11 - 𝘐'𝘭𝘭 𝘱𝘳𝘰𝘵𝘦𝘤𝘵 𝘺𝘰𝘶.

A pesar de que Shulk estaba feliz de que el ex-soldado hubiera vuelto, llevaba dos días sin hablarle. Era evidente que estaba enfadado con Cloud. Debido a la continua tensión que había desde que Shulk combatió contra Ganon, Master Hand tuvo que suspender los combates hasta nuevo aviso. La medida no fue bien recibida.

Dark Pit notó la evidente separación de ambos chicos, así que empezó a sentarse con Shulk. - ¿Y no le hablas desde entonces?

- No. Se fue sin decir nada y vuelve con un disparo y un corte profundo en el brazo.

- Entiendo tu enfado, pero no puedes hacerle la ley del hielo para siempre.

- Supongo...pero es un bruto que usa más los músculos que el cerebro.

El ángel podía ver su enfado. Pero se preocupó, porque nunca había visto a Shulk así. Por otro lado, Cloud estaba más callado de lo que solía estar, e Ike lo notó. - Has estado muy callado. Más de lo normal.

- La he cagado. Y bien.

- Eso ya lo veo. Lleva dos días sin hablarte y te lanza dagas con la mirada. Es evidente que está bien cabreado contigo.

Cloud paró de comer. No podía evitar sentirse culpable por lo ocurrido. - He perdido el apetito.

Ike intentó detenerlo, pero Marth le agarró el brazo, en señal de que lo dejara. El día de hoy transcurría más lento que otros, debido la cancelación de los combates. Shulk intentó mantenerse ocupado para no tener que ver a Cloud.

Marth se sentía mal por ellos. Ike lo notó mientras estaban teniendo un momento íntimo en su habitación. Ike estaba sentado en medio de la cama y Marth estaba en su regazo.- Cariño, ¿te pasa algo?

- Es sólo que...me siento mal por Shulk...

- Yo también...pero creo que lo mejor que podemos hacer es dejar que lo resuelvan ellos mismos.

El príncipe puso una sonrisa triste. - Ike, ¿recuerdas...nuestra primera discusión como pareja?

Ike suspiró pesadamente. - Como iba a olvidarlo...fue horrible. Verte llorar por mi culpa fue un suplicio.

- Sí, y recuerdo que Link se enfadó tanto contigo que te dejó un ojo morado.

El mercenario se rió. - Lo cierto es que aún así me siento culpable.

- Te gastaste tus ahorros del mes en claveles azules y blancos.

Ambos se rieron. - No te preocupes mi amor. Ya verás como se reconcilian.

Los dos espadachines continuaron con su sesión íntima de besos. Mientras, Shulk estaba haciendo la colada. Su ropa estaba algo sucia, así que aprovechó para lavarla y mientras se puso una camiseta manga corta color turquesa unos pantalones de chándal negros.

Ahora estaba en su cuarto leyendo una novela que le había prestado Marth. Cómo suponía, era una romántica. - No me sorprende que le guste a Marth. Pero esto es solo una novela. Nada es real.

Escuchó que llamaban a su puerta. Abrió y no había nadie. Miró al suelo y observó un ramo de lirios blancos. Luego miró a ambos lados del pasillo, pero no vió a nadie. Cogió el ramo y olió las flores. Se sonrojó y ocultó su cara en los lirios. - Huelen de maravilla...

Cuando se volvió a su habitación, fue recibido por otro ramo, más pequeño y de lirios de amarillos. Y con la expresión de culpabilidad de Cloud. - ¿A qué viene esto?

- Bueno...Ike me dijo que cuando discutía con Marth...le regalaba flores para disculparse...

Shulk levantó una ceja. - Claaaro...porque son pareja.

Cloud se puso como un tomate. Se había puesto en ridículo a sí mismo frente a Shulk. - Oh...joder, he quedado como un imbécil...lamento todo esto...me iré entonces...

Shulk observó cómo el mercenario se marchaba. Sin embargo, se puso a pensar. No podía estar enfadado con él para siempre. Y las flores fueron un hermoso detalle. - Espera.

Cloud se detuvo. - Te perdono.

- P-pero...lo que hice...

- Olvídalo. Haber estado dos días sin dirigirte la palabra ya sido suficiente castigo para ti.

Cloud lo abrazó por instinto. Por el repentino abrazo, Shulk soltó el ramo, pero aceptó. - Lo siento mucho...

- No importa.

Cuando se separaron, se miraron a los ojos del otro. Shulk reaccionó y recogió los ramos y los puso en su mesita de noche. Ambos salieron de la habitación. En ese momento, escucharon ruidos ahogados que provenían del cuarto de Ike. Cloud miró a Shulk. - ¿Están...?

- Sí, pero te acostumbras. ¿Un café?

- Por favor.

