Albedrío

Neji tomó asiento en la silla de su oficina mientras intentaba leer la lista de pendientes que tenía para la siguiente semana. Sin embargo, su pierna se movió inquieta lo cual imposibilitaba que prestara la suficiente atención al documento que tenía entre manos.

Suspiró mientras dejaba el papel en la mesa con desgana y fijaba su completa atención en la puerta de madera que se encontraba cerrada. Estaba intranquilo desde que había visto a aquella mujer sentada en la recepción.

Cuando salió a entregarle el documento a Tenten que había olvidado en su oficia luego de aquel momento...entre ellos. Al ver a esa mujer que parecía mayor que Tenten, tal vez por su forma de vestir, le generó una mala espina. Esa sonrisa descarada que le había dedicado, con el mismo pecado tatuado en todo su cuerpo. No le gustaba su vestimenta que dejaba entrever gran parte de sus piernas y un escote pronunciado. Nada en ella lo dejaba tranquilo.

Y tal parecía que esa mujer era la amiga de Tenten, con la que saldría.

Un día antes ella le había indicado que saldría un poco antes del trabajo porque una amiga suya estaba en la ciudad. Aquel hecho despertó la curiosidad del sacerdote aunque no preguntó demasiado. Era la primera vez que la castaña hablaba de algún conocido. Sabía que no tenía familia pero jamás había mencionado algún amigo cercano, hasta ese momento.

Se preguntó el tipo de relación que pudieron tener en el pasado y si eran lo suficiente cercanas, algo que él desconocía. No es como que a Neji no le interesaba la vida de la fémina. Realmente todo lo que la rodeaba atraía su atención, sin embargo las veces que él había intentado obtener algún tipo de información Tenten simplemente le había dado vueltas o había sido lo suficiente ambigua para no obtener ni un tipo de información.

Tenten era reservada con su pasado, aunque de vez en cuando soltaba un par de cosas al respecto. El tiempo con ella le había permitido conocerla más que a cualquier otra persona. Como le gustaba el café, cuál era su comida favorita, el tipo de olores que prefería, que era muy buena en diferentes actividades manuales. En sus antiguas confesiones cuando él se oponía a acercarse a ella, la fémina le había confesado algunas cosas de su vida romántica. Sobre cómo había tenido diferentes relaciones y estas habían terminado mal. Fuera de eso no sabía más, aunque no es que fuera importante.

Él quería a la Tenten que se había mostrado ante él.

Y por eso mismo lo dejaba intranquilo que saliera con esa amiga, que venía de su pasado. Neji aún recordaba la actitud desenfrenada de Tenten al inicio. Cuestión que le repelía pero que en algún momento ella dejó atrás. Lo cual agradecía. Ahora ella parecía más libre ante su relación, sin inhibiciones, pero había una gran diferencia entre su actitud de ahora y la de antes. Tiempo atrás Tenten parecía mirarlo como...un premio. Una recompensa que quería obtener como pudiera. Ahora la mirada que Tenten le dedicaba era un reflejo a los mismos sentimientos que él tenía por ella.

A pesar de que Tenten estaba más... ansiosa por estar con él más allá de los besos y la entendía. No podía contenerse, tanto como él. Lo único que frenaba a Neji en varias ocasiones era el peso de su labor en la iglesia. La mirada recurrente del señor era el que lo hacía retroceder o al menos un poco.

No quería que aquella mujer influenciara a Tenten a regresar al tipo de vida que antes tenía y del cual parecía avergonzada. Además que... tenía un vago recuerdo de haber visto a aquella mujer antes en la iglesia pero no podía recordarlo con precisión, cosa que lo dejaba aún más intranquilo. Aunque si algo importante hubiera pasado, él lo recordaría.

Kiba había aparecido tiempo después para platicar de la amiga de Tenten dando a entender que la belleza parecía que iba de la mano entre ellas. Neji no pudo estar más en desacuerdo, aunque no lo expresó en voz alta. El atractivo de Tenten era insuperable.

