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Yoongi sabía que era un arma de doble filo involucrar tanto a Seokjin en su vida, acercarlo a sus hijos y compartir con él cosas que no había hecho con nadie más que con Adam. 

Lo sabía y sin embargo quería hacerlo, quería cuidar del hombre rubio y grande que hacia su vida un poco más divertida y brillante. 

—¿Por qué Taetae está en nuestra casa, papi? 

Yoongi detuvo su vehículo y miró hacia la puerta de su casa, efectivamente su hermano Taehyung estaba apoyado en la reja revisando su teléfono sin percatarse aún que ellos habían llegado. 

—Eunho, despierta campeón. 

El niño parpadeó somnoliento y se quitó su cinturón. Después como cada vez ayudó a bajar a Jihwan y ambos pusieron sus mochilas en sus hombros. Yoongi los siguió bajando a su vez las compras que habían pasado a hacer al supermercado. 

Los niños saludaron a su hermano. Yoongi no perdió en vista lo apagado que se veía Taehyung.

—¿Llevas mucho rato aquí? 

—Una media hora, más o menos. 

—No me llamaste —Yoongi sacó la llave de su bolsillo y abrió la reja, luego todos juntos avanzaron hasta la puerta. 

—No, lo siento, necesitaba hablar contigo. 

—Está bien —el azabache dijo dejando entrar a todo el mundo a su casa. Dejó las bolsas sobre la mesa del comedor y envió a sus hijos a cambiarse el uniforme. Se quitó la chaqueta, la dejó en el perchero y caminó hasta su ordenada y limpia cocina. 

Taehyung lo siguió, siempre lo hacía, encendió uno de ellos quemadores y puso la tetera, no tenía idea que quería su hermano pero era bueno comenzar con una taza de café. 

Y té para Taehyung por supuesto. 

Su hermano tomó asiente en el comedor de diario y se veía preocupado, sus manos temblaban ligeramente mientras miraba la superficie de madera. Yoongi sacó dos tazas y las acomodó en la mesa. 

—¿Hay algo que quieras contarme? 

Taehyung tragó saliva —si. 

—Bien, eso es un comienzo, estás empezando a asustarme. 

—Con Jimin tuvimos una discusión y esta vez creo que las cosas se salieron un poco de control. 

—¿Que pasó? —Yoongi se sentó frente a su nervioso hermano y esperó.

—Él me acuso de engañarlo —Taehyung se pasó una de sus manos por su rostro —anoche recibí un mensaje mientras dormía. 

—¿Estás hablando en serio? ¿Lo estás engañando, Tae? 

—Hay un alumno… No ha pasado nada por supuesto, pero… 

—¿Pero? —Yoongi estaba comenzando a entrar en pánico. ¿Su hermano sería capaz de echar a la basura más de diez años de relación por un alumno? Dios. Yoongi ni siquiera quería responderse esa pregunta. 

—Pero estoy constantemente pensando en él, en sus coqueteos. Estoy abrumado por la idea de sentirme atractivo para alguien más, sentirme deseado de esa manera y no haré nada —Taehyung cerró sus ojos un momento —Jimin no creyó que no he tenido nada con este alumno de último año y me echó de la casa. 

—Estoy jodidamente sin palabras, ¿Cómo mierda dejaste que las cosas avanzaran hasta el punto de que te manda mensajes en la madrugada? ¿En qué estabas pensando Tae? 

—No lo sé. Las cosas con Jimin comenzaron a ir mal hace mucho, la rutina nos terminó pasando la cuenta. 

—Taehyung, Jimin te ama y quiere recuperar la relación que tienen, pero quizás él tiene razón y eres tú quien no quiere más. 

—Yo lo quiero, por nuestros hijos y la historia que tenemos, es importante por eso no quiero hacerle daño. —Taehyung dijo con tono amargo. 

—Ya lo estás haciendo. Lo de su cumpleaños fue la guinda del pastel. No puedes ser así con tu compañero de vida, con el padre de tus hijos. Si no quieres más entonces sé honesto con él. 

