Capitulo 28. Parte 2

Nota: la imagen de portada es lo más cercano a lo que imaginaba que encontré.

El traslado de festejo a la plaza no parecía tener fin. Eran pasadas las 1
7 de la tarde, el oscuro cielo comenzaba a hacerse notar, pero la orda de alumnos celebrando no paraba.

Renato finalmente habia podido poder sumarse a la fiesta, aunque no con las mismas ganas. Pero esta distracción, era lo más cerca a la felicidad que haya sentido en los últimos días.

Sus amigos seguían en ronda, cantando y saltando sin parar. La sed lo golpeó abruptamente, a lo que tuvo que correrse de allí, para poder buscar algo con hidratarse.

Busca su mochila, en unos de los bancos de plaza, donde habian dejado todas sus cosas. Lo visulaiza y busca lo que necesitaba.

Agarra primero una toalla de tamaño mediano, y se la pasa por la frente, para poder quitarse un poco de la transpiración que su frente contenía.

Eleva las cejas al encontrarse con la pantalla de su celular encendida. A los lejos se podía distinguir una notificación. A medida que se iba a acercando, nota que se trata de un mensaje de WhatsApp. Lo que termina de sorprenderlo y dejarlo sin aliento, era quién lo había mandado.

"Novio" extrañaba leer esa palabra, más de lo que imaginaba.

Lo toma con desesperación, traga saliva y sus ojos se humedecen porque no lo puede creer. Gabriel le mandó un mensaje, en realidad, una nota de audio. Pero no le importaba si era un mensaje, un audio o un sticker. Gabriel intentaba contactarse con él, después de una semana, la peor que Renato vivió en su vida.

Acerca su dedo a la pantalla con intención de oprimir el mensaje y descubrir de que se trataba. Pero el sonido de unas sirenas, causan que el dedo patine y la notificación sea borrada.

-¿Boludo viste eso? - escucha la voz de su amigo mientras señala en dirección al vehículo que acababa de cruzar.

-Si. ¿Que habra pasado? - el shook del mensaje de Gabriel, lo deja medio perdido en tiempo y el espacio.

-No sé Renato. ¡No tengo la bola mágica! Solo vi que se fue para él colegio.

-¿QUÉ?

Su corazón empieza a palpitar con mas velocidad al recibir esa información.

Algo dentro de su ser le gritaba que tenía que ir. Que algo malo había pasado.

~

Revisa su reloj nuevamente, siendo esta la vigésima vez. Ha pasado una hora desde que Julian lo encerró. Intentó las mil y un maneras de salir, como hacen en las películas, pero fue en vano. Las ventanas estaban perfectamente cerradas, lo que la opción de pedir auxilio a traves de ella, tampoco funcionaria.

Maldijo internamente cuando se dio cuenta que ni siquiera tenía su celular. Por inercia seguramente lo dejó encima de uno de los bancos cuando estaba arriba. Estaba totalmente incomunicado, y lo peor de todo era el no poder fijarse si Renato habia visto su mensaje o no.

Prefería creer que aún no lo había visto, sino ya estaría dentro del colegio, buscandolo. Pero lamentablemente estaba solo, encerrado y sin ninguna forma de salir.

Se levantó del piso, en el que se mantuvo sentado contra la puerta, una vez que se rindió de intentar salir de allí. Visualizó la ventana y decidió acercarse a observar lo que pasaba en el exterior, para entretenerse un rato al menos.

Agradecía tener una muy buen vista, sino no podría disfrutar de la escena más lindas que podía ver. Se mordió el labio al visualizar a Renato, festejando, saltando y cantando con sus amigos. Se lo veía relamente feliz, y algo se estrujo dentro de Gabriel al recordar esa misma felicidad estando con él.

Lo extrañaba tanto.

Pasó la palma de su mano por su mejilla para deshacerse de la lágrima que se habia escapado. Escucha algo cruzar por debajo de la puerta y se apresura rápido a averiguar que era  quien lo ha hecho.

-La puta madre - murmura al ver de que se trataba.

Una bengala recién prendida.

Se acerca a paso lento a ella, aunque no tiene idea de que hacer. Tampoco encontraba sentido a que hayan lanzado una.