Ambos chicos bajaron a la cafetería para merendar algo. Unos bollos de chocolate rellenos de crema. - Estos bollos están deliciosos.~

- Habla por ti. Para mí, son una bomba de azúcar que te acerca más a la diabetes.

- Eres un aguafiestas.

- Como si fuera la primera vez que me lo dicen.

- Deberías disfrutar de estos bollos. Uno nunca sabe cuándo va a morir, así que creo que lo mejor es disfrutar cada momento.

- Que profundo...pero sigo sin querer el bollo.

En ese momento llegó Robin, el cual estaba algo preocupado. - Hola chicos.

- Robin, que bueno verte, ¿qué pasa?

- ¿Habéis visto a Roy? Master Hand nos mandó a comprar, casi no hay carne ni fruta.

- No, hoy no lo he visto. Quizás esté en el gimnasio, dijo que quería mejorar su musculatura.

Robin les hizo caso. Cuando llegó, llamó a la puerta. - ¿Roy? Soy yo Robin, tenemos que ir a comprar.

No recibió respuesta. - ¿Roy? Vamos tío, no estoy de humor para esta clase de bromas.

Seguía sin contestar. Empezó a preocuparse. Sin saber que más hacer, abrió la puerta. Se encontró a Roy. Tirado en el suelo. - ¡Roy!

Corrió a él. Se llevó las manos a la boca. Tenía un ojo morado e hinchado, el labio inferior partido y parece que tenía la muñeca dislocada. Le colocó la cabeza en su regazo. - Roy...¿quién ha sido? ¿Qué ha pasado?

Parece que le costaba hablar. - S-Shulk...

- No, soy Robin, ¿dime qué pasa?

- N-no...S-Shulk...está...en peligro...

- ¿Qué quieres decir?

No contestó. - Roy. Roy despierta. ¡Roy!

Se estaba poniendo nervioso. Lo agitó un poco pero nada. - ¡AYUDA! ¡POR FAVOR! ¡QUE ALGUIEN ME AYUDE!

~~~

Todos estaban nerviosos. Mario aún no salía y no sabían el estado de Roy. Marth se quedó dormido en el hombro de Ike. Cuando se enteró, lloró desconsolado e Ike lo estuvo acunando un rato hasta que se durmió. Shulk se abrazó a sí mismo. - Es horrible...

- Ni que lo digas. Tuvo suerte de que Robin lo encontrara si no...

En ese momento, Mario salió de la enfermería. - Ha tenido suerte. Las heridas no son tan graves como parecen.

Todos soltaron un suspiro de alivio. - No obstante...

Le miraron preocupados. - Aún está inconsciente. Es posible que tarde unos días en despertar. Os mantendré informados. Podéis iros.

Todos se fueron preocupados. Cuando la mano gigante se enteró del incidente, enfureció. Impuso una nueva regla que decía que nadie debía quedarse solo. Ike y Marth se acostaron temprano.

Por petición de Master Hand, Cloud se quedó todo el tiempo con Shulk. Cogió un par de sándwiches con patatas fritas y subió a la habitación de Shulk para cenar con él. - No lo entiendo.

Shulk dejó de comer. - ¿El qué?

- Si quién sea va a por ti, no entiendo por qué ha atacado a Roy.

- Roy y yo somos buenos amigos. Me apoya mucho y confiamos el uno en el otro. Lo que pretende es desmoralizarme.

Cloud notó algo de tristeza en su voz, y era comprensible. - Oye, entiendo que estés preocupado y asustado. Pero preocuparte de más no ayudará a Roy a recuperarse antes.

Shulk se detuvo un momento. Y empezó a sollozar. - ¿He...dicho algo que te moleste?

- N-no...s-sólo...quiero dormir ya. Ha sido un día bastante pesado.

- ¿Y la cena?

- No tengo hambre. Puedes llevarte los platos.

Cloud lo notó raro. Pero decidió no prestarle atención y se llevó los platos a la cocina. Allí estaba Ike, con una cara de preocupación. - Hey Ike, ¿qué tal está Marth?

- Destrozado. Me costado bastante hacer que me soltara. Está muy afectado.

- No me sorprende. Uno de sus mejores amigos está inconsciente y con heridas severas.

- Supongo. ¿Qué tal Shulk?

- Ha comido poco. Creo que se siente culpable por el estado de Roy.

- Ya veo...creo que lo mejor que puedes hacer es estar con él. Lo último que necesita es echarse la culpa.

Cloud le hizo caso. Volvió a la habitación de su amigo. - Hey Shulk, Ike me ha dicho -

Se detuvo. Shulk ya se había acostado, con la camiseta manga corta y sus pantalones cortos holgados. Y tenía la lámpara encendida todavía. Se quitó la parte superior de la ropa, las correas y las botas.

Se acostó a su lado, atrayéndolo hacia él y ocultando su rostro en la nuca del contrario. Pudo escuchar como empezó a sollozar y le besó la nuca. - Tranquilo...todo va ir bien. Me aseguraré de eso.

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