Perdición
Las cejas pobladas resplandecían en el otro lado del confesionario, con los ojos grandes perdidos en algún punto en concreto. Le había sorprendido su visita sorpresa a su iglesia, pero él era de esa forma, aunque en esta ocasión se sentía diferente.
― ¿Algo más que quieras confesar? ―Habló cuando pasó un minuto sin decir nada.
Neji Hyūga se debatía internamente sobre lo que diría a continuación. Había confesado cosas menores, cosas irrelevantes que cada sacerdote confesaba. Nada grave, aunque había cosas que otros sacerdotes hacían que eran secretos a voces y que no entraban en los confesionarios. Cosas que la comunidad sabía pero no comentaban. Como el nuevo auto de Danzo.
Ahora su lengua picaba por decir algo, con confesar aquello que había pasado en su casa un par de noches atrás.
Él se había alejado lo más que pudo de Tenten, poniendo media casa de por medio al sentirse tan culpable por el hecho de haberla tocado y pensado cosas que estaban prohibidas pensar. Ella había dormido durante toda la noche, él por su parte no pudo conciliar el sueño. Monitoreaba a la fémina y cambió sus paños hasta que la fiebre desapareció. En algún momento de la noche se detuvo la lluvia y prontamente el amanecer luminoso comenzó a llenar las calles de la colonia.
Tenten despertó sobresaltada al verse en un lugar que no era su cuarto en casa de Umi. En unos segundos entendió que estaba en la casa del Hyūga. Más específicamente en su cama. Maldijo internamente al pensar que posiblemente había intimado con él y no recordaba algo como eso. No, no podía ser eso. Jamás en la vida se perdonaría a si misma si algo así pasara. Ella se había prometido el hecho de estar totalmente consciente y despierta cuando probara aquella fruta jugosa entre los labios. Desechó tal idea en el momento en que lo vio entrar por la puerta.
― ¿Cómo te sientes? ―Habló el sacerdote mientras le ofrecía una taza de té.
―Estoy bien... ¿qué sucedió? ―Tomó un trago de té y sintió el líquido caliente acariciar su garganta.
Él le explicó que había caído enferma por culpa suya y que la había dejado descansar hasta que se le pasara. Se quedaron quietos durante unos minutos hasta que la castaña reaccionó levantándose y buscando su ropa en la secadora.
―Tengo que irme, no quiero causarte problemas. ―Ella se había disculpado y salió tan rápido de la casa como sus piernas se lo permitieron.
Neji la vio alejarse hasta que desapareció de su vista, él simplemente se había cambiado y acudido a sus labores. Tenten se había presentado horas después, aunque ninguno de los dos trajo el tema a colación. Como si quisieran hacer como si no hubiera pasado.
Al día siguiente Neji había acudido temprano a la parroquia de su amigo Rock Lee, con la idea certera de confesar ese momento de debilidad que había tenido al ver a la mujer en su cama usando su ropa. Aunque al estar en el confesionario las palabras no brotaban de sus labios.
Intentó pensar la forma adecuada de decirlo, pero nada venía a su mente.
―Es todo. ―Soltó luego de que Lee le hubiera preguntado.
No había sido capaz, las palabras se le atoraron en la garganta, sintiéndose aliviado de alguna forma por no confesar eso. Por algún motivo quiso guardárselo para sí mismo, aunque la voz de la razón le indicaba que necesitaba decírselo a nadie.
Se retiró a las bancas de la iglesia cumpliendo con la penitencia que le habían dado por sus pecados menores, nada alarmante si no consideraban su momento de debilidad. Se había quedado a desayunar con Rock Lee y se habían puesto al corriente sobre el comedor comunitario y el viaje que iban a realizar.
Hasta que finalmente el Hyūga se levantó, despidiéndose.
―Neji... ― Él mencionado se detuvo mirando hacia atrás. ― ¿Todo bien?
Un silencio llenó el espacio entre ellos, hasta que el Hyūga asintió dejando entrever que todo estaba bien. Salió de ahí rápidamente, de tal forma como había llegado.
Rock Lee sabía que había algo que lo estaba perturbando pero decidió no insistir, él le contaría al respecto luego, cuando las ideas no pudieran quedarse en su cabeza.
El autobús saltó cuando la rueda pasó sobre una piedra. Hace un rato que habían abandonado la carretera e iban por un camino sin pavimentar mientras iban subiendo hasta la colina. Los gritos emocionados llenaron todo el vehículo cuando esto sucedió, para posteriormente los niños seguir hablando entre ellos. Los adultos estaban en los asientos de adelante, asegurándose que los pequeños estuvieran en perfecto orden.