Había salido de la iglesia directamente hasta su casa para tomar un baño y relajarse. Una vez que el agua caliente relajó sus músculos fue hacia su cuarto por una muda de ropa. Su reflejo en el espejo despertó el recuerdo de lo que hoy había sucedido en su oficina con la fémina.

Aquella sesión intensa que cada vez se hacían más frecuentes sin importar donde estuvieran mientras no hubiera alguien de la iglesia que pudiera verlos. Sus labios encima de los suyos desprendiendo aquel sabor hechizante y ante todo pronóstico Neji se había atrevido a tomar el dominio, como casi no sucedía.

Arrinconándola en la pared para poder deleitarse aún más de la cercanía de los cuerpos y fuera de toda estadística, había ido mucho más allá al adentrar sus audaces dedos por debajo de la blusa de Tenten. Neji levantó la mano para contemplarla ¿cómo habían cambiado las cosas a tal nivel que se había atrevido a hacer algo como eso? Jamás, bajo ningún concepto hubiera pensado, dos años atrás, que la presencia de Tenten desencadenaría aquella relación.

Desde aquel encuentro en el confesionario tal parecía que muchas de sus inhibiciones habían...desaparecido. Lo cual lo asustaba de sobremanera. Había escalado el punto máximo del descaro, algo imperdonable para un sacerdote. Algo que escandalizaría al mismo arzobispo de enterarse de tal bajeza. Había fijado los ojos en una mujer, negándose a alejarse a los intentos de ella de acercarse, le había faltado al respecto a la casa de su señor, había sucumbido a sus deseos más ocultos y aun así... Neji no se arrepentía.

No se había arrodillado sumido en la vergüenza misma y la culpa de toda la situación. Había ido con Lee a confesar cosas menos, dejando de lado los grandes pecados que estaba cargando. Por qué no se arrepentía de ellos, estaba realmente conforme con la relación que tenía con la castaña.

El simple recuerdo del confesionario despertó una llama en su interior, una que parecía tan fuera de sí mismo. Recordando la satisfacción más absolutamente grande que había sentido y que jamás pensó que otra persona pudiera darle. Era algo físico a lo que la gente normal estaba acostumbrada y que a él estaba terminantemente prohibida. Había sido educado para huir ante cualquier cercanía de una mujer, quien diría que se encontraría en una situación como esa.

Sentía algo de culpa de haber hecho eso en la iglesia, debía aceptarlo. Sin embargo, ante el hecho de que su casa estaba prohibida era lo único que quedaba y Neji mismo se estaba viendo demasiado tentado a permitir que ella fuera a su casa.

Solo tal vez.

Con ciertas limitaciones, se había prometido a si mismo que si aceptaba aquella relación con Tenten, no podía escalar a nada más sexual. Se limitaría a aquel intercambio afectivo sencillo, algo que esperaba que Tenten entendiera por su posición. Era un sacerdote y aún así había permitido que ella... se sentía tan contrariado internamente ante lo que su postura como sacerdote le exigía en contra de lo que en ocasiones, más frecuentes cada vez, su cuerpo parecía suplicarle.

Hasta ese momento su relación se encontraba en una excepción a todo esto. Al hecho de que seguía cumpliendo su papel devotamente en la iglesia, solo que mantenía encuentros furtivos con su secretaria. Realizaba ceremonias y seguía fielmente lo que había aprendido en seminario pero se besaba de vez en cuando con ella. Ayudaba al prójimo pero la calidez del cuerpo femenino lo hechizaba. Siempre una excepción, siempre un pero.

¿Estaba siendo un hipócrita con su propia religión al faltar a respecto a la regla más grande?

Intentaba convencerse de que no era de esa forma y evitaba pensar mucho en eso. Solo se concentraba en Tenten y que justo en esos momentos estaba disfrutando su vida como nunca, eligiendo por primera vez algo que lo hacía feliz.

Secó su cabello con la toalla con su ropa para dormir, solo tomaría un café antes de ir a dormir. De forma automática se dejó caer en el sofá de la pequeña sala y tomó el móvil que estaba ahí. Lo desbloqueó mirando que no había ni un mensaje. Bueno, había uno de Kiba, nada relevante más que mañana llegaría un poco tarde. Esperaba el mensaje de otra persona.