—Él igual me abandonó Yoongi, no es la única víctima en esta historia. Siempre sale con sus amigos y me deja con los mellizos, tiene cenas con sus colegas más veces en el mes de lo que crees. Tiene la vida social que yo nunca he tenido.

Yoongi se rascó la frente, no era el mejor dando consejos de pareja, él mismo había fracasado en la relación más importante que tuvo, pero una cosa era clara, él no podía decirle que hacer a su hermano, incluso a su cuñado. Era un tema tan personal y que solos ellos podían solucionar. 

—Creo que deberías volver a casa y arreglar este asunto. 

—No me quiere allá de todos modos, me tiró una mochila con ropa mientras me gritaba que me odiaba. —Taehyung se acomodó en la silla luciendo miserable.

—¿Los mellizos escucharon algo de esto? 

—No, menos mal, tratamos de no discutir delante de ellos, pero a veces es inevitable… Ya sabes, a veces solo explotas. 

Una relación tan larga se desgastaba a la larga, eso pasaba, las relaciones eran tal cual como una planta a percepción de Yoongi. Había que cuidarla, respetarla para que no se marchite, para que el amor no se acabara y lamentablemente esa era la parte más difícil. Mantener todo eso cuando también estás criando, trabajando y teniendo una vida social a tu alrededor. 

Jihwan entró a la cocina con uno de sus peluches favoritos, un perro con capucha amarilla que llevaba a todos lados dentro de la casa. 

—¿A qué hora viene el Señor K?

Yoongi miró a su hijo y le desordenó el cabello —¿Tienes hambre? Puedo prepararte cereales. 

Jihwan arrugó sus labios —¿Cuando viene el Señor K? 

—¿Quien es ese? —Taehyung preguntó. 

—Es el nov…

—¡Es un amigo! —Yoongi le tapó la boca a su hijo y lo envió devuelta a su habitación —un amigo que tuvo un accidente de trabajo. 

—Ya veo, ¿Lo ibas a traer para acá?

—Si, tiene algunas fracturas y vive solo así que le iba a dar una mano. 

Taehyung asintió —siento interrumpir tus planes hermano, será mejor que me vaya. 

—¿Dónde vas a dormir?

—Una noche en un hotel de medio pelo no suena tan mal. 

—¿Que? No Tae, puedes quedarte aquí.

—De verdad no quiero importunar, Yoon. 

—No lo haces, eres mi hermano y necesitas ayuda. Solo nos tenemos a nosotros. 

—Gracias Yoon. —Tae dijo sincero —pensé en ir donde Victoria, pero entorpecería demasiado allá. Tiene poco espacio además. 

—No te preocupes, eres bienvenido a quedarte, pero también debes ver que va a pasar con Jimin. No puedes esconderte para siempre.  

—Si, lo haré, solo que no es bueno ir a casa esta noche, lo conozco y debe estar furioso. Por lo menos necesita unas horas para calmarse. 

Yoongi asintió, se puso de pie cuando la tetera comenzó a silbar. Apagó el fuego y se quedó pensando en Seokjin. Le había prometido su ayuda y ahora debía decirle que no podía llevarlo a su casa. 

—¿Puedo dejar mis cosas en la habitación de visita? 

—Si claro. Ponte cómodo. 

—Ni sabrás que estoy aquí hermanito. 

Taehyung dejó la cocina y Yoongi sacó su teléfono del bolsillo, tenía dos mensajes de Seokjin que habían llegado muchas horas antes y que él no había leído. Entró al chat el simple acto hizo que su estómago se pusiera extraño. 

Seokjin ✨:

Mi hermano se fue a descansar y yo estaré listo cuando me digas.

¿Fuiste ya por el delfín mayor? 


El azabache tragó saliva mientras deslizaba su dedo por la imagen de perfil de Seokjin. ¿Por qué mierda tenía que ser tan guapo? Yoongi suspiró y se llevó el teléfono a su oreja. Después de dos tonos la llamada fue contestada. 

