5
Seokjin sentía que estaba más nervioso que ese sábado en donde había dejado ir el trabajo más fácil que alguna vez hubiese caído en sus manos. El sudor bajaba por su espalda mientras esperaba en aquella banca en un parque infantil en donde había sido citado.
Recordó la conversación y lo tensa que había sido, al principio el hombre de cabello negro, Yoongi, lo había enviado al carajo, pero Seokjin fue persistente y había logrado que aceptara sus disculpas. No pidió de vuelta el trabajo enseguida sino que trató de hacer como si realmente le interesara la vida de ese hombre y le hizo algunas preguntas que fueron respondidas de inmediato y con una ortografía un poco dudosa, luego de una hora conversando con Yoongi se dio cuenta que este estaba borracho por lo que no tenía idea si esa tarde de miércoles llegaría para juntarse con él.
¿Se acordaría de lo que habían conversado?
Pero Seokjin tenía esperanza y necesitaba dinero así como ese hombre lo necesitaba porque sí, Yoongi le había confesado porque quería fingir tener un novio entonces Seokjin usaría eso, ambos se necesitaban y él no dejaría escapar de nuevo la oportunidad.
¿Por qué lo había citado en un parque infantil? Seokjin dudaba que Yoongi llevara a alguno de sus hijos entonces el lugar era tan extraño para que ellos se conocieran, bueno, para que se vieran por segunda vez.
Luego de varios minutos Seokjin miró la hora en su teléfono, no era tan tarde, él podía esperar un poco más.
Justo en ese momento su nombre fue dicho detrás de él. Se giró para observar y el hombre que había conocido en aquel restaurante distaba mucho del que ahora se movía hacia él. Había algo diferente y no era la ropa que estaba usando, hoy Yoongi vestía de traje, formal de pies a cabeza Seokjin se preguntó si su jean rasgado y su camiseta blanca era un atuendo demasiado sencillo para la cita.
—Disculpa por la demora, me atrasé en la oficina.
Seokjin asintió y volvió a mirar esa corbata negra brillante y luego observó el rostro de Yoongi.
—Todo bien, llegué hace un rato, ¿Trabajas en la bolsa de valores?
—No —Yoongi tomó asiento poniendo una gran distancia del hombre brutalmente guapo que aunque se veía como si hubiese sacado cualquier prenda de su clóset se veía increíblemente bien de todas formas. —Trabajo en la bolsa de empleo, casi aciertas.
—Oh, siempre me pregunté que tipo de personas trabajaban ahí.
Yoongi se encogió de hombros —cualquier persona puede llegar al servicio público, el punto es que debes mantenerte allí, eso es lo difícil. La política y todo eso.
—Mhm —Jin no tenía idea de política, ni de nada porque realmente nunca le había interesado aquellas cosas y nunca tuvo que saber ciertos temas para conversar con alguien. De hecho Seokjin ni siquiera tenía amigos y estaba bien con eso. —Supongo —dijo finalmente.
—Entonces, ¿Quieres el trabajo de vuelta?
—Si.
Yoongi sonrió de lado pero no quiso mirar de nuevo en dirección del rubio y solo miró hacia unos de los árboles que se mecía ante la brisa. Luego de unos segundos se dio cuenta que varias mujeres miraban hacia donde ellos estaban sentados.
Quizá no había sido buena idea juntarse en ese lugar.
—Quizás el trabajo ya no está disponible. —Yoongi se puso de pie, abotonó su chaqueta y comenzó a caminar de regreso por donde había venido. No tenía idea como comportarse con ese hombre guapo por lo que comenzó a improvisar.
Seokjin se demoró un respiro en ponerse de pie y seguir al azabache, lo alcanzó en unos cuantos pasos. Arriesgándose lo tomó de la manga de la chaqueta y cuando Yoongi paró miró su mano que mantenía el agarre.
—¿Tengo el trabajo si o no?
Yoongi alzó una ceja y sonrió —cuidado, cualquiera diría que estás desesperado.