Gai informó con aquella voz potente que tanto lo representaba que pronto estarían llegando a las cabañas. Los niños gritaron emocionados, era la primera vez que la iglesia hacía un retiro. Aunque debían agradecerle a Gai, él había conseguido que le prestaran las cabañas un conocido suyo, Kakashi Hatake, un viejo amigo. Además se había ofrecido a conducir y ayudar a controlar a los niños, ya que él conocía el área y el camino hacia el lugar.
Neji agradeció su ayuda, sabía que su personalidad ayudaría para poder realizar actividades con la mejor actitud posible. Además de ellos dos había ido una madre de familia, Kiba y Tenten.
La observó en el asiento del otro lado del autobús mirando por la ventana sin decir ni una palabra. Había estado callada desde que se habían encontrado en la mañana, bastante más formal de lo que solía ser. De alguna forma lo agradecía porque la forma de comportarse con él o Kiba estaba amparado por la confianza de convivir bastante con ellos. Con Gai y la madre de familia tenía que tener cuidado... se detuvo a considerar aquel pensamiento ¿Por qué debía cuidar el comportamiento que tenía con Tenten? No hacían nada incorrecto, nada que pudiera malentenderse. A su mente vino la escena de días atrás en su casa. No era algo que había pasado antes, nada de eso, de hecho ella misma ni sabía que él había hecho algo así.
Tenía que mantenerse muy enfocado en este viaje. La idea era que funcionara y hacerlo cada año, no podía perturbarse por pensar cosas que lo alteraran.
El autobús se detuvo, Gai tiró de la palanca que abría las puertas, mientras hablaba dando indicaciones de que deberían bajar y esperar todos reunidos para que luego les indicaran a donde ir. Los niños asintieron mientras se bajaban y maravillaban por el panorama que los rodeaba.
Tenten reaccionó cuando los niños que habían ido comenzaron a descender. Vio por la ventana como el resto de los adultos estaban fuera. Se había concentrado en sí misma durante todo el transcurso para controlarse. Estaban fuera de la iglesia por primera vez y aunque no estaban solos, había un mundo de posibilidades en ese lugar. O esa idea había dado vueltas en su mente con violencia, pero calmó sus pensamientos, concentrándose en fijarse en su trabajo.
Aunque tal vez podría hacer una jugada...
Su mente se dividía sobre qué era lo que podía hacer cuando vio al último niño descender, por lo que fue detrás de él, bajando del autobús, viendo asombrada la vista que se apreciaba. Los altos pinos y vegetación fruto de la temporada de lluvia, el cielo como un manto azul que parecía devorarse todo a la lejanía. A la distancia podía verse un lago grande donde solían ir a pescar los turistas. El sol resplandeciendo entre dos montañas al estarse alzando, con la intención de fijarse en lo más alto del cielo. Las tres cabañas eran grandes y contaban con un cobertizo. Había varias mesas de madera en la parte trasera y un pequeño rio pasaba a su lado, que terminaba desembocando en el lago.
La quietud llenaba el lugar al no escucharse ni un sonido de tráfico, solo el sonar del rio al transitar y el cantar de las aves, un panorama completamente único y hasta mágico. Tenten sonrió de añoranza, ese lugar era similar a su lugar de origen. Uno que no veía hace años por aquella búsqueda incansable por encontrar al hombre que la hiciera regresar. Se supone que las fathas iban al mundo terrenal para conseguir un hombre y llevárselo a su mundo, del cual jamás volvían a salir.
Tenten realmente extrañaba los bastos bosques y paisajes que podía encontrar en su tierra, la quietud sin tanta gente. Sus ojos buscaron al sacerdote que de igual forma disfrutaba el panorama y lo contempló. Se suponía que tenía que llevárselo ¿no? Todo este juego era para seducirlo y regresar a su hogar. Pero si existían esta clase de lugares aquí en la tierra... no era un mal lugar para vivir.
Negó con la cabeza, se suponía que estaba haciendo todo esto para volver a casa. Reflexionó al respecto, ella ahora mismo lo único que quería era estar con él. Fuera el lugar que fuera, aunque una voz en su cabeza le indicó que lo correcto sería regresar a su mundo. Todo este esfuerzo era únicamente para tenerlo a su lado, le gustaba tanto que no podía concebir una realidad donde se fuera sin él.
