💗31💗

Tanjiro levantó la vista hacia el cielo nocturno, donde luces y destellos de colores iluminaban la lejanía. Un bullicio alegre y vibrante flotaba en el aire, acompañado del aroma a comida recién hecha y dulces tradicionales.

-Parece que hay un festival en el pueblo- murmuró con una sonrisa.

Nezuko, a su lado, inclinó la cabeza con curiosidad, mientras Inosuke fruncía el ceño.

-¿Festival?- repitió el chico de la cabeza de jabalí, parpadeando con desconfianza.

Zenitsu, que hasta entonces había estado en silencio, aprovechó la oportunidad y sonrió con picardía.

-¡Oh! ¡Es cierto, Inosuke no sabe lo que es un festival!- exclamó, golpeando sus palmas con entusiasmo -Es un lugar donde hay juegos, comida deliciosa y muchas luces. ¡Es divertido!-

Tanjiro asintió.

-Podría ser una buena forma de relajarnos un poco. Hemos estado entrenando y preparándonos, pero un descanso no nos haría daño.-

Zenitsu se giró hacia Inosuke con una sonrisa traviesa.

-¿O qué, tienes miedo de divertirte- provocó, con un brillo en los ojos.

Inosuke bufó de inmediato, cruzándose de brazos.

-¡Como si yo tuviera miedo de algo tan estúpido como un “festi-bal”!-

Zenitsu se acercó aún más, inclinándose con un tono meloso.

-Entonces, ¿vas a ir? ¿O te da miedo la multitud? ¿O quizás no puedes resistirte a la idea de estar conmigo en un lugar tan bonito?-

Inosuke lo miró fijamente con el ceño fruncido… y luego le dio un golpe leve en la cabeza.

-¡Claro que voy, idiota! ¡Voy a probar toda la comida y ganarle a quien sea en lo que sea!-

Zenitsu rió satisfecho.

-Entonces, vámonos antes de que se acaben los dulces.-

Tanjiro y Nezuko intercambiaron una mirada divertida antes de seguirlos.

Sin saberlo, esa sería una de las últimas noches de paz antes de la tormenta.

Zenitsu caminaba a su lado, observándolo con curiosidad. Inosuke solía ser inquieto, desbordante de energía, siempre dispuesto a llamar la atención con su actitud ruidosa y desafiante. Pero ahora, rodeado por la multitud que disfrutaba del festival, parecía… sereno.

-Es raro verte así- murmuró Zenitsu, inclinando la cabeza mientras lo observaba de reojo.

Inosuke, que hasta ese momento solo miraba las luces y los puestos con expresión neutral, parpadeó ante el comentario.

-¿Así cómo?- gruñó, volviendo su mirada hacia él.

-Tranquilo. Normalmente estarías gritando sobre quién puede comer más o desafiando a alguien en un juego. Pero solo… estás caminando- dijo Zenitsu con una sonrisa ligera.

Inosuke bufó y desvió la mirada.

-No es nada- dijo con indiferencia.

Pero Zenitsu frunció los labios, dudando de su respuesta. Lo conocía lo suficiente como para saber que cuando decía "no es nada", generalmente significaba que sí lo era. Y como buen terco que era, no iba a dejarlo pasar.

Sin previo aviso, alzó las manos y, con un movimiento rápido, le quitó la máscara de jabalí.

-¡Hey!- Inosuke gruñó, sorprendido, pero antes de poder arrebatársela de vuelta, Zenitsu lo miró fijamente.

Los ojos de Inosuke, normalmente intensos y decididos, estaban más abiertos de lo normal. No mostraban la misma fiereza de siempre. Había un ligero brillo de nerviosismo en ellos, apenas perceptible… pero suficiente para que Zenitsu lo notara.

-¿Inosuke…?- susurró, su voz ahora más suave.

El chico de cabello oscuro apretó los dientes y apartó la mirada.

-Tsk. Te dije que no es nada…- susurró, pero su tono carecía de la seguridad de antes.

Zenitsu no dejó de observarlo, incluso cuando Inosuke trató de actuar con normalidad y seguir caminando. Sin su máscara, su expresión era más transparente, y por más que intentara ocultarlo, Zenitsu pudo notar cómo su mandíbula estaba ligeramente tensa y sus manos se cerraban en puños a los lados de su cuerpo.

El festival estaba abarrotado. Las risas y conversaciones se mezclaban con el sonido de los tambores y las campanillas. Los aromas de la comida flotaban en el aire, y la multitud seguía moviéndose sin un rumbo fijo. Para cualquiera, podía ser una escena animada y festiva. Pero para alguien como Inosuke, que siempre había preferido la amplitud del bosque y el silencio de la montaña, era un caos abrumador.

Aun así, seguía caminando, sus pasos rígidos pero determinados.

-Inosuke…- murmuró Zenitsu, notando cómo los hombros del chico se tensaban cada vez más con cada paso que daban.

-¡Tch! ¡¿Qué?!- espetó él, con un tono más agresivo de lo normal.

Zenitsu no respondió de inmediato. En cambio, se acercó más a él, hasta que sus brazos casi se rozaron. Luego, con un movimiento suave pero firme, tomó la mano de Inosuke entre la suya.

El contacto hizo que el otro se detuviera en seco. Inosuke abrió los ojos con sorpresa, sintiendo el calor de la palma de Zenitsu envolviendo la suya.

-No tienes que fingir conmigo- susurró Zenitsu, esbozando una pequeña sonrisa -Si esto te pone nervioso, está bien. No tienes que soportarlo solo.-

Inosuke tragó saliva, sintiendo cómo su pecho se apretaba con algo que no sabía describir. Su primer impulso fue apartar la mano y gruñir, decir que él no tenía miedo de nada. Pero, por alguna razón, no pudo.

