13
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—Mi hermano es policía.
Yoongi terminó su segunda copa de vino y la dejó sobre la mesa de centro, se acomodó nuevamente en el sofá que para su sorpresa era bastante confortable y miró al hombre a su izquierda.
—¿Es mayor que tú?
—No, es menor. Vive a tres puertas de aquí.
El azabache asintió, llevaban por lo menos una hora en lo mismo, Seokjin hablaba de algo, Yoongi le contestaba y se acababa el tema.
Era una mierda porque antes había estado todo bien, pero bastó que Seokjin se acercara un poco a él para que toda la comodidad se fuera lejos y ahora estuvieran separados el uno del otro.
Yoongi quitó su mirada del dueño de casa y es que le costaba demasiado no hacerlo. Quería todo el tiempo observarlo, ver las arrugas que se formaban en sus ojos cuando sonreía, como su cabello rubio se movía cuando Seokjin se reía a carcajadas o simplemente mirarlo porque sí.
Pero eso sería extraño y pondría nervioso a Seokjin aún si él mismo le había puesto los pelos de punta en la cocina. Yoongi no tenía idea de lo que pasaba por la cabeza del rubio cuando se acercó tanto a él y hubiese pagado por saberlo porque Yoongi en algún momento llegó a pensar que Seokjin quería besarlo.
—¿Te sirvo más?
Yoongi negó con su cabeza —no, creo que debería volver a casa. Mañana nos debemos levantar temprano.
—Cierto, ¿A qué hora voy?
—Prefiero pasar por ti, me gusta salir a la hora.
Seokjin se rio y Yoongi decidió mirarlo. Y quizá no debería haberlo hecho. Seokjin se veía tan malditamente hermoso cuando reía que al corazón de Yoongi no le importaba si el tipo era un imposible, de todas formas latía a mil por hora cada vez que lo miraba.
—Yo también puedo ser puntual.
—Puede ser pero prefiero no arriesgarme, además quiero que los niños aprovechen el día, ya que debemos volver a la noche.
—Cierto, tu niño grande tiene un partido.
—Si y es importante, así que es una buena excusa para volver —Yoongi mordió su labio —pero cumpliré con lo que acordamos.
—¿Lo que acordamos?
—El pago. Dijimos que sería por todo el fin de semana ¿No?
—Oh eso.
Seokjin de un segundo a otro arrugó su ceño y se veía más serio que minutos antes. Yoongi desvió la mirada, era el trato que habían hecho, se habían conocido gracias al anuncio y debían ceñirse a este. Aún si se juntaban sin razón aparente, sin nadie cerca para fingir.
Y Yoongi quería decir que no le importaba las implicaciones de verse por verse. Juntarse porque se sentían cómodos el uno con el otro, pero no se mentía a sí mismo. Seokjin le gustaba de todas las maneras posibles pero estaba realmente jodido, él jamás lo miraría de esa manera.
Silencio otra vez y Yoongi decidió que era momento de retirarse. Se puso de pie y Seokjin también lo hizo.
—¿Ya te vas?
—Si. Todavía no es muy tarde, alcanzo a ver una serie que estoy siguiendo.
—¿Si? ¿Cuál es?
—Es sobre un chico que es algo así como el dueño de una compañía de seguridad que resguarda a prostitutas, es bastante interesante.
—Suena bien.
—Si. —Yoongi suspiró. Seokjin frente a él mordió su labio y el azabache dio un paso atrás. —Mañana nos vemos.
El rubio parecía dudoso, casi ansioso y fue la misma reacción que tuvo cuando estuvieron en la cocina, tan cerca el uno del otro.
Seokjin estaba jugando con su cabeza, debía alejarse. Debía correr lejos porque Yoongi iba a olvidar en cualquier momento que el atractivo rubio no era como él. Que no le gustaban las mismas cosas.
En la puerta Yoongi se detuvo, Seokjin estaba a una distancia prudente lo cual era bueno. Tenía que serlo ¿No?
—No me dijiste a qué hora debo estar listo o lo que tengo que llevar.
—Cierto. Disculpa por eso.
—No te preocupes.
Seokjin era la distracción misma, Yoongi se había encontrado muchas veces pensando en él mientras cocinaba para sus hijos, en la oficina cuando almorzaba y sobre todo en las noches de soledad en su casa. Cuando no tenía esa risa estridente cerca.
—Ropa cómoda, estaremos en una cabaña. Hay piscina así que si quieres puedes traer tu ropa de baño… Mhm, ¿Toalla? Cosas así.