Sus pensamientos se detuvieron abruptamente... ¿le gustaba? Aquella idea jamás había venido a su cabeza. Nunca había sentido nada más que placer por los hombres y ahora ¿estaba enamorada? Imposible, no podía ser cierto.
Kiba habló fuertemente atrayendo su atención, indicando a los niños que bajaran sus maletas para poder dirigirlos a la cabaña correspondiente. Donde podrían desempacar, ponerse cómodos un rato, hasta que empezaran con las actividades programadas. Los niños empezaron a bajar sus pequeñas pertenencias del autobús, solo iban a ser dos días, más específicamente dos noches. Había decidido venir desde el viernes al viaje y regresar el domingo en la mañana. Por lo que se les pidió no cargar con mucho equipaje.
Tenten guío a las niñas a una de las cabañas, que era destinada para ellas. Les indicó que se acomodaran en las literas y acomodaran sus pertenencias. Eran niñas ya grandes, de doce años, por lo que lidiar con ellas no era difícil. Se movieron lo suficiente bien para poder terminar todo de prisa. Una vez que todas terminaron de ordenar, algunas se cambiaron por una vestimenta más ligera. La castaña le encargó a la madre de familia que las cuidara un momento mientras ella iba por su equipaje al autobús.
Se acercó al camión que aún seguía abierto, preguntándose donde estaría Maito Gai. Tal vez con los otros dos hombres. Se sorprendió cuando no encontró su maleta encima de su asiento. Salió del autobús encontrándose con Kiba que le sonrió ampliamente.
― ¿Qué sucede?
―He venido con mi maleta y no la he encontrado.
―Ya la hemos bajado y dejado en tu cuarto, solo tienes que desempacar.
Tenten le sonrió agradeciendo por la acción, saliendo hacia la cabaña siendo seguida por el Inuzuka. No habían vuelto a mencionar nada del incidente que habían tenido semanas atrás y la castaña lo agradecía. No quería dar explicaciones de por qué le rechazó, cuando había demostrado un tipo de interés. Realmente el hombre no le interesaba, pero disfrutada ser observada y halagada, el buen trato que recibía sin esforzarse.
Entró en la cabaña subiendo por la escalera, encontrando un único cuarto abierto. Sabía que era el suyo por que el resto ya había desempacado. Ingresó pensando si debería cambiarse o no. Tenían unos jeans, una blusa de tirantes básica de color negro y encima una blusa de botones a cuadros rojos que tenía atada en la cintura. Había venido preparada para actividades físicas, por lo que decidió conservar su vestimenta.
La cabaña era bastante linda, debía admitir. Las paredes de madera pura al igual que el suelo, las ventanas colocadas estratégicamente en cada cuarto para brindar la luminosidad natural adecuada. Un par de muebles sencillos, una cómoda donde colocó su ropa y tenía ese aroma a aire limpio y el olor característico de los pinos.
Se dejó caer en la cama para comprobar su comodidad, era adecuada. Nada demasiado extravagante. Kakashi anteriormente rentaba las cabañas para excursiones o grupos de turistas, pero en aquella temporada baja, había decidido prestárselas a su amigo Gai. Un acto bastante amable aunque no se sorprendía, era algo normal que sucediera en ese entorno. Mucha gente regalando cosas, no sabía si para cuidar la aprobación de la gente o por qué realmente les nacía. No decía que eso pasara con Kakashi, solo que se había enterado de los casos en su estadía en la iglesia.
La hora de la comida llegó atrayendo a los niños hacia las mesas que estaban detrás de las cabañas. Gai se encargaba de mezclar una gran cacerola con mucha efusividad. Los platos comenzaron a ser entregados con el curry humeante.
Tenten llegó ayudando a entregar los platillos de los niños que estaban en la fila y que corrían a ocupar un lugar en las mesas con sus amigos. Había muchas voces de fondo, pero todos parecieron silenciarse cuando el último niño tomo su plato y apareció el Hyūga en el lugar.
La fatha realmente disfrutaba en demasía la apariencia del hombre fuera de sus hábitos. Con ropa mundana que se asustaba tan bien a su cuerpo como si fuera diseñada para él, quedándole tan perfecta. Unos jeans oscuros y una camiseta de botones a cuadros rojos y azules. Iba tan bien con el lugar que estaba que cualquiera pensaría que lo compró para la ocasión, aunque en la realidad Tenten estaba segura que no era así.
Se realizó un rezo para agradecer a sus alimentos con una pequeña oración, donde todos los presentes cerraron los ojos e inclinaron la cabeza. Posteriormente una vez finalizado comenzaron a comer efusivamente halagando la buena sazón de Gai. No por nada estaba a cargo del comedor comunitario.