En lugar de eso, apretó los labios… y entrelazó sus dedos con los de Zenitsu, sosteniéndolo con más fuerza.

Zenitsu no soltó la mano de Inosuke mientras lo guiaba entre la multitud, acercándose al puesto de comida más cercano. Tanjiro y Nezuko ya estaban allí, observando con interés los distintos platillos que se ofrecían.

-¡Mira, Inosuke! ¡Tienes que probar esto!- Zenitsu señaló un plato con brochetas de carne glaseada -¡Son tan suaves y dulces que se derriten en la boca!-

Inosuke, aunque aún se veía tenso, frunció el ceño con curiosidad. El aroma le resultaba tentador.

-Hmph…- bufó, tratando de recuperar su actitud de siempre -No veo qué tiene de especial… ¡Pero probaré todo lo que haya!-

Tanjiro sonrió con amabilidad, extendiéndole una brocheta.

-La comida de los festivales siempre tiene un sabor especial- comentó -Es como si llevara el espíritu de la celebración.-

Nezuko asintió con entusiasmo, sosteniendo su propio platillo con ambas manos.

Inosuke tomó la brocheta y la mordió con rudeza, solo para que sus ojos se abrieran con sorpresa al sentir el sabor jugoso y dulce de la carne.

Zenitsu lo observó con diversión.

-Te gusta, ¿verdad?- dijo con una sonrisa burlona.

Inosuke se cruzó de brazos con aire desafiante, aún masticando.

-¡No es gran cosa!-

Pero su mano ya se estaba estirando para tomar otra.

La escena era tranquila, con el bullicio del festival de fondo y el aroma de la comida llenando el aire. Poco a poco, sin darse cuenta, Inosuke comenzó a relajarse, dejando que la calidez de la compañía lo envolviera.

Mientras Inosuke comía con hambre, Zenitsu lo observaba con una sonrisa divertida. Siempre le sorprendía cómo podía devorar la comida sin ningún tipo de etiqueta.

-Oye, Inosuke, ¿quieres probar algo más delicioso?- preguntó Zenitsu con tono travieso, sosteniendo un pequeño dulce entre sus dedos.

Inosuke lo miró con recelo, entrecerrando los ojos.

¿Qué es eso?-

—Algo dulce, te va a gustar —Zenitsu sonrió con picardía y, sin previo aviso, llevó el dulce a los labios de Inosuke de una forma intencionadamente provocadora.

Inosuke parpadeó, sorprendido por la cercanía, y sin pensarlo mucho, abrió la boca para tomarlo. Pero en vez de solo morder, atrapó el dulce con los labios… y los de Zenitsu en el proceso.

Zenitsu se quedó congelado por un instante, su rostro completamente rojo. Inosuke, en cambio, se separó rápidamente, mascando el dulce con expresión de satisfacción.

-¡Oye! ¡Eso fue trampa!- Zenitsu protestó, tocándose los labios con sorpresa.

-¡Era mi comida, la tomé rápido!- Inosuke cruzó los brazos con una expresión desafiante, aunque su propio rostro tenía un leve tinte rojizo.

Tanjiro y Nezuko, que estaban al otro lado de la mesa, solo se miraron entre sí, conteniendo una risa.

-¡Eso no fue solo tomar la comida, fue un beso!- Zenitsu insistió, señalándolo con el dedo.

Inosuke gruñó levemente, sujetó a Zenitsu por los hombros y lo inclinó levemente hacia él, su mirada seria y decidida.

-¡Eso no fue un beso! Esto sí es un beso.-

Sin darle tiempo de reaccionar, Inosuke se inclinó y lo besó con firmeza, haciendo que la protesta de Zenitsu se ahogara en un sonido sorprendido.

Ahora, el que estaba completamente nervioso era él.

Zenitsu, con el rostro completamente rojo, puso sus manos en el pecho de Inosuke y lo empujó ligeramente, alejándolo apenas unos centímetros.

-¡Ya deja de hacer eso!- protestó con voz temblorosa, tratando de ocultar su propio nerviosismo.

Inosuke ladeó la cabeza, sin entender la reacción de Zenitsu.

-¿Por qué? Dijiste que lo otro era un beso y quería demostrarte cómo se hace bien.-

Zenitsu apretó los labios, mirándolo con una mezcla de incredulidad y vergüenza.

-¡No puedes simplemente besarme cada vez que quieres ganar una discusión!-

Inosuke frunció el ceño y cruzó los brazos.

-¿Entonces cómo se gana?-

Zenitsu se cubrió el rostro con las manos, soltando un quejido frustrado mientras Tanjiro y Nezuko miraban la escena con diversión.

Zenitsu, aún con las mejillas ardiendo, respiró hondo tratando de calmarse. No podía dejar que Inosuke tuviera siempre la última palabra en todo.

-¡Bah! ¡Da igual!- exclamó, sacudiendo la cabeza -Mejor hagamos otra cosa. ¡Vamos a jugar!-

Sin darle tiempo de reaccionar, Zenitsu tomó la mano de Inosuke y lo jaló hacia un puesto de juegos. Inosuke, aún confundido, dejó que lo llevara, aunque seguía mirándolo con curiosidad.

-¿Jugar?- repitió Inosuke con desconfianza -¿Y eso qué tiene que ver con lo que estábamos haciendo?-

Zenitsu casi tropieza al escuchar esa pregunta.

-¡Nada! ¡Absolutamente nada! ¡Cierra la boca y concéntrate en ganar algo para mí!- le exigió, señalando el juego de pesca de peces dorados.

Inosuke entrecerró los ojos, analizándolo.

