Capítulo 30

Renato se encontraba ingresando al hospital donde su novio habia pasado la noche, luego de sufrir un accidente, ocasionado nada más y nada menos por si peor enemigo. O eso creía que eran.

Se extrañó demasiado al recibir un mensaje de Gabriel horas antes, pidiendole que vaya a verlo a la tarde que le iban a dar el alta. Le parecía raro que ya la tenga sin haber permanecido ni 24 horas en observacion. Pero las palabras del especialista, que Gabriel se había encargado perfectamente en que se las diga a través de un audio; dejandole en claro que las heridas que tenia no eran nada graves y podrian ser tratadas en casa, lo habian dejado más tranquilo.

-Hola - se acerca a la recepcionista - vengo a ver al paciente Gabriel Gallicchio. Me aviso que iban a darle el alta.

La señorita le sonrie amigablemente, antes de empezar a buscar el nombre que le dijo en la computadora frente a ella

- Si, es verdad. Aca dice que ya esta para darle el alta. Por favor esperelo aca, puede sentarse en una de las sillas del lugar.

Renato asiente y busca el lugar perfecto para hacerlo. Se sienta en una silla ubicada contra la vidriera que da a las fueras del hospital.

Para matar el tiempo, agarra su celular y empieza a hacer la típica revisacion a sus redes sociales. Instagram, Twitter, WhatsApp, nuevamente Instagram y asi sucesivamente.

- Espera amor que me olvide la campera. - levanta la vista de su celular y observa a un chico ingresar nuevamente al lugar y dirigirse a uno de los asientos en busca de su pertenencia.

Lo sigue con la mirada ya que algo del llama su atencion. Se sorprende haber encontrado unos ojos muy similares, para no decir iguales, a los de su novio. Aunque fueron apenas segundos en los que pudo verlo, los rayos de sol que ingresaban los hicieron resaltar perfecta.

Gira su cuerpo en la silla para poder observar al chico que ya se enontraba en las afueras del edificio. Lo ve junto otro chico, mas alto que el y castaño. Los ve darse un beso y se le es imposible no morir de amor y sentirse un poco reflejado con la relacion que tiene con Gabriel.

-¡Amor, viniste! - escucha la voz de su novio y aunque le habia picado el bichito de la curiosidad por la pareja, su novio era mas importa se voltea a verlo. -¿Que mirabas? - indaga mirando el tambien para afuera.

-Nada. Solo un chico que se me hizo parecido a vos. - le cuenta acercandose y rodeando su cuello con los brazos para luego depositar un pequeño pico en los labios del mayor.

-¿Ah si? ¿Igual de fachero que yo o más? - pregunta rodeando con cuidado sus manos sobre la cintura del menor.

-Y mira, tenia más rulos pero soprendentemente el mismo verde de tus ojos.

-Ah entonces si era más fachero que yo - dice haciendose el ofendido y alejandose pocos centimetros de Renato.

Renato se muerde el labio inferior ante la tan falsa escena de su novio.

-Vos sos el más lindo del mundo, y soy muy afortunado de tenerte. - le aclara agarrandolo de las mejillas y fundiendo sus labios en un beso necesitado.

Gabriel se lo corresponde gustoso, dejando que el menor lo controle a su antojo. Pero las miradas de la gente viendo el espectáculo que estaba brindando su novio sobre su boca, lo estaba incomodamdolo.

Renato ahoga una risa al notar el nerviosismo de Gabriel y da unos pasos para atrás

-Vamos a casa. - señala la puerta ya agarrando con suavidad la mano de su novio.

Gabriel le muestra una amplia sonrisa, demostrando lo feliz que le hace escuchar eso. Aunque a él también le hacía muy feliz al decirlo.

~

La noche habia llegado, y con ella uno de los momentos favoritos de Gabriel desde que habia empezado a salir con Renato. Ellos, su cama y una pelicula siendo reproducida en el televisor eran la descripcion adecuada para una cita perfecta según Gabriel. No necesitaba nada mas, con la presencia del menor le bastaba.

