Dogma

Colocó la ultima tela en el rectángulo de tela que descansaba en el piso y se levantó para contemplarlo en totalidad y asegurarse que todo estuviera alineado antes de colocar los alfileres en las letras. Era demasiado perfeccionista en esas cosas.

La puerta del cuarto se abrió haciéndola voltear y sonreír al ver aquellos orbes malva que le quitaban el aliento con solo mirarla superficialmente. Pero él miró la tela en el piso con cierto análisis y leyendo detenidamente el versículo que tenía formado con las letras doradas.

―¿Qué tal?―Quiso saber la castaña mientras veía el gesto indiferente del sacerdote al cual estaba acostumbrada.

―Se ve bien, tal vez un poco más abajo la ultima palabra y quitar la imagen, solo el texto servirá.

Tenten obedeció retirando la imagen y descendiendo las letras que estaban hasta el final. Una vez terminó se levantó y el resultado era más agradable a la lista. Dejó salir un suspiro cansado, solo necesitaba colocar los alfileres.

―¿Todo bien en la ceremonia? ―Soltó mientras se ponía de rodillas para terminar su trabajo.

Una semana atrás Tenten le haría sugerido colocar unos carteles de manta con citas bíblicas que fueran de acuerdo al salmo de esa semana. Al inicio Neji se había mostrado un poco inseguro al respecto pero Tenten le contó lo que Umi había visto en el poblado de junto, donde solían hacerlo y algunas fotografías. Por lo que una vez que él aceptó, ella puso manos a la obra.

Había cocido la tela verde con bordes dorados que irían a juego con las letras que ella había recortado cuidadosamente durante toda la semana en sus tiempos libres en la recepción. Umi le había ayudado con los moldes por lo que ella solo se aseguraría que estuvieran perfectos. El plan consistía en tener telas de diferentes colores: blanco, verde, rojo y morado, adicional de las letras que irían a juego. Pero Tenten solo había iniciado con las verdes por el momento por la época eucarística.

El inicio había sido complicado pero sabía que esa idea le encantaría a Neji, al colgarlos en las columnas más cercanas del altar para que toda la gente que asistiera pudiera observarlo. Kiba le había ayudado con algunas letras cuando solía ir a la recepción en su tiempo libre, hablando de cualquier cosa o compartiendo algo que hubiera comprado. Tenten podía intuir que Kiba ya no le pedía acompañarlo por los rumores que seguían corriendo y la manera en la cual la gente la trataba.

Por lo que restaba mantenerse un poco recluida en la iglesia, lo cual no le molestaba. Se había acostumbrado tanto al sitio que no le pesaba como antes. Además que en su tiempo libre solía ir al centro donde nadie la reconocía y comprar las cosas que antes solía comprar ahí cerca. No es que los malos comentarios o apodos desagradables que le decían le dolían, solo quería evitar un mal rato. Y esas ultimas semanas había estado todo curiosamente tranquilo.

Lo más curioso que había sucedido era que Sakura Haruno había renunciado a la tienda que habían abierto en la parroquia. Tenten aun recordaba haberla visto, junto con Kiba, llorando mientras salía de la iglesia, dedicándole la mirada más sanguinaria que pudo. En ese momento Tenten estaba realmente confundida al respecto, porque no había hecho nada ese día que la hiciera molestar. Fuera de demostrarle que Neji era suyo tiempo atrás, no había tramado nada.

Por lo que esa actitud era por completo absurda y el mismo Kiba se mostraba consternado.

En aquella ocasión Neji le había pedido que se quedaran un rato más en la iglesia, cuando se fuera Kiba. Tenten simplemente había asentido, jugueteando con la computadora en su escritorio hasta que Kiba se esfumó e ingresó a la oficina del clérigo.

Ante esa petición de quedarse Tenten estaba bastante segura que aquel comportamiento extraño de Sakura se debía a algo que había sucedido con Neji. Por lo que esperó pacientemente a que dijera algo. Sorpresivamente el sacerdote solo se había acercado a ella, abrazándola con fuerza para posteriormente besarla una y otra vez. La castaña no podía estar más aturdida de ese comportamiento del sacerdote y que tomara la iniciativa.

El que la abrazara con tanta ternura la había pensar como...si él hubiera esperado demasiado tiempo para hacerlo, como si lo necesitara.

Lo cual la llevó a pensar que algo grave había sucedido e incapaz de soportar le había preguntado. Sin embargo, Neji simplemente le había dicho que había sido un día cansado y que solo necesitaba que se quedara quieta. Tenten se había aturdido ante esas palabras porque él jamás se las había dicho. A pesar de que sabía que el sacerdote la quería lo suficiente para ignorar su propia moralidad, convicciones y religión, y arriesgarse a esa relación, pero no era bueno para las palabras que involucraran sentimientos propios. Por lo que eso la había sacado de todo balance y había dejado de lado sus preocupaciones.