-Hmmm... Suenas sospechoso.-

Zenitsu desvió la mirada, apretando los labios.

-¡Solo juega!-

Inosuke miró el pequeño aro de papel que le habían dado para pescar los peces dorados y luego observó la pecera con una expresión de total confusión.

-¿Y ahora qué? ¿Cómo se caza esto?- murmuró, frunciendo el ceño.

Zenitsu suspiró, ya esperando algo así.

-No se caza, Inosuke. Se pesca —le explicó con paciencia -Mira, tienes que sumergir esto con cuidado y atrapar un pez antes de que el papel se rompa.

Inosuke observó la débil red con escepticismo.

-¿Esto? ¡Se va a romper en cuanto toque el agua!-

-Por eso hay que ser delicado- dijo Zenitsu, tomando la mano de Inosuke sin pensarlo -Mira, así.-

Guiando su mano con suavidad, Zenitsu lo ayudó a mover la red con precisión, inclinándose un poco más cerca para asegurarse de que lo hiciera bien. Inosuke podía sentir el calor de su cuerpo pegado al suyo, su respiración tranquila y concentrada.

-Ves ese de ahí- susurró Zenitsu, apuntando con el dedo -Muévete despacio… sí, así…-

Inosuke, por una vez, se quedó en silencio, siguiendo las indicaciones sin protestar. Su pecho se sintió raro, como si algo le hiciera cosquillas por dentro, pero no apartó la mano. Zenitsu tampoco parecía darse cuenta de lo cerca que estaban.

El pez se acercó a la red, moviendo su pequeña cola dorada, y...

Justo cuando el pez se movió ligeramente hacia la red, Inosuke hizo un movimiento demasiado brusco, rompiendo el papel de inmediato.

-¡Maldición!- gruñó, frunciendo el ceño mientras el pez nadaba lejos de él.

Zenitsu soltó una risa suave, sin soltar su mano.

-Te lo dije, tienes que ser delicado- dijo con una sonrisa burlona -A ver, intenta otra vez, pero ahora hazlo como si estuvieras acariciando una flor.-

Inosuke giró la cabeza para mirarlo, con una expresión entre confundida y desafiante.

-¿Qué clase de comparación es esa?-

Zenitsu suspiró, rodando los ojos.

-Mira, solo… deja que te ayude otra vez.-

Esta vez, en lugar de solo guiar su mano, Zenitsu se acercó más, pegando su pecho contra la espalda de Inosuke y colocando sus dedos sobre los suyos con más firmeza.

-Relájate- susurró cerca de su oído, sintiendo cómo el cuerpo de Inosuke se tensaba un poco.

Inosuke tragó saliva sin entender por qué su rostro se sentía tan caliente de repente. Pero, obedeciendo por una vez, dejó que Zenitsu guiara el movimiento con calma.

El pez dorado nadó justo debajo de la red, y con un movimiento preciso y delicado, lograron atraparlo sin romper el papel.

-¡Ahí está!- exclamó Zenitsu con alegría -¿Ves? No era tan difícil.-

Inosuke miró el pez moviéndose en la red, pero en lugar de celebrar, giró un poco el rostro y observó a Zenitsu.

La forma en la que sonreía, sus ojos iluminados bajo las luces del festival, la emoción genuina en su expresión…

-Oye, Zenitsu- murmuró sin pensar.

-¿Hmm?- Zenitsu se volteó a verlo, aún sonriendo.

Sin darse cuenta, Inosuke se inclinó un poco hacia él, sus rostros más cerca de lo que habían estado en toda la noche.

Zenitsu se quedó paralizado por un momento, sintiendo la respiración de Inosuke rozar su piel.

-¿Q-qué pasa?- preguntó en un murmullo, sin poder apartar la vista de los ojos intensos que lo observaban con seriedad.

Inosuke no respondió de inmediato. Simplemente lo miró, como si estuviera procesando algo importante, como si la imagen de Zenitsu tan cerca de él lo hiciera entender algo que no había considerado antes.

Sus ojos bajaron fugazmente a los labios de Zenitsu, y su corazón latió con fuerza.

-…Nada- murmuró finalmente, apartando la mirada y dando un paso atrás.

Zenitsu parpadeó varias veces, aún sintiendo su rostro arder.

-¡No hagas eso!- exclamó, cruzándose de brazos -¡Me asustaste por un momento!-

Inosuke resopló, volviendo a centrar su atención en el pez dorado que aún tenía atrapado.

-No fue nada…-

Pero en el fondo, sabía que sí lo había sido. Que algo dentro de él había cambiado en ese instante.

Zenitsu sostuvo el pez dorado con ambas manos, observándolo con una sonrisa triunfante. Pero mientras lo veía moverse con suavidad en el pequeño recipiente con agua, su mente no dejaba de pensar en otra cosa.

El modo en que Inosuke lo había mirado.

No era la primera vez que sentía su atención sobre él, pero esta vez había sido diferente. Esa intensidad, esa pausa… Inosuke nunca se detenía a mirar algo sin razón.

Se mordió el labio inferior, sintiendo su propio corazón latir más rápido.

Entonces, con una decisión repentina, se giró hacia Inosuke, quien seguía observando el agua como si intentara ocultar lo que sentía.

-Oye…- llamó Zenitsu en un tono más bajo, más suave.

Inosuke levantó la cabeza, sus ojos azules aún reflejando las luces del festival.

Zenitsu tragó saliva y, sin pensarlo mucho más, tomó la mano de Inosuke con la suya, entrelazando los dedos con lentitud.

-¿Q-qué haces?- Inosuke parpadeó, sorprendido, sin apartar su mano.

Zenitsu sonrió con cierta timidez, pero sin soltarlo.

