32


💔

Namjoon escuchó la puerta principal cerrarse y cerró sus ojos aliviado por estar solo de nuevo. Era un imbécil y lo sabía, tenía a Jungkook prácticamente como un consuelo y eso no estaba bien.

Pero por otro lado había tenido la maldita necesidad de estar con alguien, de sentir algo más que la soledad que lo estaba marchitando de a poco. Y el chico siempre estaba disponible para él.

Jamás lo confesaría, jamás le diría a alguien lo solitaria que era en verdad su vida, lo aburrida que se había vuelto al pasar los años y es que él se refugiaba en sus salidas nocturnas, en todos los hombres que podía llevar a su departamento para desquitarse y olvidarse un momento de lo vacío que se sentía.

Dando vueltas en su cama decidió hacer algo productivo y se levantó, tomó una de sus toallas y se dirigió al baño. Se tomó una ducha rápida y luego volvió a su habitación para vestirse, finalmente cogió las llaves de su automóvil y salió del departamento, caminó unos pocos pasos hasta el departamento de Seokjin, pero no hubo respuesta cuando tocó la puerta.

Esperó unos minutos pero era evidente que su hermano no se encontraba en casa.

Namjoon siguió caminando por el pasillo y tomó el ascensor, necesitaba despejarse, caminar, correr o cualquier cosa que le quite la visión de Park Jimin. Pero él mismo sabía que era en vano, había luchado muchos años ante los recuerdos y ahora no podía alejar sus pensamientos del hombre del cual estuvo enamorado más de la mitad de su vida.

No lo había esperado, sin duda fue una casualidad el verse en el centro comercial y Namjoon debería haberse mantenido al margen, pero había sido imposible no querer ver ese rostro nuevamente, no querer ver esos finos rasgos que habían cambiado con el paso de los años.

Ambos estaban en lugares diferentes en lo que respecta a sus vidas, Jimin era padre de familia y se veía realmente bien con esos dos niños que se parecían demasiado a él lo cual había dejado a Namjoon bastante sorprendido.

Y aunque no podía dejar de pensar en lo atractivo que se había vuelto Jimin con los años, él sabía que nada más podía pasar, de hecho, Namjoon estaba bastante seguro que no volverían a verse. Él ya había cambiado con un colega su lugar en la muestra de ese año por lo que no se dirigiría al instituto donde Jimin trabajaba.

Namjoon estacionó fuera de un supermercado, había manejado hasta allí solo porque quedaba lo bastante lejos de su departamento y necesitaba matar las últimas horas del domingo.

Cuando estuvo fuera de su vehículo tomó un carro y comenzó a caminar. No le gustaba ir de compras, más bien lo odiaba, pero se estaba quedando sin comida así que tenía que reponer.

Avanzó por los pasillos de alimentos metiendo una que otras cosas al carro, pasó por el pasillo de cereales y compró uno que le ayudaba en su dieta, pero lo odiaba. Entonces se quedó mirando por mucho más rato una caja oscura que de inmediato lo rememoró a una de las cosas que Jimin amaba, esa caja de cereal había sido su preferida.

Estiró su mano para tomar una de las cajas y chocó con la mano de otra persona, se disculpó de inmediato y negó con su cabeza. Tomó su carro y siguió su recorrido.

Necesitaba quitárselo de la cabeza, necesitaba olvidar todo lo que sabía de él, sus gustos, sus cosas favoritas. Necesitaba olvidarlo y no lo iba a lograr si aparecía constantemente en sus pensamientos pero era difícil, Namjoon jamás había amado tanto, nunca se había sentido tan pleno. Nunca nadie se sintió igual después de Jimin y eso era lo que más odiaba.

Odiaba haberse quedado estancado tantos años por un amor de juventud. Un amor que para Jimin no había significado nada.

