Excepcional

Sus ojos malva leyeron el papel que tenía entre sus manos con detenimiento unos momentos mientras tomaba una pluma que tenía a un lado listo para poder firmar.

Un sonido llamó su atención, la notificación de su celular que tenía a un lado. Vio la pantalla encenderse y un nombre salir. Instintivamente bajó la barra de notificaciones observando cómo le había enviado una foto. Dio clic en el nombre abriendo su chat para ver de qué se trataba.

Su pecho brincó estrepitosamente con violencia al ver la imagen de su secretaria en la pantalla, desde un Angulo desde arriba dejando entrever el escote que ese día traía y sus labios destacando por ese tono rosado que iba a juego con su vestido floreado. Se quedó ahí mirándolo, comenzando a dudar que había sido una mala idea mantener una conversación con la fémina por su teléfono y más después de que aquello había pasado en el confesionario.

Un día anterior, cuando mandó al diablo todos sus ideales de mantener el límite con Tenten únicamente con besos y sueños vividos que no pudiera controlar, lo cual hasta cierto punto seguía siendo aceptable al no poner en peligro su castidad. Ella había ido a confesarse saliendo con el hecho que no podía seguir controlándose. Neji sintió un trago amargo ante sus palabras y el hecho de que estuviera jugando de esa forma. Estaba hablando de él y esa relación que todo en él le decía que estaba mal. Tenten estaba aceptando que no podía seguir actuando de esa forma. Lo peor de todo el asunto que obligado por su educación, le aconsejó de la forma impersonal que hubiera hecho con cualquier otra persona.

Tenía que haberse opuesto a ella y decir que dejara ese tema que nunca pasaría, pero su moralidad no le permitió hacer sus consejos personales. Y eso desató a la fémina que salió del lado del confesionario sin aviso y sin una penitencia y adentrándose donde estaba él, algo que jamás había pasado. Besándolo con ferocidad y haciendo que se olvidara de todas las cosas religiosas que intentaban hacerlo razonar. Sentirla encima, sus labios perdiéndose en su garganta, todo eso contribuyó a una dolorosa erección que era apresada por su ropa habitual religiosa. Algo que muy contadas veces había sucedido. En su adolescencia había tenido sueños húmedos un par de veces, muy contadas, pero todo el placer se quedaba en esos sueños. Posteriormente desechó esas ideas metiéndose de lleno en la religión.

Recordaba su mente gritarle que eso estaba muy mal, que era incorrecto, inmoral y que si alguien lo atrapaba toda su vida estaría en peligro. Hacer algo como eso en la casa del señor y más que nada en uno de los lugares más sagrados era algo abominable de su parte, inconcebible, y muchos padres estrictos se escandalizarían diciendo que el mismísimo diablo se le había metido al correcto y recto Neji Hyūga.

Eso rondaba en su mente mientras sujetaba con la muñeca a Tenten para detenerla de esa locura.

Pero luego le dio acceso sin siquiera pensarlo, cediendo por completo cuando ella acarició su miembro por encima de la ropa, desatando una corriente placentera a cada centímetro de su cuerpo, algo que jamás había sentido antes. Sintiendo la mano subiendo y bajando por su miembro erecto, desatando descargas en cada movimiento. Era como si sueño húmedo que había tenido antes se materializaba, lo cual lo éxito aún más. En ese momento ella tocó su glande con su lengua, potencializando las descargas del placer. Y todo se fue al demonio mismo cuando se lo llevó por completo en la boca desatando la sensación más jodidamente excitante que había experimentado.

Por lo que no resistió demasiado antes de correrse. Jamás había experimentado algo tan vulgar como el sexo oral, por lo que fue difícil controlar el huracán de excitación y placer que lo dominó. Había dejado de pensar, de coordinar sus movimientos y el poco raciocinio que le quedaba era para reprimir los ruidos placenteros que salían de su boca.

Aquello que Tenten le había hecho en el confesionario estaba muy lejos de cualquier cosa que hubiera sentido en su vida.

Y a pesar de salir del confesionario aquella noche, su cuerpo se mantuvo bastante despierto el resto de la noche, tal ven en espera de terminar aquella actividad. ¿Tenía la cara suficiente para prometer que eso no volvería a pasar? Tal vez no, pero de verdad lo intentaría, formar los tambaleantes límites que había entre ellos o intentar mantenerse firme cuando ella intentara algo más. Por qué se había dicho que no tendrían sexo, pero aquella idea, luego de tal acción en el confesionario sonaba cada vez más lejana.

