38
Jimin ató la última bolsa de basura que le quedaba y salió por su puerta trasera para luego dejarla dentro del depósito. La noche anterior había dejado que Taehyung durmiera en su casa pero estaba contando las horas para que se despertara y hablar con él.
Volviendo a la cocina buscó un plato y dos tazones, los mellizos despertarían pronto y odió ser el único que no había podido descansar pero la sola presencia de Taehyung en su casa lo tenía inquieto y molesto.
Pasos le hicieron girar su cabeza y sonrió de inmediato al ver a su mellizo mayor parado en el marco de la puerta.
—¿Puedo comer dulces de desayuno?
Todavía con un poco de maquillaje del día anterior, Do, se veía como un pequeño vampiro desprolijo. Jimin negó con su cabeza suavemente.
—Nada de dulces hasta un mes más.
Los ojos de Do se abrieron grandes y fue chistoso hasta que Taehyung también se unió a ellos. De inmediato Jimin dejó de sonreír y volvió a enfrascarse en la preparación del desayuno.
—¿Vas a quedarte con nosotros, papá?
Jimin apretó la cuchara que tenía en su mano, ese no era el plan, de hecho no había plan pero seguro era que Jimin no iba a dejar que su ex volviera a casa como si nada hubiese pasado.
—Solo si tú papi lo quiere así.
Apretando sus dientes, Jimin, hizo todo lo posible por no tirar todo fuera de la mesa y decirle que se vaya a la mierda. Se giró nuevamente y miró a su mellizo mayor.
—Ve a lavarte la cara y despierta a Noa, por favor.
Do salió corriendo y cuando ya no estuvo cerca Jimin miró al hombre que todavía amaba pero que poco a poco ese amor se iba quebrando y desvaneciéndose de su corazón.
—Sería bueno que vayas tomando tus cosas, como puedes ver la mesa está puesta para tres, hace mucho que dejé de hacer desayuno para cuatro.
—Jimin —Taehyung susurró y malditos sean sus ojos brillantes que Jimin todavía amaba. —Dame una oportunidad... Me equivoqué, no debí haberte dejado.
Tragando saliva, Jimin, se alejó y se cruzó de brazos, enojado y dolido pensó por un momento las palabras que quería decir antes que volvieran sus hijos.
—Te di la oportunidad de arreglar esto incluso antes de que tomaras tus cosas y te fueras. Ahora es tarde.
—¡Fue un error, amor! —Taehyung se acercó y sin previo aviso lo tomó de las mejillas. El contacto quemó por dentro a Jimin. —Quiero recuperarte, recuperar a nuestra familia.
Paralizado en su lugar no se movió, miró el hermoso rostro de Taehyung y su nariz comenzó a picar y la familiar idea de llorar se instaló en él. Lo amaba tanto que le dolía todo, lo amaba lo suficiente para perdonarlo pero esa era la última decisión que quería tomar.
—Suéltame.
—Te amo, bebé.
Jimin prácticamente quitó las manos de Taehyung de encima de él y le dio la espalda mientras recogía los pedazos de su corazón destrozado.
—Vete, tú elegiste esto, tú decidiste irte cuando nadie te había echado.
—Me equivoqué, no estaba pensando pero estoy listo para ir a terapia, para hacer que esto funcione.
Jimin se rio, carcajadas rotas saliendo de él ante las barbaridades que salían de la boca de su ex pareja. —¿Ahora estás listo? —Jimin se dio el valor para girarse y contempló al padre de sus hijos —yo ahora no quiero ir a terapia, no quiero vivir contigo y adivina, no quiero darte una maldita oportunidad —Jimin arrugó su ceño —¿Crees que no me iba a enterar de que estás con alguien más?
—No estoy con nadie.
—Pero gastaste dinero de la cuenta, nuestra cuenta en común para comprar flores y chocolates. —Jimin lo miró con asco, no había otra manera de hacerlo. —Ni siquiera preguntaste si a tus hijos le faltaba algo, simplemente corriste detrás de alguien a comprarle sus caprichos y dejaste a los mellizos a la deriva, ¿Crees que perdonaría a alguien tan miserable como tú? —Jimin negó con su cabeza —ya no hay nada entre nosotros porque tú mismo te encargaste de sepultar el amor que te tenía.