Miró el reloj en el móvil, estaba cerca de media noche. Se había acostumbrado a mensajearse con Tenten antes de dormir sobre si ha llegado bien. Él siempre había querido acompañarla a su casa, lo hacía de vez en cuando pero sin levantar ni un tipo de sospechas. Pero el tiempo que pasaban en el camino parecía tan corto que lo hacían desear hacerlo cada noche. Y el hecho de que esa noche en especial aquella amiga de ella no le diera buena espina lo llevaron a atreverse a enviar un mensaje.

"¿Llegaste bien?"

Era de esperar que ella hubiera llegado, era demasiado tarde, por lo que tal vez ella ya se encontraba durmiendo. Se sorprendió cuando el teléfono vibró en sus manos revelando que su mensaje había ido respondido al instante ¿acaso no se había dormido? Una sonrisa ligera escapó de sus labios sin evitarlo, tal parecía que ella estaba esperándolo.

"Estoy llegando"

Él leyó el mensaje una vez ¿apenas? Se removió en su asiento pensando que tal vez el tiempo se le había ido y no se había dado cuenta.

"¿Todo bien?"

Esperó unos instantes pero no llegó nada. Dejó caer la cabeza en el respaldo del sillón, estaba por levantarse para irse a acostar cuando la puerta de su casa sonó tres veces. Sus sentidos de alerta se dispararon, volvió a mirar la pantalla bloqueada de su móvil. ¿Qué era lo que había pasado y quien eran? Se incorporó caminando hacia la puerta y la abrió dejando ver a la castaña de la cual momentos antes estaba esperando una respuesta.

― ¿Tenten?

La fémina miraba sus pies unos instantes hasta que levantó el rostro, dejando ver un gesto atormentando en el rostro. Parecía que estaba ¿avergonzada?

― ¿Sucede algo? ¿Estás bien?

De forma súbita Tenten dio dos pasos desapareciendo el espacio que había entre ellos y lo abrazó con fuerza, rodeando su cintura. Neji se paralizó ante ese gesto repentino pero casi al instante reaccionó correspondiendo el abrazo. Acarició con aire distraído el cabello castaño que estaba suelto y que resaltaba las facciones de su rostro.

― ¿Estas bien? ―Susurró en la oreja femenina con cierta ternura, estaba realmente nervioso.

Empujó con la mano la puerta cerrando, el cuerpo de la mujer estaba frio y no tenía ni un tipo de abrigo. Aunque eso no era lo que lo tenía nervioso. Más que nada el hecho de que ella estuviera ahí a esa hora y con la cara con la cual había llegado, temía que algo malo le hubiera pasado pero no había visto ni una herida física.

Él la dirigió para que se sentaran en el sillón y el sacerdote regresó a su cuarto para tomar un suéter y ponerlo encima de los hombros de la chica.

―Estoy bien... es solo que...

― ¿Es solo qué?

―Necesitaba verte.

Neji tomó la mano femenina y jugueteó con la palma para calentarla.

―Mañana nos veríamos en la iglesia.

No podía negar que se sentía ligeramente inquieto de que ella estuviera ahí. No después de tanto tiempo, cuando las cosas se habían extralimitado entre ellos y la pasión se desbordó a tal nivel que casi intimaban. Por eso mismo él no había permitido que regresaran ahí. Pero no podía correrla a esa hora ni en ese estado, además que no quería. Hace tiempo que había considerado que tenerla ahí de nuevo no sería mala idea sí podrían controlarse, al menos él lo suficiente para darle un alto.

―Necesitaba verte hoy.

El clérigo alzó la mano para acariciar la mejilla de la chica una vez, apartando un mechón de su cabello y obligándola a mirarlo.

― ¿Sucedió algo con tu amiga?

La castaña simplemente hizo un gesto con los labios mientras desviaba la mirada, contemplando con gran fascinación alrededor, estaba evitando dar una respuesta concreta, como siempre solía hacer cuando le preguntaba algo sobre su vida personal.