Jin tragó saliva y lo soltó. Estaba tan desesperado que podría rogar, pero por supuesto no era algo que le diría al hombre que lo estaba mirando tan seriamente.
—¿Tengo el trabajo? —Jin dijo con los dientes apretados. —Lo necesito.
—¿Que hay de esa actitud del sábado? Saliste corriendo y si vamos a hacer esto tiene que ser en serio, tiene que verse real para que no tenga a mi jefe encima mío todo el puto día.
—Me sorprendiste. Siempre pensé que eras una mujer y me quedé con eso por eso cuando te vi fue como chocante, pero puedo ser profesional. Puedo hacer esto y ayudarte.
—Estoy pensando que soy yo quien te está ayudando a ti.
Jin volvió a tragar saliva, de pronto tenía sed y no ayudaba que Yoongi lo mirara de esa manera, era extraño y si no fuera por el trabajo y el dinero que ganaría lo hubiese golpeado por ponerlo incómodo.
—Me ayudarías y yo a ti, ambos ganamos, nada diferente a una negociación. Será solo un trabajo ¿No?
—Lo será y no tengo idea que habrás pensado el día en que me conociste pero yo no necesito que nos besemos y por supuesto que no te vas a poner como un loco delante de mis hijos.
Los colores subieron por la mejilla del rubio al recordar como había reaccionado, se sentía como un ciervo en medio de la carretera encandilado por la luz. Había algo extraño en Yoongi.
—Yo… Si, tienes razón, no debería haber dicho eso, fui precipitado.
—Como sea —Yoongi retomó el paso ahora con el rubio a su lado. —Hay muchas cosas que debemos acordar antes del viernes.
—¿Este viernes?
—Si, a mis hijos les diré que eres un amigo de la universidad y que vienes de visita.
—Bien —Seokjin asintió, podía trabajar con esa etiqueta.
—Pero ante la gente de mi empresa serás mi novio.
—Si —susurró el rubio.
—Y tampoco será necesario las muestras de cariño, lo tengo todo planeado, tu solo preséntate y yo haré el resto.
—Debemos inventar algún tipo de historia romántica, para tus compañeros —Jin acotó —para que se vea más real.
—¿Alguna sugerencia?
Seokjin entrecerró sus ojos y cuando llegaron al otro extremo del parque se detuvo. Miró hacia el cielo azul sin nubes y pensó en una buena historia, también podía ser entretenida, ¿Por qué no?
Yoongi deslizó sus ojos por el cuello del rubio y luego más arriba y rápidamente giró su cabeza. Era un idiota, no había otra manera de describir lo que estaba haciendo. La belleza del rubio lo estaba cegando y lo sabía, tenía claro que nada iba a ocurrir y aún así quería quedarse cerca para ver a ese monumento de hombre.
Realmente idiota.
—¿Que tal un concierto? ¿Que tipo de música te gusta? Yo escucho de todo pero me gusta más música tranquila.
—Suelo escuchar música infantil y algo de rock antiguo, bueno no tan antiguo, 80's, 90's… Algo así.
—¿Música infantil? —Jin volvió a mirar al azabache y sonrió.
—Tengo dos niños —Yoongi también sonrió y luego bajó la cabeza porque no podía mantener el contacto visual.
—Cierto, ¿Debería conocer sus edades, no?
—Y sus nombres.
—Creo que esto va a ser largo.
—¿Que? —Yoongi lo miró nuevamente aunque cada vez que lo hacía sentía que su corazón comenzaba a acelerar.
—Saber toda tu información.
—Haremos un resumen, de todas formas mis compañeros de trabajo y yo no somos mejores amigos, no te preocupes por eso, ni ellos me conocen tanto. Esto va a ser muy fácil.
Seokjin no estaba tan seguro, se le daban bien las mentiras pero habían niños de por medio y ni él, que era muy canalla, podía hacerse el tonto si llegaba a encariñarse con los niños.