—Yoon, tengo hasta mi osito de peluche empacado. 

Yoongi se rio y negó con su cabeza, malditamente amaba el sentido de humor del rubio guapo. 

—Déjame adivinar… Es un osito blanco. 

—Eso es trampa, seguramente lo viste cuando estuviste esta mañana aquí. 

—Culpable —Yoongi sonrió y luego se puso serio porque tenía que decirle a Seokjin que ya no podría ir por él, pero Seokjin se le adelantó y lo dejó sin habla. 

—Sé que no nos conocemos hace tanto, pero de verdad que esto que estás haciendo por mi nunca nadie lo ha hecho, desde que llegamos a esta ciudad que siempre fuimos nosotros tres con mi mamá y Nam, ya sabes… Nuestra familia nunca se preocupó por nosotros, nunca supieron las carencias que tuvimos, las veces que no teníamos para comer… Bueno eso es pasado, lo que quiero decir es que agradezco el haberte conocido y que estés dispuesto a ayudarme a pesar de lo poco que sabes de mi. 

Quería hablar, Yoongi quería decirle que no era problema, que él siempre ayudaba a las personas y esa no era una mentira, pero las palabras no salieron de su boca porque él mismo sabía lo que era pasar por necesidades, él sabía lo que era no tener nada y sentirse tan solo. 

Sin nadie que te diera una mano. 

—¿Yoon, estás ahí? 

—Si, aquí estoy. —El azabache miró hacia la puerta de la cocina, Taehyung pasó por la sala con una mochila en su mano. —Iré por ti en unos quince minutos, espérame en tu departamento, no vayas a bajar solo. 

—Aquí estaré. 

Yoongi se despidió y a la mierda todo, había prometido algo y lo cumpliría. No podía, ni quería dejar a Seokjin solo en un momento así. 

Que estuviera Taehyung en casa no iba a ser problema. 

—Papi —Jihwan volvió a la cocina. —¿A qué hora viene el señor K?

—Voy por él ahora. —El niño alzó sus manos y corrió hacia el perchero para buscar su chaqueta pero Yoongi lo detuvo —iré solo. 

Un puchero inmediato se formó en los pequeños labios de su hijo. —¡Yo quiero ir!

—Te quedas con Eunho y Taehyung ¿Si? 

El niño negó y luego comenzó a llorar demasiado fuerte. 

Taehyung no tardó en aparecer y también Eunho. 

—¿Y ahora que le pasa? —Eunho pasó por el lado de su papá y se perdió en la cocina. 

—¿Necesitas ayuda? 

Yoongi asintió —voy a buscar a mi amigo ahora, ¿Puedes quedarte con ellos un momento? 

—No hay problema —Tae alzó su mano hacia su frente haciendo un saludo militar bastante raro. 

—¡No quiero quedarme con Tete!

—Ahora me siento ofendido —Taehyung sonrió viendo a su sobrino. 

Yoongi solo resopló en respuesta a la reacción de Jihwan, pero de todos modos y aunque estaba cansado como la mierda, se acercó a su pequeño y se arrodilló frente a él. 

—Voy a buscar a Seokjin y necesito que el auto vaya desocupado, él no puede moverse mucho ¿Lo sabes, cierto? 

—Si —Jihwan dijo entre sollozos. 

—Él va a traer sus cosas entonces necesito espacio, por eso no puedes venir conmigo, ¿Me entiendes? 

Taehyung entró en escena y tomó a Jihwan de la mano —vamos a preparar algo para comer. 

—¡Pidamos comida! ¡Quiero sushi!

—Ya te pasaste —Yoongi se puso de pie y caminó hasta la puerta. Miró a su hermano —Tae, dile a Eunho que saque las cosas de la bolsa. 

Su hermano asintió y luego se llevó a Jihwan a la cocina. Yoongi entonces tomó su chaqueta y se la puso para luego cerrar la puerta. 

La temperatura había bajado en la ciudad y Yoongi se encogió en su chaqueta. Eran mediados de octubre, habían días cálidos, pero también días fríos y esa noche era así por lo que encendió su calefacción apenas encendió su automóvil. 

