12. Celestial (Parte 2)

Link: Intenta dispararles entre el espacio de la parte delantera y trasera de la carreta, Romani - Le ordene. Asome la cabeza y vi a los cuatro bandidos cabalgando tras nosotros-

Al volver la mirada, me di cuenta que Romani, pese a estar apuntando, se mostró insegura.

Link: ¿Qué pasa? -pregunté confundido-

Romani: Romani jamás le ha disparado a una persona. No sabe si es lo correcto. -dijo en total inseguridad-

Link: Siempre lo hacemos con Ellos cada año. Esto es casi lo mismo. A mi tampoco me gusta herir personas, pero debes ser valiente, con tan solo tirarlos de sus caballos ya es suficiente, ¿entiendes?. -dije para animarla un poco, haciéndole ver que la paz todavía era una opción-

Romani: Sí... Romani puede hacerlo - la oí suspirar y volver a recargar su flecha-

Derrepente una flecha fallida salió despedida hacía nosotros, la vi pasar justo a mi lado. Ahora nos atacan y eso no era bueno. Sí le dan a la mula o Epona mientras van en movimientos, estamos acabados.

Link: ¡Ahora, Romani! ¡Dispara o nos van a dar! -le ordene estando tenso-

Y así lo hizo cuando escuche el sonido que hace una flecha al ser disparada.

Romani: ¡Rayos! Romani falló...

Link: ¡Aún tenemos suficientes flechas, no te preocupes!

Fuí exitoso al evadir los enormes arboles muertos dispersos frente al Pantano del Sur. Sentí como el lado derecho de la carreta se levantó al dar un giro, pero no importó demasiado. Subí la pequeña colina con el Observatorio Astronómico en la cima y dimos una brusca bajada la cuál nos hizo temblar.

Estoy tomando los obstáculos más complicados que pueda hallar para intentar mantener la distancia entre nosotros y evitar que se adelanten y puedan disparar de forma directa. Será más complicado darle el uno al otro, pero tengo toda mi fe depositada en Romani y sus habilidades con el arco.

Romani: ¡¡Romani le dio!! ¡Link, Romani tiro a uno! -gritó victoriosa-

Link: ¡Bien hecho! Pero no bajes la guardia, todavía quedan otros tres. Intenta no asomar la cabeza por demasiado tiempo.

¡Lo sabía! Sabía que Romani no me iba a decepcionar, nunca dude ni por un segundo. Pero no hay que festejar todavía antes de tiempo. Cruce entre los pilares de Ikana hasta pasar por el estrecho de Pico Nevado y sus estructuras, llendo en zig zag.

Nuestro mayor problema llego a la Gran Bahía, pues la arena del mismo hizo que las ruedas se hundieran entre ellas y nuestra velocidad se vio afectada. Mientras íbamos a mitad de camino, fue ahí que lo recibí.

Link: ¡Aghh!. -Grité en dolor, pues una flecha logro impactarme en el hombro derecho-

De no haber sido zurdo de nacimiento, ese disparo sin duda habría hecho que desvíe el volante contra una pared cercana. Pero mantuve la compostura pese a la adversidad.

Romani: ¡Link!

Link: ¡No te preocupes por mi, Romani! -le dije al instante, apretando los dientes- ¡Apuntale a ellos! ¡Esto no es nada! -Agarre la flecha clavada en mi y se la di a Romani- La vas a necesitar...

Reconozco que tal acción fue repugnante, pero era usar todos nuestros recursos posibles en su contra. Romani lo agarro con mucho asco y volvió a disparar.

Romani: ¡Ah! ¡Le di a uno, pero aún sigue en pie! -dijo perpleja. Supuse que la resistencia de ese bandido le sorprendió-

Link: Dispara otra vez, ¡dales dónde más les duela!.

Antes de salir de Gran Bahía y volver a pisar tierra firme, dos bandidos lograron igualar nuestra posición y se encontraron a nuestros costados, apuntando sus arcos hacía nosotros.

No sé como lo hice, pero un reflejo involuntario apoderó mi cuerpo; tome a Romani y nos obligue a bajar nuestros cuerpo tanto como fuese posible. Las flechas nos pasaron por encima, logré sentir su brisa contra mi nuca.

En contra de mis deseos, ambos bandidos no fueron recibidos por el proyectil del contrario, sino que se quedaron atrás al lograr adelantarnos gracias al firme pasto.

Para tomar represalias por ese disparo acertado anteriormente y su intento al atentar con nuestras vidas, acelere tanto como pude cuando llegamos otra vez al Pantano del Sur.

Link: ¡Agárrate fuerte, Romani! -la agarré y la senté-

Giré por detrás y vi que la distancia entre nosotros era considerable para mi siguiente plan; derrape sobre un tronco enorme e hice que la carreta la rodee sobre esté de tal forma que ahora vamos en dirección contraria, contra ellos.

Romani: ¡Link, esto es una locura! -grito sujeta a mi-

No le respondí, en su lugar, saqué el Escudo Espejo con el cuál nos cubrimos a ambos de cualquier flecha. Cuando vi al primero, no dude en ir a su dirección. Los tres parecieron aterrados al ver que iban a ser arrollados, pero no detuve el paso.

Fue Epona la afortunada que logró embestir tanto al caballo, como su jinete. Tras pasarlos, uno de los caballos no logró escapar a tiempo de nuestro arrollador paso, por lo tanto, fue golpeado por las ruedas en sus patas traseras.

Me di cuenta que ahora sólo quedaba un bandido. Ese se lo pienso dejar a Romani.

Romani: ¡Wow! ¡Bien hecho, Link! - me dijo con una gran sonrisa triunfal-

Yo la imite, ya podía probar la victoria contra la escoria que intento hacerle daño a ella y muy probablemente también a nuestro hogar.

Baje la velocidad, confiado en que lograriamos acabar con el último, también para darle un respiro a los equinos. Sin embargo, cuando volteé para echar un vistazo, ese último bandido no apareció.

Link: ¿Puedes verlo?. -pregunté en alerta-

Romani: Mmm... No, Romani no ve nada. -respondió de pie sobre el asiento y observando nuestro entorno-

Link: Seguro se ha ido... -detuve la carreta y suspire aliviado-

Logré relajarme sobre mi asiento y por fín tomar un respiro por lo ocurrido. Sentí mucha presión al no sólo preocuparme por mi, sino, y mucho más importante, por Romani. Todo terminó justo en la frontera entre Gran Bahía y el Pantano del Sur.

Todo acabo bien... o eso me gustaría decir. Analizando lo ocurrido llegué a una conclusión: la emboscada inicial parecía ser algo organizado. Estoy seguro de ello, nuestro encuentro con esos hombres no fue pura casualidad, cosa del destino o porque éramos simples víctimas al azar. No. Ellos nos buscaban específicamente a nosotros y cuando nos encontraron, atacaron. Está idea se vio todavía más reforzada por como nos seguían de manera persistente, includo al contar con armas para atacar y hacerles frente, e incluso vencer a uno de sus compañeros, entre otras cosas.

Primero los hermanos Gorman, después las Gerudo y ahora bandidos... ¿Qué está pasando? Parece que en Termina existe otro tipo de mounstruos: nuestra propia especie y similares.

Romani: ¡Romani y Link lo han hecho! ¡Hemos ganado! Ahora nuestro hogar está a salvo -gritó sacudiendo mi hombro-

Link: Sí, ya terminamos aquí... Volvamos a casa -dije tomando el volante- Ah, y no le cuentes nada a tu hermana, esto queda entre tú y yo. -le volví a decir, todavía pensativo-

Justo ahí, la carreta se movió. No por mi, sino porqué algo pequeño lo golpeó y entonces la temperatura aumentó.

Romani: ¡LINK! -grito horrorizada-

Mire por detrás de nosotros y una flecha encendida esparcio fuego sobre la carreta. Mis ojos se abrieron tanto como era posible, ¡ese maldito bandido está atacando con flechas de fuego!. Y lo que es peor... la carreta empezó a incendiarse casi de inmediato, pues la flecha cayó justo sobre la tela del mismo y llegó rápido a quemar la madera.

Link: ¡Maldición! -solté bajo una intensa presión- ¡Epona, corre!.

Cargue a Romani, huimos del fuego. Destroce las riendas que atan a los equinos con mi espada para que tuviesen la oportunidad de huir, y así lo hicieron.

Romani: ¡No! ¡la carreta, no!

Di la vuelta para encontrarme con nuestra carreta cubierta por un fuego que se lo llevó todo; la tela, las cajas, nuestra comida y la comida para nuestros animales eran consumidos por su hambre insaciable.

