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Taehyung arrugó su ceño cuando estacionó fuera de la casa de su hermano, miró hacia las ventanas y las luces encendidas gracias a la sombra que proyectaba la propiedad se pudo dar cuenta. Era de mañana por lo que era extraño que la casa pareciera un árbol de navidad a las 11 de la mañana. 

Miró por el espejo retrovisor y le sonrió a sus sobrinos que estaban en silencio en el asiento trasero. 

—Iré a abrir la puerta, esperen aquí. Vengo enseguida. 

Los niños asintieron medios somnolientos todavía, no tenía idea a qué hora se habían dormido pero debía haber sido muy tarde porque le costó demasiado despertarlos. 

Cerró la puerta de su sedán blanco y todavía curioso usó su llave, quizá debería haber golpeado la puerta, pero Yoongi le había dicho que la usara ¿No? Taehyung estaba seguro que su hermano le había preguntado si tenía aún la llave. 

Cuando abrió finalmente la puerta lo primero que vio fueron las luces encendidas, todas ellas, lo cual era raro porque su hermano era un fanático del control y de los gastos de consumo. 

Avanzó por el recibidor y apagó la luz, luego se detuvo en el marco de la enorme sala y se quedó apoyado en este porque estaba seguro que sus ojos no estaban viendo lo que realmente estaba viendo. 

Su hermano, su gran hermano fanático de la privacidad y confidencialidad estaba prácticamente acostado sobre otro hombre en el bonito sofá que adornaba la sala. 

¿Quien era él? 

Taehyung no pudo dejar de apreciar lo atractivo que se veía ese hombre rubio, su cabello no era tan largo y eso hacia que sus rasgos pudieran notarse de mejor manera. 

Era guapo, muy atractivo a la vista. 

El hombre misterioso se removió en sueño y su brazo derecho abrazó la forma de Yoongi que sonrió en el sueño. Era tan extraño ver a su hermano feliz, aunque estuviera durmiendo, esa sonrisa en sus labios era tan rara pero hizo que Taehyung también sonriera. 

Sin hacer mucho ruido fue hasta la inmaculada cocina solo para encontrar platos sucios, sartenes con aceite y una botella de whisky vacía en medio de la mesa, ¿Que diablos? Todo estaba lejos de ser lo que habitualmente Yoongi era, el orden y la limpieza estaban muy lejos de lo que su hermano profesaba como un mantra. 

Apagó las luces de esa habitación también y se dirigió nuevamente a la sala, se paró a un costado del sofá y sus ojos se encontraron con los del misterioso rubio que tenía sus ojos abiertos tan grandes que era chistoso. 

Su hermano todavía estaba apoyado en el hombro del rubio y parecía estar ajeno a todo lo que estaba sucediendo, sus mejillas estaban sonrojadas y su cabello revuelto por todos lados. Taehyung lo había visto muy pocas veces así de descontrolado por lo que sabía que el alcohol había tenido mucho que ver. 

—¿Que hora es?

El desconocido preguntó, su voz rasposa y gruesa. Tae solo lo miró en silencio y luego decidió responder. 

—Las 11 de la mañana, ¿Quien eres?

—¿Quien eres tú?

Taehyung alzó sus cejas y sonrió, el tipo parecía molesto y un pequeño pliegue hizo que sus gruesas cejas se arrugaran. 

—Soy…

—Mi hermano —Yoongi se incorporó, sus mejillas medias sonrojadas —¿Que hora es?

—Son las 11 y traje a los niños, ya sabes, tus hijos. 

Yoongi hizo una mueca y se puso de pie, para Taehyung era bastante divertido ver a su hermano perder la compostura habitual. Siempre pulcro, siempre ordenado e impecable. Así había visto a Yoongi desde niño, pero ahora parecía un hombre común y corriente y eso hizo que sonriera realmente amplio. 

—Gracias por cuidar de ellos, ¿Se portaron bien?

—Siempre se portan bien, son buenos chicos ya te lo he dicho. 

—Lo sé —Yoongi se pasó una mano por su desordenado cabello y suspiró saliendo de la sala hacia la entrada. 

Taehyung se detuvo en la puerta y miró a su hermano con pura diversión y satisfacción en su rostro. 

—¿Tuviste una buena noche?

—Cállate —Yoongi se llevó una mano hasta su cabeza —no es lo que crees. 

—Mhm, no lo sé, no todos los días te acurrucas en tu sofá, digo esto porque en realidad nunca lo haces —Tae se echó a reír —menos mal dejé a los niños en el auto sino tendrías que dar muchas explicaciones. 

