25
💔
Cada rincón le recordaba a él. Cada pieza de decoración le recordaba a Jimin lo que se había destruido. Lo que ya no iba a poder recuperar nunca más.
Antes, cuando las cosas estaban bien, él no dudaba en hablar con orgullo de la vida que habían construido junto a Taehyung. Incluso en los tiempos malos él tenía una sonrisa para su pareja, incluso en esos momentos él lo había amado con locura.
Y por eso era tan doloroso sentir que parte de su vida, parte de él mismo se había ido para siempre con el hombre que lo había abandonado.
—Papi —Do lo miró desde la puerta de su habitación.
Jimin limpió rápidamente las lágrimas de su rostro y se levantó de la cama, se acercó a su pequeño y acarició su rostro con ternura.
—¿Que pasó?
—¿Dónde está papá?
Mordiendo su labio Jimin tomó una respiración, ambos habían acordado conversar sobre el quiebre con los niños, pero Taehyung había resultado ser un maldito cobarde ya que no había aparecido en una semana rompiendo la promesa de estar cerca de sus hijos en todo momento.
Solo había pasado una semana que para Jimin habían significado los peores de su vida lidiando con sus mellizos, su trabajo en la escuela y los quehaceres de la casa.
Estaba exhausto y deprimido.
—¿Dónde está Noa?
—Viendo televisión.
—Está bien, ¿Quieren ir a algún sitio? Quizá podríamos ir al centro comercial.
Do lo miró con sus ojos color miel y Jimin comenzó a sentirse un tanto nervioso frente a su hijo. Do era el mayor de los mellizos por minutos, pero era por lejos el más perceptivo. También tenía un gran sentido de la responsabilidad para su edad y que Jimin no tenía idea de dónde lo había sacado.
—No quiero salir.
—Haré algo para comer en ese caso, podemos ver alguna película.
—Tus ojos están brillantes, papi.
Jimin desvió la mirada hacia el pasillo y salió de la habitación siendo seguido por su hijo. —Estoy un poco cansado —dijo mientras se metía a la cocina, eran cerca de las seis de la tarde del día sábado y a pesar de que tenía un alto de guías por revisar, decidió dejar eso para la noche, quizá se tomaría una cerveza luego de que sus hijos estuvieran acostados.
—¿Podemos invitar a Eunho? Papá dijo que debíamos preguntarte.
—¿Cuando dijo eso?
—El otro día, cuando nos fue a buscar al colegio.
—Si invitan a Eunho también debe venir Jihwan.
Do se encogió de hombros —está bien, lo único malo que llora mucho.
—Tiene 5 años, por supuesto que llora mucho. Además ustedes suelen molestarlo.
—Es un bebé —Do se rio —me gusta cuando hace enojar a Eunho.
—Traten de no hacer eso, tienen que llevarse bien —Su hijo asintió enérgicamente y el rubio acarició sus cabellos que eran del mismo color que él tenía. —Voy a llamar a Yoongi.
Do salió corriendo de la cocina seguramente para contarle a su mellizo que sus primos irían esa tarde. Y antes de que Jimin buscara su teléfono el timbre de la casa comenzó a sonar haciendo que se dirigiera hasta la ventana.
Grande fue su sorpresa al ver a su madre al otro lado de la reja luciendo molesta e impaciente. Jimin suspiró y abrió su puerta, accionó el botón de la reja eléctrica y la hizo entrar.
—Hola hijo.
Aturdido el rubio saludó a su madre y cerró la puerta, él no le había comentado nada acerca de la separación pero estaba seguro que de alguna manera su madre ya lo sabía.
—No te esperaba este fin de semana, mamá.
—Lo sé, digamos que es un viaje de emergencia. Vine a ver como estabas ya que el inútil del padre de tus hijos te abandonó.
Si, esa era su madre, siempre sin filtro y directa al cuello como un depredador.
—Estamos bien.
—No lo creo, mira tu rostro, tienes ojeras. —La mujer miró por el lugar y luego volvió su mirada a Jimin —esto parece un desastre.
—Mamá —Jimin tomó una respiración —llevo una semana solo, no puedo tener todo solucionado, estoy aprendiendo a vivir sin él. —Lo último lo susurró ya que su garganta se apretó ante el abandono de su compañero.
—Te dije que no ibas a llegar a ningún lado con ese inútil.
