidado de rodillas al piso.
La respiración de Gabriel vuelve a acelerarse, junto con el ritmo de su corazón latiendo. Renato solo había hecho una cosa y el ya estaba al máximo, necesitando de más.
Renato lo observa desde abajo, mientras con sus manos se dedican a trabajar en su entrepierna por encima de su pantalón, apretando con fuerza. Terminada esa acción lleva las manos hacia el cinto, con intención de sacarlo de una vez por todas.
El rechinamiento de la puerta principal del baño se escucha, pero ambos chicos estan tan perdidos en el otro , que ni lo notan. No es hasta que por arte del destino o de mala suerte por parte de Renato y Gabriel, que la puerta del cubiculo en el que estaban, se encontrará entre abierta y alguien terminara abriendola.
-¿Tato, Gabi? - pregunta un sorprendido Julian Cerati una vez los identificó.
La pareja voltea al ver al chico que los interrumpió, generando que el ambiente caliente que se habia formado, se transforme en uno totalmente incómodo.
-Disculpen. - se apresura Julian a disculparse y cerrar la puerta del cubiculo rapido.
-¡Julián para! - le grita un Gabriel desesperado mientras se sube los pantalones con velocidad.
Renato se extraña ante la reaccion del mayor pero no llega a decirle nada porque Gabriel ya se encontraba fuera del cubiculo.
- Yo.. Yo no vi nada. No se preocupen. - solo responde el castaño claro para salir por la puerta.
Renato bufa y se digna a salir. Se encuentra a Gabriel mirando hacia la puerta, como si el chico que acababa de salir fuera a volver.
-Dejalo Gabriel. - el mayor se gira a verlo.
-Pero... ¿Y si...-
-Pero nada. Dejalo. Si dijo que no va a decir nada, no lo va a hacer. No te preocupes.
-¿Como estas tan seguro de eso?
-Porque lo conozco.
Gabriel camina a paso lento hasta Renato, y sin decir nada toma sus manos.
-Bebe, - Renato lo mira con atención - ya sé que te prometí que no te iba a presionar. Pero necesito saber que pasó entre ustedes, y entender porque Julian hizo lo que hizo.
Renato marca un camino de ida y vuelta por todo el lugar. Hablar del tema lo ponía nervioso, aunque ya creia haberlo superado.
-¿Nunca te preguntaste como es que descubrí mi sexualidad? O si tuve miedo. - se anima a hablar.
-Pues, creo que si. Pero cada uno tiene su historia y si no me contaste por decisión propia, tampoco iba a preguntarte. Es algo muy personal y no quería incomodarte.
-Bueno. Ahora yo decido contarte.
Renato lo toma de la mano y lo conduce hacia una de las paredes que hay. Señala al piso, invitandolo a sentarse. Gabriel se extraña con la petición, pero se sienta de todas formas.
Renato hace lo mismo, pero en posición de indiesito, quedando frente a frente de su novio.
-Te escucho.
-¿Viste que te conté que cuando tenia doce años, después de que mama muriera, me cambie de colegio? - Gabriel asiente - Bueno, desde esa epoca Julián y yo fuimos mejores amigos. - el mayor abre los ojos ante la sospresa y Renato suelta una risa - Sabía que ibas a hacer esa cara. Es lo lógico luego de presenciar todos los conflictos que tuvimos.
-Pe...pero. ¿Que pasó? ¿Por qué se distanciaron?
-Ahi viene la parte interesante de la historia. Un día, en una fiesta. Julian se me tiro.
- ¿Que? ¿Es bisexual entonces? - pregunta confundido asimilando la información.
- No se, no se. Despues de lo que pasó , me asuste y empece a tratarlo para la mierda. No le di tiempo ni para que me explicara, simplemente empece a hacer como que no existia. Y el se ve que decidio lo mismo, hasta llegar a esta enemistad que tenemos hoy en dia.
