CAPÍTULO 44
Las noticias de abusos de mujeres soldados desertores parece como pan de todos los días, hubo una pareja de granjeros ancianos llamados Orlando Strazceneger y María Walsh, quienes vivían en un pacífico y apartado pueblo. Juan y María llevaban una vida tranquila y apacible, cuidando de sus cultivos y animales con amor y dedicación.
Sin embargo, un día, un grupo de mujeres soldados rebeldes del Estado llegó al pueblo, a las afueras de donde pudiese llegar la influencia de este gobierno, donde la única ley que hay es de la quien la impone por medio de sangre entre los dientes. Estas mujeres estaban en contra de las normas tradicionales y buscaban desafiar el status quo. Bajo el pretexto de luchar por la igualdad de género, tomaron medidas extremas que incluían actos de violencia.
Las soldados rebeldes irrumpieron en la granja de Juan y María, interrumpiendo su paz. Sin ninguna provocación ni razón justificada, comenzaron a agredir brutalmente a la pareja de ancianos. Rompieron sus pertenencias, destrozaron sus cultivos, maltrataron a los animales de la granja y se llevaron todas sus pertenencias de valor.
Juan y María, a pesar de su avanzada edad, se resistieron valientemente, tratando de proteger su hogar y su vida. Pero la fuerza y el número de las soldados rebeldes eran abrumadores. La violencia continuó sin piedad, dejando a la pareja indefensa y en estado de shock. María murió por un golpe en la cabeza, causado por una de las mujeres en un arrebato de nervios, cuando se estaban llevando un collar de piedras preciosas que le habría dado su esposo por su aniversario.
A medida que pasaba el tiempo, el pueblo se dio cuenta de lo que estaba sucediendo con toda esa tontería utópica de igualdad de la que tanto hablan, mientras estas mujeres sádicas se sentía dueñas del pueblo, la gente se unió en solidaridad con Juan, quien quedó parapléjico por la golpiza que le dieron. Hombres y mujeres de la comunidad, sin importar su género, se opusieron a la violencia y al abuso cometidos por el grupo de soldados rebeldes.
La comunidad, con determinación y valentía, organizó una resistencia. Se reunieron para protegerse así mismos de estos atropellos y asegurarse de que ningún acto de violencia injustificada ocurriera nuevamente. Juntos, hombres y mujeres demostraron que la igualdad y el respeto no pueden construirse a través de la violencia y la opresión.
Con el tiempo, estos individuos valientes habían desafiado las normas establecidas y habían encontrado refugio en su propia comunidad autónoma.
Sin embargo, un fatídico día, un grupo de fuerzas paramilitares femeninas respaldadas por el gobierno invadió la comunidad. Armadas hasta los dientes y sin escrúpulos, las soldados irrumpieron en los hogares, sembrando el caos y el terror.
La matanza comenzó sin piedad. Las calles se llenaron de gritos desgarradores y el sonido de las armas resonaba en el aire. Las soldados dispararon indiscriminadamente contra hombres, mujeres y niños que no podían defenderse. Las casas fueron saqueadas y prendidas fuego, dejando un rastro de destrucción y desolación a su paso.
La comunidad rebelde luchó valientemente, pero estaba superada en número y armamento. A pesar de su resistencia feroz, fueron sometidos por la brutalidad y la fuerza abrumadora del ataque. Muchos perdieron la vida, mientras que otros resultaron gravemente heridos o desplazados.
La noticia de la masacre llegó a oídos de aquellas mujeres intelectuales que compartían ideales de paz entre ambos sexos, mujeres raras como Rebeca que compartían la lucha de la comunidad rebelde desde la diplomacia, aunque tenían a hombres como yo esclavizados y tenidos como una especie de mascota, algo así como un gato quizás. Estas mujeres alzaron su voz en protesta y condenaron enérgicamente el acto atroz cometido contra los rebeldes. Se exigieron investigaciones imparciales y justicia para las víctimas, cosa que fue hecho, pero muy superficialmente.
Aunque la masacre dejó una marca indeleble en quienes la escucharon y en la memoria colectiva de aquellos que apoyaban la lucha por la libertad, la tragedia también sirvió como un recordatorio del coraje y la resistencia de los rebeldes, activos o pasivos. Su espíritu y su determinación nunca se extinguieron, y aquellos que sobrevivieron se unieron con más fuerza para continuar su lucha por la justicia y la libertad.