Los niños comenzaron a cantar una canción religiosa por el ambiente armonioso que había en el lugar. Tenten estaba junto con la madre de familia en una mesa mezcladas entre los niños. Sonrió mientras en su cabeza recordaba haberla escuchado tantas veces en la iglesia que era inevitable que no se la hubiera aprendido. Sin embargo, todos se sobresaltaron al escuchar una guitarra comenzar a sonar y seguir las notas de las canciones. La castaña repasó la mirada por todo el lugar para dar con el origen del sonido. Sus labios se entreabrieron de la sorpresa al ver al serio sacerdote Neji Hyūga tocando la guitara con agilidad, mientras cantaba a la par de los niños.
Tal acto emocionó a los niños que empezaron a aplaudir a la par y golpear la mesa con las palmas abiertas siguiendo el ritmo impuesto.
¿Él sabía tocar la guitarra? ¿Cuándo había pasado algo como eso? Había sido sorprendida de sobremanera, aunque una incertidumbre la inundó sobre cuantas cosas más desconocía del Hyūga. A pesar de que había tenido un avance en cuestión de la cercanía que tenía, desconocía muchas cosas de él. Eso le preocupaba pero al mismo tiempo le intrigaba tanto que la curiosidad se movía con rapidez por intentar acercarse más y más. Descubrir cosas del párroco sonaba realmente excitante.
Su voz profunda no destacaba de entre las voces de los demás niños y fue más difícil de diferenciar cuando Maito Gai se unió con su guitarra para la siguiente canción. Sin embargo, ella podía reconocer y escuchar su voz en cualquier lugar, hasta el fin del mundo. Pero usando aquellos tonos graves y melódicos estremeció gran parte de su organismo. Lo observó sin poder apartar la mirada en cada una de las canciones siguientes, viendo la curvatura de sus labios expandirse por la felicidad del momento. Suspiró mientras apoyaba su barbilla en su palma, sonriendo tontamente.
Tenía dominio con los instrumentos, era caritativo, amable, servicial, era bueno con los niños, atractivo y delirante ¿qué más podía pedir? Aún había muchas cosas ocultas.
Ella iba a descubrir cada una de las facetas del Hyūga, hasta las prohibidas.
Caminaban con total precaución mientras iban subiendo una de las colonas más cercanas de las cabañas. La subida no era tan empinada como las demás, lo cual facilitaba el poder conocer el terreno con seguridad. Los chicos cargaban con un equipaje ligero, botellas de agua y un ligero snack. Los adultos los rodeaban vigilando a los cuarenta niños que miraban a su alrededor o curiosos se detenían cada vez por vez. Viendo la vegetación, la fauna del área o metiendo las manos en el rio que parecía descender de cada una de las montañas hacia el lago.
Tenten estaba en la parte de atrás cuidando que ningún niño se quedara retrasado y gozando del paisaje. Ese aire limpio adentrándose a su organismo era deleitable. Había sido una gran idea explorar el área luego de comer para bajar la comida. Gai era el guía hablando y señalando cada cosa de la flora y fauna para explicarlo. Una ardilla se había posado en su hombro lo cual parecía haber enloquecido a los niños.
La pendiente comenzó a ser un poco más inclinada, por lo cual se dieron instrucciones para tener un mayor cuidado. El terreno desigual no ayudaba mucho, pero los chicos supieron manejarse adecuadamente. Tenten sonrió al ver la punta de la colina a la distancia. No se había cansado, ya que recordaba su entorno de nacimiento. Estaba tan familiarizada con ese terreno que a pesar de estar tanto tiempo fuera de él tenía dominio...
Fue consciente de su pie pisado una piedra y sintiendo su cuerpo perder la estabilidad por la inclinación de la montaña y caer hacía atrás. Se preguntó como una caída como esa afectaría su cuerpo. En su mundo su cuerpo y su propia vida perduraban bastante. Siendo inmune a muchas cosas y tener una gran capacidad de resistencia. En el plano terrenal su cuerpo era tan mundano como el resto, por lo que se preguntó que se sentiría sufrir una caída como tal y que posiblemente sería peor de lo que estaba pensando. Sintió como iba cayendo en cámara lenta.