¿Encariñarse? Seokjin movió su cabeza ante sus pensamientos y cuando retomaron el paso se alivio de que estuvieran caminando hacia un local de comida rápida.
—Muero de hambre —Yoongi abrió la puerta del local y contento de que este estuviera medio vacío tomó asiento en una de las mesas del medio, lo más lejos de las ventanas.
—Yo también, de hecho no almorcé. —Jin sonrió y miró por el lugar casi cerrando sus ojos ante los aromas.
—Bien, sobre el pago de tus servicios…
—Eres directo.
—No veo por qué darnos vueltas si tenemos que hablar de todas formas de eso.
—Cierto —Jin apoyó sus manos en su mentón —decías entonces…
—¿Tienes alguna tarifa?
—No, nunca he hecho este tipo de trabajos.
—Creo que, $100 dólares por el fin de semana, ¿Está bien para ti?
—Oh mierda, ¿Que eres millonario?
—No lo soy, ni por asomo —Yoongi resopló —pero el fin de semana será la única ocasión en la que necesitaré de tus servicios así que creo que es un precio justo, más dinero le pago a mi niñera por lo que si estás desconforme podríamos llegar a algún acuerdo.
Seokjin quería ocultar su felicidad. Estaba eufórico, quería saltar por el lugar y decirle al pálido que ese dinero estaba espectacular, haciendo cálculos Seokjin estaba seguro que podría pagar un poco de lo atrasado de la casa y como ya estaba buscando otros empleos podría y con mucho esfuerzo ponerse al día en las cuentas. No era un dineral, pero era suficiente para cubrir la cuota que el banco estaba exigiendo como último recurso.
—Está bien para mi.
—Perfecto. Será solo por este fin de semana.
—Entiendo, aunque podría trabajar más si lo requieres… ¿Esto que estamos haciendo se toma como trabajo?
Yoongi entrecerró sus ojos y asintió —eso sería justo.
Hamburguesas y papas fritas fueron puestas en la mesa como así también dos vasos enormes de bebidas. Yoongi revisó su teléfono antes de empezar a comer y no se le pasó por alto que el rubio estaba mirando la comida como si fuera la última comida que comería. Ese pensamiento le hizo pensar en que quizá Seokjin estaba dejando atrás su rechazo hacia a él por una terrible necesidad.
Yoongi quería saber como estaban sus hijos que habían quedado al cuidado de la hija de la vecina, una universitaria que de vez en cuando los cuidaba cuando podía.
—Voy a verificar a mis hijos, pero empieza a comer.
Seokjin no esperó una confirmación y tomó dos papas fritas casi gimiendo por lo bien que se sentían en su boca.
Yoongi lamió sus labios ante el sonido y se puso de pie para salir a llamar.
Era eso o seguir disfrutando de esos sonidos para en la noche imaginarse ser el autor de los mismos…
—¿Señor Min?
—Si, ¿Cómo están los niños?
—Todo bien, Eunho está en su habitación haciendo su tarea y Jiwhan está jugando con su pista de carrera. Ya comieron la merienda que me dejó.
—Gracias, Serim, iré en una hora aproximadamente.
—Está bien señor Min, si sucede algo lo llamo.
Yoongi se despidió y antes de volver hasta donde lo esperaba el rubio lo observó unos segundos más pero no quiso pensar que quizás esa comida era la única que obtendría por ese día. El hombre atractivo no parecía ser una persona de pocos recursos, pero había mucho en su actuar que a Yoongi le decía que el tipo no estaba tan holgado económicamente.
El rubio se sentó en la silla y tomó un poco de gaseosa, miró la comida de su acompañante y sin pensarlo le ofreció de sus papas fritas.
—Son tuyas.
—No como mucho y estoy acostumbrado a dividir mi comida.
El rubio se rio entre dientes y alzó su cabeza para mirarlo a los ojos —¿Por tus hijos? Los niños suelen querer comer todo lo que los padres comen.
