C26: ¿Padres?


Dalem


—Llegamos.

El hombre que se encontraba frente a mi me observó con una sonrisa corta y se acercó a mi, apesar de tener un semblante serio casi siempre desde que lo había conocido ahora se encontraba un poco tenso, podía notarlo con solo mirarlo. Shin se detuvo y se posicionó casi a mi lado, ocultándose entre la sombra de otros edificios, no estábamos para nada lejos de la Corporación, de hecho, unas cuántas calles más y llegaríamos, sin embargo, nos habíamos detenido en este lugar solo para algo importante.

—Es aquí dónde viven tus verdaderos padres.

El aviso del Supremo Kaio me hizo sentirme feliz, al menos teniendo la esperanza de qué quizás aún estos me recordarían, tenía una gota de miedo y desconfianza obvia ante esta situacion pero ya estaba aquí y no podía atreverme a retroceder. Desde afuera la casa se veía muy amplia, las ventanas eran grandes y podía verse atraves de ellas con mucha claridad, sonaba una canción suave e intuí al instante que también podría oír las voces de las personas que se encontrasen adentro pues la música se comprendía en su totalidad.

—¡Ah, Mamá, Mamá!—comenzó a llamar un niño con mucho entusiasmo desde dentro de aquella estancia y supe que mis suposiciones eran ciertas, todo se escuchaba a la perfección—¡Mamá, Muchas gracias, te quiero!—justo en ese instante una mujer se acercaba hacia él y comenzaba a abrazarlo sonriendo alegremente—¡Mamá, te amo!

—¡Y ahora esté es el regalo que yo te daré a ti!

La voz de un hombre adentrándose en la misma habitación que aquellas dos personas a las cuáles yo vigilaba me había echo tomar más atención a lo que estos estaban haciendo. El niño tenía una montaña de juguetes a su lado y sonreía de oreja a oreja, el mismo pequeño se atrevió a recibir con entusiasmo lo que le daba su supuesto padre y, en lugar de mostrar felicidad, su cara de disgusto predominaba ante todo.

—Papá, ¿qué es esto?, yo te dije que quería un teléfono nuevo, no esta cosa barata.

—Mira hijo, no seas malo, tu padre se la ha pasado trabajando diario para conseguirte esto así que no te portes de esa manera—la madre había hablado otra vez—¿Si, pequeño?. Bien, es hora de dormir.

—Esta bien mamá—había aceptado el niño y despues había observado a su padre—Papá, te perdono.

El hombre había sonreido levemente, yo podía verlo, desde mi escondite aquella sonrisa había causado algo en mi y por un momento me sentí afligida, ya sabia porqué, por más de que quisiese negarlo, eran ellos y me estaba costando un poco aguantar esto. El niño se lanzó a los brazos de su padre, parecia tener sueño, el hombre no dudo en tomarlo con fuerza, y así, ambos se dirigieron hacia una habitación aledaña siendo seguidos por la madre.

—Señorita Dalem—la voz de Kibito Shin me desconcentró y tuve que observarlo por un instante.

—Puedes irte ya, no quiero involucrarte en esta clase de cosas.

—Lo haré pero...Tengo entendido que sus amigos han echo una fiesta por su regreso, ¿No planea ir allí?

—Quiero hacer esto primero.

—Señorita Dalem, pase lo que pase aquí solo debe saber una cosa...—Shin habia echo una pausa solo para esta vez verme directamente—Usted fue capaz de dar su vida por este mundo, nos salvó y para nosotros usted es muy importante asi que jamás deje que alguien le diga lo contrario.

[...]

Narrador Omnisciente

Media hora era todo lo que Dalem había esperado solo para intuir que aquella familia estaba durmiendo debido a que todas las luces estaban completamente apagadas. Ella dió un suspiro y entró a la casa con valentía, se asomó hasta la sala y observó la cantidad de cuadros que estaban en las paredes, allí reposaban siete cuadros exactamente.

Por un instante se detuvo a ver minuciosamente todos estos, y al no encontrar ninguna foto de ella tragó saliva y se sintió aún más confundida. Quería creer que sus padres la habían estado buscando o que al menos lo habían intentado, pero al no ver ni un solo cuadro de ella lo supo, supo que ellos no se habían tomado la molestia ni de saber si se encontraba viva después de que la habían dejado a su suerte en el bosque.

