Capítulo 5
— ¿Cómo es posible, Cat? ¿cómo puede desconfiar así de mi?.
— Bueno Magnus, no defiendo al nefelim, pero entiende ese tal Klaus, te acusa a ti directamente. Para ser sincera no eres una santa paloma, y conste que no te estoy acusando, pero.. — la bruja azul miró directamente a su amigo —. Eso no quita el hecho que te de el beneficio de la duda, además no debiste irte así dejarlo, no me dijiste que también lo buscan a el ¿qué tal si ya la clave lo encontró?.
Magnus se quedó pensando; si se molestó cualquiera haría lo mismo, pero su amiga tenía razón, no debió dejar solo al cazador.
Después de escuchar las palabras de Alec, el brujo tomó sus cosas y abrió un portal ante la atenta mirada del ojiazul, pero antes de irse miró por última vez al que era todavía su novio y le dijo
— Adiós, Alexander Ligthwood — se despidió el brujo y cruzó el portal. Dejando al cazador parado en la habitación.
Magnus se dio un golpe mentalmente, tan tonto había sido.
— Tienes razón, Cat.
— Lo sé — dijo la bruja —. No se que harías sin mí — esto ultimo lo dijo cruzando sus piernas en forma coqueta .
— La verdad no lo se, pero no quiero averiguarlo — le dijo antes de besar la mejilla de su amiga —. Creo que debo regresar al hotel, pero antes terminaré de beber mi trago o mejor dicho la botella de whisky.
— ¡Magnus Bane, vete ahora! — grito la bruja.
******
Instituto de Rusia.
Alexander se hallaba desorientado pues no conocía a nadie en absoluto, además que todos los cazadores le miraban extraños ya que la mayoría por no decir todos, eran rubios, castaños, ojos azules, verdes; claro el idioma no era impedimento como hijo de mami y papi anteriormente tuvo que estudiar idiomas, el ruso es uno de ellos.
Dejar el hotel donde se hospedaba con su novio fue realmente difícil, aunque dudaba si podía seguir llamando novio al brujo; pero eso podía esperar todavía. Lo que no podía esperar era el hecho que se hallaba solo en una cuidad extraña sin conocidos y peor aún, sin dinero mundano; todo por culpa de Magnus, aunque el también era culpable. Se maldecia a si mismo por ser tan tonto, nunca debió acusar al brujo, no después que su novio le haya demostrado muchas veces su confianza.
Cuando el brujo lo dejó en el hotel no lo pensó dos veces, sabía que debía irse de ese lugar pero cuando bajó al lobin del hotel, el administrador le pidió que pagara la estadía y ahí el pequeño detalle no tenía dinero, se excuso con el encargado y volvió a la habitación; estuvo sentado en la cama por más de cinco minutos, luego de analizar las opciones que tenía y descartar todas no le quedo de otra que usar su glamour para salir sin ser visto. Camino por casi dos horas por aquella ciudad, ya que estaba pronto anochecer; pero sin darse cuenta sus pies le llevaron a la puerta del Gran Instituto de Rusia, sabia que era peligroso pues la clave lo buscaba pero ya estaba sintiendo frio, colocó su estela en la puerta y esta se abrió.
Alexander se hallaba desorientado pues no conocía a nadie en absoluto, además que todos los cazadores le miraban extraños ya que la mayoría por no decir todos, eran rubios, castaños, ojos azules, verdes; claro el idioma no era impedimento como hijo de mami y papi estudio idiomas, el ruso era uno de ellos. Sabia que debía buscar al encargo del instituto fue en ese momento que alguien tocó su hombro, volteó y vio a un joven de agradable sonrisa, el joven bajo su brazo.
— Hola, ¿qué tal? Soy Dimitri Zucov — se presentó el extraño.
— Hola — saludo también Alec estrechando la mano del joven cazador —. Soy Ale...
— No necesitas presentarte, sabemos todos nosotros aquí presente quien eres. Por cierto soy el director de este instituto.
El ojiazul se quedo sorprendido; pues el tal Dimitri se veía muy joven.
— Mucho gusto, pero puedes llamarme Alec.
— ¡Genial! Por si no lo sabes, nos llegó un mensaje de fuego de la clave. Las órdenes son de esposarte y encerrarte en el calabozo del instituto — Alec se tensó —. Pero jamás pensé que vinieras aquí, pero como tú dijiste alguna vez "a la mierda la clave" —dijo sonriente Dimitri.
El ojiazul frunció el ceño.