Pero nada de eso se le comparo al fuego creciente en furia que emana en mi interior. Mi corazón pálpito en ira y apreté los dientes por la rabia... Ya habían pasado la línea antes y ahora más, esto se volvió imperdonable.

Entonces oí galopes aproximándose, no eran de un sólo caballo, sino de varios.

Link: ¡Romani, detrás de mi! -dije sintiendo la amenaza venir y posicionado frente a ella, puesto a la defensiva-

Ahí fue cuando aparecieron los cuatro bandidos que nos persiguieron en un inicio, la mayoría heridos por las flechas, a excepción de uno que seguía intacto. Ninguno dijo nada, no hubo palabras o risas arrogantes que demuestre su superioridad, en lugar de eso, bajaron inmediatamente de sus caballos con cuchillos y espadas en mano. Iban a matarnos; sin ningúna explicación, sin compartir sus razónes, sin piedad.

No había nada que perdonar, esto se volvió personal en el momento que nos topamos en Ciudad Reloj. Nadie toca a mi família sin salir ileso.

Empuje a Romani lejos, y cuando el primero entró en mi alcance, le corte la cabeza de un simple tajo. Su cuerpo decapitado siguió caminando antes de caer. Otro, queriendo vengar a su compañero en furia, le rebane la mano con la cuál empuño su espada. Gritó en absoluto dolor y agonía, pero le cerré la boca con una patada. El tercero atacó, pero lo esquive fácilmente y le incruste mi espada directo al corazón. Murió al instante.

Fuí frío con sus muertes, no mostré emoción alguna ni hubo un sentimiento encontrado, lance ataques mortales a drede, simplemente hice lo que debía hacer. En si, esto no arreglará el problema o me dará respuestas sobre por qué nos atacaron o quién los envió, pero es un mensaje... un mensaje para todos quiénes intenten hacerle daño a mi hogar, los inocentes, y a todos en general.

El último pareció haber huido, pero en realidad intento ir por Romani. Corrí, estaba por alcanzarlo de sobra, pero no fuí yo quién acabo con ese malhechor, sino Epona.

Su aparición fue inesperada incluso para mi; su relincho distrajo al tipo. Mi comprendió el peligro y amenaza que él representa, así que arremetió su contra; agarró su cabeza usando su boca y lo lanzó por los aires. Cayó al suelo aturdido, ni siquiera tuvo la oportunidad de intentar levantarse cuando inmediatamente Epona lo empezó a pisotear con sus cuatro y poderosas patas. Por un momento sentí cierta lástima por el hombre, pero ellos se lo buscaron, no lo iba a salvar.

Sacudi mi espada para darle una rápida lavada y la desenfunde. Regresé con la intención de tomar a Romani y regresar a casa, lamentando haber perdido nuestra carreta que todavía seguía en llamas, una idea lo bastante mala para darle un infarto a Cremia, seguramente cumpliendo alguna preocupación que debió hacerse justo ahora por estar ambos tardando demasiado tiempo afuera. Yo tomaré toda la responsabilidad, sin excusas, sólo la verdad.

Sin embargo, al ver a Romani, averigüé que está aterrada, asustada, espantada, en pánico, no por las consecuencias de este encuentro o creer que falló en proteger su hogar por la carreta. Nada de eso, sino de mi. Lo puedo ver claramente; su cuerpo empezó a temblar, sus pupilas ya dilatadas por miedo extremo dedicadas a mi, y sus dientes solo sabían chasquear sin control. Me tiene miedo.

Intenté mantener la calma. Comprendo su miedo, era la primera vez que ve a alguien ser asesinado justo frente a sus ojos. Intenté acercarme para consolarla. Mi mundo se derrumbó cuando se alejó. Ese rechazo; se niega a quererme cerca. Ya no me reconoce, sus ojos nublados por el miedo no logran distinguir al Link que conoce, en vez, sólo hay un mounstruo.

Romani: L-los... -tartamudeo-

Link: Romani, no voy a...

Romani: Los mataste... -me acusó con un nudo en la garganta. Se cubrió la boca, viendo los cadáveres-

Interrumpi su visión y tome la iniciativa al acercarme para darle un abrazo, pero al extender la mano, Romani se puso en alerta y dio un paso atrás que la hizo tropezar sobre el césped, lo cuál empeoró la situación.

Romani: ¡No, Link! -chillo- ¡N-no me hagas daño!

Cayó en posición fetal; se cubrió las orejas y cerró los ojos tan fuerte como pudo. Jamás la había visto tan aterrada, y la peor parte es que yo era el responsable.

¿Cree que la voy a lastimar? Luego de tantos años juntos... ¿Me cree capaz de hacerlo? No. Yo jamás haría eso... Jamás se lo haría a nadie. Reconozco ser sobreprotector, pero yo... sólo quería verla a salvo.

"¡Asesino!"

Justo ahí recordé cuando todo comenzó. No me refiero a lo ocurrido está mañana, me refiero a mi primer día como héroe.

Nunca le hice daño. No me dieron la oportunidad de explicarme, simplemente me echaron.

"Lo has matado, ¡mataste al Árbol Deku!"
"¡Nunca te hemos querido y ahora menos!"
"Lárgate, ¡no vuelvas nunca!".

Apreté los puños para así evitar que la aflicción me invada. Debía ser fuerte, fuerte para ella y no permitirle al dolor volver.

Link: Jamás te haría daño... -Hablé en voz baja, suave y empatizando-

Caminé otra vez. Deje caer mis armas, ahora no tengo nada conque herirla. Intento ocultar la cabeza, pero no me detuve, y al estar lo suficientemente cerca, la abrace. Al principio se resistió, le asustaba estar cerca del hombre malo que creía tener al frente, hasta que reunió toda su fuerza de voluntad para abrir los ojos y verme. Parecía verse insegura, quizá también se juzga a si misma por haber sido partícipe de este encuentro, una cómplice. Coloque mi mano sobre su cabello. Logré captar una corta reacción al hacerlo, pero su rostro todavía seguía en shock y tampoco tenía ganas de hablar.

Link: No fue tu culpa. -seguí con el mismo tono usado anteriormente- Sé que... tienes una mala imagen de mi ahora, pero no tienes por qué temer. Créeme cuando te digo que hago este tipo de actos con el único propósito de protegerte a ti, tu hermana y a muchas personas. Pero nunca, nunca me verás levantar un arma contra personas que no lo merecen. En especial a personas tan importantes en mi vida como tú, mi pequeña hermana

Su rostro reflejó sorpresa ante dichas palabras. Hasta ahora me había dado cuenta que me referí a ella como una hermana; una persona con la cuál naciste, crecieron juntos y tienen la misma sangre. Puede que ambos hubiéramos nacido en lugares distintos, en circunstancias distintas, en tiempos distintos y con distinta sangre, pero compartir un hogar y verla crecer, pasando de ser una niña a una adolescente ya bastó para considerarla como tal.

Romani: Tú... ¿De crees eso? ¿Así ves a Romani?. -Logré alejar sus miedos y ahora se veía segura-

Link: Sí. -volví a hablar, sonriendo. Yo también deje ir mis temores- Cuando te conocí, encontré a una niña muy valiente y fuerte, decidida en proteger su hogar de todas las cosas aterradoras, pese a ser muy infantil, un poco torpe aveces... -soltó una por ese último comentario-

Romani: Tú no te quedas atrás. Siempre dices hacer todo por nuestra seguridad. Romani te admira y también te ve como su hermana -respondió avergonzada. Hallé sus ojos húmedos y los limpié-

Sus palabras fueron una melodía llena de afecto que endulzaron mis oídos y le hizo bien a mi corazón.

Link: Ven, te llevare a casa... Epona y yo buscaremos a la mula de tu hermana. Cuándo llegue le explicaré todo lo ocurrido, ¿te parece bien?.

Ella asintió en respuesta. Hice que le diera la espalda a los cadáveres, logrando con exito que se olvidase de ellos, y la encaminé en dirección al Camino Lácteo. Estaba aferrada a mi; estás cosas no se olvidan fácilmente, así que asumo que es su manera de sobrellevarlo e intentar olvidarlo. Al menos logre empatizar con mi hermana. Tomara algo de tiempo, pero tarde o temprano cosas así ya no le parecerán aterradores.

No intento dar a entender que sea algo común o normalizar para Romani ver gente morir, ni mucho menos. Intento decir que no debe por qué perjudicarse demasiado, pues lo hecho hecho está y es mejor seguir adelante, todo bajo mi punto de vista.

Link: ¿Y tu paleta? ¿Se te ha caído?.

