Confianza pt. 2

Los chicos se encontraban en la sala conversando, habían terminado su trabajo satisfactoriamente, tenían la tarde y el próximo día libres. Todos estaban entretenidos, hasta que escucharon un extraño sonido que les llamó la atención.

—¿Escucharon eso? —preguntó Namjoon a los cuatro miembros del grupo que se encontraban presentes.

—Sí, es raro...

—Parecen gemidos —comentó Hoseok—. ¿Ustedes creen que Tae y Jungkook... estén...?

—No lo sé —el líder se encogió de hombros.

—¿De dónde viene el sonido? —inquirió Jimin.

—Parece ser de la habitación de Kook.

—¿Piensan que al fin esos dos tontos se declararon? Porque su tensión sexual se sentía a kilómetros.

—No sé ustedes, pero yo voy a fisgonear —dijo el menor de todos corriendo a las escaleras.

—Yo igual —Namjoon lo siguió con una sonrisa malvada, él era el líder del grupo y debía ser responsable pero a fin de cuentas también era un pervertido.

Después fueron tras ellos Hoseok y Yoongi. ¡Yoongi fisgoneando! ¿Lo pueden creer? Jin rodó los ojos, negando con la cabeza, no podía entender lo inmaduros y cotillas que eran los chicos pero algo dentro de él se moría por seguirlos, se quedó estático en su lugar mordiendo su labio inferior, tratando de luchar contra la curiosidad pero le fue imposible al escuchar las risitas de sus amigos provenientes del segundo piso, así que olvidó su papel de —al parecer— ser el "único miembro responsable" y se unió a sus compañeros de banda.

Los cuatro chicos se encontraban amontonados detrás de la puerta del maknae, tenían las manos cubriendo sus bocas para evitar hacer algún tipo de ruido. Jin se acercó a Jimin y le preguntó.

—¿Qué están haciendo?

—Shhhh... Baja la voz, no me dejas escuchar —le susurró el rubio.

—Taehyung y Jungkook... —murmuró el líder haciendo señales con sus manos.

El pelirrosa iba a protestar para que le explicara mejor, pero antes de tan siquiera separar sus labios, escuchó un fuerte y claro gemido del otro lado de la puerta. Inmediatamente los demás comenzaron a reír por lo bajo, Hoseok y Jimin se tuvieron que alejar un poco de la entrada de la habitación para poder soltar un par de carcajadas en el pasillo. El mayor abrió los ojos y la boca como platos y entonces lo comprendió.

—¡Están follando ahí dentro! ¡Por Dio-

Namjoon le tapó la boca rápidamente deteniendo sus gritos. Seokjin movió su cabeza para que lo soltara. El pelimorado lo miró con desconfianza y se llevó un dedo a la boca como señal de silencio. El pelirrosa asintió y el menor terminó retirando la mano de su rostro.

—Están follándose a mi bebé —susurró esta vez, todavía algo impactado por los gemidos que no cesaban en el interior de la habitación—. Mi Jungkookie todavía es un niño. ¡Mataré a ese desgraciado de Taeh- —volvió a alzar la voz y Namjoon le tapó la boca otra vez.

—No, creo que es al revés —comentó el pelimenta en voz baja.

—Sí, yo creo que Tae es el que recibe —concordó Jimin volviendo junto a Hoseok, después de que sus risas se calmaran.

—No, es Jungkook —contradijo Namjoon.

—Estoy de acuerdo —apoyó Hoseok.

—Chicos Tae es el pasivo, ¿no escuchan sus gemidos?

—No, no veo a Jungkook siendo activo. Es un bebé, seguro ese maldito de Taehyung se está aprovechando de su inocencia —protestó el mayor después de ser liberado del agarre de Namjoon.

—Imposible, mi radar de pasivas me dice que es Tae —musitó Jimin con una sonrisa de superioridad.

Todos comenzaron a discutir sobre los roles de los dos menores del grupo.

—Mejor apostemos —dijo el líder deteniendo los murmuros y consiguiendo la atención de los demás—. Los que pierdan serán los esclavos de los otros por una semana y harán todo lo que les pidan.