Taehyung no dijo nada, sus ojos brillantes y húmedos mientras asentía con su cabeza. Este era el fin definitivo y sin pensar en los demás, solo en él. Jimin estaba pensando en su corazón, en protegerse del hombre que lo había herido tan fuerte que nunca se lo esperó. Jamás hubiese imaginado que la historia que habían construido se terminara de esa manera.
—Mientras te hagas cargo de tus hijos no vamos a tener problemas, pero si fallas de nuevo entonces pediré la tuición completa y no los verás nunca más en tu vida.
—No puedes...
—Si puedo —Jimin lo interrumpió —los voy a proteger de ti cueste lo que cueste. Aún si no lo comprenden ahora, aún si me odian en el camino pero no los vas a dañar y ahora necesito que te vayas. No quiero que los niños se confundan más.
Taehyung se movió hasta la puerta y como todo era cuesta arriba, los mellizos llegaron corriendo a la cocina.
—¡Todavía estás aquí! —Noa saltó feliz mientras sus cabellos castaños se movían —pensé que había sido un sueño.
Jimin miró a su hijo y le dolió que las cosas fueran de esa manera. Le dolió no poder cumplir la promesa de una familia unida pero no podía echar pie atrás. Por mucho que las palabras de Taehyung sonaran sinceras, él sabía que el hombre del cual él se había enamorado ya no existía.
—Papá se tiene que ir.
—¡No! —Noa gritó.
—Hijo —Jimin intentó —papá ya no vive con nostros.
—¡Es tu culpa! ¡Tú lo echaste!
Jimin miró a Taehyung. Este se quedó en silencio como si esa fuera la verdad absoluta, entonces Jimin confirmó una vez más que su ex pareja no merecía ser su compañero, ni siquiera en ese momento estaba haciendo su labor para hacer menos dolorosa la situación para sus hijos.
—Yo no eché a nadie y si quieren buscar víctimas no las van a encontrar aquí —el Jimin autoritario salió a la luz de inmediato —Taehyung decidió irse pero ustedes podrán verlo cuando quieran.
Los ojos de Noa se llenaron de lágrimas, su niño corrió a los brazos de Taehyung y Jimin respiró hondo para no echarse a llorar también. Su corazón tronaba dolorosamente en su pecho al ver la escena, ¿había sido muy duro?
Su cabeza comenzó a doler ante las miles de preguntas que no tenían respuesta, ¿estaría siendo muy categórico? No tenía idea pero ver a su hijo llorar le hizo dudar de si lo que estaba haciendo era lo que debía hacer...
—Papi.
Un pequeño susurro lo sacó de sus desordenados pensamientos. Miró a su costado y recién en es momento se dio cuenta que Do tenía sostenida su mano, que su niño no estaba llorando mientras su hermano abrazaba a Taehyung. Do estaba a su lado siendo el apoyo que necesitaba para afrontar lo que estaba pasando.
Lo miró un momento y se empapó de la seguridad que le estaba flanqueando. Si tenía el apoyo de al menos uno de sus hijos las cosas no serían tan difíciles de afrontar.
—Me tengo que ir, bebé.
Taehyung se levantó del piso y miró a Do. Le hizo una seña para que se acercara pero el pequeño rubio no hizo caso y apretó aún más fuerte la mano de Jimin dando un mensaje claro y conciso.
—El miércoles tenemos la cita. —Jimin le recordó.
—Si, ya aparté mis clases de ese día.
Taehyung se volvió a agachar y acarició el rostro lloroso de Noa, le dijo unas cuantas palabras de cariño y le prometió que se verían pronto.
Su hijo seguía llorando mientras Taehyung tomaba su chaqueta y salía por la puerta. Jimin tomó una temblorosa respiración mientras lo veía partir a través de la ventana.
Había decidido resguardarse, proteger su corazón y el de sus niños. Y no había sido fácil pero era lo único que Jimin podía hacer.
—¿Podemos tomar desayuno ahora? —Do le miró con sus ojitos brillantes y Jimin asintió.
—¿Quieres unirte a nosotros, Noa?
El pequeño castaño asintió, miró la puerta una vez más y se puso de pie.
Jimin mantuvo la calma mientras su hijo se acercaba cauteloso, lo esperó hasta que llegó a su lado y sin más tomó también su mano.
El corazón de Jimin se alteró por aquello y una pequeña sonrisa apareció en sus labios.
Todo iba a estar bien.
Había tomado la mejor decisión de todas y lo afrontaría de alguna u otra manera.