La luz se prendió justo en el instante en que ella sacaba uno de los cuadros de la pared, en aquel cuadro el niño estaba totalmente feliz mientras abrazaba a sus padres. Dalem había estado tan inmersa en observar aquella imagen con recelo, que no se había dado cuenta que alguien estaba detrás de ella.

—Oye—la suave voz la sacó de su trance, giró y se dedicó a observar a la mujer por un efímero momento. La persona que estaba alli ahora lucía mucho más mayor que antes y tenía unas cuántas canas en su cabello, sabía quién era, era imposible no reconocer aquello, ella era su viva imagen—Podría reconocer tu rostro en cualquier lugar, eres Dalem.

Dalem la observó con un nudo en la garganta, quería preguntarle muchas cosas, apesar de que la habían abandonado estaba dispuesta a perdonarlos pero quería saber las razones. Simplemente quería sentirse bien con ella misma y su pasado, así que creía que esta sería la manera correcta.

—¿Mamá?—su voz sonó débil y por un instante se sintió muy patética.

—No somos tus padres—una voz áspera se hizo presente, ésta era más oscura que la anterior y lo que había dicho le causó un poco de temor—¿Qué demonios estás haciendo aquí?

La muchacha lo observó detenidamente, con nostalgia, reconocía que él era su padre, reconocía que él había sido su salvador, el único que calmaba sus pesadillas cuándo era pequeña. Y su madre siempre había sido muy comprensiva, totalmente honesta y amable, entonces una duda se estancó en su mente; ¿Por qué ahora sus progenitores se comportaban de esta manera?

Dalem había tenido que cerrar sus ojos y tragarse sus sentimientos solo por una extraña cosa, un recuerdo había pasado por su mente justo ahora, un recuerdo que su mente no había podido suprimir a pesar de todo lo sucedido, un recuerdo de cuándo apenas era una pequeña niña de 4 años.

"—¡Papá, papá, ayúdame!

Aquellos gritos habían despertado a sus padres, tanto a la madre cómo a su progenitor, la mujer estaba cansada así que el hombre se había acercado con rapidez a ver qué es lo que ocurría logrando observar cómo su hija estaba en su cama, con los ojos llorosos y muy asustada.

—¿Qué pasó?—se había apresurado a preguntar su papá abrazandola y frotando su espalda con calidez—Tranquila, ya, ya estoy aquí. ¿Qué sucedió esta vez?

—Es esa pesadilla otra vez, siempre es la misma—se quejaba la niña aferrándose a su padre, las lágrimas en su rostro se habia echo presentes—Siempre escucho esa voz que me dice que asesine a las personas y cada vez resuena con más intensidad dentro de mi cabeza.

—Es solo una pesadilla, no es real—su padre limpiaba las lágrimas de su rostro y le sonreía demostrándole seguridad—Tienes que aprender a diferenciarlo. ¿Correcto?

La pequeña niña había asentido.

—Vas a poder hacerlo porqué eres muy inteligente.

—¿Lo...?—la niña lo observaba atentamente—¿yo...yo lo soy?

—¿Cuántos años tienes?

—mmm...—la niña se habia puesto a pensar olvidando por completo el mal sueño que había tenido, había levantado su mano derecha y solo un dedo había quedado abajo—solo 4 años.

—¿Ves?, eres muy inteligente. Ahora...

—Papá, no vayas a irte por favor—la niña había interrumpido un poco asustada—Tengo mucho miedo.

—Claro que no me iré, soy tu padre y estaré aquí cada vez que me necesites y siempre. No te preocupes, pequeña. Jamás voy a dejarte.

El padre se había tirado a su lado, en la misma cama y, con lo cansado que estaba, se había quedado dormido casi al instante acariciando la mejilla de su hija. La niña había abierto los ojos, lo observaba a él directamente y una pequeña sonrisa se plasmó en su carita sintiendo que amaba mucho al hombre que estaba frente a ella siempre salvandola de sus pesadillas. Y por última vez en la noche, se habia aferrado a él cómo nunca. "

—¿Qué estás haciendo aquí?

La voz la despertó de su pequeño recuerdo.

—Papá yo...

—¡No soy tu padre!—pudo oir que el hombre gritaba asi que buscó ayuda en alguien más del lugar, observó a su madre con una mirada suplicante—No somos tu familia así que vete de aquí.

