Capítulo 11
Por la noche lo pasé fatal, sin poder dormir y despertándome de tanto en tanto con la sensación de que no podía respirar más.
Desafortunadamente, por la mañana no fue mejor.
Me desperté y me dirigí a mi computadora, pero cuando abrí mi sitio para poner la actualización matutina, no fui capaz de publicarla. En su lugar, posteé una imagen que decía "sitio web en reparación". Aquel sería el primer día de la existencia de Confiesalotodo donde no habría un espacio para chismes, rumores y cotilleo, y deduje que no sería el último.
Me arreglé para asistir a la escuela y con muy poco ánimo me levanté las pestañas con rímel, me apliqué un pincelazo de rubor y casi nada de brillo labial.
Mientras cepillaba mi cabello noté un mechón caer y ahogué un grito.
¿Qué rayos?
Paré de cepillarlo y lo recogí en un chongo, como si eso fuese a evitar que me quedara calva, aun cuando sabía que la razón de mi mal era el estrés que corría por mi cuerpo.
Bajé en busca de mi desayuno pero como cada mañana, Bill me avisó que ya era tarde, así que solo pude tomar una manzana, una barra de granola y dinero para comprarme algo más en la cafetería escolar.
Le dejé una nota a mi madre y a Ben pegada sobre la encimera, la había escrito en mi habitación y era para avisarles que si necesitaban algo, debían llamar a mi antiguo número. Mi viejo celular estaba en buen estado y decidí seguir el consejo de mi hermano mayor, necesitaba mantenerme comunicada. Le había descargado las aplicaciones necesarias y sí, también había descargado Confiesalotodo.
Sabía que la policía estaba trabajando en mi sitio, en los mensajes y en los usuarios, pero también sabía que quería estar enterada si alguien más me contactaba o si había alguna novedad y eso no iba en contra de lo que había firmado.
Salí de casa tras Bill y me subí al auto en silencio, de mala gana y con poco entusiasmo por llegar al sitio en el que menos deseaba estar.
Si mi mañana ya había sido extraña y perturbadora, cuando pisé el estacionamiento de mi edificio, todo se complicó aún más.
Mi celular vibró con una notificación y sentí que me paralizaba cuando noté que provenía de mi sitio, era un mensaje privado.
Cajitadechocolates: Sé que hoy será un día fenomenal, ¿sabes por qué? ¡Porque voy a verte! Me gustas tanto.
Me quedé releyendo las palabras a medio camino, analizando que no se trataba de un mensaje de chicosiniestro21 y que aun así me perturbaba casi de la misma manera.
Quien fuera que estaba detrás de cajitadechocolates quería acabar con mi paz mental tanto como el remitente siniestro detrás del otro usuario.
Estaba absorta en el momento y en el texto, pensando en que, de ser otra la situación, aquellas palabras me habrían hecho sonreír. De estar en otro momento, bajo otras circunstancias, habría sido lindo tener un admirador secreto que declarara con devoción su amor por mí. Pero en la situación actual, con los sucesos aterradores que me rodeaban, lo que menos necesitaba era eso.
En un segundo Chris se paró a mi costado, me sobresalté por su repentina llegada y luego me di cuenta que mi reacción era porque él había corrido, y por el rostro confundido de Tim Stevens a varios metros, asumí que la carrera había sido para ganarle mi compañía.
—Buenos días, Greta — saludó Riquelme muy animado.
—Chris, no tienes que seguir haciendo esto.
—¿Hacer qué? ¿Darte los buenos días? — lucía ofendido y por un microsegundo me olvidé que su nombre estaba en mi lista de sospechosos.
—No, cuidarme todo el tiempo.
—Oh — musitó alejándose un paso de mí —. Bueno, yo solo no quiero que las personas te sigan hostigando por algo que no ha sido tu culpa, ¿sabes? Que seas la dueña de Confiesalotodo no quiere decir que les debes respuestas, tampoco se las debes a Tim — lo último lo pronunció con un deje de enojo.
—Sé que no le debo nada a nadie, Chris, pero también sé que su curiosidad y sus preguntas no son malintencionadas, ellos simplemente no tienen a quien más pedirle respuestas — me alcé de hombros, restándole importancia a todo el asunto.
No, no creía ni por un segundo en mis palabras. Lo cierto es que estaba aterrada, cansada y molesta por la situación, pero Chris Riquelme debía creer que yo no había perdido la cordura, porque de lo contrario no me dejaría en paz y necesitaba poner distancia entre nosotros para ver las cosas con claridad.
—Bien, entonces no seguiré haciendo esto — hizo una pausa, miró al suelo y luego agregó —. Supongo que no consideras mi presencia como algo tan placentero. ¿Es por eso que ya no me confirmaste para cenar ayer?
Sus ojos.
¡Dios santo!
La mirada que mostró para preguntar aquello fue como un golpe al pecho. Lucía genuinamente triste y yo ni siquiera podía recordar que la mañana anterior me había invitado a cenar. Había estado tan sumergida en todo lo que ocurría que ni siquiera pude cancelarle.
Por un instante, dejando de lado mis sospechas sobre él, imaginé un escenario donde él se había pasado la tarde entera mirando al teléfono en espera de mi respuesta y tuve ganas de abofetearme.
¿Por qué todo tenía que ser tan complicado?
—Chris, perdón, de verdad. No es nada contra ti, es simplemente que me ocupé con tareas y la visita de la policía también me tenía algo enajenada, olvidé completamente que te enviaría un mensaje. Y además, me quitaron mi teléfono — expliqué.
—¿Qué? ¿Por qué? — inquirió.
