C2: Adiós.

[...]

Dalem

—No, detente. ¿Qué planeas hacer, Dalem?

La voz de Bulma atravez del dichoso teléfono de Corporación Capsula"CC" se oía fuerte, podía notar que el tema que estaba resolviendo era muy importante pues hablaba con mucha rapidez. Cualquier cosa que ella estuviese haciendo fuera de su casa, parecía ser más importante ya que incluso había dejado a su pequeño hijo aquí.

La razón por la que yo estaba de regreso en la Corporación era porqué quería largarme del lugar, no necesitaba sacar nada, solo quería despedirme del pequeño Trunks, solo a eso había venido, y claramente a decírselos cara a cara. Sin embargo, el pequeño niño de cabello morado había tenido que darme su celular para hablar con su madre, ya que en ese momento ni ella, ni sus padres se encontraban aquí.

—Si quiere hacerlo que lo haga, no podemos detenerla—pude oír la voz de Vegeta—Además, ya era hora de que tomara la iniciativa de largarse.

El susodicho se acercaba con normalidad hacia nosotros, su ropa estaba con algunos huecos y supuse que, quizás, habia estado entrenando en su máquina. En un segundo me arrebató el teléfono de las manos y colgó la llamada.

—Es patético que tengas que pedirle permiso a alguien para irte de esta casa—soltó frente a mi—Ya tienes 17 años.

Lo observé por un instante dispuesta a responder algo, su altivez era muy molesta, yo prácticamente había crecido en esta casa, eso era cierto, pero Vegeta nunca me había caído bien ya que su forma altanera siempre me causaba molestia. Debia admitir que cúando yo era pequeña había generado un sentimiento de virtud hacia él, el cuál se esfumó durante los años debido a una tonta acción que él había realizado.

—La casa es de los padres de Bulma y es necesario decírselos por esa razón—desde mi posición, pude ver que Vegeta adquiría un rostro enojado, pero aún así sonrió de forma altanera—Tu solo vives aquí, no es decisión tuya.

—Pues deberías irte ya—soltó Vegeta, volvió a caminar pero se detuvo a observar a su hijo por un instante—Trunks, vamos—llamó—Date prisa.

—Pero yo...—el pequeño lo observó y comenzó a mover su cabeza de un lado a otro negando levemente, su padre solo se detuvo frente a nosotros con un rostro de enojo—Papá yo...

—Está bien—murmuré—¡Me iré, Vegeta!

Con molestia, me alejé de aquel saiyajin solo para situarme en la puerta de la entrada principal mientras veía pequeños robots limpiando el pasillo, sin embargo, justo en ese momento, Trunks tomaba mi mano con rapidez y me observaba con un rostro de tristeza.

—¿Es necesario que te vayas?—preguntó—Sé que mi padre no quiere que lo hagas, es solo su orgullo—apremió comenzando a refunfuñar, él solo me soltó—Vamos, Dalem.

—Creo que es lo mejor por ahora, Trunks.

Trunks se detuvo frente a mi, el pequeño apretaba con más fuerza el radar entre ambas manos y observaba hacia el suelo cómo si estuviera a punto de decir algo. Su rostro enrojeció por completo y comenzó a jugar con sus dedos tocando aquel objeto que estaba en sus manos.

—¿Para qué necesitas el radar?

—Pienso pedir un deseo—soltó sin observarme, yo solo asenti dedicándole una sonrisa, volví a retomar el camino dispuesta a irme de una vez por todas, pero algo hizo que me detuviese al instante—Por favor no te vayas, hermana—observé con confusión al niño, me abrazaba con tanto anhelo y tristeza qué se me partió el corazón—Por favor, Hermana.

Durante todo el tiempo en el que yo había estado viviendo aqui, había visto crecer al pequeño Trunks, muchas veces hasta me unía a sus pequeños juegos y entrenamientos junto a Goten. Ambos sabíamos que no éramos hermanos, no teníamos en relación nada, ni la sangre, pero me habia agradado demasiado haber escuchado eso.