Ella no volvió a preguntar y él fingió que aquel día donde se habían quedado en su oficina hasta altas horas de la noche simplemente abrazados sin decir nada nunca hubiera sucedido.

La renuncia de Sakura no pareció alterarlo, hasta parecía que lo esperaba, cuando ella fue al día siguiente a informar que la tienda seguía cerrada. El sacerdote le restó importancia informando que el día de mañana vendría alguien más.

Kushina Uzumaki apareció al día siguiente con aquella actitud arrolladora que hacía que fuera imposible quererla. Tenten se sentía a gusto a su alrededor, era tan animada y calida que su presencia era un descanso a la anterior persona que atendía ese lugar.

El asunto de Sakura fue rápidamente olvidado y Tenten no la vio presentarse a la iglesia en un par de semanas. Hasta que en algun momento, mientras ella acudía a la ceremonia como hacía de vez en cuando para escuchar esa voz profunda que tanto le encantaba, la vio de pie, con una expresión indiferente y como si nada hubiera sucedido. No entendía que pasaba pero todo parecía normal y si no le afectaba, lo olvidaría.

Fuera de eso las cosas transcurrieron normalmente, trabajando en aquellos carteles que colgaría en un par de días, el sábado, para comenzar con esa tradición. Vio al Hyūga inclinándose a su lado para ayudarle con los alfileres, agilizando el trabajo, hasta que luego de un par de minutos todas las letras estaban adecuadamente colocadas. Tenten sonrió fascinada por el resultado y aprovechó la cercanía que tenía con el sacerdote para pasar sus brazos sobre sus hombros y besarlo. Él la recibió sin oponer resistencia, correspondiendo su beso con dulzura y apretando su cintura. Tal parecía que él había ido ahi por eso. A pesar de que no era bueno con las palabras, su tiempo de conocerlo y la intimidad que ahora compartían le facilitaban entenderlo.

Una vez que comprendías su forma de pensar, leerlo era sumamente sencillo.

Neji había ido por un poco de cariño y eso la enterneció, por lo que profundizó el beso aún más, inclinándose hasta estar casi encima de él, pero Neji cortó el beso luego de unos momentos, causando que la castaña hiciera un puchero. Aun así pasó el dedo por su pecho, por encima de su ropa negra que solía usar y llegando a su cuello clerical, jugando con el.

El Hyūga se inclinaba hacia atrás mientras miraba hacia la puerta con dudas.

―¿Acaso no tienes ganas, Neji?

El sacerdote simplemente tragó y desvió la mirada, en esa posición podía ver ligeramente el sostén blanco que la morena tenía. Algo que Tenten era muy consciente, de como un tiempo para acá él prestaba más atención a su cuerpo, algo que le encantaba, al haber corrompido al clérigo. Podía saberlo por la intensidad que el cada vez mostraba en sus actos sexuales, tomando la iniciativa o siendo más asertivo con sus movimientos. En ese instante sabía que él tenia tantas ganas como ella.

Sus labios corrieron la barbilla del sacerdote, sintiendo la piel nívea tan suave, hace unos días que había intimado y ella quería volver a repetirlo. Aunque no había tenido tiempo para hacerlo, luego de aquel día en la casa de Umi. Aunque solo había sido un par de horas, había sido agradable hacerlo lo más lejos de cualquier cosa religiosa. Añoraba un poco aquella primera noche donde había dormido a su lado luego de esa sesión intensa, ella quería volver a compartir toda una noche a su lado. No solo por aspectos sexuales, pero el hecho de sentir el cuerpo cálido del sacerdote mientras dormían, sus brazos rodeándola era la mejor sensación. Una que quería experimentar cada noche.

―Hey Neji...

La voz de Kiba abriendo la puerta despertó toda la adrenalina en sus cuerpos y de forma instintiva Tenten empujó con una fuerza impactante al sacerdote que terminó retrocediendo hasta chocar con una de las sillas que estaban en esa bodega que Tenten usaba para armar los letreros.

Kiba se quedó contemplando la situación del sacerdote sobando su cabeza una vez que la silla cayó detrás de él y a Tenten soltando los alfileres con inocencia y acercarse para auxiliarlo. El Inuzuka no era un umbecil, bueno, ya no lo era en lo que involucraba a esos dos. Sabía que algo había sucedido pero no se rompería la cabeza, su labor era seguir fingiendo que no sabía nada, así no era involucrado en esa locura que no veía forma que resultara bien al final.