Había dicho que no se fijaría en ella, luego que mantendría su distancia, posteriormente que desecharía esos sentimientos, que se limitaría a solo besos y ahora estaba ahí, cediendo cada vez más. De verdad esperaba que su autocontrol y que sus propio cuerpo no terminara traicionándolo.

Él era un sacerdote, un partidario del señor para llevar su palabra a cada uno de sus hijos...

― ¿Sucede algo, Padre?

Regresó a la realidad, dejando de lado todo pensamiento impuro que lo había atacado, sacudiendo la cabeza y volviendo a mirar la foto en el móvil ¿podía ser tan atractiva? Él cada vez la encontraba un más... percibió el movimiento de la persona enfrente. Sakura Haruno se había levantado de su silla para inclinarse en el escritorio y ver si sucedía algo. Tal acción lo alertó de sobremanera, porque a esa distancia ella podría ver... se sobresaltó ante la idea de ser descubierto, moviendo sus manos con cierta torpeza y dejando caer el teléfono en el suelo, maldiciendo.

―No es nada. ―Se inclinó con rapidez para recuperar el móvil del suelo y bloquear el teléfono. No quería que nadie viera el descaro de su secretaria.

Al levantarse miró a la mujer con cabellera rosada sonreírle y juguetear con discreción su cabello, como si esperara algo. ¿Acaso tenía prisa y le estaba quitando el tiempo? Realmente ese día le costaba concentrarse adecuadamente por los sucesos que habían pasado hace poco. Se aclaró la garganta en un intento de recobrar la concentración.

―Bien, pero ¿qué piensan vender?

La fémina se levantó de su asiento rodeando la mesa e inclinándose cerca de él para señalar las cosas que había escrito en el documento. Neji había saltado esa parte cuando el mensaje había llegado, por lo que se reprendió a si mismo por no leer detenidamente. Volvió a fijar su atención en las letras leyendo con rapidez y asintiendo. Sakura permaneció ahí, cerca suyo e inclinada siguiendo su lectura.

Era una propuesta para hacer una pequeña venta el viernes en la noche para reunir fondos para una casa hogar. Un par de puestos solamente, unos cinco aproximadamente, nada demasiado grande, a las afueras de la iglesia. No afectaría el itinerario de las ceremonias. Neji asintió al ver todo correcto.

La puerta de su oficina se abrió dejando ver a una castaña que caminó un paso con unos papeles en sus manos antes de detenerse. La sonrisa que siempre le dedicaba al Hyūga desapareció y una expresión seria se formó en sus labios, mientras miraba con cierta intensidad a la mujer de cabello rosado en la oficina.

Neji sin esperar más firmó el documento y se lo ofreció a la mujer de ojos jade quien sonrió divertida.

―Habla con Kiba al respecto, cualquier duda en organización, el viernes no estaré en la iglesia.

― ¿Saldrá de viaje? ―La duda se presentó en el rostro de la mujer, tan inocentemente.

Hablaba como si ignorara la presencia de la castaña cerca de la puerta.

―Solo a una intervención de matrimonio, pero el sábado estaré aquí reanudando actividades de forma normal.

Sakura jugó con el papel en sus manos mientras su mirada iba y venía de la castaña que estaba en la entrada, como si estuviera retrasando su partida. Finalmente inclinó un poco la cabeza y se despidió del sacerdote antes de salir de la oficina.

Tenten se quedó en su sitio mirando al suelo un momento, como si el tiempo a su alrededor se había detenido, una vez que Sakura pasó a su lado y la puerta se quedó cerrada detrás de ella.

― ¿Sucede algo? ―Habló el párroco confundido.

Tenten lo miró con gran intensidad mientras levantó una de sus cejas y caminó la poca distancia que la separaba del escritorio.

―No es nada.

Sonrió sin muchas ganas pero había empleado un gran énfasis en la palabra nada. ¿Estaba molesta de repente? Hace un rato habían comido juntos y todo parecía excelente, ahora parecía un poco perdida, como si algo le molestara.

―Le han traído esta carta, para que la entregue el viernes en su viaje. Eso es todo lo que me han dicho, cualquier cosa puede comunicarte con el sacerdote Lee.

