Capítulo 18
El tiempo parecía haberse detenido en la casa Quattordio.
-Hijo yo puedo explicarte - Juan hace el intento de acercarse, pero su hijo da un paso para atrás.
-¡NO PAPA! Contestame con quién carajos estabas hablando - la voz de Renato sonaba cortada, aunque intentaba con todas sus fuerzas hacerse el fuerte.
-Tato, tranquilizate y yo voy a poder decirte la verdad - le dice tomandolo de los brazos para que no escapara.
Renato hacía fuerza para zafarse, las palabras de su padre resonaban en su cabeza, y el agarre era cada vez más fuerte.
-¡SALÍ! - grita soltandose de una vez - Si no vas a decirme la verdad no quiero escucharte. - los ojos de Renato eran furia pura.
Juan agachó la cabeza. Nunca había visto a su hijo tan enojado en su vida. Si le contaba la verdad, quizás no iba a perdonarselo nunca.
-¿No me vas a decir nada? - indagó notando que su padre no tenía intenciones de hablar - Okay. Si no me vas a decir, yo no tengo nada que hacer acá.
No lo dejó que le responde nada, solo se limitó a subir las escaleras, lo más rápido posible, como si su vida dependiera de ello.
No iba a quedarse en un lugar donde lo único que hacen es mentirle.
~
La película que estaba mirando Gabriel era extremadamente aburrida. O al menos no lo suficientemente interesante como para bloquear sus pensamientos que venían carcomiendolo desde la mañana.
No podía sacar de su cabeza la forma en la que Renato lo miraba, sin entender nada, y él como cobarde se atrevió a mentirle y dejarlo en esa sala sin decirle ninguna otra palabra. Era un pelotudo.
Apago el televisor dispuesto a recostarse por completo y dormir, pero una sorpresiva sed se apiado de él y no tenía más remedio que levantarse a hidratarse.
Abrió la heladera, tomando una botella media llena que yacía en esta. Bebió hasta que la sed se desvaneciera, y volvió a dejarla dentro de la heladera para luego cerrarla.
A paso lento se dirigía nuevamente a su cuarto, cuando fuertes golpes en la puerta, lo asustaron.
Con precaución se acercó a la entrada de su casa, haciendo que el fuerte ruido sea cada vez más intenso. No era buena señal semejante alboroto a altas horas de la noche.
Con el paraguas en mano, aunque le pareciera estúpido usarla como arma de protección, era lo único al alcance. Quería estar prevenido ante cualquier persona que se encontrará del otro lado de la puerta.
Al abrir la puerta, su corazón se rompió por segunda vez en el día.
Renato ni siquiera preguntó, antes de tirarse a los brazos de Gabriel. Necesitaba abrazarlo, sentir que era real y que estaba ahi para él.
Gabriel correspondió el abrazo, llevando una de sus manos a su espalda y la otra a su cabeza, bajandola lentamente hasta su nuca, y poder acariciarla con suavidad.
Noto que del hombro de Renato, colgaba una especie de bolso deportivo. A pesar de su desconcierto, era lo suficientemente inteligente para entender lo que menos necesitaba el menor ahora era un interrogatorio.
Gabriel se alejó un poco , solo para poder mirarlo a los ojos, y transmitirle la paz que sabe que Renato esta buscando.
Renato se suelta de su agarre con aún sollozos escapando de su boca, y secándose las lagrimas con los ouños de su campera.
-Perd... Perdoname por caerte así de la nada - habla ya más tranquilo.
-No pasa nada, sabes que siempre sos bienvenido en mi casa. ¿Comiste? - Renato asiente - Bueno, vamos a la cocina igual que te preparo un café, asi estas mas tranquilo.
Renato se deja guiar hasta la cocina, aunque ya la conociera, valoraba mucho el gesto de Gabriel de no interrogarlo y solo tratar de que este bien. Lo hace sentir que es importante para él.
Se sienta en la pequeña mesa redonda ubicada en la cocina. Gabriel preparaba el café y el esperaba. Todo era silencio absoluto.
Pasado el rato, hecho ya el café, Gabriel se sienta junto a él, y se lo entrega.
-Supongo que por el bolso, la estadía no es solo por hoy - le pregunta divertido, pero falla al ver que Renato sigue completamente serio.
-Si te jode, me quedo hoy y listo. Lo que pasa es que no tenía don.. -
-No, no. Esta bien por mi. Solo que me pareció raro que vinieras de la nada y con un bolso. ¿Pasó algo en tu casa? - aunque no era la manera más sutil del mundo, no iba a aguantar más sin saber el porque de su comportamiento.
Renato agachó la cabeza. Nuevamente estaba preocupando a Gabriel por mambos suyos. No sabía como decirle lo sucedido, tampoco si Gabriel iba a creerle.
-Discutí con mi viejo - Gabriel se removió en su silla - No es nada de lo que te imaginas. - el rizado lo miraba atento, expectante a su relato - Y decidí irme de mi casa.
-¿Pero por... -
-No quiero entrar en detalles Gabi. No es nada de lo que tengas que preocuparte - responde mirando para otro lado.
Gabriel esta más aliviado, pese a que lo que le cuenta Renato no termina de cerrarle, por lo menos su padre no se atrevió a hacerle algo peor.