Neji se levantó sacudiéndose los pantalones, sin mirar atrás para salir con el sacristán.

Tenten se llevó la mano al pecho cuando se quedó sola y suspiró, eso había sido demasiado arriesgado. Era más fácil esconderse en la oficina del sacerdote donde podría refugiarse debajo de su escritorio. Pero ahí no había un área de acción, había sido demasiado brusca y esperaba que Neji no se hubiera enojado por su actuar presuroso.

Guardó los alfileres junto con el resto de letras en unas cajas pequeñas y enrolló el cartel de tela, para dejarlo en la recepción para cuando lo vayan a colocar. Dudaba que ese día fuera a encontrarse con Neji terminando los labores por lo que se despidió de él por mensaje partiendo a su casa.

Necesitaba un buen baño para enfriar su cuerpo caliente.



―¿Que es lo que necesitas Kiba?

―Quiero que me acompañes por un café, muero de sueño y aun quedan un par de horas para salir.

Neji se detuvo en ese momento antes de salir de la iglesia y lo miró con reprienda.

―¿Era solo eso? ―Frunció el ceño, siempre era de esa forma con el Inuzuka.

Siempre era bastante inconveniente su presencia cuando estaba con Tenten en los pocos instantes que tenían solos. Por lo que sacrificar esos instantes por un café, era algo que le molestaba. Aunque el ser interrumpidos en ese momento no sabía si era bueno y malo. El sacerdote estaba buscando actuar con mayor propiedad en esos últimos tiempos por los rumores que había.

―¿Qué hay con esa cara? ―Soltó Kiba cuando giró para ver al sacerdote sin moverse. ―¿Acaso interrumpí algo?

El Hyūga frunció el ceño ante esas palabras sin poder creer que el sacristán estuviera diciendo aquello. Siempre había intuido que a pesar de todos los rumores que había, Kiba confiaba en que ellos no estuvieran haciendo nada ilícito. Lo conocía lo suficiente para saber que si algo le molestaba o si se hubiera enterado de que los rumores eran ciertos, le hubiera dicho algo. No era alguien que se quedaba con las cosas para él.

―¿Que estas diciendo?―Escupió enojado por aquel comportamiento del sacristan. ―¿Ahora tu estas creyendo esos rumores, Kiba?

Vio al Inuzuka acortar la distancia que había entre ellos hasta quedar enfrente de él.

―Dímelo tú ¿debería creerlo? ―Kiba lo observó con la mirada más seria que le había visto en todo el tiempo que habían compartido.

Neji no podía creerse que el hecho de no querer acompañarlo a comprar un café lo pusiera tan a la defensiva o lo enojara de tal forma que parecía ir mucho más de su autoridad y de su propia amistad. Tal vez algo lo tenia de malas, pero aun así se encontraba ofendido por esa forma en la que se estaba refiriendo, con ese tono de acusación reprimido.

―Piensa lo que quieras.―Soltó con aquella personalidad fría e inaccesible que lo representaba.

Kiba dio media vuelta caminando fuera de la iglesia pero se detuvo, girando la cabeza para ver al sacerdote de pie en el patio.

―Tú no actúes como si aquellos rumores fueran ciertos.

Y sin más Kiba salió por la puerta dejando a un Neji por completo confundido ¿acaso había escuchado algo más que lo tenía de tan mal humor? Ese día habían salido a comer juntos y todo había ido con la misma normalidad de costumbre. No tenía sentido que estuviera actuando tan a la defensiva, pero aún asi suspiró para ir a su oficina, pronto iniciarían las confesiones de ese miércoles.

Kiba torció la boca mientras caminaba por las calles, había sido demasiado duro, se había dejado llevar ya que nunca había actuado de esa forma con el sacerdote, a pesar de que hace varias semanas que sabía sobre aquella relación que ambos castaños tenía. Se preguntó como había podido ignorar ese hecho tanto tiempo. Debía admitir que eran bastante cuidadosos por como se comportaban alrededor uno del otro. Sin tocarse o acercarse, sin mirarse demasiado, guardando esa relación de amistad pero solo eso a los ojos de todos.

Sin embargo, si observabas lo suficiente podías darte cuenta, percibir la manera en la cual se miraban cuando lo hacían y como él sonreía de vez cuando la veía y pensaba que nadie lo estaba mirando. Él lo había ignorado tanto tiempo pero ahora que lo sabía era más consciente. Podía intuir que se encontraban en algún momento del día en alguna zona recluida o fuera de la iglesia. Aunque esa ultima idea la desechaba con facilidad, porque eso los delataría demasiado.