—No creo a ver utilizado ese término, ¿por qué lo dices?
— Pues ese no es el mensaje que deseabas trasmitir, aquella vez que te besaste con ese brujo — Alexander se puso rojo de la vergüenza eso desató que Dimitri se echara a reír.
Alec solo agachó la cabeza de la vergüenza que sentía, al parecer todo el mundo sabía de ese acontecimiento. El tal Zucov se dio cuenta de lo que había ocasionado y decidió cambiar de tema.
— Bueno, basta de platica sin sentido que no lleva a ningún lado; mejor volvemos al asunto de que tengo que arrestar.
Alexander se le quedo viendo, la expresión de Dimitri era seria; así que decidió darle su estela y su espada serafín, escuchó hablar al chico.
— Se te ve agotado, debió ser un largo viaje para ti, déjame disponer una habitación y así podrás reponer energía — El ojiazul fruncio el ceño, realmente estaba confundido.
— ¿Habitación? ¿No se supone, que debes encerrarme? — pregunto el cazador de ojos azules.
— Claro que no haré eso, eres el héroe de la guerra oscura. Además que no creo lo que dice la clave de ustedes y por cierto, ¿dónde está el Gran Brujo de Brooklyn?
— Este... — Alec no sabia que respuesta dar, nunca espero que le preguntaran por Magnus.
— No es necesario que lo digas, seguro esta escondido en algún sitio. Si que eres tan protector con los tuyos — el ojiazul se sentía más culpable todavía.
— No, yo... no soy así.
— Amo la modestia que tienes, si que eres todo lo que dicen, pero bueno no quiero aburrirte. Te veo algo tenso, ya sé que te puede ayudar, la habitación puede esperar.
Dimitri le hizo una señal para que lo siguiera, así Alexander comenzó a caminar detrás del rubio de ojos verdes.
No caminaron mucho tiempo ya que después de unos minutos estaban en la sala de entrenamiento, donde había otros jóvenes entrenándose pero al entrar Alec, todos dejaron lo que estaban haciendo.
El director del instituto se dio cuanta que al ojiazul no le gustaba la atención que estaba recibiendo, lo sabia por las expresiones que ponía así que mando a sus habitaciones a todo el mundo alegando que ya era tarde, cosa que era mentira, pero nadie reclamó nada lo que demostraba que Dimitri era muy respetado por sus colegas del instituto que dirigía; ahora Alexander sabia que no estaba ante cualquier director.
El rubio espero que la sala esté vacía para hablar con el que era su ídolo; camino hasta una colchoneta y proseguío a sacarte la playera, Alec le miro extrañado.
— Tranquilo los de ojos azules no son de mi preferencia, yo prefiero de color marrón o café — el ojiazul esbozo una pequeña sonrisa y camino hasta Dimitri.
— Gracias por todo lo que estás haciendo.
— No te preocupes, ya tendré la oportunidad de que me pagues. Pero por ahora hay que entrenar eso te ayudará a sacar toda la energía negativa.
El ojiazul aceptó con una sonrisa y empezó a entrenar con el ruso.
Pasaron dos entrenando, cuando vinieron el reloj era más las 10 p.m; era tarde, lo que significaba que debían ir a descansar. Como lo había prometido, Dimitri le dio una habitación con todas las comodidades para que el ojiazul pudiera descansar.
Agradeció el gesto de su nuevo amigo y lo primero que hizo fue tomar una ducha, cosa que le ayudó a estar más relajado aún. Se dirigió a la mesa donde había dejado su celular y se dio cuenta de los varios mensajes de su parabatai, así que decidió contestar.
<< Hermano siento no responder tu mensaje hasta ahora, pero sucede que paso un imprevisto que me llevo a refugiarme en el instituto de Rusia. Pero tranquilo aquí todos me tratan bien, además que el director es muy amable; solo quería informarte eso cuídate mucho >>
Envió el mensaje. Después de vestirse con ropa limpia que le habían prestado se acostó en la cama y pensando en su amado brujo se quedó dormido.
*******
Nueva York
Jace había leído el mensaje de su hermano, así que informo al resto del grupo que no dejaban de preguntar por el. La más preocupada era Isabelle a pesar que Simón le decía que debía estar tranquila no debía preocuparse por el ojiazul porque este estaba con Magnus; pero al menos el mensaje dado por el rubio le dejaba algo tranquila.
—Así que eso te escribió Alec, solo espero que de verdad este bien —comento la peliroja.
—Eso esperamos todos —hablo Simón.