-Nada…- respondió, repitiendo la misma palabra que Inosuke había dicho antes.

Pero ambos sabían que no era "nada". Era todo.

Zenitsu, con una sonrisa traviesa y el rostro ligeramente sonrojado, tomó la mano de Inosuke entre la multitud. La música del festival llenaba el ambiente, y las parejas comenzaban a moverse al ritmo de la danza tradicional.

-¿Recuerdas aquella vez…?- murmuró Zenitsu, acercándose un poco más a él.

Inosuke lo miró confundido.

-¿Qué cosa?-

Zenitsu dejó escapar una risa suave, moviendo la mano de Inosuke con la suya, como si guiara un paso de baile.

-La lluvia. La primera vez que bailamos. Fue así…-

Y con delicadeza, colocó la mano de Inosuke en su cintura, justo como aquella vez.

Inosuke se quedó en silencio por un momento. Su mano sobre la cintura de Zenitsu se sentía cálida, y aunque la música era diferente, el sentimiento era el mismo que aquella vez bajo la lluvia.

Zenitsu comenzó a moverse lentamente, guiándolo con suavidad. Sus pies se deslizaban con gracia entre la multitud, pero su atención estaba completamente en Inosuke.

-Fue así…- repitió en un susurro, comenzando a tararear suavemente, como aquella vez.

El rostro de Inosuke se tiñó de rojo, recordando lo mucho que le había gustado esa primera danza, pero esta vez, había algo más. Algo en la forma en que Zenitsu lo miraba, en cómo su voz vibraba en su pecho.

-Zenitsu…- murmuró, sin saber qué decir, solo dejándose llevar.

-¡Esto no es musica lenta!- sonreía tanjiro -¡Aceleren el paso!-

Zenitsu sonrió al escuchar a Tanjiro.

-¿Ves? ¡Tienes que moverte más, Inosuke!- dijo con entusiasmo, tirando un poco de su brazo para hacerlo girar.

Inosuke frunció el ceño, pero en lugar de quejarse, apretó la mano de Zenitsu y dio un paso firme hacia adelante, acortando la distancia entre ellos.

-¡Entonces enséñame bien!-

Zenitsu rió, sorprendido por la iniciativa de Inosuke, y comenzó a moverse con más rapidez. La música los envolvía, sus pies seguían el ritmo acelerado del festival y sus risas se mezclaban con la algarabía a su alrededor.

-¡Eso es! ¡Así se hace!- gritó Tanjiro mientras giraba con Nezuko, quien reía en silencio pero con evidente felicidad.

Inosuke, ahora más confiado, jaló a Zenitsu para hacerlo girar con fuerza, logrando que el rubio tropezara y terminara aferrándose a su pecho.

-¡E-Eso fue demasiado!- se quejó Zenitsu, con el rostro ardiendo.

Pero Inosuke solo lo miró fijamente, con su agarre firme en su cintura.

-No me importa, esto es divertido.- dijo con una sonrisa ladina, inclinándose un poco más hacia él.

La música seguía su curso, y con cada nota, Inosuke y Zenitsu se movían como si el mundo a su alrededor hubiera desaparecido.

Las luces del festival los envolvían en un resplandor dorado, reflejándose en sus ojos llenos de emoción. La multitud seguía disfrutando del festival, pero para ellos dos, solo existía la melodía y el calor de sus manos entrelazadas.

Tanjiro, que aún bailaba con Nezuko, se detuvo un momento para observarlos. No era solo un baile; era la conexión de dos almas en perfecta sincronía. Inosuke, con su naturaleza salvaje, había encontrado en Zenitsu una forma de moverse con suavidad, y Zenitsu, con su inseguridad constante, ahora se entregaba con confianza a los pasos que compartía con él.

Cuando la última nota de la canción resonó en el aire, Inosuke y Zenitsu se quedaron quietos, con la respiración agitada, mirándose fijamente. No dijeron nada, pero sus sonrisas transmitieron todo lo que sentían en ese momento: felicidad pura.

Entonces, se dieron cuenta de que estaban justo en el centro de la pista. Un silencio momentáneo cayó sobre ellos… hasta que un estallido de aplausos los hizo sobresaltarse.

-¡Eso fue increíble!- exclamó Tanjiro con una gran sonrisa, aplaudiendo con entusiasmo.

Alrededor, la gente del festival los ovacionaba, algunos silbando en señal de celebración. Nezuko juntó sus manos, mostrándoles una mirada enternecida.

Zenitsu, con el rostro encendido, se llevó las manos a la cara.

-¡Nos estaban viendo todo este tiempo!- gimió, completamente avergonzado.

Inosuke parpadeó varias veces, antes de encogerse de hombros con una gran sonrisa.

-¡Por supuesto que lo hicieron! ¡Somos los mejores!- declaró con orgullo, sosteniendo aún la mano de Zenitsu.

Zenitsu parpadeó varias veces, sorprendido.

Observó a Inosuke, esperando ver alguna señal de nerviosismo, ese ligero temblor en su mirada cuando se encontraba entre demasiada gente. Pero en su lugar, lo vio con una sonrisa amplia, el pecho hinchado de orgullo, sosteniendo su mano con firmeza.

Era extraño. No, más bien, era asombroso.

Hace un rato, Inosuke estaba incómodo en la multitud, como si cada persona a su alrededor representara una amenaza. Y ahora, ahí estaba, aceptando la atención de todos con seguridad.

Zenitsu sintió un leve calor en su pecho.

-Oye…- murmuró, mirándolo con una mezcla de asombro y ternura -No te estás escondiendo.-

Inosuke giró el rostro hacia él con curiosidad.