—¿Tu vas a llevar?
—¿Traje de baño?
—Ajá.
—Si —Yoongi sonrió —tengo un bikini de leopardo listo para usar.
Rieron juntos como se estaba haciendo costumbre y Yoongi se dio media vuelta. Abrió la puerta pero antes de salir agitó su mano para despedirse, Seokjin también lo hizo y Yoongi salió finalmente del departamento.
En la calle respiró el tibio aire de octubre y caminó por las céntricas calles aledañas al departamento de Seokjin, era sin duda una buena ubicación y podía entender un poco más el porqué de tan abultadas deudas. El departamento en donde Seokjin vivía debía tener un avalúo bastante alto y eso significaba más impuesto, gastos comunes caros y quizás una tasa de interés más elevada en el banco.
Como no era tan tarde Yoongi siguió caminando y caminando y a cada paso que daba su meta se volvió más y más clara ante sus ojos.
Paró en una parada de buses y cuando pasó un taxi no dudó en tomarlo, le dio la dirección al chófer y se acomodó en su asiento.
Minutos después se estaba bajando del taxi y el cartel enorme de neón le dio la bienvenida.
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Dona se llamaba el bar y a Yoongi le gustaba, pero no estaba allí por los tragos sino por quién los servía.
No tenía idea si lo iba a encontrar pero se atrevió a buscarlo, después de tantos años, de tanta historia no resuelta Yoongi decidió que necesitaba quitarse la ansiedad que corroía su interior desde que Seokjin llegó a su vida a desordenarla.
Y Hoseok siempre había sido una buena compañía por lo que recordaba.
—¿Que te sirvo?
Una mujer de cabello rojo furioso se paró frente a él al otro lado de la barra. Yoongi miró hacia todos lados buscando a Hoseok pero al no encontrarlo se resignó a pedir un trago.
—Dame un Tom Collins, por favor.
—Enseguida.
Ella le guiñó un ojo y Yoongi se acomodó en el taburete desocupado, el lugar extrañamente no estaba tan lleno como la última vez que había estado allí.
Un vaso fue puesto a los minutos y Yoongi agradeció, pagó por este y tomó un sorbo, pero antes de que la chica se fuera él llamó su atención.
—¿Hoseok no se encuentra hoy?
—¿El jefe?
Yoongi dudó, pero asintió cuando ella se quedó en silencio.
—Está en su oficina, ¿Quieres que lo llame?
¿Quería eso?
—¿Puedes indicarme su oficina? Soy amigo de él hace años.
Ella dudó pero luego se movió por la barra haciendo que Yoongi la siguiera hasta una puerta de madera oscura. Aferrado a su vaso Yoongi quedó solo y el murmullo del bar quedó atrás cuando golpeó dos veces la puerta.
—Adelante.
Yoongi tomó una respiración y abrió la puerta. Su primera impresión fue ver a Hoseok sentado frente a un computador, gafas puestas, una camisa blanca y su cabello castaño oscuro peinado hacia un costado.
Guapo, Hoseok había sido el estudiante de primer año más atractivo cuando entraron a la universidad, incluso había ganado el concurso de reyes siendo el único de primer año en obtenerlo.
—Hola, ¿Estás muy ocupado?
Hoseok alzó su cabeza de inmediato y le sonrió. Yoongi reconoció esa sonrisa y la familiaridad de la misma, entonces él cerró la puerta detrás de él y entró un poco más al espacio privado y elegante de, al parecer, el dueño del bar Dona.
—Pensé que no te volvería a ver. —Hoseok se puso de pie y estrechó su mano con el azabache.
—Fue realmente un impulso el venir aquí. Mis hijos están con mi hermana entonces estoy aquí aprovechando la noche.
Eso sonaba tan extraño viniendo de él, jamás salía cuando sus niños no estaban en casa, nunca había sentido la necesidad de hacerlo pero esa noche, mientras salía del edificio de Seokjin, se dio cuenta que no quería estar solo.
—Me parece bien, ¿Qué tal tu trago? —el castaño volvió a su asiento e invitó a Yoongi a sentarse frente a su escritorio.
—Bastante bueno.
—Me alegro, tuve que rehacer la carta de tragos y comida, este lugar era un desastre cuando me hice cargo.
—Mis colegas hablan de lo mucho que mejoró, supongo que es por ti.
—Supones bien. —Hoseok volvió a sonreír amplio y se quitó las gafas. —Esto era de mi tío, no sé si te acuerdas.
—¿El tío millonario?
