07 - 𝘚𝘩𝘢𝘳𝘦 𝘺𝘰𝘶𝘳 𝘸𝘰𝘳𝘳𝘪𝘦𝘴.

Apenas tenía energía. Pero encontró la fuerza suficiente para abrir los ojos. Fue recibido por una luz cegadora. Tuvo que taparse los ojos para ajustarse a la iluminación de la habitación. Notó una presión en la cama.

Era Cloud. Tenía los brazos apoyados en la cama. Los ojos del mercenario mostraban preocupación.

- Buenos días dormilón.

- ¿C-Cloud?

Shulk intentó levantarse, pero su cabeza latió dolorosamente y se llevó la mano a la frente. El mercenario colocó una mano en el pecho y otra en la espalda del investigador, ayudándole a tumbarse.

- Hey, con calma. Ese combate ha sido bastante duro.

- ¿Qué me ha pasado?

- Acabaste agotado de tu combate contra ese ogro y Robin te trajo a la enfermería. Me ha impresionado que lo hayas vencido.

Shulk sonrió avergonzado. Fue entonces cuando notó que tenía una vía conectada al brazo. Sus músculos estaban tan adoloridos que tuvieron que ponerle un analgésico, lo que explicaría por qué se sentía somnoliento.

- ¿Y tu pie?

Cloud dirigió su mirada a su tobillo vendado. - No te preocupes. Está casi recuperado. Por ahora, céntrate en descansar.

Lentamente, el ojiverde cerró lentamente sus ojos. Lo único que se escuchaba en la habitación, eran los pitidos de la máquina que monitoreaba sus latidos. En ese momento, vio la puerta abrirse. Era Marth.

- ¿Cómo se encuentra?

- Está bien. Como solo tenía dolores musculares, Dr. Mario le ha dado un analgésico y se ha quedado dormido.

El príncipe sonrió. Se fijó en cómo el mercenario se preocupaba por el otro. Le recordó a sus primeros días de pareja con Ike.

- Por cierto Cloud, me gustaría hablar contigo a solas.

Ambos salieron de la enfermería. Cuando el joven monarca pensó que ya estaban algo aislados, se puso enfrente del rubio con los brazos cruzados. - ¿Y bien? ¿Se lo vas a decir o no?

- ¿De qué hablas?

- Vamos, no te hagas el tonto. He visto como miras a Shulk. Es como Ike me miraba cuando intentaba confesarse.

- Es raro...normalmente la gente no sabe cómo me siento.

- Cloud, eres un soldado, pero sigues siendo humano. No es malo admitirlo.

Cloud se paró a pensarlo. La última vez que vió la sonrisa de su madre, fue cuando se marchó a Midgard a entrenar como soldado. Y después de ver su hogar destruido...no volvió a sonreír.

- Oye, mira. Aquí ha gente que ha sufrido. Pero han podido seguir adelante y encontrar la felicidad. Relájate un poco, ¿vale?

Dicho esto Marth se dirigió a las gradas para ser testigo del resto de combates. Sus palabras hicieron eco en la cabeza del ex-soldado. - Como si fuera tan fácil...

Cloud se dirigió al gimnasio. Al haber estado en reposo, tenía que recuperar su musculatura. Al llegar, encontró a Roy haciendo pesas. - ¿Qué haces aquí?

Roy paró un momento y dirigió su mirada al rubio. - Anda, Cloud que sorpresa. Me alegra ver que estás bien. No todos los smashers se enfrentan a Ganon y salen sin fracturas.

- Créeme chaval, me enfrentado a cosas peores.

- Yo me enfrenté a un dragón gigante, y sin embargo me enfermo por un bol de chili.

El pelirrojo soltó las pesas y se dirigió al banquillo. Cogió una toalla y se limpió el sudor de su pecho, cuello y cara.

- ¿No tienes un combate contra Meta Knight?

- Lo tengo, sí, pero nuestro combate es el último. Así que quería aprovechar.