Una mano de acero la sujetó de la muñeca jalándola deteniendo su caída y con la otra mano rodeando su cintura. Sus ojos castaños captaron una cabellera larga y unos orbes malva serenos mirándola con reproche. El susto de su caída fue remplazado por un fuerte golpe en su pecho al sentir la mano masculina en torno de su cintura y percatarse de la cercanía que ambos cuerpos tenían.
Él la había jalado hacía sí mismo para poder estabilizarla. Sirviendo su cuerpo como ancla para evitar aquel accidente. Había reaccionado con rapidez al estar cerca de donde ella estaba. Había ido a preguntarle si todo estaba en orden y por qué desde su posición no la veía. No es que hubiera querido tenerla en la mira siempre...
Podía sentir como su piel quemaba por debajo de la mano masculina. Eventualmente un grito que clamaba la victoria de los niños llegando a la cima los alertó. Neji rompió con el enlace que tenían, tomando una gran distancia entre ellos.
―Ten cuidado.
Le dio la espalda y se adelantó alcanzando a los niños que ya se habían adelantado, ya casi todos estaban en la cima.
Tenten se quedó ahí, de pie, intentando calmar los desenfrenados latidos de su corazón por aquel momento. Él jamás la había tocado, nunca se había acercado de esa forma con ella. Sabía que no tenía que hacerse ilusiones, a fin de cuentas lo hizo para salvarla de una mala caída. Pero que alguien intentara explicarle eso a su desesperado corazón que reaccionaba ante cada mirada y gesto del sacerdote.
¿Acaso tenía la menor idea del efecto que él ocasionaba en ella?
La noche ese primer día había transcurrido especialmente tranquila. Una vez que volvieron de aquella expedición los niños estaban exhaustos, por lo que luego de una cena con la fogata encendida, un par de canciones, se retiraron a conciliar el sueño.
Por su lado Tenten cubierta entre sus sabanas intentaba controlar sus impulsos sobre hacer algo esa noche. Después de aquel acercamiento con el sacerdote, él se sumió en diferentes tareas que no le permitió acercarse a él como quisiera. Era de esperarse, era un retiro en el cual dependía todo en el Hyūga. Si algo salía mal todo caería sobre él. Considerando que era perfeccionista no podría permitirse algo como eso, por lo que estaba esforzándose de sobre manera para que todo resultara.
Ayudó a Gai con la cena de esa noche y por eso mismo había tocado un par de canciones para animar el ambiente de la cena.
Tenten quería salirse de sus sabanas y meterse en la cama del sacerdote. Ante eso había varios inconvenientes a considerar. Como el hecho de que había cuarenta y tres personas en ese campamento lo cual complicaba las cosas de sobremanera. Si el Hyūga era bastante sensato en la iglesia, en ese lugar estaba siendo más cuidadoso. Lo había sentido hasta distante con ella, suponiendo que estaba concentrado en algo más. Suspiró mientras movía los pies intensos.
Era la primera noche que estaba en el mismo techo que el Hyūga. No sabía si aquella noche donde estuvo enferma por haberse mojado cuando ya se sentía mal contaba. No quería considerarla porque no había estado consciente de nada. Además que nada había pasado ese día. Sin embargo, los deseos e intenciones que había estado conteniendo para no actuar inapropiadamente con el sacerdote y poder acercarse a él, estaban presionando con fuerza. Con las ganas de intentar algo.
Presa de pánico de hacer alguna locura se cubrió por completo con la sabana, acallando sus pensamientos y sus deseos más profundos.
De esa forma pasó la primera noche en el campamento religioso. El itinerario de aquel día una vez que desayunaran sería una misa pequeña. Por eso ahora mismo todos los niños escuchaban al Hyūga hablar con aquella ropa negra tan peculiar en él.
Tenten entendía que debía hacerlo, era su vestimenta reglamentaria. Además que él mismo parecía cómodo en ella. Realmente no escuchó nada de lo que dijeron en la ceremonia. Su cabeza se perdió entre derivaciones, pensamientos banales y repitiendo una y otra vez la cercanía que habían tenido el día anterior.
Claro que para él no importaba, solo había servido de ayuda. Pero para Tenten había sido demasiado. Había alterado su interior, que parecía demandar más. Fue agitada levemente por Kiba que le informó de la finalización de la misa, dándole a los niños un poco de tiempo libre antes de que la comida estuviera lista.
Posterior al almuerzo que habían sido croquetas de pescado con acompañamientos, hubo una plática sobre los mandamientos, donde se pidió exclusivamente que cada uno de los niños participara. Diciendo sus opiniones al respecto de cada uno e igual haciendo preguntas sobre algunas cosas que no hubieran sido entendidas en sus clases de catecismo. A Tenten se le había hecho eterna aquella plática.