El recorrido lo hizo de memoria a pesar de que solo había estado en dos ocasiones en el departamento de Seokjin y la anticipación de verlo nuevamente hizo que sus dedos apretaran más fuerte el volante cuando se estacionó cerca de la entrada. Miró hacia el alto edificio y tomó varias respiraciones.

Accionó la alarma cuando dejó su vehículo. Se metió en el ascensor luego de saludar al conserje, en su opinión el edificio carecía de una alta seguridad a pesar de que estaba en el centro de la ciudad. 

En el piso de Seokjin comenzó a sudar, se sentía como un adolescente en busca de su primer novio, el pensamiento le hizo reír. 

Seokjin no era su novio. Quizá nunca tendrían un lazo así por lo que Yoongi desechó todo pensamiento romántico, él estaba ayudando al tipo, no habían segundas intenciones. 

Su teléfono comenzó a sonar cuando se estaba acercando a la puerta, lo sacó de inmediato de su bolsillo por si era Taehyung quién estaba llamando, pero no era él. 

Jung Hoseok. 

Pensó en no responder, pero por otro lado no tenía porque no hacerlo, por lo que contestó la llamada mientras se quedaba en el mismo lugar, un tanto alejado de la puerta de Seokjin. 

—¿Yoongi? 

—Hola Hoseok. 

—Pensé que no contestarías. 

Yoongi rio entre dientes —soy un hombre ocupado. 

—Lo sé, por eso no me he ofendido —Hoseok dijo con clara diversión —como sé que eres un hombre ocupado quiero hacerte una invitación con antelación. 

—¿Una invitación?

—Si. Hay un nuevo restaurante que abrió y dicen que es la mejor comida que puedas encontrar, tengo una mesa para el fin de semana. 

Uh. Yoongi mordió su labio. —Suena bien, pero ya sabes… 

—Los niños, lo entiendo, pero si sirve de algo ellos también pueden venir, es un restaurante familiar que tiene menú de niños y todo eso… Yo ya me fijé. 

La cautela en la voz de Hoseok hizo que Yoongi suspirara. El tipo estaba trabajando duro y él no era un idiota, sabía cuando tenía algo bueno frente a sus ojos. 

—Bien, hagamos eso, si no consigo niñera de aquí al fin de semana llevo a los niños conmigo. 

—Eso suena como un trato. 

Yoongi asintió, no quería ultilizar a Hoseok, el tipo no tenía la culpa de nada y volver a conectar después de tantos años no sonaba tan mal. De hecho era una cosa buena conocerlo hace tanto tiempo.

—Es un trato —Yoongi se escuchó decir —me tengo que ir Hoseok, nos vemos el fin de semana. 

—Nos vemos. Cuídate. 

La llamada finalizó. Yoongi guardo su teléfono y caminó hasta la puerta de Seokjin, tocó tres veces y esperó. Escuchó una maldición y la puerta se abrió. 

Yoongi jamás dejaba de estar impresionado de lo atractivo que era Seokjin. Su cabello rubio estaba revuelto por todos lados y aunque su aspecto no era el mejor, él seguía viéndose como un modelo de catálogo. 

—¿Te duele mucho? 

—Como la mierda, pero lo estoy manejando. 

Seokjin lo dejó entrar y Yoongi cerró la puerta detrás de él, el rubio se veía tan desaliñado con una camisa toda mal abotonada y un pantalón corto color negro. 

—¿Tomaste tus medicamentos?

—Mhm no, la verdad es que no quiero hacerme adicto a las pastillas. 

—¿Que? —Yoongi puso sus manos en sus caderas —por eso tienes tanto dolor. 

—Puedo aguantar. 

—No, no puedes. —Yoongi dejó al dueño de casa en la sala y fue hasta la cocina por un vaso de agua. Cuando volvió Seokjin estaba respirando a tramos cortos con sus ojos cerrados. —Toma Rocky. 