Jimin suspiró rendido y cuando sus niños llegaron a saludar él trató de calmar el dolor que se había alojado aún más fuerte en su pecho. No había querido recibir visitas, odiaba el hecho de que su madre siempre tuvo una mala opinión de Taehyung y que esa opinión en el presente le diera la razón a todos los años en que al parecer habían sido en vano.
—La abuela les trajo un regalo a cada uno. —Park Eungene abrió un pequeño bolso que Jimin no se había dado cuenta que tenía en su brazo y sacó dos paquetes.
Sus hijos saltaron de emoción mientras lo recibían y Jimin tuvo que morderse la lengua para no opinar sobre los costosos regalos que su madre siempre les compraba a sus hijos.
Estaba al tanto de la situación económica de su familia, nunca habían sido de los que vivían holgadamente entonces él no quería que sus padres se estuvieran endeudando para cumplir los caprichos de los mellizos.
—¡Wow! ¡Son juegos nuevos!
—No necesitas comprarles más juegos, mamá.
Eungene sonrió a los niños y miró de soslayo a su hijo —a ti te dimos de todo, mis niños también merecen regalos, ¿Cierto niños?
Los mellizos miraron de inmediato a Jimin sin saber como responder. Ellos habían sido testigo a lo largo de los años de como su madre complacía a todo el mundo con regalos.
—Digan gracias, niños.
—Gracias abuela. —Dijo Do mirando el juego envuelto.
—Gracias —Noa miró a Jimin y luego a su abuela.
—¿Podemos jugar?
—Solo media hora y no quiero discusiones.
—¡Pero es sábado!
—¿Y eso qué? —Jimin se cruzó de brazos y alzó una de sus cejas cuando Noa arrugó su ceño molesto. —Dije media hora, lo toman o lo dejan. Ya estuvieron jugando temprano. Estoy contando.
Los niños se miraron y luego ambos bajaron sus hombros derrotados ante su padre. Se dieron media vuelta y entraron a la habitación que compartían.
—Eres muy estricto, Jimin.
—Los estoy educando, mamá. —Jimin caminó hasta la cocina y por supuesto que su madre lo siguió. —Es difícil tener dos niños en la etapa de pre adolescentes.
—Yo solo digo.
El rubio evitó suspirar y abrió el refrigerador, todavía quedaban alimentos para una semana más o menos pero pronto debía ir al supermercado y abastecerse. Esperaba que con su sueldo alcanzara.
—¿Quieres un café?
—No hijo, gracias, solo venía a ver si estaban bien, si les faltaba algo.
—Estamos bien.
—¿Que hay de él? Me imagino que se hará cargo de los gastos de los niños.
Jimin no quería hablar más de Taehyung, no quería ver el rostro de su madre, todo en esos ojos color miel le decían que ella sabía que tarde o temprano su historia de amor iba a finalizar. Ella lo había dicho tantas veces.
—Tenemos una citación a fin de mes para eso.
—Es realmente es una bendición que no se hayan casado, sería realmente engorroso el trámite. Ahora, —Eungene se acercó a su único hijo —debes sacarle el máximo de dinero, él no puede hacer una vida tranquila mientras tu estás a cargo de todo.
—Eso es en lo que menos pienso, mamá.
—Te abandonó Jimin, no puedes dejar las cosas así, tienes que hacerte respetar. Al menos date la satisfacción de dejarlo con poco dinero a fin de mes.
Jimin sacó una cerveza y a la mierda la hora, necesitaba algo en que ocuparse ya que sabía que su madre no se iba a callar.
—Es temprano para beber.
—No lo es, solo será una y ya estoy bastante grande, gracias por tus consejos pero déjame hacer las cosas a mi manera.
—No sabes hacer las cosas, hijo.
—Soy un adulto.
—Fue una mala idea, siempre supe que ese no era para ti.
—Creo que deberías irte. No necesito de tus gratificantes palabras, sé que mi vida sentimental se fue a la mierda y no necesito que me lo recuerdes cada dos minutos.
Eungene le dio una mirada enojada y salió de la cocina, Jimin la siguió y gracias al cielo ella tomó su bolso y se lo colgó al hombro.
—Ahora que estás solo espero que no tomes malas decisiones.
El sorbo de líquido helado alivió su garganta. La cerveza estaba maravillosa pero Jimin no la podía disfrutar mientras escuchaba hablar a su madre.
—¿Que quieres decir con eso?
—Sabes muy bien a lo que me refiero.
