Jimin se despertó temprano, con el suave resplandor del amanecer filtrandose por las cortinas. Al girarse en la cama, encontró a Jungkook aún profundamente dormido a su lado. 

Los recuerdos de la noche anterior todavía estaban frescos en su mente, la pequeña escena de celos lo habia sorprendido tanto, pero le agrado, no lo iba a negar.

Decidió levantarse sin despertarlo, dándose un momento para procesar lo que estaba a punto de enfrentar.

Se dirigió a la cocina, donde comenzó a preparar café, sus pensamientos divagando inevitablemente hacia la reunión que tenía programada más tarde.

Casi lo había olvidado.

Hoy era el día en que su padre le entregaría oficialmente la presidencia de la empresa familiar, una responsabilidad que Jimin había anticipado y temido al mismo tiempo.

Siempre había sabido que este momento llegaría, pero ahora que estaba aquí, se sentía abrumado por las expectativas de los inversionistas y por supuesto, sus padres.

Mientras el aroma del café llenaba la cocina, Jimin no pudo evitar pensar en la conversación que había tenido con su padre unos días antes.

Era un recuerdo que seguía en su mente y le seguía inquietando la manera en que su padre habló con él.

El sonido de pasos suaves detrás de él lo sacó de sus pensamientos.

Jungkook apareció en la cocina, despeinado y aún medio dormido, pero con una sonrisa en los labios.

—¿Ya estás despierto?

Preguntó Jungkook, acercándose para darle un beso en la mejilla.

—Sí, no pude dormir bien.

Respondió Jimin, intentando sonreír, aunque la preocupación aún pesaba en su mente.

—¿Por?

Preguntó Jungkook, apoyándose en el mesón de mármol.

Jimin suspiró, tomando un sorbo de café para ocultar su nerviosismo.

—Hoy es el día...

Dijo finalmente, dejando salir un suspiro que llevaba tiempo conteniendo.

—Mi padre me nombrará presidente de la empresa oficialmente.

Jungkook lo observó con seriedad, leyendo la tensión en sus gestos.

—Vas a estar bien, Jimin. Eres más que capaz de manejar esto.

Dijo Jungkook, con una seguridad que Jimin deseó compartir.

—Lo sé, pero...

Jimin dejó la taza sobre la mesa, incapaz de expresar todo lo que sentía.

—Es tu padre el que debería estar nervioso, no tú.

Bromeó Jungkook, intentando aliviar el ambiente. Pero al ver que Jimin no respondía, se acercó y lo abrazó por la cintura.

—Oye, en serio, confía en ti mismo. Eres más fuerte de lo que piensas.

Jimin cerró los ojos y se permitió relajarse un momento en los brazos de Jungkook.

Sabía que tenía razón, pero eso no hacía que la presión fuera menos intensa.

—Gracias...

Murmuró finalmente, separándose suavemente del abrazo.

—Necesito prepararme psicológicamente.

Jungkook asintió con una leve sonrisa, dándole un beso en la frente antes de dejarlo ir.

Tenía que ponerse su mejor traje y ver el discurso que ha estado preparando durante siglos.

—Kook...

El azabache le dirigió la mirada esperando a que el rubio hablara.

—¿Vendrías conmigo?

Dijo algo nervioso, no sabía si era correcto que le pidiera eso, pero necesitaba apoyo de Jungkook.

—Por supuesto.

Sonrió y Jimin se sintió un poco más aliviado.

[...]

Más tarde, cuando Jimin se encontraba en su nuevo despacho presidencial, revisando los documentos que marcarían oficialmente su ascenso, el peso de la situación volvió a caer sobre él.

Jungkook todavía no había llegado, y pronto sería la presentación ante los accionistas.

La presidencia no era solo un título, era una corona pesada que ahora debía llevar.

Mientras miraba por la ventana, observando la ciudad que pronto vería a diario desde las oficinas de la empresa, Jimin se hizo una promesa:

Manejaría la empresa a su manera, siguiendo sus propios principios, y no los de su padre.

Este sería el primer paso para convertirse en el líder que siempre había querido ser, y no solo la sombra de su padre.

Pero eran palabras en su mente que no sabía si podía ponerlas en práctica.

La puerta fue tocada y abierta, mostrando a Jungkook con una sonrisa.

—Mírate, en el despacho presidencial.

Pasó cerrando la puerta tras él.

—Hola, kook.

Rascó su nuca y se levantó de la silla.

—¿Cómo estás?

Preguntó Jungkook mientras se acercaba y ponía una botella de vino sobre la mesa.

—Bien, supongo, algo nervioso.

—Traje esto para celebrar cuando salgas de la reunión.

Sonrió viendo la botella.

—¿No entrarás?

Jungkook levantó la mirada y ladeó la cabeza.

—Aunque soy inversionista, nunca he venido a este tipo reuniones, así que sería raro.

Jimin frunció el ceño.

—Pues que sea la primera vez.

El rubio cruzó los brazos.

—Seguramente no hay asiento para mí.

—Lo hay, y estarás cerca de mí.

Musitó y el azabache cruzó los brazos formulando una sonrisa.

—¿Tu padre no me verá rato o algo así después de nuestra reunión pasada?

—No tiene porqué hacerlo.

Bajó la mirada soltando un suspiro mientras guardaba su discurso en una carpeta.

—Bien.

Respondió antes de que ambos se sentaran, faltaba un poco menos de veinte minutos para la dichosa reunión.

—¿Tu madre ya regresó?

Jimin negó.

—Se supone que llegaba hoy a medio día, pero al parecer su vuelo se retrasó.

Jungkook asintió.

—Y...¿ella lo sabe?

—¿Saber qué?

Preguntó Jimin ladeando levemente su cabeza.

—Que somos pareja.

Jungkook dijo y Jimin desvió la mirada soltandoun leve suspiro,  de nuevo.

—No he hablado con ella.

Posó su rostro en su mano y Jungkook volvió a sonreír para alivianar el ambiente.

—Seguramente se lo tomará bien.

—Sí...

Murmuró Jimin.

—Eres la segunda pareja que le presentaré después de mucho, seguro te amará.

Jungkook asintió y al segundo frunció levemente el ceño.

—¿Segunda?¿Hubo alguien más?

Jimin levantó la mirada y asintió confundido.

¿No se lo había comentado?

—Tuve una novia un par de años antes de irme al extranjero, mi madre la amaba.

Jungkook asintió antes de recostarse en el espaldar de la silla con los brazos cruzados.

—Ya veo...

Jimin alzó la ceja.

—¿Qué?

Dijo Jimin alzando una ceja.

—Nada.

—No me digas que estás celoso por algo que pasó hace quien sabe cuanto.

Jungkook negó y Jimin rió.

—Ay kook, no sabía que eras celoso.

[♤♡]