—Es un amigo —Yoongi suspiró —¿Puedes darme unos minutos? 

—Necesitas despedirte de tu amado, lo entiendo.

—No es eso, ya vete ¿Si? Haces que me duela aún más la cabeza.

Taehyung rodó los ojos pero hizo caso y la sonrisa no se borró cuando llegó a su sedán. 

Era algo bueno, su hermano merecía ser feliz. 

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Yoongi volvió a la sala, había sido una pésima idea dormir en el sofá, le dolía la espalda tanto como su maldita cabeza punzaba y no tenía idea de por que dolía tanto, quizá fueron las pocas horas que durmió o el lugar… O que se había despertado con el olor de un perfume que no reconoció enseguida pero luego, cuando se dio cuenta que a la última persona que había visto era Seokjin, supo que ese olor masculino pertenecía al atractivo rubio. 

Y las ganas que tuvo de enterrar su nariz en ese cuello no fueron una broma. 

Todavía sentía vergüenza por haber estado casi encima de Seokjin, la noche anterior no había querido incomodarlo pero bastó que se durmiera para comportarse como un adolescente cachondo.

En la sala tragó saliva y se paró frente al sofá, Seokjin se había acomodado nuevamente y mantenía sus ojos cerrados, quizás estaba durmiendo. 

—Dijiste que no tendría resaca. 

Por más que Yoongi quiso reprimir una sonrisa no pudo, se rio entre dientes mientras veía a Seokjin abrir sus ojos y ponerse de pie. 

—No es mi culpa, no debía darte nada, quizás es la edad. 

Seokjin entrecerró sus ojos pero se veía relajado. Casi juguetón.

—Tenemos la misma edad si mal no lo recuerdo. 

Poniéndose serio Seokjin miró hacia la entrada y luego a Yoongi. 

No debería haberse visto tan guapo después de dormir incómodamente en un sofá, pero así era. Seokjin se veía como un modelo de catálogo con esa camisa que se había puesto y que tenía los dos primeros botones desabrochados.

Enfocándose, Yoongi rodeó el sofá y antes de poder decir algo Seokjin habló primero. 

—Creo que debería irme, tus niños todavía no me conocen y no creo que esta sea mi mejor apariencia. 

—Tienes razón, hay una puerta trasera…

—Perfecto —Seokjin buscó por la sala y cuando vio su chaqueta la tomó y se la puso rápidamente. 

Yoongi avanzó hasta la cocina e hizo una mueca de desagrado al ver todo sucio y desordenado. Definitivamente empezaría a ordenar y limpiar apenas Seokjin se fuera. 

Pararon en la puerta que daba al patio trasero y se quedaron viendo unos segundos a los ojos. Yoongi hubiese pagado hasta lo que no tenía para saber que estaba pensando el rubio mientras lo miraba de esa manera. 

No había nada extraño en esa mirada, solo que hacía que la piel del azabache hormigueara y su corazón latiera un poco más rápido. 

—Uhm, gracias por lo de ayer —Yoongi desvió la mirada —realmente eres un buen oyente. 

—Te lo dije —Seokjin sonrió —tu historia es triste, pero me da gusto ver que no te destruyó, todo lo contrario. 

Maldición. Yoongi solo pudo reprimir un suspiro, Seokjin era realmente un tipo que sabía que decir, el problema era que Yoongi estaba teniendo serías dificultades para seguir viéndolo como lo que eran. No debía olvidarse que ellos tenían un acuerdo comercial. 

Unas risitas se escucharon en la sala y Yoongi miró a Seokjin, ¿Tanto se habían demorado despidiéndose? 

—Lo siento hermano, me tengo que ir.

El azabache se giró y rodó lo ojos cuando Taehyung le dio una sonrisa burlona a cambio. 

—Me están esperando en casa, nos vemos.

Taehyung alzó su mano y corrió hacia la sala para luego cerrar la puerta de entrada. Sus hijos no se demoraron nada en buscarlo y cuando los cuatro se quedaron viendo Yoongi tuvo serios problemas para calmar los latidos de su corazón.

—¿Quien es él, papi? 

Jihwan ladeó su cabeza sin dejar de mirar a Seokjin, atrás de él Eunho tenía su ceño fruncido y también estaba mirando en la misma dirección que su hermano menor. 

—Él es un amigo de la universidad. 

—Hola —Seokjin dijo dando un paso adelante casi chocando con Yoongi —soy Seokjin. Kim Seokjin.

