Capítulo 20
Naomi estuvo a punto de dejar caer aquel hermoso vestido que estaba por probarse, pero una rápida ojeada al precio la detuvo.
—Así que ya son novios... -Murmuró con sorpresa.
Mei lo miraba fijamente mientras intentaba procesar lo que su pequeño hermanito le había dicho.
—Eso quiere decir... Que ustedes ya... ¿Shinsou utilizó los condones que le dí?
Denki la miró escandalizado.
—¿Tú se los diste? -Preguntó con tono acusador.
Naomi pestañeó un poco y finalmente rió.
—Oh Mei... Definitivamente lo han hecho, ¿Acaso no las viste? A las marcas me refiero. -Dijo en un susurro que sólo escucharon sus dos hermanos.
Denki se sonrojó y evitó mirar a sus hermanas.
Mei finalmente estalló en carcajadas que terminaron haciendo reír a Naomi.
—Yo te dije hermanita, tenía que adelantarme para que lo hagan de forma segura. -Mencionó la rubia. —¿Estás bien Rayito?¿Puedes caminar de forma correcta?
Denki abrió sus ojos sorprendido y finalmente fue a refugiarse detrás de su madre, quien miraba algunos vestidos y era ajena a aquella conversación.
Mei y Naomi se apuntaban el cuello de forma extraña mientras el rubio las miraba confundido.
—Ay hijos míos... Un poco de disimulo pido, Denki, no tapas te correctamente tus marcas y las puedo ver claramente. -Murmuró su madre sin apartar la vista de aquel vestido color rosa pastel que aún no la convencía del todo, Hikari suspiró. —En la semana debemos invitar a Hitoshi, después de todo deben decirme algo ¿No es así? -La mujer alzó su visita e hizo contacto visual con su hijo.
Denki se sonrojó avergonzado y asintió tímidamente.
Naomi se colocó frente a él mientras sostenía un llamativo traje naranja.
—Pruebas éste Rayito, es de tu estilo. -Le dijo su hermana.
El rubio frunció el ceño y sus ojos de toparon con el precio de aquel atuendo.
Tragó saliva.
—¿E-Ese es el precio del traje? -Preguntó sorprendido.
Mei lo observó extrañada y se acercó para revisar la etiqueta, la rubia rodó sus ojos y colocó sus manos en las caderas, haciendo una pose de superheroína.
—Rayito, ésto lo pagaré yo, la jefa de una compañía en ascenso. -Denki la miró dudoso y Mei le devolvió la mirada con seguridad. —Ve a probartelo, ahora.
El rubio bufó e hizo caso.
Luego de un rato todos tenían el atuendo perfecto.
Denki no podía creer que hubiesen armado tanto escándalo por una cena con Erik en algún restaurante de precios exorbitantes.
Hitoshi se sentía completamente nervioso y Shota lo había notado.
—¿Estás nervioso por la cena de hoy? O tal vez... ¿Porque Hizashi y yo descubrimos las marcas en el cuello de Kaminari? -Shinsou alzó su rostro completamente sonrojado y Aizawa sonrió con malicia. —Ese chico incluso llevaba tu camisa, de verdad son unos... -Suspiró.
El pelimorado bufó divertido.
—Vamos, que yo nunca te dije nada cuando venías a visitarme y tenías marcas... Yo era un niño sabes... -El pelinegro abrió la boca sorprendido. —Por supuesto que las iba a notar papá, tampoco te esforzabas mucho en ocultarlas.
Shota rió por lo bajo y despeinó aún más los cabellos de su hijo.
—Nunca pensé que llegaríamos a tener una charla como ésta, algo me dice que debemos tener esa charla. -Mencionó despreocupado el mayor.
Hitoshi hizo una mueca.
—¿Es realmente necesario? Ya vimos de eso en el instituto... -Mencionó, tratando de evitar hablar al respecto.
Aizawa se cruzó de brazos y lo miró mientras enarcaba una ceja.
—¿Recuerdas que yo trabajo ahí no? Sé perfectamente que la charla únicamente se orientó en las relaciones heterosexuales, algo que no sirve de mucho en su clase ya que muchos... Como sea. -Respondió divertido.
Shinsou bufó.
Ya no había escapatoria.
—¡Llegamos! -Exclamó una voz aniñada, Eri ingresó a la sala con chocolates. —¡Papá compro ésto para todos!