—Algo así —Yoongi asintió para luego tomar su hamburguesa y comenzar a comer.
Luego de un rato en silencio Yoongi se terminó su gaseosa y la hamburguesa, como no quería más comida empujó su canasta de papas fritas y el hombre frente a él de inmediato captó el movimiento.
—Soy Seokjin por cierto, Kim Seokjin, no me has preguntado mi nombre.
—Eventualmente iba a saberlo.
Seokjin sonrió y Yoongi ya se estaba acostumbrando a la sonrisa fácil y bonita del rubio. Era brillante y sumamente atractiva de ver pero Yoongi no quería parecer un imbécil encandilado por lo que miró hacia las otras mesas tratando de no fantasear con el hombre heterosexual que era un imposible.
Y a él siempre le habían gustado los desafíos, pero no con Seokjin, no con él. Ni lo intentaría.
—Pareces muy calmado.
—Siempre soy así, no me molestan los ruidos pero tampoco son mis favoritos, supongo que tener hijos ayudó en eso.
—Eres bastante joven para tener hijos.
—Y tú eres muy grande para no tener familia. —Yoongi alzó una ceja.
—Oh ya veo, ¿Ahí trazamos la línea?
—Si, hablar del porqué tengo hijos o porqué los tengo de tan joven no es mi tema favorito.
—Está bien —Jin se encogió de hombros.
—¿Tienes novia?
Seokjin negó y tomó dos papas fritas, todavía sentía hambre por lo que no se detuvo ya que Yoongi le había regalado las papas.
—No tengo novia, no hago eso la verdad, mi última relación fue una mierda y si mal no recuerdo fue hace casi 10 años.
—Ya veo. Eso es bueno, si tuvieras novia podrían haber ciertos problemas.
—Hay una chica pero es muy joven para mí —Jin se acomodó en la silla relajado.
—¿Que es joven para ti?
—Tiene 25 años, me siento como un viejo a su lado.
Yoongi mordió su lengua para no comenzar a coquetear, lo cual era tan raro en él porque hace muchos años que había dejado ese juego.
En otra ocasión le hubiese dicho que se veía mucho más joven de lo que era, que su sonrisa era preciosa y que ese cabello rubio solo acentuaba las líneas de su rostro. Un rostro tan hermoso que Yoongi quería admirar sin parecer un acosador.
—Te ves joven —dijo a cambio —tienes unas facciones delicadas pero eso ya te lo deben haber dicho miles de veces.
—Si y viniendo de un hombre no es mi tema de conversación favorito.
Yoongi rio entre dientes —¿Aquí trazamos una línea?
—Si, lo siento, pero no necesito que un hombre me diga lo guapo que soy, eso ya lo sé, me pone incómodo que lo hagan.
—Está bien, es justo.
Seokjin asintió lentamente sin dejar de mirarlo y Yoongi asintió también dándose el permiso de mirar esos labios por primera vez. Lo hizo fugazmente y luego volvió a observar esos ojos marrones.
—¿Siempre me vas a mirar así?
—Hasta que me acostumbre a tu rostro, no eres la gran cosa Seokjin —Yoongi se puso de pie, de su chaqueta sacó una tarjeta de presentación y la deslizó por la mesa —ese es mi número, el viernes creo que sería bueno juntarnos para ver qué historia contar, pero como te dije antes no es necesario ser tan imaginativos.
Seokjin tomó la tarjeta sin dejar de mirar a Yoongi, el tipo era fascinante y él no tenía vergüenza de admitirlo.
—Te llamaré.
—Bien —el azabache acomodó la silla —ya pagué por si acaso.
—Gracias.
—Es lo mínimo que puedo hacer por mi novio falso.
El rubio tragó saliva y observó a Yoongi hasta que se fue por completo del lugar. Luego de varios segundos guardó la tarjeta y se puso de pie también. Dejó el restaurante de comida rápida con una extraña sensación dentro de él.
💰
Tengan una linda noche ❤️
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