—Estás loco—logré relajarme y quitar sus brazos de mí, me agache a su altura y lo observé con una sonrisa amable—No voy a irme tan lejos, podrás verme—él solo comenzó a mover la cabeza negando—Quizás consiga algún trabajo por la ciudad. No olvides que no pienso dejar el colegio, quiero acabar con todo eso—solté—quizás me cambie de colegio, no lo sé—el pequeño solo agacho la cabeza evitando verme—Hey, aún puedes jugar e ir a casa de Goten, no estés triste por mi. Diviértete.

—¿Cómo se supone que me divierta cúando tu estás afuera?—preguntó—Yo no podré saber nada de ti.

Sus ojos celestes me observaban con tristeza, tenía una pequeña lágrima apunto de caer y podía ver que apretaba sus dientes tratando de ser fuerte. Trunks jamás había llorado frente a mi, siempre me había demostrado que era muy valiente, y verlo de esta manera solo hacia que me sintiera peor.

Con calma y dando un leve suspiro, me arrodillé a su altura y lo abracé, éste pareció relajar su cuerpo pues incluso me estaba abrazando de igual manera, cúando lo solté el pequeño peli-morado tenía una sonrisa en el rostro.

—Lo voy a lograr, trunks. No hace falta que te preocupes por mi.

—¿Y qué va a pasar con Gohan?—volvió a preguntar—Eres su mejor amiga, él debe saber que planeas irte de aquí.

—Gohan estará bien—me apresuré a contestar—siempre lo está.

Por último, solo me detuve a abrazar tan fuerte al pequeño que crei que ni siquiera lo dejaba respirar, ahora yo sonreí. Antes de retirarme del lugar lo vi por última vez, el pequeño Trunks seguía apretando su radar con tanta fuerza, se veía dócil y triste, odiaba tanto hacerlo sentirse de ese modo.

[...]

—Bueno...—solté sin importancia dejando salir un suspiro de cansancio—Y pensar qué estaba en exámenes finales.

Sabia perfectamente que debía de estar en el colegio, estudiando, pero ver a Gohan en Orange School implicaría explicar mi problema y no tenía ninguna intención de hacerlo. Por otro lado, había pasado horas caminando, buscando algo con lo que generar dinero, claramente sin hacer nada indebido.

Llegué hasta el pequeño restaurante de la Ciudad Satán, ciertamente, y había que mencionarlo, Le habían puesto así a la ciudad gracias a que Satán los había salvado de Cell, aunque esa era una simple mentira que la gente había creído. Una asquerosa patraña porqué él único que había arriesgado su vida habia sido Goku.

—¿Si?—la suave voz de un chico me desconcentró y me dediqué a fijar mi mirada sobre él, llevaba un delantal rojo y sobre éste el nombre "Taste's good" impregnado pulcramente. Su rostro se me hacía realmente muy conocido—Vaya, luces triste—soltó riendo, se veía relajado—¿necesitas algo?

—Si...—me detuve a suspirar—necesito un trabajo. Vi el aviso de allí afuera.

El muchacho me observó asintiendo, se retiró para luego de unos segundos volver con un señor de barba blanca quién parecía ser el dueño del lugar, debido qué, a diferencia del resto, el anciano llevaba un uniforme distinto y más llamativo.

—Está bien, puedo darte un trabajo, pero...¿estarías dispuesta a trabajar desde las 3 de la tarde hasta las 9 de la noche?—preguntó con rapidez—el problema es que nuestro ayudante se retiró lo más pronto posible, ya no va a trabajar y tenemos su puesto libre—el anciano tan solo movia su cabeza y sonrió demostrando gentileza—Desde hace un buen tiempo estábamos esperando a qué alguien se ofreciera para trabajar aquí.

—Claro, claro, claro—apremié con rapidez—Si puedo.

El señor asintió con una sonrisa y se retiró lo más rápido qué pudo dejándome frente al chico que me había atendido en un principio. E muchacho en su delantal también llevaba un pequeño solapero que al parecer, decía su nombre, sus ojos eran marrones y era mucho más alto que yo, además tenía una pulsera negra muy llamativa con unos cuántos adornos en su mano derecha.

—Entonces...¿escapaste de tu casa o algo así?