—¿Qué es lo que hice mal, Mamá?—Dalem preguntó mirando a la mujer, esperando a que intercediera por ella, sin embargo la mujer no dijo nada, nada de nada—Yo solo...yo solo...

—Ya no somos tus padres—afirmó el hombre frente a ella—Deberías irte de aquí ahora mismo porqué nosotros no somos familia.

Dalem se había puesto frente a ellos, bajo la mirada desaprobatoria de ambos. ¿Cómo no serlo?. Su padre poseía un cabello atado en una coleta, de color negro e igual de peculiar y largo que el de ella. Y su madre era físicamente idéntica a ella, el cuerpo, la forma de la cara e incluso los labios. En casi todo eran similares. A fin de cuentas Dalem se parecía mucho a ambos, pero ahí estaban ellos, negando todo cómo si fuese un simple juego.

—¡Lárgate de aquí ahora!

—¡Mamá, Papá!—el grito del niño llamando a sus padres con rapidez la hizo despertar—¡Mami, Papi!

Dalem se dirigió hacia otra parte, sin esperar a las personas con la que estaba hablando y buscó al niño en las  habitaciones. Ella tardó solo un par de segundos en encontrarlo y cuándo lo vió no dudó ni un segundo en acercarse al niño con rapidez.

—¿Cuántos años tienes?—exigió saber.

—¡Mamá!—chillaba el niño asustado—¡Papá!

—¡Alejate de él!—el grito de su padre la enojó así que se limitó a levantar al niño con fuerza, lo tomó de la camiseta y lo levantó—¡Aléjate!

A pesar de los gritos y ordenes que lanzaba el hombre, Dalem no se había movido para nada y seguía levantando al niño, el supuesto padre no se acercó para nada y permanecía en el marco de la puerta junto con la mujer observando la escena con mucho miedo.

—Dime cuantos años tienes—exigió saber Dalem una vez más.

—¡Siete!—gritó el niño pequeño comenzando a llorar y justo en ese instante ella solo lo soltó suavemente. No buscaba dañarlo, no buscaba hacerle nada porqué simplemente era un pequeño niño, ella solo quería respuestas—yo...solo tengo siete.

Ahora su vista se dirigió hacia las dos personas mayores, las observó con enojo, dentro de ella se sentía afligida pero la furia había empezado a brotar en su pecho, cegandola de su sentido común y haciéndole pensar un millón de cosas. Ella simplemente tenía 17 años ahora y la habían abandonado cuándo tenía 8 años, lo que quería decir que simplemente después de dos años habían decidido cambiarla por otro niño más.

—¿Les bastó dos años?—preguntó Dalem observandolos—¿Solo dos malditos años para volver a tener un hijo y olvidar que me abandonaron?—se acercó a ellos con rabia y dolor dispuesta a por fin reaccionar—¿por...?, ¿por qué?, se supone qué son mis padres, ustedes solo debían cuidarme, solo debían amarme, ¿en qué me equivoqué?, ¿qué hice mal?, ¿por qué son tan crueles conmigo?

—Ya te hemos dicho que no somos tus padres, ella no es tu madre y yo no soy tu padre. Así que lárgate en este mismo instante, no queremos verte.

Aquello solo le hizo perder el control, Dalem se había acercado con rapidez hacia él, tomándolo del cuello y levantandolo con rabia, no sabia porqué pero estaba totalmente consciente de lo que hacia o eso es lo que ella creía.

—Nunca fuimos tus padres—murmuró el hombre mientras tosía, y ella se dispuso a apretar con más fuerza su cuello—Y adivina qué—siseaba éste con una sonrisa—Este pequeño no nació con cola, no cómo tú. Tu y mi padre, son tal para cuál, ambos eran unos mounstros.

—¡Basta, suelta a mi papá!—gritó el niño y Dalem lo observó detenidamente, el pequeño abrazaba fuertemente a su madre y tenía lágrimas en los ojos—¡No, vas a matarlo!, ¡Ya no le aprietes más el cuello, por favor!

Dalem se detuvo, dejó de imponer fuerza alguna y reconoció que su ki estaba saliéndose de control por la rabia y tristeza que sentía. Algo más llamó su atención; las sirenas de la policía se escuchaban alrededor del lugar, sonaban con tanta fuerza fuera de aquella casa así qué recapacitó y soltó al señor con rapidez.