—Bien.

—Chicos y ¿cómo sabremos quién tiene razón? —preguntó el menor de los cinco.

Los demás se miraron entre ellos sin saber que decir pero los gemidos del otro lado se escucharon aún más fuerte desconcentrándolos.

—Oh por Dios, me estoy poniendo caliente y ni siquiera estoy viendo lo que hacen —habló en voz baja el pelimorado. Se acercó a Jin y lo miró subiendo y bajando las cejas con una sonrisa insinuante—. Jin vamos a coger —le susurró al mayor en el oído, este le devolvió la sonrisa coqueta y lo agarró de la mano—. Hoseok te quedas pendiente de quién gana la apuesta.

Hoseok solo pudo resoplar con desacuerdo a la actitud de esos dos. Jimin los vio alejarse a la habitación de Namjoon boquiabierto, entonces una idea cruzó por su mente.

—Yoonie...

—No Jimin.

—Yoongi vamos-

—No Jimin, no vamos a coger.

—Ah Yoongi ¿¡por qué eres así!? —protestó haciendo un berrinche silenciosamente, tirando un poco de sus rubios cabellos. El pelimenta solo se encogió de hobros y Jimin
bufó.

—Escuchen chicos —Hoseok los interrumpió, pegó su oreja a la puerta y los demás también.

—Ah... Jungkook ahí... Más rápido —se escuchó dentro de la habitación. Inmediatamente Jimin y Yoongi se miraron y hicieron un pequeño baile de victoria.

—¡Lo sabía! —exclamó el rubio en un susurro—. Taehyung es la pasiva. Mi radar no falla.

—Ay noooo, seré un esclavo —protestó Hoseok haciendo un puchero, llevando una mano a su frente.

—Yoongi...

—Está bien Jimin, ahora sí podemos coger.

Los dos se fueron y Hoseok se cruzó de brazos molesto. Todos en esa casa eran unos pervertidos.

[...]

Taehyung despertó acurrucado entre los brazos de Jungkook, tenía su cabecita apoyada en el fuerte torso del maknae, y sentía como las manos de este acariciaban su espalda suavemente.

El pelinegro se encontraba despierto ya desde hacía unos minutos, contemplando la desnuda y perfecta figura de su ahora novio, sonaba tan bien esa palabra. Novio. Sí, definitivamente la amaba. Se percató de que el chico se removía un poquito, en señal de que finalmente estaba despertando y lo abrazó más fuerte contra su cuerpo. Lo acomodó mejor sobre él y comenzó a repartirle besitos por toda su carita somnolienta.

—Buenos días amor —lo saludó depositando un casto beso sobre los labios del pelirrojo.

Taehyung sonrió ampliamente y le devolvió el beso al menor pero profundizándolo, pasando la lengua sobre sus belfos.

—¿Cómo amaneció mi bebé hoy? —inquirió de forma melosa el pelinegro.

El mayor se aferró más al maknae, hundiendo la carita en su tonificado pecho, dejando un besito en la piel cerca de sus pezones antes de aplastar su mejillita derecha en esa zona.

—Mejor que nunca —sonrió ampliamente—... y ¿sabes? —alzó la cabeza para mirar a Jungkook a los ojos—. Esta mañana podría ser aún mejor si... —irguió su espalda y se acomodó mejor sobre el regazo del pelinegro, más específicamente, se sentó sobre su polla—... Me follas duro contra la pared.

Jungkook tragó saliva, sintiendo como su miembro se endurecía en segundos, y no era para menos, si Taehyung se estaba restregando tan delicioso encima de él, lo volvía loco ese pelirrojo descarado. Pero sí, era su descarado y de nadie más.

—Por supuesto que no te follaré, bebé —musitó acalorado, viendo como su novio hacía un puchero y cruzaba los brazos sobre su pecho disgustado.

—¿Por qué no? —protestó como un niño al que le acaban de negar uno de sus caprichos.

—Porque yo no te voy a follar, te voy a hacer el amor.

Taehyung lo miró casi llorando corazones por lo cariñoso que era el pelinegro y se lanzó a sus labios para compartir un hambriento beso.