Romani: Sí... Ha Romani se le cayó mientras ibamos en la carreta -dijo con pena-

Link: No te preocupes, después te compro otro mucho más grande, lo prometo. -acaricié su cabeza para darle más consuelo-

Mientras seguíamos, noté desde el rabillo del ojo a Romani darse la vuelta. La detuve e hice que viera al frente sin decir nada. Pero su respuesta fue todo lo contrario; insistía en seguir viendo sobre su hombro, algo llamó su atención.

Link: No tienes que ver. -dije negando ese último pensamiento-

Romani: No... -se mostró conmocionada- ¿No eran cuatro personas?

Link: ¿C-cómo dices...? -dije sintiendo huelco en el corazón-

Volteé a ver los cuerpos sólo para darme cuenta que uno había desaparecido. En lugar de cuatro, son tres.

Link: Quédate aquí, Romani. No te muevas -dije alarmado y en voz alta-

Fuí apresurado a ellos para buscar algún rastro del cuerpo faltante. Al estar cerca logré identificar cuál desapareció: era aquel a quién le ampute la mano. Ya veo, debí considerar la posibilidad de que pudiera sobrevivir. Al fin y al cabo, no era un corte tan mortal.

Fue ahí en que por fín me tome la molestia de observar detenidamente el aspecto de estos malhechores, y decir que vestían con ropas andrajosas no era una idea del todo cierto, pues bajo esos mantos llevaban puestos abrigos muy similares el uno del otro. Algo así como un... uni... unifo... ¿Cuál era la palabra? ¡Oh, sí! Uniforme.

Un chispazo en forma de imágenes me hizo recordar de golpe aquél hombre que nos molesto a Cremia y a mi durante el Carnaval del Tiempo, y justo me di cuenta que vestía igual a estos tipos, pero ninguno de ellos se le parece. ¿Acaso existe una conexión? No, debe se cosa mía, son demasiadas coincidencias.

Esto dejo en mi muchas dudas e inquietud. No puedo permitirle a ese tipo escapar. Debía encontrarlo y ponerle fin a esto o representará una seria amenaza para el rancho en un futuro. Imagino que recurrirá a la venganza junto a quién, supongo yo, es su líder.

Mirando sobre mis alrededores, algo captó mi atención; logre captar unas manchas mezcladas entre la arena de Gran Bahía. Di escasos pasos hasta llegar a ellos. Un camino carmesí se formó hasta Pico Nevado.

Lo habría perseguido inmediatamente, pero primero es lo primero: Romani.

Mientras regresaba, encontré a Epona bajar su cabeza sobre Romani y ella en respuesta la abrazo. Esa acción de su parte era raro, pues mi yegua suele ser muy tímida con todos menos yo, pero apreció de corazón verla hacer eso.

Link: Gracias, Epona... -agradecí cuando llegué a ellas y le sonreí-

Después de eso, volví a estar serio y me puse a la altura de mi hermana, lucía nerviosa y sin saber que decir o hacer.

Link: Escucha Romani, apartir de ahora me encargo yo. Epona te llevará de vuelta a casa mientras yo me ocupo del tipo que escapo. No me esperen tan pronto. Si no vuelvo en un día o dos... entonces serás tú quién proteja nuestro hogar. -dije gentil, pero firme. Era consciente de mis propias palabras y el impacto que podrían ocasionar-

Romani: ¡N-no! -soltó hiperventilando- No le digas eso a Romani... R-romani... ¡Romani quiere ir contigo!.

Link: No puedes. Esto es demasiado peligroso para ti. No me arriesgare a que te hagan daño.

Romani: ¡Por favor, Link! -insistió- Romani lo sabe, no es tan torpe como ustedes creen... -bajo la cabeza-  Ella sabe que Cremia y Link no la ven como una adulta de verdad, creen que no puede lograr grandes cosas por si sola, ¡pero no es verdad! ¡Romani también es una adulta, lo puede demostrar!.

Antes de volver a darle un No, encontré una imagen reflejada en sus ojos que me lo negó. Todo el mundo solía juzgarme o recibía sus burlas por ser un niño y creerme un héroe. Hasta cierto punto logré comprenderlo, pero era molesto que, pese a demostrar mi valía, seguía puesto en duda hasta querer verme darme por vencido. Por eso me sentí conmovido por su actitud al pensar de la misma manera que yo.

La imagen que vi en sus ojos era yo mismo. Vi renacer a mi yo de la infancia. Negarme a su petición y determinación sería como convertirme en aquellos que sólo me subestimaron por mi apariencia, mas no por mis actos. Por eso me costó decirle No a mi yo del pasado reflejado en Romani. Así pues, fuí más suave y cálido en mis palabras:

Link: ¿Sabes? Con todo lo que he vivido, creo que dentro de cada adulto existe todavía el corazón de un niño. Y al crecer, solo nos convencemos poco a poco que debemos actuar más como un adulto, madurar, ser como la gente espera que seamos, y dejar atrás a nuestro verdadero yo.

Se mostró algo confundida por esas palabras, pero luego pareció haberlo entendido a su manera. Seguro que, así como yo, me puse a pensar sobre alguna que otra situación en mi vida que reafirman esas palabras.

Link: Vamos, tenemos un hogar el cuál proteger. -le dije con una enorme sonrisa-

La tomó por sorpresa oírme decir eso, y más cuando le extendí la mano para aceptar su compañía. Presumió una sonrisa enorme. Juntos, iríamos a buscar quién y por qué nos atacó.


△ ▲

Pico Nevado ya no era la zona de antaño que solía ser por la influencia en Majora; las ventiscas eran débiles y frescas, hasta cierto podría decirse incluso agradables, el cielo azul podía verse claramente, los rayos del sol ya no podian ser obstruidas por nubes negras de la mano con una fina capa de niebla. El frío del mismo ya no te podía causar hipotermia, era un frío que hasta los Gorons podrían disfrutar, pese a su preferencia por el calor.

Y he nos aquí... sospechas que no quise reconsiderar se vieron cumplidas por esa fortaleza hecha de robles que tenemos al frente yo y Romani.

Ya no eran manchas rojas las que nos guiaron, estás ya fueron reemplazadas hace poco por huellas de pies apenas reconocibles como Hylianas. Las seguimos cuesta arriba entre la nieve, pasando de largo el Pueblo de la Montaña hasta llegar al camino que terminaba al Templo del Pico Nevado. Lo curioso era que aquellas rampas que sólo podían ser atravesadas con un Salto Goron fueron reemplazadas por puentes de madera muy resistentes, dándole la posibilidad de entrar y salir a cualquiera. Sin embargo, a mitad del camino, del lado izquierdo, nos topamos con un camino que originalmente no existía y pareciera ser que algo o alguien lo creó. Las huellas iban a esa dirección.

Las huellas terminaron frente a este lugar. Bajo un vistazo general desde afuera, era una guarida con forma cuadrada, sus paredes están echas con robles de árboles en posiciones verticales, atadas y unidas por firmes cuerdas hasta terminar con puntas afiladas en lo alto. Supongo que para evitar que los intrusos las escale. Además, en cada esquina parecía tener... "techos", a falta de una palabra mejor. Supuse, ya sea por el sentido común o pura intuición, que servían para que una persona pudiera posicionarse allí con un arco y vigilar los alrededores. Por último, antorchas fueron puestas al rededor de una puerta doble enorme, junto a una bandera que tiene encima con símbolos que no lograba identificar.

Romani: Allí debe estar, Romani no tiene dudas. -dijo sacando su arco-

Link: ¡Alto! -la detuve- Fíjate bien en esos techos que tienen; no hay nadie.

Romani: ¿Qué quieres decir?. -pregunto confundida?

Link: Se supone que alguien debería estar ahí vigilando, pero ese no es el caso. El bandido llego mucho antes que nosotros, seguro ya debió contarle a sus compañeros sobre nosotros y ahora nos esperan con otra emboscada. -le expliqué mientras nos escondi entre los árboles que le rodean-

Romani: ¿Y entonces que harán Link y Romani?. -dijo alarmada-

*Crack*

Saque mi espada, me di la vuelta y lo ataque antes que él a nosotros.

Bandido: ¡Aghh!. -gritó de dolor y cayó al suelo-

Romani: ¡Link!.

Lo sabía. En el instante que escuché esa rama romperse tras nosotros supe bien que eran ellos, ¿quién más si no?.

Link: ¡Nos atacan!. -advertí con armas en mano-

Conté una decena de bandidos saliendo de entre los árboles equipados con diversas armas, todos vistiendo de igual manera a los anteriores, usando esos uniformes.