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Los siguientes días fueron una verdadera prueba para Jimin. En la escuela donde hacia clases el rumor de su separación de esparció más rápido de lo que él quería y una que otra vez tuvo que dar una pequeña explicación sobre aquello.
Sus colegas más grandes, sobre todo las mujeres, lamentaron el hecho, tristes por los mellizos que se criarian fuera de una familia. En cambio sus colegas más jóvenes ya lo estaban invitando a tomar algunos tragos porque la vida era una y no valía la pena perder el tiempo llorando.
Jimin no estaba de acuerdo con ninguna de las dos afirmaciones pero para no crear una batalla entre sus compañeros es que agradecía los consejos y las invitaciones.
Y como si fuera poco había una persona en especial que estaba muy cercano a él, más que de costumbre, desde que se hubiera esparcido la noticia de su soltería.
—Ryan es guapo. —Jimin miró de reojo a su colega y amiga pero pronto volvió a mirar el trabajo que estaba corrigiendo. —No tiene hijos.
—Tener hijos no es malo. —Jimin entrecerró sus ojos, ¿eso que veía era un perro o una vaca? —Dime —alzó la hoja hacia su colega —¿Perro o vaca?
Rebecca ladeó su cabeza y se acercó un poco más —parece un perro pero tiene cuernos.
—Mhm.
—¿Cuento?
—Si —Jimin miró de nuevo el dibujo y lo corrigió positivamente —que sea una vaca.
Ella se rio —tus niños son adorables, el otro día fueron al gimnasio y se molestaron cuando no te encontraron allí.
—Oh si —Jimin sonrió —ese día tuve que pedir libre, ya sabes.
—Si... ¿Pudieron acordar bien lo de los mellizos?
—Costó —Jimin juntó los trabajos de sus alumnos y los dejó a un costado —y no fue por el dinero.
—Oh, debe ser una mierda acordar los cuidados de los niños cuando él no ha tenido un buen comportamiento, recuerdo ese día de halloween —Rebecca bufó —parecía un maldito loco.
—Exactamente, por eso me puse aprensivo, pero tuve que ceder —Jimin suspiró —acordamos una semana cada uno el cuidado, empezando esta semana.
—Mereces un descanso también, soltar un poco, amigo.
—Sé que él no le haría daño a mis bebés, pero aún así es difícil confiar.
—Entonces, ¿esta semana te quedas solo?
—Si —Jimin hizo una mueca con sus labios —ni siquiera sé que mierda hacer con tanto tiempo libre.
—Dormir —Rebecca se acostó en la mesa y cerró sus ojos —lo único que hago cuando mi mamá se lleva a Mia es dormir y dormir.
—Supongo que es una buena idea, aunque hay una serie que estoy siguiendo hace meses y no he podido terminarla.
—Eso es bueno, tienes que aprender a vivir a solas, ya sabes, comer solo, hacer planes para ti... Al principio es una mierda pero te acostumbras con el tiempo.
—Hablas como si estuvieras separada.
Ella se encogió de hombros —Daniel no es un compañero que me acompañe a todo, a veces me siento sola aunque esté con él.
—Entiendo el sentimiento.
—Si, pero no hablemos de mi... Hay alguien...
—Basta —Jimin alzó sus manos —no estoy disponible.
—No es para casarse, solo salir, tomar un trago.
—No gracias. Necesito arreglar mi vida antes de salir por ahí aunque sea algo de una noche.
—Aguafiestas.
Jimin se rio —mala influencia.
—Esa soy yo —Rebecca guiñó un ojo y luego se sentó derecha en su silla —¿que me dices del novio de tu cuñado?
—¿Que?
—Oh vamos. No me digas que no lo encontraste al menos atractivo.
El rubio miró hacia la ventana, Rebecca no tenía idea de la historia que los unía a él y a Seokjin. El tipo había crecido bien, de eso no había duda pero era el hermano de Namjoon por lo que no contaba a sus ojos.
—Es atractivo, su hermano lo es más —Jimin dijo todavía viendo el soleado día.
Rebecca pegó un grito que lo hizo saltar en su silla —¿está soltero?
—No empieces.
—Conoces a su hermano y dices que es más guapo —ella sonrió emocionada —con él podrías aprovechar tu tiempo, ya sabes —guiñó un ojo juguetona ante el estupor del rubio.
—Nada de eso, era solo una apreciación.
—La vida es muy corta, Jimin.
—Todos dicen eso.
