Parte 9
A la noche no hablaron, porque después de ordenar pilas de mercaderías, cenar y bañarse, Tomás estaba tan cansado que, apenas apoyó la cabeza en la almohada, se quedó dormido.
La charla se produjo después de las horas de clase, por la tarde.
Zahi tenía una hora extra de actividad física ese día. Por lo general, las mismas se llevaban a cabo (de forma individual) en un espacio del edificio equipado para tales fines. Así que,
Tomy tuvo el tiempo para ambientar su cuarto sin levantar sospecha.
Primero se armó una súper lista de reproducción, "con los temas musicales preferidos de su amiga", para que ella se pusiera contenta. Después, acercó su Tablet a la pared para que el sonido viajara mejor.
Por último, se dispuso a arreglarse.
Escoger indumentaria no fue tarea fácil. Pero, tras una pila de ropa amontonada sobre el suelo y la cama, Tomy salió triunfante luciendo unos jeans nuevos que jamás se había estrenado (y que ya le quedaban algo justitos), combinados con la camiseta deportiva que su papá le había regalado en su último cumple, la de su equipo favorito: azul y oro. No importaba si Zahira no podía verlo, igual quería verse bien para él mismo, porque le daba confianza. ¡Y ese día necesitaba eso y más coraje que nunca!
—¿Tomy estás?
Sus dos palabras favoritas del día.
—Sí, acá estoy.
—¡Estás escuchando nuestra banda! ¡Amo ese tema! —Y se puso a tararearlo.
—Zahira, ¿te puedo hacer una pregunta?
—Sip...—respondió, haciendo silencio.
Tomás inhaló profundo, cerrando los ojos.
—¿Querés ser mi novia?
Más silencio.
El corazón le palpitaba a mil por hora y tenía las palmas empapadas de sudor. "Soy un bolu, seguro dice que no." Pensó.
—Bueno, dale...—contestó ella y a él la sonrisa se le pintó de punta a punta en el rostro.
Aunque, en realidad, no tenía mucha idea de lo que implicaba ese estado sentimental, porque él (a diferencia de algunos compañeros) nunca había tenido novia.
A través de las experiencias de sus amiguitos, sabía que cuando gustabas de una chica era importante usar muchos emojis con corazones, besos y guiños al momento del chat, además podías mandarle tarjetas u obsequios virtuales de estilo "romántico", como los clásicos unicornios, que nunca pasaban de moda.
Pero, ¡cómo iba a hacer para mandarle esas cosas a Zahi, si ni siquiera tenía su número de teléfono! ¡Jamás podría darle besos virtuales! Y reales, menos.
Aunque quizá...
—Me tengo que ir —añadió su "novia"—. Pero a la noche vuelvo y hablamos, ¿querés?
—Obvio.Te mando un beso —se animó a decir, con el pecho inflado de orgullo.
—Y yo otro.
Se juró que por la noche tendría un mejor plan para hacerle saber cuánto le gustaba.
Quizá no pudiese mandarle corazones virtuales, pero idearía otra forma de hacérselos llegar.
Para cuando las luces ultravioletas iluminaron el pavimento, y las estrellas el ancho cielo, el cuarto de Zahi se llenó de confeti en forma de corazones de papel que Tomy se había ingeniado para pasar a través del hueco de la pared, con ayuda de un ventilador.
Puede que algunos- la mayoría-estuvieran mal cortados, y puede que muchos terminaran absorbidos por la aspiradora inteligente que se la pasaba limpiando. Pero, nadie podía negar que la idea de una "lluvia de corazones" había sido hábil y muy romántica.
Después de unos minutos un corazón volvió por la abertura al cuarto de Tomy. Lo tomó en sus manos y vio que tenía algo escrito: "Z y T x 100pre".
Se emocionó al punto de dar un salto, hasta que lo giró y leyó la palabra: "confinados".
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