—No, pero no creo que me interese la verdad.
—Solo eso te digo y ya sabes muy bien de lo que opino de andar por ahí como si fueras un crío. Tienes dos hijos, que no se te olvide.
Jimin sonrió, su madre era bastante ridícula la mayoría del tiempo pero ese día se estaba esforzando al máximo.
—¿Crees que voy a salir a buscar a algún hombre por ahí?
—No lo sé, espero que seas más inteligente que eso.
—Soy inteligente, solo que la vida a veces me ha quitado de decidir mis propios asuntos.
—No empieces con eso.
—¿Por qué no? Dices que tomo malas decisiones cuando no me dejaste decidir hace 15 años.
—No deberías vivir del pasado, ¿Que dirían tus hijos si saben que todavía piensas en ese delincuente?
—No era un delincuente.
—No puedo creer que después de tantos años todavía sientas algo por ese tipo.
—Ese como le dices tenía un nombre y no dije que siento algo por él, pero si lo recuerdo con cariño, no es un pecado recordarlo de esa manera, fue un buen novio.
—Tenias 18 años Jimin por supuesto que a esa edad todo es lindo, pero ahora tienes a dos niños y más encima eres separado. ¿Tienes idea de cuántos hombres pueden fijarse en uno que tiene dos mochilas que cargar? Mientras antes quites esos recuerdos de tu cabeza será mejor.
Jimin mordió el interior de su mejilla y odió que las palabras de su madre fueran medianamente verdaderas.
—¿Por qué estás hablando de él como si fuera parte de mi presente? Te recuerdo que fuiste tú quien me alejó de él, fuiste tú la que me arrebató la posibilidad de estar con Namjoon.
—Fue para mejor y lo sabes, no podías estar de novio con una persona como él, un hombre sin aspiraciones, un granjero pobre. Mírate ahora Jimin, eres un profesional y él…
—Y él es un maldito agente de policía, ¿Como suena eso para ti?
Ella alzó su rostro desafiante, sus labios hicieron una mueca de desagrado —aunque tenga un buen empleo sigue siendo el hijo de la prostituta del pueblo, esa misma que engatusaba a todos los hombres que pasaban por su lado. Y también es el hermano de un asesino. ¿Acaso olvidaste que Michel pudo haber muerto?
—Me importa una mierda Michel, estaba loco y lo sabes.
—Él no era para ti, te hice un favor hace 15 años, piensa en tus hijos mejor y no en buscar a ese hombre.
—Nadie dijo que lo hiciera y no tienes que hablar de mi labor de padre como si fuera uno malo porque no lo soy, aquí el que está fallando es Taehyung, no yo. Ahora necesito que te vayas.
Eungene lo miró con ojos compasivos y Jimin ya sabía que diría a continuación, su madre era la mujer más manipuladora que hubiese conocido alguna vez y él se tardó años en darse cuenta.
—Solo lo hago por ti cariño, no quiero que sufras, no quiero que mis nietos sufran por un padre que los abandonó.
—Tus nietos me tienen a mí y no les va a faltar nada.
—Si necesitas algo ya sabes dónde encontrarme, tu padre estará muy feliz de verte.
Jimin asintió sin realmente querer verlos en un largo tiempo, su madre lo agotaba mentalmente y una de las cosas que hizo que la viera menos fue el haberse mudado con Taehyung siendo ambos universitarios.
Había sido una decisión espontánea por parte de Taehyung de invitarlo al lugar que alquilaba en esos años, un pequeño departamento cerca de la universidad. Para Jimin en cambio había una especie de escape a su familia tradicional que había manejado su vida a punto de amenazas y palabras hirientes en contra de su primer amor para que él lo dejara. Lo había hecho también por temor a su madre y ahora, mientras Jimin terminaba su cerveza parado justo al lado de la puerta viendo una de las tantas fotos que tenía con Taehyung y los mellizos, se preguntó si de haber sido más fuerte, más decidido, todavía estaría junto a Namjoon.
Pero la vida se trataba de avanzar ¿No? Y Jimin estaba seguro que su primer novio tendría una bonita familia, quizá no tendría hijos pero sí estaría en una relación de pareja porque el Namjoon que Jimin recordaba era un hombre romántico, de muchos detalles, uno que tenía reales ganas de ser un padre y esposo. Jimin todavía guardaba algunas de las tantas cartas que recibió de su primer amor.