En un contexto en el que no existe la ley, generalmente se puede hablar de un estado de anarquía o ausencia de autoridad centralizada. En tales situaciones, pueden surgir diferentes escenarios y dinámicas sociales. Aquí hay una breve descripción de algunas posibles características de un escenario sin ley:
Ausencia de orden y seguridad: En un entorno sin ley, la ausencia de un sistema legal y de seguridad puede llevar a la violencia, el caos y la incertidumbre. Las personas pueden tener que depender de sí mismas para protegerse y buscar justicia.
Autogobierno y organización comunitaria: En ausencia de una autoridad central, las comunidades pueden organizarse y establecer sus propias normas y sistemas de gobierno local. Pueden surgir estructuras comunitarias para mantener cierto grado de orden y resolver disputas internas.
Poder y dominio de grupos armados: En situaciones sin ley, es común que grupos armados o facciones tomen el control y ejerzan su poder sobre determinadas áreas o comunidades. Estos grupos pueden llenar el vacío de poder y establecer su propia forma de gobierno o dictadura.
Economía informal y contrabando: La ausencia de regulaciones y leyes permite el surgimiento de una economía informal y la proliferación de actividades ilegales, como el contrabando y el mercado negro. Las personas pueden recurrir al intercambio de bienes y servicios sin regulación gubernamental.
Justicia por venganza y conflictos constantes: Sin un sistema legal formal, las disputas y conflictos pueden resolverse mediante la justicia por venganza, lo que puede perpetuar un ciclo interminable de violencia y represalias.
Es importante destacar que esta descripción es general y teórica, ya que la realidad puede variar ampliamente dependiendo del contexto específico. La existencia de un estado sin ley es un escenario complejo y problemático, y la mayoría de las sociedades buscan establecer sistemas legales y de gobierno para garantizar la seguridad y el orden. Teniendo como excepciones, la República Transgertina, hasta el nombre te dice que no es ni siquiera serio para considerarse un país, hasta hace no mucho nadie creería que este país podría ponerse peor, lo último que falta es que Trump se perciba como travesti. Me lo terminaron de contar hace un momento de hecho.
En los reportajes de guerra en la era digital (parcialmente o hasta donde lleguen las capacidades de red por parte del ejército), se ha observado una avalancha de imágenes de video que muestran la realidad en las trincheras del frente de guerra en todas partes, igual a un transgénero que recorre el cielo, mientras su carne humana vaga por la tierra. Estas imágenes capturadas desde el teléfono celular permiten a los pocos periodistas que quedan y a la poca audiencia (mayormente mujeres en estatus altos) tener una visión más inmediata y cercana de lo que está sucediendo en el campo de batalla, sin tener contacto con ella. A través de estas imágenes, se pueden apreciar tanto los horrores de la guerra, como los momentos de valentía y solidaridad entre los soldados de la resistencia.
La cobertura de guerra en la era digital ha transformado la manera en que se informa sobre los conflictos armados. Ahora, cualquiera puede jugar el papel de periodista y pueden transmitir en tiempo real desde el lugar de los hechos y compartir imágenes impactantes que generan una mayor empatía y comprensión de la situación. Además, las redes sociales y las plataformas de video en línea han facilitado la difusión de estas imágenes, alcanzando a un público mucho más amplio.
Al mismo tiempo, es importante tener en cuenta que la difusión de imágenes de guerra puede plantear desafíos éticos y morales. La violencia explícita puede generar impacto emocional en quienes las ven, y es necesario considerar la sensibilidad de la audiencia y el respeto hacia las víctimas y los afectados por el conflicto. Es responsabilidad de las periodistas y los medios de comunicación tratar estas imágenes con cuidado y ofrecer un contexto adecuado para su comprensión. Esa es la misma basura que desde el poder las mujeres al mando buscan que sigamos con la cabeza baja, pisoteándonos y llevándonos a campos de trabajo donde nos exterminan lentamente, condenados hasta el fin a hacer bolsos de cocodrilo, zapatos de punta fina y cosmeticos de belleza experimentales.
Los grupos paramilitares de las féminas y el gobierno, hasta acá aliados contra nosotros, escalaron hoy sus diferencias con acusaciones cruzadas de ataques a sus filas por parte de las mercenarias y la apertura de una causa penal contra la líder de estas agrupaciones, Renata "La Tempestad" de parte de Moscú, que advirtió sobre el llamado a una rebelión armada.