Se había extralimitado al tratar tan duramente a Neji, pero él tenía un mal presentimiento.



Tenten se colocó un poco de crema en su rostro con cuidado, descansando un poco su piel hasta que absorbiera lo que había puesto y se había colocado el maquillaje sencillo que solía usar en la iglesia. Un poco de polvo, un delineado delgado en los ojos y un labial rosado que iba a juego con su blusa rosada y jeans de mezquilla.

Una vez que terminó en el baño regresó para tomar los recipientes donde había colocado su desayuno y lavó los platos de lo que Umi había comido momentos antes. Metió su celular en su bolsa lista para irse, Kiba había prometido llevar pan y café por lo que tenía cubierto esa parte.

―Umi, me voy, nos vemos...―Fue interrumpida.

―Tenten ¿tomas un poco de té conmigo antes de irte?

Tenten soltó la manija de la puerta que había tomado y giró sobre si misma completamente extrañada de esas palabras que su empleadora había pronunciado. Ella sabía perfectamente que pronto entraría a trabajar por lo que pedir eso solo significaba que era algo sumamente importante, lo suficiente para hacerla llegar tarde al trabajo. Y tal hecho la puso un poco nerviosa.

Regresó sobre sus pasos sentándose en la mesa que estaba en la sala, viendo a Umi sirviendo el liquido en las tazas de cristal transparente que amaba. Eran muy delicadas y costosas. Movió sus dedos inquietos en sus rodillas hasta que tomó la taza que le habían ofrecido, vio el humo ascender.

―¿Sucede algo? ¿Acaso...estas inconforme con mi trabajo?

Algo que no había sucedido en todo ese tiempo. A pesar de que hubiera entrado a trabajar a la iglesia sin preguntarle primero a la anciana si le parecía, considerando que estaba ahí para cuidarla y acompañarla y era lo que menos hacía al estar tanto tiempo ausente. Sabía que había sido un erro el precipitarse, pero su justificación era que estaba desesperada. Estaba bastante segura que si ella no e hubiera arriesgado a las profundidades de la religión, jamás hubiera logrado lo que ahora tenía.

La cercanía que tenía con el sacerdote era por trabajar en la iglesia.

Umi jamás dijo nada cuando le comunicó que le "ofrecieron" el puesto ahí, mintiendo con descaro. Jamás había mencionado nada de su ausencia total en los días o que en ocasiones se había desaparecido en las noches, apareciendo al día siguiente con una sonrisa y preparando la comida. Siempre la anciana había sido comprensiva, o eso era lo que Tenten pensaba. A pesar de sus ausencias y su corto tiempo libre ella se esforzaba en llenar esos espacios o compensarlos. Cocinando para Umi cada mañana y dejando el almuerzo listo, preparándole la cena a llegar y un postre cada semana. Manteniendo todo en orden, limpiando, haciendo las compras. Pensaba que eso había sido suficiente, hasta ese momento. ¿que haría si Umi la despedía? No tenía idea y no lo había pensado hasta ese momento.

―No, no es nada de eso. ―Soltó haciendo que Tenten soltara el aire que había contenido en sus pulmones. ―Es solo que a pesar de que lo he ignorado demasiado tiempo, fingiendo no escuchar, eventualmente los rumores sobre tu relación ilícita con el padre Neji han llegado a mis oídos.

Toda la relación que Tenten había sentido cuando ella le dijo que no tenía quejas de su trabajo, se esfumó ante ese hecho. Era muy consciente que Umi sabía al respecto solo que había decidido no decirle nada. Toda la colonia sabía de esos rumores, solo que había tres posturas: la gente que los creía y la trataban mal en consecuencia, que era un porcentaje importante, la gente que permanecía en la incertidumbre si era cierto o no y por supuesto, los que se hacían de oídos sordos o no les interesaba los chisme de barrio.

Había intuido que Umi era del tercer grupo cuando habían pasado las semanas y no había dicho nada. Aunque todos tenían un limite, los rumores parecían ser mucho más fuertes. Pero nada de eso importaba, sino que había una sola pregunta que rondaba la cabeza de Tenten.

―¿Crees que es cierto? ―Eso era lo que definiría las cosas.

Umi tomó uno de los libros que estaban a su lado en el sillón, hojeándolos con lentitud. Tenten la veía desde el sillón que estaba enfrente ¿acaso no la había escuchado? Parecía que se había sumido en otra acción, dejando de lado lo que era verdaderamente lo estiró en la mesa, dejando que Tenten viera lo que había en él.