—Porque es cierto. Hay que tomar riesgos de vez en cuando.
Jimin negó con su cabeza —llevo muy poco tiempo solo para salir a buscar a alguien.
—No estás viudo, tonto. No le tienes que guardar luto a nadie, Taehyung fue un imbécil al perderte y aunque estoy segura que sigues herido, no es como su fueras a estar solo toda la vida. Necesitas una revolcada.
La risa que brotó de él lo sorprendió, su amiga era una ridícula pero le hacía la vida mucho más divertida. Cuando se calmó volvió a tomar su lápiz dispuesto a terminar de revisar los trabajos de sus alumnos pero no pudo dejar de reír.
—¿Necesito una revolcada?
—Ajá —ella estaba seria y eso hizo reír aún más fuerte a Jimin.
—Estás loca.
—Estoy en lo cierto y lo sabes... Dime —Rebecca miró hacia la sala de profesores y como no había nadie cerca de ellos alzó una ceja —¿Cómo es él?
—¿Quién?
—No te hagas el tonto Park Jimin.
—Creo que me perdí.
Ella rodó los ojos exasperada —el hermano de ese hombre guapo e inalcanzable.
,,,
—Joder, para que te dije. Déjalo, ¿si?
La puerta del salón se abrió y la directora del establecimiento asomó su cabeza sin llegar a entrar.
—Llegaron los efectivos para la muestra, ellos pondrán sus equipos en el salón principal. Necesito a dos voluntarios o voluntarias para ayudarlos.
Jimin resopló y como todos se quedaron mirando sin decir nada alzó su mano. La directora miró de nuevo a los demás y como nadie se ofreció él alzó la mano de su amiga.
—¡Oye!
—De todas formas debes cumplir tus horas —Jimin sonrió.
—Si es cierto.
—Los espero en el salón.
La directora cerró la puerta y Jimin se puso de pie, guardó todo el material en su bolso y se lo puso en el hombro.
—Nadie me espera en casa, supongo que puedo ayudar. Además, no me perdería la visión de hombres guapos en uniformes —Jimin alzó una de sus cejas.
Rebecca se paró de golpe y también tomó su bolso —por eso eres mi amigo, tienes toda la razón, tendremos un par de horas para mirar a nuestro antojo.
Jimin se acercó a la puerta y la abrió mientras se reía, a esa hora la mayoría de los estudiantes ya estaban en sus casas y solo algunos profesores y directivos iban por aquí y por allá haciendo sus últimas labores.
Salieron al amplio pasillo y a medida que se acercaban Jimin comenzó a sentir un leve hormigueo en su estómago. La pequeña posibilidad de encontrar a Namjoon le hizo pasarse una mano por el cabello.
Era poco probable, habían al menos cinco comisarías en la ciudad y Jimin no tenía muy claro a cual pertenecía el hombre que se había vuelto a colar en sus pensamientos.
—Uh, mira eso —Rebecca movió su cabeza hacia un grupo de hombres jóvenes que estaban apilando unas sillas a un costado del salón.
Jimin observó al grupo, no había mucho que decir, se veían demasiado jóvenes como para mirarlos de otra manera. Simplemente eran chicos que seguramente habían salido recién de la academia.
De inmediato un recuerdo lo azotó con fuerza, un recuerdo que su mente había bloqueado u olvidado, no tenía idea, pero a través de esos hombres visualizó a un joven Namjoon con su cabello corto pidiéndole explicaciones del porque no lo había esperado.
Lo había dañado, había herido a un hombre que solo lo amó y cuidó como nunca nadie más lo hizo. La culpa nunca lo había abandonado por completo, pero ahora, que había visto a Namjoon, ese sentimiento se hacía cada vez más fuerte.
Namjoon lo había querido liberar cuando se vieron la última vez pero Jimin no se había engañado, los ojos heridos de su primer novio mostraban esa dolorosa traición que había encogido su corazón.
Jimin creía fervientemente en el karma y por haber dañado a Namjoon ahora estaba pagando su cuota.
—Jimin, ¿me estas escuchando?
El rubio movió su cabeza hacia Rebecca y negó suavemente —lo siento, estaba pensando en cosas.
—Iré a ver que quiere ese chico guapo de allá.
Jimin la miró y rio entre dientes mientras su amiga se contorneaba hacia el grupo de jóvenes policías.
—Disculpa, me dijeron que podía hablar contigo, necesito dos mesas más.