—Papá no tiene amigos —Eunho replicó. 

—Tuve en algún momento, la universidad y todo eso —Yoongi se movió por fin y se acercó a sus niños, les dio un beso a cada uno en la frente y los miró —no sean groseros y saluden como corresponde.

Eso pareció tener sentido para ellos y rápidamente los dos se acercaron a Seokjin estirando sus manos para saludarse. 

—Yo soy Eunho y el niño este es Jiwhan. 

Seokjin le dio una sonrisa y los saludó de inmediato buscando el parecido de Yoongi en alguno de ellos dos. 

Luego de eso los niños abandonaron la cocina a petición de Yoongi quien todavía se sentía un poco nervioso y un poco ansioso. 

—Será mejor que me vaya. —Seokjin dijo no muy convencido.

—No parece como si te quisieras ir. —Yoongi bromeó mientras sacaba los platos sucios de la mesa. Se detuvo cuando no recibió respuesta alguna —estoy bromeando Seokjin. 

El rubio se pasó una mano por el cuello y suspiró —¿Te puedo confesar algo que es un tanto vergonzoso luego de ver todo esto?

—¿Todo esto? 

—Tu casa, tus muebles… ¿Tus niños? 

Seokjin negó con su cabeza como si fuera ridículo lo que estaba por decir y Yoongi no estaba del todo preparado para sentir lo que sintió.

Tenía ganas de protegerlo, de abrazarlo y no soltarlo hasta que hubiera una linda sonrisa en esos maravillosos labios. Pero por supuesto no hizo nada y asintió levemente para que Seokjin le dijera eso tan vergonzoso. 

—Tengo muchos problemas económicos, más grandes que los que puedes pensar y…

—Entiendo.

—No quiero que pienses que soy un aprovechado. 

—Nadie ha dicho eso. —Yoongi se encogió de hombros —quédate a tomar desayuno y de paso conoces a los niños. 

—Si —Seokjin odió tener un enorme nudo en la garganta. Yoongi era la última persona que pensó que le podría tender una mano. Y quizá para muchas personas un desayuno era algo demasiado simple y ridículo como para sentir vergüenza, pero para Seokjin significaba una comida completa y la no soledad a la que estaba tan acostumbrado en su deprimente departamento. 

Después de eso no se volvió a tocar el tema, Seokjin pidió un baño para asearse y Yoongi le indicó su baño personal ya que el baño de visitas estaba siendo ocupado por Jiwhan. 

Yoongi limpió rápidamente y lavó lo utilizado en un tiempo récord, botó la botella de whisky y gracias al cielo que su dolor de cabeza estaba retrocediendo. Encendí la cafetera y abrió su refrigerador, bostezó mientras veía lo que tenía que preparar.

—Quiero ayudar. 

De un salto Yoongi cerró la puerta del refrigerador y miró a un Seokjin mucho más despierto. Se quedó segundos mirando esa suave piel y cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo frunció su ceño y volvió a abrir el refrigerador. 

—La rutina de los sábados dice que haré tostadas con queso crema y salmón ahumado, para los niños crepes de frambuesa y jugo de naranja natural. 

—¿Que es esto? ¿Un restaurante? —Jin se rio —¿De verdad comen eso los sábados al desayuno?

—Si —Yoongi se frotó la frente con su dedo —me gusta darles algo diferente los fines de semana, a ellos no les gusta el queso ni el salmón, pero toman jugo y necesitan esas vitaminas. 

—Eres demasiado estructurado. 

—Lo soy, necesitan fibra y vitaminas. En la semana la fibra y las vitaminas y el fin de semana lo mismo pero con mejor sabor.

—¿Y tú?

—¿Yo qué?

—¿Necesitas omega 3? 

Yoongi cerró la puerta del refrigerador y sonrió negando con su cabeza —me gusta comer bien. Demándame. 

Seokjin rio más alto y alzó sus manos —no puedo, estoy a una cuenta más de ser embargado.

La sonrisa de Yoongi se esfumó de su rostro y cuando quiso preguntar acerca de eso eso sus hijos entraron discutiendo a la cocina. 

—¡Te lo comiste! —Eunho se cruzó de brazos —¡Te dije que me lo había dado el tío Minnie!

—¡Yo quería más! ¡Todo te lo dan a ti!

—¡Eres un mentiroso!

—Basta los dos, ¿Que pasó ahora?

—El tío Minnie nos dio una barra de chocolate a cada uno y este tonto se comió el suyo y el mío.