Una fotografía de una versión más joven de ella con un niño más pequeño con una sonrisa radiante.

―Mira, este es mi hijo, ¿alguna vez te he hablado de él? ―Tenten negó con la cabeza. ―El ahora mismo vive en otra ciudad con su familia pero siempre estamos en contacto, ha seguido cada uno de sus sueños. ―Habló con una mirada de nostalgia mientras veía la imagen del niño.

Tenten había escuchado a Umi hablar un par de veces de su hijo y en ocasiones se había ido a visitarlo, pero jamás lo había conocido en persona. Se preguntaba si eran tan cercanos como solía decir. Pero era extraño que le dijera que se quedara a tomar un poco de té para hablarle de eso, sabía que había algo más detrás.

―Ha pasado muy rápido el tiempo, aun recuerdo la primera vez que vi su rostro, era tan pequeño e indefenso, el bebé más hermoso que había visto en toda mi existencia, aún así lo tomé de su cuna y hui, pero en medio caminó me acobarde, incapaz de siquiera pensar en dejarlo, de entregarlo y me di a la fuga.― Tenten dejó de tomar el liquido en su taza al escuchar esas palabras. ― A pesar de las consecuencias que eso trajo consigo.

Abrió los labios con la intención de decir algo pero nada salió de sus labios ¿esa era una clase de broma?

―Mi deber era tomar al niño de la cuna y entregarlo una vez que hubiera dejado al troll en cambio en la cuna y regresar con el niño para entregarlo pero...simplemente no pude hacerlo, corrí tan rápido como pude, alejándome del área del reunión, pensando que si me alejaba lo suficiente todo estaría bien. ―Sonrió con nostalgia. ―Pero me di cuenta pronto de mi error, cuando comenzaron a seguirme. Sitio donde llegaba era encontrada, sin ningún descanso, mudándome una y otra vez, me sentía tan perdida, agotada y desesperada en esa ocasión, estando sola en un mundo que no conocía, pero todo lo hice por el bienestar de ese bebe.

Tenten sostenía la taza en sus manos, se había quedado estática por completo, sin respirar.

―Mi vida fue de esa forma durante años, años donde fui cazada hasta el cansancio y escondiéndome una y otra vez por todo el mundo. Siempre había podido huir unos minutos antes de que me encontraran al sentir la presencia de mis perseguidores. ―Su mirada estaba perdida en algún punto de la pared. ―Cuando llegue aquí, asustada y cansada, con el niño sujetando mi mano, dejé de sentir esa presencia y mis perseguidores no se presentaron. Al inicio pensé que había sido porque me alejé demasiado de mi ultima ubicación, pero luego de un tiempo comprendí que era porque había perdido mi magia. ―Miró su mano un segundo. ―Y eso hizo imposible que me rastrearan, estaba a salvo pero libre de seguir mi vida, con mi hijo.

Umi centró su atención en Tenten y esta se sobresaltó, intentó decir algo pero las palabras no salían de su boca ¿que se suponía que debía decir? ¿Decir que estaba enloqueciendo? ¿O lo que realmente estaba pensando? Aún así se quedó callada, esperando.

―Desde el primer momento que te vi en el casino lo supe. ―Colocó su taza de te en la mesa y volvió a mirarla. ―Que tú no pertenecías a este plano terrenal, al igual que yo.

La memoria de Tenten fue mucho tiempo atrás, a aquel primer momento donde se habían conocido y un nudo en su garganta se formó ¿acaso ella estaba diciendo que? La adrenalina ante esa verdad que no conocía la sacudió.

―¿Estas diciéndome que tú...

―Soy una Xana o al menos lo fui. ―Soltó una risa. ―Y tú eres una fatha ¿cierto?

Tenten presionó los labios estupefacta ante lo que estaba escuchado ¿como demonios no se había dado cuenta de eso? Umi se había dado cuenta en el primer momento y ella, no había percibido nada, parecía tan normal, con la presencia de un humano y... recordó que había dicho que perdió su magia, lo cual podría justificar su descuido. Aun así era impensable, que eso sucediera en sus narices, que estuviera viviendo con alguien de Arcadia todo ese tiempo y lo ignorara.

―¿Pero como? ―Soltó, por completo sorprendida.

No gastaría tiempo negando que ella era una fatha o que lo había sido. Era muy evidente que Umi estaba por completo segura de su procedencia.

―Tu belleza, tu rostro, me recordó a la que alguna vez tuve cuando estaba en Arcadia aunque yo no la necesitaba como tú. ―Sonrió en señal de cómplice. ―Eso y la manera en la cual viste por primera vez al padre Hyūga, con esa mirada que solo había visto en las fathas cuando encontraban a su nueva victima, al hombre que se llevarían a Arcadia.