—Si, claro. —Jimin miró al hombre joven y lo guío hasta la pequeña sala a un costado del salón —¿necesitas más?
El policía miró la salita y asintió —mejor llevaré tres, necesitamos una mesa para poner las armas y las bombas. —Jimin alzó una ceja y el hombre se echó a reír feliz. —Lo siento, mi colega dice que mi humor es horrible.
Jimin se rio entre dientes —mi humor igual está un poco roto.
El hombre estiró su mano. —Agente Kim Doyoung.
—Profesor Park Jimin.
Doyoung estrechó su mano y luego volvió a mirar las mesas. —Esto va a ser una locura, me siento como si estuviera a punto de dar un concierto.
—Los niños están esperando la muestra hace mucho. Aman cuando vienen.
Ambos tomaron una mesa casa uno y como eran medianas no tuvieron problemas para trasladarlas hasta donde se necesitaban. Las acomodaron mientras todos a su alrededor preparaban las cosas para el otro día.
—Estamos conformes con ser de ayuda.
Jimin lo miró y no creyó ni por asomo lo que estaba diciendo. Se les notaba a leguas que no eran los seres más felices por perder dos días enseñando su trabajo a niños ruidosos e inquietos como lo eran los niños de la primaria en la que él impartía sus clases.
—¡¿Donde rayos está Kim?!
Doyoung se giró de inmediato y miró al hombre que gritó desde las mesas.
—¡¿Cuál Kim?! —Respondió a los gritos.
Varios se echaron a reír y Jimin se movió por el lugar para dejar trabajar a los agentes.
—La estrella del equipo, ¿quién más?
Jimin observó al grupo y sonrió para él mismo, eran un grupo divertido, hacían bromas que solo ellos entendían y luego de varios minutos se arrepintió de haber ido a ayudar. Quería irse a casa.
—¿Necesitan algo más? —Jimin preguntó con la esperanza de poder irse de una vez.
Doyoung miró hacia las mesas y negó —no lo creo, mañana traemos los equipos, aunque estamos esperando los letreros, son pequeños para quererlos en nuestras filas —el agente se encogió de hombros —pero quizás alguno de esos pequeños quiera ser parte de las próximas generaciones.
—Hay un alumno en mi salón que está muy entusiasmado con esta muestra. —Jimin se cruzó de brazos mientras seguía viendo como todos trabajaban.
—Los niños son muy entusiastas, eso le comentaba a mi compañero esta mañana. Nos gusta más este tipo de público que los adolescentes o posibles postulantes cercanos a sus dieciocho años.
—Eso tiene sentido, los adolescentes pierden interesa fácilmente.
Doyoung asintió y cuando muchos hombres comenzaron a gritar y silbar, Jimin, miró hacia la puerta y abrió su boca sorprendido.
—Ya llegó por quién lloraban, señoritas.
Como si estuvieran en un estadio todos abuchearon y comenzaron a hacer bromas mientras Kim Namjoon entraba al salón con dos carteles grandes que tenía imágenes del trabajo que hacían día a día.
El reconocimiento de Namjoon fue casi inmediato y el pulso de Jimin se aceleró mientras el hombre guapo caminaba hacia él sin mirar a nadie más.
—Profesor Park, no pensé que estaría aquí hoy.
Jimin abrió su boca y luego la cerró, tener a Namjoon en su lugar de trabajo vistiendo su uniforme era demasiado irreal.
Doyoung los miró a ambos y sin decir una palabra se alejó de ellos tomando los dichosos carteles. Algo que Jimin agradeció porque sentía que sus mejillas iban a explotar.
—Hola. —Sintiéndose patético Jimin suspiró. —Ya me tengo que ir de todos modos, solo vine a ayudar... Creo que solo estaban esperando los carteles para retirarse.
—Si, me demoré un poco, el tráfico es una mierda a esta hora. La comisaría en la que trabajo está al otro lado de la ciudad.
—¿Vienes mañana?
La pregunta salió de sus labios sin que pudiera detenerla aunque no importaba demasiado porque en el fondo sí quería saber esa respuesta.
—No, yo soy parte del grupo que va a una universidad —Namjoon hizo una mueca.
—Oh. —La decepción fue instantánea y cuando Jimin se dio cuenta enderezó su espalda y miró a Namjoon —fue bueno haberte visto.
—¿Ya te vas?
—Si... Tengo trabajos por corregir.