La pequeña repartió los chocolates con su padre y su hermano mientras Mic ingresaba con la bolsa de compras que contenía el almuerzo de ese día, Aizawa le dió una mirada severa a su esposo.
—¿Le compraste chocolates? -Le preguntó seriamente.
Hizashi se encogió de hombros y rió.
—Es que ella insistió. -Se justificó.
La susodicha, que intentaba abrir el envoltorio con los dientes, le dió una mirada cargada de indignación a su padre.
—¡Pero si tú insististe en llevarlos papá! Yo te dije que papi no quiere que comamos chocolate antes del almuerzo y tú dijiste que no le hagamos caso. -Explicó la niña.
Hitoshi intentó contener su carcajada pero no fue posible.
Shota enarcó una ceja y se cruzó de brazos mirando atentamente a su esposo, quien comenzaba a ponerse nervioso.
—Eri cariño... ¿Por qué mejor no vas a jugar a tu cuarto? -Sugirió Hizashi.
La niña asintió alegremente hacia tal idea y corrió a buscar a Mighty para llevarlo con ella.
—¿Tienes algo para decir? Tal vez quieras defenderte. -Le dijo Aizawa con una calma escalofriante.
Mic sonrió inocentemente.
—¿Ya hablaste con Hitoshi respecto a las marcas? -Preguntó fingiendo mucha preocupación.
Shinsou abrió su boca ofendido.
Su padre lo había vendido para salvar su pellejo.
Aizawa recordó la conversación que minutos antes había tenido con su hijo y sonrió.
—Oh por supuesto que hablamos, Mic, debemos darle la charla. -Dijo el mayor.
Hizashi también sonrió y se sentó al lado de Hitoshi.
Tal vez era un sillón de tres cuerpos pero Shinsou se sentía acorralado entre sus dos padres.
Mic frotó sus manos y se giró sonriente hacia el menor.
—Verás Hitoshi, cuando dos chicos sienten atracción....
Denki suspiró.
—En cinco minutos.
Naomi gruñó como cual perro y aporreó la puerta.
—¡Vamos Rayito sólo faltas tú! -Exclamó la pelinegra.
El de ojos dorados bufó y se colocó un anillo bastante conocido en su dedo anular.
—¡Ya salgo maldita bestia deja de respirar tan fuerte! -Se quejó el menor de los Kaminari mientras abría la puerta para encontrarse a Naomi de brazos cruzados.
La joven llevaba un vestido plateado que parecía brillar, era ajustado y bastante corto, dos tajos en la cintura le agregaban más sensualidad.
Denki enarcó una ceja.
—¿Y el vestido negro que mamá te compró? -Preguntó curioso.
La pelinegra se encogió de hombros.
—Éste pequeño estaba en mi armario y rogaba por salir. -Explicó.
Los dos bajaron las escaleras donde su madre y su hermana mayor los esperaban.
Hikari llevaba un largo vestido de un dorado precioso, un maquillaje leve y su característica sonrisa encantadora.
Mei llevaba un traje negro, su saco estaba abierto y mostraba un bellísimo corsé color hueso, su rubio cabello trenzado y joyas complementarias la hacían ver aún más preciosa.
—¡Rayito estás para comerte! -Le dijo su hermana mayor mientras lo abrazaba con fuerza.
Denki apenas pudo escapar del asfixiante cariño de Mei, pero cuando lo hizo su madre le sonreía dulcemente.
—Es verdad que estás muy guapo hijo. -Hikari le arregló el traje a su hijo menor y sonrió.
Los ojos dorados del rubio brillaron con amor y ternura.
—¿Tú crees mami? Yo pienso que le hace ver gordo. -Respondió mientras daba una vuelta.
Naomi puso una mano en su mentón y finalmente asintió.
—Aquí lo único gordo es tu trasero, pásame tu rutina de gimnasio que yo también lo quiero así.
Mei soltó una carcajada y Hikari bufó ante las ocurrencias de su hija.
Finalmente los cuatro se subieron al auto de Mei quien condujo hacia el restaurante en el que se encontrarían con Erik.
Denki observaba maravillado la recepción de aquel extravagante restaurante francés.
La joven de la recepción les sonrió.
—¿Tienen reservación? -Preguntó.