Tenten no supo que decir, aun recordaba esa primera vez cuando caminaban por la ciudad. Torció la boca, como si esos recuerdos estuvieran bastante lejos. Quien pensaría que terminaría abandonando su misión por quedarse ahi. Y eso la hizo sorprenderse más.

―¿Porque decidiste quedarte? ―Soltó con las dudas.

―Por la misma razón por la cual tú te has quedado, encontré que había algo que me ataba aquí. ―Umi tomó la taza de té y dio un largo trago. ―Y eso es lo que me preocupa.

Tenten siempre había pensado que Umi era una vieja humana e inocente, que ignoraba el mundo más grande que podría existir fuera. Pero toda la historia la había sacado de balance, siempre había sabido que era a pesar de no tener magia, atenta a cada cosa que hiciera y siguiéndole el juego todo ese tiempo. Ella era la que había sido tan ingenua.

―¿Qué cosa?

―¿Realmente estas segura de quedarte aquí?

Por supuesto que si Umi había sabido quien era todo ese tiempo, sabría que dada su naturaleza ya debería haberse ido hace mucho tiempo con su presa, lo cual significaba que estaba decidiendo el mundo terrenal, al sacerdote.

―Si, supongo...―No tenia planes de decirle que ya lo había hecho, renunciando a sus poderes que cada día estaban más débiles.

―¿Lo supones? Creo que debes estar segura, porque existirán muchos obstáculos, será un camino complicado y tendrás que tomar decisiones difíciles y lidiar con las consecuencias, esperando que todo lo que has pasado...valiera la pena al abandonar tu inmoralidad y tu mundo.

Tenten sentía su corazón latir dolorosamente ante cada una de las palabras de Umi, que había resultado una Xana. Sabía que estaba refiriéndose a los rumores que estaban en la colonia. Ella contaba con que en algún momento disminuyeran o que la gente se distrajera con alguna otra noticia pero ¿y si no era así? ¿que iba a suceder? Ella estaba ahí, dispuesta a todo pero ¿que era lo que pensaba Neji al respecto? La duda la atacó en ese momento.

Incapaz de decir nada, simplemente asintió a lo que Umi le había dicho, sintiéndose perdida por primera vez en ese mundo, sin ningún camino que seguir. Ese día había estado particularmente pensativa, pensando en todo lo que había hablado con Umi. Sabía porque se lo había dicho, que el hecho de abandonar su mundo no era una decisión que se podría tomar a la ligera. A pesar de que ya había tomado la decisión, había pensado demasiado en eso, en si quedarse o tomar lo que había ido a buscar e irse. Había sido la decisión más importante de su vida.

Pero eso no era realmente lo que le preocupaba, porque lo suyo ya estaba hecho. No había manera de que regresara y su poder se había esfumado casi en totalidad. Más bien lo que más le preocupaba era lo que Neji pensaba al respecto.

Era un tema que había estado evitando hablar con él, por miedo a lo que sucedería una vez que lo dijera. Temiendo a sus respuestas o al peor resultando. Era un tema demasiado delicado y ella se había conformado todo este tiempo a esa relación que tenían, porque en ese momento era suficiente.

Estaban juntos y disfrutaban la compañía del otro aunque sus momentos juntos fueran escasos. Tenten siempre quería mucho más de esa relación aunque no se lo hubiera dicho. Siempre reprimiéndose ante la incertidumbre. Si todo eso dependiera de ella, ya estarían viviendo juntos en otro sitio sin tener que estar soportando lo que la gente estaba diciendo de ella. Haciéndola quedar como la mala que había corrompido al sacerdote, como si lo estuviera forzando a estar con ella.

¿Que era lo que Neji pensaba sobre abandonar su titulo de sacerdote para estar con ella?

Tenía tanto miedo de preguntar ¿la quería lo suficiente para haberlo considerarlo? ¿Se sentiría ofendido si le preguntaba? ¿Se enojaría y cambiaría el tema? ¿La dejaría al sentirse presionado? Lo que más había sido Tenten en todo ese tiempo era paciente, lo había esperado dos largos años, y en ese punto no había mencionado nada al respecto, esperando pacientemente a que él dijera algo. Pero la platica con Umi la había dejado inquieta, ¿había arriesgado todo por nada?