¿Disfruto ver nuevamente a Neji con aquella ropa informal? Definitivamente. Pero su estadía en la iglesia la forzaron a aprenderse demasiadas cosas que no eran de su completo interés. Mandamientos, oraciones, versículos de la iglesia, canciones y hasta se había leído la misma biblia en su afán de entender la devoción del Hyūga por aquel ser inexistente para su raza. Ella misma se sorprendía al verse tarareando las canciones los domingos de misa o recitando las oraciones de memoria.
Por eso mismo que se sabía las cosas de memoria fue que le sonaba repetitivo todo esto. Pero intentó esforzarse en prestar atención, tenía consciencia que Neji se había esforzado en organizar esa plática con esmero para que todo quedara en claro y hacer todo dinámico.
―Finalmente en una lectura del nuevo testamento, Jesús dijo: Os doy un mandamiento nuevo; que os améis los unos a los otros.
Preguntó a un par de niños que entendían sobre aquello ultimo fragmento y recopilando varias respuestas. Siempre intentando que todos participaran activamente.
―Debemos ofrecer amor y comprensión por el prójimo, como lo indica la lectura. Amarnos los unos con los otros, no solo a nuestro creador y vivir nuestra vida con plenitud. ―Concluyó.
La audiencia infantil aplaudió dando como finalizado la plática y comenzando a retirarse para tomar un descanso hasta la noche donde harían una última actividad.
Tenten se quedó estática en su sitio, había estado parada en la parte de atrás, pero aquello último había captado toda su atención y modificado todo lo que había pensado. Había leído esas palabrerías del amor al prójimo pero escucharlo del Hyūga había sido una experiencia totalmente diferente. Él realmente creía poder ofrecer amor a alguien más que no fuera el padre, el hijo y el espíritu santo. Creía realmente en poder ofrecer ese sentimiento a la gente que lo rodeaba o eso había dado a entender con lo que dijo al último.
No estaba recitando nada ni leyéndolo, simplemente había dado su opinión al respecto. Sobre que pensaba de eso específicamente. Lo cual la había alterado. Siempre pensó que Neji simplemente vivía para profesar y amar a sus santos. Pero esto era algo que había originado un vacío en su estómago ante las implicaciones que conllevaba.
¿Acaso Neji Hyūga era capaz de amar a alguien ajeno a la iglesia?
Eso abría cada una de sus posibilidades y se aferraría a tal convicción. La más sensata y creíble que había escuchado en todo eso. Sus miradas se encontraron cuando los niños regresaban a sus dormitorios y Tenten sintió las mejillas enrojecer.
Tenía esperanzas, realmente las había.
Esa era la última noche que pasarían en las montañas, una experiencia totalmente satisfactoria para los niños y los mismos adultos. Todo había salido perfectamente, de acuerdo a como se había planeado. Había existido la caída de un par de niños mientras corrían por las periferias de las cabañas, pero nada grave más que unos raspones en las rodillas. Tenten se había encargado de curarlos desinfectando la herida y cubriéndola con unos curitas o un ligero vendaje.
Aquella noche sería especial, un evento que culminaría con el retiro religioso, teniendo a todos emocionados. Una gran fogata se alzaba en el patio. Aquel día habían decidido cocinar una carne asada, como un tipo de celebración. La música resonaba en una bocina que Gai había traído ambientando el lugar. Algunos niños con ayuda de un palo acercaban unos malvaviscos al fuego para que se derritieran y una vez que tomaban aquel color característico los retiraban para comérselos de un solo bocado.
Kiba era bastante bueno al encender las fogatas, él había sido el responsable de asegurarse que hubiera una cada noche Le había comentado que de niño había ido a los boys scouts y debido a eso era su dominio. Tenten no supo a que se refería pero fingió entenderlo, no le interesaba extender más la plática de lo necesario.
Después de cenar se reunieron todos cerca de la fogata esperando ansiosos a que el Hyūga hablara. Kiba comenzó a pasarles un lápiz y un papel a cada uno de los niños mientras el sacerdote explicaba que deberían escribir alguno de algún pecado del cual se arrepentían y lanzarlo a la fogata, para expiar culpas, purificando tu alma de aquello que los martirizaba y encontrar el perdón que necesitaban, arrepintiéndose de haberlo cometido.