Me coloqué al frente para encararlos y ser su centro de atención. Cuando el primero arremetió con una espada corta, mi escudo lo detuvo y contraataque sin dudar. Más temprano que tarde, me llevé una tremenda sorpresa; un bandido iba a darme un corte por el costado, pero antes de bajar el arma contra mi, una flecha le impacto el torso. Me volví para ver a Romani; su expresión es temerosa, pero sus acciones eran totalmente lo opuesto y no detuvo los disparos.

Ella mostró la verdadera esencia de la valentía. No tener miedo no te hace valiente, es tenerlo y aún así pelear hasta el final. No podía estar más orgulloso de mí hermana.

Levante mi arma contra quién me encontraba, ocasionalmente usaba Golpe con Escudo para desviar cualquier ataque. Sin embargo, me fue imposible usar adecuadamente Tajo Trasero, pues al intentar ejecutarlo, está fue inútil por culpa de la nieve, apenas si podía moverme al rodar, así que deje de usar esa técnica tan efectiva, mas no fue impedimento para vencer sin muchos problemas a unos cuántos.

"¡Concéntrese en el chico rubio!"

Al oír eso por parte de los bandidos pude sentir cierto alivio, pues significaba que serán más propensos en atacarme a mi y no irán por Romani. Así pues, los bandidos restantes vinieron por mi, fuí corriendo hacía ellos de frente y use ataques horizontales para herir a cuantos pudiera, siendo apoyado por Romani.

Poco tiempo pasó y antes de darme cuenta, la confrontación había acabado. Romani corrió hacía mi mientras recuperaba el aliento.

Link: ¿Estás bien?. -le pregunté haciendo lo mismo-

Romani: Sí, ¿y tú?. -me dijo preocupada-

Link: Yo también.

Ninguno de los bandidos caídos era por quién nosotros íbamos. Romani parecía querer decir algo, pero algo la interrumpió.

Volví a mirar la fortaleza, no porque nos dirigíamos hacía allí, sino porqué algo golpeaba con fiereza su puerta desde el interior. Ambos la encaramos y nos pusimos en guardia contra ello. Un golpe hizo volar numerosas astillas. Otro más dobló la madera y apenas pudimos deslumbrar la bestia.

Romani: Link. ¿Qué es está pasando? -preguntó en voz alta sin quitarle la vista de encima a la puerta-

Link: No lo sé -le respondí alarmado- ¡Preparate!

Un último golpe que tardo un poco en llegar la derribó por completo. Nos eche al suelo cuando una puerta que había salido volando hacía nosotros. Por poco y no la contamos.

Al levantar la vista pudimos ver al responsable, fue aquel hombre enorme frente al umbral; poseía una gran barba que le cubría casi por completo su rostro de la mano con su cabello castaño largo que parecía complementarse con la barba. Además, su vestimenta era distinta al resto, pues casi toda su ropa está hecha por pieles de animales que cubrían ese corpulento cuerpo.

Ambos cruzamos miradas, separados por unos diez metros de distancia. Aún con esa distancia debía levantar la mirada, pues el hombre media al rededor de 2 metros, superando mis 1.70 metros de altura.

"¡Es él!"

De pronto apareció detrás del gigante la persona que empezó todos estos problemas; el cliente de la noche pasada. Me señaló en desesperación y volvió a acusarme. Mas mi atención estaba con quién estaba hablando. No tarde mucho en concluir que era el líder de los bandidos gracias a como el antiguo cliente se refería a él como su "jefe" con respeto y miedo. En especial miedo.

Líder Bandido: Ya veo. -respondió una voz grave- Todos mis planes, esfuerzo duro y decisiones que me he tomado se han visto frustrados por culpa tuya. -acuso arrugando el rostro con una progresiva furia en aumento- ¿Sabes cuánto tiempo me ha tomado llegar a este punto y que en un santiamén? ¡Ahora debes morir!

En uno inesperado giro de los acontecimientos, el Líder Bandido tomó del cuello a su esbirro y lo levantó, separando sus pies del suelo mientras esté se movía y agitaba para zafarse de esas manos más grandes que su cabeza. Sus ojos mostraron una grave hinchazón entre lágrimas, y su rostro se tornó púrpura, luego azul por la evidente falta de aire.

Su tortura acabó con un crujido. Le rompió el cuello. En todo momento, ese mounstruo oculto bajo una piel humana, me veía con una pequeña sonrisa arrogante. Dejó el cuerpo caer sobre sus pies.

Inmediatamente mis instintos gritaron del peligro y se me erizó la piel por tal acto tan despiadado. Levanté las armas a la espera de un ataque. Eche un rápido vistazo a Romani; ambos teníamos la misma expresión de impacto y horror. Estaba claro que no sabía que decir. No importa, en realidad no hay nada que decir al respecto.

Puse a Romani detrás de mi cuando el líder dio unos pasos al frente, mirando al rededor. Parecía contar los bandidos que perdió. Su sola presencia perturbó la brisa, era la misma ventisca hostil que una vez asoló Pico Nevado. Ese cielo tan azul y hermoso radiente de paz, fue opacado por su sombra. Sus pasos destrozaba la nieve, casi haciendo temblar la tierra.

Líder Bandido: Acabaron con ellos rápidamente -nos dijo sin interrumpir sus pasos- Aparentas juventud y bondad, pero eres tú quién más se parece a nosotros.

¿Yo parecerme a ellos? ¿Cómo se atreve a compararme con una escoria bandida? Llego un punto en el que yo también le lance una mirada amenazante y apreté el mango de mi espada.

Cada vez perdía la paciencia al ver esa actitud tan arrogante; queriendo verse intimidante para desear imponer su voluntad sobre los demás. Lo odiaba. Odiaba esa actitud. No estoy seguro si era él quien directamente envió a sus hombres a matarnos, pero con el simple hecho de ser el líder de todos ellos ya eran razones suficientes para mi hacerlo responsable de cualquier acto contra nosotros.

Link: Romani -Me volví a ella- Vete, yo me encargaré de esto.

Romani: ¡No! Romani...

Link: ¡He dicho que te vayas! -le levante la voz y sin quitar la mirada amenazante-

Lo siento... no quería gritarte ni hacerte ver esa faceta mía, Romani.

Asintió cabizbaja y dio marcha atrás hasta desaparecer entre los árboles. Sin embargo, no pude evitar pensar que esa ligera tristeza sólo era un disfraz para ocultar sus ojos llenos de determinación.

Líder Bandido: ¡Ja! Ha estás alturas se habrá dado cuenta que ese arco no funcionará conmigo.

Volví a mirarlo, y sin mediar palabra me puse en posición para pelear. Al hacer esto provocó un estallido de risas por parte de mi enemigo.

Líder Bandido: Por un momento esperaba que te unieras a mi. Pero si ese es el caso...

Estiro las manos hasta la espalda hasta agarrar ese pedazo de madera que sobresale tras de él. Lo levantó, y reveló tener una espada con una hoja que, mientras lo desenfunda, parecía no tener fín. Al sacarlo la empuño con ambas manos y la apoyo sobre el suelo. Era un mandoble enorme; una monstruosidad del mismo alto que su portador. No parecía tener problemas al sostenerlo cuando la levantó en su propia posición de ataque.

El primer movimiento lo hizo él; vino corriendo para atacar, no con su mandoble, sino que intenta embestlrme con su hombro. Me eche a rodar para esquivarlo y lo conseguí, llendo a por él para un contraataque. No estaba preparado para lo siguiente: cuando se detuvo a medio camino, inmediatamente, como si hubiera previsto que yo haría esos movimientos, encontré su mandoble sobre su cabeza y usando todas sus fuerzas lo dejó caer sobre mi.

No puedo llamar a esto "esquivar", pues cuando me moví para evitar ser aplastado por esa cosa, el impacto que provocó al chocar contra el suelo fue tal, que provocó una pequeña explosión que no sólo levantó la nieve por los aires, sino que a mi también. Por si no fuera suficiente, casi de inmediato sentí un puñetazo sobre el pecho mientras seguía suspendido por el aire. En consecuencia, salí disparado desde el exterior hasta el interior de la fortaleza.

Juro haber sentido un dolor similar a mis costillas crujiendo, pese no ser el caso. Pero aún así, di una vuelta y aterricé sin daños adicionales. No le tome importancia como lucía el interior del lugar, lo único que me importaba era él. Toqué el suelo, corrí para devolverle el ataque.

Al encontramos lo suficientemente cerca conmigo corriendo y él caminando a paso rápido, lo recibí con un ataque en salto, pero lo bloqueo al dar un ataque desde abajo que luego se elevó. Empezamos un choque de espadas dónde use todas mis fuerzas para hacerlo retroceder.

Gracias a la perfecta ejecución de los brazos y el impulso que hacía con las piernas, poco a poco lograba someterlo. Pero...

Link: ¡Ugh!