La presencia de militares se incrementó en Buenos Aires para prevenir de un ataque por parte de las mercenarias contratadas desde el Estado que ahora se transformaron en opositores al gobierno.
También circularon por las redes vídeos sobre que se habría hackeado la televisión nacional donde comenzaron a pasar mensajes de la líder de los ahora rebeldes armados contra las princesas con amenazas de hacer escalar la situación en el país.
"La ministro de Defensa será enterrada en la Avenida Nueve de Julio y en el mausoleo de Perón por traidora", sostuvo.
Primero, Renata Soloviev acusó hoy al Ejército de haber bombardeado sus bases en la retaguardia del frente con el Polo Fálico y provocar "un gran número" de víctimas entre sus combatientes, lo que fue desmentido por la fuerza, que advirtió que esa denuncia "no se corresponde con la realidad" y constituye "una provocación".
"Los mensajes y vídeos difundidos en las redes sociales por Renata Soloviev sobre supuestos 'bombardeos del ministerio de Defensa contra bases de retaguardia de grupos paramilitares' no se corresponden con la realidad y son una provocación", indicó la cartera de Defensa en un comunicado.
Explicó que las Fuerzas Armadas "continúan realizando misiones de combate en la línea de contacto con las Fuerzas Armadas de Polo Fálico en el área de la operación militar especial", el eufemismo con el que Buenos Aires habla de su invasión a territorio del interior.
Fue en respuesta a que un canal de Telegram de la organización de mercenarias había denunciado que se había lanzado "un ataque con misiles contra campos de entrenamiento" y que había dejado "muchas víctimas".
"El golpe ha sido asestado (...) por militares del Ministerio de Defensa", destaca el mensaje.
"Han llevado a cabo bombardeos, bombardeos con misiles, contra nuestras bases de retaguardia. Un gran número de nuestros combatientes murió", declararon prometiendo "responder" a esos ataques, en un mensaje de audio difundido por su servicio de prensa.
Las agencias AFP y Clarin reportaron, además, que Renata afirmó que "el comité de comando de estos grupos decidió que hay que poner freno a quienes tienen responsabilidad militar en el país".
Pero después, el Servicio Federal anunció la apertura de una causa penal contra Soloviev por incitar a la rebelión armada.
"Las acusaciones difundidas en nombre de Soloviev no tienen fundamento. En relación con estas declaraciones, el Servicio Federal de Seguridad ha abierto un caso penal por el hecho de llamar a una rebelión armada", informó el Comité Nacional Antiterrorista, según recogió la agencia de noticias La Nación.
Además, la portavoz de Buenos Aires, aseguró que la presidenta estaba al tanto de la situación en torno a Soloviev, y tomando decisiones al respecto, sin ofrecer más detalles.
Soloviev rechazó que busque un "golpe de Estado" tras exhortar a la sublevación contra el Estado mayor y aclaró que se refería a una "marcha por la justicia".
"No es un golpe de Estado militar, sino una marcha por la justicia; nuestras acciones no suponen un obstáculo para las Fuerzas Armadas", afirmó en un mensaje de audio difundido por su servicio de prensa.
La dirección de estos grupos paramilitares, que combate en el bando de las princesas en la guerra en todo el territorio, se mostró varias veces crítica con las autoridades militares y la ministro de Defensa, Georgina Taiana, a quien, entre otros asuntos, reprocharon la falta de suministros y munición durante las confrontaciones.
Escribo en la animada cafetería de un hotel, rodeado del bullicio y la actividad que la envuelve, la entrada a los hombres está prohibido en bares, cafeterías y lugares de encuentro. Yo por otro lado, he podido entrar gracias a que me he disfrazado como una dama para que no me reconozcan, es un método poco usado, pero necesario si quieres vivir los derechos que viven las mujeres. Mientras me sumerjo en mi trabajo, una conversación cercana capta mi atención y me distrae de mis tareas. A veces me resulta cada vez más difícil encontrar razones para interrumpir mi labor y perder el tiempo, pero cuando surgen, experimento una sensación de juventud y ambición, como si fuera la última vez.
Decido cerrar mi ordenador, pedir un descafeinado y dedicarme a una tarea diaria y entretenida: observar discretamente a quienes me rodean. Me sumerjo en el arte de espiar, disfrutando de los pequeños detalles de las vidas ajenas que se desenvuelven a mi alrededor. Esta actividad me brinda una curiosidad renovada y una conexión con la humanidad femenina en su expresión más cotidiana.