Sin esperar una respuesta de su parte, Tenten salió de la oficina, sin despedirse y sin aquellas sonrisas coquetas que siempre le dedicaba. ¿Acaso le había hablado de usted? Posiblemente lo había alucinado o quería guardar las apariencias con Sakura. Tal vez había pasado algo y no había querido contarle, por lo que no la siguió dispuesto a darle su tiempo para meditar o... Tal vez se arrepintió de su comportamiento anterior y eso facilitaría las cosas.



Tenten se detuvo una vez que la puerta se cerró encontrándose a la mujer que un par de minutos antes había salido de la oficina y parecía esperarla en la recepción. Se levantó al ver a la castaña salir y le sonrió de forma inocente.

No podía engañarla con esa sonrisa falsa e inocente que quería dar a mostrar, aquella que siempre usaba cuando podía adivinar que había detrás muchísimo. Haciéndose la buena cuando de eso no tenía nada, solo era una mosca muerta. Podía ver los sentimientos que reprimía aunque lo intentaba y como a veces parecía actuar con un interés detrás.

Como esa absurda táctica de llevarle pasteles al sacerdote, cuando era claro que su intención era que se fijara en ella, algo que actuando de esa forma tal falsamente inocente no iba a lograr. Algo que tal parecía que se había dado cuenta, cuando entró a la oficina de Neji.

Viéndola a un lado del sacerdote, inclinándose deliberadamente para acortar aún más la distancia y más aún por la sonrisa descarada que le había dedicado cuando entró a la oficina. Se estaba burlando de ella, divirtiéndose al ver cómo le afectaba.

No era difícil darse cuenta que Tenten tenía intereses por Neji, solía ser discreta de forma normal y más aún que había algo entre ellos. Pero gente como Sakura Haruno, podían ver atravesó de sus intentos de acercarse hacia él. Por eso había hecho ese movimiento en la oficina, imperceptible para el Hyūga. Por supuesto que no lo notaria, siempre pensaba tan bien de cada persona, hasta de ella misma.

Tenten no era para nada una buena persona, sus intenciones siempre habían sido egoístas y más sus acciones "desinteresadas" como trabajar en el centro comunitario o aquí en la recepción. No se lo negaba a ella misma.

Sakura Haruno si jugaba ese juego de tal manera que parecía creerse ella misma su noble corazón, aunque muy en el fondo sabía que era muy astuta.

― ¿Necesitabas algo? ―Tenten caminó hasta alcanzar su escritorio con una sonrisa cordial en sus labios, ambas podían jugar ese juego.

―No es nada, solo Neji me ha dicho que te entregara esto para que archivaras.

Tenten aceptó el documento, observándolo detenidamente, harían una especie de venta el día de mañana ahí. Pero por lo que sabía Neji no estaría por lo que estaría supervisado por Kiba. ¿Acaso hacia esto para ganar puntos con el Hyūga? Sonrió divertida ante esa idea.

―Claro, sin problema. ―Se acercó hasta el archivero, buscando la carpeta de los diferentes eventos que había habido en la iglesia y los próximos y dejó el papel ahí entremezclado.

Sakura mientras tanto con cierta obsesión alineó las plumas en la mesa, los papeles y el mismo celular de la castaña. Cuando la secretaria por fin terminó y tomó asiento, le dedicó una sonrisa a la mujer con ojos jade.

―Ya quedó, buena suerte mañana. ―Tomó una de sus plumas, mas que nada para deshacer ese orden obsesivo que la chica que había hecho en sus cosas. ―Y ten mucho cuidado, Sakura.

Sin poder contenerse, Tenten dejó salir una advertencia disfrazada de amabilidad. Sabía que Sakura estaba haciendo todo esto para intimidarla o dejarla entrever cual era su objetivo. Si pensaba que algo tan estúpido como eso iba a funcionar, estaba muy equivocada.

Sus miradas se conectaron un instante, con tanta ferocidad que la tensión flotaba entre ellas.

―Claro, yo siempre soy muy cuidadosa.

Sintió la intensión de sus palabras, de no dejarse intimidar por sus palabras anteriores. Tenten se carcajeó en su interior en persar en la veracidad de aquellas palabras ¡por supuesto que era muy cuidadosa! Por eso no había logrado nada con el Hyūga en los cinco años de ventaja que le sacaba.

Sakura siempre había vivido en la colonia toda su vida, por lo que había presenciado la llegada del Hyūga cinco años atrás. Muy seguramente su interes fue al instante, como el suyo. La diferencia radicaba en las intenciones de cada una. Posiblemente Sakura se debatió un largo rato sobre el hecho de que un sacerdote le gustara y si intentar algo era lo correcto. Un tiempo después posiblemente inició esos inútiles intentos de llamar su atención dándole pasteles que no le gustaban.