Era una actividad para todos, incluyendo a los adultos. Por lo que todos escribieron en su papel. Los niños fueron lanzándolo al fuego y viendo como las llamas consumían el papel con las letras escritas. Tenten vio a Gai lanzar el suyo y a Kiba. Mordió sus labios mientras veía el papel vacío en sus manos ¿qué debería hacer? Ella no se arrepentía de absolutamente nada. Debía escribir cualquier cosa y lanzarlo sin más.
Escribió alguna tontería de las cosas que había hecho en el pasado y lo lanzó viendo fascinada las llamas crepitar con hambre. Sus ojos buscaron al sacerdote que extrañamente miraba el papel entre sus manos. Escribió apoyándose en una de las mesas y contempló fijamente las letras en el papel.
Aquel comportamiento le extrañaba de sobre manera a la castaña ¿Por qué estaba dudando tanto al respecto con lo que había escrito? ¿Qué era eso que lo mortificaba? Justo en ese momento un chico tiró de su ropa y de inclinó para escuchar lo que tenía que decirle. Cuando volteo el Hyūga se había alejado de ahí.
Las luces apagándose en las cabañas alertó a los adultos, los niños no lo habían percibido por la luz de la fogata.
― ¿Se ha ido la luz? ―Gai habló confundido, no parecía haber un fallo con eso y Kakashi no le había dicho nada.
―Revisaré, quédense con los chicos―Habló Neji ofreciéndose como voluntario.
―Hay unas lámparas de aceite en la entrada del cobertizo, y hay una caja de herramientas con fusibles, yo podría...― Gai fue interrumpido.
―Yo lo ayudaré Gai, ustedes ocúpense de mantener a los chicos tranquilos. ―Tenten se ofreció voluntaria.
Ambos castaños se alejaron hacia el cobertizo, encontrando la lámpara colgadas en la entrada. Tenten tomó una encendiéndola con un encendedor. Se adentraron en el cobertizo, la castaña estiró su mano en busca de la caja de fusibles. Si la luz se había ido era porque había algo malo ahí o se había quemado un fusible. Se acercó con Neji siguiendo sus pasos. Giró sobre si misma buscando la caja de herramientas que había dicho Gai, dando con ella luego de un momento. Estaba encima de una mesa, se acercó. Con la mano y con la mirada analizando cada cosa dentro logró encontrar un par, que le entregó al Hyūga que estaba cerca.
El cuarto estaba en completa penumbra si no fuera por la luz de la lámpara, por eso mismo Tenten debía andar primero. El cobertizo era amplio y había varias cosas en el piso, herramientas, leña y muebles viejos, por lo que debían tener especial cuidado. Se acercaron a la pared más alejada donde estaba la caja de fusibles. La fémina se colocó a un lado para alumbrar la caja y brindarle visibilidad al Hyūga para que pudiera revisar que era lo que estaba mal.
Neji abrió la caja mirando fijamente lo que podría estar mal. Bajó la electricidad para poder checar los fusibles. Los fue sacando y revisando. Había uno que estaba quemado. Hizo el cambio rápido y subió la electricidad. Una chispa eléctrica se originó en la caja de fusibles sobresaltando a ambos. El sacerdote retrocedió instintivamente, pasando el brazo por la cintura femenina para jalarla hacia él y alejarla del interruptor. Tenten misma se acercó al cuerpo masculino para que las chispas no le dieran en la cara ya que ella era la que más cerca estaba para poder darle una mejor visibilidad al sacerdote con la lámpara de aceite.
Tenten abrió los ojos, que había cerrado por la impresión, casi pudo sentir las chispas acariciando su rostro. No sabía que efecto podría traerle si una alcanzaba su ojo. Levantó ligeramente la mirada y sintió un golpe fuerte en el estómago al ver la cercanía del párroco. Lo tenía tan cerca como el día anterior cuando estuvo a punto de caer de la colina.
Él era ligeramente más alto, por lo que tenía que alzar su rostro un poco. Pero la distancia en la cual se encontraban era tal que jamás lo había visto tan cerca ni detallado tanto su rostro como ahora. Siempre pensó que era demasiado atractivo, pero a esa distancia lo era aún más. Su rostro inmaculado, las facciones adecuadas y esos ligeros labios. Tenten tragó saliva, pensando en que tal vez debería alejarse.
Tal vez... aunque realmente no quería hacerlo.
Pensó que el sacerdote podría estar pensando mal de ella y que debía contenerse para no hacer la locura que llevaba días pensando. Fue ahí cuando se estremeció al sentir un ligero apretón en su cadera, donde sacerdote la sujetaba y no la había soltado. Acaso... ¿acaso él no quería alejarse?