―Algo así... simplemente no debí haber salido.

―No vuelvas a hacerlo. ―Acarició la palma de su mano. ―Si te incomoda no tienes que verla de nuevo.

―No es algo que este a consideración, pero intentaré evitarlo.

Neji quiso preguntar por qué no podía oponerse a verla, recordaba que cuando Ino y Sakura solían discutir se distanciaban un tiempo hasta que arreglaban sus problemas. Si ese era el caso ¿Qué era lo que ataba a Tenten con esa mujer? Pero se reprimió, si ella no quería hablar sobre eso, no quería presionarla. La escucharía cuando ella quisiera hablar.

Su atención fue reclamada cuando la mujer se levantó del sillón y se sentó en el regazo del sacerdote, rodeando el cuello con los brazos. Neji se sobresaltó pero no se movió, y más al sentir como la mujer recargaba el rostro en su hombro. El aliento femenino golpeando su cuello y lo hacía estremecer hasta la médula.

―Sé que es tarde pero me hacías tanta falta, Neji.

El Hyūga tragó fuertemente cuando los labios femeninos casi rozaban su manzana de Edén, intentando detener sus pensamientos. Tenten estaba ahí por un poco de consuelo ante una mala noche, no había nada más. No podía haberlo. En ese momento recordó aquella primera vez donde el sacerdote había deseado los labios femeninos, cuando ella había caído enferma.

Todo su sentido del deber y de lo que su cargo representaba tembló al tocar esos labios rosados, haciéndose preguntar por primera vez que sabor tendrían.

Se sentía realmente gratificante el saber que ahora mismo el conocía perfectamente el sabor, la textura y como ambos labios parecían amoldarse perfectamente entre ellos, como si hubieran estado destinados a encontrarse en alguna vez. Intentó apartar aquellos pensamientos de su mente pero sentir el aliento en su garganta le hacía difícil concentrarse y más cuando estaban en su casa.

Se repitió una y otra vez en su cabeza que todo eso estaba mal, que debía ella salir de su casa o algo malo podría pasar. Que era un sacerdote y que debía cuidar el celibato pero antes de poder entrar en razón estiró uno de sus brazos que rodeaban el cuerpo femenino y con los dedos levantó la barbilla de la castaña y atrapó esos labios que lo obsesionaban.

Detallando lentamente su forma, las curvas que tenía y el sabor hechizante que parecía más agudo cada vez. Tal contacto resultó tan dolorosamente satisfactorio, como si hubieran estado alejados durante un largo tiempo. Las manos del sacerdote acariciaban la espalda de la fémina hasta que el saco que le había dado cayó al suelo, sus manos se siguieron deslizando encima de la ropa, con cierta ternura y anhelo. De que ella estuviera bien y olvidara aquella mala noche que había tenido en compañía de su amiga.

Las manos masculinas se deslizaron poco a poco acariciando por encima de los jeans, como un gesto cariñoso mientras la danza entre sus labios se incrementaba con ferocidad. Demandando más de cada uno, sus lenguas hicieron contacto y Tenten deslizó su mano por dentro de la camisa del sacerdote, acto que no fue repelido, sino que hizo estremecer por completo al sacerdote, permitiéndolo por esa vez.

Todo su ser lo obligaba a cortar el contacto y decirle que debía irse, pero no podía hacerlo, no a esa hora y más cuando gran parte de su interior le suplicaba que dejara por una vez que eso sucediera. Los dedos femeninos tocaron ligeramente su abdomen haciéndolo saltar, estaban algo frías pero el contacto fue tan agradable que desató una metástasis en su cuerpo cuando fue subiendo un poco más, hasta tocar su pecho.

La calidez que lo embriagaba era sofocante, el calor iba incrementando cada vez más y Neji cortó el beso, un momento para recobrar el sentido común, la lucidez que sabía que tenía que tener alrededor de la fémina.

―Tenten, tal vez...

―No me pidas que me vaya. ―La castaña besó el cuello del sacerdote haciéndolo aguantar la respiración. ―Pídeme que me quede, solo por hoy.