-¿Ah? ¿De qué hablas?-

Zenitsu le sostuvo la mano un poco más fuerte.

-Estás… disfrutándolo. Todo esto. La gente, la música, el ruido… Estás aquí, sin miedo.-

Inosuke parpadeó, como si apenas estuviera procesando lo que Zenitsu decía. Luego, sonrió con suficiencia.

-¡Obvio! ¡Solo un débil se sentiría incómodo con esto!-

Zenitsu soltó una risa suave, sin decirle que, hace apenas unas horas, ese “débil” era él.

Pero en el fondo, sabía la verdad.

Inosuke se veía así de seguro porque él estaba ahí.

Tanjiro, con su energía siempre contagiosa, aplaudió emocionado al verlos tan cerca. Sin poder contener su entusiasmo, llevó las manos a los lados de su boca y gritó con fuerza:

-¡¡Beso, beso, beso!!-

Por un instante, Inosuke y Zenitsu lo miraron con incredulidad.

Pero entonces, como si Tanjiro hubiera dado la señal de inicio, la multitud comenzó a corear junto a él:

-¡¡Beso, beso, beso!!-

Zenitsu sintió su rostro arder de inmediato.

-¿¡Pero qué haces, Tanjiro!?- exclamó con voz temblorosa, girando hacia la multitud que los animaba con sonrisas y aplausos.

Inosuke, en cambio, se cruzó de brazos con orgullo.

-¡Claro que sí! Si la multitud lo quiere, la multitud lo tendrá.-

Zenitsu lo miró, completamente rojo.

-¿¡Qué…!?-

Antes de que pudiera reaccionar, Inosuke tomó su rostro entre sus manos y, con una sonrisa traviesa, se inclinó sobre él, acercándose peligrosamente.

-¡Ven aquí, llorón!-

Zenitsu sintió su corazón saltar en su pecho mientras la multitud estallaba en vítores y risas.

Antes de que Zenitsu pudiera decir algo más, Inosuke lo tomó con firmeza y lo besó sin reservas. No fue un beso tímido ni suave, sino uno salvaje, impulsivo, como todo lo que él hacía.

Zenitsu abrió los ojos de golpe, completamente sorprendido, pero en cuanto sintió el calor de Inosuke, su mente se nubló. Sus manos, casi por inercia, se aferraron a los hombros del chico frente a él.

La multitud estalló en vítores y aplausos.

-¡¡ESO ES, INOSUKEEEE!!- gritó Tanjiro con entusiasmo, mientras Nezuko aplaudía con alegría.

Inosuke, sintiendo la adrenalina correr por su cuerpo, decidió que no era suficiente. Con una sonrisa atrevida, inclinó un poco más a Zenitsu, profundizando el beso.

Zenitsu, ya sin escapatoria, se dejó llevar. Sus párpados cayeron poco a poco, correspondiendo a ese beso que, aunque feroz, empezaba a volverse más lento, más sentido… más suyo.

Los aplausos aumentaron cuando el beso se prolongó, la multitud disfrutando el espectáculo.

Cuando finalmente se separaron, Zenitsu estaba sin aliento, con el rostro ardiendo y la mirada perdida en los ojos de Inosuke.

-¿Q-qué fue eso…?- murmuró, aún aturdido.

Inosuke sonrió con autosuficiencia y, sin soltarlo, respondió con orgullo:

-¡Eso fue un verdadero beso, llorón!-

Mientras la algarabía del festival continuaba a sus espaldas, Zenitsu e Inosuke comenzaron a alejarse, caminando sin rumbo fijo bajo las luces titilantes de los faroles de papel. Tanjiro y Nezuko se quedaron atrás, dándoles su espacio, sonriendo ante la felicidad que irradiaban ambos.

El aire nocturno era fresco, calmando el calor de la emoción reciente. Zenitsu, con las mejillas aún encendidas, caminaba en silencio, recordando la sensación de los labios de Inosuke sobre los suyos. A su lado, Inosuke también parecía perdido en sus pensamientos, pero con una expresión de satisfacción y orgullo.

-Oye…- murmuró Zenitsu, rompiendo el silencio. -¿Te diste cuenta de todo lo que pasó hoy?-

Inosuke giró la cabeza para verlo. -¡Obvio! Nos empachamos de comida, atrapaste un pez raro y después bailamos mejor que todos los demás.-

Zenitsu soltó una pequeña risa. -Sí, pero… me refería a nosotros.-

Inosuke parpadeó y se llevó una mano a la barbilla, como si analizara sus palabras. Después de un momento, respondió con seguridad:

-Ah, sí. También te di un beso increíble.-

Zenitsu se llevó una mano al rostro, completamente sonrojado. -¡No tienes vergüenza!-

Inosuke sonrió con picardía. -¿Y por qué debería tenerla? ¡Tú te veías feliz!-

Zenitsu apretó los labios, sin poder contradecirlo. Porque sí, se había sentido feliz. Más que eso, había sentido una calidez que le llenaba el pecho de una manera que no entendía del todo, pero que no quería perder.

-Tienes razón…- admitió en voz baja, mirando a Inosuke de reojo.

El chico de la máscara ladeó la cabeza. -¿Eh?-

Zenitsu le sonrió con dulzura. -Que tienes razón.-

Inosuke lo observó por un instante antes de soltar una carcajada triunfante.

-¡Ja! ¡Lo sabía!-

Zenitsu suspiró, pero sin perder la sonrisa. Caminó un poco más cerca de él, y sin pensarlo mucho, entrelazó sus dedos con los de Inosuke.

Esta vez, Inosuke no lo apartó.