No esperaba que Neji dejara el habito al siguiente día que empezaron a salir o que lo hiciera cuando le preguntara, sabía que era un tema muy delicado. Lo único que esperaba era saber cuales eran sus planes al futuro ¿esperaba permanecer de esa forma, en una relación ilícita? ¿O acaso en algún memento consideraría dejar el habito? La primera opción era la que más la mortificaba, porque eso significaba que jamás vivirían juntos y tendría que cuidar cada acto y palabra el resto de su vida, viviendo en casas separadas, sin la posibilidad de tener hijos. Si él elegía la segunda opción, ella estaba dispuesta a esperar el tiempo que le tomara al Hyūga para armarse de valor y dejar atrás esa vida.

Siempre había contado que eso era lo que sucedería, porque ella había abandonado todo por él, por quedarse a su lado. No le iba a pedir a Neji que dejara a su familia o su hogar, solo quería que la eligiera a ella, que fuera su prioridad.

¿Era momento de hablar al respecto? Era algo que debió haber hecho antes de renunciar a sus poderes, había actuado impulsivamente por el ultimátum de Mei, si no hubiera sido por ella, no hubiera actuado de esa forma. Debió hacerlo esa noche y si él se negaba a dejar su titulo, ella volvería a Arcadia... aunque eso era lo que suponía en ese momento sabía que estaba dispuesta a aceptar aquel anonimato. Lo quería demasiado y no podía coincidir su existencia sin él... aunque sabía que era incorrecto. Umi se lo dijo, vendrían consecuencias difíciles y ella no debería conformarse.

Suspiró abatida mientras miraba su computadora sin hacer nada ¿debería decirle? ¿y cuando lo haría? Solo se veían en la iglesia y tal parecía que Kiba estaba pasando por alguna ruptura amorosa o depresión que estaba merodeando a ambos mucho más.

Recordó en ese momento las palabras de Kankuro de meses atrás donde le había dicho que él jamás la elegiría. En el pasado se había burlado del Sabaku no cuando empezó a salir con Neji, porque eso significaba que estaba por completo equivocado. El sacerdote si la había elegido, pero dado el tema que atormentaba su cabeza entendió que en aquella ocasión Kankuro se refería a que Neji jamás dejaría su religión por ir en serio con ella. Un sabor amargo llenó su boca.

―Tenten.

La castaña se sobresaltó en su sitio al ver los orbes malva en los que pensaba de frente, con una mirada inquisitiva. Intentó sonreír mientras movía el mouse en un intento de hacer todo el trabajo pendiente que tenía y que no había hecho.

―¿Necesitas algo?

Neji la miró unos segundos hasta que atrajo la mirada castaña, dedicándole una mirada muy significativa y finalmente dio media vuelta, entrando a su oficina. Sabía que era una señal de que necesitaba hablar con ella en su oficina. Algo que Tenten realmente no quería hacer en ese momento, aún el miedo la aturdía, incapaz de hallar las palabras para dejar salir sus inquietudes. Por lo que tendría que fingir.

Ingresó a la oficina, quedándose cerca de la puerta, mirando aquel lugar que antes le apasionaba con ver y ahora era un simple cuarto.

―¿Sucedió algo?

―¿Sobre que? ―Su pregunta la sacó de sus ensoñaciones.

―Llegaste tarde esta semana por que Umi necesitaba hablar contigo. ―Tenten le había enviado un mensaje cuando Umi le pidió tomar el té con ella. ―Y hoy estas... ausente.

Por supuesto que no había sido lo suficiente cuidadosa al fingir que todo estaba bien, su mente había estado dispersa todo ese día, pensando la manera de hablar con el Hyūga .

―No sucedió nada es solo que...

―¿Te ha despedido por trabajar aquí? ―Era evidente que cualquiera pensaría en eso cuando la castaña pasaba más tiempo ahí que en la casa de la anciana. ―Si es así yo podría ayudarte a conseguir algún otro sitio y...

Aquel sabor amargo se presentó de nuevo en su boca y torció los labios. Por un momento se había esperanzado al pensar que él iba a sugerirle el hecho de vivir juntos, algo que era absurdo pero considerando como estaba su cabeza, había deseado. Pero esas palabras de conseguir algo más significaba que la ayudaría a conseguir otra casa para seguir con su titulo y ella viviendo lo más lejos posible. No podía seguir con todo eso y más cuando su pecho presionaba dolorosamente, tenía miedo, miedo de que sucedería pero no podía seguir viviendo en la incertidumbre.

―No, no me ha despedido. ―Vio como el Hyūga se relajaba y se apoyó en el escritorio, estirando la mano y tomando la femenina para jugar con sus dedos en un gesto cariñoso. ―Pero si que hay algo de lo que quiero hablar contigo.