—Si, no tenemos que preocuparnos por nada solo confiar, recuerden que es Alec de quien hablamos —dijo el rubio.
La conversación acabó ahí cuando de pronto se escucharon gritos que provenían del pasillo. Los cuatro salieron corriendo pensando que algo malo hubiera pasado pero su sorpresa fue grande al ver a Magnus, el brujo se alegró de verlos, pero los problemas continuaban ya que los otros cazadores no bajaban sus armas en eso Jace intervino y los jóvenes no le quedo remedio que obedecer.
El rubio al notar la ausencia de su parabatai pregunto.
—¿En donde está Alec?
—No ha venido —Esa respuesta no se lo esperaba nadie —. Como no lo encontré en el hotel pensé que había venido aquí.
—¿Cómo que pensaste que estaba aquí? —Esta vez fue Isabelle quien preguntó.
—Amm.. pues discutimos y lo dejé solo en el hotel.
—¡¿Qué?! —gritaron todos.
En eso una voz familiar llamó su atención.
—Ahora si dejen al brujo —La rubia se hizo presento junto a sus guardias —. Será mejor que no intervengan o les haré arrestar por desacato.
—No puedes hacer eso, el es inocente —defendió Isabella al brujo.
—Ya escuchaste, es mejor que retrocedan tu y los tuyos —dijo mientras sacaba su espada el rubio.
Tanto Clary como Simón también se pusieron alrededor del brujo, no iban a permitir que se lo lleven.
—Muchas gracias— agradeció Magnus.
—Te juro si algo le pasa Alec te sacaré los ojos yo misma— amenazó Izzy a su cuñado, quien tragó saliva. Esa mujer sí que le daba miedo.
Lydia iba hablar pero Robert Ligthwood aparecido en escena dejando todo el lugar en silencio, silencio que el mismo rompió.
—Lydia si me dejas hablar con el —señaló al novio de su hijo.
—No puedo permitir eso.
—Le aseguró que solo será unos minutos.
—Esta bien, solo por ser quien es, pero si llegara a escapar sera su responsabilidad.
Robert asintió y se acercó a Magnus, cazador y brujo entraron a la oficina ante la atenta mirada de todos.
*****
—Toma asiento brujo.
—Escucha Robert mi nombre es Magnus Bane no brujo, te pido que me llames por mi nombre.
—Perdón, ¿quieres sentarte Magnus?
—Bien suegrito —dijo magnus sonriente.
El cazador rodo los ojos.
Magnus se sentó en la silla cruzando sus piernas y poniendo sus manos en sus rodillas mirando fijamente al señor Ligthwood.
—Díme Robert, ¿qué deseas de mí?, si buscas que deje a tu hijo pierdes el tiempo, yo me alejaré de Alec cuando el me lo pida mientras tanto no.
—¿Por qué crees que te llamé para hablar de mi hijo? —pregunto el cazador—.Bueno tienes razón, pero no quiero hablar de ese asunto eso lo dejaremos para otro día.
Esa respuesta dejó algo sorprendido al brujo pues el estaba acostumbrado hablar al cazador de que tenía que dejar a su hijo y tantas tonterías más.
—¿Entonces de que deseas hablar?
—Iré al grano, ¿fuiste tú? Me refiero al ataque, ¿tu tuviste algo que ver?
—Eso ya lo dije, pero lo haré nuevamente para ti, no fui yo.
—Que bueno escuchar eso, entonces que esperas que no estas con mi hijo.
—¿Qué?
—Eso, se supone que deberías estar con el.
—¿Estas bien? Porque puedo curarte.
—Lo estoy solo que no se que haces aquí deberías estar en Rusia con mi hijo.
—Ammm...
—Te pido que no exageres. Esto lo hago por mi hijo que está solo y al ser tu su pareja es lógico que vayas.
Magnus no podía articular palabra alguna si que Robert tenía su lado bueno.
—Deja de verme así —ordeno el cazador.
—Ese si eres tu, el que le gusta ordenar.
—¿Vas a ir o no? Puedo mandar a otro si gustas.
—No, claro que no. Yo iré —con un chasquido el brujo abrió un portal —Nunca pensé hacer esto, pero gracias. Deberías decirle a tu hijo lo que sientes.
—No tengo idea de lo que dices.
—Si, si lo tienes. Adiós Robert.
El cazador observó como el brujo y el portal desaparecían, el cazador no se dio cuenta que sonreía al notarlo volvió a su seriedad. Ahora tenia una pequeño problema y ese era decirle a la tal Lydia que el brujo ya no estaba.
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