—Ese mismo. Un día decidió que ya no quería seguir a cargo de sus empresas y nos convocó a una reunión a los más jóvenes de la familia, todos los que ya habíamos salido de la universidad. Entonces nos contó que había conocido a una mujer rusa por medio de una página de citas y que se iba a conocerla.
Yoongi atónito se puso a reír —¿De verdad hizo eso?
—Lo hizo. Después se dedicó a pasarnos a cada uno el lugar que él creía que nos podíamos desempeñar.
—¿Así sin más? ¿No les preguntó siquiera?
—Nada de eso, tu sabes cómo es… No ha cambiado en nada —Hoseok se acomodó en su silla —tres empresas, un bar, un hotel de medio pelo y una peluquería.
—Ese es nuevo, solo conocí el hotel.
Yoongi se calló de inmediato. Hoseok alzó una de sus cejas y lo miró con aires de burla. Por supuesto que se acordaba del hotel, en ese lugar había sido donde más encuentros habían tenido mientras fueron novios.
—Si, bueno el punto es que a mí me dejó el bar con dos primos más para que me ayudara y a mis hermanas el hotel y la peluquería.
—Buena historia.
—Fue una mierda la verdad, tuve que despedir a varios empleados porque no querían trabajar conmigo.
Yoongi se terminó su trago y lo dejó sobre el escritorio, su mirada recayó en el rostro de Hoseok y ahora, que estaba sin gafas pudo distinguir cada exquisito rasgo.
Siempre le había gustado el rostro de Hoseok, tenía una belleza delicada y elegante que con los años no hizo más que agudizar su atractivo.
—¿Otro?
Yoongi observó la mano de Hoseok y dónde su dedo índice apuntaba, miró su vaso y se dio cuenta que estaba vacío.
—No debería, mañana debo levantarme temprano.
—¿Andas solo?
—Si.
—¿Y tu novio?
—¿Mi novio?
—Si, el hombre que me presentaste cuando nos vimos por primera vez aquí.
—Oh, si… Seokjin. Mhm, la verdad es que no es mi novio, esa noche nos juntamos con mis compañeros y compañeras de trabajo y les dije que estás saliendo con él —Yoongi se rio entre dientes la sinceridad llegando a él sin que pudiera detenerla.
—¿Son amigos al menos?
Yoongi jamás diría que había contratado a Seokjin, sentía vergüenza por aquello pero también recordó la manera en la que reía junto a Seokjin, esa había sido una verdadera revelación, también la forma en que se sentía conectado y cómodo a su lado. Si, ellos podían ser amigos, tenían todo para serlo ¿No?
Pero Yoongi no podía negar lo mucho que en el fondo le molestaba esa etiqueta, él no quería ser solo amigo de Jin, él quería más.
—Somos amigos. Él me ha ayudado mucho este tiempo. —Yoongi no mentía en absoluto, Seokjin estaba haciendo de su vida un poco más interesante, un poco más divertida.
—Es raro —Hoseok apoyó su cabeza sobre su mano. —Ese día en la cafetería cuando te encontré parecía como si me quisiera sacar la cabeza.
Incrédulo Yoongi negó con su cabeza —no lo creo.
—¿Eso significa que puedo invitarte a salir?
—Tengo dos hijos, Hoseok.
—¿Y ese es un problema?
—No mis hijos, sino mi limitado tiempo… Además de que no salgo con nadie desde hace cinco años.
—Puedo ser paciente si es lo que quieres.
Yoongi tragó saliva cuando Hoseok se puso de pie y rodeó el escritorio. El castaño se sentó sobre este muy cerca de Yoongi, tanto así que sus piernas se rozaron.
—Yo creo que debería volver a casa. —De manera torpe el azabache se puso de pie pero no caminó y quedó frente a Hoseok.
Se quedaron mirando a los ojos y él se quedó muy quieto mientras el hombre atractivo frente a él se acercaba.
Y Yoongi no hizo nada por alejarlo cuando sus labios se unieron.
Había pasado un largo tiempo desde que había besado a alguien, pero de nuevo, la familiaridad de Jung Hoseok lo desarmó y prontamente sus manos estaban en las mejillas ajenas y su lengua dentro de la boca de su primer amor.
Un gemido murió en la boca de Yoongi y otro floreció cuando fuertes manos lo tomaron de la cintura y le dieron la vuelta. Ahora era Yoongi quien estaba semi sentado en el escritorio recibiendo un beso que lo tenía jadeando en busca de aire. Era intenso, como todo lo que tenía relación con Jung Hoseok.