Mientras caminaban, Tanjiro los observó de reojo, notando cómo sus manos permanecían entrelazadas de manera natural. Sonrió para sí mismo, sintiendo una calidez en el pecho al ver lo felices que se veían juntos.

Pero Zenitsu, siempre atento, notó la sonrisa cómplice de Tanjiro y frunció el ceño de inmediato.

-¡Oye, Monjiro!- exclamó, aún sonrojado -¡Tú también te pasaste al gritar eso con la gente!-

Tanjiro soltó una risa nerviosa, rascándose la nuca.

-Lo siento, lo siento… Pero bueno, la multitud ya lo estaba diciendo, y además…- desvió la mirada hacia ellos con una sonrisa traviesa -fue un buen cierre para la noche, ¿no crees?-

Zenitsu bufó, todavía con las mejillas encendidas, mientras Inosuke simplemente soltó una carcajada orgullosa.

-¡Ja! ¡Claro que lo fue! ¡Hice que todos aplaudieran nuestro beso!-

Zenitsu soltó un suspiro exagerado, mirando al cielo como si pidiera paciencia, pero al final no pudo evitar sonreír.

Tanjiro rio bajo, mirando hacia adelante. Aunque sabía que la batalla contra Muzan se acercaba, esa noche había sido un respiro, un instante donde el amor y la felicidad habían tenido su momento en medio de la oscuridad. Y eso, más que nada, le daba esperanza.

~~~~~~

Los cuatro se encontraban sentados en el tejado de la Finca Mariposa, contemplando los fuegos artificiales que iluminaban el cielo nocturno con colores vibrantes. Nezuko, con sus ojos brillando de emoción, se abrazaba a Tanjiro mientras él le dedicaba una sonrisa dulce.

Inosuke, por su parte, estaba completamente fascinado. Cada explosión de luz lo hacía abrir los ojos con asombro y soltar exclamaciones llenas de emoción.

-¡WOOOAH! ¡ESTALLÓ COMO UN DEMONIO EXPLOTANDO! ¡HÁGANLO OTRA VEZ!- gritó con entusiasmo, moviéndose de su lugar.

Zenitsu, con un suspiro, lo tomó de la muñeca y lo hizo sentarse de nuevo.

-¡Ya cállate, jabalí escandaloso! ¡Nos van a regañar!-

Pero cuando Inosuke se acomodó, Zenitsu no pudo evitar mirarlo de reojo. La luz de los fuegos artificiales se reflejaba en su piel, resaltando cada rasgo de su rostro: esos ojos grandes y expresivos, su sonrisa genuina y pura, la manera en que su cabello enmarcaba su cara con suavidad.

Sin darse cuenta, Zenitsu murmuró en voz baja:

-Tu rostro...-

Inosuke parpadeó y giró la cabeza hacia él.

-¿Eh?-

Zenitsu apenas se dio cuenta de lo que había dicho y sintió cómo su rostro se calentaba. Pero Inosuke lo observó con atención, como si buscara algo en su expresión.

-¡Ahhh! ¡Ya sé!- exclamó de repente -Es igual a la primera vez que me viste, ¿verdad? ¡Te volví a parecer una mujer!-

Zenitsu sintió que su alma abandonaba su cuerpo.

-¡N-no es eso, idiota! ¡Deja de decirlo así!-

Pero Inosuke, divertido, se inclinó hacia él con una sonrisa traviesa.

-Entonces, ¿qué era?-

Zenitsu desvió la mirada, cruzándose de brazos, pero no pudo evitar sonreír un poco.

-Nada... solo me sorprendió lo bonito que se veía tu cara iluminada por los fuegos artificiales.-

Inosuke lo miró fijamente por unos segundos antes de asentir con satisfacción.

-¡JA! ¡Sabía que te gustaba mi cara!-

Zenitsu se cubrió el rostro con las manos mientras Tanjiro y Nezuko soltaban risitas al verlos.

Los fuegos artificiales seguían estallando en el cielo, pero en ese momento, en ese pequeño rincón del tejado, todo parecía estar en calma.

Zenitsu seguía cubriéndose el rostro con las manos, su piel ardiendo de la vergüenza. No podía creer que había dicho algo así en voz alta.

Inosuke, en cambio, bajó un poco la cabeza y dejó escapar una pequeña risa. Fue un sonido bajo, casi inaudible, pero lo suficiente para que Zenitsu se sobresaltara y lo mirara con confusión.

-¿D-de qué te ríes?-

Inosuke apoyó un brazo sobre su rodilla y con una media sonrisa miró al cielo, donde los fuegos artificiales seguían iluminando la noche.

-De que todo es tan distinto ahora.-

Zenitsu parpadeó, sin entender del todo a qué se refería.

-Cuando te vi por primera vez- continuó Inosuke -pensé que eras un llorón ruidoso y débil, alguien molesto que hablaba demasiado.-

Zenitsu frunció el ceño, sintiéndose un poco ofendido.

-¡Oye! ¡Eso sigue sonando horrible!-

Inosuke soltó otra risa corta, ignorando su queja.

-Y ahora... eres un llorón ruidoso y molesto, pero menos débil.-

Zenitsu sintió un tic en el ojo.

-¡Sigues insultándome, maldición!-

Inosuke se giró hacia él, apoyando el mentón sobre su mano, mirándolo con cierto aire de curiosidad.

-Pero... también me agrada eso.-

Zenitsu se quedó en silencio.

-Antes no entendía por qué te aferrabas tanto a cosas como la amistad o el amor. Me parecían tonterías. Pero ahora...-

Hizo una pausa, como si estuviera escogiendo con cuidado sus palabras, algo poco común en él.

-Ahora sé lo que se siente.-

Zenitsu lo miró fijamente.

-Inosuke...-

El chico jabalí soltó un resoplido y se cruzó de brazos, desviando la mirada.

-Y tú, ¿qué pensaste cuando me viste por primera vez?-

Zenitsu parpadeó y desvió la mirada con incomodidad.