El corazón del Hyūga se agitó temeroso ante esas palabras, porque no podían significar nada bueno. Un mal presentimiento inundó su cuerpo.

―¿Sobre qué? ―No quería ir con rodeos, quería saber la razón por la que Tenten parecía tan perdida.

―¿Qué pasara con nosotros en el futuro con esta relación?

Neji se paralizó en su lugar al escuchar esas palabras y ver el gesto más desolador en el rostro femenino, el miedo, incertidumbre y la tristeza presente en cada gesto. Tenten sintió como él detenía sus dedos que sujetaban su mano y el miedo la sacudió al verlo fruncir el ceño, abrir los labios y volverlos a cerrar. Quería huir, salir corriendo y no escuchar esa respuesta.

Pero se quedó ahí, de pie, forzándose, porque eso definiría toda su vida y las decisiones que tendría que tomar a continuación de saber la respuesta. Se quedó de pie, esperando pacientemente, como lo había hecho todo este tiempo, hasta que lo vio enderezarse del escritorio, aun sosteniendo su mano y abrir los labios.

―Tenten...

La puerta abriéndose los interrumpió y Tenten maldijo internamente, pero sintió la mano de Neji soltando la suya con una rapidez tal que cualquiera que haya entrado pensaría que lo había imaginado. Enfurecida por ser interrumpidos en algo tan importante y dispuesta a matar si se trataba de Kiba, giró para ver al recién llegado.

Jamás lo había visto en todo el tiempo que llevaba ahí, era un viejo con un par de arrugas en su rostro, los labios hacia abajo y una cicatriz en forma de cruz en la barbilla. Miró a ver al Hyūga un instante, percantandose de como el color se había ido de su rostro y sus labios estaban pálidos, lo cual dejaban en claro que ese hombre no significaba buenas noticias. Le sonrió desde su posición, agradeciendo que no estaban haciendo más que hablar, en un gesto gentil.

El hombre la observó de pies a cabeza en un gesto que la hizo incomodar, con total desprecio y desaprobación. Se sentía expuesta, como si hubiera sido encontrada haciendo algo sumamente desagradable. ¿Quien era ese tipo? Su atención se dirigió al cuello del hombre, reconociendo el cuello clerical. Era un religioso, ¿un amigo? ¿un maestro? Pero Neji no parecía nada feliz de verlo ahí.

―Monseñor ―Neji inclinó su cabeza al decirlo.

Tenten imitó aquel acto, con la ira esfumándose de su cuerpo en totalidad. En sus años en la iglesia había aprendido demasiadas cosas por el hecho de acercarse al Hyūga . Una de las tantas cosas que había aprendido eran los apelativos utilizados en la iglesia y ese que escuchó la hizo estremecer al recordarlo de sus libros.

Lo había visto en alguna imagen o había escuchado a los propios Kiba y Neji hablar en algún momento, nada que fuera relevante para ella, por lo que había desechado esa información. No era como si fuera a tratar con él en algún momento, era algo impensable. No solían presentarse a los templos sin anuncio, además que los sacerdotes eran los que acudían ante él, por lo que verlo ahí era sumamente extraño. El corazón de Tenten latió fuertemente y entendió porque Neji estaba tan pálido.

Ante ellos estaba el Excelentísimo y Reverendísimo Señor, o en otras palabras el Obispo de la ciudad.



¡Hola!

Se que no he actualizado en un largo rato, es simplemente que no hallaba las ganas de escribir sobre el Nejiten, pero han vuelto esas ganas, por lo que traeré continuaciones seguido, espero que el viernes o domingo traer otro capítulo para poder terminar la historia pronto. La ultima linea es el apodo real que usan con los obispos asi que decidí usarlo.

Sobre la primera parte cualquier persona que haya ido a una iglesia podrá ver los letreros que cuelgan en la parte de adelante y sabrá de que estoy hablando. Mi familia suele hacer las de la iglesia donde asiste asi que he tomado la idea de ahi.

¿Votos o comentarios?

EDIT: Olvidé ponerlo pero es necesario explicarlo un poco.

Xana: Ser perteneciente a la mitología asturiana, fuertemente relacionada a las fathas al habitar en el mismo plano, además de compartir fisiología (son hermosas, con gracia y atrapantes, solo que no cuentan con alas y suelen habitar cerca de los rios) además que salen el mismo día que las fathas a cazar, solo que ellas roban niños. Ahí entra la leyenda de los niños cambiantes donde las xana cambian a sus hijos (feos o seres horribles) por niños humanos hermosos, para llevarlos a su mundo y hacerlos pasar como suyos o en muchos casos tratarlos como sirvientes.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top