—Bueno...—había soltado yo sin tomarle la más mínima importancia al tema, dejé de observarlo justo cúando la puerta sonó, la pequeña campanita vibró y pude ver quienes estaban allí, Videl entraba junto a su padre y buscaban algo con suma curiosidad—Algo así.

—En fin...—el muchacho se detuvo y me observó—supongo que te veo mañana—mencionó con una sonrisa—mañana empezarás con todo éste infierno.

Justo en ese momento, asenti y me retiré lo más rápido que pude, me escondí con rapidez detrás del mismo restaurante y respiré tratando de recomponerme, y cúando lo hice coloqué mis dos dedos en mi frente buscando alguna presencia conocida.

Debía teletransportarme, o al menos eso quería. Había visto muchas veces al señor Goku hacer eso y lo habia aprendido con su ayuda. Sin embargo, lo más cercano de fuerza que encontré alrededor de la colina fue Icarus, el gran dragón que antes solía ser pequeño, ahora era gigantesco y hasta incluso ya tenía una familia.

—Genial—murmuré llegando hasta la colina y viendo al animal junto a su pequeño hijo de color morado oscuro—¿Cómo has estado, Icarus?—pregunté, éste solo pareció gruñir y se acercó a mi cómo si fuese un pequeño bebé, antes cabía entre mis manos, ahora era imposible—A mi también me agrada verte después de todo este tiempo, Gran dragón.

Desde mi niñez, había pasado jugando horas con Gohan e Icarus en las montañas, la mayoría de veces riéndonos de anécdotas divertidas. Además, aún recordaba cuándo éste me había contado el momento en el que Icarus y él habian interrumpido el entrenamiento de Picoro en la cascada. Había sido muy divertido escuchar eso, según el pelinegro, él estaba silbando y el dragón bailaba y repetía sus movimientos. Todo terminó con una gran reprendida de parte del señor Picoro hacia ellos.

Borré aquel pensamiento de mi mente con rapidez al notar que me estaba centrado en algo distinto y solté un suspiro pensando en posibles soluciones; Kamehouse no era una buena opción ya que solo preocuparía más a Roshi y no quería hacerlo. Definitivamente no volvería a la Corporación Cápsula, y la casa de Gohan no era una opción cómo ya lo había dicho.

¿Qué debería hacer?

Definitivamente vivir en una colina no favorecería a mi limpieza personal, aunque amaba estar en el campo, con los animales y la hermosa vegetación exótica de este lugar, también odiaba adquirir aquellos olores asquerosos.

—Así que...—la voz en mi cabeza me sobresaltó, por la forma seria en la que lo decía supe que era el kaio del Norte, el gran amigo de Goku—decidiste escapar, ¿eh?

—Eso parece, ¿no lo cree?—agregué despectivamente, realmente le tenía mucho respeto, pero con todo lo que estaba sucediendome ahora simplemente deseaba estar sola—Qué tontería.

Desde mi posición, logré escuchar que éste había soltado una risa mientras parecía que se escuchaban más ecos junto a él, podía oir la voz de Gregory y también a Bubbles, ambos causando tanto ruido cómo siempre.

—Dalem—llamó otra voz mucho más tranquila que las demás, supe al instante de quién se trataba—Hola

—¿Señor Goku?—pregunté en un desliz y con curiosidad. Quizás simplemente había sido un juego de mi mente pero por la impresión me había levantado a buscar a mi alrededor—¿Es usted?

—Si—habia contestado él riendo y pude imaginar que se rascaba la nuca, justo como su hijo solía hacerlo, pero al instante su voz sonó serena—Pequeña Dalem, ¿Te encuentras bien?

—De echo si, pero...—tenía planeado seguir respondiendo, pero una duda se estancó en mi cabeza con mucha fuerza—¿Cómo demonios pueden hablar conmigo?, ¡Se supone que ambos están muer...

—¡Dalem!—interrumpia el Kaio del norte con serenidad—Cuida tu vocabulario.

—No dije nada malo—me atreví a responder de forma calmada y con una sonrisa. Desde pequeña me había gustado molestarlo, verlo enojado era lo que yo más solía disfrutar desde que lo había conocido—De todas formas, ¿cómo rayos pueden hacer eso?