—Pero… 

—Nada de eso, apenas puedes caminar por el dolor, esas pastillas te van a ayudar, no seas masoquista. 

—Me gusta un poco de dolor. 

Yoongi se echó a reír, Seokjin era tan descarado al hablar, tan sincero en algunos momentos que era divertido escucharlo. 

—Toma tus pastillas Kim. 

Seokjin rodó los ojos y con esfuerzo caminó hasta su habitación, Yoongi lo siguió y se aseguró de que la tomara. 

—Bien, ¿Que más quieres que haga?

—Solo quiero que cuides de tu salud para que puedas recuperarte más rápido. 

—Bien, bien, lo haré. 

—Eso está mejor, ¿Tienes todo listo? 

—Si, solo es mi bolso y ahora mis pastillas. 

Yoongi miró por la habitación y luego a Seokjin. Se acercó a él y estiró sus manos para quitar los botones mal abotonados. 

Al principio hubo confusión en esos lindos ojos marrones y luego confianza silenciosa que Yoongi agradeció. 

—¿Quien te vistió? ¿Un gato? Pareces todo desarmado. 

Seokjin resopló pero estaba temblando, Yoongi lo podía sentir tan claramente mientras terminaba de abrir la camisa. Sus dedos se deslizaron hasta la hematoma que asomaba del pantalón del rubio y la acarició sin ejercer presión

El cuerpo de Seokjin era delgado, si bien tenía los hombros anchos que le hacían parecer más grandes su delgada cintura le hacía más juicio al cuerpo que escondía bajo esas camisetas enormes que solía usar. 

—Los colores van cambiando —Seokjin dijo. 

—Va a mejorar en unos días —Yoongi comenzó a abotonar la camisa, cuando iba por la mitad decidió mirar a Seokjin y cuando sus ojos se encontraron no supo leer lo que le decía la mirada de Seokjin. Había un brillo que no estaba allí cuando llegó al departamento. 

Sin dejar de trabajar en los botones, Yoongi llegó hasta el penúltimo botón y se detuvo. 

Era tan doméstico lo que acababa de hacer que no tenía idea del porqué Seokjin dejaba que lo hiciera. Se suponía que ellos habían trazado límites, pero Yoongi no podía explicar lo mucho que deseaba tocarlo, lo mucho que quería estar cerca y lo peor de todo era que Seokjin no lo detenía. 

Seokjin no le dijo que se alejara, no le pidió que no lo hiciera. 

—Yoon, ¿Los delfines están en tu automóvil? Por qué si es así es mejor ir saliendo ya. 

—No, se quedaron en casa con mi hermano. 

—¿Tu hermano? 

—Si —Yoongi tomó el bolso de la cama y se lo puso al hombro para luego salir de la habitación. Seokjin lo siguió lentamente apagando las luces a medida que se iban acercando a la puerta. —La cosa es que la relación de mi hermano está colgando de un hilo, hoy discutieron fuerte y mi cuñado lo echó de la casa. 

—Oh… ¿Él también se va a quedar en tu casa?

—Si, pero no te preocupes, va a estar todo el día de mañana fuera, aunque espero que se ponga los pantalones y vuelva a su casa a arreglar sus problemas. 

—¿No es demasiado si yo también voy a tu lugar? 

—No te preocupes por eso, además cuidarte fue mi idea ¿No? 

—Si, pero aún así no quiero ser una carga para ti. 

Yoongi suspiró —no vamos a llegar a ningún lado así. Tienes que confiar en mí cuando te digo que no hay problema con que vengas a casa. Si hubiese sido así te lo habría dicho, pero no te puedo obligar a ir. Esto depende de ti. 

Seokjin pareció pensar mientras estaban ambos parados a un costado de la puerta y luego de segundos que para Yoongi parecieron años el hombre rubio asintió. 

—Bien, vamos y para que sepas si confío en ti. 

—Está bien, vamos. Con suerte encontraremos la casa en buen estado cuando lleguemos. 

—Tu hermano parece ser muy desordenado. 