Un hombre apareció detrás de ella, era alto y fornido, de ojos negros y penetrantes, cabellera azabache y sonrisa atractiva.
—Ellos vienen conmigo. -Le dijo con voz amable. —Hikari, que bueno que hayan venido.
Tal vez fue Denki el que tragó saliva, o Mei, mientras que Naomi suspiraba.... Tal vez los tres lo hicieron.
Los cinco se sentaron y ojearon el menú para ordenar los platillos que se veían más apetitosos.
Erik miró a Mei e inspiró hondo antes de hablar.
—Sé que la condiciones en que me conociste no fueron óptimas pero quiero que sepas, que los tres sepan, que yo voy en serio con su madre. -Les dijo con tranquilidad. —Yo tengo una empresa en ascenso y hace unos meses adquirí la repostería en la que su madre trabaja, ahí la conocí y quedé deslumbrado, es una persona alegre y maravillosa pero por más que intenté no pude hablar correctamente con ella, así fue hasta hace aproximadamente un mes cuando su madre me mandó mensaje o más bien... Ustedes me enviaron un mensaje. -Los tres sonrieron inocentemente. —Allí pude conocer mejor a Hikari y quedé aún más encantado con su persona, gracias por darme ésta oportunidad.
Mei sonrió.
—Gracias a usted por hacer feliz a mi madre, por lo que vemos usted es una buena persona Erik. -Le dijo la mayor de lo Kaminari.
Denki y Naomi asintieron dándole la razón a la rubia.
—Pero no olvide señor Erik, llega a hacerle daño a mi amada madre y conocerá mi lado malo. -Agregó Naomi.
Erik rió con nerviosismo.
—No le haré daño, se los prometo. -Dijo el azabache con una mano en el pecho.
Denki sonrió en aceptación.
—Cuide bien a mi mami querida. -Le dijo el rubio de ojos dorados.
Erik asintió y todo comenzó a transcurrir con tranquilidad, estaban pidiendo el postre cuando Denki abrió sus ojos y finalmente sonrió.
—Disculpen, voy al baño. -Les dijo ante de acomodar su traje y levantarse para irse con calma.
Naomi enarcó una ceja y Mei bufó.
—Adolescentes... -Murmuró mientras llevaba la copa de vino a sus labios.
Hitoshi sintió como sus manos temblaron ligeramente mientras su padre estacionaba el auto.
—¿No quieres que entre contigo? -Preguntó Shota.
Shinsou negó con la cabeza.
—Está bien, iré sólo, gracias por traerme papá. -Respondió con una sonrisa antes de bajar del auto.
Aizawa esperó hasta que su hijo atravesara aquella puerta antes de emprender el camino a casa.
Shinsou ingresó y se encontró con una sonriente recepcionista.
—¿Tiene usted reservación? -Preguntó.
Hitoshi hizo una mueca.
—Soy el invitado de Shinsou Azami. -Le dijo.
Esperaba haber pronunciado bien el nombre de su abuela.
La recepcionista miró algo en la pantalla frente a ella y asintió.
—Aquí está, la señora Azami y el señor Takao lo esperan, acompañeme a los cuartos VIP.
La joven salió de detrás del mostrador y atravesaron el restaurante que ya se encontraba bastante concurrido, doblaron en un pasillo y pasaron a través de algunas puertas antes de detenerse frente a una que llevaba inscripta la palabra Royal.
—Disfrute su velada señor Hitoshi. -La empleada hizo una pequeña reverencia y se retiró con rapidez, haciendo resonar sus tacos en aquel pasillo.
Hitoshi observaba aquella puerta como intentando descifrarla, comenzaba a arrepentirse de no haberle dicho nada a Denki.
Inspiró hondo antes de extender su mano y tocar con sus dedos el frío picaporte, reunió el valor suficiente y abrió aquella puerta.
La habitación era amplia y cualquier rincón de ella gritaba lujo el dorado y el plata se entremezclaban a la perfección dándole elegancia y poder.
Una mesa se encontraba en el centro, en la cabecera a se encontraba una mujer anciana que le daba la espalda.
La otra persona, un anciano de sonrisa carismática, que se encontraba en el otro extremo de la mesa, fue el primero en verlo.
—Vaya... Tú debes ser Hitoshi, tienes bastante parecido con Mizuki. -Mencionó sonriente.