-Pues... que eras una chica hermosa... hasta que abriste la boca.-

Inosuke se echó a reír, recordando la escena.

-¡Sí! ¡Tu cara de horror cuando me quité la máscara fue divertidísima!-

Zenitsu se cruzó de brazos y bufó.

-Aún no supero ese trauma...-

Inosuke lo miró con una expresión más tranquila, más suave.

-Si lo piensas bien, al final los dos estábamos equivocados con lo que pensábamos del otro.-

Zenitsu lo observó, y una sonrisa pequeña y genuina apareció en su rostro.

-Sí... supongo que sí.-

Se quedaron en silencio por unos instantes, viendo cómo el cielo se iluminaba con más destellos de colores. En ese momento, sin necesidad de palabras, ambos entendieron lo mucho que habían cambiado... y lo mucho que se querían.

Zenitsu se quedó observando a Inosuke en silencio, sus ojos reflejando el brillo de los fuegos artificiales. Su expresión era suave, llena de una ternura que rara vez dejaba ver.

Sin pensarlo demasiado, llevó una mano al rostro de Inosuke, sosteniéndolo con delicadeza, acariciando su mejilla con el pulgar.

Inosuke parpadeó sorprendido, su respiración quedándose atrapada en su pecho.

-¿Qué haces?- murmuró, pero su voz no sonaba molesta, sino más bien intrigada.

Zenitsu lo miró fijamente, recorriendo cada detalle de su rostro con la mirada. Sus ojos femeninos, su piel ligeramente bronceada, el leve sonrojo que se había extendido en sus mejillas sin que se diera cuenta.

-No puedo creer cuánto hemos cambiado…- susurró.

Inosuke sintió que su estómago se revolvía de una manera extraña, pero no incómoda.

-Antes no nos soportábamos. Yo pensaba que eras un bruto sin remedio, tú pensabas que yo era un debilucho llorón… y míranos ahora.-

Sus dedos se deslizaron suavemente por la mandíbula de Inosuke, haciendo que este sintiera un leve escalofrío.

-Me emociona pensar en lo que nos depara el futuro- continuó Zenitsu, con una pequeña sonrisa en los labios -Si hemos llegado hasta aquí… ¿qué más nos espera?-

Inosuke lo miró fijamente, sintiendo su pecho arder ante aquellas palabras.

No sabía qué responder. No tenía idea de lo que vendría después.

Pero en ese momento, con Zenitsu mirándolo así, con su mano tibia sobre su piel, sintió que no importaba.

Porque sin importar lo que pasara… quería estar con él.

Inosuke sintió su corazón acelerarse. Era extraño. No estaba peleando, no estaba corriendo ni esquivando ataques, pero su pecho latía con fuerza, su piel ardía y su respiración se volvió un poco inestable.

Zenitsu todavía tenía su mano sobre su rostro, y sus palabras seguían resonando en su cabeza.

"Me emociona pensar en lo que nos depara el futuro."

Inosuke apartó la mirada, sintiendo el calor subir por su cuello hasta sus orejas.

Zenitsu notó su reacción y parpadeó sorprendido. ¿Inosuke… estaba nervioso?

Queriendo comprobarlo, giró levemente su rostro para ver a Tanjiro, quien los había estado observando con una sonrisa.

Tanjiro entendió al instante lo que esperaba Zenitsu y, con la emoción brillando en sus ojos, abrió la boca y susurró:

-Beso, beso, beso…-

Inosuke sintió su estómago dar un vuelco.

-¡¡BASTAAAA!!- soltó, completamente rojo, empujando a Zenitsu de su espacio personal.

Pero Zenitsu no perdió el equilibrio, y en lugar de alejarse, sonrió.

-Si tanto te pones así…- susurró.

Antes de que Inosuke pudiera responder, Zenitsu acortó la distancia y lo tomó desprevenido.

Con suavidad pero sin dudar, acercó su rostro y lo besó.

No fue un roce torpe ni un accidente impulsivo como otras veces.

Fue un beso firme, decidido, cargado de todo lo que no habían dicho en palabras.

Los fuegos artificiales explotaron en el cielo.

Pero para Inosuke, lo único que explotaba en ese momento era su pecho.

Inosuke sintió el calor de los labios de Zenitsu contra los suyos, y por un instante, su mente se quedó en blanco.

No había ruido, no había gente, no había cielo iluminado por los fuegos artificiales.

Solo estaba Zenitsu.

Suavemente, Zenitsu se separó apenas unos centímetros, dejando escapar una exhalación temblorosa.

-¿Te gustó…?- preguntó con voz apenas audible, con una mezcla de nerviosismo y emoción.

Inosuke lo miró fijamente, sintiendo su rostro arder como nunca antes. Su instinto le gritaba que reaccionara, que hiciera algo, pero sus músculos estaban tensos, inmóviles.

Entonces, sin pensarlo demasiado, llevó su mano a la nuca de Zenitsu y lo jaló hacia él, uniéndolos en un segundo beso, más torpe, más impulsivo, pero completamente genuino.

Zenitsu apenas pudo procesar lo que pasaba antes de que sus ojos se cerraran y su cuerpo se relajara ante la calidez de Inosuke.

Tanjiro y Nezuko observaban la escena con sonrisas cómplices.

-Creo que no le disgustó…- murmuró Tanjiro divertido.

Nezuko asintió, llevándose una mano a la boca para esconder una pequeña risa.

Los fuegos artificiales seguían iluminando el cielo, pero para Inosuke y Zenitsu, todo el brillo estaba en su propio mundo, en la calidez que compartían en ese momento.