Dejo libre una de sus manos y con ella me dio un manotazo usando el torso de la mano. Termine retrocediendo, necesitaba pensar en algo, y rápido. Lo que está claro, es que no depende solo de su arma, también agrega sus puños de la mano con su fuerza bruta.

Mis pensamiento fueron interrumpidos al verlo lanzar un ataque vertical, arrastrándo su arma sobre el suelo hasta levantarlo. Logre esquivarlo con un salto lateral. Para mi fortuna, descubrí que el suelo aqui estaba libre de nieve. Sí... ¡Ahora puedo usar Tajo Trasero!.

No perdi el tiempo para ejecutar esa técnica, ya iba...

¡¿Q-qué?! ¿Qué ha pasado? De un momento a otro me hallé entre sus garras agarrando mi cuello. Oh... claro, ¿como no lo vi venir? Ya entiendo lo que sucedio; olvide un factor importante: su altura. Cuando realice Tajo Trasero, su altura le dio ventaja para anticipar mis movimientos, con un simple movimiento de la cabeza fue suficiente para ser una presa fácil.

Líder Bandido: ¡Ja! Estos jóvenes tan suavecitos.

¡M-me ahogo! Siento como ejerce presión sobre mi cuello, quiere acabar con esto igual que aquel tipo. ¡No lo voy a permitir!

Antes de poder usar mi espada para atravesarle el brazo, él me libero. No por una acción mía, en realidad fue porqué algo lo atacó por la espalda y le dolió.

¡Allí está, es ahora o nunca! Levante mi espada y lo deje caer sobre él con todas mis fuerzas. No costó nada para darme cuenta; era un veterano en la lucha con espada y es por eso que logró tener la delantera en un principio. Sin embargo, sólo puedo suponer que ser tomado por sorpresa es su debilidad.

Líder Bandido: ¡Aghh! ¡Mocoso bastardo! -gritó por el corte enorme que le hice en el pecho-

Mientras retrocedía adolorido, sacó detrás de él lo que lo había herido previo a mi: una flecha.

¿Pero de quién? ¿Quién habrá...? ¡Espera! No me digas que... ¡Es ella! Fue Romani, lo supe cuando mire por encima de su hombro, su clara silueta lograba verse parada en lo alto de una colina que rodea esta fortaleza.

¡Bien hecho, Romani! ¡Bien!.

Link: ¡Oye!

Al tener su atención, empecé a atacarlo con una serie de cortes rápidos. Y una danza de flechas y espadas comenzó; un ataque horizontales llegó, pero di un salto hacía atrás y una flecha lo Interrumpió, perfecto para ataque en salto. Atrapó una flecha en el aire e intentó clavarlo en mi, Golpe con Escudo lo solucionó y un Ataque Espiral sencillo lo hizo retroceder.

Incluso con el fuerte disgusto que le tengo a la gente de su tipo, jamás negaría una gran habilidad con la espada o armas cuando lo veo, pues pese a que era atacado constantemente por un ataque en equipo, se las arreglaba para resistir y esquivar algunas flechas, incluso de usar su espada para desviar tanto a mi como a Romani. Por eso no debo subestimarlo.

Sin embargo, nuestro ataque sincronizado terminó cuando el bandido logró ubicar la procedencia de las flechas y se protegió al acercarse a una de sus paredes. Muy astuto.

Incluso sin el apoyo extra, no lo dejaría tomar un respiro. Con mi enemigo contra la pared, la ventaja parecía tenerla yo.

Link: ¿No dijiste que un arco sería inútil contra ti?. -le dije pecando de confianza-

Lider Bandido: -gruñó antes de hablar- ¿Crees tenerme rodeado con unas simples flechas? No seas tan arrogante. -terminó con una voz llena de resentimiento-

Llevo los dedos hasta su boca y entonces empezó a silbar. Me mostré confundido por tal acto, ¿qué intentaba lograr con eso? Al darme cuenta, giré a mi costado izquierdo cuando vi de reojo un grupo pequeño de personas acercarse. Allí me di cuenta que se trataba de más bandidos; los que acabamos hace unos minutos no eran todo su contingente. Naturalmente, tome una posición defensiva, retrocediendo para tener ambos lados con la guardia alta.

Líder Bandido: ¡Busquen al tirador, traiganlo aquí con vida!

Una serie de emociones relacionadas con el miedo y preocupación me golpearon tan o más fuertes que los propinados por mi contrincante. Me arrepentí completamente de haberme alejado. Corrí tan rápido como pude.

¡No van a tocarla! ¡Cualquiera que se atreva a ponerle un dedo encima lo pagara caro!.

Mientras ellos iban, ignorando mi existencia, atrape a uno y lo acabe con un solo ataque. Estuve apunto de atrapar a un segundo, pero luego escuche:

Líder Bandido: ¡Detrás de ti, imbécil!

Sus mano llegaron a mi hombro. No dudo en sujerarlo y ejercer presión sobre ella, tanto que por poco mi brazo derecho sufrió una dislocación. No fue así, prefirió echarme para atrás y luego entendí que había caído al suelo boca arriba.

Intente levantarme, pero una aterradora sombra se posó sobre mi. Inmediatamente coloque mi escudo sobre el pecho, antes de ser aplastado por esas botas que podrían aplastar mi cabeza como una uva. Pero eso nunca sucedió, el escudo fue lo suficientemente resistente y desvío la trayectoria de su pie, cayendo al lado del torso.

Aprovechando su confusión, rodé lejos de él y me levante para encararlo nuevamente. Sin contar nuestras heridas, ya volvíamos a estar en igualdad de condiciones. Debo acabar con él, y rápido.

Líder Bandido: ¿Ya estás listo para pelear?. -me reto en posición de ataque-

Cruzamos miradas. Algo me decía que está será nuestra última ronda. Respire hondo y me preparé. Ahora que tenía cierto conocimiento de su estilo de combate, tengo más oportunidades de ganar.

Nuestras lentas pisadas formaron un círculo sobre la nieve semi derretida mientras nos encaramos, separados por apenas un metro. Traté de dar la iniciativa está vez, pero él se me adelantó con un ataque horizontal. Por esta vez, no trate de alejarme de sus ataques y en lugar de eso, me lance hacía su espada. Fue una locura incluso para mi, pero funcionó, pues cuando su mandoble estuvo apunto de cortarme la cabeza, me logré escabullir por debajo del arma.

La hoja corto solo las puntas de mi cabello al pasar sobre mi. No dude en lanzar dos ataques diagonales contra su brazo, formando una X con su carne. El mandoble, como si sus ansias por matarme lo atrajeron cual imán, vino de regreso mientras barría el aire circundante.

En lugar de repetir la misma maniobra, permanecí estático por unos segundos. En un instante pase de estar totalmente erguido a inclinar la parte superior de mi cuerpo hacía atrás, doblando ligeramente las rodillas para evitar cualquier riesgo. Y así, volví a evadir su ataque. Eso estuvo muy cerca, fue algo insensato... Mejor voy lo seguro.

Volví a estar erguido, esperando un próximo ataque. Su expresión lo decía todo; se veía frustrado al no poder conectar ningún ataque, mostrando los dientes para complementar la susodicha expresión.

Llevo el mandoble hacía su espalda, sosteniendo el arma con ambas manos. Inmediatamente reconocí esa posición. No entre en pánico, en vez, di una pequeña sonrisa.

Incluso un simple espadachín novato sabe bien que cuando se blande una espada y su portador ejecuta un movimiento en el cual deja caer su hoja a gran velocidad como en ataque en salto, por ejemplo, es imposible obligar dicha arma a detenerse o desviar su trayectoria, dejándolo expuesto a cualquier ataque. Lo sé, porque justamente eso me sucedió la noche pasada y en muchas otras ocasiones.

Antes de que el suelo reventara por su mandoble, aproveché esta grandiosa oportunidad para finalmente darle un uso adecuado a Tajo Trasero, y así, sabiendo lo que estaba por hacer, pero impedido por su propia técnica, rodee su alrededor hasta estar detrás de él y ejecutar un ataque hacía arriba que, incluso para alguien tan grande, lo mando a volar.

Ahora el suelo volvió a reventar con un arma y su dueño. Requirió un gran esfuerzo levantar a alguien con tales proporciones, me dejó con la respiración agitada pero aún podía seguir peleando. Justo al recordar que me propuse a terminar esto rápidamente, cosa que iba a hacer justo ahora, él se levantó, dándome la espalda.

Murmullo cosas que no pude entender, más bien parecían gruñidos. Volvió a tomar su arma por el mango, tomando un momento para respirar. Desde este ángulo logré ver las heridas infligidas que le ocasione. Se nota que le dolían, en especial las le hice al tomarlo por sorpresa que suelen escupir líquidos de vez en cuando. No espere a que recuperase fuerzas, me lance contra él para acabarlo.