- ¿Esta buena la peli no? - le pregunta luego de que la peli se encontrará en la mitad de su duración.

Renato no responde.

-Mi amor... Tato. - empieza a sacudirlo para que le preste atención.

-¿Mmm?  - murmura apenas, abrandolo con más fuerza.

-¿Que anda rondando por esa cabecita? - indaga, intensificando las caricias en la espalda del menor.

Renato suspira ante el contacto. Lo piensa unos segundos y levanta la vista, dudando en si a decirle la verdad o no.

-Necesito contarte lo que hable con mi viejo. - suelta, aún en la misma posición.

-Y yo te dije que no me importaba amor. Que vos y yo estamos juntos y es lo unico que vale. - le dice acariciandole esta vez la mejilla para confortarlo.

-Ya sé bonito lo que me dijiste. Pero necesito decirte, que sepas porque hizo lo que hizo. Y asi también sacarme un peso de encima. Por favor - le pide.

Gabriel suspira.

-Esta bien. Si crees que hablarlo conmigo te va a hacer mejor, soy todo oídos.

Renato le sonríe antes de incoporarse bien en la cama, para quedar bien enfrentado al mayor.

Se queda unos cuantos segundos en silencio, aún sin tener el valor suficiente para hacerlo.

Gabriel apoya su mano sobre su pierna, tratando de pasarle toda la seguridad necesaria para que lo haga. Amaba con la facilidad que podía abrirse ante Gabriel. Amaba que con él todo fuera más fácil.

-Me dijo que lo hizo para que yo no sufriera. Básicamente te prejuzgo, no sé porque sin siquiera conocerte, llegó a creer que vos podías a llegar a lastimarme.

-¿Y vos le preguntaste por qué creyó eso?

Renato mira al techo recordando lo que su padre le dijo. O lo poco que pudo hacerlo.

-No. En realidad le pregunté si era porque sos un pibe, me dijo que no. También me juro que él no tuvo nada que ver con lo del accidente que te pasó en el colegio. Ese fue Julián y él no tenía idea de que iba a hacerlo - explica.

Gabriel mueve la cabeza para atras y abre la boca, como si hubiese encontrado una posible solución al problema.

-¿Qué pasa? - pregunta con el ceño fruncido.

-¿Por qué no hablas con Julian? Digo, si lo ayudó a tu viejo en todo esto, seguramente el fue quien le llenó la cabeza en contra mía. Para mi que él que me juzgo de ante mano no fue tu viejo, sino Julián.

Renato analiza unos segundos lo que su novio le esta planteando. No lo había pensado de esa manera. Siempre creyó que su padre había sido quien contacto al mas chico. Pero si era al revés, ¿Por qué Julian haría algo así?

Un recuerdo pasa fugazmente por su mente. Él y Julián, años atrás.

-No, no. - responde alterado, levantandose de la cama.

Gabriel se preocupa y lo imita.

-Pero amor... ¿Por qué no? Se que vos y Julián se llevan mal, pero mereces saber proque ayudo a tu viejo.

-¡Es que la razón por la que nos llevamos tan mal es probablemente por lo que lo hizo! - contesta en un grito que deja con los ojos abiertos a Gabriel.

-¿Nunca me vas a contar que fue lo que pasó?

-No quiero hablar de eso. - responde acostandose de vuelta en la cama.

Siente el colchón moviéndose y una suave mano tocar su hombro.

-No voy a presionarte a nada bebe - susurra en su oído para acto seguido depositar un beso en su hombro.

El conflicto interno sobre este tema, no dejaba siquiera que Gabriel lo supiera. Estaba claro que aún le afectaba.

~

Renato esperaba impaciente en ese restaurante que muy pocas veces habia concurrido. Eran las 11 de la mañana y le parecia la hora perfecta para hacer lo que iba a hacer. Total no duraria mucho y luego poder ir al almuerzo al que su suegra lo habia invitado.

Ve al mozo acercarse con su pedido y se lo agradece, luego lo ve irse y tras él ve a la persona que estaba esperando ingresar al lugar.