—Lo es, pero es un buen hombre, solo está un poco perdido ahora mismo. —Yoongi pulsó el botón del primer piso cuando estuvieron en el ascensor y mientras las puertas se cerraban miró a Seokjin. —Mi hermano tomó la habitación de invitados por lo que tú tomarás mi cama, yo dormiré en la habitación de Eunho. 

—Me siento mal por esos cambios, Yoon. 

—Solo es un ajuste de pocos días, no te preocupes. 

Cuando llegaron al vestíbulo Seokjin se acercó al conserje y Yoongi se quedó a pocos pasos observando el lugar, este era amplio, bien iluminado y decorado. Tenía dos salas con sofás y mesas de café que seguramente era para las visitas. 

—Ya estoy listo. 

La voz de Seokjin le hizo girarse, asintió para él pero arrugó su ceño cuando comenzaron a caminar fuera del edificio. 

Afuera Seokjin se encogió en su delgada chaqueta y Yoongi se apresuró en sacar su llave y accionar el botón para abrir las puertas.

Abrió la puerta del copiloto y lo ayudó a subir. La mueca de dolor que hizo el rubio cuando finalmente se sentó hizo que Yoongi se preocupara de inmediato. 

—¿Estás bien? 

—Si —Jin cerró sus ojos —solo que cuando estoy sentado me duele todo. 

—Creo que te falta reposo —Yoongi cerró la puerta y rodeó su vehículo para luego sentarse en su asiento, encendió el motor y de inmediato la calefacción y miró a su acompañante —¿Por qué te pusiste ese pantalón corto? Hace un frío de mierda. 

—Mi lavadora se echó a perder hoy en la mañana, esto era lo único que tenía limpio. —Jin rio entre dientes —ya sabes lo que dicen, las tragedias no vienen de a una sino todas juntas. 

—No sabía que eras superticioso. 

—En su justa medida, lo soy. 

Yoongi sonrió mientras manejaba —¿Que hay de los gatos negros? 

—Me gustan, son muy bonitos. 

—Ya sé, no pasas por debajo de las escaleras. 

Seokjin se rio y negó. Yoongi lo miró por un instante, el hombre relajado con sus ojos cerrados pero una bonita sonrisa en su boca era lo suficientemente lindo como para no mirarlo. 

—Lo hago, aunque si tengo que elegir no paso por debajo de ellas, ¿Que hay de ti? 

—No pienso en esas cosas la verdad, no creo que una cosa tan banal como que se quiebre un espejo y te veas en el sea augurio de mala suerte. 

—Supongo que tienes razón. 

La voz de Seokjin se hizo débil y Yoongi se dio cuenta enseguida que se había quedado dormido ya que su respiración era un poco más pausada. 

Lo dejó descansar y cada vez que paraba en algún semáforo lo observaba. Parecía un idiota acechándolo mientras el rubio dormía, pero si no lo veía en ese momento lo más probable es que nunca más iba a tener la oportunidad de mirarlo, de ver sus pestañas barrer sobre sus pómulos, o esa pequeña nariz que se movía ligeramente haciendo que pareciera que Seokjin estaba haciendo muecas, quizá soñando con algo desagradable. 

Yoongi detuvo el automóvil fuera de su casa, miró hacia esta y no se sorprendió al encontrar a Jihwan pegado a la ventana con una pelota de fútbol en uno de sus brazos. Y cuando se dio cuenta que habían llegado comenzó a dar pequeños saltitos. 

¿Cuando había sido la última vez que Jihwan se había emocionado tanto por algo?

No. No era por algo, sino que por alguien. 

El azabache volvió su mirada a Seokjin y lo removió suavemente para despertarlo. 

—Ya llegamos. —Seokjin se removió y abrió sus ojos lentamente. Se quedaron mirando un momento, Yoongi tragó saliva y se alejó. —Será mejor que entremos el auto se va a enfriar rápido. 

—Si. Mierda, por eso no quería tomar los medicamentos, ahora no me puedo mover. 