—Te amo Kookie —musitó el mayor cuando se separó de él sin aliento.

—Te amo Tae.

Los dos pasaron la mañana entera encerrados en la habitación del menor, entre besos y sonrisas tímidas, volviendo a disfrutar de la unión tan maravillosa de sus cuerpos, enredados entre las sábanas blancas.

Pero claro, Taehyung no se conformaría con eso, así que lo hicieron otra vez más, y luego sedujo a Jungkook nuevamente para que le hiciera el amor en la ducha sin censura, y bueno, el maknae no podía estar más feliz de que su hyung tuviera esa actitud desvergonzada y traviesa. Pero solo con él por supuesto.

Cuando al fin decidieron dejar su nidito de amor, salieron juntitos, Jungkook llevaba en su espalda a Taehyung porque imagínense, de tanta actividad al pobre ya le dolía el
trasero, pero no se quejaba, para nada.

Al llegar a la cocina para desayunar, sí, bien pasados de la hora pero bueno. Se encontraron con todos los chicos, excepto Jin que había salido temprano en la mañana.

Los demás al percatarse de sus presencias, pararon todo lo que estaban haciendo y los miraron fijamente.

—Así que a Tae le duele tanto el culo que no puede caminar ¿quieres que te traiga una silla de ruedas? —dijo Jimin sonriendo malvadamente al ver al pelirrojo sobre la espalda del menor—. TaeTae préstame a Jungkook para probarlo yo también —bromeó.

—Ni lo sueñes enano, yo no tengo la culpa de que Yoongi hyung no te sepa complacer bien, así que deja a mi novio tranquilo —refunfuñó el pelirrojo mientras el maknae lo dejaba sobre una silla.

—¿Novio? ¡Ya era hora! —exclamó Hoseok—. Ya me tenían harto con sus pendejadas, tanto toqueteo y tantas miraditas y no se atrevían a dar ese paso.

—Sí, y me sorprende que con lo descarado que es Taehyung no le haya quitado antes la virginidad a Jungkook —comentó el rubio carcajeando, recibiendo una mirada fulminante por parte de su mejor amigo.

—Mira quién habla, si ya te querías comer a mi galleto teniendo a tu gnomo gruñón —contraatacó.

—Oigan, déjenme fuera de sus mamadas par de tontos —protestó el pelimenta un poco adormilado.

Jungkook presenciaba la discusión entre sus hyungs muy sonrojado. ¿Cómo era posible que hablaran tan a la ligera de esas cosas?

—Anda TaeTae, no seas malo, préstame a Jungkook —puchereó el rubio como parte de su actuación para fastidiar al pelirrojo.

—¡Qué no!

—Daleee, si se nota que lo hace de muerte porque anoche tus gemidos se escuchaban por toda la casa.
—¿Enano quieres ver como te parto tu madre?

—Jungkook y Yoongi calmen a sus bestias que no puedo concentrarme —se quejó el líder mirando fijamente la pantalla de su celular, tratando de no perder el juego.

—Tú cállate Namjoon, y tráeme un jugo, ahora —le ordenó el rubio.

El pelimorado bufó y fue hasta la nevera.

Taehyung y Jungkook lo observaron extrañados, eso sí que era raro, pero no le prestaron mucha atención al asunto y continuaron desayunando.

Después de terminar, los dos menores volvieron a la habitación, el maknae porque no podía con la vergüenza de que todos sus hyungs lo hubiesen escuchado haciendo cosas para mayores con Tae, y su novio sólo para pasar más tiempo junto a él.

El pelirrojo estaba acostado sobre la cama, viendo como el menor se cambiaba de ropa, vistiendo ahora solo un pantalón de chándal y dejando su tonificado torso descubierto. Jungkook se acercó a él y se sentó al borde de la cama para acariciarle los cabellos.

Taehyung ronroneó por el contacto y atrapó la mano del pelinegro para atraerlo hacia él, haciéndolo caer encima suyo, teniendo Jungkook como único apoyo sus codos a cada lado de la cabecita de su travieso bebé.