-No estoy de acuerdo con que te vayas de tu casa por pelearte con tu padre, sea la razón que sea. - contesta, los ojos de Renato lo miran con desilusión y un puchero amenazaba por formarse en sus labios - Pero me alegra que si decidiste eso, hayas venido a mi casa - continuó, para dejarlo más tranquilo y que la sonrisa que tanto le gusta de Renato aparezca en su cara.
Cosa que funcionó.
Terminado el café, Renato se para a dejarlo en la bacha. Girando en dirección al cuarto, arranca su camino. Pero algo se lo impide.
Gabriel en un impulso, tiró de su brazo, atrayendolo hacia el y que se siente en su regazo. Renato lo miro directamente a los ojos, sorprendido por lo que acababa de hacer. Sin pensarlo dos veces rodio su cuello con sus manos y depósito un pequeño beso en sus labios, para luego aferrarse a él en un abrazo que sabe que ambos necesitaban.
-¿No me vas a decir que pasó? - pregunta sin poder evitar acariciarle la espalda, Renato hace una leve negación con la cabeza.
Se quedan un rato asi. Sin necesidad de decirse nada. Fundiendose en los brazos del otro, creando un clima muy pacífico y placentero para ambos. Podrían permanecer en esa posición para siempre.
-Voy a acostarme.. - avisa levantándose de encima de Gabriel.
Gabriel lo deja ir. Se le hace difícil no pensar en las mil y un razones que lo habían llevado al menor hasta su casa, a querer irse de la suya.
~
El somier confortable y las sabanas suaves, hacían que Renato este cada vez más seguro de la decisión que había tomado.
-Ah bueno, me parece que alguien esta bastante cómodo. - Renato le sonrió ampliamente, mostrando sus hoyuelos.
Gabriel se aguantó un suspiro. Verlo sonreir, después de verlo en el estado con el que había llegado a su casa, le alegraba más la vida.
-Vení, acostate. - Renato hace una palmadita en su costado.
Gabriel se ríe, sin creer que ese pendejo le haya robado su lado de la cama y ahora lo invitara a dormir a su lado.
-¿Estas bien? - la cara que le regaló Renato, le hace entender que no llegará a ningún lado con este tipo de preguntas - Digo, cómodo por lo que veo.
-Si, me siento muy cómodo - responde relamiendose los labios.
Silencio. Otra vez.
-Gracias - Gabriel gira a verlo dubitativo - Gracias por dejarme quedarme, y por respetar mi silencio.
Gabriel sonríe con ternura y no puede evitar acercarse para abrazarlo. Se ve que Renato quería lo mismo que él, porque se prende de su cuello y hunde su cara en su pecho, sintiendo todo el aroma que desprende de Gabriel.
Al separarse, sus rostros se mantienen cerca. Sus respiraciones cada vez más pesada, y sus latidos cada vez más rápidos.
Era ahora o nunca.
Gabriel unió sus labios.
Era un beso suave, tierno. Con cero necesidad de llegar a nada más. Solo una forma de cortar con la tensión, y la abstinencia. Ambos extrañaban hacerlo.
Gabriel corto el beso para ir dejandole pequelis besos en toda su mejilla, hasta casi llegar a su cuello.
El jadeo en su oído lo incentivaba a más, pero no debía. Renato había pasado un dia difícil, y lo mejor que podía hacer era descansar.
-Descansa. - susurró sobre sus labios.
Renato abre los ojos y lo observa girandose en la cama, dandole ya la espalda. Él lo imita.
Una especie de incomodidad mezclada con necesidad lo invadió.
-Gabi... - susurró sin cambiar de posición. NO recibió respuesta -¿Te acordás de la primera vez que me quedé a dormir acá?.
Gabriel finalmente abrió los ojos.
-¿La del boliche? - indaga dandose vuelta para saber más de que esta hablando.
Renato permanece igual, solo siente la presencia de Gabriel cada vez más cerca de nuevo.
-Me refería a cuando me dejaste quedarme acá, después de la discusión que tuviste con mi papa - suspiró antrs de continuar - y que te acostaste conmigo cuando yo estaba durmiendo.
Gabriel abrió la boca y parpadeo rápidamente por la sorpresa. ¿Se acordaba de eso?
-¿Podrías repetir lo de ese día? Osea la parte de acostarte y abrazarme. - esta vez si se giró, para poder ver sus ojos, en esa oscuridad que solo la luz de la luna entrando por la ventana alumbraba.
Gabriel vio la súplica en sus ojos. Ya se le era imposible decirle que no a esa mirada.
Renato se dio vuelta, expectante. El suspiro de satisfacción que soltó cuando Gabriel lo rodeó con su brazo, gue lo último que recordó antes de caer en un profundo sueño.
Bueno, como dice el dicho, "El que avisa no traiciona" asique les cuento que la semana que viene me voy de vacaciones.
Eso me va a dificultar escribir seguramente, pero voy a tratar de subir durante la semana el 19.
Los capítulos 20 y 21 son muy importantes y por eso trate de que mis tiempos lleguen para escribirlos cuando vuelva.
Ya estoy divagando asique era eso nada más.
Gracias por leer💕
Melii👑
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