Sakura Haruno era un chiste en cuando a seducción.

¿Sentía que tenia algun tipo de avance con el párroco? Seria absurdo que lo pensara. Pero más gracioso era que tuvo todo ese tiempo de ventaja y no logró absolutamente nada y ya con su llegada, se siente amenazada. Tenten jamás la había considerado como una rival, no estaba a su altura. La Haruno nunca estuvo dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de llamar la atención del sacerdote, como ella. Ahí radicaba la gran diferencia. Por eso no le preocupaba, solo estaba buscando formas de provocarla.

¿Le molestaba que se acercara al Hyūga? Por supuesto, pero no temía que fuera a quitárselo. Para hacerlo Sakura necesitaría 15 años y ni aún asi lograría lo que ella había logrado hasta ahora. ¿Qué pensaría si supiera que le había hecho un sexo oral grandioso al sacerdote en el confesionario? Aguantó una sonrisa al pensar de nuevo en eso.

La Haruno se despidió, dando media vuelta agitando su cabello exageramente y saliendo de ahí.

Tenten tomó asiento en su silla y vio la figura femenina hasta que se perdió. ¿Porque estaba actuando de esa forma justo ahora? Ella no había llegado hace poco a la ciudad, tenía dos años ahí, por lo que no tenía demasiado sentido... ¿Acaso los había visto en algún momento? Lo dudaba, de ser así sus medidas serían más desesperadas. Más que nada parecía curiosa de tantear el terreno que había entre Tenten y el sacerdote.

Posiblemente había notado el interés de la castaña en él, que solo otra mujer enamorada del sacerdote podría notarlo. Tenten era bastante discreta cuando había gente alrededor, en la soledad con el sacerdote otra cosa era. Pero sabía que Sakura aun se sentía victoriosa, al pensar que Neji no aceptaría a ninguna mujer a su lado, por la rigidez de su personalidad y su devoción a la religión.

¿Sakura quería jugar a ese juego con ella? Bien, tendría que hacer lo que ella hizo en dos años en un par de días para poder siquiera ponerse a su altura. Lo cual era imposible. Neji era un hueso duro de roer que le tomó a ella, siendo la seducción y el control en los hombres su primera naturaleza, no había nadie que pudiera llegar a él de la forma en la cual Tenten lo había hecho.

Tenten sonrió divertida mientras mordía la punta de su bolígrafo, si pensaba que podía quitarle lo que había marcado como suyo, estaba muy equivocada.



Parpadeó un par de veces incapaz de procesar la imagen que se cernía enfrente de él. Frunció el ceño mientras negaba.

―No puedes venir conmigo. ―Habló antes de que la fémina alcanzara a decir alguna cosa.

― ¿Por qué no? ―Atinó a discutir lo suficiente para lograr su objetivo.

Neji había llegado a la central de autobuses una hora antes de la partida, como era su costumbre cada que viajaba, adelantarse a la hora establecida. Para evitar cualquier inconveniente o altercado con el viaje. Aunque eso poco pasaba en viajes terrestres. Había salido temprano en la mañana de la iglesia, dejándole instrucciones a Kiba al respecto aunque confiaba plenamente en él. No era la primera vez que lo dejaba solo en el recinto.

Había aceptado a ir a una intervención matrimonial para poder convencer a ambas familias de unos jóvenes de aceptar su matrimonio. En la actualidad eran poco comunes las intervenciones debido a que había más aceptación para las bodas y las familias eran más liberales, además de la unión libre que cada vez ganaba más terreno, algo inaceptable para Neji Hyūga. Pero en poblados alejados de las grandes ciudades aún eran requeridos esos servicios. Ahí es donde entraba él. Un conocido de Kiba lo había contactado para hablar con los padres de su novia.

Adicional de esa cuestión, necesitaba entregar una carta que Lee le había dado para entregar en la pequeña iglesia que había en el poblado, a uno de los sacerdotes, como un favor. Era algo normal que se aprovechara al saber que algún conocido viajaba, para aprovechar a enviar cartas que de otra forma tardarían una eternidad en pasar por la dependencia de correos y de ahí más tiempo para llegar destinatario.