No mentía cuando decía que lo recordaba con cariño, lo hacía y alguna veces se torturaba con la idea del que hubiese pasado si él hubiese luchado por su amor, por ejemplo.
Con la cerveza terminada se fue de nuevo a la cocina y dejó la botella en una caja, la escuela tenía puntos de reciclaje por lo que la llevaría junto con las otras botellas de vidrios que estaba acumulando.
Agotado mentalmente decidió ir a ver a los mellizos, todavía quedaban algunos minutos para que dejaran de jugar videojuegos por lo que tocó dos veces la puerta y abrió.
Sus niños estaban cada uno en su cama y no estaban jugando videojuegos. Do estaba leyendo un libro de Harry Potter que Jimin estaba seguro que había leído por lo menos cinco veces y Noa estaba revisando un libro de chistes que no hacían reír a nadie.
—Pensé que estarían jugando.
Do fue el primero en bajar su libro y negó con su cabeza. —¿Podemos salir ahora?
—¿Quieren salir?
Noa también dejó su libro de lado y se sentó en la cama. —¿Podemos ir a patinar?
—Claro —Jimin miró la hora en su reloj pulsera y asintió —iré a ponerme mis botas.
Los niños saltaron de la cama para ponerse sus zapatillas.
Jimin en su dormitorio se miró en el espejo y odió las ojeras causadas por el mal sueño de la noche anterior, la preocupación por el futuro se reflejaba en su rostro. Siempre se había considerado un tipo atractivo, pero el Jimin que lo estaba mirando en el espejo no era ni por asomo lo que por tantos años él había sido.
Dándose la vuelta caminó hasta su armario y si bien su rostro no era el de siempre, su ropa si tendría que serlo, no quería ir al centro comercial vestido con su pijama.
Tomó una camiseta blanca y un pantalón ajustado negro, se puso sus botas y peinó un poco sus cabellos rubios. Tomó su chaqueta bordada en las mangas y salió de la habitación.
Del mueble que estaba a un costado de la puerta tomó las llaves de su automóvil ecosport que había comprado con tanto esfuerzo y que aún no termina a de pagar y esperó a sus niños.
Sacó el teléfono de su bolsillo y el fondo de pantalla de él y Taehyung lo golpeó con fuerza. Ni siquiera se había dado cuenta que no había cambiado la imagen.
Contempló la pantalla por muchos minutos hasta que esta se apagó. Suspirando encendió nuevamente el teléfono y se metió a su galería, encontró una fotografía de sus mellizos y rápidamente cambió el fondo anterior. Bloqueando el teléfono lo guardó en su bolsillo, su ánimo cayendo en picada por lo mucho que le estaba costando no extrañarlo.
La risa de Taehyung siempre había sido uno de sus sonidos favoritos, la manera en que reía fuerte y sin control le hizo sonreír levemente ante el recuerdo, pero rápidamente la sonrisa se convirtió en una mueca cuando su nariz comenzó a picar. Decidiendo que no quería llorar más por ese hombre es que decidió apurar a sus hijos.
Y como si lo hubiesen escuchado los mellizos salieron de la habitación casi corriendo chocando con Jimin.
—Sin correr, quiero salir sin lesionados, por favor.
Do se puso a reír y Noa le sacó la lengua. Jimin los miró y una oleada de amor lo llenó por completo.
Quizá Taehyung iba a abandonar a sus hijos y jamás volvería, Jimin no lo sabía, pero lo que sí sabía era que él iba a estar siempre para sus niños. Iba a ser la fortaleza de ellos en tiempos difíciles, quería estar en todas sus etapas guiándolos y cuidándolos porque amaba a sus hijos a pesar de todo lo que acontecía en su vida él amaba la posibilidad de ser padre de Noa y Do.
Y era difícil, por supuesto que iba a serlo pero él no era negativo al respecto, sabía que la tarea de criar solo era altamente demandante y por otra parte él no iba a esperar hasta que Taehyung madurara y se diera cuenta del daño que le estaba provocando a sus hijos con desaparecer de un día para otro sin decirles nada.
El daño que le estaba provocando también a él.
Jimin ni siquiera quería pensar en el tremendo vacío que sentía desde que había sido dejado.
En el automóvil fueron escuchando música de la radio, Jimin no tenía ganas de poner la lista de reproducción que habían hecho para los paseos familiares.