—Kookie quiero besitos —musitó con voz aniñada, derritiendo al maknae por tanta ternura.

—Claro mi amor. Te daré todos los besitos que quieras.

Taehyung sonrió complacido y lo atrajo hacia sus labios. Se besaron tiernamente, disfrutando del suave contacto, de como sus bocas encajaban perfectamente, de los sonidos que producían sus lenguas al enredarse, sin atisbo de obscenidad, solo compartiendo ese lindo momento.

—Kookie~ —canturreó el pelirrojo haciendo ojitos de cachorrito mojado—. Quiero que me des besitos en las nalguitas.

—¿Qué...? —el maknae quedó aturdido sin saber que decir. Ya veía raro que Taehyung no le saliera con algo así.
—Daleeee —puchereó—. Me duele el culito, ¡exijo mimitos!

Jungkook rió por lo tierno y desvergonzado que era su novio y besó su nariz antes de desvestir al mayor.

—Todo por ese lindo culito —dijo volteando a su bebé boca abajo, para poder tener su traserito adolorido delante de él.

Bajó lentamente los bóxers del pelirrojo y observó sus esponjositas y redonditas nalgas mordiendo su labio inferior. Acercó su cara a ellas y comenzó a dejar suaves besitos por las abultadas mejillas que tanto lo hacían babear. Eso sí que era el cielo.

Taehyung suspiró contento, su trasero le ardía un poquito pero con las caricias que Jungkook le daba se sentía mucho mejor.

El menor lo besaba y acariciaba por todas partes, de vez en cuando dejaba un camino de besos por toda su espalda hasta llegar a su acanelado cuello y marcarlo con chupetones, también le daba mordiditas en los muslos, pero siempre prestando especial atención a sus apetecibles nalguitas. Todo esto sin llegar a interpretarse de una forma lasciva, él solo estaba mimando a su lindo novio. Disfrutando de la cercanía de ambos.

Taehyung se dio la vuelta debajo del maknae para mirarlo a la cara y al tenerlo de frente, lo abrazó fuertemente.

Jungkook se dejó caer sobre su cuerpo, enterró la cara en el hueco de su cuello y continuó besándolo ahí, en su orejita y mejillas.

El pelirrojo, a pesar de tener todo el peso del menor encima de él, no le molestaba en absoluto, al contrario, le fascinaba sentirse tan calentito y protegido. Jungkook se apartó un poquito de él y le colocó la ropa interior nuevamente, pareciendo un padre colocándole el pañal a su bebé, y no por lo que estaba haciendo, sino porque Taehyung actuaba como un bebé mimoso, su bebé.

—Kookie tengo hambre —lloriqueó haciendo un puchero.

Jungkook le pellizcó las mejillas y se paró de la cama.

—Iré a traerte algo de comer, ahora vuelvo.

Caminó hacia la salida de su habitación y al abrir la puerta, por poco es aplastado por todos los demás miembros que se encontraban amontonados detrás de ella.

El pelinegro pestañeó aturdido observando como todos se echaban a correr hacia sus dormitorios para escapar.

Se alzó de hombros sin darle mucho crédito a esos desquiciados, ya que en estos momentos su travieso pelirrojo era más importante, y siguió su camino hacia la cocina para prepararle algo de cenar a su novio.

Regresó al poco tiempo junto al mayor con un cuenco de ramen calentito —porque era lo único que sabía cocinar— y le dio de comer a su bebé.

Después de dejar a Taehyung felizmente satisfecho, con su pancita levemente más abultadita, se volvió a acostar junto a él, los dos acurrucados en posición de cucharita con las manos entrelazadas.

Los novios al fin se durmieron, con una sonrisa dibujada en sus rostros.

Y claro no hicieron más el amor hasta que a Taehyung le dejó de doler el traserito, pero cuando eso sucedió, el apetito sexual del pelirrojo era inmenso, así que al terminar su larga sección de caricias y besos, Jungkook siempre lo mimaba, especialmente a su culito, y por supuesto los demás chicos, como los cotillas profesionales que eran siempre reían detrás de la puerta.

Fin.

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