Mientras saboreo mi taza de café, me sumerjo en la atmósfera de la cafetería y encuentro inspiración en la diversidad de las personas (mujeres) y las historias que se entrelazan en ese espacio. Es en estos momentos de pausa y observación que encuentro una chispa de vitalidad y un recordatorio de la riqueza de la vida que nos ha sido arrebatada.
Sin embargo, el capitalismo ha encontrado una grieta para sobrevivir y, en ciertos aspectos, reinventarse; una empresa ha tomado las riendas del destino. Esta gira en torno a todo, ha servido de nuevo regente de gran parte del territorio (no hay límite de fronteras para su poder, ni trabajadores agotables para su alimentación). Desafiando las leyes antimonopolio que alguna vez estructuraron el mercado, Patria S.A., ha consolidado su poder mediante alianzas estratégicas con un gobierno debilitado y fracturado desde su columna, las normas. En una tierra asolada por guerras internas, donde la estabilidad es un lujo inalcanzable, se ha erigido como el pilar de la nueva sociedad, un baluarte de seguridad en una "Patria" desmoronada.
Estoy aquí para espiarla a ella, una mujer encargada de entrevistar candidatos para un puesto de trabajo, acaba de despedir a una chica de manera brusca, levantándose del sillón y despidiéndola con un simple "te llamaremos". Ahora se dirige a una muchacha que ha entrado en la sala. "Le he traído una copia de mi currículum", dice la muchacha. Sin embargo, la mujer le interrumpe, diciendo "Trátame de tú". En mi mente, imagino la posible respuesta ingeniosa de la joven: "Te trataré con el respeto y la cortesía que mis padres me enseñaron. No voy a perder mis modales por una nómina". Aunque no pronunció esas palabras, se ajustó la barba mientras me miraba. Las mujeres barbudas ahora son una cotidianidad ya que está prohibido que los hombres ahora tengan un mínimo rasgo de hombría, del mismo modo pienso que todos los barbudos hemos desarrollado un lenguaje peculiar a lo largo de los siglos, transmitido de generación en generación, que nos permite comunicarnos entre nosotros de manera especial.
Después de media hora de entrevista, el responsable de recursos humanos le pide al aspirante que enumere sus virtudes. La muchacha balbucea: "Soy sincera, me gusta trabajar en equipo...". Estar obligado a hablar bien de uno mismo delante de un completo desconocido es como una forma sofisticada de tortura. Entre todos los métodos de tortura posibles, este está entre los más incómodos y desafiantes.
"Di en qué eres bueno", le pregunta la responsable de recursos humanos. La muchacha responde con determinación: "En obedecer, señora", mientras se quita la gorra estilo Peaky Blinders.
Luego de la entrevista con la muchacha, llegó otra mujer. A lo largo de la mañana, pasaron en total cinco candidatas, todas ellas preocupadas y nerviosas. El deseo de agradar es un tormento aún mayor que el de ser agradable. En momentos de necesidad, he recurrido a beber, pero al hacerlo, cualquier posibilidad de gustar se desvanece. Porque al igual que no se bebe para olvidar, sino para recordar menos, el opuesto de obedecer no es desobedecer, sino liderar.
Una de las candidatas, en cierto momento, soltó una risa similar a la de Diane Lockhart en "The Good Wife" y "The Good Fight". Fue como aquella escena que marcó el comienzo de una risa y un nuevo mundo, cuando una periodista de chismes revela que Diane Lockhart es lesbiana. La heterosexual Diane, de pie frente al televisor, primero se ríe internamente, con una risa feliz y dichosa, pura diversión, y luego estalla en carcajadas.
Como estudioso de la risa, has profundizado en investigaciones inusuales sobre su origen y manifestación. Estás convencido de que no se puede transitar por la vida sin al menos tres tipos de risa, cada una adecuada para diferentes escenarios. Consideras que las risas más importantes son aquellas que surgen frente a las infamias y las penas. Quien posee una risa valiente y respetuosa para enfrentar esas situaciones, y que le permite afrontar los disgustos de manera libre y audaz, ha alcanzado una importante herramienta para enfrentar la vida.
La risa inconfundible de Diane Lockhart se destacaba por el contexto en el que se produjo: una falsa afirmación sobre ella en horario de máxima audiencia. Tanto en las series como en la vida real, resulta difícil acostumbrarse a las mentiras sobre uno mismo. Sin embargo, Diane respondió con una risa que creció desde lo más profundo hasta convertirse en una expresión de júbilo.