—¡Vete!—El hombre cayó al suelo mientras la mujer se apresuba a gritarle aquello, el niño se acercaba con rapidez hacia su padre—¡Lárgate!, ¡No queremos volver a verte nunca más!, ¿oíste?

La puerta comenzó a sonar mientras los policías exigían que alguien abriera, Dalem se limitó a poner sus dos dedos en su frente para buscar la presencia conocida de alguien muy lejos de la ciudad, y con un último vistazo se largó del lugar. Cuándo pudo escapar, se tiró en el frio suelo exhausta, cansada de si misma.

—¡Maldición!—habia gritado ella tomando la roca más cercana, apretandola con fuerza en su mano derecha y lanzandola con enojo hacia cualquier lugar—Maldición—murmuraba otra vez acercándose hacía unos cuántos arboles logrando golpearlos con mucho enojo.

El lugar estaba en silencio, sin embargo, el animal que estaba alrededor de la zona la escuchó y la observó con curiosidad. Dalem se dió cuenta de su presencia e intentó sonreir, pero no pudo, ella ya no podía fingir estar bien. A Icarus no le importó nada y se levantó con una gran alegría, corrió hacia ella y comenzó a lamerle el rostro. Ella sabia que trataba de calmarla, esa era su forma.

—Maldición—susurró esta vez sin fuerzas, y se agachó, sus dos manos estaban apoyadas en el suelo y sus dos piernas tambien mientras dejaba de prestarle atención al animal—Maldición—ella misma pudo ver unas cuántas lágrimas impactar en el pasto verde, sus lágrimas—Maldición.

Icarus se alejó de ella por un instante.

Dalem no tenía planeado que todo esto hubiera podido salir de este modo, por su mente nunca había pasado de que sus padres seguirían odiandola, había una pequeña esperanza en su corazón que le había echo creer, todo este tiempo, que quizás ellos si la extrañaban. Obviamente ahora reconocía que todo esto había sido una pérdida de tiempo.

—¡Maldición, esto es una maldita estupidez!

Dalem seguía enojada pero instantáneamente su cuerpo había sido cubierto en un cálido abrazo, aquello la despertó y con tan solo sentir su ki supo quién era, tenía su gi naranja oscuro y se había agachado para estar al lado de ella, con tan solo sentir su aroma pudo averiguar de quién se trataba así que se limitó a acercarse hacia él y pegar su rostro en su pecho buscando ayuda.

—Gohan...

—Está bien, llora—le había dicho el chico aún sin soltarla—llora todo lo que quieras, estoy aquí, desde ahora siempre estaré a tu lado.

Dalem no podía aguantar más y simplemente soltó todo lo que tenía retenido en su pecho durante estos años. El chico tan solo se limitaba a acariciar su cabello suavemente, sintiendo tristeza por cómo se encontraba la mujer frente a él, sentía pena por verla tan dolida y afligida.

—¿Qué sucedió?—había cuestionado él suavemente, sin molestarla.

—Creí que mis padres se alegrarían al verme, creí que se arrepentirían por lo que me hicieron...pero, fue un completa estupidez regresar allí—la chica hablaba apretando la mandíbula, intentando no desmoronarse más allí mismo, necesitaba compartir lo que sentía dentro de ella porqué ya no podia aguantar más—Yo quería saber al menos porqué, necesitaba saber que había hecho yo que pudo llevarlos a tal grado de dejarme en una jodida colina sola y abandonada, yo solo quería saber qué hice mal para que ellos me trataran de esa forma. Y la verdad es que siento que simplemente todo esto es culpa mía y no entiendo porqué pero aquel sentimiento no se va y no me deja respirar.

—Dalem—Gohan la había llamado serenamente observándola—No fue tu culpa, nada de lo que te pasó fue culpa tuya, tu simplemente eras una niña y ellos son solo dos personas inútiles e incapaces de pensar—la pelinegra levantó la cabeza y lo observó por un instante atentamente—Haz sido muy fuerte todo este tiempo y sé que te duele lo que ha sucedido, verte de esta forma también me causa mucha tristeza pero solo quiero que sepas que no estás sola, me tienes a mi, tus problemas serán los míos y estaré a tu lado hasta el final.

La chica no se había movido, simplemente se había mantenido al tanto de lo que su amigo le decía, agradeciendo internamente tener su apoyo nuevamente. Y por primera vez en su vida se sintió segura, Gohan aún estaba abrazandola y aquella cálida compañía que le brindaba le hizo dejar todo aquel triste acontecimiento atrás.

