27.
El día siguiente llegó rápidamente, y aunque todo parecía estar en orden, Inosuke no podía evitar sentirse extraño. Era un tipo fuerte, alguien que se enfrentaba a cualquier reto sin dudarlo, pero ahora, con Zenitsu, todo parecía más complicado. El recuerdo de esa noche llena de besos y confesiones seguía rondando su mente, ni hablar de la noche de su primera vez, y por alguna razón, no podía dejar de sentirse nervioso.
Zenitsu, por su parte, estaba más relajado de lo que Inosuke podía estar, pero eso solo hacía que Inosuke se sintiera aún más incómodo. Sabían que se amaban, no había duda de eso. Pero la forma en que Zenitsu lo miraba, con esos ojos llenos de cariño, hacía que Inosuke se retorciera por dentro.
Inosuke se encontraba en la sala, tratando de distraerse con algo, pero no podía concentrarse. Su mente estaba llena de pensamientos de Zenitsu. Cada vez que recordaba su sonrisa, ese abrazo, el beso que compartieron, se sentía un nudo en el estómago.
De repente, Zenitsu entró en la habitación, con su habitual sonrisa radiante, como si no hubiera notado la lucha interna que Inosuke estaba atravesando.
-¡Buenos días, mi jabalí favorito!- dijo Zenitsu, acercándose a él con una sonrisa tan brillante que hizo que Inosuke se sintiera aún más nervioso.
Inosuke se quedó quieto, mirando a Zenitsu sin saber cómo reaccionar. ¿Qué debía decir? ¿Cómo debía actuar ahora que todo había cambiado entre ellos? Aunque sabía que Zenitsu era amable y no lo presionaría, la cercanía de su compañero lo ponía en una situación que nunca había tenido que enfrentar antes.
-¡Deja de decirme eso!- gruñó Inosuke, pero su tono no tenía la misma fuerza que antes. Estaba más nervioso de lo que quería admitir. No podía mirar directamente a Zenitsu sin sentirse completamente fuera de lugar.
Zenitsu se acercó un paso más, observando a Inosuke con curiosidad. Sabía que algo estaba pasando por su cabeza, que algo no estaba bien, pero no sabía cómo abordarlo.
-¿Qué pasa?- preguntó con suavidad, sin burlarse, solo con una genuina preocupación. -Pareces más raro de lo normal. ¿Algo te molesta?-
Inosuke, sintiendo el calor subir a su rostro, no supo qué decir. Sabía que había algo evidente, pero no quería admitirlo. No quería mostrar lo que sentía, aunque en su pecho lo estaba sintiendo con fuerza. La sensación de amor que había estado creciendo desde esa noche lo hacía sentirse vulnerable.
-No pasa nada.- dijo rápidamente, girándose para evitar el contacto visual. -¡Solo déjame en paz!- gruñó, aunque su voz temblaba ligeramente, delatando su nerviosismo.
Zenitsu, viendo la reacción de Inosuke, dio un paso más, hasta quedar justo frente a él. Su sonrisa seguía presente, pero había una ternura en ella que Inosuke no podía ignorar.
-Inosuke...- murmuró, tocando suavemente su hombro. -No tienes que esconderlo. Yo también siento lo mismo que tú. No tienes que ponerte nervioso, ¿sabes?-
Inosuke, sintiendo que su corazón latía más rápido, se giró abruptamente para mirar a Zenitsu, pero esta vez, no pudo esconder su incomodidad. Estaba atrapado entre lo que quería decir y lo que sentía. Las palabras se atascaban en su garganta.
-No sé qué estás diciendo...- dijo, sin poder mantener la mirada. -¡Deja de mirarme así!-
Zenitsu, comprendiendo finalmente lo que sucedía, dio un pequeño suspiro y se acercó aún más, sin presionarlo, pero con esa mirada suave que siempre tenía para él.
-Inosuke, no tienes que sentirte mal por lo que sientes.- dijo con ternura. -Yo también te quiero. Lo sabes, ¿verdad? Eso no va a cambiar.-
Inosuke, incapaz de contener más su nerviosismo, levantó las manos en un gesto frustrado.
-¡Eres un tonto!- exclamó, pero esta vez sin el mismo tono agresivo. Era más una manera de ocultar lo que realmente sentía. -¡No sé qué hacer con todo esto! ¡Nunca he estado en una situación así!-
Zenitsu sonrió, entendiendo más que nunca lo que Inosuke estaba experimentando. No lo presionó más. En lugar de eso, lo abrazó suavemente, sin palabras, solo rodeando a Inosuke con sus brazos de una forma cálida y protectora.
Inosuke, sorprendido por el abrazo, se quedó inmóvil por un momento, pero luego, algo dentro de él lo relajó. La calidez de Zenitsu lo envolvía, y aunque su mente seguía llena de dudas, en ese abrazo no había nada que temer.