Sería cuestión de un día y una vez finalizado podría viajar en la tarde para regresar en la noche a la iglesia. O esos habían sido sus planes, hasta que sentado en la sala de espera vio a Tenten llegar a su lado con una sonrisa y sentarse junto a él.

―Es inapropiado y podría malentenderse.

―No pienso hacer nada inadecuado, solamente quiero verte fuera de la iglesia.

Neji estaba por negarse nuevamente cuando entendió a qué se refería. Una ventaja que él considera en su relación era el hecho de siempre verse en la iglesia y que aquello pudiera mantener las cosas a raya. Y eso había mantenido la situación un par de semanas hasta el miércoles pasado cuando todo se descontroló. Pero su ventaja parecía una desventaja para la castaña.

El siempre fingir ese papel de sacerdote y secretaria sin acercarse, actuar o comportarse de otra manera de lo que sus papeles religiosos indicaban. Y tal vez eso era lo que descontrolaba a Tenten, al verse reprimida por completo en el único lugar donde se veían o esas eran sus suposiciones. Se suponía que una relación sana constaba de pasar tiempo juntos, hablar, compartir momentos, algo que ellos no habían hecho. Siempre había gente alrededor, muy frecuentemente Kiba. Sus interacciones constaban de Tenten adentrándose a su oficina para buscar un beso y salir de ahí antes de ser vista.

El Hyūga pensó que no recordaba una sola ocasión donde hubiera tomado la mano de la fémina o besarla sin el temor recurrente de ser descubierto o donde él hubiera iniciado la interacción por su decisión y no por la presión del momento. Frunció el ceño sintiéndose un poco culpable de su nula demostración de afecto. Hace un par de semanas le había dicho que no podía controlar lo que sentía por ella, pero realmente jamás se lo había demostrado fuera de sus encuentros pasionales.

―Bien, solo será un par de horas. ―Aquella respuesta la hizo sonreír ampliamente.

Tenten se sentó a su lado, llevaba una ropa casual y una pequeña bolsa entre las manos. El mismo no había empacado, era un viaje de ida y vuelta. Una vez que llamaron a los pasajeros del autobús 602 ambos se levantaron y ocuparon sus asientos uno junto al otro.

Fuera de la iglesia Neji se veía con un civil, con playeras sencillas de colores neutrales y jeans oscuros. Cualquiera que lo mirara fuera de la colonia donde se encontraba la iglesia, no podía saber que era un sacerdote. Por eso mismo, ante el anonimato de la lejanía del sitio, Tenten había decidido ir. Vivir alguna experiencia lejos de la iglesia. Un impulso que había despertado en ella una vez que él se lo había comentado un par de días atrás mientras comían. Luego de aquel encuentro en el confesionario habían mantenido un poco más tranquila a la castaña. Aunque ella solía actuar de esa forma para que Neji lo pensara y se relajara sobre el tema, que aceptara esa situación y que prontamente quisiera que se repitiera.

A fin de cuentas él era el que había disfrutado en ese momento en totalidad. No era como que Tenten no, pero por fin pudo probar un gran bocado de aquello que llevaba fantaseando dos años en conocer. Era un paso enorme que calmaba un 10% sus eternas ganas por el Hyūga. Solo por ese día, porque al siguiente al verlo de pie regando las plantas, todo su cuerpo reaccionó con violencia al recordar el sabor y la textura, además de los sonidos que salían de la boca del párroco.

Sin embargo, cuando escuchó de aquel viaje, Tenten sintió algo más fuerte de lo sexual, un anhelo de querer pasar tiempo a solas con Neji como antes no había pasado. Tenten sentía curiosidad de varias cosas que jamás en su estadía en el plano terrenal había experimentado. Había visto a muchas parejas en la calle, en la misma iglesia y cuando iba al supermercado, haciendo cosas que en ese momento le parecieron insignificantes. Pero que en ese momento con el Hyūga, fuera de todo ámbito religioso, comenzaron a rondar su cabeza con insistencia, considerando que tal si...

Por lo que una vez que el camión salió de la estación transitando por la carretera fuera de la ciudad, su mano buscó a la masculina por encima de sus piernas. Él pareció dudar un momento, mirando alrededor, hasta que finalmente enlazó sus dedos con los de ella.

La castaña sonrió ante ese gesto tan sencillo pero que desató una ligera calidez en su cuerpo, recargando la cabeza en el hombro del sacerdote y mirando con fijación la mandíbula masculina y como sus pestañas largas se movían, destacando aquellos exóticos ojos malva.