Dalem ya estaba lista para continuar y quería levantarse pero, su interior aún no quería romper aquel abrazo tan cálido que le estaban proporcionando así que se quedó allí unos minutos más.

—Además, en casa hay personas que se preocupan por ti, todos te queremos y estamos esperando tu llegada.

Dalem recordó aquello al instante, en su mente apareció Trunks así que había soltado una sonrisa leve reconociendo que quería ir a la Corporación para saludar a todas las personas que ella había estado extrañando durante estos 4 meses. La chica se secó las lágrimas y, justo cuándo Gohan se separaba de ella, Icarus se acercaba corriendo nuevamente y llegaba hasta ella solo para detenerse a lamerle todo el rostro.

—Gracias por estar aquí, Icarus—le habia dicho la pelinegra al dragón—Perdón por venir a visitarte tan tarde, hasta me atreví a malograr tu hermosa siesta, lo lamento.

—Lo mismo digo, qué irrespetuosos somos—habia dicho Gohan rascando su nuca ligeramente—Lamentamos haberte despertado Icarus.

Icarus en ese momento soltó a Dalem y se acercó a los brazos de Gohan solo para lamerle el rostro también, el animal se encontraba muy feliz y se movia de un lado a otro sintiéndose muy alegre por la presencia de ambos chicos ahí, el animal no sabía para dónde ir así que había decidido tirarse en el medio a recibir caricias y mimos de parte de ambos cómo si fuese un pequeño bebé dragón.

Cuándo todo terminó, un par de minutos después, el gran dragón se encontraba durmiendo en el suelo acurrucado con su propia cola y dejaba a la vista que tenía un sonrisita en el rostro. Ambos chicos se reincorporaron reconociendo que ya estaba anocheciendo y que debían irse de allí lo más pronto posible.

—Muchas gracias por estar aqui, Gohan.

Dalem observó a Gohan por un instante, y éste había sonreído levemente, la chica levantó su mano derecha y colocó sus dedos en su frente localizando la Corporación mientras su mano izquierda estaba extendida, esperando a que Gohan la tomara, éste lo hizo y en un abrir y cerrar de ojos llegaron al lugar aterrizando justo en el patio.

—Antes de entrar quiero que sepas algo. Tengo que decirtelo porqué ya no soy capaz de aguantarlo más, necesito decírtelo ahora porqué quiero que lo sepas.

—¿Qué es?—había preguntado la chica con curiosidad—¿Es algo importante?

—Tu...

Gohan se había dado la vuelta, y por un momento había pensado en retractarse, sus manos le empezaron a sudar y estaba más nervioso que nunca, no supo cuándo ni cómo pero con las últimas energías que tenía abrió la boca para decir algo con mucha valentía. Una última vez observó a Dalem y sus mejillas se tornaron rojizas, tragó saliva y respiró para después decididamente decir;

—Dalem...tu...¡Tú realmente me gustas!, ¡Me gustas mucho!

Dalem se habia sonrojado por completo, aquello le habia causado una sensación extraña en su estómago, ella quería decir algo al respecto, pero no le habían dejado tiempo para responder porqué, a unos cuántos metros, pudo ver a Goten y Maron. Estos no habían escuchado nada debido a la lejanía pero si habían sido los primeros en observarla, los niños hasta habían gritado de la emoción mientras corrían hacia ella y la abrazaban, y luego, todos allí también la habían visto. Dalem ya había llegado a la Corporación y todos de verdad estaban felices por tenerla de vuelta.


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Jelouuuuuu, soy yo de nuevo. ¡Hola!

PREGUNTAAAAA:

¿Cuál ha sido tu parte favorita de todo este cap?

¿Cuál ha sido la parte más triste en este cap?

Gracias por comentar y opinar en este capitulo y en todos los anteriores, yo realmente valoro todo lo que dicen. ^-^

Psdt: Se supone que este cap se publicaría el martes pero mi gatito se enfermó y tuve que llevarlo a la veterinaria. Además no tenía internet y no pude publicarlo. Hoy es miércoles y aquí tienen el cap, espero que les haya gustado. <3

Psdt2: En el próximo capítulo verán las perspectivas de Bulma y Vegeta, ¡No se lo pierdan!, sé que les va a gustar mucho <3

Ahora si me despido, ¡Cuidense porfaaaa! ❤

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