-Está bien, Inosuke.- susurró Zenitsu, sin dejar de abrazarlo. -No tienes que entenderlo todo ahora. Solo... déjame ser parte de esto, ¿sí?-
Inosuke, sin responder inmediatamente, simplemente asintió en silencio, dejando que la sensación de estar tan cerca de Zenitsu lo calmara. Sabía que no todo sería fácil, pero en ese momento, solo quería disfrutar de la cercanía y el amor que compartían.
-Eres un tonto.- dijo, esta vez sin enojo, solo con una ligera sonrisa. -Pero... me gusta estar contigo.-
Zenitsu sonrió, abrazándolo con más fuerza.
-Lo sé, jabalí. Y yo también quiero estar contigo.-
~~~~~~~~
Han pasado un par de días desde aquella conversación, y aunque Inosuke aún no había logrado comprender completamente sus sentimientos, algo había cambiado. Algo dentro de él lo impulsaba a acercarse a Zenitsu, a buscarlo, a dejar que sus emociones lo llevaran sin miedo.
Esa mañana, al despertar, Inosuke no pudo evitar notar cómo la luz del sol entraba por la ventana, iluminando suavemente la habitación. Se giró hacia la cama y, aunque Zenitsu aún dormía, algo dentro de él lo hizo sonreír.
No quería despertar a Zenitsu de golpe, pero la necesidad de estar cerca de él, de sentir esa cercanía, era más fuerte de lo que imaginaba. Se inclinó hacia él, tocando ligeramente su brazo, como si estuviera buscando permiso para acercarse más.
Zenitsu, sintiendo el leve contacto, abrió los ojos lentamente, y al ver a Inosuke tan cerca, sonrió suavemente.
-¿Qué pasa, jabalí?- dijo Zenitsu con voz adormilada, pero sus ojos brillaban con ternura.
Inosuke se sintió avergonzado por haberlo despertado, pero la sonrisa de Zenitsu lo hizo sentir más tranquilo. Se tumbó a su lado, sin saber bien qué decir.
-Nada...- murmuró, su voz algo tímida, mientras se quedaba acostado al lado de Zenitsu. -Solo... quería estar cerca.-
Zenitsu, sin decir una palabra más, se giró hacia él y lo abrazó con suavidad, como si ya supiera lo que Inosuke necesitaba. El abrazo no fue apresurado ni lleno de urgencia, simplemente era un abrazo cálido, lleno de cariño. Inosuke, al sentir los brazos de Zenitsu alrededor de él, dejó escapar un suspiro, sintiendo cómo la tensión en su pecho se desvanecía.
-¿Sabes?- dijo Zenitsu, acariciando suavemente la espalda de Inosuke. -Te he estado esperando. Sabía que, tarde o temprano, dejarías de pelear contra lo que sientes.-
Inosuke, sintiendo la calidez de Zenitsu, se aferró un poco más a él, ya no con la inseguridad que sentía antes, sino con una necesidad de cariño que no sabía cómo expresar hasta ahora.
-No sé cómo hacerlo...- admitió, dejando escapar una leve risa. -Siempre fui un idiota, pero... me gustas, Zenitsu. No solo por lo que me haces sentir, sino por todo lo que eres.-
Zenitsu, sin dudarlo, lo miró a los ojos, sonriendo con esa ternura que solo él sabía dar. Antes de que Inosuke pudiera decir más, Zenitsu lo besó suavemente en los labios, un beso tierno, lleno de la calma que ambos necesitaban. Inosuke, sorprendido por el gesto, correspondió el beso, permitiendo que la suavidad de Zenitsu lo envolviera. Fue un beso corto, pero lleno de esa conexión sincera que habían estado buscando sin saberlo.
Cuando se separaron, Inosuke, aún un poco sonrojado, se acomodó contra Zenitsu, sintiendo cómo sus corazones latían al mismo ritmo.
-Me gusta estar contigo.- dijo Inosuke, sus palabras más suaves que nunca. -Nunca pensé que diría eso, pero... ya no quiero separarme de ti.-
Zenitsu lo abrazó un poco más fuerte, sin decir nada más. Solo lo sostuvo, sabiendo que las palabras no eran necesarias en ese momento. Inosuke se sentía más libre, más él mismo, sin barreras, sin miedo a mostrar lo que realmente sentía.
A lo largo del día, el cambio era claro. Inosuke comenzó a buscar más momentos para estar cerca de Zenitsu, sin pensar demasiado en lo que eso significaba. Se dejaba llevar por su necesidad de afecto, sin miedo a mostrar lo que había estado guardando. Lo abrazaba sin motivo, le daba pequeños besos en la mejilla o en la frente, disfrutando de la cercanía sin la presión de la situación.
Zenitsu, por su parte, recibía todo con una sonrisa tranquila, disfrutando de la manera en que Inosuke comenzaba a abrir su corazón. Se acercaba a él, lo besaba más veces, y no necesitaba explicaciones. Sabía que lo que compartían era real, y eso era suficiente.