El sacerdote se quedó ahí, quieto, con la cabeza vuelta un caos ante las palabras de la fémina que habían sonado como una súplica, endulzadas y envueltas en algo más que el simple deseo de consumar aquello que ella siempre había querido.

No podía hacerlo, no podía permitir que ella se quedara ahí bajo ninguna circunstancia. Era una pésima idea y todo su organismo se lo decía, podían verlos, alguien podría enterarse o verla salir al día siguiente, poniendo en peligro toda su vida en la iglesia. Además que ella no debería estar ahí en primer lugar, a esa hora y el no debería estar haciendo ese tipo de cosas con ella.

Sabía que las intenciones de la chica no era tener relaciones sexuales, solo quería un poco de compañía del sacerdote. Y se suponía que por la relación sentimental que tenía, él de alguna forma estaba obligado a darle consuelo cuando lo necesitara o era lo menos que él podía ofrecerle considerando que no podía darle lo que ella más quería. ¿Qué consuelo podía darle él en una situación como esa? Además que era demasiado tarde y mañana él tendría que abrir la iglesia, necesitaba irse a dormir y olvidarse de todo este encuentro.

―Quédate.

Y aún así, soltó aquella palabra, que iba en contra de absolutamente todo lo que predicaba pero que decidió que era simplemente por hoy. O eso era lo que quería creer.



Sabía que era una mala idea mientras atravesaba el jardín que separaba la iglesia de la casa del sacerdote a esas horas de la noche. Por suerte ya no había nadie en la calle que viera que el taxi llegaba enfrente de la iglesia. Lo que menos necesitaba ahora mismo eran problemas.

No quería además causarle problemas al sacerdote por encontrarse ahí, solo sabía que si no lo veía en ese momento tal vez moriría.

Odiaba el sabor que tenía en la boca y que indicaba que había besado a otro hombre que no era el sacerdote. Casi podía sentir las manos del otro hombre encima, se sentía asqueada. Por lo que antes de que se diera cuenta le había dicho al taxista la dirección de la iglesia. Necesitaba un poco de paz y solo podía encontrarla en ese lugar.

Justo cuando se encontraba caminando hasta ahí, se detuvo de golpe ¿él estaría despierto? Neji solía dormir relativamente temprano porque sus labores en la iglesia empezaban desde temprano, por lo que no podía permitirse acostarse tarde. ¿Se atrevería a tocar la puerta con la esperanza suficiente para despertarlo en caso de que estuviera durmiendo? Se debatió entre seguir avanzando o retirarse y dejar eso para el día siguiente, cuando su móvil vibró en su bolsa.

Lo extrajo mirando el nombre del hombre, como si lo hubiera invocado y deslizando la barra para ver qué era lo que le había enviado ¿acaso la había estado esperando para asegurarse que había llegado bien?

Le respondió enseguida, no era una mentira el decir que estaba llegando, lo estaba haciendo en su casa. Eso fue suficiente para motivarla a desaparecer la distancia que aún quedaba y tocar la puerta. Estaba nerviosa, no sabía cómo podría mirar aquellos exóticos ojos malva sin sentirse culpable.

La puerta de la entrada se abrió y unas ganas de vomitar la invadieron, era peor de lo que esperaba. Mientras él jamás se atrevería a estar con ninguna otra mujer y nunca tendría que preocuparse de ser engañada, ella había hecho esa farsa con tal de proteger su estatus entre las fathas y deshacerse de Mei ¿Por qué quería proteger algún tipo de estatus con ellas?

Sabía que tenía que regresar a Arcadia pero no por que alguna de ellas representara algo en su vida, lo único que le importaba en la vida era el hombre que estaba parado enfrente y que no podía ver a los ojos. Por él había resistido todo ese tiempo, por él se había quedado, para esperarlo el tiempo suficiente para poder regresar a su tierra. Y estaba dispuesta a esperarlo el tiempo que fuera suficiente.

