Introducción

 Buscar un día en el que se dio cuenta de lo que le pasaba sería difícil. Podría elegir el día en que nació, pero ahí no era consciente. Tampoco durante gran parte de su infancia, porque en ese momento su única preocupación era entrenar y preocuparse por la academia. A cualquier persona que preguntara le diría que fue en cuanto escuchó esa palabra y más tarde se la preguntó a su padre.

Al principio no lo aceptó. En su clan le dijeron desde que era una niña que las personas nacían con sexo masculino o femenino y que de ahí se determinaba su lugar en la sociedad y con quién iba a casarse a la edad adulta. Si era una mujer, se casaba con un hombre exitoso y se retiraba de su carrera ninja nada más quedar embarazada del primer hijo. Y si era un hombre, se casaba con una mujer y era un ninja hasta jubilarse. Parecía una buena vida, de la que nadie se podría quejar.

Pero en cuanto la palabra "Transgénero" apareció en su vida, estuvo segura de que no podía seguir la vida que a su clan le gustaría. En ese momento tenía diez años, pero no lo pensó seriamente hasta varios años después.

—Tenten, ¿Te puedo decir algo?—su mejor amiga parecía confundida, ya que ella no solía abrirse demasiado con ninguno de sus compañeros de equipo. Estaban volviendo a casa después de un entrenamiento al que Lee no había podido ir por una lesión en su última misión, así que estaban a solas.

—Obvio, Hikari, ¿Qué pasó?

Se le cerró la garganta al momento de responder. Se arrepintió de haber sacado el tema, pero ya no había vuelta atrás. Respiró profundo y decidió soltar todo de golpe, porque estaba segura de que si le daba demasiadas vueltas se pondría a llorar. Podía confiar en Tenten, era su mejor amiga, y decírselo a alguien ayudaría a entender mejor lo que le pasaba.

—Creo que no soy una chica—el silencio que se instaló después fue muy incómodo, hasta que su compañera soltó una pequeña risa—. ¿Qué es tan gracioso?

—Nada, solo que me lo esperaba, era obvio.

—¿Eh?

—No sé, el radar, o un sexto sentido, el caso es que me lo esperaba. Gai-sensei también debe saberlo, de Lee no puedo decir lo mismo, aunque nunca se sabe.

No tenía palabras para explicar lo que sentía en ese momento.

—Bueno, y... ¿Cómo te digo?—al parecer notó su confusión porque volvió a decir—. ¿Por cuál nombre te llamo? ¿Qué pronombres prefieres? ¿O te gustaría que te siga tratando por tu nombre de nacimiento y que cuando estemos a solas use pronombres masculinos o neutros? O al revés, si te hace sentir mejor.

Hablaba rapidísimo, apenas podía entender la mitad de las cosas que dijo. Cuando Tenten se quedó en silencio para esperar su respuesta, hizo todo lo posible para armar una frase coherente.

—Hum... yo te lo quería decir para que lo sepas... no tiene que cambiar nada, solo... quería decírselo a alguien.

No parecía ser la respuesta que ella se esperaba, pero aún así le sonrió.

—Está bien, entonces, ¿Te sigo tratando como hasta ahora?—respondió con un tímido asentimiento—. ¡Genial! ¿Le vas a decir al resto del equipo?

—Por ahora, no.

—Perfecto, no hay problema. Tu secreto está a salvo conmigo.

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