La mujer se tensó y se giró con lentitud, Azami y Hitoshi se miraron por primera vez después de diez largos años.
—Hitoshi...
La anciana se levantó de su asiento y se acercó dispuesto a abrazarlo, el pelimorado hizo una mueca y se apartó con poco disimulo, se vió el dolor en los ojos de Azami por lo que Hitoshi puso una mano en su nuca, un tanto incómodo, y se dispuso a hablar.
—Lo siento pero yo... No es fácil, espero que entienda. -Murmuró un tanto avergonzado.
La anciana tragó saliva y asintió.
—Por supuesto que entiendo yo... -La mujer ladeó un poco su cabeza, pensando en que decir. —Siéntate por favor.
El adolescente asintió y se acomodó en una de las sillas.
—Bueno... Ha pasado un tiempo... -Dijo con una sonrisa incómoda. —Tal vez no te acuerdes de él pero es mi hermano, Takao.
El hombre asintió en dirección del pelimorado.
—Has crecido bien niño, hace muchos años yo podía cargarse en mis brazos... Ahora yo dudo que eso sea posible. -Comentó con una sonrisa.
Hitoshi rió por lo bajo.
—Ya hemos ordenado, espero que no te moleste, de todas formas si no te gusta podem...
—¿Por qué? -Preguntó Hitoshi de repente. —¿Por qué tardaste tanto tiempo en contactarme?
La mujer abrió sus ojos sorprendida y luego bajó la mirada, apenada.
—Fui tan tonta... -Murmuró con voz quebrada. —Me cegué por los prejuicios que han alimentado a ésta familia por años, que la han... -Le dirigió una mirada a su hermano. —Perjudicado... Me aferré a las ideas arcaicas con las que me criaron y dejé de lado tu madre, mi hija... -Unas lágrimas se escaparon de los ojos de Azami. —La dejé sóla y desamparada e incluso me perdí momentos muy importantes en tu vida... Cada vez que nos reconciliabamos en lo único que podía pensar era en que ella y yo no podíamos pertenecer a la misma familia, ella era una brillante y cálida luz que permaneciera a mi lado... No iba a ser de mucha ayuda. -Inspiró hondo antes de seguir hablando. —Me dejé llevar por malas lenguas y abandoné a mi pequeña en reiteradas ocasiones, aquella última vez... Oh dios, fue la última vez que la ví, ella lloraba por mi desprecio y yo simplemente... -Sollozó y tapó su rostro. —Nunca me lo perdoné... Jamás lo haré, mi pequeña Mizuki fue lo único bueno que hice en ésta vida y no lo supe valorar, incluso quise obligarla a casarse...
Hitoshi sabía de eso, Azami no había aprobado la relación de Shota y Mizuki ya que ella le había arreglado un matrimonio con el heredero de una importante corporación.
Los matrimonios arreglados eran comunes en su familia, incluso Mizuki era hija del matrimonio arreglado de Azami.
—Hice muchas cosas mal y cuando Mizuki falleció... -Hitoshi sintió un nudo en su garganta. —Yo simplemente me perdí, abandoné todo, a mi esposo, la empresa y cualquier relación con el mundo exterior, no asistí a su funeral porque tenía mucha vergüenza de mi misma, fui una persona horrible. -Azami limpió sus lágrimas y alzó su cabeza. —En ese momento Takao apareció, él se había distanciado de la familia hace ocho años, volvió y me ayudó a recuperarme, me hizo dar cuenta de lo mal que estuve y de lo horrible que eran los prejuicios que tenía... Abrió mis ojos, tardé dos años en salir de la depresión en la que había entrado, estoy yendo a terapia y durante una de mis sesiones lo decidí... Quiero conocerte más Hitoshi, eres mi nieto y... Sé que no debes tener buenos pensamientos sobre mi, sólo has visto mi lado malo pero por favor te ruego... Dame una oportunidad.
Holis
Desde ya pido disculpas pq no pude editar el cap y capaz tenga algunos errores, pero mirándole el lado bueno,,, SE ME FUE EL BLOQUEO DE ESCRITOR EAEAEA
ay me pone mal estar cada vez más cerca del final... Éste fic es mi protegido, le tengo mucho cariño ;(
Pero bueno, todo lo bueno llega a su fin.
Ay perdonen pero tengo mucho sueño así que ya me voy
Besitos, Darkness
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