Dudé sobre si debía o no responderle, sin embargo, mi cerebro envió la idea de que quizás aquella era la forma de descartarlo de mi lista o de coronarlo como el principal sospechoso. Podía decirle que la policía estaba rastreando los mensajes de mi perfil y si aquello lo asustaba, si eso lo hacía actuar extraño o si chicosiniestro21 reaccionaba más tarde, podría catalogarlo como el culpable, de lo contrario, podía restarle peso a su culpabilidad.
Le expliqué lo que había ocurrido y él escuchó atento, impasible.
—Han dicho que serán solo unos días, pero está revisándolo todo a detalle — terminé de decirle.
—Wow, eso es, fantástico — dijo él asintiendo con una enorme sonrisa —. Ojalá pudieran desenmascarar el anonimato de cada usuario, hay un par de personas que han hecho comentarios realmente feos y falsos sobre mí.
—¿Ah sí? ¿Cómo cuáles?
Por fin habíamos seguido caminando y estábamos dentro del edificio, las personas me miraban de la misma manera que habían hecho el día anterior, pero seguían sin acercarse porque la presencia de Riquelme los ahuyentaba.
—Como los del domingo. ¿Sabes que las personas creen que le he quitado la novia a Stevens? Jamás en la vida saldría con Missy — negó haciendo una mueca de desagrado.
—¿No?
—¿Tú también lo creías?
Me quedé callada, él alzó una ceja.
—Bueno, es muy fácil creer en los rumores de Confiesalotodo — admití con algo de vergüenza.
—Lo sé, también es muy fácil recibir acoso y falsas acusaciones. Pero no, Missy y yo no tenemos nada que ver con el otro, de hecho, solo somos cercanos porque a un amigo mío le gusta ella, salieron en el pasado y él quería que lo ayudara a recuperarla.
—¿Y cómo está tu amigo con toda esta situación?
—Devastado — fue lo último que logró pronunciar antes de que mi atención fuera robada por alguien más.
En un segundo yo estaba en el suelo y al siguiente yo estaba volando por el aire mientras los brazos firmes de Travis me sostenían.
Me reí mientras estaba aún siendo cargada por mi mejor amigo y cuando me puso en el suelo, con la adrenalina corriéndome por las venas, noté que le dio una mirada de confusión a Chris.
—Yo, yo iré a mi clase — comentó Riquelme y sin esperar por mi respuesta, se marchó.
Dejándome con Travis, su mirada repleta de picardía y mi duda sobre quien sería ese amigo suyo que quería recuperar a Missy Crawford.
—¿Qué rayos hacía Chris Riquelme contigo?
—Hola, Greta, ¿cómo has estado? Oh, hola Travis, que bueno ver que estás de regreso, mira que yo he estado muy bien, ¿qué tal tú? ¿Cómo estuvo tu viaje? — hablé con sarcasmo, imitando lo que hubiera sido el inicio de una conversación más normal.
—Perdón, pero es muy extraño, la última vez que los vi juntos por más de dos minutos creo que fue... — se quedó callado y luego concluyó con una sonrisa —...nunca.
—Chris ha estado ayudándome con algo.
—¿Ese algo tiene que ver con el hecho de que Facebook está repleto de capturas de tu sitio, conspiraciones y teorías sobre un asesino, la desaparición de Missy Crawford y tu repentino aumento de seguidores en las redes sociales?
Volteé a verlo como si de pronto una extremidad extra le hubiera surgido, su pregunta me hizo retroceder un paso y recordar las palabras de Ben mientras alegaba que Travis podía ser tan culpable como el resto.
—¿Tú cómo sabes todo eso? — le cuestioné con desconfianza.
—Bueno — empezó a hablar con su habitual sarcasmo —, no sé si tú sepas de algo llamado internet, pero resulta ser que está plagado de lo que ha estado ocurriendo por aquí en los últimos días — se alzó de hombros al finalizar.
"¡Tonta, Greta!" pensé mientras lo veía.
Era obvio que Travis Fletcher estuviera enterado de todo tanto como lo estaba el resto del alumnado, porque él tenía tanto acceso a las redes sociales como el resto.
Tomé de mi casillero los libros, ya iba tarde mi clase de pintura, el timbre había sonado y solo los que teníamos la estupidez necesaria para contradecir las normas seguíamos vagando por el pasillo cuando se suponía que estuviéramos en nuestras aulas.
Como teníamos el mismo horario, mi mejor amigo me siguió y yo caminé a su lado en silencio, repitiéndome que no debía confiar en él pero que tampoco debía actuar extraña, en pro de descubrir si él estaba involucrado o no.
Giramos hacia la dirección donde estaba nuestro salón y fue ahí donde los vi, escondidos tras un pilar, estaban Charlie Becket y una chica castaña.
—La policía está involucrada en esto, te lo digo que ya no quiero seguir — escuché que él decía.
La chica, que desde mi lugar lucía pequeña y delgada, le agarró el brazo con fuerza, deteniéndolo a media huida.
—La policía no va a venir por nosotros, Charlie. Solo necesitamos un poco más de tiempo y todo se resolverá — su voz era familiar...
—¿Vas a entrar o qué? — preguntó Travis desde el umbral de la puerta del aula.
Reaccioné un par de segundos después y noté que él miraba hacia la escena que antes yo había visualizado.
—¿Qué rayos? ¿Por qué Francia sigue vagando por el pasillo? Ella se vino de casa veinte minutos antes que yo.
Mi mejor amigo negó entre decepcionado y molesto, pero aun así entró al aula, yo lo seguí en automático porque sabía que no debía seguir fuera a menos que no me importara ganarme un castigo. Sin embargo, a pesar de que seguí caminando, mi mente no estaba dando indicaciones a mis piernas y por el contrario, estaba perdida en las palabras que tanto Charlie, como Francia, la hermana menor de mi mejor amigo, habían intercambiado unos segundos atrás.
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