—No le diga así a tu hermano, Eunho. —Yoongi miró a Seokjin con una disculpa —lo siento, a veces es un poco caótico esto. 

—No te preocupes, por mientras puedo empezar a hacer el desayuno.

Yoongi tenía que haber dicho que no, debía haber puesto un límite y él haber hecho el desayuno como todos los días, esa era la rutina, esa era su vida. Pero no dijo nada y se quedó como una estúpida estatua viendo como Seokjin buscaba los alimentos. 

—¡Papá!

Cierto, los niños. Yoongi miró a sus hijos y la seriedad volvió a él. 

—Jihwan, busca tu alcancía. 

El niño hizo un puchero enorme pero salió corriendo de la cocina para hacer lo que le pidió su padre. 

—No quiero que le vuelvas a decir tonto o cualquier otra palabra que sea ofensiva, ¿Cometió un error? Si, pero le voy a enseñar a que no lo vuelva a hacer. 

Eunha bajó la mirada —lo siento. 

El niño de cinco años volvió a la cocina con su alcancía, la dejó sobre la mesa mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. 

—Le darás a tu hermano la cantidad de dinero que cuesta ese chocolate. 

—¡Pero fue un regalo de Minnie! 

Yoongi se acercó y puso su mano en el hombro de su hijo menor —lo sé campeón, pero ese chocolate no era tuyo, entonces ahora debes pagarlo porque tomaste algo que no te pertenecía. 

Las lágrimas de Jihwan hicieron que su estómago se apretara, pero no dio pie atrás y mientras veía como su hijo abría su alcancía con forma de gatito sintió el aroma de café recién hecho y se giró para contemplar al silencioso hombre que estaba haciendo el desayuno. 

Yoongi lamió sus labios y deslizó sus ojos por esa amplia espalda y esa bendita camisa que se contraía a cada movimiento...

—¿Papá? 

Yoongi maldijo en silencio por la distracción y se giró para ver varias monedas sobre la mesa y un billete todo arrugado. 

—Bien, entrégale a tu hermano y no quiero que lo vuelvas a hacer. Tu tío Minnie les da regalos a los dos por igual, no puedes dejar sin su regalo a tu hermano, Jihwan. 

—Lo siento —dijo el pequeño azabache limpiando sus lágrimas. 

—Eunho guarda ese dinero y vayan a lavarse las manos, tomaremos desayuno en un rato más aunque es demasiado tarde, deberíamos estar almorzando. 

Una risa ahogada llegó a sus oídos y no tenía que darse vuelta para saber que era Seokjin quien se estaba riendo o burlando mejor dicho. 

Los niños los dejaron solos y Yoongi se cruzó de brazos mirando a su acompañante. 

—¿Divirtiéndote?

Seokjin no dejó de reír pero en algún momento se detuvo y también se giró para mirarlo —deberías relajarte un poco, hombre. Es sábado. 

—Soy relajado con ellos, créeme, esto no es nada. 

Jin no estaba tan seguro pero podía ver un cambio en el azabache cuando estaba con sus hijos, se veía mucho más tranquilo y feliz. 

El desayuno-almuerzo estuvo listo y los cuatro se sentaron, Yoongi estaba en silencio porque sabía que sus hijos iban a hacer preguntas y ellos no habían ensayado nada más que decir que eran amigos de universidad. 

Esperaba que al menos Eunho se creyera el cuento. 

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¿Salmón ahumado al desayuno? Debía ser una puta broma. Seokjin casi gimió cuando probó lo que él mismo había preparado. Llevaban un par de minutos tomando desayuno y el rubio sentía que estaba en el cielo, había comido salmón antes, claro que sí, pero nunca se le pasó por la cabeza que podía ser acompañado de pan, pero no era cualquier pan. De todas formas sabía exquisito. 

—El lunes tengo entrenamiento después de clases, ¿Me puedes llevar? 

Seokjin alzó su cabeza y es que se dio cuenta que todos comían de manera lenta mientras conversaban. Parecía un maldito cavernícola y no ayudaba que de vez en cuando Yoongi  le pusiera más salmón a su plato. 

—Puedo llevarte, ¿Hasta que hora es el entrenamiento?

—Hasta las ocho, el entrenador va a hacer la nómina para el campeonato del fin de semana. 

—¿Fin de semana? 

El niño mayor, Eunho, asintió con entusiasmo —es el domingo. 

—Está bien, volveremos el sábado a la noche.

—¿Dónde vamos? ¿Puedo ir? —Jiwhan preguntó. 

—Tu siempre quieres ir a todos lados. 

