12 - 𝘉𝘭𝘰𝘰𝘥 𝘢𝘯𝘥 𝘴𝘦𝘤𝘳𝘦𝘵𝘴.

Los rayos del sol atravesaron la ventana de la habitación de Shulk. El primero en levantarse de la cama, fue Cloud. Vio que Shulk aún estaba dormido y tenía unas ojeras terribles. Parece que le costó coger el sueño. Lo cubrió con las sábanas, cerró las cortinas y salió del cuarto.

En el pasillo se encontró con Ike. Parecía algo preocupado. - Buenos días Cloud.

- Buenos días, ¿dónde está Marth?

- Acostado. Está muy triste. Me ha dicho que no está de humor para nada. ¿Qué tal Shulk?

- No lo sé, aún está durmiendo. Lo que le ha pasado a Roy realmente le está afectando.

Ike lo notó preocupado. Nunca lo había visto así con nadie de la mansión. - Cloud, tú...

El rubio se detuvo un momento. No pensó que Ike se diera cuenta del afecto que había desarrollado hacia Shulk. Y era cuestión de tiempo que los demás se dieran cuenta. Se sentó en una mesa y escondió la cabeza entre sus brazos. Sintió un taconeo hacia él. - Ahora no Bayonetta...no estoy de humor.

- No iba a hacer nada. Sólo iba a sentarme contigo. Si no te importa claro.

- Sinceramente, ahora mismo no me importa nada...sólo quiero que todo esto acabe...

- ¿Nada te importa? ¿Ni siquiera el chico que duerme tranquilamente en tu cuarto?

Ya lo descubrió. Levantó la cabeza y miró a la bruja. Al parecer sabía lo que pasaba. Y no pudo ocultarlo. - Le he hecho daño. Sería mejor que se olvidara de mí y se preocupase por él mismo.

- ¿Y eso sería bueno para él o para ti?

Cloud se quedó pensativo. Si se alejaba de Shulk, estaría a salvo pero él se sentiría vacío. Pero si se quedaba con él, lo expondría a algún peligro a cambio de no quedarse solo. - Supongo que para ninguno. En cualquier caso, uno saldría lastimado.

La bruja lo miró sorprendida. - Te preocupas mucho por él a pesar de conocerlo de poco tiempo.

Cloud desvió la mirada. Al parecer, ya es incapaz de ocultar sus emociones. - No tengo hambre.

Se marchó. Le pareció raro que Shulk aún no se hubiera despertado. Entró despacio en su habitación. Se acercó a él y lo sacudió un poco. - Eh, Shulk, despierta.

Nada. Lo intentó otra vez. Nada. Así que decidió probar otra cosa. Se acercó a las ventanas y abrió las cortinas, dejando que entrara la luz del sol. Escuchó un quejido.

- Mmm...cierra las cortinas...

"Qué lindo..." pensó. - Vamos bella durmiente, hora de levantarse.

- Tengo sueño, déjame cinco minutos más anda...

- Si no te levantas pronto se acabarán las tortitas de arándanos y el batido de vainilla.

En ese preciso momento, Shulk se levantó rápidamente de la cama. Cogió ropa limpia del armario y fue a vestirse al baño. Se puso una camiseta gris oscuro algo ajustada de media manga y con algo de escote, una chaqueta roja con capucha y sin mangas y unos pantalones semilargos ajustados.

Se arregló un poco el pelo, se lavó la cara y salió del baño. - ¡Ya estoy! Vamos a por esas tortitas.

Cloud se quedó de piedra. Tenía que admitir que esa ropa le quedaba bien al investigador. Demasiado bien. - ¿Cloud? ¿Te pasa algo?

- N-nada...vamos a desayunar.

Mientras caminaban, Cloud sintió su pulso incrementar rápidamente. Cada vez estaba más confuso sobre su relación con Shulk. Cuando bajaron a la cafetería, se sentaron juntos y disfrutaron de las tortitas. - Creí que no te gustaban los dulces.

- Comer algo dulce no me va a matar.

- ¿Quién eres tú y qué has hecho con Cloud?

- Muy gracioso.

Se rieron. A pesar de que no sabían nada sobre Roy, lo único que podían hacer era esperar noticias del doctor. Mientras tanto, Kamui se encontraba en la enfermería. No estaba acostumbrada a estar en su forma femenina, pero lo haría. Por él. En ese momento entró Mario. - ¿Cuánto tiempo llevas aquí?