Mas retrocedí con una voltereta hacía atrás, pues repentinamente se dio la vuelta al mismo tiempo que arremetió. Apenas toque el suelo, no tuve tiempo para considerar otras opciones más que usar mi escudo para protegerme. La razón fue porqué recibí su ataque, después otro, y un tercero no se hizo esperar.

Al mirar por encima del escudo, me di cuenta que estaba pasando: está girando. Giraba sobre si mismo como un trompo mortal, y mientras más giraba, más rápido se volvían sus ataques. Baje la mirada por un momento, resistiendo oleadas tras oleadas de un filo impaciente por arrebatar una vida.

Reaccione sobresaltado ahora que veo hacia mis pies, enterrados firmemente para no caer, estás formaron líneas al frente. Este sujeto... me está tratando de empujar hacía atrás. ¡No! Lo está logrando con cada ataque, me quiere llevar a la pared, ¡más allá de la pared de está fortaleza!.

Maldición, creo que volví a confiarme. No, no es eso, simplemente fue más rápido y pensó en un mejor plan que yo. ¡Ugh! ¡Siento el brazo derecho rígido, no creo poder aguantar más!. Apreté los dientes para resistir los impactos, no veo el camino para el contraataque.

Líder Bandido: ¡¿Qué te parece?! ¡¿Ya no puedes esquivar más?! -presumió su voz eufórica sólo para mi- ¡No pararé hasta convertirte en carne picada!.

¡Espera! Acaso... ¡Ahí está! Por un breve segundo logré apreciar un espacio vacío por donde ningún ataque parecía llegar. Al mirarlo detenidamente noté, con las paredes emergiendo por el rabillo del ojo, como aveces parecía cambiar su trayectoria. Todavía está girando, pero... ¡Sí! Cada dos... no, tres. ¡Eso es! Cada dos o tres ataques cambia su rotación para intentar confundirme. ¡Ya lo tengo!.

Todo es cuestión de suerte... Es cuestión de suerte adivinar por donde vendrá su siguiente movimiento. Ya no tengo la fuerza suficiente para usar Golpe con Escudo, y tomando en cuenta su fuerza, no soltará su arma de ninguna manera ni siquiera con esa técnica.

¡Ya no puedo esperar más! ¡Es ahora o nunca! Debo arriesgarme y aceptar que no saldré ileso. Pues que así sea.

Mis ojos estuvieron clavados en su hoja, y cuando apenas logre distinguir como cambió su trayectoria, mi cuerpo reacciono y se lanzó hacia al frente, rodando está vez.

¡Agh! Sí, era obvio que eso sucedería: el arma me rozo la pantorrilla. Aunque el dolor era evidente, lo importante fue el resultado final. Al volverme, detuvo su oleada no por percatarse en donde estaba ahora, más bien vio que su arma fue atrapado entre robles.

Líder Bandido: ¡¿Eh?! ¡¿Qué ha...?!

¡Ya lo tengo! ¡Por fin podre ponerle fin a...!.

"¡La tenemos!"

Hasta que lo vi.

Romani: ¡Link, ayúdame!.

No... Romani... Tarde. ¡Tardé demasiado en ayudarte!. Te han atrapado con las manos en la espalda. Todo esto es mi culpa.

Link: ¡Romani! -Grité en pánico- ¡Quítenle las manos de encima, sucios bandidos!

Siento algo pesado subiendo por la garganta, algo que me arrebato el aliento y saco todo el aire de mis pulmones. Todo se volvió borroso excepto mi hermana. El corazón me aprieta con cada segundo que pasa.

¿Por qué no te mueves? ¿Por qué no vas a ayudarla? ¡¿Por qué te quedas parado como si necesitarás una razón para hacerlo?!. No es eso... No veo la forma de lograr ayudarla. ¿Y si actúo y le hacen daño para detenerme?. ¿Y si no y le hacen algo peor?. ¡Piensa! ¡Piensa rápido!.

¡Ya lo tengo! Bueno... quizá no sea la mejor idea, pero a estas alturas no tengo el lujo ni el tiempo para pensar en otras opciones. Iré directo a ellos; correré tan rápido como pueda, y si alguien mueve un sólo dedo para sujetarla, les arrojare a esos bandidos mi espada ya sea para darle a uno o distraerlos, tomaré a Romani y la sacaré cuánto antes de aquí luego ya me encargo yo de lo que sucederá después.

Sin olvidar la herida en mi pantorrilla, salte hacía al frente, cojo, pero sin ser excusa para detenerme. Ninguno está viendo para acá, están ocupados en retener a Romani. No deja de forcejear, ¡sigue así!.

¡Ya los tengo, están a mi alcance!. A esta distancia puedo darle a uno, será un tiro seguro y preciso. Puedo hacerlo, puedo...

Líder Bandido: ¡Aún no termino!.

No... ¡No, no, NO! ¡¿Cómo pude olvidarme de él?! Mirando por encima del hombro, lo vi dejando a un lado su mandoble y viniendo por mi. No voy a detenerme... seguiré con el plan original hasta ahora y en cuanto consiga tomar a Romani tendré que improvisar.

¡Ah! ¿Desde cuando...? ¿D-desde cuando ha logrado alcanzarme? Sus brazos... ¡Sus brazos están rodeando mi torso! El suelo desapareció ¡Me levantó!.

Tan pronto entendí que me atrapó y me retuvo, hice de todo; forcejee, patalee, me agite, intentaba darle un cabezazo, pero no conseguí nada más que hacerlo sujetar más su agarre.

Líder Bandido: Qué cara tan graciosa. ¿Ya estás desesperado?. -dijo, no sin antes echarse a reír-

No dije nada, ¡no había tiempo para pensar ni prestar atención a nada más que liberarme!.

Romani: ¡Déjalo! ¡Deja a mi hermano en paz, !.

Bandido: ¡Cállate, niña! ¿Qué hacemos con ella, jefe?

Líder Bandido: Hagan lo mejor que saben hacer: dolor y sufrimiento para esa mocosa. Yo voy a divertirme viendo a maldito sufrir.

Link: ¡No se atrevan a ponerle un dedo encima!. -deje escapar en total furia. No logré ocultar ese nudo en la garganta que delató mi desesperación-

Bandido: ¿O qué? -dijo un bandido diferente- ¿Y si hacemos ESTO?

Un tercero se aproximó para propinarle una fuerte bofetada.

Link: ¡NO!

Su mano la tomó del cabello, obligándola a verlo a los ojos.

Ese bastardo... ¡Será el segundo que morirá después de su líder!.

Romani: N-no toques mi cabello... Tu mano está sucia y fea, ¡como tú! -de su boca, además de esas palabras, salió un escupitajo de su parte-

Bandido: ¡Ahh! ¡Esa estúpida niña me escupió en la maldita boca!

Ya no podía seguir viendo, no podía permitir seguir viendo en pie a quiénes nos han hecho tanto daño en menos de un día completo. Volví a sacudirme todavía más, como un animal aferrado a la vida intentado escapar de las fauces de un depredador.

Líder Bandido: Ugh... ¡Deja de moverte, ya has perdido!

¿Qué he perdido? Sólo perderé cuando parta a mejor vida, y no será por él, ni por las manos de nadie. Di saltos, lance mi cuerpo arriba y luego abajo, a la derecha y luego izquierda. Los demás se dieron cuenta de que su líder tenía problemas en contener mi determinación.

Fue breve, pero lo sabía perfectamente; su agarre se estaba aflojando y ya tenía un mejor control de mi cuerpo. Ellos también lo notaron y empezaron a alejarse, incluso pude darme el lujo de obervar como algunos se asustaron tanto que dejaron ahí tirada a Romani mientras huían.

Líder Bandido: ¡Rindete de una vez, mocoso!

¡Sí, sí, sí! El esfuerzo  ha dado sus frutos; sacudi mi brazo y cuando intentó ajustar otra vez su agarre, mi brazo salió desprendida. Sentí el triunfo, pues yo, quién se supone era la presa, escapé de la boca del lobo y levante por los aires la mano ganadora que me permitirá obtener la victoria.

Lo deje caer con todas mis fuerzas hasta incrustarse en lo más profundo de su herida, en la herida con forma de X que le hice antes. No había olvidado el daño que le hice antes, ahora era el momento de aprovecharlos. No me conforme con simplemente apretar, yo le arañe y arranque frenético más pedazos de su carne para agravar su herida, asegurándome de que no sea una buena idea usar ese brazo para atraparme de nuevo.