Julián lo visualiza y a paso apresurado asegurado se acerca a donde Renato esta sentado. Su boca se abre al ver lo que yacía sobre la mesa. Una chocalatada y un café. Café para Renato y la chocolatada para él, una vieja tradición para ambos.

-No puedo creer que todavía te acuerdes. - dice sonriendo y sentándose en la silla frente a Renato.

-No vine para recordar viejos tiempos. Vine para que me digas toda la verdad.

Julián levanta los hombros en señal de confusión, antes de empezar a batir su chocolatada con la cuchara que habia dentro de la taza.

-Dale Julián. Ya no somos los mismos pendejos de hace 3 años. Te vi con mi viejo.

El chico suelta la cuchara y se endereza en la silla, preparándose para el interrogatorio que se le vendría.

-¿Es por lo que pasó entre nosotros? Decime, ¿Fue por eso? - comienza hablando bajito, como si no quisiera que nadie más escuchara.,

Julian se remueve en su silla y baja la vista antes de empezar a asentir.

-Yo no te la puedo creer.

- Creeme que no fue con mala leche. - Renato lo mira incredulo, siendole imposible creerse esas palabras - Te recuerdo que antes de que yo cometiera ese error, vos y yo eramos mejores amigos. Y que él que se alejó y empezó a tratar mal al otro no fui yo.

Renato se tira para atras y cruza los brazos. Era verdad. Renato era quien habia empezado a tratarlo mal luego de lo que pasó.

Apenas siendo un niño de 12 años, en escuela nueva, a Renato no se le había dificultado hacer amigos en esta nueva etapa de su vida. Pero especialmente encontró a la persona que llegó a llamar "mejor amigo" durante los 3 años siguientes a ese.

Pero siendo un pibe de 15 años, que esta en pleno descubrimiento y conocimiento de uno mismo, la situación que vivió con su mejor amigo llegó a confundirlo más de lo que quería y hasta perderlo.

Renato siempre pensó que las escenas donde dos mejores amigos se besaban bajo los efectos del alcohol solo pasaba en las películas, hasta que lo vivió en carne propia.

Julián fue quien se le lanzó, quien lo besó y quien lo confundió. Nunca antes había dudado de su orientación sexual hasta ese día.

Pero no fue nada fácil. El miedo y la con fusion había causado que se alejara completamente de ese al que creía su mejor amigo. Naciendo una enemistad que inconscientemente él había ocasionado.

Aunque hoy en día tenía su bisexualidad bien defenida, la había pasado tan mal que había preferido superarlo y evitar hablar sobre esas epocas.

-Si, ya lo sé. Me acuerdo perfectamente. - respondé volviendo a la realidad.

-Nosotros eramos como hermanos Tato. - sus ojos empiezan a cristalizarse - Yo te quería mucho, te quiero mucho. - aclara su garganta - Después de lo que pasó entre nosotrosz te vi tan mal y confundido, que decidí darte tu espacio. No quería que sigas sufriendo.

-¿Y por eso decidiste meterte con Gabriel? ¿Para protegerme? Mira que mi viejo me dijo lo mismo y no lo entiendo.

-Mira Tatin - le dice cariñosamente, luego de 3 años de no hacerlo - yo me juré a mi mismo que no iba a dejar que nada te lastime. Nada ni nadie.

-¿Y por qué creíste que Gabriel me iba a lastimar? Ni dos días teníamos de conocerlo.

-Tenes razón. Lo juzgue de ante mano, mala mia. Pero cuando note unas segundas intenciones con Gabriel, yo aun creía que estabas insegurp de estar con pibes y él al ser nuestro profesor pensé que iba a ser peor y vos la ibas a pasar como el orto. - explica mirandolo a los ojos. Tratándole de demostrar con sus ojos la sinceridad de sus palabras.

-¿Y asi de la nada decidiste empezar a extorsionar a Gabriel para que se aleje de mi? - pregunta tocandose la cabeza, el matete que se le estaba haciendo en el cerebro le daba dolor de cabeza.