Yoongi le sonrió a su hijo menor —puedes ir, de hecho tenemos que ir… Y Seokjin también va con nosotros, ¿Cierto Seokjin?

—¿Mhm? —Seokjin dejó de comer y miró a los dos niños frente a él —si, iré con ustedes. 

—¿Por qué? 

—Jiwhan —advirtió Yoongi. 

—Es porque estoy en la ciudad —Jin miró a Yoongi que estaba a su lado —vengo de muy lejos —mintió. 

—¿Como de la luna?

Jin sonrió, el hijo menor de Yoongi era muy tierno. 

—No de tan lejos. 

—Eso es genial, siempre vamos los tres y a veces es aburrido, no hay muchos niños —Eunho dijo. 

—Bueno ya no será aburrido. Soy muy divertido ya verán. 

Los ojos de los niños se iluminaron y Seokjin volvió a su tostada. 

—¿Juegas al fútbol? Eunho es delantero en su equipo. —El pequeño azabache preguntó mirando a Seokjin.

—He jugado, de hecho fui seleccionado en el equipo de la universidad. 

—¿Y jugaba bien? —Eunho miró a su padre buscando respuestas. 

Seokjin miró a Yoongi que se había quedado en silencio disfrutando de su café o algo así ya que cada vez que tomaba un sorbo cerraba sus ojos como si lo estuviera saboreando en vez de tomarlo como lo hacía todo el mundo. 

—Yoongi. —Llamó —tus hijos están haciendo una pregunta sobre nuestros días en la universidad. 

El azabache se rio realmente fuerte y Seokjin lo acompañó. Luego se dio cuenta que los niños lo estaban mirando como si a su padre le hubiesen crecido dos cabezas. 

Había asombro en sus rostros y Seokjin se preguntó si alguna vez Yoongi era tan relajado como decía ser con ellos. 

—Bueno, Seokjin era muy bueno en la universidad… —Entrecerró sus ojos unos segundos —recuerdo que eras capitán de tu equipo ¿No?

—Eso es… Ciertamente acertado, fui el capitán de mi equipo —Jin no estaba mintiendo y no sabía cómo era que Yoongi había adivinado. 

—Wow, yo también lo soy del mío —Eunho sonaba orgulloso. 

—Ser capitán te enseña mucho. 

—Si —el niño arrugó su boca —a veces me gustaría serlo. 

—¿Tuviste algún problema? —Yoongi se interesó en la conversación. Había discutido una vez sobre ese tema en particular con su hijo y ahora se daba cuenta que al parecer no estaba todo tan bien como le había dicho semanas atrás. 

—No, ninguno, solo que mis compañeros me miran como si yo tuviera todas las respuestas del mundo y no las tengo. 

Seokjin lo entendía, llevar una responsabilidad, por pequeño que sea, te daba una especie de carga y una de esas era la del liderazgo. Lo entendía perfectamente. 

Y como lo entendía no podía darle un buen consejo ya que Seokjin abandonó a su equipo justo antes de una final. No pudo soportar la presión y lo dejó… Lo dejó como todo lo que se ponía difícil en su vida. 

—¿Quieres que hable con tu entrenador? 

—No papá, estaré bien. Me gusta llevar al grupo, se siente bien, solo que a veces me abruma. 

Seokjin no había estado rodeado de muchos niños ni adolescentes, pero le sorprendía lo maduro que se escuchaba Eunho y cuántos años tenía ¿12 años? Seokjin estaba impresionado. 

La conversación en la mesa continuó y el rubio se encontró sonriendo ante las preguntas cada vez más intensas del menor de la casa. El niño se notaba curioso por el supuesto amigo de universidad de su padre y Seokjin no podía hacerle más gracia. 

No mintió cuando le preguntaron que había estudiado, no mintió cuando contó que su madre había muerto hace un par de años y que tenía un hermano menor. 

Y definitivamente no mintió dos horas después de ayudar a Yoongi a limpiar la mesa y lavar los platos cuando le dijo que le había gustado conocer a sus hijos. 

Seokjin se despidió de Yoongi y de los niños, se fue sonriendo y cantando una canción solo para que sus oídos lo pudieran escuchar. 

Había sido una buena noche y una mejor mañana. 

Seokjin volvió a sonreír y deseó que pronto fuera fin de semana para poder ver a los Min nuevamente. 

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Hola! Una pequeña actualización porque quería escribir esta historia 🥰🥰

Gracias x el apoyo.

Tengan una linda semana 🌸

Lxs amo mucho ❤️

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