― ¿Qué sucede? ―Habló él, mientras acariciaba con su pulgar la mano femenina que tenía estrecha.

―Me preguntaba si alguna vez has tomado vacaciones de la iglesia.

―No considero mi labor en la iglesia como un trabajo del que tenga que huir cada año. ―Miró a la ventana un momento y regresó su atención de nuevo hacia ella. ―Pero suelo tomarlas cuando necesito ir con mi familia.

Tenten recordó aquella larga ausencia del sacerdote que lo había hecho extrañarlo como jamás pensó extrañar a alguien.

― ¿Entonces toda tu vida gira en torno a la religión?

―Hago otras cosas fuera de eso. ―Habló con neutralidad.

― ¿Cómo tocar la guitarra? ―El asintió ante sus palabras. ― ¿Alguna cosa más?

El Hyūga pareció pensarlo un instante como si se debatía en decirle o no.

―Te mostraré luego. ―Ella sonrió ante su promesa. ― ¿Y tú?

Tenten miró la pantalla que tenían enfrente y que estaba detrás de cada uno de las sillas. Sin decir una palabra, fingiendo que no había escuchado la pregunta. Pero sintió la mirada penetrante encima suyo y mordió los labios mientras intentaba pensar.

― ¿Qué?

―He pensado que no se mucho de ti.

Tenten se había encargado que así fuera, porque no podía hablar de su realidad. Había sido ambigua años atrás al decir que había decidido volver a iniciar en ese sitio, lo cual dejaba en claro que una mala experiencia la había orillado a huir de su lugar de origen. Esa historia siempre le había resultado cuando llegaba a un nuevo sitio por que evitaba preguntas incomodas. La gente intuía que algo malo había pasado y que ella prefería olvidarlo.

¿Eso debía ser diferente ahí? Jamás con todos los hombres que había estado le habían preguntado sobre si misma. En ocasiones ninguno de los dos conocía sus nombres ni cuando habían compartido una noche juntos. ¿Eso era diferente en una relación? No tenía ni idea.

―No hago nada interesante, mi vida se resume a la iglesia, cuidar a Umi y a ti. ―Levantó la cabeza y le sonrió con cierta picardía. ―Sabes que cocino, se cantar, se algo de herbolaria y...ya.

Tenten estaba omitiendo el hecho de ser buena pintando o bailar, pero si lo mencionaba llevaría a preguntar cómo lo sabía y donde había aprendido. Una charla que ya habían tenido en cuestión del canto. Pero en esa ocasión se había excusado al decir que simplemente había nacido con una buena voz. No podías nacer con todas las habilidades artísticas en el mundo humano.

―Entonces ¿conozco todo de ti? ―Le gustaba de sobremanera que la tuteara.

La castaña se levantó estirándose, soltando la mano del sacerdote, mirándolo un momento y dejando salir una sonrisa divertida.

― ¿Alguna vez se conoce a una persona por completo? ―Se inclinó por impulso al verlo tan encantador con la ceja levantada y besó ligeramente sus labios. ―Algún día te mostraré― Utilizó sus mismas palabras.

El tono de seducción que brotó de sus labios pareció alertarlo, pero dejó salir una risa baja, volviendo a tomar su mano y recostando su cabeza en su hombro. Aunque la sonrisa en su cara desapareció en esa posición y cuando el silencio se hizo presente.

Él se enteraría de todo cuando llegara el momento en que ambos se fueran de ahí. De forma normal el enchanting servía para hipnotizar al hombre de tu elección con tus encantos el suficiente tiempo para atravesar a su mundo, donde ellos jamás podrían volver a la tierra. En un mundo dominado por las fathas donde eran usados solo para engendras y preservar su linaje.

Pero ya sea por la magia, la belleza imposible o el hechizo que rodeaba todo el lugar para que nadie fuera de las fathas pudiera encontrarlo, los hombres solían perder su raciocinio, viviendo y respirando solo por las fathas que lo habían elegido. Llegaría el día donde él no necesitaría escuchar eso y simplemente lo viviría. Su tiempo se estaba agotando pero no podía hacerlo con la rapidez necesaria.

Las demás fathas usaban su enchanting, con él algo como eso no funcionaba, por lo que necesitaba usar otras medidas para hacerlo atravesar. Algo en lo cual no quería pensar en ese momento, por lo que desechó la idea.