Al caer la noche, Zenitsu se acercó a Inosuke mientras este se preparaba para dormir. Inosuke, sin pensarlo, lo atrajo hacia él, besándolo con suavidad, esta vez de forma más profunda, dejando que la pasión que se había estado acumulando entre ellos se liberara.
-Nunca pensé que llegaríamos hasta aquí.- dijo Inosuke, rompiendo el beso con una sonrisa.
-Ni yo... -dijo Zenitsu, sonriendo de vuelta. -Pero no me arrepiento de nada. Estoy feliz de estar aquí contigo, Inosuke.-
Inosuke, sintiendo que su corazón latía más fuerte por él, asintió lentamente. Esta vez, sin temor, sin reservas.
-Yo también, Zenitsu. Yo también.-
La noche había caído por completo, y la habitación estaba tranquila. Sin embargo, la tensión que había acompañado a Inosuke durante tanto tiempo había desaparecido, reemplazada por un sentimiento de paz que no esperaba. Ya no sentía esa necesidad de mantenerse a la defensiva o de ocultar lo que realmente sentía. Zenitsu lo había hecho sentir aceptado, tal como era.
Estaban juntos en la cama, y aunque el silencio los rodeaba, había algo en el aire que les decía que no necesitaban palabras. Inosuke había aprendido a disfrutar de esos momentos simples, donde estar cerca de Zenitsu era lo único que importaba. A veces, un simple roce, una caricia, o un beso hablaban más que cualquier palabra.
Zenitsu, sintiendo que Inosuke se había relajado más de lo habitual, lo miró con ternura y se recostó a su lado, tocando suavemente su brazo.
-¿Sabes?- dijo Zenitsu, con una sonrisa tranquila. -Hoy fue un buen día. Me siento... bien, contigo.-
Inosuke, sintiendo una calidez crecer dentro de él, giró la cabeza para mirarlo, sus ojos llenos de esa emoción que por tanto tiempo había mantenido oculta.
-Sí...- respondió Inosuke, sin apartar la vista de él. -Creo que me siento más... yo mismo ahora.-
Zenitsu, al escuchar eso, sonrió ampliamente, aliviado de que Inosuke finalmente pudiera relajarse con él.
-Eso es todo lo que quiero, Inosuke. Que seas tú mismo conmigo.- dijo Zenitsu, acercándose más y acariciando suavemente el rostro de Inosuke.
Inosuke, sin pensarlo mucho, cerró los ojos por un momento, disfrutando del contacto. Luego, lentamente, levantó una mano para colocarla sobre la de Zenitsu, guiándola hacia su rostro, como si no quisiera que se separara de él.
-Te quiero, Zenitsu.- dijo en voz baja, con sinceridad. Era la primera vez que lo decía sin reservas, sin dudarlo. No necesitaba palabras complicadas para expresar lo que sentía.
Zenitsu, con una sonrisa más suave, lo miró fijamente, sabiendo que, a pesar de las dudas y los miedos que Inosuke había tenido, ambos finalmente estaban en el mismo lugar. En ese momento, no había nada más que ellos dos.
-Te quiero también, Inosuke.- respondió Zenitsu, sus palabras llenas de cariño.
Con una risa suave, Zenitsu se inclinó hacia él, besándolo de nuevo, pero esta vez no fue un beso apresurado ni lleno de incertidumbres. Fue un beso largo y profundo, lleno de todo lo que habían guardado en sus corazones. Inosuke correspondió sin dudarlo, dejándose llevar por la suavidad de Zenitsu, como si ese beso fuera todo lo que necesitaban para sellar el entendimiento entre ellos.
Cuando se separaron, ambos se quedaron en silencio por un momento, respirando entrecortadamente, pero con una paz que Inosuke no había conocido antes. Ya no era solo el amor lo que compartían, era esa comodidad de saber que, aunque las cosas no siempre fueran fáciles, estarían allí el uno para el otro.
Inosuke, con una pequeña sonrisa en el rostro, dejó escapar un suspiro de satisfacción.
-Esto está bien.- dijo, casi en un susurro. -No me importa si soy un idiota... mientras tú estés aquí.-
Zenitsu, con su propia sonrisa de felicidad, acarició nuevamente el cabello de Inosuke, disfrutando del momento, sin preocuparse por nada más.
-No eres un idiota, Inosuke.- respondió con ternura. -Eres todo lo que necesito.-
Ambos se acurrucaron más cerca, el uno del otro, sabiendo que, por primera vez, no había barreras entre ellos. No era solo la pasión, sino el cariño sincero lo que los mantenía unidos.
Al caer el sueño, Inosuke se sintió más relajado que nunca. A pesar de que había sido un viaje difícil, sabía que había encontrado a alguien que lo entendía, que lo aceptaba sin necesidad de cambiar. Y eso, para él, era todo lo que necesitaba.
-----------------------------------------------------------------
Espero le haya gustado el caap, porfis comenten, voten pls que voten me hace pensar que la historia va por buen camino y me motiva a escribir masss
Bai~
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top