Namjoon se mordió el labio frente a él y parecía que quería decir algo pero finalmente guardó silencio.
—Que te vaya bien. Cuidado al volver a casa.
—Si... Tú también, cuídate. —Jimin lo miró una última vez y se aferró al tirante de su bolso, comenzó a caminar y alzó su mano para despedirse de Rebecca que estaba conversando con uno de los directivos y lo miró con curiosidad.
No tenía razones para quedarse en ese lugar pero sentía que sí y ese pequeño pensamiento le hizo detenerse justo antes de pasar por la puerta principal. Miró hacia las puertas abiertas del salón y se devolvió.
Namjoon estaba en el mismo sitio y jimin no se detuvo hasta que estuvo frente a él.
—¿Hasta que hora trabajas hoy?
—¿Que? —sorpresa iluminó todos los rasgos del imponente hombre.
Jimin miró hacia el resto de las personas que estaban en el lugar pero nadie parecía importarle el intercambio.
—¿Quieres tomar una bebida conmigo cuando termines de trabajar?
Namjoon lo observó y ante el escrutinio Jimin tragó saliva, estaba haciendo lo que dijo que no haría. Estaba buscando la compañía de un hombre. Aunque Namjoon no era cualquiera.
—Me gustaría pero tengo cosas que hacer... Tengo una cita a la noche.
—Oh, está bien —Jimin sonrió.
—Pero... Podría cancelarla.
Jimin negó de inmediato —no, no hagas eso. Esta semana estoy sin mis mellizos y no quería estar solo en casa —el rubio arrugó su ceño, estaba contando cosas que no debería, ¿de donde había salido todo eso? —como sea, me tengo que ir. Nos vemos, Namjoon.
La vergüenza lo invadió mientras caminaba hasta la puerta, se dirigió de inmediato a la salida y respiró el aire de noviembre como si se estuviera ahogando.
¿Que estaba pensando al pedirle una cita a Namjoon?
Llegó a su automóvil todavía pensando en Namjoon, realmente verlo no se lo había esperando del todo y ni siquiera dudó en invitarlo. Dios, se sentía como un idiota.
—No lo ves hace años —se dijo Jimin mientras sacaba la llave de su automóvil. —¿Que te hace pensar que no tiene a alguien ya en su vida? —el rubio negó con su cabeza.
Escuchó a alguien correr, pisadas fuertes que le hicieron alzar la cabeza por el casi vacío estacionamiento, solo estaban las patrullas policiales y algunos automóviles de los directivos.
Cuando divisó a Namjoon su boca se secó, el hombre era tan atractivo y esa sonrisa tímida hizo que Jimin moviera sus pies para acortar la distancia entre los dos.
—Eres rápido, pensé que te habías ido.
—Casi.
—Cancelé mis planes para esta noche, salgo a las ocho, ¿donde quieres ir?
Jimin tomó una respiración y sonrió. —Hay un lugar que tiene la mejor comida china que he probado... ¿Te gusta la comida china?
Namjoon asintió despacio, serio mientras lo miraba a los ojos —antes de seguir con eso, ¿puedo hacerte una pregunta?
—Puedes.
—No me estoy metiendo en alguna clase de problemas por salir contigo, ¿Cierto?
—¿Problemas? —Jimin ladeó su cabeza.
—¿Estás siquiera soltero, Jimin? —Namjoon se acercó un poco más.
Jimin abrió su boca, Namjoon era seductor, su sola presencia hacia que sintiera sus piernas como lana. Era imponente y lamiendo sus labios, Jimin, no quería pensar en los posibles escenarios donde Namjoon demostrara todo ese potencial que seguramente había perfeccionado con los años.
—Separado... Estoy separado del padre de mis mellizos.
Los ojos de Namjoon se oscurecieron mientras asentía. —Dame tu teléfono, pasaré por ti en la noche.
Entregó su número y mientras estaba frente al hombre que había sido su primer amor olió su perfume y resistió las ganas de suspirar.
Se despidieron nuevamente y Jimin se subió a su vehículo, dejó su bolso en el asiento a su lado y cuando confirmó que Namjoon no estaba ya en el lugar dejó escapar una carcajada nerviosa.
Sabía que estaba mal, que no debía dejarse llevar de esa manera, pero por esa noche dejaría de pensar en sus conflictos y responsabilidades, después de todo era una salida amistosa, ¿no?
❤️
Tengan una linda semana ✨
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