Luego de un par de horas llegaron al poblado de destino. Las casas eran humildes pero todas poseían un color amarillo mostaza, tal vez por alguna tradición del lugar. Ambos castaños caminaron por las calles poco transitadas, hasta que alcanzaron el parque central dela ciudad.

―Necesito ir a un domicilio un par de horas ¿podrías esperarme?

―Estaré viendo, no te preocupes, me mandas un mensaje cuando estés de regreso.

El sacerdote asintió, apretando la mano de la castaña con anhelo y dedicándole una sonrisa torcida, aquella que ella adoraba. Hasta que dio media vuelta y se encaminó por las calles hasta que se perdió.

Tenten pensó, fuera de todo lo sexual algo imposible para ella, que había sido una buena idea ir ahí con Neji, lejos de aquellos ojos inquisitivos que Neji imaginaba en la iglesia, lejos de todo y de todos. Un mundo donde solo estaban ellos dos, sin las miradas encimas y sin contener su cercanía.

La falsa realidad que siempre aspiró tener con el Hyūga.



La estrella incandescente acariciaba las montañas mientras se escondía hasta que el último rayo de sol reflejó en el cielo en tonalidades naranjas y rosadas.

Neji caminaba por la banqueta mirando la gente transitar con lentitud por las calles y varias parejas tomadas de las manos. Entre ellas estaban ellos, caminando hacia la central de autobuses. Tal caricia había sido tan natural en el par de horas que habían estado ahí.

Todo había salido bien en la intervención asegurando una boda prospera entre ambos novios y entregó la carta con rapidez para poder regresar con la castaña lo antes posible. La encontró horas en el mercado para comer juntos, el Hyūga la había tomado de la mano sin pensarlo, acto que pareció encantar a la castaña. Era como si ambos quisieran aprovechar ese pequeño bucle en su historia real para hacer cosas que de forma normal jamás harían. Luego de comer la fémina quiso ir a comprar un par de cosas en el área comercial antes de irse. Tenten misma lo besaba sin restricciones y no tenía cuidado con el espacio personal.

Cuando el sol comenzó a ocultarse supieron que era hora de regresar, por lo que se encaminaron a la estación de autobuses.

Neji sintió con la castaña se había detenido, evitando que pudieran seguir avanzando. Él volteó a verla, con la interrogante presente en su rostro. Tenten simplemente miraba la feria que se había puesto en el poblado con gran fascinación.

― ¿Qué sucede? ― El sacerdote no entendía que había llamado su atención.

― ¿Podemos ir?

El entendimiento lo llenó al comprender que se refería a la feria, lo cual le pareció extraño. No recordaba que ella dijera que ese tipo de cosas le gustaba, aunque como había pensado en la tarde, aun le faltaban cosas por conocer de la castaña.

―El autobús saldrá en una hora y...―guardó silencio al ver los ojos castaños grandes y resplandecientes, con un gesto de petición.

La contempló fijamente pensando en que ese gesto le restaba total sensualidad a su rostro y se abría paso la ternura. Su pecho mismo se agitó encantado de aquel cambio. Rascó la parte trasera de su cabeza y suspiró.

―Solo un momento... ―Antes de poder terminar ella había tirado de él, adentrándose a la feria.

Fueron directamente hacia diversos juegos mecánicos, cosa que sorprendió al sacerdote al ver esa faceta en la fémina que no había visto. Esa parte divertida y un poco infantil, además de temerosa, al subirse a juegos altos que removieron su estómago pero que únicamente decidió subir por la emoción que destilaba del rostro femenino.

―No pensé que ese tipo de juegos te gustarían.

Caminaban por el pasillo central, la castaña con un algodón de azúcar en su mano derecha y dando un gran mordisco, saboreando el azúcar derritiéndose en su boca.

―Te lo he dicho, no puede conocerse de todo a una persona. ―Lo miró con diversión. ―Pero me gusta la adrenalina.

Neji sintió la indirecta de tal frase, trayendo a su mente el recuerdo del confesionario, un par de días atrás. Parecía que le gustaban las emociones fuertes. Él no recordaba cuando fue la última vez que se había subido a algún juego de estos o ido a la feria. Tenía que haber sido en su infancia, pero ningún recuerdo venía a su mente. Lo había pasado bien, debía admitir. Había sido una situación donde la sensación de su estómago al subir rápido y bajar aún más rápido lo hizo olvidar su posición, su responsabilidad y su propia moralidad, solo se había dejado llevar disfrutando ese momento con la castaña que no dejaba de reír mientras bajaban del juego.