Líder Bandido: ¡¡AAAHHHHH!! -gritó a todo pulmón lleno de absoluto y puro dolor-

Pude gozar la felicidad de como la desesperación, el haber dado todo por perdido, se volvió en pura esperanza y en unas ganas increíbles por vivir. Fuí libre, y el suelo reapareció para darme una mejor bienvenida a este hermoso sentimiento de libertad y gozo.

Una vez dejado atrás el contratiempo, no miré atrás y me apegue al plan original; cojee hacía Romani. Sin embargo... apreté los dientes en gran malestar al verla tendida sobre el suelo malherida, ella apenas podía levantar la mirada para verme mientras seguía recuperando fuerzas, al igual que yo.

Líder Bandido: ¡DISPAREN!

¿Q-qué...? ¿Qué ha dicho? ¿Por qué todo se ha ralentizado...? ¿Acaso dijo "disparen"? Giré la cabeza a mi derecha y lo entendí: los bandidos no habían huido al verme liberado. No... ellos sólo fueron por más armas, por arcos para ser exactos. Lo hicieron para tener una distancia segura y asegurarse de no dejarnos ir. Jugaron con nuestras esperanzas y lo lograron.

Levantaron sus arcos y las flechas volaron, pero no hacía a mi... sino que su trayectoria se las dedicaron a Romani.

¿Por qué? ¡¿Por qué a ella?! ¡¿Por qué no me disparan a mi?! ¡El problema lo tienen conmigo, no con ella! Debo sacarla de ahí, ¡ya! Ella no es como yo, no resistirá el disparo de una sola flecha, sin importar en donde le den, ella va a...

¡Maldita sea! No lo veo... no veo la forma de sacarla a salvo; mi escudo no es lo suficientemente grande para proteger a ambos, por como están distribuidas las flechas, incluso si la empujó, todavía sigue expuesta a recibir una. Tengo que hacerlo... ¡No hay otra opción! Lo haré, puedo soportarlo, ¡he sufrido heridas peores que estás! Lo haré... lo haré, ¡lo haré!.

Romani: ¡Nooo!

Link: ¡A-ah...!

Eso fue todo... sólo pude sacar un ahogado gritó. Las flechas... las recibí... las recibí todas en mi espalda al usar mi cuerpo... S-sólo pude... pude proteger mi cabeza con el escudo. Romani... Estas a salvo.

Creí que por fin había tocado fondo y tendría el impulso para volver a subir a la superficie de la esperanza... pero resulta que todavía me seguía hundiendo en el bastó vacío de la desesperación

Oh... R-Romani... Romani, ¿por qué lloras? Estoy bien, no hay por qué temer. No tienes por qué temerle a estos hombres aterradores... tu hermano va a cuidar de ti.

Líder Bandido: ¡Ja, ja, ja! ¡Sólo mírate! Pudiste matarme y acabar con esto, ¡pero no! preferiste morir por esa maldita niña. Qué idiota.

El dolor en la espalda era insoportable. Pero no podía rendirme ahora... debo... sacar a Romani, ella es lo único que importa ahora, yo soy lo de menos.

Solo podía hacer lo que mejor sé hacer: ponerme de pie.

Link: L-lo siento... -lo encare, ligeramente jorobado y le sonreí- Cuando sufro daños al pelear, no puedo evitar volver ha pararme...

Solté esa pequeña risa a propósito. No iba a... no iba a permitirle disfrutar de mi dolor, ni mucho menos darle señales de haber perdido la esperanza.

Su rostro hizo una mueca furiosa, hasta se le puso las mejillas roja de la rabia. Ya no parecía un hombre malo ni mucho menos aterrador, parecía más un niño berrinchudo. No pude evitar pensar que era... gracioso.

Ay... ya me pesan los párpados.

Romani: ¡Link, ya basta! -la oí entre sollozos- ¡Ya no sigas, huyamos ahora! ¡No te esfuerces más!.

Mi mano me tiembla... la lleve a su hombro y la escondí detrás de mi. Nadie saldrá de aquí sin salir ileso, ninguno de ellos lo hará.

Romani: ¡Por favor, te lo ruego! ¡No quiero...! ¡¡Romani no quiere perderte!!. -tomo esa misma mano e intentó llevarme lejos-

Yo no sólo me resistí, también acaricié sus manos con mucho cariño. Olvidé lo suave que es su linda piel.

Oh, vaya... No me había dado cuenta que tengo a ese tipo al frente. Creo que estaba tan perdido en mis pensamientos que tampoco me di cuenta que recuperó su mandoble.

Líder Bandido: No te muevas de ahí, muchachito. ¡Los atravesare a los dos al mismo tiempo!.

Empuñe mi espada desde el mango cuando el levantó el suyo, listo para incrustarlo en mi pecho.

¡Ah! ¡L-lo veo...! Estando así de cerca, verlo levantando su mandoble por encima de su cabeza, y el torso repleto de cortes y moretones, se hizo presente un destello que anunciaba una peligrosa oportunidad.

Lo siguiente que paso a continuación fue inesperado, incluso para mi, pues no sentí los siguientes movimientos como míos: la mano dominante, la izquierda, apretó con todas sus fuerzas el mango y luego la desenfundó a una velocidad que mis ojos penas lograron perceptir.

Para cuando tuve consencia de mis propias acciones, mi arma ya había cortado en diagonal la carne del bandido, y pronto entendí lo que hice: Lo ataque. Ver su pecho tan al descubierto activó algo en mi interior que se rehusaba a morir y logro dominarme, lanzando un ataque tan rápido como... no hay otro manera de decirlo: tan rápido como un relámpago.

Líder Bandido: ¡AAAGHHH! -gritó otra vez, igual o más fuertes que antes-

Dejó caer su mandoble a un lado y se preocupó más en cubrir su enorme herida que le recorria desde su hombro derecho hasta el lado izquierda de su cintura. Yo habría gritado igual que él al forzar a mi cuerpo a dar un movimiento tan brusco mientras muero lentamente, pero no lo hice.

Link: Mírate... ni siquiera puedes contra un hombre moribundo.

Líder Bandido: ¡¿Cómo puedes...?! -dijo entre alaridos extremos que fácilmente podrían llamarlos gritos- T-Tú... ¡¿Por qué no te rindes?! -su furia seguía de todos modos- ¡¿Por qué no te mueres de una maldita vez?!.

Yo podría decirle lo mismo.

Link: Tú... tú nunca has rendido tu cuerpo y alma por nadie. No... ¡Tú piensas que los demás deberían rendirse ante ti para ganar! -solté en total repudio- ¿Pero para que me molesto...? Jamás entenderás lo que eso significa, escoria.

Líder Bandido: ¡Maldito! ¡¿Acaso te burlas de mi?!.

Ambos nos lanzamos al mismo tiempo para dar el golpe final y acabar con esto de una vez por todas, él con sus enormes puños y con una espada. Lo iba apuesto todo, apuesto mi vida, la de Romani, la del rancho por este ataque.

Link: ¡HYAAAAA!.

Romani: ¡Link!.

Líder Bandido: Te... Te di... ¡Ja, ja, ja, ja! ¡Te he dado, yo gané!.

Es cierto... m-me ha dado... Su puño conecto con mi rostro. La vida se me ha ido, incluso muerto, sentía el dolor recorrer mi cuerpo y mi visa se acabó. Perdí. Les he fallado a todos. Lo siento.

Lo lamento, lo siento mucho. Lo siento mucho por ese pobre iluso... seguro creyó que estaba pensando en eso. No se ha dado cuenta. Festeja su victoria sin saber que, en realidad... ha muerto.

Asome la cabeza por encima del puño que se detuvo a un centímetro de mi cara.

Link: Se acabo... -le dije por última vez-

Sus ojos se abrieron de par en par con las pupilas dilatadas, escupió sangre, su cuerpo tembló. Ya se dio cuenta que mi espada le atravesó el corazón. No hubo más. Asi es como su vida acabo al enfrentar la dura realidad; no con gritos o estallidos de ira, sino con un simple y ahogado gemido.

Ahora queda un asunto pendiente por resolver.

Saque mi espada y empuje el cuerpo de mi rival nada más este empezó a caer sobre mi. Y luego los miré... miré a todos los que se atrevieron a ponerle un dedo encima a Romani.

Di un paso a ellos, y todos mostraron pánico al verme alzado sobre el cuerpo sin vida de su líder. De ahí le siguieron otros pasos más contra ellos. Ya no podía seguir peleando, ya no tenía fuerzas de nada... Por eso uso ahora la intimidación, hacerles creer que iré uno por uno. Sólo espero que funcione. Debe que, no por nada uso una mirada totalmente seria y molesta para aparentar verme más aterrador.