Tragó saliva profundamente cuando vio el rostro masculino, tenuemente iluminado por la luz de la lámpara que aún sujetaba acercarse muy sutilmente más hacia ella. Su corazón latía descontrolado al ver la sucesión de hechos.
¿De verdad estaba pasando esto? ¿De verdad él estaba dando ese paso?
Siempre consideró que ella iba a perder los estribos e iba a besarlo sin lineamientos. Jamás pensó verse envuelta en una situación donde él tomara la iniciativa. Sentía las piernas menguar, temía que él pudiera oír los latidos de su corazón desenfrenado. Los nervios llenaban cada célula de su cuerpo.
Su cuerpo se paralizó al ver como prontamente aquel acercamiento se detuvo, estaban a un par de centímetros de distancia. Él había abierto los labios en su afán de querer decir algo pero ninguna palabra salió de su boca. Tenten miraba fijamente aquellos labios. Por primera vez en su día su interior imploraba, rogaba por probarlos.
A fin de cuentas jamás había tenido limitaciones, hombre que le interesaba, hombre que obtenía. Neji era diferente, dolorosamente difícil. Había fantaseado tanto con el sabor de sus labios, de su aliento y la textura que podrían tener. Se había quedado viéndolo durante tanto tiempo que había pensado en algún momento que jamás podría probarlos. Pero ahora mismo estaban ahí, tan cerca, tan dolorosamente lejos.
Podía ver sus facciones más profundas con ayuda de la luz de la lámpara, y aquella mirada malva que tanto le enloquecía. La miraba con tanta intensidad que sintió la boca de su estómago revolotear ante la idea, la idea de que finalmente... fue en ese momento que vio la duda impregnarse en los ojos aperlados.
Él se había acercado lo suficiente, le había dado la entrada necesaria. Tenten se había controlado todo este tiempo, había comprimido todos sus deseos por temor a arruinar todo su acercamiento. Pero en ese momento ya no había dudas, no cuando él era el que había iniciado eso. No sabía si a causa de la noche, la oscuridad que potencializaba los sentidos o por la intimidad del lugar, pero él había dado ese paso.
Y ahora estaba dudando.
Sin embargo, era todo lo que necesitaba Tenten, lo que siempre había esperado y no iba a desperdiciar aquello.
Acortó la distancia mínima que los separaba poniéndose ligeramente de puntas y aprisionó sus labios. Aquel primer encuentro desató una descarga eléctrica en su organismo que le llegó hasta la espina dorsal. Al inicio los labios masculinos se mantuvieron estáticos, era un simple beso inerte. Sin embargo, presa del huracán de emociones que devoraban el interior de Tenten, ella movió sus labios, en busca de más. De saborear más de aquel contacto. Su interior ronroneo cuando sintió al sacerdote moviendo los labios en un intento de seguir sus movimientos.
Le estaba correspondiendo el beso.
Su interior iba a explotar en cualquier momento, Tenten estallaría por todo lo que su organismo sentía en aquel momento. Pegó su cuerpo al masculino para eliminar aquella distancia infernal y lo besó más rápido, más intensamente, con tanta necesidad que dolía. El Hyūga intentó seguirle el paso, primero con gran torpeza. Ella sabía que por su falta de experiencia, pero no le interesaba. Nada de eso interesaba en ese instante.
El mismo mundo podía irse al mismísimo infierno, solo importaba ese momento. Su pecho ronroneando con locura y sus pensamientos entremezclándose. Sobre como aquel hombre la había hecho sentir como ningún otro. Con algo tan ligero como un beso, despertando todas sus células sensitivas.
Había estado engañándose todo ese tiempo, sobre que lo que sentía con el Hyūga era meramente carnal, pero ahora mismo podía ver la realidad. La razón por la cual con una mirada o escuchar su voz su cuerpo reaccionaba. A pesar de que lo deseaba con gran intensidad de forma carnal, la realidad era otra. Ella estaba enamorada de Neji Hyūga, enamorada por primera vez en toda su existencia. Acunó el sentimiento y se entregó en totalidad al mar par de emociones que gobernaba su cuerpo.
Neji la presionó aún más hacia su cuerpo, entregándose a la perdición total.
¡ESTO YA SE DESCONTROLÓ!
No saben la emoción que me dio al fin poder escribir esta escena que tanto había querido desde el capítulo uno y por fin la he soltado. Ya lo estamos perdiendo en las garras de Tenten.
¿Comentarios?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top