Se arrodilla y eleva unos escasos centimetros, para poderla observar más de cerca. Lamentablemente, ya era tarde cuando noto que la punta de la llama de esa bengala, rozaba xontra la estufa a gas contra la pared.

-¡NO! - grita con todas sus fuerzas al mismo tiempo que la suelta. Pero ya era tarde.

Fuego. Explosión. Oscuridad.

~

Sus piernas largas hicieron que en menos de un minuto, ya estuciese frente a la escuela.

Mucha gente, los bomberos, la policía y una ambulancia era todo lo que se encontraba frente al gran edificio.

Divisa una melena rubia, que no se le dificulta para nada distinguir .

-Stefi ¿que pasó? - indaga acercandose a ella.

La chica se gira, dejando ver todo su rostro hinchado y humedo. Consecuencia de estar llorando.

-Él... él... - intenta explicar, pero su vos entrecortada no la ayuda en nada. - Te estaba esperando, y... Y...

-¿Quién me estaba esperando? ¿En donde? - la interroga elevando la voz. No entendia nada y comenzaba a desesperarse.

-Gabriel... - Renato traga pesado al escuchar su nombre - Te estaba esperando adentro. Pero alguien lo encerró y...  No sé cómo, se produjo una explosión - finaliza en un sollozo.

Su corazón se parte en mil pedazos al escuchar eso. ¿Quién podria ser tan mierda para poder hacerle algo así?

No entendia, Gabriel era la persona más buena que habia conocido en su vida, y no podia imaginar que alguien tuviese los motivos suficientes para hacerle algo malo.

-Disculpen, necesitamos que abran paso - escucha la voz de un desconocido, vestido de doctor.

Su corazón se rompe en mil millones de pedazos más, aunque suene imposible, al ver como la puerta se abría, dejando ver una de las escenas más dolorosas que le toco ver alguna vez.

Su cuerpo se paralizó por completo al verlo en esa camilla, totalmente inconsciente, sin poder distinguir siquiera si estaba gravemente herido no.

No había podido hacer nada. Y algo dentro de él le hacia sentie que de alguna forma esto había sido culpa suya.

El cumulo de gente alrededor suyo, intentando averiguar que pasaba, comenzaba a hacerle perder el aire.

Como puede sale de entre todas las personas y se dirige a paso pesado a la cuadra del frente.

Se agarra por inercia de la reja de una de las casas, y se permite llorar.

La palabra dolor, no podría describir ni el 10% de lo que siente en estos momentos.

-¡SOLTAME! ¡POR FAVOR, SOLTAME! - esa voz gritando, o más bien suplicando, le resulta familiar.

Renato levanta la cabeza, curioso y empieza a caminar hacia donde originan esa, dispuesto averiguar quien era y que ocurría.

-NO. NO TE VOY A SOLTAR, PORQUE SOS UN INÚTIL - ahora escucha otra voz, que se le hace más conocida que la anterior.

Apresura el paso y al llegar a la esquina, se queda nuevamente paralizado al descubrirbde quienes se trataban.

-Juan, dejam expli... - lo ve a Julian, tratando de hablar, pero lanotra persona no lo deja.

-¿QUE MIERDA ME VAS A EXPLICAR? - ve como su padre refuerza el agarre de sus manos sobre el cuello del más chico. - NUNCA TENDRIA HABERTE METIDO EN EL MEDIO. SI LO HACÍA SOLO, LAS COSAS HUBIESEN SALIDO MEJOR -

No entendia de que hablaban, pero no parecía ser nada bueno.

-Pero Juan. Usted me pidoo que... - Julian trata de justificarse, pero hablar cada vez se le dificulta más por la presión sobre su cuello.

-TE DIJE QUE LO ALEJES DE MI HIJO. NO QUE LO MATES, IMBÉCIL. - escupe en la cara del chico, que cierra los ojos con fuerza.

Las piezas del rompecabeza, parecían encastrar una por una a la velocidad de la luz en el cerebro de Renato. Junto con las imagenes de algunos acontecimientos que vivio los ultimos meses de su vida.

La actitud de su padre, la misteriosa llamada, la extraña aparición de su medio hermano y por último el beso que Julian le habia dado. Todo eso para alejarlos. Alejarlos a él y a Gabriel.

¿Pero por qué?

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