Namjoon sintió su ánimo caer en picada ante sus pensamientos pero por supuesto que no lo diría, no tenía a nadie a quien confesar sus tristes pensamientos. Solo tenía a Seokjin pero no podía vomitar sus tripas nuevamente, no quería ver la culpa en sus ojos, porque Namjoon lo sabía mejor que nadie, sabía que Seokjin se culpaba por el rompimiento de hace tantos años.

Y ese el era punto de todo esto, habían pasado años, muchos años y Namjoon nunca pudo avanzar.

Cansado de sus pensamientos tomó una botella de whisky y luego la volvió a dejar en su sitio, últimamente decía cosas ridículas cuando estaba ebrio. Decidió cambiar a su cerveza favorita y cuando el carro estuvo lo suficientemente lleno él caminó hasta la caja para pagar su compra.

Media hora más tarde tenía todas las bolsas guardadas en su automóvil y él aún se sentía inquieto. Había algo que lo estaba molestando y no sabía que era, pero estaba intranquilo mientras manejaba por las calles de la ciudad.

Pasó por una pastelería y negó con su cabeza a una de las tartaletas de frambuesas que tanto le gustaban. Cuidaba su cuerpo de cualquier cosa demasiado dulce y calórica.

Se estacionó finalmente afuera de un restaurante, nunca había entrado, pero tenía hambre y el lugar se veía bastante decente. Esperaba que al menos hubiera una mesa disponible. Y cuando estuvo dentro se dio cuenta que era bastante colorido, una especie de restaurante de turistas ya que había de todo tipo de recuerdos por todos lados.

—Buenas noches. —Una chica muy rubia y alta lo saludó —¿Mesa para cuántos?

Namjoon miró hacia atrás y luego a la mujer —para uno.

Ella le dio una mirada de disgusto y comenzó a avanzar por el lugar. El bullicio era algo soportable ya que el restaurante estaba lleno, a simple vista se veían todas las mesas ocupadas.

—Solo tengo puesto en la barra, ¿O prefiere esperar a que se desocupe una mesa?

—No, está bien, me quedo aquí.

Ella le entregó un menú y se fue murmurando algo entre dientes. Namjoon se quitó la chaqueta y revisó lo que ofrecían, luego de decidirse dejó el menú sobre la mesa y miró a su alrededor y no se sorprendió al no ser el único comiendo solo esa noche.

En la barra habían dos taburetes desocupados, uno a tres puestos de él y otro justo a su lado y Namjoon esperaba que nadie lo ocupara, odiaba salir a comer y que alguien decidiera hablarle. Simplemente odiaba la charla con desconocidos.

Solo la aguantaba cuando quería llevarse a alguien a la cama.

—¿Que va a tomar?

La malhumorada mesera volvió, mantenía una pequeña libreta en su mano y un lápiz rojo que tenía un tomate como adorno. Él le dio su elección y ella se fue rápidamente.

Namjoon sacó su teléfono del bolsillo y revisó la hora, tenía una llamada perdida de un tipo que había conocido y con el cual no había logrado coincidir.

Quizá lo llamaría esa semana...

Un golpe en su brazo le hizo girar su cabeza de inmediato, su ceño fruncido mientras buscaba quien en su sano juicio sería tan torpe para meterse en su camino.

—Lo siento... Oh...

Namjoon se quedó varios segundos procesando que a su lado, luciendo irreal, casi como si hubiese salido de un cuento, estaba Park Jimin.

Su cabello rubio iba peinado a los costados y sus mejillas tenían un bonito rubor. Sus ojos eran dos finas líneas ya que él estaba sonriendo y a opinión de Namjoon nunca se había visto más hermoso.

—Lo siento —dijo Jimin a modo de disculpa —hay muy poco espacio aquí.

Las palabras no salían de la boca de Namjoon. Parecía un idiota pero estaba tan sorprendido que no sabía que decir.

—¿Estás esperando a alguien? La mesera dijo que podía sentarme aquí...

—Si —Namjoon dijo rápidamente sin pensar en lo que estaba diciendo.