Luego de encontrar un espacio en el estacionamiento se bajaron y caminaron hasta la puerta de entrada del centro comercial, habían personas por todos lados como cada sábado.
Los tres entraron al extenso lugar y lo primero que vieron fueron varios perritos vestidos con capas oscuras y Jimin identificó de inmediato esa insignia.
—¡Una muestra de la policía! —Noa dijo emocionado tirando de la chaqueta a su padre.
Jimin deslizó su mirada por los canes y sonrió cuando uno de ellos trató de acercarse a ellos.
—Pueden acercarse si quieren.
Un hombre alto les dijo y sus hijos no dudaron en arrodillarse frente a los perros para acariciarlo.
—¿No se estresa? —Jimin preguntó mirando a los demás perros que estaban siendo acariciados por niños y adultos.
—Lo hacen, pero vamos monitoreando el comportamiento y cuando vemos que es demasiado lo sacamos a caminar, pero para esto es la muestra, para que los niños puedan acercarse y de paso escuchar sobre seguridad.
Jimin asintió y miró a sus niños —¿Quieren una fotografía?
Do asintió y ambos niños miraron hacia él. Sacó su teléfono del bolsillo y enfocó, tomó dos fotografías rápidas pero cuando iba a sacar una tercera vio a través de la cámara al grupo de policías que estaban un poco más allá.
Reconoció, y no supo como, esa espalda y ese cabello corto negro. La piel expuesta del cuello de Namjoon era la misma por la que él había deslizado sus labios y dientes tantas veces en el pasado.
Tragando saliva Jimin bajó el teléfono y miró a sus hijos, sus mejillas se sentían calientes. —Será mejor avanzar.
Los niños se pusieron de pie, se despidieron del perro y comenzaron a caminar. Jimin no miró de nuevo hasta donde estaba Namjoon, de pronto podía escuchar su risa y su voz tan claramente.
Mientras atravesaban por el gentío sus hijos se quejaron de lo fuerte que estaba tomando sus manos. Jimin no se había dado cuenta y aflojó un poco sus manitos. Varias personas no los dejaron pasar y Jimin sentía que estaba sudando bajo su camiseta.
Por el rabillo del ojo vio a un hombre acercarse y él ya no pudo escapar. Las personas estaban bloqueando el escape.
—¿Jimin?
El rubio tragó saliva, mordió su labio y giró su cabeza para encontrarse con su primer novio, el primer hombre que amó y que al parecer todavía causaba cosas dentro de él.
Era chistoso pensar que en todos esos años nunca se habían encontrado de frente. De hecho Jimin no había pensado demasiado en Namjoon sino hasta hace un par de meses, cuando las cosas comenzaron a caer en picada con Taehyung.
La gente se movió pero Jimin no lo hizo. Miró al atractivo hombre en que se había convertido Namjoon y cuando hubo observado cada facción le dio una sonrisa cordial.
—Hola.
Namjoon le sonrió de vuelta, Jimin reconocía esa sonrisa como una incómoda y netamente amable.
—No has cambiado mucho.
Jimin no podía decir lo mismo, Namjoon se veía muy diferente al chico escuálido del que él se había enamorado.
—No creo que eso sea tan así.
Los ojos del hombre frente a él se deslizaron por su rostro, sus labios, quizá más abajo a su ropa y luego de ese escaneo Jimin dio un paso atrás tratando de recordar lo que realmente habían ido a hacer al centro comercial.
—¿Son tus hijos? —Namjoon apuntó a los mellizos.
—Si, son mis mellizos. Él es Do y Noa.
Los niños miraron hacia arriba y alzaron sus manos para saludar.
—Son grandes. —Dijo Namjoon pensativo —se parecen a ti.
Jimin rio inquieto y miró hacia el gentío que se había dispersado.
—Si, son altos, algo raro ya que yo no lo soy tanto.
Namjoon rio y el sonido flotó por el lugar haciendo que Jimin perdiera sus pensamientos por unos segundos.
—Papi, ¿Podemos ir a patinar?
—Si —Jimin dijo de inmediato —tenemos que irnos, fue bueno haberte visto.
Namjoon movió su cabeza mirándolo en silencio. Luego estiró su mano y Jimin la estrechó.
—Ten una buena tarde Jimin.
Lentamente Jimin quitó su mano sintiendo un hormigueo en su estómago.
Maldita sea, no.
Jimin comenzó a caminar, podía sentir la mirada del hombre y tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para no voltear.