Tenten sintió como todo su ser colapsó cuando el sacerdote dio el paso para desaparecer la distancia entre ellos. Ella no había ido con la intención de algo sexual o algún tipo de contacto. Simplemente después de lo que había sucedido lo necesitaba, estar a su lado y olvidar aquel mal rato. Pero él la besó y entendió que no era que su sentido de seducción o de caza se hubiera atrofiado como había pensado en todo el camino hacia ahí.

Había considerado que el largo tiempo que había pasado en la tierra había desaparecido gran parte de sus poderes y de sus instintos de caza, algo que era sumamente natural para ella en otros tiempos. Pero al sentir las manos masculinas por encima de la ropa, el deseo la golpeó con tanta fuerza que le robó el aliento.

El problema no era ella, simplemente que estaba enamorada y que no había hombre en la tierra que despertara aquellos instintos más que Neji Hyūga. Él era el único capaz de poder encenderlos y apagarlos a disposición. El problema es que él no parecía entender el peso enorme que tenía sobre sus hombros.

Sin poder controlarse, sus manos se deslizaron por dentro de la camisa blanca del sacerdote. Hace más de dos años que había visto el cuerpo que él tenía, pero jamás había llegado tan lejos para tocarlo. Él no se lo permitía, lo cual le parecía tan irónico considerando que ya había tocado mucho más y probado otras cosas. Tenten se había sorprendido enormemente cuando sus dedos hicieron contacto con el abdomen del sacerdote y él lo aceptó, esa pequeña caricia. Y subió un poco más, recorriendo cada parte de su abdomen. Neji Hyūga no sabía que todo eso era la perdición de la fémina.

Por eso jugaba a ese juego, pensando que un simple beso era eso, un beso. Pero que para ella significaba más, mucho más. Casi había podido escucharlo decir que se fuera, pero antes de que pudiera decirlo, se había adelantado, casi pidiéndole con un poco de ruego que la dejara quedarse.

Podría aguantarse las ganas que tenía, si eso significaba poder quedarse ahí, a su lado y disfrutar de su compañía. Grande fue su sorpresa cuando él le pidió que se quedara. Había movido todo su mundo ante esa única palabra y lo que significaba. Que él no había tenido la fuerza de voluntad para negarse a eso que era inmoral para su propia religión.

Que una mujer se quedara en la casa de un sacerdote.

Y aún más alarmante, la única que lo había hecho franquear y traicionar las reglas de su propia religión.

Ella lo había besado aún más, eliminando cualquier rastro o recuerdo de aquella espantosa noche. Tocando un poco más por debajo de su camisa hasta que una idea llenó su cabeza y descendió la mano un poco, hasta que tocó ligeramente el abultamiento que había sentido con su trasero.

Lo sintió estremecerse ante esa caricia y moverse inquieto en respuesta, tal vez con intención de cortar todo contacto.

―Pareces bastante entusiasmado. ―Susurró contra sus labios.

―Estas encima y...

Tenten sonrió satisfecha al entender a que se refería a pesar de que no había terminado la oración. Estaba encima de él y no podía evitarlo. La absoluta complacencia de como ella había logrado eso con un par de besos la embriagó.

―Puedo ayudarte a...relajarte.

―No lo necesito.

Tenten levantó una de sus cejas sin creerse como él había terminado con ese tema. Tal vez y solo tal vez entendía que si ellos empezaban algo más, no podían detenerse y era algo que el clérigo se había esforzado demasiado en mantener a raya.

Lo besó de nuevo sin decir nada más, no iba presionarlo, además que no había venido a nada como eso. Aunque estaba bastante segura que después de haber hecho eso en el confesionario, en algún momento Neji necesitaría volver a sentirlo. A veces los besos no eran suficiente y el sexo oral era un tipo de placebo a toda esa situación. Aunque tal vez podría ayudarlo sin involucrar su boca y una simple masturbación. Había tantas opciones a las cuales él se negaba.

Tenten se levantó cortando el beso, rodeando el sillón y colocándose detrás del Hyūga mientras se inclinaba y recostaba la barbilla en los hombros del sacerdote. Era momento de dejarlo en paz, además que el cansancio había caído como un balde de agua fría encima de ella, tal vez porque aquella sesión de besos había sido su método de relajación.