—¿Estás esperando a alguien? —Jimin se puso de pie y tomó una bolsa que antes había puesto sobre la barra. —Disculpa, no quería ocupar el lugar.

Sintiéndose como un idiota Namjoon negó con su cabeza antes de que el rubio se fuera por completo del lugar.

—No estoy esperando a nadie... Puedes sentarte.

El rubio miró hacia los otros taburetes y Namjoon rogó a todos los dioses homosexuales que Jimin se sentara a su lado.

—Está bien, es el único lugar ahora —Jimin sonrió.

—Siento eso —Namjoon más tranquilo se cruzó de brazos y su sangre se calentó cuando los ojos de Jimin bajaron hasta sus abultados antebrazos. Y aunque fue una mirada fugaz hizo que valiera la pena todas las horas que pasaba en el gimnasio.

Jimin se sentó de nuevo en la silla y suspiró bajito —hace mucho que no salgo a comer solo, es bueno tener a alguien con quien hablar supongo.

—Yo siempre salgo solo —Nam se encogió de hombros —aunque tienes razón, a veces conversar con otra persona es mejor.

—Si, eso es cierto

Namjoon asintió, se sentía un imbécil por no poder hacer una conversación con Jimin, pero es que simplemente no sabía que decirle, no era como las charlas habituales que mantenía con los tipos que conocía en los bares o en las discotecas de dónde siempre salía acompañado.

Este era Jimin, su primer amor, el hombre que había amado todos esos años. No podía decir cualquier cosa.

La mesera dejó su vaso de jugo y de inmediato se arrepintió de no haber pedido algo más fuerte. Quizá un whisky o un vaso de tequila hubiese estado bien.

—Así que... Mhm, ¿Profesor de primaria?

Jimin le dio una mirada que no supo clasificar muy bien lo cual era raro porque su trabajo se basaba en observar a las personas y sacar conclusiones. Era bastante bueno en eso.

—Si, tengo un curso a cargo, niños de unos siete años.

Namjoon hizo una mueca con su nariz y tomó un sorbo de su jugo. Estaba sediento, cuando terminó miró de reojo al rubio, se veía apagado, triste, con un brillo melancólico en sus ojos. Solo lo había visto una vez así y fue cuando Namjoon le dio la noticia de que se iría de Aston.

—Yo no soy bueno con los niños. —Jimin lo miró y sonrió, la tristeza que vio quedó en segundo plano y Namjoon se sintió orgulloso de aquello.

—Yo tampoco lo era, supongo... Trabajar con niños te enseña mucho.

—¿Te hacen regalos? Yo siempre le llevaba una manzana a mi profesor de música.

—Me hacen dibujos y cosas así —Jimin se echó a reír más relajado que al principio —pero no creo que lo hagan porque estén enamorados de mi.

Namjoon nada de ofendido se encogió de hombros —era muy guapo y me ayudó a saber que me gustaban los hombres y no las mujeres.

—¿Qué será del señor Choi?

—Debe tener unos sesenta años —Namjoon rio entre dientes.

Jimin volvió a reír y cuando llegaron sus pedidos de comida no dejaron de conversar. Se pusieron un poco al día de lo que habían hecho todos esos años, superficialmente Jimin le había contado que sus mellizos habían nacido bajo maternidad subrogada, que casi no veía a su familia materna y que tenía ganas de tener un cachorro pero que todavía no era el momento aún si sus hijos lo pedían todo el tiempo.

—Este lugar es agradable —dijo el rubio mientras miraba la decoración.

—Nunca había entrado y como no tenía ganas de cocinar supuse que era una buena opción.

Jimin asintió pensativo nuevamente —yo no quería volver a casa todavía, estoy aprovechando mis últimas horas solo.

—¿Solo?

—Si, mi cuñado se llevó a los mellizos por la tarde, en un par de horas me los llevará... El tiempo es acotado cuando tienes dos hijos.