~~~~~

Bajaron lentamente de la azotea, aún sintiendo la emoción palpitante en sus pechos. La noche seguía iluminada por los últimos destellos de los fuegos artificiales, pero el ambiente era mucho más tranquilo.

Tanjiro y Nezuko se detuvieron en el pasillo, dándose la vuelta para mirarlos con una sonrisa.

-Descansen- les dijo Tanjiro con dulzura -Hoy fue un buen día, ¿no creen?-

Zenitsu asintió con una sonrisa nostálgica. -Sí… uno de los mejores.-

Nezuko los miró con ternura y les hizo un pequeño gesto de despedida antes de seguir a Tanjiro hacia sus habitaciones.

Ahora solo quedaban ellos dos.

Por primera vez en toda la noche, el silencio se hizo presente entre ambos. No era incómodo, pero sí diferente. Algo había cambiado, y los dos lo sabían.

Inosuke, sin decir palabra, caminó con pasos lentos hacia su habitación, pero justo cuando estaba por abrir la puerta, sintió la mano de Zenitsu sujetando su muñeca con suavidad.

-Oye…- susurró Zenitsu, mirándolo con cierta timidez -Esta vez… quiero agradecerte por el día de hoy.-

Inosuke ladeó la cabeza, sin soltar su mano.

-Fue divertido, ¿no?- dijo, con un brillo en sus ojos.

Zenitsu sonrió, asintiendo.

-Sí… lo fue.-

Por un momento, ambos se quedaron quietos, sintiendo la calidez de la piel del otro. Ninguno quería separarse todavía.

Zenitsu inspiró hondo, reuniendo valor.

-Buenas noches, Inosuke.-

Inosuke titubeó un instante antes de soltar su mano con suavidad y murmurar, con la voz más baja de lo normal:

-Buenas noches, Zenitsu.-

Con un último cruce de miradas, cada uno entró en su habitación, cerrando la puerta detrás de ellos.

Y aunque estaban separados, sus corazones seguían latiendo con la misma intensidad, como si aún estuvieran bailando bajo las luces del festival.

Inosuke acomodaba con brusquedad su futón, sacudiéndolo un par de veces antes de dejarse caer sobre él. Su mente aún vibraba con las emociones del día: la música, la multitud, la calidez de Zenitsu… y ese último beso que aún le hacía sentir un cosquilleo en los labios.

Estaba por acomodarse cuando escuchó pasos acercándose.

-¿Inosuke?- Tanjiro asomó la cabeza por la puerta con su sonrisa amable de siempre -¿Puedo pasar?-

Inosuke bufó, pero asintió con la cabeza. Tanjiro entró y se sentó frente a él, cruzando las piernas con tranquilidad.

-Hoy fue un día increíble, ¿verdad?- dijo con un tono tranquilo, mirando al techo con nostalgia -Todos nos divertimos mucho, pero tú y Zenitsu…- hizo una leve pausa antes de sonreír con calidez -Se veían tan bien juntos.-

Inosuke lo miró con extrañeza, ladeando la cabeza.

-¿Bien juntos?-

-Sí, como… bueno, como una pareja.-

Inosuke parpadeó sin comprender del todo.

-¿Pareja?-

Tanjiro soltó una risa suave, apoyando los codos en sus rodillas.

-Me refiero a que parecían novios.-

Inosuke frunció el ceño y repitió la palabra, como si intentara probar su sonido.

-¿Novios? ¿Qué es eso?-

Tanjiro se sorprendió por la pregunta, pero luego sonrió con paciencia.

-Son dos personas que se gustan mucho y deciden estar juntas, compartir momentos, apoyarse… algo como lo que tú y Zenitsu han estado haciendo.-

Inosuke abrió la boca para responder, pero se quedó callado un momento.

-¿Yo y Zenitsu somos eso?-

-Bueno, ¿tú qué crees?- Tanjiro inclinó la cabeza, curioso -¿No lo son ya?-

Inosuke frunció los labios y negó con firmeza.

-No… no lo hemos dicho.-

Tanjiro levantó una ceja.

-Pero… la forma en que se ven, la forma en que se buscan…-

Inosuke bajó la mirada, pensativo. Luego, con voz más baja, murmuró:

-Hicimos una promesa.-

Tanjiro parpadeó, intrigado.

-¿Promesa?-

Inosuke asintió, sus manos apretando las cobijas de su futón.

-Después de los demonios… después de todo esto… Zenitsu y yo…-

Se detuvo, como si las palabras se enredaran en su garganta.

Tanjiro lo miró con ternura, comprendiendo poco a poco.

-Tal vez… esa promesa también significa que serán novios.-

Inosuke levantó la vista y se quedó mirando a Tanjiro por un instante. Luego, sin decir más, se dejó caer en su futón, cubriéndose el rostro con los brazos.

Tanjiro sonrió con suavidad y se puso de pie.

-Descansa, Inosuke.-

Cuando Tanjiro salió de la habitación, Inosuke se quedó en silencio, su pecho subiendo y bajando con lentitud.

Novios…

Zenitsu y él… después de los demonios…

Se giró hacia un lado, abrazando su almohada, sintiendo una calidez extraña en su pecho.

Tal vez… tal vez sí lo eran. Solo que aún no lo sabían.

--------------------------------------------------------------

Si han llegado hasta aqui les agradezco que hayan leido el capitulo
Le puse mucho esmero ya que es uno de los capitulos más especiales de la historia, a mi parecer

Espero que les guste leerlo como a mi me gusto escribirlo

Porfavor voten, comenten y recomienden esta bonita historia

Bai~

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top