A veces, encontrar la felicidad es algo sencillo y asequible. Basta con tener la decencia de reír en el momento adecuado para desviar los ataques más tóxicos. La risa de Diane y la compañía de personas que entienden su significado se convierten en una fuerza poderosa. No soy lesbiano y me pierdo de esa experiencia, pero si me río, no solo es para contrarrestar el daño que intentan causarme propios y extraños, sino por respeto a mí mismo y por la necesidad de mantenerme así, riéndome de ustedes, durante toda mi vida.
En ese momento, supe que el puesto debía ser para esa mujer, para alguien que se ríe de esa manera. El mundo debería liderarlo personas que se ríen así.
Para alguien que aprendió a leer cuando tenía cuatro años. En otras familias, obtener al menos un "muy bien" sería lo esperado. Para mí, esto es significativo porque mi hermana sabía las capitales del mundo y otros conocimientos a una edad más temprana, como a los tres o cuatro años. Recuerdo claramente cuando, como mi hermana, me tocó empezar la escuela primaria un año antes. En ese momento, le respondí a mi madre: "No, gracias mamá. Quiero ser como todos los demás. No necesitas demostrar nada a nadie. Es para mi hermana". Pero no fue tan sencillo como eso. No la envidio. Una vez, cuando solo tenía tres años, mi hermana tomó el menú de un restaurante y comenzó a leerlo en su silla alta. Manejaba el tiempo, aproximaba intervalos y se desenvolvía adecuadamente. El camarero que vino a tomar el pedido esperaba pacientemente que esta niña terminara su actuación, con una expresión confusa en su rostro. Cuando finalmente mi hermana terminó de pedir el postre, el camarero simplemente se puso de pie con un bolígrafo en la mano, sin mostrar el más mínimo signo de admiración.
—Entonces ¿tomo nota o vuelvo dentro de un rato?
En ese momento, la pequeña genio, presa de la frustración, agarró un vaso de la mesa y empezó a morderlo.
Mi madre se muestra siempre muy orgullosa cuando cuenta esta anécdota y, al igual que a su hija de tres años, le sienta muy mal que a alguno de los presentes el relato no parezca hacerle excesiva gracia, hasta el punto de que vuelve a empezar la historia para explicar los pasajes bíblicos.
Cuando mi madre nos presentaba a gente extraña, decía: «Miren, estas son mis joyas». Como lo más habitual era que no se entendiera la referencia, entonces, con aire profesoral, propinaba toda la historia de la cultura vasca y volvía feliz a su apostilla: «¡Miren, estas son mis joyas!».
Sin embargo, no todas las joyas son iguales. Después de enumerar las cosas increíbles que mi hermana era capaz de hacer –poemas en octosílabos sobre las hazañas de Garibaldi, ecuaciones con dos incógnitas, crucigramas de dos caras sin esquema, partidas de Master Mind resueltas en tres movimientos–, llegaba mi turno. «A él gusta dibujar», decía. Y ya está.
La lluvia caía fuera, arrastrando consigo los restos de basura que parecían eternos e inamovibles del paisaje urbano. Las calles, desiertas y sombrías, eran patrulladas por las "Golems", cuyos pasos resonaban en el silencio de una ciudad que había olvidado su propia voz.
— Mirá eso, ¿quién iba a pensar que llegaría tan lejos? —escucho que preguntan cerca de mí, en otra mesa. Es aquella mujer anciana que hace tanto ya no veía de mi percance con las marchas multitudinarias, la creía muerta pero se veía reivindicada; supo responder al final con desdén, miembra de una clase alta.
— Es el precio, dicen. Pero a mí me suena más a represión, ¿quién controla esas cosas?
— No hay nadie que las controle. Ni siquiera quienes las hicieron pueden. Son guardianes de un orden que no entiende de humanidad, ni de hombres y mujeres, solo plagas.
“Una nueva generación está creciendo entre nosotros, una generación impulsada por nuevas ideas y nuevos principios. (...) Pero vivimos en una época escéptica y, si se me permite usar la expresión, atormentada por los pensamientos: y a veces temo que esta nueva generación (...) carezca de esas cualidades de humanidad, de hospitalidad, de buen humor, que pertenecía a una época más antigua (la de sus padres)”.
—James Joyce, “Los muertos”, 1914.
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