—Entiendo. —Namjoon estaba casi seguro que Jimin no le estaba contando toda la historia, habían muchas palabras no dichas y sus ojos eran la muestra de aquello, pero no presionó para saber más. —Es bueno que te des un tiempo para ti de todos modos. —No había mucho más que preguntar, seguramente el esposo de Jimin tenía un trabajo fuera de la ciudad.

—Si, lo necesitaba y me sentía un poco egoísta al quererlo, pero me estaba ahogando

Namjoon quería indagar más sobre eso pero la mesera se acercó a ellos y ya no se veía tan malhumorada.

—Se desocupó una mesa ¿Quisieran tomarla para que estén más cómodos?

—Uh. No sé la verdad... —Jimin balbuceó.

—¿Cuanto tiempo te queda para volver?

—Más o menos dos horas.

Namjoon asintió y miró a la mesera —la tomamos.

Ella les sonrió y los dirigió hasta una mesa en el fondo del restaurante, estaba mucho menos iluminado que en la barra lo que hacía que el ambiente fuera más íntimo.

Tomaron asiento uno frente al otro y como el espacio era reducido sus piernas chocaron. —Lo siento.

—No te preocupes. Este lugar es pequeño para ti.

—Un poco —Nam sonrió y bajó la cabeza hacia el menú que la mesera había deslizado sobre la mesa.

—Creo que te hiciste más alto.

—De hecho si, cinco centímetros más desde que nos dejamos de ver.

El silencio fue la única respuesta que obtuvo y aunque no quería tuvo que levantar su cabeza y mirar al hombre que había amado incluso cuando este rompió su corazón.

—Yo nunca te expliqué —Jimin mordió su labio de pronto inquieto.

Namjoon negó, no quería ver la culpa en esos lindos ojos, algo estaba atormentando a Jimin y él no quería darle más carga con algo que había pasado tantos años antes.

—Y no vas a empezar ahora —el azabache miró su menú nuevamente —¿Quieres comer postre? Déjame invitarte.

—No creo que pueda comer más la verdad... Pero me tomaría un café.

—Yo también tomaré uno.

Llamaron a la mesera y pidieron sus preferidos, Namjoon observó a Jimin que estaba mirando su teléfono y luego desvió la mirada. No podía seguir ese camino, tenía que olvidarlo pero parecía que la vida se estaba encargando de juntarlos a cada momento.

Namjoon no creía en las casualidades pero era tan extraño ver a Jimin después de tantos años viviendo en la misma ciudad.

—Yo supe muy tarde lo de tu mamá. —Jimin rompió el silencio dejando su teléfono de lado. —Ella siempre fue buena conmigo.

El azabache no tuvo más remedio que mirarlo y su corazón tambaleó, ¿Cómo iba a ser capaz de olvidarlo? Necesitaba una receta o lo que sea que le ayude a quitarse a este noble hombre del corazón.

—Fue hace un par de años, estaba muy enferma.

—Lo lamento mucho.

—Lo sé —Namjoon sonrió levemente —ella te apreciaba mucho.

Jimin bajó la mirada y jugó con sus dedos un momento, tomó dos respiraciones y alzó su cabeza nuevamente. —¿Crees en el karma? 

—No mucho la verdad, ya sabes que mi trabajo es atrapar a los malos. Veo mucha gente siendo una mierda y sin recibir ningún tipo de castigo.

—Yo si creo... Y justamente ahora estoy pagando por la poca responsabilidad afectiva que tuve contigo hace tantos años atrás.

—¿De verdad quieres hablar de eso?

Namjoon no quería hablar de como habían terminado las cosas con Jimin, no quería que supiera todo lo que había llorado, todo lo que había sufrido sin él.

—La verdad es que no lo sé. —Jimin se pasó una mano por su rostro —supongo que no es necesario, han pasado tantos años y nunca tuve la valentía para pedirte perdón. Pero ahora puedo, quizá no nos veamos nunca más, Namjoon. No voy a tener más tiempo.