Cuando terminó de secarse, guardó su toalla y se volvió a poner su túnica y armadura. Sin embargo, Cloud notó que el pelirrojo tenía la mirada perdida.

- ¿Estás bien chico? ¿Es por lo de Corrin?

Tuvo que mencionarlo. Roy volteó su mirada con un sonrojo en sus mejillas.

- Me lo tomaré como un sí. ¿Quieres hablar del tema?

- No estoy seguro...ni siquiera he hablado con él...

Cloud le palmeó el hombro y se levantó. Y le sonrió levemente. - Necesitas tomarte algo, estás muy tenso. Ven conmigo anda.

Roy le hizo caso. Se vistió y siguió al mercenario hasta la bodega. Empezó a rebuscar entre las estanterías.

- ¿Qué estás buscando?

- Un momento...- siguió buscando hasta que encontró una botella de vidrio con un líquido rojo brillante. - Premio.

- ¿Qué es eso?

- Cosmo Canyon. Supuse que esa mano gigante debía tener bebidas de cada universo.

Cloud cogió un vaso pequeño que había en una estantería y sirvió un poco en el recipiente de cristal. Y se lo dió a Roy.

- Pruébalo. Creo que te va a gustar.

El pelirrojo se tomó el líquido carmesí de un trago.

- ¿Qué tal?

- Sabe dulce.

- Espera unos segundos.

Roy se extrañó pero entonces, comenzó a sentirse raro. Como un calor dentro de él.

- Vaya, me siento más ligero. Y energético.

- Me alegra que te guste. Ahora volvamos, quiero ver si el rubito ha despertado.

Ambos espadachines se fueron hacia arriba. Entonces se encontraron con Marth que cargaba un botiquín.

- Oh, hola chicos, ¿dónde habéis estado?

- Le estaba dando a probar a Roy una de las especialidades de mi mundo. ¿Y tú?

- Ike ha acabado con quemaduras de primer grado así que voy a tratarle las heridas.

- Teniendo en cuenta el rival con el que ha luchado...

- Ya...por cierto Cloud, Shulk está consciente y ha preguntado por ti.

El mercenario rubio se fue a la enfermería y ahí estaban Shulk ya un poco más consciente e Ike con varias gasas en el torso y en los brazos. - Te ves horrible.

- Que te den Strife...

Se sentó en una silla junto al rubio más bajo. Estaba despierto, pero algo atontado. - ¿Cómo te sientes chico?

- Me siento mareado...pero ya no tengo dolor.

- Es por los calmantes. Parece como hubieran usado un paño con cloroformo.

En ese momento, entraron Marth y el Doctor Mario. Marth se acercó a su novio le retiró un poco el flequillo. - ¿Cómo estás cariño?

- Bien, ahora que estás aquí.

El hombre de bata blanca se acercó a donde estaban los rubios. - Shulk, te voy a dar el alta, pero no puedes combatir temporalmente. Se lo comunicaré a Master Hand.

- ¿Qué pasa con Ike?

El doctor se giró hacia el mencionado y sonrió viendo cómo el príncipe le trataba las quemaduras. - Está bien atendido, no te preocupes. Podéis iros.

- De acuerdo. ¿Puedes levantarte Shulk?

- Déjame ver.- el joven investigador intentó ponerse de pie, pero sus piernas parecían gelatina. Cloud se levantó rápidamente y Shulk casi se cae si no fuera por Cloud, que lo agarró por los brazos.

- Me lo tomaré como un no. Agárrate a mis hombros.

- ¿Vale?

Shulk obedeció. En ese momento, el ex-soldado lo cargó al estilo nupcial y salieron de la enfermería. Shulk se sentía avergonzado al tener esa cercanía con Cloud. - ¿Te molesta esto?

- N-no...

El mercenario siguió caminando y el chico en sus brazos, que estaba como un tomate, solo ocultó su rostro en el pecho de Cloud. Por alguna razón, los latidos de ambos chicos se incrementaron enormemente.

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