새집 14 🍷

—¿Compraste lubricante?

Musitó al ver aquel frasco en la mesita de la habitación, antes de sentir como unos fuertes brazos lo abrazaban por detrás.

—Solo por ti, para que ya no te quejes.

Soltó una pequeña carcajada y Jimin frunció el ceño.

—Claro, como a tí no es aquien le meten una verga por el culo.

Se zafó del agarre y volteó a verlo con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

—Bebé, deja de querer pelear conmigo todo el tiempo, solo dejame ver tu lindo culo.

Jimin sonrió levemente antes de acariciar el marcado abdomen desnudo de Jungkook.

—¿Y si mejor yo te meto mi verga?

Jungkook frunció el ceño y Jimin soltó una carcajada antes de dejarse caer en la cama.

—Es broma, no te alteres.

Sonrió antes de quitarse la última prenda que yacía en su cuerpo, su camisa, dejando ver su desnuda y pálida piel.

—Esa bromita te costará muy caro.

Musitó antes de ponerse sobre él.

—Estoy dispuesto a pagarlo.

Dijo el rubio antes de unir sus labios en un beso fogoso y placentero.

[...]

Entre las suaves sábanas de la cama de Jimin, que por cierto, la había estrenado con nada más y nada menos que Jungkook, estaban profundamente dormidos.

Y es que si bien, las largas rondas de sexo que habían tenido los habían cansado, el que sea tarde y haya aire acondicionado los hizo caer rendidos.

¿Cuántas veces habían dormido juntos ya? La verdad, para un par de desconocidos, eran muchas.

Jimin se movió entre las sábanas y pudo sentir unos enormes brazos sobre él, estaba acorralado por Jungkook.

Era extraño, no lo iba a negar, pero esa sensación le gustaba.

Simplemente se dejaría llevar mientras pueda.

Envolvió su pálido brazo en el cuerpo de Jungkook y suspiró, su mente estaba más preocupada por su padre de lo normal.

Era mimado por él, no se podía negar eso, pero cuando se enojaba, las peleas que ocacionaba eran jodidamente fuertes.

O al menos para él que nunca le gustaron las discusiones.

Las únicas veces que había discutido con él fue un mar de lagrimas, pues no sabía que su padre, del cual toda su vida recibió atención, le pudiera hablar de una manera tan hiriente.

No sabía como su madre soportaba aquellas peleas de pareja, admiraba verla con la frente en alto cuando eso sucedía.

Él quisiera mantener la frente en alto con su padre.

Sintió a Jungkook moverse y levantó su mirada somnolienta.

—Oh...

Murmuró Jungkook al ver en el abrazo en el que se encontraban y Jimin se separó con rapidez antes de frotarse los ojos adormilados.

Eso había sido extraño, ni siquiera sabía por qué no se separó de un inicio.

—¿Qué hora es?

Con su ronca voz, preguntó, haciendole poner los pelos de punta a aquel rubio aún medio dormido.

—Tal vez sean las cuatro.

Musitó antes de acercarse a la mesita de noche y prender su celular para ver la hora.

—Si, son las cuatro.

Se volvió a recostar antes de soltar un suspiro.

—Mmh, ¿me prestas tu balcón?

Jungkook musitó y Jimin frunció levemente el ceño al escuchar eso, ¿iba a fumar?¿qué acaso moriría si no fumaba?

—¿Para?

—Fumar.

—No.

Musitó antes de sentarse.

La luz de la luna era lo unico que alumbraba aquella habitación, y con ayuda de eso pudo ver la sonrisa de Jungkook.

—¿Por?

Levantó sus brazos poniendo sus manos tras su cuello y soltó un leve suspiro, esperando la respuesta del rubio.

—Es mi casa, aquí está prohibido fumar.

El pelinegro sonrió antes de negar.

—Es en el balcón, no entrará humo.

Jimin frunció los labios enojado antes de acercarse a Jungkook y darle un leve golpe en el pecho.

—No fumes cuando estes conmigo, no me gusta.

Jungkook rodó los ojos.

—¿Y qué haré entonces?

Jimin se mordió su labio inferior conteniendose para no darle un severo golpe por intentar llevarle la contraria.

—Cualquier cosa que no sea fumar.

Jungkook sonrió antes de levantarse levemente y posar su mano en la quijada de Jimin.

—¿Entonces, puede ser besarte?

Jimin se sobresaltó de tan repentina petición.

—Bueno, eso...

Y sintió como sus labios tocaban los finos labios del mayor, pero era un beso extraño.

Extraño en el sentido de que no era lujurioso como solían ser sus besos, era lento y suave, con ternura y extrañamente delicados.

Sus ojos se cerraron inconsistentemente pero pudo sentir como esa sensación de se desvaneció al separarse de su boca.

—¿Puedo hacer eso en vez de fumar?

Jimin lo miró en blanco, no tenía ni idea de que responder, pero sin duda no le disgustaba este cambio.

—Lo tomaré como un sí.





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