-Si. Bueno no. - se retracta - Primero hablé con tu papa.

*Flashback*

Julian esperaba en ese bar cerca del colegio, el cual profesores y alumnos solían transcurrir.

Ve a un hombre entrar y le cuesta reconocerlo. Le hace señas con la mano y el hombre empieza a acercarse a él.  Lo ve sentarse y no puede evitar sentirse incómodo. Empeiza a sentir que es una mala idea lo que estaba por hacer.

-Se que puede resultarle raro que yo lo haya citado acá, pero necesitaba hablarle de algo que a usted y a mi nos interesa mucho.

- No se me ocurra nada que podemos tener vos y yo en común la verdad. - respondé sin importancia y empieza a inspeccionar el lugar.

-Tato.

Juan vuelve su vista al menor, ahora si con intenciones de escucharlo.

-¿Que pasó con mi hijo?

-Ayer llegó un profe nuevo. Gallicchio se llama. Y lo vi en una situación medio rara con Renato.

-Vos decis que mi hijo...

-No, no. Renato no. Pero el profe tiene pinta de que si.

-¿Pero viste alco sospechoso entre ellos?

-Todavía no. Pero conozco a los que son como Gallicchio y dejeme decirle que estoy seguro que algo va a intentar con Renato. Asique si no quiere que su hijo sufra, le sugiero que haga algo.

Juan se pone a pensar. Julián lo mira atento.

-Ya sé - dice levantando el dedo indice como si se le hubiese ocurrido la mejor idea del mundo - Que tal si conseguimos el nombre de este chabon y lo extorsionamos anonimamente para que se alejé.

-¿Pero con que podriamos extorsioanrlo? No sabemos nada de él.

-Ay sos muy pendejo vos nene - le dice cruzandose de brazos - todos tenesmos secretos. Y ese profesorucho no debe ser la excepción. Vos averiguame el nombre y si tiene algún secreto. Yo me encargo del resto.

*Fin del Flashback*

-Para. ¿Entonces no sabían lo de que Gabriel era gay?

-No. Después yo me enteré y me vino como anillo al dedo por si algún día iba a necesitar esa información.

Renato se agarra de los pelos tratando de procesar esta nueva información. Era demasiado.

Se le hacía muy difícil de entender que dos personas que el quería con toda su alma, que fueron muy importantes en su vida, sean acapaces de algo así.

Se le iba a hacer muy difícil volver a confiar. Solo en dos cosas lo haría de ahora en adelante: en Gabriel, que cambió su vida poe completo y en el destino que fue el único que permitió que Gabriel y él hoy pudiesen estar juntos, a pesar de todo..

-¿Tato estas bien? - le pregunta Julián parándose e intentando tocarlo para ver que le pasa.

-¡NO ME TOQUES! - le grita parándose. Agradece que el bar esta casi vacío y muy pocas personas sean testigos de este momento.

-Tato yo... - intenta hablar Julián.

-¡Andate! Ya escuché suficiente. ¡No te quiero escuchar más! - le pide a gritos y para su sospresa Julián le hace caso.

Lo ve desaparecer rápidamente, si decir nada más.

Escucha su celular sonae y decide revisarlo solo porque se trataba del ringtone predeterminado para Gabriel.

Se toca el pecho tratando de regular su respiración y apreta la notificación correspondiente a su novio.

Bonito💖
(11:35): Bebe, ¿donde estás? Te estoy esperando para que vayamos a lo de mi vieja.

Bebu💖
(11:36): Tenia algo que resolver. Ahora voy.

Bonito💖
(11:36): ???

Bebu💖
(11:37): Después te cuento amor.

Guarda el teléfono en su bolsilla y deja la propina para el mozo que los habia atendido sobre la mesa.

Sale del lugar dejando atrás su charla con Cerati, emprendiendo camino a lo que realmente le importa en estos momentos:Gabriel.

~

El viaje del departamento de Gabriel a la casa de sus padres no era tan largo como Renato creía. 20 minutos de viaje y ya se encontraban estacionando en la vereda del lugar.