—Por eso eres actor. Tan dramático. 

Jin le regaló una sonrisa grande, sus ojos se hicieron más pequeños y Yoongi deseó poder besarlo, si Jin fuera suyo podría hacerlo, podría darle pequeños besos en su rostro para hacer que se riera mucho más fuerte. 

—¿Me ayudas a bajar? 

—Claro —Yoongi suspiró. Era tan masoquista al traerlo a su casa, a su lugar más íntimo pero ya habían pasado ese tramo hace mucho y Yoongi no se arrepentía, de lo que si se arrepentía era de sus pensamientos. 

Pero pensar en Seokjin era lo que hacía a cada hora y cada vez era más frustrante hacerlo.

Se colgó el bolso del rubio en sus hombros para luego abrir la puerta del copiloto. Se acercó a Seokjin que ya había desabrochado el cinturón y lo ayudó a salir. 

Tratando de no hacer daño lo tomó de la cintura y lo ayudó a dar los primeros pasos fuera del vehículo. 

—Siento mis piernas como lana, ¿Serán los medicamentos? 

—Yo creo que sí, deben ser fuertes. 

—¿Me drogaste? —Jin se echó a reír mientras caminaban lentamente hasta la entrada. 

—Si, ese era el plan todo el tiempo, drogarte y luego traerte a mi casa en donde están mis hijos y mi hermano. 

—Pervertido —Jin volvió a reír. —¿Te gusta el público? 

Yoongi resopló pero estaba sonriendo cuando Taehyung abrió la puerta y los miró un tanto sorprendido. 

Si, Yoongi también estaría sorprendido si fuera Taehyung. 

—¿Está bien? Parece…

—Drogado —Jin dijo riéndose como un loco. 

—Lo llevaré a mi habitación —Yoongi tomó más fuerte la cintura de Seokjin y lo condujo a paso lento por la sala sin mirar a Jihwan ni a Eunho que estaba comiendo un sándwich masticando despreocupado. 

—¿Necesitas ayuda? 

Taehyung se acercó y Yoongi negó de inmediato —puedo hacerlo solo, no te preocupes. 

Cuando finalmente llegó a su habitación dejó a Seokjin sobre su cama, levantó los pies de este y le quitó las viejas zapatillas. Lo miró un momento antes de tomar una frazada y taparlo. 

Seokjin dormía nuevamente y Yoongi se preguntó cuánto había aguantado el dolor, quizá ni siquiera había dormido la noche anterior. 

Se acercó y deslizó su mano por la mejilla del rubio, era suave y había un pequeño crecimiento de barba que no se veía a simple vista. 

Bajó la luz de su lámpara de noche y cuando iba a salir de la habitación su mano fue tomada. 

—No te vayas aún. No quiero despertar y no verte. 

Está drogado, está drogado, se decía una y otra vez para no ilusionarse, pero era difícil cuando Seokjin lo estaba mirando con sus ojos bien abiertos y un lindo puchero en sus labios. 

Y Yoongi se dio cuenta de otra cosa más mientras rodeaba la cama. 

Se dio cuenta de que esos pucheros eran irresistibles y que al parecer no había una cosa en este mundo que hiciera que él se alejara de Seokjin. 

No lo quería de todos modos. 

Se acostó a su lado y su mano de inmediato fue tomada, pero más que eso, Seokjin entrelazó sus dedos y cerró sus ojos. 

—Ahora sí. Ahora todo va a estar bien —balbuceó.

Yoongi se quedó paralizado y aunque trató de que su corazón traidor no se hiciera ilusiones, fue en vano. 

Él era solo un hombre y Seokjin era por mucho su más grande anhelo y también su miedo más grande a enfrentar. 


💰


Hola!!! Esto iba a subirse ayer pero no alcancé a terminar y quedó mucho más largo que cualquier otro capítulo de esta historia que haya escrito antes, espero que no haya aburrido 🥺

Besotes enormes a quienes me dejan sus lindos comentarios 💗💗

Nos leemos muy muy pronto 🥰🥰

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