―Tal vez deberíamos dormir.

―Puedes dormir en mi habitación.

― ¿Y tú?

―Me quedaré aquí.

El sacerdote entró a su cuarto por un par de sabanas y una almohada. Tenten lo miró con cierto aire de reproche.

―Puedes dormir conmigo, juro que no intentaré nada.

Neji se negó tangentemente y sin poder evitarlo la fémina ingresó al cuarto del sacerdote, adentrándose en la cama. Tenten olfateó quedándose abrumada del olor corporal que destilaba de cada una de las sabanas de la cama. Un deleite personal, le encantaba el olor corporal del Hyūga a pesar de que siempre se veía opacado por el incienso.

Tal olor estaba en todos lados que no le costó quedarse dormida en un par de minutos.

Había dormido tan profundamente que se levantó con el olor del desayuno, encontrando al sacerdote en la cocina, ofreciéndole un plato y una taza de café. En secreto Tenten disfrutó de tal acción, la hizo fantasear de una vida junto con el clérigo, donde pudieran vivir juntos y esa escena se repitiera una y otra vez sin descanso.

Tomó asiento junto al sacerdote y comieron lentamente, sabía que aún era demasiado temprano pero tenía que ir a casa de Umi para cambiarse de ropa e ir a la iglesia, simulando que no se había quedado ahí.

―Me iré terminando y volveré a las nueve.

Él asintió sin decir nada, aún tenía esa ropa informal que tanto le gustaba a la castaña, la hacían olvidar cuál era su profesión.

― ¿Dormiste bien? ―Habló el sacerdote.

La fatha asintió con una sonrisa, no había dormido tan bien desde hace tiempo. Había sido un gran consuelo quedarse ahí.

― ¿Y tú?

El sacerdote no respondió, lo cual dejó una duda en la fémina ¿acaso no había dormido en toda la noche? ¿Su presencia era el motivo? O tal vez había dormido mal en el sillón, aunque había otro cuarto y pudo dormir ahí, aunque eso involucraría tener que limpiarlo en la madrugada...

― ¿Qué es lo que haces en las mañanas antes de ir a la iglesia?

Tenten recordó que Neji le había dicho que tenía otros pasatiempos fuera de la iglesia o eso era lo que él había dicho pero no había confirmado tales palabras. Él le dijo que le enseñaría en alguna ocasión y aprovechó que estaba por irse para intentar indagar un poco más.

Salieron de la casa, asegurándose que no había nadie cerca que pudiera verla salir de la casa e un sacerdote a las siete de la mañana, y Neji caminó alrededor de la casa, hacia la parte de atrás cosa que extraño a la fémina. Pero que entendió tal comportamiento cuando al llegar vio un pequeño fragmento de tierra que tenía una pequeña cerca. Era un pequeño huerto.

― ¿Cultivas?

―Un par de cosas solamente, plantas que sirven para cocinar y una planta de tomates. Nada demasiado grande, pero me toma un poco de tiempo.

Tenten sonrió viendo la planta que dejaba ver unos tomates pequeños, reconoció la albahaca, la menta y el tomillo. Además de un par de plantas ornamentales como un rosal mediano que tenía un par de botones blancos. Jamás pensó que uno de sus pasatiempos resultara ser eso. Había cosas que aún no conocida del sacerdote y quería seguir aprendiendo.

Contempló al sacerdote tomando una regadera y tocar con el agua las plantas lo suficiente para mojar la tierra y refrescar las hojas. Una tarea como esa requería gran paciencia y sabía que era lo que más tenía el sacerdote. Aunque ella podía ganarle con facilidad, lo había esperado todo ese tiempo. Sonrió sin poder evitarlo, mirando la figura del clérigo haciendo algo tan mundano.