-¿Y vos? ¿Como te sentías? Por lo que me contas te afectó lo que pasó.
-Y yo... Yo si, me asusté. Era chico y antes no se me había pasado nunca por la cabeza replantearme mi sexualidad. Asique si, al principio lo negué, por miedo. Pero después de mucho pensar, me di cuenta que no era nada malo, y lo acepté.
- Que orgullo amor.
-Nah, solo soy una persona que se permitió dudar y logró entender la importancia de aceptarse a uno mismo tal cual es.
Gabriel asiente con una sonrisa, pero aún una duda atormenta su mente.
-¿Es por eso que lo hizo no? - Renato lo mira sin entender - Julian, lo hizo por celos.
-Él me confesó que fue para protegerme, para que no sufriera. Que nuestra relación no tenia futuro y yo iba a pasarla mal.
-¿Y le crees?
Renato eleva los hombros y baja la cabeza. La vuelve a levantar al escuchar como Gabriel se levantaba del piso y le extendía una mano.
-¿Vamos a bailar?.
Renato sonríe ante esa simple propuesta. Pega un salto y se tira sobre él, en un abrazo al que Gabriel accede con gusto.
En esa posición se quedan por quien sabe cuanto tiempo. No les importaba las miradas extrañas de los chicos que entraban y salian, ellos estaban perdidos en los brazos del otro.
~
-¿Gabriel me podes a decir a donde mierda estamos yendo? - se anima a preguntar luego de caminar quien sabe cuantas cuadras con los ojos tapados por el mayor.
-Shh. No seas impaciente.
-Pero mira como estoy. Todo chivado. ¿Es necesario que vayamos?
-Si, es necesario. Quiero que veamos algo. - contesta sin parar de caminar ni destapar los ojos de Renato.
-Per... - intenta objetar, pero el ya no sentir las manos de Gabriel sobre su cara, lo hace detenerse.
-Abrí los ojos bebe.
Con lentitud, volviendose a acostumbrar a la mañana soleada de Buenos Aires, abre los ojos. Frunce su ceño y boca al visualizarse en donde estaba. El Puente de la Mujer en Puerto Madero, se encontraba frente a el. Un lugar que Gabriel sabia que conocia, y por esa razon no entendia porque lo habia traido hasta ahi.
-¿Que hacemos aca Gabriel?
-Me pareció un lugar para ver nuestro primer amanecer juntos. - responde señalando todo el lugar.
-Pero si ya es re de día Gabriel. - señala al cielo, demostrando claramente lo obvio.
-Bueno, si. Pero igual podemos disfrutar del paisaje ¿No te parece?
-Me re parece. - acepta acercandose a besarlo, lento y profundo, saboreando apenas esos labios que ya se sabia de memoria, pero jamas se cansaria de probar - -Ahora que recuerdo, este no sería nuestro primer amanecer juntos amor . - Gabriel pone cara que delata que no recuerda de lo que habla - ¿No te acordas esa noche de hotel? Que me pediste ser tu novio con esa hermosa canción a la luz de la velas. - finaliza Renato con una sonrisa de oreja a oreja al recordar ese momento.
-La propuesta más berreta del mundo. - se burla de si mismo el rizado.
Otra seguridad se aparece en la mente de Renato, de la cual decide buscar respuesta.
-¿Te arrepentís? - pregunta con miedo , aunque los ojos y acciones de Gabriel le digan la respuesta que esta buscando.
-Para nada, al contrario creo que es la mejor decisión que pude haber tomado en toda mi vida. - Renato se muerde el labio muerto de amor. - ¿Vos?
-Yo solo sé que soy muy feliz con vos. Y que miles de veces me imagine lo miserable que seria mi vida si no te hubiese conocido.
-Te amo.
-Te amo.
Gabriel vuelve a acortar la distancia en un beso. Uno dulce y lento, con puras intenciones de demostrar amor. Sin importar el lugar, ni el tiempo.
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