El recorrido había resultado silencioso y hasta incluso incómodo. Renato no se animaba a decirle a su novio la charla que tuvo con Julián, pero agradecía lo comprensivo que era Gabriel y que no lo forzara a hacerlo.

-¿Nervioso? - le pregunta Gabriel una vez parados frente a la puerta.

Antes de que pudiera contestar, ezcucha la puerta principal abrirse y a su novio agarrandole la mano.

-¡Tato, viniste! - ve a su suegra salir de la casa muy alegre para poder abrirles el portón que la rodea.

-Hola Lili. - la saluda una vez abierta la reja y abrazandola.

Desde que falleció su madre que no abrazaba a una mujer de esta manera. Y se sentía... Bien.

-Vengan adenreo que ya estaba por servir la comida.

La pareja empieza a seguir a la mujer y Renato nonouede evitar abrir la boca con lo amplia que lucia la casa, y eso que solo había visto lo que parecía ser el living-comedor.

-Ruru, llevalo a Tato al patio que estan todos. - le pide mientras ella se dirige a la cocina

Gabriel rueda los ojos ante el apodo y obedece al pedido de su madre.

-¿Ruru? - pregunta divertido el menor.

-Apodo raro que me pusieron solo porque tengo rulos. - explica.

-Que ingenioso - comenta soltando una risita.

-Si, y no hay vuelta atras plrque hasta Frances esta aprendiendo a decirlo.

Renato suelta una carcajada. Gabriel lo golpea en el hombro por burlarse de él y lo guía hasta donde su madre le había dicho.

Una mesa mediana les daba la bienvenida, junto a 3 personas, cuatro incluyendo a la aparentemente Francesca, famosa sobrina de la que Gabriel mucho le había hablado.

-¡Ruruuuu! - gritan las 3 personas al mismo tiempo seguido de la bena que empieza a gritar cosas sin sentido.

Gabriel se acerca a saludarlos uno por uno. Renato solo se limita a esperarlo.

-Giulia, Lean, Viejo - los nombra - quiero presentarles a Tato. Mi novio. - Renato empieza a sentir sus mejillas arder. Era la primera vez que alguien le presentaba a su familia como su novio.

El menor se quedó petrificado al no verse venir el abrazo grupal que le dieron las 3 personas al mismo tiempo para darle la bienvenida.

Las mejillas del menor empezaron rápidamente a  inflarse por la inmenda sonrisa que se le habia plasmado en el rostro.

-A ver, a ver. Suelten al chico y vengan a comer que se va a enfriar y lo van a espantar al pobre.

Todos los presentes soltaron una risa y se ubicaron en la mesa. Obviamente Renato se sentó al lado de Gabriel.

Pasada la comida, pasado el postre, llegó la hora de las charlas emotivas. Renato pudo escuchar miles de anécdotas que su novio vivió junto a su familia, incluyendo la primera vez que fue a la cancha de boca. Ver la sonrisa de su novio al contarlaz valía oro.

-Voy al baño - le susurra Renato a Gabriel y este asiente, no sin antes pedirle un beso que sin problemas el menor le dio.

Renato caminó hasta el interior de la casa. Se detuvo y no pudo evitar voltear a a verificar si lo que estaba viviendo era real.

Todo le parecía irreal.

Suelta un sollozo y las lágrimas comienzan a eacapar por sus ojos.

-¿Estás bien amor? - escucha a a Gabriel, que con una rapidez inhumana había cruzado todo el patio para llegar hasta a él.

Renato levanta la vista, dejando ver sus ojitos llenos de lagrimas. Sin dar explicaciones, se lanza en los brazos de Gabriel. Por supuesto el mayor respeta sus silencio y lo deja acurrucarse en su hombro.

Renato suelta una sonrisa, pero se le es imposible parar de llorar. Porque si, las lagrimas no son porque este mal. Son puras lagrimas de felicidad.

Por primera vez en mucho tiempo, Renato se sentía en familia. Sentia que volvia a permanecer a una. Y todo era gracias a Gabriel.

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