Por eso mismo y lejos de todo pronóstico, el sacerdote no volvió a mencionar el autobús y el hecho de que habían perdido su retorno. Sabía que él último autobús era a las doce y aún podían alcanzarlo. Se sentía tan extraño actuar fuera de sus planes y normas, pero con ella parecía que estaba bien.

―Bien, tal vez deberíamos...

― ¿Podemos ir a un último sitio?

Neji presionó los labios pensando en negarse, eso sería tentar a la suerte, además que no sabía a qué lugar en particular se refería.

―No demorará. ―Lo tomó de la mano, jalándolo y guiándolo por entre la gente que transitaba comiendo o paseando siendo iluminado por las luces de los juegos mecánicos

Tenten se detuvo, soltando la mano masculina y pagando los boletos del juego. Neji miró hacia arriba mirando el juego con curiosidad ¿quería subir a este? Siguió a la castaña cuando les dijeron que podían subir, entrando a la cabina y sintiendo como esta giraba. La rueda de la fortuna, el juego más tranquilo del sitio.

Neji tomó asiento en uno de lados y la castaña permaneció de pie mirando por la ventana mientras ascendían hasta llegara lo más alto del juego. Cuando giró para ver al sacerdote, entendió su mirada incrédula.

―Sé que es diferente al resto es solo que... ―Volvió a mirar a la ventana. ―La vista desde aquí y las luces de todo el poblado son espectaculares.

La fatha recordó un precipicio que había en su mundo donde cientos de luciérnagas revoloteaban iluminando todo el lugar y dando un aire mágico, en una danza de luces que parecían moverse al son de una canción imaginaria.

El sacerdote miró por la ventana, coincidiendo con la castaña, la vista era sorprendente, tanto como...contempló a la castaña con detenimiento. Su piel destellar por las luces del juego, sus ojos brillas con gran intensidad y podía jurar que un dulce aroma llenaba toda la cabina, atrayéndolo con gran intensidad. Sus labios rosados sin ninguna pizca de labial, que se había perdido en que habían comido. Sus largas pestañas que resaltaban sus pómulos.

En varias ocasiones había considerado que todo esto con Tenten era incorrecto, inmoral, que debía parar todo esto. Porque él era un sacerdote y no podía ni siquiera pensar en una mujer de otra forma que para ayudarla para ser escuchada por el señor. Pero desde el inicio algo en ella disparó la alarma, sabiendo que si permitía que se acercara lo suficiente algo malo pasaría. A pesar de sus propias luchas ahora estaban ahí y fue consciente que tal vez antes de aquel primer beso en la cabaña podría haber frenado todo esto.

Sin embargo, ahora mismo era imposible, no después de sentir la calidez de sus labios y de su propio cuerpo, su propio organismo reaccionaba ante ella de manera que no podía controlarse. La idea de alejarse en ese momento era tan irreal y absurda que la desechó con rapidez.

No podía escapar, ni de ella ni de los sentimientos que creaba en él.

Tenten dio la vuelta encontrando la mirada malva, acercándose hasta quedar enfrente del sacerdote que estaba sentado. La femenina acarició el cabello largo y castaño con delicadeza, hasta que finalmente se inclinó y lo besó, sumidos en el secretismo que la cabina les brindaba.

El calor incrementó entre los dos, la danza de sus labios intensificándose a cada momento. Neji rodeó la cintura de la castaña y sus manos tocaron su trasero, acción que motivó a la castaña a moverse hasta sentarse en sus piernas para desaparecer el espacio entre ellos a la par que sus lenguas se encontraban una vez más.

En un beso lleno de necesitad y anhelo en lo más alto que aquel juego les podía brindar y las luciérnagas de las casas resplandeciendo, perdiéndose en aquel gesto cargado de todo lo que ambos corazones ocultaban en su tiempo en la iglesia.

Tal vez no debió ir Tenten ahí con él, tal vez no debió ceder a cada cosa que ella le había pedido y posiblemente no debió aceptar esa relación que ponía en juego todo lo que ahora tenía, pero era lo que Neji Hyūga había querido con mayor intensidad en toda su vida y no se arrepentía de absolutamente nada. Eso era lo que él quería y no importaba nada más, a fin de cuentas estaba enamorado, bajo todas las normas religiosas, de aquella castaña excepcional que con solo mirarlo le arrebataba el aliento.

Posiblemente perdieran el autobús, pero valdría la pena, si Neji podía estar con ella.



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