Bandido: ¡A-alto ahí! ¡No des un paso más!.

Todos apuntaron sus arcos hacía mi, pero no me detuve, me les seguía acercando, estoy arriesgando lo último que me queda para hacerlos ir para siempre.

Link: Disparen... -solté con la voz ronca- ¡Y será el último error en sus vidas, escoria!.

Bandido: ¡¿Qué esperan?! -dijo otro- Podemos con...

Link: ¡Tú serás el siguiente! -le grite a este último, quién era el más cercano a mi-

Respire hondo y corrí. Corrí cojo hacía ellos medio jorobado por las flechas que lentamente se incrustaban más en mi espalda. Debió ser una imagen espeluznante para todos. Hasta yo mismo me imagine verme corriendo así, como un mounstruo con el que sencillamente no puedes hacer nada más que huir.

Nadie se lo espero, y el bandido por quién yo iba, cayó al suelo por la sorpresa. Al verme más y más cerca, sólo pudo chillar, patalear e intentar arrastrarse tan lejos como le era posible mientras se creía de verdad que le haría algo peor que a su líder.

Tras unos segundos, logró tener el coraje para levantarse, y nada más hacerlo, huyó hacía la salida de esta fortaleza. Inmediatamente le eche el ojo al siguiente, pero todos se olvidaron de su ventaja numérica y, en vez de usar la lógica, prefirieron seguir sus pasos y huir, gritando hasta perderse en lo profundo del nevado bosque.

Pronto no hubo sonido alguno... O eso... creo... no lo sé... Sólo sé que caí al suelo cuando mis piernas dejaron de funcionar. Apenas logré caer de rodillas. Estoy cansado... apenas puedo respirar correctamente sin hacer pausas para tratar saliva o inhalar, siento los pulmones vacíos.

Levante la vista al cielo y sonreí. Lo conseguí... Lo di todo... ahora Termina será un lugar más seguro sin esos bandidos. Más importante aún; salve el rancho... o al menos lo libere de una amenaza más. Con eso último me basta.

Romani: ¡Link! -Apenas logré escucharla cuando se acercó frente a mi- Se acabo, ya termino. Por favor, ya vamos a casa.

Ahora debo cumplir mi última voluntudad. Romani ya ha pasado por muchas cosas en una sola mañana. Si voy a morir, al menos quiero llevarla a casa con su hermana.

Sin haberle pedido nada, Romani por si sola se las arreglo para levantarme; se coloco a mi costado izquierdo, rodeo su nuca con mi brazo y con todas sus fuerzas logró levantarme. Nada más lograrlo, empezó a caminar a toda prisa fuera de Pico Nevado, quizá para llegar lo antes posible y salvarme.

Vaya, lo aprecio mucho, ojalá pueda aguantar hasta su destino. Apreté los dientes para soportar el dolor... Duele, me duelen mucho estas flechas sobre la espalda. Por momentos tuve en mente la placentera imagen de alguien quitándome esas cosas y estar libre de este infierno. Cada paso que dábamos era una prueba de resistencia para no dar queja alguna, para hacerle creer que, si me iba, seria en paz y sin dolor. Quiero que su inocencia perdure.

Ah... Empecé a replantearme como llegué hasta este punto. Recordé mis antiguos tiempos de gloria como un héroe, el Héroe del Tiempo. Quizá, inconscientemente no aceptaba que ya no le era útil a mis diosas tras haber salvado Hyrule. Por eso me dolió tanto no volver a ser reconocido como héroe aquí en Termina, creí que ya no le sería útil a nadie y no me necesitarían en ningún lado. La manera en que todos sonreían al verme, me recibían y pronunciaba la palabra "Héroe" me hacía sentir especial. Me creía todas las cosas buenas que me decían junto sus consejos de ayuda.

Sin embargo, hubo un tiempo que llegué a replantearme un par de cosas; ¿me hubieran tratado igual si en lugar de ser el héroe de la leyenda, fuese una persona común y corriente? O mejor dicho... el Árbol Deku, Gaepora, Zelda, Impa, los sabios... Saria... ¿Sólo les alegraba verme por ser el héroe?.

¡Maldita sea! No... No, no, ¡No! Claro que me querían, todos estaban conmigo por algo, tenían una razón para estar conmigo. ¡¿Por qué esa pregunta llega justo ahora?! ¡¿Por qué he llegado a pensar así?! ¿Por qué me ataca esa pregunta ahora? ¿Por qué... me duele tanto? ¿Por qué... empiezo a... creerlo?.

El Árbol Deku, lo más parecido a un padre... ¿Me hubiese recibido con gusto aún sin ser el héroe de esa leyenda? ¿O me hubiese dejado morir junto a mi madre en medio del bosque...?.

¿Y Saria? ¿A ella le hubiera dado igual si ese fuese el caso?.

Navi... ¿Te fuiste por qué ya no te necesitaba? ¿O te fuiste por qué eras tú quién no me necesitabas?.

El corazón se me estruja, solo quedó un enorme vacío. Duele, duele mucho.

Link: Es inútil... No voy a lograrlo... -logre gesticular-

Romani: ¡Basta, Link! No hables más -interrumpió- ¡Aún puedes lograrlo, nos falta muy poco! V-voy a llevarte a Ciudad Reloj, ¡ahí podrán curarte!.

Link: Romani, me he dado cuenta de algo...

Al decir eso, ella se detuvo y me miró con especial atención. Mire al rededor, seguro de no ser perseguidos por nada ni nadie. Sólo alcancé soportar  hasta de afueras del pueblo de Pico Nevado. Desde aquí lograba ver la salida hasta los campos de Termina.

Link: Toda la gente que he conocido siempre se parecían felices por ver al héroe de una leyenda, aquella persona que los salvaría del mal. Pero veo que, en realidad, nadie se alegraba al verme. No por quién soy. No como a Link.

No pude contener las lágrimas, ahora que aceptaba esa realidad que tanto negué con esmero y optimismo, dolía más que cualquier golpe, corte, mordisco, quemadura, picadura, caídas o patada que haya sufrido en toda mi larga y corta vida.

Romani: No, no es cierto. ¡No digas eso! ¡Nosotras sí te queremos, siempre te hemos querido!. -grito en duelo-

Link: Lo sé... -logré sonreír- Cuándo tu hermana me aceptó vivir con ustedes, supe que aún valía la pena creer. Al principio creí que no lo decía en serio, que era una falsa promesa para ti, que lo dijo por lástima. P-pero...

Un nudo en la garganta me impidió continuar por unos segundos. Limpié las lágrimas que ensucian su bello rostro.

Link: Fue todo lo contrario; ustedes no sólo me aceptaron en su hogar, también me trataron como uno más de la família. Por eso he dedicado todos estos años en cuidarlas, porqué es mi manera de decirles... -me lance hacía adelante para abrazar a mi hermana- ¡Gracias! Muchas gracias por todo el amor y cariño que me han dado. Con ustedes recordé como se sentía estar rodeado por gente que de verdad te quiere.

Sentí como ella me abrazó muy fuerte y sollozo sobre mi hombro. Otra vez, ese gesto... afecto y cariño... qué sensaciones tan hermosas. Desearía haber recibido esto más seguido. Creo que me hacía mucha falta.

Romani: R-Romani te quiere... Romani será muy fuerte y... y no dejar que nada malo le pase a nadie. -dijo entre altos sollozos, mismos que la hacían tartamudear en cada palabra-

Link: Romani... Cuídate mucho. Cuida a tu hermana y cuida nuestro hogar, como siempre lo he hecho... Ya eres una adulta. Estoy orgulloso de ti... siempre lo he estado...

Cerré los ojos para nunca volver a abrirlos.

Hice todo lo posible para mantener una sonrisa, quería seguir sonriendo incluso después de morir. Lo hice para demostrarle lo feliz que me han hecho. Incluso cuando no tenía a nadie para mi mismo, incluso cuando solo estaban conmigo para pasar el rato, estar con todos ellos fue tan divino... fue algo tan... Celestial, así sentí los días sin dudar. Así sentí mi alma en absoluta alegría compartiendo el tiempo... con mis viejos amigos. Al menos al final, tuve a gente para amar.

Sólo me hubiese gustado ver a mi hermosa Epona por última vez. Incluso escuchar esa hermosa canción que sólo una jóven sabe cantar. Y siendo ya mucho pedir, oír los regaños de Tatl.

Pero me pregunto... ¿Cómo hubiera sido mi vida si jamás hubiese sido un héroe? ¿Cómo sería tener un padre y una madre, viviendo una vida normal entre los tres? Ah... Creo que pudo haber sido una buena vida.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top