Ahora podía recordar tan bien lo desordenados que habían sido, tenían 18 años en ese entonces y pensaban que el amor era para siempre.
Yoongi odió alejarse, era un buen beso, pero no podía olvidar que él había herido a Hoseok, lo había dejado por otro, lo había engañado y sí, eso era pasado, pero no dejaba de pesar.
Todavía con sus manos en el rostro del castaño Yoongi deseó no sentir culpa, pero no podía, Hoseok había sido un buen novio, uno que le enseñó más de lo que hubiese esperado y por eso el remordimiento era tan grande.
—Deja de mirarme así, ya no tengo 18.
—Lo sé. Yo solo…
—No digas nada, no es necesario.
Hoseok lo atrajó nuevamente y Yoongi se rindió, lo besó tan fuerte, tan mal que no podía obtener suficiente. Llevaba tanto tiempo solo que simplemente se dejó llevar.
Cuando se separaron Hoseok tomó su chaqueta y apagó su computador, tomó un manojo de llaves para luego pararse a un costado de la puerta de su oficina.
—¿Vienes?
Fue una clara invitación y Yoongi la tomó, sabía que iba a pasar esa noche y estaba listo para que ocurriera.
Para lo que no estaba listo era la sensación de estar engañando a Seokjin, lo cual era ridículo, ellos no tenían nada más que una extraña amistad consecuencia del acuerdo económico que tenían.
Y aún así Yoongi no pudo dejar de pensar en ese cabello rubio, en esos labios gruesos que deseaba morder y chupar.
—Mi departamento está a un costado del bar.
Yoongi solo siguió a Hoseok y cuando pusieron un pie en el lujoso lugar él se encontró besándolo con hambre. Sus manos recorrieron su cuerpo mientras quitaba sus ropas.
Las prendas fueron cayendo mientras ellos seguían besandose, Hoseok los condujo por un largo pasillo y prontamente estaba cayendo sobre una cama enorme en la habitación iluminada con una tenue luz.
Lamiendo sus labios Yoongi quitó su pantalón y echó su cabeza para atrás cuando los dientes de Hoseok mordieron la piel de su cuello. Cegado por el placer que había olvidado que podía sentir abrió sus piernas lo suficiente para que el castaño se acomodara entre estas.
Y luego todo fue un borrón de besos cálidos, gemidos que eran lo suficientemente altos para que se escucharan en el departamento contiguo pero a Yoongi no le importó.
Cansado y sin aliento pero claramente satisfecho Yoongi se desplomó en las almohadas. Hoseok se unió a él y con la respiración entre cortada se quedaron allí en la casi oscura habitación. No hablaron hasta cuando sus respiraciones se volvieron pausadas.
Hoseok tomó una manta y los tapó. Yoongi deseó poder decir que no, que no hiciera ese tipo de cosas, que debía irse pero no lo hizo. Se quedó en la calidez de la habitación que olía al perfume de Hoseok y a sexo.
—Yo te odié por tanto tiempo, Yoongi. —Dijo Hoseok sorprendiendolo.
—Lo siento, nunca te pude decir lo mucho que sentía haberte herido.
—Nunca quisiste realmente hacerlo.
—No. Tienes razón, me convertí en un cobarde, merecías una disculpa.
—Es pasado… El rencor —Hoseok pareció dudar.
Yoongi se giró para mirarlo, la manta cayó hacia sus caderas y no se perdió en la forma que Hoseok arrastro la mirada por toda su piel expuesta.
Deseado. Yoongi no lo había sentido en años.
Y pensó nuevamente en Seokjin, ¿Alguna vez lo miraría de esa manera?
Porque ahora el rubio parecía mirarlo con fascinación pero con claro temor en sus hermosos ojos.
Mierda. ¿Por qué no podía dejar de pensar en él?
Un bostezo y después dos más, Yoongi sintió sus párpados pesados.
—¿Qué pasó con Adam?
—Nos divorciamos hace un par de años. No tengo idea donde está.
—Lo siento, Yoongi.
Yoongi cerró sus ojos, había amado y dejado todo por su esposo. Se había entregado en cuerpo y alma a una relación que se suponía era para toda la vida y aunque Yoongi no lo quisiera, todavía seguía doliendo haber sido dejado de esa manera.
—Yo también —susurró, el sueño llegando rápidamente.
Lo último que Yoongi sintió fue la manta subir por su cuerpo y un cálido beso en sus labios.
💰
Gracias por tanto 🥺.
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