La mesera llegó con los cafés y ninguno tocó sus respectivas tazas. Namjoon suspiró, así no era como se había imaginado hablar, resolver lo que lo había herido tanto y se dio cuenta que no confiaba en Jimin. No quería abrir su corazón para que luego este desapareciera sin mirar atrás.

—Han pasado muchos años, todo está bien.

—No estuvo bien. —Jimin mordió su labio inferior con fuerza —uno no puede tomar decisiones y no pensar en el otro. No quiero que te quedes con la idea que nunca te quise porque si lo hice y sufrí mucho cuando nos separamos.

—Yo te esperé —dijo Namjoon y se arrepintió de inmediato pero ya estaba dicho. —Te esperé y lo único que supe al salir de la academia fue que estabas con otro... Sin una explicación, sin nada a que aferrarme. —Negó con su cabeza abrumado y sin más se puso de pie ante la sorpresa de Jimin. —Me tengo que ir, pagaré por la comida. Adiós Jimin.

El azabache caminó seguro hasta la caja, pagó por la comida de ambos y salió rápidamente del lugar. La vergüenza de haberse dejado en evidencia lo tenía tan molesto que cuando escuchó su nombre en la tranquila noche de octubre él no se detuvo. Siguió caminando como si sus palabras no hubiesen sonado dolidas y resentidas. Mierda, se lamentó de no haber seguido la maldita terapia que abandonó años antes. Quizá no estaría sufriendo por alguien que sólo sentía culpa cuando pensaba en él.

—¡Namjoon!

No se detuvo, observó su camioneta pero debía haber adivinado que Jimin sería más rápido y lo tomaría de su camiseta. Y en ese momento se dio cuenta que no había tomado su chaqueta de la silla del restaurante.

—Joonie.

Namjoon se detuvo y se giró ante ese apodo que solo Jimin le había dicho en el pasado. Se miraron frente a frente y de pronto todo lo que quería era arrancar, correr lejos del único hombre, de la única persona que podía leerlo como un libro abierto.

—Mira, no quiero que te hagas una idea equivocada, lo que pasó hace muchos años ya está en el pasado y todo eso. Tú seguiste con tu vida y está bien, yo también he hecho la mía. No voy a recriminarte por tus decisiones, Jimin. —Namjoon esperaba que eso fuera suficiente y que Jimin realmente lo creyera.

—Te hice daño y nunca le tomé el real peso.

Namjoon se encogió de hombros y tomó su chaqueta de entre las manos del rubio. No lo miró, porque si lo hacía seguramente le diría como realmente se sentía y no podía, no cuando Jimin tenía su vida hecha.

—Me tengo que ir.

—Si, yo también —susurró alicaído el rubio.

Namjoon volvió a girarse hacia su camioneta pero antes de llegar a esta se detuvo. Quería verlo una última vez por lo que miró a Jimin que todavía estaba en el mismo lugar, su cabello desordenado y esa mirada triste y melancólica que había tenido en el restaurante rompió su corazón.

No quería quererlo, no quería preocuparse por él, pero lo hacía y no pensó en las consecuencias cuando volvió a pararse frente a él y lo abrazó. Cerró sus ojos y disfrutó del olor de su shampoo, su pecho se apretó cuando Jimin también lo abrazó.

—Está todo bien ¿Si? No tengas culpas, la vida simplemente nos separó y no pudimos contra eso... No te atormentes más.

Jimin asintió aferrándose a su camiseta, sus dedos casi enterrados en su piel. Quemaba. Pero lo estaba disfrutando y no debía.

—Ve a casa Jimin. Cuídate mucho ¿Si?

El rubio volvió a asentir y dio un paso atrás. Se miraron nuevamente, Jimin suspiró y se alejó por completo. Y mientras escuchaba sus pasos alejarse por el estacionamiento, Namjoon sintió la insana necesidad de perseguirlo.

Pero no lo hizo, no podía, Jimin no era libre y la historia de ellos ya era parte del pasado.



💔

Lxs amo mucho 💕

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top