Luego de unos minutos llegaron al área de patinaje y mientras sus hijos se ponían sus patines él se dio un tiempo para analizar lo que había ocurrido minutos antes.
Namjoon se veía bien de uniforme, Jimin deseó poder haberlo visto mejor porque ese traje y esa corbata negra se veían como si hubiesen sido hechas a medida sobre su cuerpo.
Sus hijos salieron a la pista saludándolo con sus manos. Jimin les devolvió el saludo y sonrió para ellos hasta que se alejaron, entonces el rubio volvió a sus pensamientos.
¿Había sido grosero? No tenía idea, se había puesto tan nervioso que ni siquiera le había preguntado cómo estaba o cualquier otra maldita cosa. Y la verdad de todo es que no había esperado encontrarlo en ese lugar. En realidad sólo lo había visto una vez desde que se hubiesen dejado de ver 15 años antes.
Pero cada vez que lo hacía generaba un impacto en Jimin que no quería poner en palabras.
—Siempre he pensado en lo frío que es este lugar y como los padres esperan aquí a sus hijos sin siquiera tomar un café.
Jimin miró a su lado derecho y luego al vaso de cartón que le estaban ofreciendo.
—Es capuchino.
—Mi preferido —dijo Jimin mientras tomaba el vaso.
—Espero no estar molestándote, vine a comprar café y te vi aquí…
—Está bien —Jimin tomó un sorbo disfrutando del sabor —tengo al menos 30 minutos para esperar y gracias por el café.
—De nada —Namjoon tomó un sorbo de su propio vaso mirando hacia las personas que intentaban patinar.
—Recuerdo que eras muy malo patinando, siempre te caías —Jimin sonrió ante el recuerdo y luego, cuando se dio cuenta de lo que había dicho se quedó en silencio.
—Lo sigo siendo la verdad —Nam negó con su cabeza —a cada año que pasa me vuelvo más torpe.
—¿Todavía rompes cosas?
Namjoon dejó de mirar a las personas que patinaban y lo miró directamente a él. Jimin mantuvo su mirada también. Parecía como si Namjoon le quisiera decir algo. Pero en el último minuto desvió la mirada y volvió a enfocarse en las personas.
—Sigo siendo el mismo torpe de siempre supongo. —Namjoon tomó un sorbo de su café —¿Que hay de ti? ¿Que has hecho estos últimos 15 años?
—Bueno han pasado muchas cosas —Jimin suspiró. Observó a sus dos hijos a lo lejos y miró las manos de Namjoon que envolvían el vaso de café —soy maestro de primaria, tengo un curso a cargo… Bueno tengo a mis dos niños, tienen 11 años. Supongo que eso es lo más importante.
—Por un momento pensé que ibas a ser profesor de danza.
—También yo, pero cambié de decisión. ¿Que hay de ti? —Jimin mordió su labio —¿Tienes familia esperando en casa?
Namjoon rio entre dientes —no soy un hombre de familia por lo que solo soy yo ahora mismo.
Jimin procesó esa información incrédulo, el Namjoon que él recordaba quería tener hijos, casarse y tener una bonita casa, pero ese Namjoon también había crecido, había madurado y por supuesto que las cosas podían haber cambiado después de tantos años.
Él mismo había cambiado en esos 15 años.
—No sé por qué pensé que estarías casado.
Namjoon se terminó su café, Jimin deslizó sus ojos por esas familiares y no tan familiares facciones y su cuerpo se tensó al máximo cuando el hombre se agachó para hablar en su oído.
—Recuerdas muchas cosas pero creo que se te olvidó la parte en la que dije que solo me casaría contigo y tendría hijos a tu lado… Y ya sabes, soy un hombre que cumple sus promesas.
Jimin dejó de respirar mientras Namjoon se enderezaba.
—Cuídate Jimin, fue un placer volver a verte.
Las mejillas del rubio estaba calientes, observó al policía caminar lejos de él con seguridad y tragó saliva olvidándose del mundo por un momento.
Eso hasta que uno de sus mellizos gritó y por supuesto él reventó la burbuja en donde el sexy Namjoon lo había envuelto esa tarde de sábado.
❤️
Hola!!! Estoy segura que no se esperaban ese encuentro 👀
¿Que les va pareciendo la historia hasta ahora?
Espero que sea de agrado.
Lxs amo mucho.
Cuídense ❤️
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