- Media hora. Hoy he comido temprano.

Retiró un poco el flequillo de Roy. Estaba muy preocupada por él. - No te preocupes. No tiene ninguna parte del cerebro dañado. Hace falta más que unos puñetazos para dejarlo inválido.

Se escuchó un quejido. Roy abrió los ojos lentamente para ajustarse a la brillante luz de la habitación. Y tanto Corrin como el doctor lo notaron. - ¿Cómo te encuentras Roy?

- Como si hubiera aterrizado sobre mi cabeza...

- Es normal. Tienes el labio partido, las mejillas magulladas y un ojo morado. Aunque ya no está hinchado. Deberías quedarte en cama. Iré a avisar a Master Hand.

Y abandonó la enfermería. Corrin se quedó más tranquila. - Me alegra que estés bien. Estábamos muy preocupados por ti. Sobre todo yo.

- Lo siento...sólo recuerdo ir a la sala de entrenamiento para hacer aumentar mi musculatura pero entonces...todo se volvió negro.

Se llevó la mano a la cabeza. Aún le dolía por los golpes. Entonces sintió algo suave en su mejilla. - Céntrate en recuperarte. Te veré más tarde.

Corrin se fue. La cara de Roy se calentó y se tocó la mejilla. - Guau...

Poco después entró Master Hand. - Roy.

- Master Hand...

- Tu cara está hecha un asco. Pero me alegra ver que no tienes heridas graves. ¿Recuerdas quién te lo ha hecho?

- Cada vez que intento recordarlo, me duele la cabeza.

- Entiendo. Cuando mejores, ve a ver a Marth. Lo ha pasado bastante mal.

Roy bajó la mirada. - ¿Y Shulk?

- ¿Por qué lo preguntas?

- Antes de que se fuera me dijo que a ver cómo se sentiría Shulk si viera a su amigo así.

- Entiendo. No tienes que preocuparte. Ha estado preocupado sí, pero no se ha desanimado en ningún momento. Ahora descansa.

Roy se quedó solo. No tardó mucho en volver a dormirse. La cabeza le pesaba horriblemente por el dolor. Volviendo a la cafetería, Shulk y Cloud se quedaron a lavar los platos del desayuno. - Entrené desde los diez años para ser SOLDADO, ¿y tengo que fregar platos?

- Fuimos los últimos en bajar a desayunar y cuando nos dimos cuenta, todos se fueron de aquí.

- Menudos flojos. Debería cobrar por esto.

Shulk soltó una risita. - Créeme, Ike ha dicho eso un montón de veces. Cuando antes acabemos, antes podremos disfrutar de tiempo libre.

- Parece que no te importa.

- Los combates de entrenamiento y el torneo han sido cancelados, así que cualquier cosa parece entretenida.

- Pues yo prefiero entrenar.

Shulk no pudo evitar reírse. Parece que el mercenario no sabía divertirse. - ¿De qué te ríes?

- ¿Nunca te has divertido ni has ido de fiesta?

- No, que yo recuerde. ¿Qué tiene que ver eso?

Shulk le volvió a sonreír. - Cuando terminemos de fregar los platos iremos a dar una vuelta. Así te relajas un poco.

No pasó mucho hasta que acabaron de limpiar toda la vajilla. Cloud se fue corriendo a su cuarto y se puso a pensar en esa propuesta. Incluso lo que la bruja le había dicho hace un rato aún hacía eco en su cabeza. - ¿En qué demonios me he metido?

Entonces, llamaron a la puerta. - Está abierto.

Ike entró. Parecía tenso y no paraba de sudar. - ¿Qué te pasa?

- Estoy atascado tío.

Cloud levantó una ceja, extrañado por la rara expresión de su amigo. - ¿En qué sentido?

- Quiero animar a Marth, pero no sé qué hacer.

- ¿Por qué no le regalas un ramo de claveles o lirios?

- No, no lo entiendes. Quiero que tome el aire, quedarse dentro de la mansión no le hará ningún bien.

Entonces a Cloud se le ocurrió una gran idea. No se sentiría incómodo si Ike y Marth van con él y Shulk. - ¿Qué tal una cita doble?

- ¿Cita doble?

- Shulk me ha ofrecido dar una vuelta, pero aún me siento incómodo estando a solas con él.

Ike se lo pensó. Sería una buena oportunidad para animar al príncipe y así se aseguraría de que Cloud y Shulk se volvieran más cercanos. - Me apunto.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top