—Es justo como la técnica que tiene Picoro de comunicarse con otros, solo nos basta con encontrar tu ki y ya—informaba el kaio—Goku puede comunicarse contigo mediante mi, pensé que ya lo sabias.

Era cierto, sabía algo parecido, pero nunca en mi vida había intentado pensar que el señor Goku se comunicaría conmigo a través de esa dichosa técnica. Por otro lado y aún escuchándolo, me limité a tranquilizarme cerrando los ojos para ocultar mi ki lo más rápido posible antes de qué alguien más supiera mi ubicación.

—Dalem—volvió a llamar el kaio con voz serena—Lo único que te aconsejaría es que debes conseguir una casa, quizás puedas rentar una...pero primero debes conseguir un trabajo.

—Eso ya está listo—interrumpí, pude oír que Goku soltaba un risita diciéndole un "te lo dije" en voz baja que yo había escuchado perfectamente—Creo que fue muy fácil.

—Perfecto—pude oír al señor Goku hablar—ahora solo no debes dejar de estudiar.

—¿Qué?—pregunté con confusión. No tenía ni la menor idea de porqué el señor Goku había dicho que continuase con el estudio, a él nunca le había gustado—Oiga Señor Goku, ¿usted se encuentra bien?

Justo en ese instante no pude evitar recordar el único momento en que lo había visto preocuparse por los estudios de ese modo; Durante el cumpleaños de Gohan, antes de derrotar a Cell, en lugar de ir a pescar con él y Krilin, nos mandó a estudiar a ambos incluso antes de que la celebración comenzase para que Milk no se enojase más al ver que su esposo y su hijo estaban convertidos en saiyajins.

Al final, todos a excepción de la mujer habíamos ido a pescar, por otro lado la celebración acabó muy bien, descartando el hecho de que cúando Gohan habia soplado las velas de su pastel, hizo que el dichoso postre se esfumase y nos cayera en el rostro a todos. Luego la señora Milk, tan inteligente cómo siempre, había sacado un nuevo pastel de cumpleaños pues había predicho que algo asi sucedería.

—Vaya Goku, es muy raro que te preocupes por los estudios—la voz serena del kaio me despertó, así que me limité a seguir oyendolos—Me has dejado totalmente confundido.

—¿Por qué se sorprenden?—preguntó el señor Goku, pude imaginar que hacia su típico rostro de ofendido y reí a la par que lo oía soltar un suspiro—No es para tanto.

Aún oyendolos y claramente sin desconcentrarme, me senté en la colina a pensar sobre eso unos segundos. Quizás el dinero del trabajo no alcanzaría para seguir en la dichosa preparatoria, y quizás eso estaba bien. Seria muy fácil de esa forma, así solo me concentraría en los gastos realmente importantes.

—No tengo ningún problema si dejo de estudiar, digo...

—¡Dalem!—reprendió el kaio, escondí una mueca de culpa por haberlo echo enojar y suspiré—Estás en la tierra, si no estudias lo necesario no saldrás adelante, no siempre tendrás las increíbles habilidades que tienes, no siempre vas a ganar.

—Kaiosama tiene razón, Dalem—aportó Goku al instante—Para las personas de la tierra los estudios son la prioridad—pude oír que decía y solté un suspiro—Vamos Dalem, solo inténtalo—susurró con su típica voz—Con eso Milk se sentirá orgullosa por una vez más.

Quizás debía hacerle caso a Goku, sabia perfectamente que a él no le encantaban los estudios, pero a Milk si, y no quería perder la gran confianza que tenía con aquella mujer. Su esposa era una de las mujeres que más había influido en mi vida, me había echo reír, llorar e incluso, al inicio de todo, me había echo sentirme en familia con unas simples personas que comenzaron siendo desconocidas para mi.


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Aclaración: La historia está más centrada en la Saga de Majin boo, cómo ya lo saben.

Pequeña pregunta; Bueno, quizás la mayoría no sabe pero es la primera vez que hago una historia con respecto a un personaje de anime. ¿Qué tal voy?

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