Desde que había hablado con Mei había tenido una gran crisis existencial sobre qué era lo que había ido hacer ahí y que era lo que de verdad quería. Sabía que lo que esperaban de ella era que encontrara a un hombre, el que sea, y se lo llevara a Arcadia para poder procrear y asegurar su linaje. Si se oponía o iba en contra de esa tradición o estilo de vida, sería una traidora que terminaría exiliada y despreciada por toda su raza.

A las demás fathas le tomaba un par de días encontrar un hombre que les gustara, un mes cuando mucho y regresaban a su tierra con su presa atrapada por siempre ahí. No importaba nada más. Era lo que se suponía esperaban de ella, lo que ella había ido a hacer ahí.

Aunque había un par de fathas que creían en el ser destinado. Un humano que iba más allá que un simple vehículo para su procreación. La soberana se reía ante esa idea, ella misma tenía una docena de hombres a su disposición o eso era lo que sabía antes de partir. Esas eran las reglas que ella había impuesto.

Ella había ido a la tierra por eso, por lo que su raza le imponía pero ¿era realmente lo que ella quería?

A pesar de que Tenten siempre despotricaba de esas fathas y sus absurdas creencias, realmente ella muy en el fondo pensaba que tal vez con algo de suerte podría llevarse a Arcadia a alguien que le gustara más que físicamente, que tuvieran algo en común y que hiciera su relación un poco más llevadera que tenerlo como un objeto que solo servía para procrear. Y tal idea se había reforzado cuando había conocido al sacerdote en aquella iglesia.

Al escucharlo hablar, su sola presencia y la mirada que tenía que ejercía que una fuerza que desconocía moviera todo su mundo, todo eso había quedado definido, aunque en ese entonces ella no lo hubiera entendido. Que él no sería una simple caza más que se llevaría. Por eso había sido tan difícil y aunque ese hecho al inicio le pareció excitante por la dificultad y pensaba ilusionada que era porque estaban destinados, creyendo en todo lo que algunas fathas decían, aun no entendía las implicaciones.

Jamás había entendido el peso real de las cosas hasta que ya había sido demasiado tarde para comprenderlo, hasta que estuvo enamorada y vivió en carne propia como él movía todo su mundo y que nada fuera de eso le importaba. No veía a Neji solo para procrear o que la dejaran en paz en su tierra, ella no necesitaba nada de eso.

Nunca había necesitado nada de eso, ni reglas ni cazar ni nada de las cosas que había escuchado tanto tiempo y repetido para ella misma. En ese momento comprendió que realmente lo que necesitaba y quería era al sacerdote.

Eso era lo que más deseaba, una vida al lado de Neji Hyūga.

No le importaba si eso era en Arcadia o en la tierra, esos eran factores que realmente la tenían sin cuidado. Con que pudiera estar a su lado, era más que suficiente. No le importara lo que Mei pudiera decirle o las consecuencias que tendría el demorar tanto en la tierra por un solo hombre y perdiendo todo su instinto para cazar. Ella no lo necesitaría más, con Neji era más que suficiente.

Si ella regresaba a Arcadia con él, se movería bajo sus propias reglas y no como se suponía que debía comportarse. Manejándose a su manera, llevando su vida como ella quería. Siempre había tenido pena por Neji que había seguido la vida que le habían impuesto por su familia, la realidad es que ella misma había vivido algo así. Siempre siguiendo lo que le decían y sin la capacidad de elegir por si misma o hacerse a sus propias ideas.

Ahora estaba dispuesta a hacerlo, a tomar sus propias decisiones y no seguir una mente colectiva, sino una propia que era guiada por lo que realmente quería.

Vio a Neji terminar de regar y regresaron sobre sus pasos, embriagada por esa misma resolución Tenten se puso de puntas ligeramente y besó al sacerdote, con el corazón en la boca. Eso era lo que ella realmente quería.

Tenten quería estar con Neji Hyūga, pasara lo que pasara y en cualquier lugar.



¿Comentarios o votos?

Siento la demora pero tuve algunos problemas de inspiración para esta pareja, pero vengo recargada. Un capítulo tranquilo pero que dará origen a varias cosas. 

Ahora actualizaré miercoles y viernes, por que el lunes me resulta imposible por mis obligaciones. 

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